El que persevera...

Cuánto batallé para que mi compañerita se pusiera esa minifalda negra... ¿o que se la quitara?

Mariana y yo trabajamos en distintas ciudades para la misma empresa. A menudo coincidimos en el messenger bajo cualquier pretexto, mío o de ella, de alguna manera el platicarnos cosas fue motivo suficiente para que naciera un nexo de amistad y confianza. A veces tratamos por teléfono también, y la dulce ternura y desatada sensualidad de su voz me atrapa totalmente.

Cierto día:

Hola Víctor, cómo estás... mañana va a venir el contador y no me avisaste.

Hola, sí, hoy me enteré en la mañana, y es una lástima por que tenía algo qué enviar con él. Algo para alguien especial..

¿Ah siiiiiii? Eso tendrás qué explicármelo, ehhhh

Era para ti, ya lo sabes.

¿De verdad? y qué es?

No te voy a decir

Dime, anda

No.

Dime. No me lo mandas y a parte me dejas con la duda. Me dices o no te la perdono.

Hum.

Dime ya!

Bien, está bien. Te compré unos chocolates y un perrito. Estaban listos para levármelos aquella vez en que ya no pude ir.

¿un perrito? Ja ja ja, mi marido me va a correr de mi casa con todo y perro.

Nooooooo, es un perro de peluche.

Ahhhh, ¿y cómo es?

No me vas a poner a explicarte cómo es mi regalo, ya te dije y hasta ahí estamos a mano

Está bien... oye y entonces ya no vas a venir tú? Cuándo te voy a conocer?

Estoy por escaparme un viernes, je je, tal vez en dos semanas ¿a dónde me vas a invitar?

Ay sí, lo mismo me dijiste la vez pasada y nada, ya no te creo.

Es que no he podido deshacerme de algunos pendientes que me traen muerto, pero en dos semanas estaré ahí.

No te creo nada.

¿Cuánto apuestas?

¿Qué quieres perder?

Hum, no sé, tú pide

Ok. Como sé que no vendrás en dos semanas, para cuando vengas quiero que me lleves a comer al mejor lugar de aquí.

Bien, pero y si sí voy?

Bueno, pide y ya veremos...

No me des manga ancha, que puedo ser muy aprovechado..

Ya vas a empezar ¿no te das por vencido, verdad?

Nunca.

Bien, lo que quieras pero menos lo que te estás imaginando.

¿y según tú qué me estoy imaginando?

Olvídalo, a ver piensa...

Espera...

20 minutos después.

Por qué tardaste tanto?

Es que estaba recibiendo unas llamadas, no vino Mary y tengo qué estar contestando el conmutador

Ja ja ja ja ja ¿ahora eres recepcionisto?

Ja ja ja, sí, mañana me traeré una minifalda... ¿me regalas una?

Mmmm... bueno, pero sólo tengo negras.

¿De verdad usas minifalda?

Nooooo, antes de casarme, ahora no puedo, obvio.

Ahhhh, te regañan no?

Digamos que sí, pero a ver, no me has dicho cual será tu "premio" si ganas la apuesta.

Aún no lo decido, ya que me pones tantas limitantes...

No puede ser de otra manera, ya sabes mi situación...

Si, entiendo

Oye, me tengo qué ir, están descargando un camión y tengo qué ir a checar.

Bien, oye, ya sé qué quiero como premio...

¿qué?

Mañana te digo.

Nooooo, dime ahora mismo

Mañana

Que me digas ahora...

Bien, bien, quiero que me muestres una de tus minis.

¿Quèeeeeeeeeeeeeeeeee?!!!!!!!!! Claro que no, no vendría al trabajo con falda.

No, claro, pero me la podrías mostrar solo a mí, je je...

¿nunca te vas a dar por vencido verdad? No, ya dije.

Anda, sería mi premio.

No, ya te dije que no

Hummmm.. ya sé, me la regalas entonces, así no te la tienes qué poner.

Mmmm, dejame pensarlo

Está bien, pero no lo pienses mucho, eh

Ja ja ja, ok, bueno, mañana platicamos otro rato.

Y pasaron casi dos semanas en que, sin conocerla, me hacía cada fantasía con las falditas de Mariana. El jueves anterior al tan esperado día...

Hola Mariana

Hola Víctor, qué tal!

Pues nada, ¿qué crees? ¡Mañana estoy por allá!

¿de verdad?

Sí!!!, así que tendrás que pagar tu apuesta.

Pero si no quedé en nada

Recuerda lo de la mini.

No te dije que sí,

No me dijiste que no.

No puedo creer tanto empeño. Recuerda que soy casada y hay cosas que no se puede ¿sale?

Pero si no es nada malo, sólo me regalarás una prenda que ya ni usas, nadie lo notará.

Ya veremos. ¿a qué hora llegas?

Como a las 9

¿Y te regresas mañana mismo?

No, arreglé regresar el sábado.

¡Perfecto! Entonces podemos ir a cenar en la noche.

¿De verdad? ¿No tendrás problemas?

No!, a veces tengo qué trabajar hasta tarde y mi marido no hace mucho caso de eso. Además los viernes siempre llega tarde y ebrio.

¿Y tu niño?

Siempre llego temprano por él, mi mamá entenderá por un día.

Perfecto. Entonces mañana nos vemos.

Sí, te espero. No se te olviden mis regalos.

¿me crees capaz?

Sï. No. Hasta mañana, besitos

Pero mañana me los cobro.

¡Ya basta!, hasta mañana

Yo sabía que pagaría su apuesta y llevaría su faldita para regalármela, pero ¿ustedes creen que me conformaría? Tenía qué versela puesta. Al menos.

Llegó el viernes y arrivé a su ciudad a las 8.30 y para las 9 de la mañana ya estaba en la oficina. Ahí la ví, parada junto a su escritorio, mediana estatura, delgada, perfectamente proporcionada y con un trajecito sastre negro con pantalón ajustadito. Mil ideas rondaron mi cabeza, definitivamente había qué echar toda la carne al asador. A las 2 de la tarde terminé unos pendientes cuya explicación no merece cabida aquí, así que acordamos ir a comer. Fuimos en su coche, y al pasar frente a un ostentoso restaurante me dijo "Mira, aquí ibas a pagar tu apuesta". Después de una breve discusión del punto la convencí para que comiésemos ahí. Fue una comida deliciosa que transcurrió entre miradas indiscretas y roce de manos.

Salimos a las 4 salimos del lugar y le dije que tenía qué pasar al hotel a dejar mis cosas y confirmar mi reservación. Ella se ofreció a llevarme. Durante el camino platicamos de un sinfín de banalidades, pero como ustedes recordarán tenía aún algo pendiente con ella, ya cerca del hotel le pedí que parara...

Hey, no creas que he olvidado mi recompensa. No me decepciones y dime que la trajiste.

Sonrío pícaramente y de la guantera sacó una pequeña pieza de tela negra. Era maravillosa y el par de aberturas que tenía en los extremos me hizo concluir que mis fantasías no estaban del todo fuera de la realidad. Así es, no del todo.

Wow, te debes ver lindísima con esto.

Ja ja ja ja, sí, pero hace mucho que no me la pongo.

Nunca es tarde ¿no crees?

¡Víctor!

Oye, he cumplido con todo ¿no crees que merezco un plus a mi recompensa?

Huy, qué cumplidor!

Este fue el momento crucial de la charla. El momento en que a pesar de que ella pudiera estar maquinando cualquier cantidad de cosas en su cabeza desde hace tiempo, por primera vez daba la oportunidad de que oficialmente me enterara.

ja ja ja, ¡ya ves! Entonces qué ¿sí o sí?

Mmmm... no, ¿dónde me cambiaría?

Acompáñame

¿Quéeeeeee? ¿A dónde?

Lo que es hacere al loco ¿no?

A mi habitación, ahí te cambias, me la muestras y asunto concluído.

Estas loquito, no voy a entrar contigo a tu habitación. Eres muy insistente y eso te hace peligroso.

¿Qué tiene de peligroso cambiarse de ropa? ¿o qué te estás imaginando?

Nadaaaaaaaaaa! Vamos, anda.

Perfecto. Todo de acuerdo al plan ¿pero cuál plan? Je je je. Entramos, y después de arreglar los malditos trámites llegamos a mi habitación. Ella cansada se sentó en la orilla de la cama, enorme cama diría yo. Y se me quedó mirando.

¿Pedimos algo?

No, me cambio, me la pruebo, la miras y es todo, nos vamos. Y mira que lo hago sólo por quedar a mano y no deberte nada.

Está bien.

Espera, ahora vuelvo.

Entró al baño. Me senté en la cama mirando hacia allá ¿Qué oscuras fuerzas construyen el destino? Hace a penas unos días tenía mil fantasías con respecto a algo que estaba a punto de ver en vivo. Después de unos minutos la cerradura del baño dio vuelta lentamente. Mi corazón se detuvo unos segundos y allí estaba ella, preciosa, sensual, perfecta. Sus piernas eran ahora más deliciosas que como se podían adivinar con su pantalón. Sonriendo hizo una pose de modelo...

Bueno, aquí estoy, qué tal.

Maravillosa, ven.

Ella lo dudó un segundo pero se aproximó. Estoy seguro que ni ella misma sabía qué hacer. Cuando la tenía a un metro de mí la tomé de la mano y la acaricié con toda la ternura que me era posible entregar, ella me miró y en su gesto se leía "no me hagas esto" pero tampoco ella daría ya marcha atrás, tiré de su mano para aproximarla aún más y entonces puse mi otra mano en su pierna. Ella seguía mirándome con ese gesto de impotencia que se tiene ante las pasiones internas. Mi mano recorrió lentamente, centímentro el costado lateral de su pierna, arriba y luego abajo, y el interior de la otra pierna de la misma forma.

Con un jalón rápido la senté en mis piernas y la miré a los ojos. Nos perdimos en besos inacabables que iban desde tiernas e infantiles caricias hasta calcinantes y húmedas mordidas. Mis mano derecha se perdía en el paraíso de sus nylons interiores, encubierta por aquella diminuta prenda que sería mi regalo. Todo en silencio y sin una sola palabra por parte de los dos. La acosté y poco a poco la fui despojando de su blusa y aquél regalo que en ese momento adquiría su verdadero valor. Con rápidos y eficientes movimientos de ambos quedamos los dos desnudos. Recorrí su cuerpo con mis labios, redescubrí esos lugares en que alguna vez algún otro amante había estado y que habían estado por tanto tiempo olvidados. Mi lengua desató un torbellino en su botoncito que mi boca no se cansó de succionar. Cuando estaba encima de ella observé su última mirada de súplica, algo en sus ojos advertía "soy casada pero esto es más fuerte, no me hagas arrepentirme".

La punta de mi miembro totalmente erecto se colocó justo en su entrada. Algunos movimientos a lo largo de sus labios vaginale la pusieron a tope. Sus mejillas totalmente rojas y sus ojos cerrados me hicieron saber que estaba lista. Lo coloqué en el centro y empezé a presionar. No podía creer que una mujer casada estuviera tan estrecha, pulgada a pulgada mi macizo tronco se iba perdiendo en aquella mojada y ardiente cavidad. Mientras bombeaba rítmicamente, al oído escuchábamos los efectos que en el otro estébamos provocando...

A-ahhhh, ahhhhhhhhhhhhh

Ahh Mariana, qué rica estás, ¿lo disfrutas?

Ahhhh, hummm, ahhhhhhhhh

Mi amor, cuántas ganas tenía de tenerte así...

Ahhh, ohhhhhh, ahhhhh ayyyyyy quee ri-ico pene

Toma chiquita, toma tu ración.

Ahhhhh, ouchhh, aaaaaaaahhhhh, me gustaahh tu pe-ene, que ri-ico.

En esos momentos la ternura dejó el paso libre a la pasión, y las buenas maneras quedaron olvidadas, siendo reemplazadas por ese lenguaje duro que sólo dos amantes anudados y ardientes pueden prodigarse en la cama, entonces los movimientos fueron más rápidos y violentos

Ahhhh uffffffff, cómo me pones Marianaaaaaaa

Ohhh mi amor, qué rica la tieneeees

¿rica qué mi amor"?

Tu vergotaaaaa ahhhhh Ohhhh que sabrosa carne me estoy metiendo

¿Te gusta la verga?

Me encantahhh, pero... ahh, pero que sea como la tuya aahhhhhh

Ufffff ahhhh toma entonces, tenla hasta adentro...

Ahhhh ohhhhhh, ya la siento hasta alla... ahhhhhh más rápido, damela duro

Tomala!! Ahhhh, eres una puta por engañar así a tu marido

Ahhhhhhhhhhhhhh, ohhhhhhhhh si ahhhhhh soy una puta imperdonableeee ahhhh

Ahhhh, lo que querías era verga verdaad? ahhh ufff.

Ah, cállate y dámela... ahhhhh

Toma perrita, toma toda mi herramienta, hembrita calentorra ahhhh

Ahhhhhhhhh... huyyyyyy ahhhhh qué bien, qué bue---en ahhhh, qué buen macho.

Levanta las piernas putita... ahhh, así hasta arriba.

Ahhhh, mi amor, ahhhhhh qué me haces... qué cosota ahhhhhhhhhhhhhhhhh

Ohhhhhh Eres una caliente, te encanta coger, verdad?

Ahhhhhhhhh, ohhhhhhhhhhhhhhhhhh ¿qué es estooooohhhooo?

Fue media hora de pasión exasperada antes de que cayéramos en un prolongado y escandaloso orgasmo los dos. Gritó como una loca cuando mi leche ardiente la invadió.

Han pasado tres meses desde entonces y no la he vuelto a ver. Seguimos platicando pero jamás mencionamos palabra de lo que sucedió... ¿no creen mi rendición? Tienen razón, yo sigo insistiéndole, pero ella muy correcta dice que no, que ni vaya por que no volverá a equivocarse. ¿Creen que me rendiré? No. Creo firmemente en que el que persevera alcanza, todo está en cómo lo haces. Lo he comprobado.