El queso de Xavier
Las vergas perfectas para una boca y un culo desesperado. Cuando la calentura te domina y solo quieres saciar la sed. Historias
Siempre he pensado en la inocencia que muchos guardan con celo y es que en el siglo 21 todavía hay muchos que no se abren a explorar algo tan especial como lo es el sexo. Estas historias son todo lo contrario a la virginidad que para muchos sigue en una cofre en el fondo del mar y vigilados por tiburones asesinos jaja.
El queso de Xavier
De esas veces que se esta caliente y lo que antes eran carajos atractivos caminando por la calle ahora son dioses del sexo. Estoy necesitando a alguien urgentemente que sacie lo que estoy sintiendo, las miradas ya no son tan recatadas, lanzarse a cualquiera se ha vuelto común estos días pero en esta ciudad todos se han puesto de acuerdo para dejarme sin mi ración de…
Desde la primera vez que tuve sexo no he podido dejar de pensar en un guevo que me de placer por las puertas de atrás. Nunca he tenido una relación estable ya que no puedo permitírmelo, mi lema es “Estar con uno solo es desaprovechar el mundo”, reconozco que a veces soy muy puta pero es que no puedo controlarme, soy así.
Mi nombre es Xavier y tengo 26 años en la actualidad. Soy bastante alto desde muy joven practique básquet permitiéndome tener una altura de 1.80 m y un cuerpo bastante marcado.
Mi amigo Luis me convenció y ayudo a escribir estas pequeñas historias que marcaron mi vida y que según él, excitarían a más de uno. Eso espero.
Uno de los momentos más excitante de mi vida fue a los 17 años cuando sentado en un banco esperando un autobús y fumándome un cigarro, un carajo como de 25 años vestido de militar y con un gran bolso se sienta a mi lado y me queda viendo con una cara que en aquel momento me asusto.
-¿Cuántos años tienes?- pregunto con una voz bastante seria.
-20-Respondi sin mucha seguridad.
-Es enserio, ¿Cuántos tienes?-Volvió a decir con voz mas fuerte.
No le respondí, la primera impresión dio paso a una pequeña arrechera ya que esa forma de hablarme no se la aguantaba ni a mi papá.
En vista de mi forma de actuar, llevo su mano con total agilidad al cigarro que estaba en mi mano, haciendo que se cayera, se levanto en un segundo y después sus botas resonaron por toda el área. Había hecho migajas el cigarro.
-¡mamaguevo!-le llame con todas las ganas.
-¿Qué dijiste carajito?-dijo el militar-¿Es qué acaso en tu casa no enseñaron a comportarte?-
Di una mirada a mí alrededor pero a esa hora de la tarde muy pocas personas pasaban por aquel sitio, solo algunos carros, y pasaban muy rápido.
Yo aun sentado en el banco no podía mantener la mirada fija con la suya, pero algo ocurrió, no se si a muchos le pasa esto o solo es a mi pero por casualidad pase la vista por su paquete que estaba a mi altura y desde allí es como si no pudiera controlarme. Ese paquete que estaba bajo aquella tela verde y que se notaba prominente tenía un imán, no podía despegar la vista. ¡Maldita sea!.
Pasaron unos segundos que fueron para mi eternos ya que podía ver a cualquier lado pero siempre terminaba en aquel punto y lo peor fue que él se dio cuenta.
Yo me levante para alejarme de aquel carajo, las hormonas me jugaron feo. Quería salir corriendo de allí y cuando lo intente su gruesa y poderosa mano me agarro por mi camisa y me volvió a sentar de nuevo como un juguete en el banco.
-No te vas de aquí- soltó una carcajada.
Yo estaba nervioso, si bien ya había tenido relaciones, este carajo me causo algo tan intenso que termino por intimidarme. Cuando iba a verle la cara es como si una fuerza me empujara a ver a aquel paquete.
-Hablemos chamito-dijo el militar relajado -Disculpa mi actitud pero es que no entiendo como alguien tan joven puede fumar así y en la calle. Soy Gilberto y hoy salí de permiso. ¿Cuántos años tienes?-
-18-apenas se escucho mi voz y mi vista estaba en el techo de una casa lejana.
-Yo tengo 26 chamitos y ¿Cómo te llamas?-
-ehmn Miguel-Más que decir, lo que hice fue vomitar lo dicho.
Gilberto había puesto sus fuertes brazos en el espaldar, abriéndolos y notándose toda su musculatura. Yo no seguía nada sereno, en realidad me estaba excitando ese maldito, mi preocupación aumento cuando relajándose por completo abrió su piernas mostrándome más.
Yo sabia que me notaba estresado, no podía dejar de pasar mi mano por mi pelo y cara, ¿qué me esta pasando?. El tic en mi pierna se hizo más potente. Una capa de sudor se estaba asomando. Diosss.
El me hablaba sobre como era toda su vida militar y yo no lo oía solo prestaba atención a mi pelea interna.
-Chamito parame bolas-dijo riéndose, me había preguntado algo y yo no había respondido.
-¿Ah? Disculpa-respondí, todo caído de la mata.
-Te propongo algo, no te voy a obligar tu solo me dices si o no, ¿Te parece?.
-Dime-Apenas se pudo escuchar mi voz.
-¿quieres mamármela?- dijo esto muy suave, apenas lo escuche.
-¿Cómo?- Yo lo había escuchado pero la impresión me había dejado mal.
-¿quieres mamármela?-Repitió el militar-Conozco un sitio por aquí cerca, ¿si o si?-dijo soltando una pequeña risa.
Los nervios que tenían no eran comparados con las ganas de hacer algo con este carajo. En realidad fue algo mas complicado quería pero no quería o no podía, en realidad estaba hecho mierda internamente pero aun así asentí y a los pocos segundos estaba persiguiéndolo. En menos de 5 minutos estábamos en un parque cercano.
Nos fuimos a la parte final del parque cerca de la segunda entrada, donde una colina y algunos arboles hacían para nosotros el lugar perfecto.
Aquel musculoso militar estaba frente a mí, la piel de su cara un poco roja por el sol y una sonrisa de chico malo esperando que todo sucediera.
Ocultos por los arboles, me arrodille delante de aquel militar que era un poco mas bajo que yo, pegué mi cabeza de aquel bulto que olía a macho y que ya estaba medio duro.
Por encima de la tela, acaricie aquel miembro con mi mano y luego le deje el trabajo a mi boca dejando marcada mi saliva en la tela con mis chupadas y leves mordidas.
Empecé a desabrochar el pantalón pero...
-No me desabroches, quiero que salga todo por la cremallera-.
Como pude y ayudado un poco por él, saque su verga y sus bolas que se mostraban imponentes. Ya estábamos en confianza.
Una verga peluda y bastante gruesa que todavía miraba hacia abajo pero que ya estaba levantándose. El tronco era rosado, con mi mano lleve hacia atrás su pellejo sacando de aquel escondite una cabeza roja como una chupeta, se veía demasiado provocativa.
Su olor era fuerte y el tamaño preciso para gozarla completamente por la boca. Mi lengua tocó su cabeza sintiendo ese sabor característico que me gusta de las vergas. Luego me fui a sus bolas que descansaban pegadas a su pantalón y que eran bastantes grandes, las chupé sin miedo. Un sabor salado y a macho me volvieron loco, dejándolas totalmente llenas de saliva.
Con sus grandes manos me agarro la cabeza y me la coloco en su verga que ya parecía un asta y que estaba adornada con una gota de presemen que no dude en saborearla para luego jugar con mi lengua por toda su cabeza.
Su cara era un poema. Esto solo era el comienzo, me metí media verga en mi boca mientras mis manos acariciaban sus bolas grandes y peludas. No quería perderme mas aquel postre y me deje de juegos, toda su verga entró, chocando con mi garganta y abriéndose paso.
La sacaba y metía de mi boca lentamente, luego iba a sus bolas a lamerlas de nuevos y subía con mi lengua acariciando el camino hasta su glande donde de nuevo volvía a metérmela entera aunque lentamente.
Sus manos gigantes tomaron el control, halándome el pelo hizo que mi boca quedara a total disponibilidad, iba y venia y mis babas bañaban su pantalón pero el no había notado eso, solo iba y venia al ritmo que el quería, lo mas rápido posible. Su cara estaba roja como un tomate.
Mis ojos llorosos siempre estuvieron centrados en aquel hombre que me había causado tan lujuriosos impulsos. Gozaba con aquellos sabores y con aquella sensación de complacencia que me provocaba el musculoso militar, cada vez me ponía mas caliente.
Aprovechando que no quería terminar me cedió el turno para que yo controlara la mamada de nuevo, aquella verga venosa había salido completamente brillante de mi boca y más dura que nunca.
Desabroché su pantalón, liberé aquellas bolas peludas por completo provocando que salivara mucho más, las repasaba una y otra vez con mi lengua dejándolas totalmente mojadas, las chupe llegando a meterme las dos en las boca pero me canse de ellas yo lo que quería era tragarme ese pipe y sacarle toda la leche.
Tomé con mi mano su verga y con total confianza mis labios y lengua se adueñaron de aquel palo, bajando y subiendo hasta que estuviera completamente en mi boca pero el agarró mi cabeza de nuevo queriendo tomar el control pero no le deje, ahora quería hacer esto a mi manera.
Su cara demostró que aquello lo excitaba más pero no fue cuando me metí de repente aquel guevo hasta la pata con violencia, que su cara y su respiración dejaron en descubierto lo tanto que le estaba gustando aquello. Provocado todo esto en el militar, mis ganas de volverme una perra se desataron, colocando cada una de mis manos en sus duras y fuertes nalgas. Comencé a tragarme toda esa verga completa sacando lo que podía de lengua a veces para lamer sus bolas.
-Afff vamos así afff vamos.
Cuando llegaba a tenerla toda en mi boca me apretaba contra él notando las reacciones por la mamada, una y otra vez me la tragaba con maestría no en vano pasaron esos 3 años mamando guevos.
Sus manos agarraron con verdadera fuerza mi cabeza y con un aullido, soltó toda su espesa y caliente leche en mi garganta, quedándome sin aire hasta que por fin me soltó y me desplome contra la hierba con la respiración agitada de tan excitante experiencia.
Desde aquella vez los militares me ponen mas caliente de lo normal.
Otra experiencia que tuve fue con dos panas con los que todavía tengo contacto.
A los 21 años en la casa de un amigo llamado Claudio, en plena fiesta conocí a Pablo, un chico de 23 años con pinta de vicioso. A las tres de la mañana cuando todos en la fiesta estaban hasta la madre de alcohol, drogas y sexo. Borracho como estaba Pablo me invito a pasarla bien con él y un amigo.
La paciencia no es lo de nosotros y menos aun la prudencia. Mientras todavía su amigo manejaba la camioneta buscando algún sitio, yo en la parte de atrás ya estaba desnudo mostrando mis nalgas blancas que sonaban por las palmadas que le daba Pablo, yo subía y bajaba aquella verga de 20 cm que me hacia gritar y querer más. No era la primera verga de la noche aunque si la mas grande.
Sus manos agarradas de mis nalgas me llevaban a tragarme hasta donde se podía aquella verga y su amigo quien era el más extrovertido de los dos gritaba:
-¡¡Vamos!!! ¡¡¡Así perra!!! Ese guevo es todo tuyo
Volteándome y agarrado de los asientos de adelante dejaba caer mi culo sobre un Pablo que ya no era el chamo encantador de la fiesta sino un macho que quería disfrutar de mi fácil y sediento culo.
Mis piernas totalmente abiertas dejándole un hermoso paisaje al amigo de Pablo, yo perdido en la sensación de esa verga que me penetraba tan rico mientras mi espalda y mis pezones eran tratados con total dureza, mordisco, chupadas y pellizcos que junto a esa verga me llevaban al cielo.
-Te están dando sabroso así es como se le da pipe a un perra-Decía Marcos.
Cruzó sus brazos por mis costillas acomodándose para darme de una manera brutal. Subía sus caderas de tal forma que sentía desmayarme de tanto placer, aquellos movimientos eran indetenibles y yo no hacia más que pedir más con los ojos cerrados.
Fue un largo rato el que paso Pablo dándome guevo por todos lados y aun no terminaba, su amigo reclamo mi culo para él ahora, un trigueño de ojos bonitos, me tenía desnudo pegado contra el carro en medio de un terreno desconocido para mi, hace rato había perdido la cabeza.
Me estaba moliendo a verga, me estaba partiendo el culo. Mis gritos no bajaron de volumen ahora que estábamos fuera de la camioneta y con esta verga gritaba cada vez más duro. Ese trigueño me cogió como un animal, cada una de las barbaridades que me decía mientras Pablo me cogía las cumplió.
Pablo dentro de la camioneta con la puerta abierta y desnudo de la cintura para abajo se quedo sentado en el asiento, gozando de mi mamada mientras su amigo agarrado de mi cintura me cogía dejándole el camino abierto a que Pablo disfrutara de cada golpe que su amigo daba con la cadera. Luego cambiaron de posición cosa que me preocupo ya que la verga del trigueño es más larga y gruesa que la de Pablo.
Pablo con sus movimientos diabólicos no me dio tregua, yo solo era un juguete para disfrutar y más nada. Estos amigos me estaban utilizando a como les daba la gana.
El trigueño se canso de las rápidas embestidas de Pablo que no dejaban disfrutar de mi boca y me agarro de los pelos, haciéndome tragar casi entera toda esa espada de carne. En más de una oportunidad estuve apunto de devolver todo el alcohol que había tomado esa noche pero a él no le importó.
Al rato quede a disposición de Pablo quien me dijo que me colocara con el pecho apoyado del asiento de la camioneta. No se cuanto tiempo estuve recibiendo de uno y otro, lo que si sé es que termine con el culo lleno de leche de los dos.
Desde aquella vez no hemos tenido la oportunidad pero cuando lo veo literalmente me da picazón de...
Algunas veces tienes la convicción de algo, luego te pasa como a mi, ese algo te supera y te deja el culo inutilizable.
A los 22 años, en uno de los baños del centro comercial Marina Plaza, las cabinas estaban ocupadas así que estuve obligado a hacerlo en los urinarios cosa que no me gusta, ya que me cuesta relajarme y no puedo orinar como dios manda, mi sorpresa fue que no me había dado cuenta de aquel espécimen que tenia al lado.
Un negro más alto que yo y cabe destacar que soy bastante alto, con unos brazos que si me llegaban a tocar de seguro me dejaban en coma, ojos negros, dientes Max White y de ese tipo de piel como dicen los viejos un negro morao. Por impulso al ver aquel hombre, baje mi mirada logrando captar una de las imágenes más excitante y que en mi vida creó tanto pero tanto morbo, eso no era una verga, eso era una morcilla casi con un grosor y largo impresionante que agarrado por una gran mano botaba aquel chorro de meado, mierrrr fue lo que pude decir para mis adentros.
Mi sorpresa no paso desapercibida, y al reaccionar de lo que esto podría implicarme, sin sacudírmela ni lavarme las manos trate de huir del baño pero una mano me agarro por la camisa dejándome inmovilizado. ¿Deja vu?.
El ambiente se puso tenso y viendo por el espejo que ese negrote no había guardado aquella manguera, pasaron unos segundos eternos, después acerco su boca a mi oído y con voz baja y gruesa.
-Si quieres gozar de este regalo espérame en las escaleras que van al estacionamiento en media hora.
Otro señor que estaba allí nos quedo viendo, en eso me soltó y yo con el corazón todavía latiendo a toda maquina camine lo más rápido posible. Fui a buscar a mis amigos que estaban en la feria, todavía frio de la impresión me tome un refresco completo.
Si lo hubiese pensado no habría bajado. Cambie a mis amigos por una tremenda verga ¡Dios que verga!.
Una hora más tarde, estaba en casa de aquel negro enorme, de coco rapado, de no mas de 40 años quien se llamaba Rafael, sintiendo como esa verga se restregaba en mi culo. Sus labios gruesos besaban mi cuello y como mi cuerpo era desnudado por sus manos gigantes. Más directo imposible.
Todo en él era versión XXL, su verga medio dormida era increíble cosa que me embobaba, apenas podía cerrar mi mano sobre ese monstruo. Sus bolas eran lo más impresionante -un guevo de burro- pensé.
-Este juguete es para que lo mames no para que lo midas- me dijo con una voz que retumbo en la habitación acompañada de una sonrisa.
Se coloco boca arriba en la cama y con las manos detrás de su cabeza me dejo que lo complaciera como quisiera.
Allí estaba frente a mí una verga de casi 26 centímetros muy gruesa y que todavía no estaba despierta del todo, sus venas eran gruesas y un glande morado.
El primer saludo siempre lo hago con mi lengua en la punta del guevo, cosa que hice con aquella morcilla. Su sabor era penetrante más no desagradable cosa que no me decepciono de este macho. Mi lengua bajo al frenillo donde siguió un viaje por el glande donde ni un milímetro quedo olvidado, luego seguí el camino bajando hasta las bolas donde las chupe con ganas si de algo estaba seguro es que disfrutaría. Repetí esto varias veces trayendo buenos resultados.
En menos de lo que creí las lamidas y chupones pusieron a la bestia firme, ya estaba totalmente lista para que le demostrara mis verdaderas virtudes.
Coloque la cabeza de esa verga en la punta de mi lengua y de ahí fui guiándola lentamente, metí un trozo adentro, la saque y esparcí mi saliva por toda aquella espada, repetí esto una y otra vez dejándola brillosa, quería disfrutar cada centímetro.
Unos minutos después ya la suerte estaba echada, tomé esa verga y la engullí hasta donde pude, me quede unos segundos y viendo como el dueño de este monstruo tenia la boca abierta del placer, me la saque lanzándole una gran sonrisa.
-¡Trágate esa verga como tu solo sabes! ¡¡¡¡Vamos!!!!
Alzo mi cuerpo como si no fuera nada y me coloco en posición de 69, su verga quedó en mi boca de nuevo recibiendo mis caricias, y mi culo quedo a disposición de su boca lo que él aprovecho para empezar a meter un dedo, al comienzo fue rico como aquello lleno de saliva entraba y salía de mi hoyito, el segundo ya me tenia al borde de tanto placer y el tercero entro con la ayuda de alguna crema. Ese mete y saca lento con sus dedos eran como una verga real las dimensiones de aquellos dedos no eran normales como su dueño.
Cambió de nuevo y se sentó en la cama dejando sus pies en el piso y yo arrodillado frente a él. Tomé su verga y abriendo la boca a donde podía me la trague haciéndolo gemir.
-Como me gusta tu boquita mamona.
Sus bolas estaban bañadas de saliva, mas brillosa no podían estar así que me fui de nuevo a aquella verga dura y caliente que gozaba con mi caricias.
El tomo mi cabeza con sus dos manos y comenzó a subir y a bajar cada vez más rápido, al rato mis babas bañaban la cama y quedaba los vellos negros de su pubis enchumbado. Su cabeza recibía trato especial de mi lengua haciéndolo reaccionar de tantas caricias con mi boca.
De repente se levanto -Acuéstate en la cama y deja la cabeza a la orilla-dijo esto totalmente divertido.
Me alzo de nuevo consiguiendo la posición de su gusto. Mi cabeza quedo boca arriba y viendo directamente a su verga que estaba a menos de 10 centímetros de mi.
-Abre- dijo dándome dos cachetadas. Y así fue como introdujo aquel pedazo de chorizo a mi boca. Lo probé con gula, el sabia que me encantaba y no desaprovecho para hundirlo hasta lo mas hondo.
Sentía como entraba y salía atravesando mi garganta y de vez en cuando provocándome unas fuertes arcadas pero el apenas me dejaba descansar paraba unos pocos segundos y la volvía a meter hasta que sentía sus grandes y peludos guevos que acariciaban desde mi nariz hasta la frente.
Fue tan fuerte que en un momento no pude aguantar más y el refresco que me había tomado hace un rato salió, bañando mi cara y el piso de su cuarto pero no le importó, la saco por poco tiempo para dejarme descansar y luego la volvió meter hasta lo mas profundo. Aunque no lo podía ver yo se que debía tener una sonrisa de oreja a oreja y así estuvimos unos cuanto minutos.
El paso su mano por toda mi cara sacando la cantidad de babas y vomito que habían en ella, permitiendo que pudiera abrir los ojos.
-Ahora quiero mi guevo en tu culo- dijo.
Agarrando valentía me levante, el se acostó boca arriba y yo abrí mis piernas quedando frente a ese machote, mi culo encima de su verga recibiendo lubricante y dedo, lo cabalgaré.
Su cabeza morada quedo en la entrada de mi culo, la restregué varias veces y luego la puse donde era, fui bajando hasta que -¡¡¡ouch!!! Aaaffff-. La verga era muy gruesa para mi culo, saque lo poco que había entrado para echar más lubricante e intente de nuevo. Nada más la cabeza había entrado y con bastante dolor, era mucho mas gruesa que el tronco y así como estaba me mantuve por unos segundos.
-Affffff- cerré los ojos y empuje un poco más. Rafael veía como quería metérmela toda pero no podía, cosa que aprovecho para levantar unos milímetros su cintura.
-Assmmmmnn
-Tienes que metértela enterita por el culo machito, si pudiste tragártela casi toda por la boca, con el culo puedes hacer más, con calma para que te entre toda.
-Aymnn jaff
-Quédate así ya veras que te va a entrar todita.
Baje lentamente, sintiendo como cada vena y cada curvatura iba abriéndose paso por las paredes de mi culo. Nunca me había sentido tan abierto y él lo sabia.
Mis gotas de sudor recorrían desde mi frente hasta mi abdomen, las gotas de mi cuello acariciaban mi espalda llegando a perderse entre la raja de mi culo y pasando a la verga de aquel macho.
Con grandes esfuerzos unos cuantos minutos después me pude sentar. 26 centímetros de verga estaban abriéndome las paredes del ano y yo sentía como casi me desmayaba de tanta verga, primera vez que me sentía realmente lleno, cada pulsación, cada movimiento lo sentía. Y la cara de vicioso de aquel macho con aquella sonrisita me hacia querer más esto, sabia que lo estaba matando con un culo tan apretado en su verga.
Empecé a subir lentamente pero esto era demasiado para mi, las manos de Rafael se colocaron en cada uno de mis mulos y empezaron a ayudar para que subiera, acción que me ayudo con unos pocos centímetros una y otra vez. Con mis manos en su pecho empecé a moverme a un ritmo más rápido.
-Mierdaaa eres un puto caballo-le decía. Él me lanzo una de sus sonrisas picaras.
Yo sentía como esa verga tocaba, estimulaba y creaba sensaciones que ahora estaban al máximo y mi verga que al principio estaba dormida ahora estaba totalmente parada y botando precum.
Mi excitación subió cuando mi culo se termino de acostumbrar, y la verga de Rafael empezó a subir y bajar casi completa pero de forma lenta llevándome al cielo.
-Affaafff ammm aaffmm
Mi verga se mantenía dura y sabia que si la tocaba acabaría de inmediato así que me abstuve.
De tanto placer y sudor de ambos, me empalaba una y otra vez, yo casi muriendo del gusto quede con mi cara en su pecho cosa que aprovecho para comenzar a embestirme de una forma brutal al levantar sus caderas.
Plasss plass plass -AAAHHHH afffff jaaa mmm haaaa mas lento jaaa mas lento por… afff-Era lo único que se escuchaba en aquella habitación.
Con los ojos cerrados, sentía los rápidos latidos de su corazón y el sudor que nos bañaba a los dos además de cómo esa enorme verga se abría paso dentro de mi culo mientras con mis manos apretaba las sabanas de la cama.
-AMMM amm ammmm
-Quédate quieto que ahora es que esto esta comenzando, yo se que te esta gustando.
-Aff ammmnn aff
Con un ritmo feroz siguió dándome por varios minutos y yo seguía en un estado en el que era tanto placer que no podía más que sentir como mi culo era penetrado. El puto universo centrado en mi culo y en aquella verga que entraba y salía como le daba la gana, haciéndome sentir como pocas veces había sentido.
En cuatro patas sabia que venia lo bueno, tomando valor espere que terminara de pasar su verga por mi raja y volviera a echar más lubricante. De repente lanzo la mitad del vergajo hasta el fondo.
-AHHHFFF
Primera vez que muerdo la almohada pero es que fue tanto que no pude mas que apretar los dientes y abandonarme a un vaivén tan sabroso e intenso, que junto a unas nalgadas que hacían resonar la habitación hubiese sido el momento exacto para acabar en litros de leche, pero aquel macho quería más y más de mi culo.
Era demasiado grande para mi culo y aun así, allí estaba yo recibiéndolo sus movimientos de caderas que a veces me hacían desfallecer.
Cuando cambiamos de posición, él de rodillas con mis piernas en V, empezó lentamente a meterla y sacarla cosa que disfrute y jadeé como un loco y cuando empezó a darle sin compasión no pude aguantar más y tuve que pararlo.
-Tu haces lo que digo si viniste por mi verga es porque sabias que todo esto seria para mi.
-Pero más lento por favor.
Esperando los segundo de aprobación en los que él no dijo nada, me coloque en la misma posición de hace momento, puso más lubricante y coloco la cabeza de su verga en toda la entrada metiendo y sacándola pero muy lento.
Si bien hace segundos me tenia loco ahora me estaba muriendo porque me rompiera el culo.
-Métela, ¡dale!.
El seguía jugando con mi entrada y apenas metía ese guevo grande y grueso. Su sonrisa lo delataba, el sabia que me estaba haciendo lo que el quería no lo que yo deseaba.
Como un animal metió la mitad y pegue un pequeño grito, paró y de nuevo sacó toda la verga y empezó a jugar con mi entrada y su cabeza adentro de nuevo.
Mi verga estaba que explotaba, mas excitado no podía estar y Rafael seguía jodiendo la paciencia.
Escupió saliva, cayendo justo en mi entrada y comenzó a meterla lentamente, no pude callarme ni hacer muecas aquella verga llego hasta el tope.
-aaaammm.
No podía separame, me sentía totalmente lleno, esto era demasiado mis piernas estaban atrapadas por aquellos brazotes, no podía separarme y lo único que podía era gemir. Su ritmo había empezado a acelerar.
Arranque las sabanas de la cama sintiendo como aquellos centímetros de carne perforaban hasta el fondo. Una eternidad fue lo que duro metiéndola de forma demoniaca.
Saco su verga y luego la metió hasta el fondo haciéndome gritar esto lo hizo unas 6 o 7 veces, mi cara debía ser un poema con cada embestida, mi verga se llenaba más de precum y se ponía más dura.
-AFFFmmmnn
Siguió con sus rápidas embestidas lo que hizo que me abandonara a tales sensaciones, tan fuertes y rápidas eran, que la cama empezó a sonar y con ellas mis gritos empezaron a elevarse al máximo.
Luego soltó mis piernas, quedando yo de un lado y el acostándose detrás de mi, levanto una de mis piernas. Su verga entró de nuevo a mi abierto culo en el que de seguro ya podría entrar una mano.
Sus empujones de verga comenzaron suaves pero sabia que eso seria puro calentamiento y que después vendría lo bueno.
-Asi papi lento asi jaaafff asii
Minutos después comenzaba a acelerar de tal forma que con una de sus manos masturbándome acabe con unos lechazos que volaron lejos de donde estábamos, manchando la cama.
-AAAAHHH AHHHH AHHHH AHHH mier…
Su ritmo no paraba, y yo seguía chillando cosa que le gustaba a mi amante. Unos segundos después, oyendo sus gritos y sintiendo como sus manos me sujetaban fuerte, mi culo era llenado por su leche pero este macho era tan bravo que una vez que acabo por completo, me puso boca abajo y metió su verga hasta el fondo haciéndome sentir como su leche se esparcía por toda su verga y mi adolorido culo. La sacaba, y se quedaba jugando en mi entrada y la volvía a meter para gozar con mis reacciones.
No resistí y me quede dormido con su guevo en mi culo y aprisionado por su peso. Había sido demasiado.
Cuando desperté ya era de mañana, él seguía dormido a mi lado, era sorprendente como aquella verga pudo entrarme hasta el fondo. No quería despertarlo no creo que podría aguantarla de nuevo. Cuando me levante vi una foto que no le había prestado atención, era él vestido de negro y una mujer hermosa con un gran traje blanco.
-Perfecto…
Busque el baño, sentía mi culo todavía lleno de su leche y necesitaba ganar tiempo, puse un poco de papel higiénico para no manchar mi ropa.
Cuando me disponía a abrir la puerta para desaparecer de su casa. Rafael aparece detrás de mí desnudo y con aquellos 26 centímetros duro. Me estremecí al sentirlo.
-¿Te ibas a ir sin despedirte?-
-Si, te vi dormido y no quería despertarte, debo irme voy tarde- dije fingiendo desesperación por irme pero en realidad lo que estaba era reventao.
Se fue acercando a mí cara con una de esas sonrisas de malicia que terminan en sexo.
-Bueno si quieres yo te llevo.
-No, quédate tranquilo
-Bueno si quiera una mamada de despedida ¿no?- dijo ya frente a mí, besando suavemente mi cuello.
Dude al comienzo pero después baje para tomar ese pedazo de guevo con la boca, en seguida me fui a sus bolas para chuparlas y lamerlas mientras le hacia una paja lenta.
Mi boca retomo su verga y empecé a metérmela hasta lo más profundo pero Rafael notando mi disponibilidad se arrimo hacia adelante metiéndome aquella verga hasta el propio fondo quedando atrapado contra la puerta.
Mi boca fue culiada como mi culo hace unas horas, ese tremendo guevo entraba y salía a como se le diera las ganas, mis arcadas cada vez era mas seguidas pero el apenas si paraba. Mis ojos estaban rojos y mi cara llena de babas al igual que mi camisa pero no podía separarlo. Me tomo de los pelos y la metió hasta el fondo dejándome sin aire varias veces. En poco minutos obtuve de nuevo una gran descarga de leche en mi boca, no aguante la sensación de tomármela.
Casi que salí corriendo de aquella casa. Conocía la zona así que espere un bus. Olía a sudor de macho, a saliva y sobre todo a verga junto con semen. El camino fue eterno y se sentaron como tres personas a mi lado para completar la mañana. Su olor duro días en mi cuerpo por alguna razón no podía sacarlo.
La verga de Rafael hasta ahora es la más grande que ha entrado en mi virginal puerta trasera y cada vez que veo un negro de dos metros, recuerdo la sensación de caminar por la calle con el culo abierto, adolorido, lleno de leche y con la mandíbula desencajada.
Muchas cremas y mucho cuidado al sentarme.
Estas fueron tan solo 3 de mis numerosas historias, ellas cambiaron algo en la forma de ver el sexo. A esta edad no cometo tantas locuras, aunque a veces caigo pero tomo mis medidas.
Xavier.
Espero que te haya gustado el relato, si no hay leche o presemen de por medio fue un fracaso jajaja
Te agradezco inmensamente que hayas leído este relato y sí lo comentas o valoras aprovecha la oferta, una mamada gratis para los tres primeros ;).
A los que me han escrito por el correo gracias por sus sugerencias y apoyo.