El Puente.- Versión de Oscar

Dos parejas pasan un largo fin de semana juntas en las que nada es lo que parece.

EL PUENTE.- Version de Oscar

Este relato es independiente, y como tal puedes leerlo, pero si deseas saber TODO lo que ocurrio de verdad ese fin de semana deberas leer EL PUENTE.- Version de Ernesto .

Capitulo 1: Viernes Noche.- Versión de Oscar

La verdad es que no se como Ana aceptó que fuéramos de veraneo con Carmen y Ernesto. Los conocíamos de poco tiempo y yo creo que acepto por la gran amistad que hizo con Carmen. Parecía que se conocían de toda la vida. Así que cuando se lo propuse no tuvo ningún reparo en aceptar… además, con lo que le gusta la playa.

La casa era fantástica, con dos plantas y ellos eran simpatiquísimos…Además estaba una cosa: Carmen. Vaya pedazo de tía. Rubia, con unos labios carnosos y la delantera mas fantástica desde Puskas y Di Stefano… Y lo que mas me ponía de ella era su ingenuidad y sus despistes. Algo de eso creo que comentamos durante la cena mientras la lanzaba unas miradas lo mas furtivas posibles a su atuendo: Una blusa vaporosa y suelta que a pesar de ello dejaba enmarcar de vez en cuando unos pezones duros y una falda en la misma sintonía que no dejaba adivinar los jamones de pata negra que ocultaban.

Y mientras la veía beber y beber vasos de vino y oía el murmullo de la conversación me vino una idea loca y malvada. Si, va a sonar muy muy bestia pero me vino: Yo de esta tía tengo que hacer una puta. Si, como suena. Esa candidez me ponía a mil. Me ponía como un burro. Y me dije a mi mismo: "Antes de que acaben estos días, de Carmen he hecho una ninfomana viciosa".

Mientras pensaba eso, nos dimos cuenta que Carmen llevaba algo mas que una considerable cogorza. Casi se caía en el plato, así que Ernesto y yo la subimos entre risas a su dormitorio a través de la crujiente y mugiente escalera. La verdad que fue un rato divertido subirla. Hasta aproveche que la agarraba para pegarle un buen sobo de nalgas…. Bueno, es mas…. Estaba tan calentorro que en una de las veces que parecía que se nos caía, aproveche para hundirle el dedo en su culo… pero a través de la ropa. Con la merluza que llevaba encima, ni se percató que la introduje una cuarta de falda y bragas en su recto. Estaba empalmadísimo. Y mientras dejaba que Ernesto la acostaba, me fui a deshacer la maleta.

Mientras la abría solo pensaba en ella, en sus curvas…. Y en estos pensamientos, se me rompió la llave en la cerradura de la maleta. Maldiciendo mi mala suerte fui a pedirle a Ernesto unos alicates. Sorpresa mayúscula. Ernesto bajaba por la renqueante escalera y dejó a Carmen en la habitación. Sola. Conmigo.

Mire para abajo. Ana se había quedado fregando los restos de la cena y les oía reírse de algo. Entonces ocurrió. "Lo voy a hacer. Voy a convertir a esta chica en una zorrona". Mientras pensaba esto la destape. Estaba vestida. En toda su gloria. Pensé no despertarla pero quería que supiera, que estuviera metida en este juego. Así que la di unos cachetes en la cara para que se despertara. Por fin abrió un poco los ojos, sin saber muy bien que pasaba. Cuando estaba mas o menos despierta se dio cuenta de quien era:

¿Que... que pasa?

No la di tiempo a nada mas. La agarre y la bese en la boca. Un beso desesperado, buscando su lengua… comiéndola la boca. Ella por supuesto se revolvió un poco y apartando la boca por un momento me pregunto que que hacia, que si estaba loco. De golpe se la había pasado la borrachera. Pero yo seguía. Volví a meterla la lengua hasta la garganta casi, al tiempo que buscaba debajo de su blusa y obtenía mi premio. Dos pedazos de tetas increíbles, gigantescas… Y eso que mi chica tiene el mismo volumen… Me gustan bien provistas.

Ella seguía revolviéndose pero yo afiance a través de la tela de su sujetador un pezón y lo apreté con desesperación, casi como si lo fuera a arrancar. Carmen respondió con un gemido. De repente note como me abrazaba y su lengua buscaba la mía. Ya estaba entregada a mi. Gemía como una perra en celo y se agitaba como una posesa. De improviso, me separé de ella. Carmen estaba encima de la cama, con los brazos abiertos jadeando ligeramente. La levanté la blusa y comencé a amasar sus melones. Prietos como dos rocas, duros y con los pezones a punto de estallar. Me sentía como poseso así que comencé a hacer lo que me apetecía.

De un golpe arranqué el sujetador y sus pechos blancos aparecieron ante mi coronados por la cereza más enhiesta de mi vida. Mientras ella tenía cerrado los ojos y jadeaba. Cogí una de sus tetas y me la metí en la boca hasta que casi me ahoga. Con la mano que me quedó libre bajé hasta su vientre y comencé a retirar la falda. Cuando encontré las bragas, mordisqueaba su pezón. Mientras lamía el otro de un tirón le arranqué las bragas. Ella gemía con una punta de las sabanas metida en la boca para no gritar. Por fin la introduje un dedo y me recibió un flujo cálido en su coño. Estaba que ardía. Así que no nos hicimos mas de rogar. Me levanté y bajándome los pantalones, me quedé con la polla al aire, tiesa y brillante. Ella sabia lo que se la venia pero aun así parecía un poco perdida… como despistada, así que la ayudé a decidirse. Me coloque a sus pies y cogiéndola de los tobillos la abrí bien de piernas. Su soberbio coño sonrosado y rubito me recibió palpitante, húmedo… No aguanté más y se la clavé hasta los huevos. Un salpicón enorme y un gemido contenido me recibió.

La verdad es que su vagina era una fabrica de humedad y estaba ardiendo. Pero los dos estábamos enormemente calientes porque no transcurría ni un minuto cuando ponía los ojos en blanco y notaba que los músculos de su coño se contraían con violencia. Se corría como una perra en celo. Como lo que quería que fuera. Y yo no aguantaba mas. Así que mientras ella estaba todavía recuperándose de su orgasmo, saqué mi rabo de su almeja con un ruido de succión y me acerqué hasta su cabeza.

Pensaras que me corrí en su cara. Pues no. Lo hice en su cabellera rubia. Me corrí salvajemente en su pelo. Deposite en todo su pelo mi crema mientras ella me miraba jadeante y asombrada. Finalmente, cogí su pelo y como si de una toalla fuera, me limpié bien mi pene de esperma y su flujo mucoso.

Mientras me subía los pantalones la observe: Abierta de piernas, con la falda en la cintura, mostrándome una raja palpitante. Su blusa hasta el cuello. Sus pechos, sudorosos y colorados. Su boca entreabierta y su pelo… un emplasto de lefa

Recogí sus bragas del suelo, completamente arruinadas y las observé. Unas bragas de algodón.

Carmen, ¿No tienes tangas?

N… no… ¿Por que?….

Mañana quiero que te compres los tangas mas sexys que encuentres. A partir de ahora o llevas tanga o no llevas nada.

P… pero

Una severa mirada mía la calló. Me pareció que estaba siendo muy serio y duro con ella.

Haz lo que te digo, cielo… Y quiero la ropa mas sexy. Ve lo mas ajustada posible.

Yo… no se… es que….

Cuando acabemos con esto vas a ser la mujer más satisfecha del mundo pero hasta entonces vas a ser mi puta

Hizo ademán de contestarme pero se lo pensó mejor y se calló

Ahora, anda… guarda las bragas y el sujetador y dúchate.

La di un ligero beso en los labios y me fui a mi habitación… ¡¡Joder, hasta se me olvidó pedir los alicates!!

Capitulo 2: Sabado Mañana.- Versión de Oscar

Aquella noche estaba hecho polvo así que agradecí que Ana se metiera en la cama y se quedase rendida. Mientras me dormía estaba pensando en lo que había dado el día. Quizás me remordía un poco la conciencia pero… ¡Que leche!… No estaba enamorado de Carmen; era simplemente atracción sexual y quería que Carmen comenzase a disfrutar del sexo, así que

A la mañana siguiente Carmen y Ana se fueron de compra. Mientras bromeaba con Ernesto, pensaba en si Carmen estaría cumpliendo mis ordenes: O tangas o nada.

Cuando volvieron las chicas entre la algarabía de bolsas creí ver alguna de una tienda de lencería pero no pude ver mucho. Ese día teníamos playa así que cogimos el coche y nos plantamos en un plis.

Mientras me despojaba de la ropa, observe el bañador de Carmen: Un bañador de una pieza con un escote de pierna muy bajo. A duras penas sus soberbia figura lograba despuntar con ese saco que llevaba de bañador. Menee la cabeza pensando que había que cambiar muchas cosas… Y hasta se me escapo una risilla pensando que a lo mejor hasta Ernesto me tendría que dar las gracias

Como siempre he sido muy juguetón, mientras Ana se quedaba en bikini y con la colaboración de Ernesto, logramos tirar al agua a Carmen. Aproveché el tumulto y la espuma del mar para que sin que Ernesto se diera cuenta, apresara con fuerza los pechos (Que coño pechos… tetas,: Carmen tiene tetas…). Y no solo eso, sino que además pellizque con fuerza sus pezones que de inmediato reaccionaron y se pusieron duros como una piedra bajo su recatado bañador. Después de unas cuantas aguadillas, Ernesto se volvió a la playa (menos mal, pues sus pezones destacaban una enormidad en la tela del bañador) mientras Carmen y yo hacíamos toda clase de juegos acuáticos.

Y digo toda clase de juegos porque cuando ya estábamos un poco más lejos empecé a pasar a mayores.

¿Que haces? – decía Carmen… pero la jodida bien que sabia lo que hacia

Porque me situé detrás de ella y tras asegurarme que desde la orilla no se podía apreciar nada, deslicé las manos por los costados del bañador e hice presa en sus enormes peras. El agua del mar y mis toques habían endurecido los pezones, que como ya te he dicho, destacaban mucho. Me aferré a ellos como si fuera la vida en ello. Carmen gimió y volvió a repetir lo de que hacía pero no le pensaba dar explicaciones de nada. Sus tetas eran una delicia y sus pezones, duros como el diamante, parecía que me iban a despellejar los dedos... pero como ya supondras no por ello iba a dejar de manosearla.

De esta guisa y poco a poco, íbamos avanzando hacia una caleta que estaba oculta. Pero todavía no tenia ganas de ocultarme. Saqué una mano y con ella me saque mi polla, que a estas alturas estaba ya muy dura. Con ella ya fuera y bajo el agua, con la mano libre, deslice a un lado la tirilla que tapaba su coño. Ella se dio cuenta de lo que se venia

Para, para… por favor… para… aquí no

Pero sus suplicas no hicieron mella en mi... de un solo golpe me introduje de lleno en su vagina. El contraste fue delicioso: De pasar al frío mar a la caliente interioridad del coño de Carmen, que por cierto, había cambiado sus suplicas de no hacer nada a unos gemiditos bastante sospechosos y a un movimiento sutil de caderas. Y así, enchufados el uno al otro fuimos avanzando poco hasta que una línea rocoso nos ocultó definitivamente de la vista de Ana y Ernesto.. Nuestros movimientos eran sutiles pero no por ello menos efectivos… Me estaba costando un triunfo aguantarme con el puñetero movimiento de caderas.

Como ya estábamos solos, saque la otra mano de sus tetas y de un golpe, deslice los dos tirantes de su bañador a los lados de sus brazos dejando sus soberbios melones al aire. Como ya estábamos a un paso de la orilla pero dentro todavía del agua, la empuje hasta que quedó de rodillas. En ese momento la agarré del pelo y tirando con fuerza comencé a follarla con fuerza y con violencia.

Ella tenía los ojos cerrados y apretaba los dientes con fuerza, jadeando y soltando el aire. Yo la jodia a un ritmo endiablado pero ella no se corría ni a la de tres. Por fin y gimiendo entre dientes por no gritar se corrió. Así que aproveché yo también y abrí el grifo. Cataratas de leche debieron inundar su coño porque creo que pase un minuto vaciándome dentro de ella.

Carmen se dejo caer vencida boca abajo mientras las olas acariciaban su cuerpo tentador. Aproveché su extenuación para tirar mas de su bañador y, despojándola de él, la deje desnuda, con su culo al aire. El bañador lo tiré a la arena.

Vamos, Carmen… Levántate.

La pobre me dio la mano y se levanto a duras penas. Estaba tan cansada del fogoso polvo que ni se inmuto al verse desnuda, al aire libre, con sus pechos blancos manchados de arena y sus pubis rubio goteando agua. Era una autentica diosa nórdica. Pero tenia que mostrarme duro con ella. Debía aprender.

Carmen, siéntate… pero con las piernas abiertas.

Carmen se sentó de cara a mi con las piernas abiertas. Su almeja sonrosada estaba entreabierta como en una sonrisa. Un flujo viscoso, probablemente la mezcla de mi corrida, sus jugos y el agua de mar, se deslizaba lentamente hacia la raja de su culo.

¿Te has comprado los tangas mas sexys como te ordené?

Si… Me ha ayudado Ana

Sonreí ante este guiño de la casualidad

Muy bien. ¿Te acuerdas de nuestra conversación anoche?

Si

Escucha con atención… ¿Te has masturbado alguna vez?

¿Cómo?

No me contestes con una pregunta… ¿Te has pajeado alguna vez?

N… no

Eso hay que solucionarlo. Mastúrbate aquí mientras te hablo.

¿Pero como lo hago?

Tócate el clítoris, acaríciate como te gusta que te acaricien… pero hazlo todo con las piernas abiertas.

Carmen me miró dudosa y suavemente y un poco torpemente a mi modo de ver comenzó a acariciar su clítoris gordezuelo.

Bien, sigue mientras te hablo y no pares si no te lo ordeno. A partir de este momento, cuando estemos los dos solos no te llamaré Carmen. Serás "mi puta", "mi zorra", "mi guarra"… Muy bien, sigue así

Carmen había comenzado a hacer círculos con su dedito en su rosado capullo.

Por supuesto esto no es un insulto. Tiene que ser tu nueva realidad. Vas a ser mi puta. Es decir, que si te pido que te acuestes con alguien y le exijas dinero lo harás… ¿Entiendes?

S..s.. sii

Muy bien, zorra… Mira, esto solo va a radicar en tu beneficio. Pienso que eres demasiado estrecha y con tu soberbio cuerpo, eso es un desperdicio… Te prometo que vas a disfrutar de lo lindo… Metete un dedo en el coño.

Jamás Ana se había entregado con tal ardor a una paja como Carmen. Movía su mano con rapidez en su coño mientras se acariciaba una teta con la otra. A mi orden, uno de sus dedos desapareció en su viscosa caverna.

¿Lo entiendes, puta?

¡Sssiii….!

Bien. No se como lo harás pero quiero que esta tarde desaparezca ese bañador que llevas. Quiero uno bien sexy y que se transparente. Me da igual como lo consigas… Metete tres dedos, zorra.

Tres dedos desaparecieron en su vagina mientras ella se revolvía presa de sus propios movimientos.

Mira… puta… Yo quiero a Ana y me imagino que tu quieres a Ernesto. Esto no es amor. Es sexo y follar. No nos podemos exigir amor porque ese campo esta cubierto. Solo follar y follar

¡Aaaahhhh… si….!

¿Eres mi puta; Carmen?

Contéstame, zorrón….

¡Siiiiiii…..!

Le di un empujón y la tumbé en la arena mientras ella se estaba corriendo. Me volví a sacar la polla y la metí entre sus grandes tetas. Comencé a hacerme una deliciosa cubana. Sus tetas aprisionaban mi cipote mientras se corría. Evidentemente aguanté poco. Comencé a verterme en sus tetas y cuello. Sus melones y cerezas aparecían cubiertos de la crema de mis huevos... Ella jadeaba y resoplaba.

Puta… recoge eso con tu mano y comételo.

Ella me miro con cara de pena.

¿No te has comido nunca una corrida?

No, no… es que me da… asco.

¿Asco?… No me discutas, zorra. Recoge lo de tus tetas con la mano y comételo…¡Ah!… y aprovecha y recoge también lo que sale de tu coño.

Ella me miró y con su mano comenzó a rebañar sus tetas hasta que consiguió una buena cantidad en la palma de su mano de esperma y con su lengua, comenzó a lamerla. La pobre aguantó las arcadas como pudo. El peor trago lo paso cuando metió de nuevo sus dedos en el coño para acabar de limpiarlo y luego los fue chupando. Tenia unas arcadas enormes pero poco a poco las fue controlando hasta que me pareció que lo hacia aceptablemente.

Bien, so guarra. Muy bien… Recuerda lo del bañador o bikini de esta tarde.

Cogí su bañador y se lo ofrecí. La sonreí y la bese en los labios suavemente.

Anda, Carmen… Ponte el bañador y volvamos con estos que se van a mosquear.

Su cara se iluminó con una sonrisa y nadando relajadamente volvimos con estos que se tostaban alegremente al sol.

Capitulo 3: Sabado Tarde.- Versión de Oscar

Al comienzo de esa tarde y después de comer, Ana y Ernesto se echaron a dormir la siesta mientras Carmen y yo nos quedábamos a limpiar los restos de la comida. Por supuesto aproveché estos momentos para que Carmen continuara imparable su camino para convertirse en una puta autentica. Carmen estaba vestida con unos pantalones cortos holgados y una camiseta muy ancha que ocultaba su impresionante y lechoso cuerpo.

Zorra, desnúdate mientras limpiamos.

La pobre mi miró como si de repente hubiera entrado un marciano en la cocina.

¿Pero y si sale alguien?

Te he dicho esta mañana que no quería que me contestaras. Por supuesto pensare en un castigo para una guarra viciosa como tu. Por ahora desnúdate de una vez, cacho puta.

La pobre Carmen comenzó a despojarse rápidamente de toda su ropa hasta que quedó completamente desnuda en la cocina. allí estaba ella. Con sus soberbios melones al aire y con unos pezones que empezaban a enderezarse y que indicaban que estaba excitándose más de lo que ella quería. Comenzamos a limpiar la vajilla como si fuera la cosa mas normal del mundo. De esta manera quería que se fuera acostumbrando a su desnudez. En cuanto a lo del castigo, ya se me ocurriría algo

Cuando acabamos de limpiar procedí a darle un repaso a sus tetas mientras le exploraba los bajos con dos dedos. Se las comencé a chupar hasta que los pezones sobresalían una cuarta de sus lechosas tetas y no pare de lamerlas y chuparlas hasta que la arranque un par de orgasmos y vi como sus líquidos vaginales se perdían piernas abajo. Pero no me conformaba en absoluto. Nada de nada. Continué enchufado a sus peras como un poseso. La verdad es que ella así estaba preciosa. Con los ojos cerrados, como queriendo negar lo que su cuerpo estaba haciendo: Rezumar, rezumar, rezumar… Su rubio coñito estaba empapado y solo se oía mi respiración, sus gemidos y el chapoteo de mis tres dedos escarbando en su vagina. Mi examen no concluyó hasta que entraron cuatro dedos, entonces pude tocar su matriz con mis dedos y ella volvió a correrse con salvajismo contenido.

Con un chof saque mi mano de su coñazo y ella tuvo que apoyarse en la mesa para no desvanecerse. Mis dedos aparecían cubiertos por una capa mucosa de sus líquidos vaginales: brillante, reluciente y viscosa.

Prostituta, límpiame los dedos con la boquita

Pero, pero….

Vamos… a un puton profesional como tu no se le debe dar mal eso… ¿No?

Y viendo que era refractario a sus mudas suplicas, comenzó a limpiarme los dedos.

So puta… No quiero que me pongas esa cara de asco.

Y haciendo de tripas corazón, limpio mis dedos de su flujo vaginal.

¿Sabes lo que mas me gusta de ti, golfa?… La carita de ángel y niña buena que tienes pero yo se que en el fondo de ti hay una puta viciosa

Ella miró al suelo… Momento que aproveché para disfrutar de su soberbio cuerpo una vez mas.

Por fin le ordene que se pusiera el bañador o bikini que luciría esta tarde. Delante de mi se probó uno muy pequeño que me parecía bastante aceptable. Así que acudí a despertar a Ana y Ernesto y tras equiparnos todos, volvimos a la playa.

Como por la mañana ellos se habían estado tostando a base de bien, decidieron salir al mar en una barca de esas de pedales mientras yo me quedaría a hacer compañía a Carmen. Estábamos prácticamente solos porque en las cercanías solo había unos chicos que jugaban al voley-playa.

Por fin ellos se alejaron en la barquita. Yo maquinaba que podía hacer para castigar a Ana cuando uno de los chicos se nos acercó y nos habló con acento ingles.

Hola… ¿Queréis jugar al voley con nosotros?… Es que nuestros amigos han vuelto al apartamento y nos aburrimos los dos solos.

Creo que en realidad las ganas de jugar se debían a las ganas de ver botar los balones de Carmen, que a duras penas contenía el bikini, y no al aburrimiento. Así que le dije que claro, pese a la reticencia de Carmen. Así que me acerqué a ella y procurando no parecer muy violento (me hubiera entrado la risa) le dije al oído:

Ramera… Vas a jugar con nosotros y vas a procurar ser lo mas sexy posible… ¿Entendido?

Y de esa manera nos encontramos jugando yo con uno de ellos y Carmen con el otro.

Desde luego, el equipo que llevaba las de perder era el de Carmen. La pobre era un poco torpona y además, con la indicación de que se mostrara sexy, sus movimientos se cruzaban con los de su compañero y les estábamos dando una paliza, aunque no creo que les importara ya que si no jugaba bien, esa mezcla de candidez y morbo sexual tenia su encanto

Además, nos premio con sugerentes poses e incluso una vez nos regalo con la fugaz visión de su pubis rubio y una de sus tetas al caer al suelo.

Por fin, sudando y jadeantes decidimos aceptar también la invitación de ellos dos de tomar unos botes de cerveza en su coche alquilado que tenían detrás de las dunas.

Al llegar allí, Carmen me susurro que tenia que orinar así que, presurosa, se alejo para aliviarse. Mientras los dos chavales (que eran suecos y no ingleses como había supuesto) me dijeron que se llamaban Sven y Olja. Por supuesto la conversación derivó hacia donde yo quería que derivara….

Tu novia es muy guapa.

Pues no es mi novia

¿Ah, no?… Pues que pena para ti

No, no es mi novia pero… ¿Queréis que os diga un secreto?

Claro

Ella es mi puta.

Abrieron unos ojos como platos y me miraron como si no me entendieran.

¿Tu… tu puta?

Claro… una mujer que lo hace por dinero… ya sabéis

Ya, ya… ¿En serio?

Claro

Por aquel momento ya tenia planeado el castigo.

¿ Os gustaría pasar un buen rato con ella?

Es que nosotros no tenemos dinero… bueno, no tenemos mucho

Oh, vamos…ella es una puta barata. Se considerara pagada con esta invitación que la habéis hecho.

En esta apareció Carmen y se nos quedó mirando, sin comprender mucho. Mientras les dije a ellos que se lo pensaran, la cogí de un brazo y la lleve a un aparte.

Bueno, guarra. Ha llegado el momento de tu castigo.

La pobre tenia una cara como si la fuera a mandar las peores torturas del infierno.

Les he contado que eres una puta y vas a tener que follar con ellos.

Ella se hecho las manos a la boca y los ojos se le pusieron como para llorar pero la abracé y la tranquilice.

Tranquila, mi zorrita. Son suecos y mañana se van de España. No van a volver. No te reconocerán jamás. Y además. Recuerda lo que me habías prometido esta mañana.

Y así, entre susurros y morreos la dirigía hacia donde estaban los dos chicos.

Aquí tenéis a esta putilla. Disfrutad de ella. Nada de sexo anal. Y poneos preservativos. Es una furcia ninfomana y no querréis pillar algo… ¿no?

Por supuesto que la medida era para protegerla a ella y no a ellos… pero así quedaba mejor para nuestro juego. Carmen estaba al borde del llanto pero se contenía muy bien gracias a mis severas miradas. La verdad es que mas que hacer ella se dejaba hacer por los chavales suecos.

Extendieron una toalla en el suelo y entre risas, la tumbaron de un ligero empujón en la arena. Ellos debieron pensar que se resistirían un poco así que mientras uno se ponía una goma en su ya tiesa polla, el otro desnudaba a Carmen, que estaba atónita y con la boca entreabierta. Uno de ellos se puso a su cabeza y el otro, evidentemente, entre los muslos de Carmen, al tiempo que levantaba sus piernas por sus tobillos. El otro cogió sus brazos y echándolos hacia atrás, los inmovilizó por las muñecas. Parecía una violación.

Entonces, el que estaba entre sus piernas, sin aviso y de un golpe, se la introdujo de un golpe. Carmen abrió desmesuradamente sus ojos al recibir la carne nórdica en sus interioridades. En esta postura, sus melones apuntaban orgullosos y endurecidos al cielo, circunstancia que el que la sujetaba por las manos aprovechó para comenzar a chuparle las tetas. Ellos desde luego debían estar pasándoselo bien pero a mi mi interesaba ella. Desde donde estaba me acerque a ella. Estaba rígida como un palo.

Vamos, vamos…no seas tonta y no me obligues a castigarte más aun… No pienses en los estúpidos preceptos morales que no te dejan disfrutar… Da el paso definitivo… Cierra los ojos y se una puta. Disfruta, disfruta

A mis palabras, cerró los ojos y pareció concentrarse. En ese momento, el chico se corrió y de manera inmediata, se salió y el otro ocupo su lugar. Cuando volvió a ser penetrada, un quejido salió de sus labios entreabiertos y un ligero vaivén de caderas acompañaba a la follada.

Déjate llevar, déjate llevar

Y ya lo creo que se dejó llevar…Ya lo creo. En los últimos envites, se acariciaba sus tetas con pasión y gemía y se revolvía como si tuviera algo metido en su coño

Mientras se la follaban (no me acuerdo si Sven o el otro) y yo estaba degustando una de sus cervezas se me ocurrió otra maldad al ver los preservativos que iban dejando tirados en el suelo del maletero de la ranchera.

La verdad es que estos chicos no tenían descanso. Hasta tres veces se la follaron. Seis en total. Y en la cuarta vez, Carmen comenzó a gemir como una ninfomana y hasta se le escapo una sonrisa de placer... y en el quinto estaba completamente desmelenada.

Los chavales, agotados, acabaron.

Lo que le pasa a esta guarra es que tiene sed… ¿Por qué no la vaciáis los preservativos en su boca?.

Ellos se quedaron mirando pensativos mientras Carmen nos observaba como entre una niebla, completamente sumida en un estupor. Yo me acerqué de nuevo a ella y empujándola con mis manos al suelo, la bese en los labios y la dije al oído.

Muy bien, putilla, muy bien… Ahora haz lo que he dicho. Abre la boca y no me dejes mal… Ah y una cosa… Guárdate el semen en la boca y no tragues hasta que yo te lo ordene… No tragues… ¿Entendido?.

Carmen asintió sin saber muy bien a lo que asentía y se tumbó.

Dicho y hecho. Uno por uno y entre risas y comentarios en sueco fueron vaciando las gomas en la boca de Carmen. Ella no tragaba nada y tras la sexta goma su boca era un magma rebosante de lefa. Ella cerró la boca y los sobrante resbaló por su comisura pero contuvo su asco y aguantó con la boca llena.

Los chicos estaban que flipaban y mientras nos terminábamos unas cervezas comentaban lo viciosas que eran las españolas que iban a la playa, comentario que no entendí.

Finalmente, tras despedirse de nosotros. Permití a Carmen que se pusiera el bikini.

Muy bien, zorra. Esta noche nos vamos de cena. Quiero que te pongas muy, muy sexy. Nada escandaloso pero ponte algo que jamás te habrías puesto.

Y después de darle un beso en la mejilla, fuimos a las tumbonas a esperar a Ana y Ernesto. Y mientras descansaba, meditaba con lo que habrían querido decir con lo de que "las españolas en la playa son muy viciosas"

Por fin aparecieron… Claro que a todo esto se me había olvidado que Carmen tenia en la boca la crema sueca y mientras abrazaba a Ana y nos contaban su paseo náutico, le hice una seña a Carmen y esta, tragó

Capitulo 4: Sabado Noche.- Versión de Oscar

Por fin llegamos de un agotador día en la playa y mientras Ernesto se duchaba y las chicas hablaban de sus cosas me di cuenta que yo ni siquiera había descargado en el soberbio cuerpo de Carmen, así que pensé en la manera de quedarnos solos aunque fuera un rato. La deseaba. Así que pensé en la excusa mas clásica: La del tabaco. Y además, después de no se que motivo peregrino incluso embarque a Ana con Ernesto en la tarea. Cuando cerraron la puerta sentí que el pantalón me reventaba.

Me acerqué a ella deprisa y agarrandola con fuerza la bese, sin importarme que hacia una hora su boca había estado llena de semen. La bese con necesidad, hundiendo la lengua. Y ella me correspondía, con más timidez pero sin dudarlo un momento.

Como me pones, so guarra… Eres la tía mas puta que he conocido, zorra, ramera, furcia, puton, prostituta, ninfomana

Y a cada adjetivo la volvía a besar y ella me abrazaba hasta que sin saberlo, acabamos los dos en el cuarto de baño. Entre besos, jadeos y caricias nos desnudamos y nos metimos en la ducha. Una vez dentro, abrí el grifo con el agua tan caliente como me lo permitía la piel y continué besando aquellos labios carnosos que me volvían loco. Por fin serenándome un poco y besándola de manera más suave, cogí su mano y la llevé a mi endurecida polla, cuyo congestionado glande estaba casi morado. Y entre pequeños besos la dije:

Pajeame, zorrón… Hazlo. Me tienes loco, so puta, puta, puta

Y mientras repetía la mágica palabra ella, tímidamente, como ella era, comenzó a subir y bajar la piel del prepucio.

El agua nos quemaba casi la piel y nos metíamos en una vorágine de placer-dolor. Levanté mis dos manos y suave pero firmemente agarré sus dos pezones con el pulgar e índice de cada mano. Y mientras continuábamos besándonos los retorcía, estiraba, tiraba... y cuanto mas retorcía sus castigados pezones mas empuje ofrecía su paja. Ya estaba casi para correrme cuando de repente me vino una inspiración:

Carmen... (se me escapo el no llamarla puta)… ¿A ti te han dado por culo alguna vez?

Ella me miro con su preciosa cara e inmediatamente supo lo que iba a pasar.

No por favor, por ahí no… Me duele mucho…Ya lo intente una vez

Le respondí con un recio pero nada violento tirón hacia arriba de sus pezones mientras recorría con la lengua su cara:

Cállate, puton verbenero… Esta noche te tendré que volver a castigar… ¿Serás puta?… Date la vuelta, apóyate en la pared y abre bien las piernas.

Gimiendo de placer, dolor y miedo, con los pezones enrojecidos, se giró y apoyándose en la pared de la ducha, abrió las piernas. Su cascada rubia chorreaba agua que caía sobre la raja del culo, de su divino culo: Dos rocas blancas. Las separe. Un ojo rosado palpitaba invitándome a hacer lo que iba a hacer.

Me debía dar prisa si no quería que nos pillaran. Cogí un bote de gel y separando con una mano sus nalgas, vertí una generosa dosis de gel, hasta que este comenzó a caer por su entrepierna. Mientras me cogía mi súper inflamada polla, pensaba si poco a poco o de golpe. No me lo pensé mucho. Apoye la polla en su ano y pese a sus suplicas y lloriqueos, se la hinque de un solo golpe hasta los huevos. Su grito de dolor quedó sepultado por mi bramido de placer. La agarré por la cintura, desoyendo sus lloros y quejas, comencé el mete saca, intentando no correrme. Mi empeño se vio premiado un par de minutos mas tarde cuando el lloro fue sustituido por una cascada de suspiros y gemidos y su rigidez por un suave movimiento circular.

Dímelo, putilla, dímelo… y te daré un premio

¡Aaaahhh!… ¡Siiii..!… Te deseo, te deseo mucho, damelo, damelo

Y agarrandola de su dorado pelo y tirando de el con violencia, hasta descoyuntarla casi el cuello, me corrí dolorosamente en su intestino, virgen hasta ese momento. Por un momento solo se oía el caer del agua pero yo creo que apurando un poco se habría oído el fluir de mi esperma por las tripitas de Carmen.

Acabamos, ella de rodillas en la ducha y yo encima de ella, aun dentro. Me desacople de ella, con tiempo para ver como su enrojecido esfínter se cerraba dejando escapar la mezcla espumosa de semen y gel. Después, la enjabone y aclare hasta que quedó bien limpita y la deje allí, no sin antes recordarla que esa noche "Tenia que ser la puta mas deseada de la ciudad".

Y nos fue al pelo porque según me secaba en mi cuarto aparecieron Ernesto y Ana de comprar el tabaco. así que mientras Ana se vestía (curiosamente con mas descaro de lo habitual) yo hice lo propio.

Desde luego, éramos unos tíos con suerte de tener a esos dos monumentos de mujeres. Pero lo de Carmen fue de impresión. había dado un cambio total. Una minifalda blanca, ajustada a su culo y que se iba soltando a media rodilla. Una camisa de seda semiabrochada que dejaba ver un generoso escote que a duras penas tapaba el top blanco que lucia. Un atuendo para cortar el aire.

Por fin llegamos al restaurante no sin antes, en la entrada y sin que nadie se apercibiera, le introduje subrepticiamente la mano por debajo de la falda de Carmen para sobar sus prietas nalgas y para completar la maldad, hice lo propio con Ana. Me gusto comprobar que las dos llevaban el trasero al aire debido al tanga y que las dos disimularon muy bien mis manoseos.

Por fin nos aposentamos en una mesa muy bien situada no sin antes disfrutar de la espléndida visión de uno de los blancos muslos de Carmen que lucio al sentarse. Luego pedimos las bebidas que muy amablemente nos trajo el camarero que era conocido de Ernesto.

Mientras degustaba mi zumo, Ana comento que después de todo el jaleo del tabaco, ella se lo había dejado en casa así que iba a la maquina. Momento que también aprovecho Ernesto para ir a aliviarse. Nos quedamos solos. Carmen y yo.

Estas muy, muy guapa, zorrita. Eres la puta mas bonita de la ciudad.

Gracias – contestó tímidamente.

Pero me has contestado esta tarde y eso no debe volver a pasar, putilla. Te tengo que castigar. ¿Estas de acuerdo?

Si – dijo, bajando aun mas la mirada.

Nuestra mesa estaba en un hueco, entre una pared y una ventana y mientras no viniera el camarero, no nos vería nadie. Cogí el botellin de mi zumo. Un botellin de unos quince centímetros de largo y un grueso mas o menos del de una polla (quizá mas). La mire.

No digas nada ni hagas nada. Solo cumple las ordenes.

La dije que fuera rápida. Que se levantara de la silla y se subiera la falda. Que se separara las nalgas. Y de esta guisa quedó. Me levante rápidamente y me agache detrás suya, admirando de nuevo su precioso culo. Retiré la tirilla del tanga de redecilla blanco (Buena chica) y rápidamente, escupí en su ano. La pobre ya se imaginaba lo que iba a pasar y suplicaba quedamente pero a mi modo de ver, con poca intensidad. Apoyé el botellin en su ano y comencé a introducirlo suavemente. Carmen gemía. La boca del botellin quedo engullida por su rosado ojete. Y comencé a empujar.

Ella se agarraba a la mesa con desesperación. Cuando el grueso del botellin impedía que entrara mas, tome una determinación. De un golpe y sin aviso, golpee con la palma el "culo" de la botella y esta, se alojo en el recto de Carmen hasta el mismo "culo". Su ojete ofrecía una estampa difícil de olvidar: Ultradilatado y con una lente de cristal.

En el momento del golpe, Carmen gimió un poco mas pero de manera poco audible. Así que, colocando de nuevo la tanga, la baje la falda y la senté. Y allí estaba, sentada, con un botellin dentro de su intestino. Le hable para calmarla.

¿Lo ves, putita?… No pasa nada. Intenta guardar el máximo de tiempo la botella dentro de ti y te premiare. Si no aguantas, ve al servicio.

Y en ese momento volvieron mi chica y Ernesto. La cena transcurrió sin incidentes dignos de mención. Pese a la tirantez normal de Carmen, cuando hizo formar parte de si a la botella se distendió mucho. En algunos momentos de la cena, note a Ana un poco extraña y entonces miraba a Carmen por si esta traslucía algo de lo que la pasaba, aunque no notaba nada… Quizás fuera el calor

Por cierto, el camarero nos atendió de manera increíble, como nunca me habían atendido jamás. Por eso pedí a Ernesto que le dejáramos una suculenta propina. Es más, al irnos nos comentó que jamás había disfrutado tanto atendiendo a unos clientes…. increíble.

Luego nos dirigimos a la discoteca de moda, aunque yo no soy muy dado a los excesos de baile creo que conocer el final de toda esta noche merecía la pena. En honor de Carmen he de decir que estuvo fantástica y añadiré que algunas veces sonreía de una manera que solo ella y yo sabíamos porque.

Es más, creo que una de esas veces, cuando íbamos a entrar en la discoteca, dedico una sonrisa subrepticia al gorila de la puerta de manera que pasamos escopetados ante el desconcierto de la multitud que esperaba en la puerta. Ni que decir tiene que estaba hasta la bandera y era imposible encontrar un sitio libre y tranquilo. De manera que una de las veces comprobé el estado de la botella. Apenas había cedido un centímetro de su lugar.

Como os digo soy poco dado a los baile pero cuando sonó una balada y bajaron la luz, Ernesto fue a bailar con Ana y yo con Carmen. Mientras bailamos la pregunte si la botella la molestaba pero me dijo que casi nada y que incluso algunas veces, le provocaba unas descargas desconocidas para ella. después de acariciarle el culo le prometí que pronto la daría una pomada para su culete.

Tuve que esperar poco. Una de las veces que Ana y Ernesto fueron a por las bebidas, hubo un cambio de música. Miles de decibelios, luces y una vorágine de gente que formaba una muralla infranqueable entre donde estábamos sentados nosotros y los ojos indiscretos. No aguante más. La agarré por la cabeza y besándola con fiereza, me arrodille delante del sillón de ella. Sin dejar de besarla, la abrí de piernas y se las levante. Tras estos trajines, media botella asomaba por su ano, abultando el tanga, que aparté y de un tirón quité la botella. Un enorme boquete oscuro y bostezante me saludó. Y antes de que se cerrara y sin dejar de besarla como un poseso, me baje la bragueta y le incruste en su ultradilatado y gélido esfínter mi convulsa y congestionada polla.

Creo que gritó como una loca al recibir de pronto el calor de mi polla y yo me las veía para una vez mas no correrme pero no pude mas y agarrando sus melones con violencia me corrí en sus entrañas. Fue la sensación mas fantástica que podáis imaginar. Dar calor a algo que estaba helado.

Mientras Carmen se recomponía observe la botella. Limpia aunque algo empañada. Por fin aparecieron con mas bebidas aunque habían tardado mas de lo normal. Y no me extraña con la marea de gente que había. Me había follado a Carmen en el sillón y ni Blas se había enterado.

Por cierto… Cuando llegamos de madrugada a la casa y mientras nos desnudábamos paso una cosa curiosa. Ana se quitó el top y no llevaba nada pero al quitarse la falda… tampoco llevaba nada.

¿Cómo es que has ido en pelotas debajo?

Siempre me lo has pedido… ¿No?

Claro… pero me lo podías haber dicho… imagínate

¿Qué?

Nada… una tontería… Imagina que Ernesto se da cuenta… ¿Qué hubiera pensado?

Ja, ja, ja… Vaya tontería..

Y dándome un beso se fue a duchar… Si, vaya tontería.

Capitulo 5: Domingo Mañana.- Versión de Oscar

Aquella mañana me levanté bastante pronto, un poco molido por la noche anterior tan intensa. Tenia un sabor de boca espantoso y necesitaba quitarmelo como fuera asi que procedí a `pegarme una ducha reconstituyente de esas que empiezas a darte con agua caliente pero terminas con agua fria… Una delicia que me dejó el cuerpo preparado para lo que sacara ese dia. Mientras me secaba, pase a mi habitación y vi que Ana se había destapado un poco. Además, se notaba que debia tener algo de frio ya que sus pezones destacaban salvajamente sobre las sabanas. Asi que sin despertarla la cubrí con la manta.

Tapada unicamente con el albornoz, salí por la casa a ver si alguien se habia levantado pero parecia que era el unico… Bueno, el unico no. Ernesto se habia levantado y debia haber salido a comprar algo porque en la cama de matrimonio solo estaba una diosa nordica en todo su esplendor. Dormia con un sueño profundo y un camison blanco que dejaba ver en sus transparencias unos sonrosados pezones.

La vision de los de mi chica y la de los de mi putita particular hizo que me comenzara a empalmar como un burro. Algo salvaje. Asi que hice lo que tanto me pedia el cuerpo. Quite la sabana y agarrando a Carmen por los tobillos, la atraje hacia mi sin que se despertara lo mas minimo. De un tiron la despoje de sus bragas, dejando al aire su sonrosada vagina, ligeramente humedecida... como si supiera lo que se le venia encima. Saque mi polla y, sin ningun preambulo, se la endiñe hasta lo mas hondo de su coño.

A Carmen se le escapo un gemido entre sueños pero no se despertó lo mas minimo, asi que yo continue con mi movimiento de embolo. Mientras la follaba, la quite por completo el camison, tirandolo por ahí. La humedad me comia por dentro y creo que iba a aguntar poco asi que aproveche la oportunidad para a la vez que jodia esa almeja divina, me di un atracon de sus pezones y pechos hasta dejarlos colorados.

Finalmente y sin poder aguantarme mas, me sali de Carmen y procedi a correrme en su melena rubia, como si se tratara de un suavizante "cremoso". Alguno de los varetazos se perdieron en su mejilla. Para limpiarme los grumosos restos aproveche para restregar mi prepucio por sus jugoso labios hasta que estos quedaron blanquecinos y cremosos.

A todo esto, la pobre Carmen ni se habia despertado y presentaba una estampa muy excitante: Una sonrisa en su beatifica cara, el pelo pringado de esperma, sus labios brillantes de lo mismo y las piernas abiertas, dejando ver sus rezumante y semiabierto coñazo, por no decir de los colorados pechos y sus enhiestos pitones.

Aquí me salio mi vena malvada asi que en lugar de vestirla, tire sus bragas y camison al lado de la cama y sin limpiarla siquiera, la arropé, dejandola con sus sueño.

Como Ernesto no habia venido todavia, aproveché para bajar un momento a la cocina y recoger una cosa que necesitaba para esta mañana. Despues de guardarla, me termine de arreglar. Fue en estas cuando aparecio Ernesto con una ristra de churros. Le extraño que estuviera yo solo pero como el dia barruntaba a tormenta y no era muy apacible, le dije que habia preferido que ellas durmieran y que nosotros terminaramos de preparar el desayuno.

Fue al terminar este cuando Ernesto subio a despertar a su mujer. El pobre no comento nada ni siquiera de que estuviera desnuda cuando la habia dejado vestida… Misterios insondables de la psique humana.

Cuando desayunamos propuse que fueramos a montar a caballo. Se que a Ernesto y a Ana no les gustan los animalitos y sin embargo a Carmen si… Un motivo excelente para quedarnos solos en el campo.

Al llegar a las cuadras, procure parecer lo mas torpe del mundo. Cuando intente subir al caballo estuve a punto de caerme por el otro lado y arranque un coro de carcajadas de todos, respondida por una sonrisa mia: "Si supierais…".

El jamelgo que me dieron comenzó un trote lento y torpon. Carmen iba a mi lado, enfundada en unos ajustadisimos pantalones de montar que hacia que marcara todo su coño. Estaba guapisima la muy zorra

Continue oyendo risas y chistes a mi costa hasta que doblamos un recodo y desaparecimos de su vista. En ese momento y para asombro de Carmen, me erguí en la silla, ajuste correctamente los estribos, aprete las rodillas a los hijares de mi rocinante y espoleandole, arranqué un trote señorial. Normal. No se olvidan asi como asi nueve meses en la unidad de protocolo del regimiento de caballeria "C…….." Numero…….. Hasta gane una medalla en doma. Ana solo sabia que habia hecho la mili en tierra pero nunca en que arma

Asi que para aumentar el asombro ante tal cambio, hice que mi caballo ejecutara una corveta y me aleje de alli al galope. En un momento Carmen se puso a mi lado y entre risas le comente lo que pasaba y que lo habia hecho para quedarnos solos. Hoy solo habria sexo duro… Muy duro.

Estuvimos al galope unos diez minutos hasta que encontramos el recodo de un rio muy tranquilo. La orilla estaba tapizada de hierba y unos mataorrales tapaban incluso hasta la entrada al rio. Era como un recinto cerrado por arbustos con la unica salida del rio, que ademas quedaba cubierta por unos tupidos cañaverales.

Despues de atar a nuestros caballos a unas ramas. Le indique a Carmen que se acercará. Ella se caercó timidamente y en cuanto la tuve cerca, la agarré a la cintura y la bese en la boca.

Fue un beso lujurios, timido por parte de ella al principio pero luego se dejó caer en el. Nuestras lenguas se entrelazaban una y otra vez y la saliva fluia por nustras barbillas. Mientras la besaba, aproveche para comenzar a desabrochar su camiseta y estrujar y amasar sus tetas, comprimidas por un sujetador que fue a parar al suelo junto con su camisa. Ese mismo camino recorrio sus botas, pantalones y tanga blanca. Quedo desnuda solo para mi. La tumbe en el sulo y la hable mientras la masturbaba y acariciaba sus ya enhiestos pezones.

Eres una puta muy obediente… Me gusta como te estas portando.

Gracias…- Dijo estremeciendose ante la caricia de clitoris que la hice.

¿Te gusta ser una puta?… Anda dimelo.

Siiiii….siiiii- decia entre resoplidos cuando a mis caricias incorporé pellizcos a sus pezones.

Eres peor que una puta. Eres un puton, una zorra….Lo haces por vicio y no por dinero. Eres peor que las putas mas tiradas…¿Verdad, ramera?

Aaaahhh….sssss….aaaaahhh….iiiiiiiiii

¿No te das cuenta de lo que haces?… Estas haciendo de Ernesto un cornudo, so puta…. ¿Te gusta hacerle un cornudo?

¡¡Si, si, si…..!!….Sigueeee….no pares

Asi me gusta, cacho guarra…. Te voy a hacer que aprecies todas estas guarradas para que cuando yo no este contigo seas puta profesional y cobres por tus servicios

¡¡Aaaaaaaaaaaaaahhhh….siiiiiiiiiiii….lo hareeeeee!!- Dijo perdiendose en un orgasmo interminable, gritando como una loca (menos mal que no habia nadie alrededor) y con los pezones mas duros que nunca.

Carmen dejo de retorcerse y de, cosa increible, acariciarse las tetas, cosa que me complacio.

Bueno puta…vamos a jugar a algo muy divertido… ponte a cuatro patas.

Carmen ni siquiera me pregunto que era lo que queria hacer. En sus ojos comenzaba a notarse un brillo de vicio. La tendriais que ver: A cuatro patas, con los ojos brillantes de deseo, los labios entreabiertos, sus enormes melones colgando y sus pezones duros….Y su grupa… ¡Mmmmmhhhh!. Me acerque hasta el caballo y cogi lo que habia guardado esta mañana: Una botellita de aceite de oliva.

Me arremangue la camisa y abriendo el fraco derrame una buena cantidad, extendiendomelo por la mano hasta el codo. Me sente detrás de ella, con la soberbia vision de su culo y de su sonrosado coño sonriendome. Separe un poco sus nalgas para echar un poco de aceite en su ojete. Carmen solto un suspiro.

Comencé a introducir el dedo indice, muy suavemente, notando la suavidad de su esfinter y la dureza del musculo. Empuje el dedo hasta que lo hundi hasta el nudillo. Los suspiros de Carmen arreciaban.

La verdad es que tienes que darme la razon que bajo esa pinta de niñita buena mimada tenias una puta en potencia. Tu en realidad ers asi de zorra lo que pasa es que no lo sabias…¿Y sabes que es lo que mas te gusta de todo este juego?

¡¡Siiii…!!

Ponerle los curnos a tu marido… Te lo noto… Cada vez que te lo menciono te corres de gusto, so zorra

Al final de este minidiscurso, el indice y el corazon se habian alojado ya en su ano e intentaban hacer sitio al anular, que habia entrado hasta la mitad. Gire la mano y de un golpe entro el dedo. Carmen gemia y sobre su arqueada espalda notaba como brillaba el sudor. El meñique entro con mas dificultad pero con un poco de juego de muñeca y buena voluntad se alojó en su recto. Cuatro dedos y comenzaba a gemir y resoplar como una perra.

Arqueé la mano y meter el pulgar fue un juego de niños. Solo quedaba meter la mano hasta la muñeca. A estas alturas de la pelicula estaba mas caliente que todas las cosas y no estaba para delicadezas y finuras asi que de un golpe y como si diera un puñetazo, incruste mi mano en el culo de Carmen hasta la muñeca. Carmen levantó la cabeza y profirio un grito corto pero creo que fue mas de sorpresa que de dolor puesto que pasado un momento continuaba gimiendo y, lo mas importante, comenzó a moverse hacia delante y atrás, follandose ella misma.

La sensacion era superagradable. Su intestino era calido y suave por dentro, y ademas limpio

Yo iba girando mi muñeca poco a poca, haciendo que mi brazo comenzase a entrar dentro de ella. La mitad de mi brazo ya estaba alojada dentro de sus tripas y ella gritaba como si se las arrancaran. Llegó incluso a orinarse, la pobre. Por supuesto, durante todo este proceso no hacia nada mas que recordarla lo guarra que era, lo puta, lo zorra y si se sentia bien cuerneando a Ernesto.

Cuando llegué al codo, Carmen solo emitia un sonido balbuceante y la baba se la caia por la comisura de la boca. Creo que hasta tenia los ojos en blanco. Despues de retorcer el brazo un poco dentro de ella, no quise empujar mas, no fuera a desgraciarla…Ademas, quedaba lo mejor

Despacio saque primero el brazo y luego la mano, saliendo con un sonoro "plop" del sistema digestivo final de Carmen. Su ojete quedo medio abierto, como una boca asombrada haciendo "O". Tenia que actuar deprisa. Levante a Carmen y la saque de sus estupor de dos papirotazos. Sin saber muy bien que pasaba y tropezando la lleve hasta nuestro objetivo… Su caballo.

Carmen debia olerse algo porue intento resistirse pero yo la empuje suavemente. El animal tambien debia olerse algo porque su miembro, casi tan grueso como mi brazo comenzaba a salir de su funda. Carmen ya habia salido de sus estupor inicial y musitaba "No, por favor…." pero de una manera tan debil….

Vamos, furcia…¿No dices que te gustan los caballos?

La sujete por un brazo y la oligue a inclinarse. Su ojete se iba cerrando pero todavia estaba lo suficientemente bostezante. El animal se encabritó un poco al notar la proximidad del cuerpo de Carmen y tuve que sujetarlo por las riendas. Su pollon apuntaba ya hacia las nalgas de Carmen. Finalmente y en un alarde de punteria que nos honra a los tres (caballo, Carmen y a mi) el enhiesto y equino cipote se apoyó en el culo de Carmen, la cual empezó a gemir y a llorar. La verdad que toda esta accion era un prodigio de fuerza y coordinacion. Del brazo a Carmen para que no se escapara y de la riendas al caballo para que no la reventara

Poco a poco y con notables relinchos de satisfaccion, el pene del animal fue explorando el territorio que antes habia hollado mi mano. Carmen ya no lloraba y gemia con los ojos cerrados. La solté. La muy puta se follaba empujando dentro y fuera la polla del caballo. Increible.

Aunque solo habia entrado un tercio o una cuarta parte del rabo, el animal relinchaba, Carmen gritaba hasta quedarse ronca y yo sonreia con un empalme de narices. Asi que aproveche para bajarme los pantalones y sin dejar de sujetar al animal le puse la polla en la boquita a Carmen, la cual chupo hasta casi dejarmela en carne viva. Con el calenton que llevaba no tarde en correrme en la boca de Carmen. Esta, comenzó a escupir y atragantarse del semen porque inmediatamente comenzo a gritar hasta casi quedarse ronca:

-¡¡¡ Ostiasostiasostiasostiaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh….!!!

Me di cuenta de lo que pasaba. El semen del caballo rebosaba su ano y escapaba de este como un surtidor entre la polla y el esfinter. El animalito se soltó completamente satisfecho mientras Carmen resoplaba de placer mientras que de su ano escapaban rios y rios de amarillento esperma caballar. Tenias que haberla visto: La cara llena de mi lefa, su culo soltando lefote y ella con los ojos casi en blanco… Acojonante

Mientras me subia los pantalones ella se escapo entre los arbustos para poder descargar intimamente y a gusto sus pobres, sufridos y sobrecargados intestinos. Cuando apareció limpiandose la cara con un kleenex, no podre olvidar una cosa: sonreia. La muy guarra sonreia.

Cuando regresamos a la cuadra, no podre olvidar tampoco la cara del encargado por verme a mi cabalgar como un experto jinete y de ver lo rara que andaba Carmen cuando sabia que era una amazona experta. Y no pude de sonreir cuando vi como se llamaba el caballo de Carmen: "Casanova".

Al llegar a casa, Carmen se escurrio corriendo a su habitacion (una mancha de humedad era mas que evidente en su zona trasera). Por fin nos pudimos recuperar con una excelente comida y una sabrosisima ensalada (He de decirlo, estaba de muerte… ¿Qué la habrian echado?

Capitulo 6: Domingo Tarde.- Versión de Oscar

Después de la excelente comida, Ana subio a buscar la ropa que llevaria esa tarde y por una suerte de esas, Ernesto subio a no se que, asi que me quede con Carmen. Los dos solitos para fregar. Ya te lo puedes imaginar… ¿no?

Para comer Carmen se habia puesto una camiseta de manga corta, de esas de publicidad y unos pantalones cortos, de los de futbol. Comenzamos a recoger las cosas de la mesa y nos fuimos al fregadero. La tecnica consistia en que ella fregaba y yo aclaraba… pero de eso, nada de nada. En cuanto ella quedo situada en el fregadero, yo desde detrás, la rodee con mis brazos y comencé a besarla el cuello. Entre risas ella me decia que la dejara, que nos podian oir, pero para eso habia dejado la musica un pelin alta.

Sin dejar de besarla, deslice mis manos dentro de la camiseta recogiendo sus soberbios melones y comprobando que sus pezones comenzaban a ponerse duros. Sus risitas comenzaron a tornarse resoplidos cuando pellizque sus pezones con fuerza, al tiempo que la susurraba en su oido lo guarra y puta que era y que me gustaba que fuera una zorra. Y para demostrarme lo zorra que era, y de paso sorprenderme un poco, saco sus manos del rebosante fregadero y de un golpe se bajo pantalones y bragas, quedando con el culo en pompa, rozandome los vaqueros. Mas asombro aun tuve cuando, rozandose y retorciendose, me susurro entre gemidos:

Follame el coño, por favor, follamelo, inundame la matriz, llename de tu leche, quiero sentirla hasta mis ovarios, por favor

Sin salir de mi asombro del cambio practicado en esta chica, atine torpemente a bajarme los pantalones y los calzoncillos mientras ella me besaba la barbilla. Mi ereccion era tremenda y casi dolorosa... y, como estaba pendiente de la escalera por si Ernesto bajaba, fue Carmen quien, con la mano mojada y jabonosa, cogio mi pene y lo introdujo en su vagina.

Su interior ardia y estaba resbaladizo y ella, al sentirse penetrada, metio un paño de cocina en su boca para no gritar. Ya os he dicho que estaba vigilante de la escalera asi que Carmen era la que, con sus movimientos, llevaba el ritmo de la follada... que era tremendo.

Ella, de lo inclinada que estaba sobre la pila, metio todas sus tetas en el agua, con lo que estas se veian perfectamente a traves de la empapada tela. Finalmente y cuando estaba a punto de correrme no pude aguantar la tentacion de decirla

¿No te das cuenta de lo pedazo de puta que eres?... ¿que has convertido en un cornudo a Ernesto?… ¿te das cuenta…?

¡ Si, si, si…. no me importa…. pero correte!

Evidentemente no aguante más y me vacie explosivamente dentro de ella. Una señora corrida. Y que a tiempo. Porque según terminabamos de arreglarnos, bajo Ernesto metiendose con nosotros de lo lentos que fregabamos. Carmen se deslizó rapidamente a su lado para subir a su habitacion mientras Ernesto y yo acababamos el fregado. Agradecí que Ernesto no parecia haberse dado cuenta del espectaculo de sus camiseta mojada y de sus enhiestos pezones.

Como la tarde era poco bonancible, decidimos ir a un pub que conocia Ernesto a echar unos dardos. Y tengo que reconocer que eramos la envidia del lugar, porque si Ana iba guapa y sexy, Carmen no la andaba a la zaga: Camisa blanca de encaje y falda larga negra con una raja al lado que a veces incluso dejaba ver el sugerente pliegue de su ingle.

La verdad es que hice poco caso al juego, ensimismado como estaba en la raja de la falda (como la canción) de Carmen. Es mas, yo diria que no llevaba ni bragas ni tanga porque a veces tendria que haberse visto algo de dichas prendas. De repente un "¡Joder!" me saco de mis pensamientos para ver como el manazas de Ernesto habia abierto un bote de Cocacola con excesiva presion y parte del americano brebaje habia ido a la camiseta de Ana, camiseta que habia adoptado la transparencia de la camiseta de Carmen durante el fregoteo. Esta similitud de circunstancias hizo que me aflojara la risa al recordar el paralelismo, risa a la que se unio con menos entusiasmo (no sabia de que iba la cosa) Ernesto.

Al volver las chicas, la transparencia de la camiseta de mi chica era ya total, asi que decidimos montarnos en el coche, dar una vuelta mientras se secaba la camiseta de Ana e irnos al cine. Ana se sento delante para poder secar la camiseta con la tobera de la calefaccion y yo con Carmen, detrás. De esta manera, deslicé furtivamente mi mano debajo de su falda y comprobé admirado que, en efecto, no llevaba ropa interior.

Llegados al cine, hice todo lo posible para ponerme tras Carmen, cosa que consegui, pero nos toco pasillo. Ana, Ernesto, yo y Carmen. En esta situacion. Y aunque la pelicula era muy oscura (ya la habia visto), era arriesgarse mucho a meternos en Honduras pasando gente por el pasillo.

Asi que empezó la pelicula y, aunque meti mi mano entre las piernas de Carmen y comencé a acariciar su clitoris, estaba bastante encabronado por no poder pasar a mayores. Asi que hice un gesto a Carmen y tocando en un hombro a Ernesto, le dije que iba a por chuches. Carmen se levanto conmigo, alegando que no queria quedarse sola y de esta guisa y mas caliente que el palo de un churrero, salimos fuera.

Rapidamente le dije a Carmen que fuera a comprar algo al bar del cine mientras comprobaba si el wc de caballeros estaba vacio para… Ella sonrio y me dio un beso en la boca. Aun me dio tiempo para dedicarle un "Que putita eres…" y darle una nalgada en su macizo culo.

Me fui silbando al servicio y entre en el. Estaba solo… bueno habia un tio, de unos 30 años meando y estaba acabando. Me disponia salir para avisar a Carmen cuando se me ocurrio… Si pudieramos hacerlo… Espere a que acabara de mear y cuando iba a salir

Oye.. perdona… necesito que me ayudes

El tio me miró raramente

Oye, que no soy marica… que no van los tiros por ahí

¡Uff!… menos mal, si supieras los raros que hay por aquí… ¿Qué quieres?

Pues… mira… es que… bueno, te lo digo de golpe y es menos violento. Me voy a casar y estoy en mi despedida de soltero y claro… Los colegas me han puesto una serie de pruebas

Enhorabuena, hombre… ¿Necesitas mi ayuda en una prueba de esas?

Pues si, lo que pasa es que es un poco….

Nada, nada, que yo soy muy echao p’adelante..

Pues mira… hay fuera hay una puta de lujo que han contratado mis colegas. Bueno, la cosa es que… bueno que tengo que encontrara a alguien para que se folle conmigo a esa tia

El chico me miro como si no se creyera mucho la cosa

Esto es una coña… ¿No?… ¿No seras de la camara oculta?

Que no… en serio… mira si no puedes o no quieres….

Me volvió a mirar muy fijamente

¿Los dos al mismo tiempo?

Asentí. Agitaba la cabeza no muy convencido. Crei que iba a decir que no pero de repente

¿Me dejaras que yo sea el que la de por el culo?… Es que nunca he dado por el culo a una tia… Mi novia no me deja.

Por supuesto que le dejaria. Sali corriendo del wc. Carmen me esperaba sonriente. La agarre por la mano y solo le dije:

Tu sigueme la corriente y sonrie a todo… Y no te asombres de nada.

Al llegar al cuarto de baño, si Carmen se sorprendio, no lo dejo traslucir. Con una sonrisa encantadora saludo a mi "colega". Este comento lo buena que estaba

Jooooder… vaya pedazo de melones que tienes… si me permites decirlo.

Por suerte la puerta del baño tenia pestillo, asi que… Tampoco perdimos mucho tiempo en preliminares. Ordene a Carmen que se desnudara. Cuando se quitó la blusa y el sujetador, el tipo se quedo con la boca abierta, flipando de la situación. Pero cuando va Carmen y se quita la falda y ve que no lleva nada no pudo sino escaparsele un gemido.

Cogi la falda de Carmen y la extendi en el suelo, que contrariamente al uso, estaba superlimpio. Le dije al tio ese que se desnudara el y se sentara en la falda. No hizo falta repetirselo. En un momento teniamos a nuestro desconocido amigo sentado en el suelo con un cacharro de tamaño medio apuntando al techo.

Todo lo suavemente que pudo, Carmen fue sentandose en el miembro del chico poco a poco. Estaba en cuclillas, apoyandose en sus rodillas, con los labios fruncidos y respirando pesadamente. Desde mi posición vi como el pene de mi amigo comenzaba a desaparecer en el aparato digestivo inferior de Carmen. Los gemidos suaves dieron paso a un coro de "Ahs" y grititos, asi que, todo lo deprisa que pude me saque mi polla y arrodillandome frente a Carmen, comence a penetrarla.

La verdad es que en las revistas y pelis es muy facil pero fue ardua tarea. O no entraba o la presion del rabo en el culo no me dejaba entrar pero despues de ingentes esfuerzos, me abracé a Carmen y consegui entrar.

La sensación era superplacentera. Notaba como trabajaba el pene de mi amigo en la habitación de al lado. Carmen lloriqueaba y nuestro ayudante se atragantaba con sus propios gemidos. Desde luego la situacion no se sostenia mucho tiempo mas, asi que el primero en claudicar fui yo. Note como el calor de mi esperma iba forrando las paredes del coño de Carmen, mientras sus musculo vaginales, ayudados sin duda, por la follada anal, ordeñaban mi polla hasta el tuetano. Cuando me sali de ella, un hilillo de esperma quedo entre sus almeja y la punta de mi pene. Ella, entre la nube del placer y morbo, me sonrio picaramente y no pude reprimir un "Pero que pedazo de zorra te has hecho".

Mi compañero de follada no debio oirlo porque debia estar corriendose en las tripas de Carmencita, como denotaban los violentos golpes de pelvis que propinaba a su culo. Finalmente, se quedaron quietos; Carmen aun sentada encima de el, respirando ruidosamente. Mientras se desacoplaban, me arregle un poco la ropa y vi como el chico ayudaba a Carmen a levantarse y la preguntaba algo. Luego el chico vino a darme las gracias, que contara lo que quisiera para el y que suerte con mi vida de casado.

Cuando Carmen y yo nos quedamos solos, me la quede mirando. Estaba preciosa, desnuda, con sus lacteos pechos enhiestos, apoyada coquetamente sobre un lavabo, sonriendo y escurriendo esperma por su entrepierna y nalgas. Me acerque y la bese en la boca.

¿Qué te ha preguntado?

Que si era una puta, cuanto cobraba..

¿Y tu que le has dicho?

Que por ser el, se lo haria gratis y me ha pedido el numero de telefono.

¿Y tu…?

Le he dado el movil de Ernesto – dijo sonriendo, como una niña haciendo una travesura.

Pero que cacho zorra eres

Claro que si… ¿Te gusta que sea tu puta?

Por supuesto.

Despues de besarla, recogi las chuches y deje a Carmen arreglandose, esperando que ni Ernesto ni Ana se mosquearan por la tardanza.

Capitulo 8: Lunes Mañana.- Versión de Oscar

El lunes por la mañana me desperté bastante pronto, sobre las seis y media o siete menos cuarto. Me extrañó que Ana ya se hubiera levantado. Asi que me desperecé un poco y después de ponerme un chándal salí de la habitación. No pude evitar, al ver la puerta entreabierta de la habitación de Carmen y Ernesto, echar un vistazo. Carmen dormia boca abajo y su cuerpo aparecia envuelto en una sabana, iluminado tenuemente por la luz de una farola de la calle. Recordé que Ana había comentado que quería ver amanecer o algo asi y seguramente la noche anterior habría quedado con Ernesto en salir pronto. Asi que quedaba como dueño y señor....

Realmente no sabía que me pasaba, ya que me arriesgaba muchísimo pero la verdad es que en ese momento me importaba una mierda que me pillaran asi que me meti en la habitación.

Tiré al suelo la sabana y pude contemplar a Carmen en sus esplendor, dormía tapada con un camisón y unas braguitas. De repente se me ocurrió una maldad. Queria estirar la cuerda al máximo a ver si se rompia... Cogí unas tijera de encima de una mesilla y literalmente, rajé el camisón. Después de despojarle de el, Carmen dormia como un angel, sin enterarse de nada...asi que procedí de nuevo. Las bragas acabaron rajadas igual. ¿y sabeis que hice con ellas?...¿Guardarlas...?...No. rebusqué por los cajones y cuando di con el que parecia de Ernesto, meti los despojos del camisón y las bragas. Sonreí al pensar la cara que pondría Ernesto al ver aquello ahí... Pero inmediatamente dediqué mi atención a Carmencita. Entre sueños, había flexionado la pierna derecha, dejando ver su sonrosada e irritada almeja. Me acerqué por detrás y separé bien las piernas de blanca, eximanado bien sus interioridades... Separé sus nalgas: su ano estaba igualmente enrojecido e irritado, con los bordes muy salientes... Normal, con la tralla que le metimos anoche... Asi, que, sin importarme si jose a Ana aparecian, hundí mi cara entre sus nalgas comencé a jugar con mi legua en su ano.

Blancá gimió entre sueños y como parecia que el gemido era mas de placer que de dolor, continué con la exploración lingual. Su ano era suave y terso aunque después de el entrenamiento de estos días, cedia con suavidad y dejaba entrar mi lengua en su recto. Ella ni se despertó pero la muy puta, entre el sopor, levantó el culo para facilitarme la maniobra.

Tanto me la facilitó que en un par de minutos se corrió explosivamente, gimiendo y sollozando como una perra, temblando como si la temperatura de la habitación hubiera bajado un par de grados. Y la jodia alli se quedó, sin despertarse, espatarrada boca abajo como una puta satisfecha, con el ano entreabiert y brillante de saliva de mis maniobras... Increíble. Y asi la dejé, con un no se que de que en ese momento entrará Ernesto y la pillara asi, cuando al irse la había dejado "tan tapada".

Pero no apareció, me afeité y baje para comprobar que estabamos Carmen y yo solos en la casa. Asi que, decidí salir a dar una vuelta y de paso, si encontraba abierto algun quiosco, comprar la prensa. Pero no llegué tan lejos. A un par de cientos de metros de la casa estaban mis "amigos" suecos... Cargaban una furgoneta con la ayuda de un tercer chico. Me saludaron y me contaron que el chico era noruego y que hacia el viaje con ellos, que estaban haciendo las maletas para volver ya a su pais. Les pregunté que si les habia gustado España y entre sonrisas me dijeron que mas les habían gustado las españolas aunque su amigo michael no las había "probado"... de repente, me dieron ganas de cometer otra locura, de arriesgar el todo por el todo...

Eso tiene fácil solución.

Me miraron con cara de asombro... No eran ni las siete y cuarto...

Estamos aquí al lado. Vuestro amigo la "prueba" y luego si quereis, os despedis vosotros... Cortesía de la casa.

Me miraron un poco alucinados y al cabo de unos segundo, uno de ellos asintió por todos.

Mientras caminábamos a la casa pensaba que debia de estar loco. Si habían vuelto Ernesto y Ana....

Pero parecia que los dioses estaban conmigo ya que al entrar los cuatro en el comedor, la casa parecia que estaba igual que cuando me habia ido hacia unos minutos asi que me puse a prepara un café para los que esperaran mientras que subia con el chico noruego.

Carmen seguia durmiendo, pero se habia girado boca arriba, mostrando sus melones, con los pezones enhistos como mastiles de banderas. El chico se quedó con la boca abierta sin saber que decir. La observaba detenidamente, fijando la vista en su pubis, sus caderas, su almeja. La verdad es que era un bollito, alli tumbada y dormida...

Jodela dormida, ya veras que experiencia....

Michael me miró y sonriendo asintió. Se fue desnudando. La verdad es que tenia poco que desnudar. Una camiseta, unos pantalones cortos y los calzoncillos. Se acercó a la cama y se subió de rodillas encima de ella, quedando enfrente de Carmen. Le separó las piernas, observando detenidamente la vagina de ella y asombrado, como yo lo estaba tambien, que de todos estos manejos no se despertara ni se inmutara.

"¿ Estará haciendose la dormida?"- pensé... y no me dio tiempo a pensar mas por que se la clavó sin preámbulos ni calentamientos hasta los huevos.

Mi experiencia anal con Carmen algo debia influir en el sonoro chapoteo que se oyó al meterle la polla y tan violento fue que sus tetas se bambolearon embravecidas mientras que el noruego se dedicaba a un mete saca violento. Tanto debia molestar ese bamboleo que el chico decidió cortarlo con el sencillo metodo de agarrar los pezones de blanca con dos dedos, apretarlos con fuerza y tirar de ellos hacia arriba. El cabroncete nos salia sado aunque a Carmen le empezó a arrancar un par de gemidos entre sueños, gemidos que aumentaban de intensidad cuanto mas retorcia el tio. Follaba siempre al mismo ritmo pero manejaba los pezones de mil maneras diferentes: tiraba de ellos, los aplastaba, los retorcia, los hundia en las tetas, los hacia rotar entre sus dedos. Llegó a morderlos con violencia: se ve que era un obseso de tan delicada anatomia femenina. Y cuanto mas los maltrataba mas gemia la muy zorrita. Estaba en una pose muy pensadora, sujetando la barbilla con mi mano, pensando que las mujeres son un nido de sorpresas...

Y en estas estaba cuando el chico dio un par de nalgadas, tiró de los pezones como si quisiera subirlos al techo, y gimiendo entre dientes (gemido que se confundió con otro muy prolongado de Carmen), se debió correr explosivamente en el interior de tan bella durmiente. El tío se quedó allí metido dentro de ella, resoplando como si fuera el fogonero del infierno, mientras Carmen se removía un poco, hablaba entre sueños pero no se despertaba... acojonante.

Michael se desacopló de ella y al tiempo que salía una lengua de viscoso esperma se salía de las profundidades de Carmen. Mientras se vestia y se deshacía en elogios hacia ella en su inglés elemental, observe a Carmen, durmiendo seráficamente con los pezones inflamados y enrojecidos y relamiéndose.

Acompañé al chico hasta abajo donde le esperaban sus amigos tranquilamente, apurando su café. Preguntaron en sueco o en lo que fuera que que tal y muy bueno debía ser lo que contestó porque los dos querían subir el siguiente. Después de bromear un poco creo que fue el que se llamaba Sven el que empezó a subir a la habitación. Dejé de nuevo a los otros dos y llegué a la habitación justo en el momento que el muchacho se quedaba en pelotas.

Se tumbó al lado de ella de costado, mientras la besaba el cuello y le magreaba las tetas, con un poco más de suavidad que su anterior compañero, mientras Carmen, siempre, siempre entre sueños sonreia estupidamente. El chico se cogió la polla y comenzó a restregársela a Carmen por el clítoris. Carmen dejó de sonreir y comenzó a morderse el labio inferior... la verdad es que se lo estaba pasando de puta madre... En estas estaba cuando de fuera de la habitación me pareció oir un ruido extraño. Por un momento se me pusieron de corbata pensando en la escena: Dos tios tomando café en el comedor, un tercero follando y Carmen y yo alli, de miranda o alcahuete o de lo que fuera. No me salió siquiera la voz del cuerpo para decirle a Sven que dejara de trajinar (a estas alturas estaba empezando a follar suavemente a Carmen) asi que, sigilosamente sali fuera. No parecia escucharse nada... Y eso era lo raro. No se oia nada desde el comedor. Baje las escaleras con cuidado.

Vacio. Solo quedaban en la mesa las tres tazas a medio consumir.

Muy extrañado, miré por las ventanas y lo unico que vi era el dia que comenzaba a clarear, pero ni un alma en la calle. Extrañadísimo volvi a mirar el comedor, como si los tios esos fueran a salir de debajo de la mesa. Volví a subir las escaleras, meditando en la situación y, la verdad, un poco acojonado.

En el pasillo se oian unicamente los suaves gemidos de Carmen y de vez en cuando, los del sueco, y eso, si se ponia bastante atención....

De repente, cuando iba a volver a entrar a la habitación, oi un ruido. Del cuarto de baño. Se me revolvió todo por dentro. Una mezcla de acojone y morbo. Me acerqué despacio y apliqué el oido. Se oia la ducha. Me retire deprisa.

"Joder" – pensé- "Lo mismo Ana o Ernesto han vuelto y han pillado a estos tios en la cocina...no, no, no...si eso hubiera pasado se hubiera montado la de Dios". Hostias....Quien fuera estaba en casa en el momento en que llegué con los suecos".

Imaginadome la escena de Ana o Ernesto saliendo del cuarto de baño, me fui despavorido a dar boleto al tio de la habitación.

Cuando entre me quede flipado. Carmen se había despertado. Que digo despertado, despabilado. El tio estaba tumbado boca arriba, mientras Carmen le cabalgaba, agarrada al cabecero de la cama y gimiendo entre dientes:

¡¡ Follame, follame, revientame el coño...!!

La escena era digna de contarse. Me quede boquiabierto, mirando la escena. Mas boquiabierto me quede cuando Carmen se dio cuenta de mi presencia y mirándome me dijo entrecortadamente:

¡ Vamos....¿no ves que tengo otro agujero?!

Dicho y hecho, oiga. En un momento me encontraba despelotándome y cerrando la puerta dispuesto a unirme al tema.

Asi que me subi en la cama y mi compañero de follada, separó las nalgas de Carmen al darse cuenta de mis intenciones. Apoyé mi rabo en su esfínter y suavemente, comencé a deslizarlo, sonriendo ante la suavidad y facilidad con que entraba.

Puesto que el mete-saca de Sven me desequilibraba bastante asi como los espasmos de Carmen me agarre al mejor sitio para no salirme del intestino de Carmen: Sus tetas. Y lo hice como el chico noruego de hacia una media hora (¿O hacia una eternidad?). Pellizqué con fuerza los pezones y dije que antes me mataba que soltar mi presa. Carmen apretó con fuerza los ojos y los dientes y un gemido, de placer o de dolor, escapó de su boca. No se si sería de placer o que pero desde luego, ella arreció en su movimiento. Yo estaba mas pendiente de sus melones que de sus resbaladizas tripas. Los pellizcaba con una rabia tal que por un momento creia que se las arrancaba. En un momento dado, pidió entre gemidos que pararamos. Paramos, mientras ella se levantaba. En eso me dio por fijarme en la puerta. Creo que solo me fijaba yo. El picaporte comenzaba a bajar: Alguien iba a entrar a la habitación. Si en ese momento no me cagué, no lo haré nunca. Hipnotizado por el picaporte, ajeno a Carmen y Sven y ellos a la puerta, vi como llegaba a su punto mas bajo y la puerta comenzaba a abrirse.

Ya esta. La cagamos. Querias morbo, pues toma morbo.

Pero a veces, la suerte cambia como el viento y eso debio pasar. Porque la puerta se volvió a cerrar sin que, me imagino que era él, Ernesto entrara. Resoplando, un empujon me devolvió a la realidad. Carmen me había tumbado sobre la cama, boca arriba. Ella se puso cabalgándome, metiendose mi polla en la cavidad mas ardiente y viscosa del mundo. He hizo una cosa que me dejó flipado. Cogió mis manos, y llevándolas hasta sus pezones, rojos ya como fresas y duplicando casi su tamaño, me dijo:

¡Arrancamelos, castiga a tu puta...!

Sven no necesitó de nuevas instrucciones porque de inmediato se introdujo en el recto de Carmen, notando yo su polla a traves de la delgada pared muscular. Y otra vez a la tarea. Tirar, retorcer, pellizcar, follar, follar, follar,... Y no se cuanto tiempo follariamos hasta que Carmen, sacudiéndonos y casi llorando nos pidió que nos corriéramos en su boca.

Nos pusimos de pie en la cama y sin importarle nada, a esa estrecha que hace unos días le daba vergüenza ir con minifalda, se metió las dos pollas a un tiempo, sin importarle que la de Sven estuviera manchada ligeramente de mierda.

Sven claudicó casi inmediatamente, enviando unos chorros espesos que se perdieron barbilla abajo, refrescando de paso, me imagino los castigadísimos pezones de Carmen. Tragó el resto de la corrida con tiempo suficiente para que mi primer chorreton se perdiera en su blonda cabellera y los siguientes hicieran compañía a los del sueco en su estomago.

Y después de dedicarnos unos lametazos y dejar la del sueco limpia y reluciente y la mia igual, de repente cayó en la cama, como en catalepsia, completamente desmadejada.

La verad que nosotros estabamos igual de cansados y, sin importarme un huevo si entraba alguien y tumbándonos a los lados de Carmen, quedamos profundamente dormidos.

..............................

Me desperté y vi el reloj. Las diez y media. La habitación apestaba a sudor y a esperma. Levanté un poco la cabeza y vi que nuestro compañero de fatigas se había ido, me imagino que a buscar a sus colegas misteriosamente desaparecidos.

Carmen dormia boca abajo y a pesar de haber pasado ya sus buenas dos horas, su ojete bostezaba en una O casi antinatural por la que habian escapado esperma. Tambien lo habia hecho de su coño, empapando la sabana bajera. Me desperecé un poco y me vestí.

Desperté como pude a Carmen que se incorporó soñolienta. Su pezones estaban muy, muy pero que muy rojos e inflamados. Después de besarla en la boca me la quedé mirando:

Eres la hostia fantastica- y la volvi a besar.

La pedi que fuera a ducharse corriendo y que se quitara los churretes de lefa que tenia por todo el cuerpo. Se levantó de la cama y se dirigió a la ducha. Siempre me quedará la imagen de, mientras se metia en la ducha y cerraba la puerta, un grumo amarillento de viscoso esperma, deslizándose entre sus nalgas y cayendo por la parte trasera de su muslo.

Me apresuré a abrir la ventana para ventilar la habitación y cogí la sabana y la bajera. Por cierto, al recoger la sabana del suelo, cayó de sus pliegues los calzoncillos de Sven, perdidos sin duda en el fragor de la batalla. Asi, que, después de pensarlo un poco, los metí en el cajón de Ernesto, haciendo compañía al destrozado camisón y bragas de Carmen. Sigilosamente, baje a la cocina y metí las sabanas en la lavadora, recogí las tazas y me subí a la habitación a hacer la maleta. Cuando me metia en la habitación oi canturrear por lo bajo a Ana en la ducha. Sonreí.

Empecé a meter la ropa en la maleta y a la mitad tuve un problema. De la ropa de Ana me faltaba la parte de abajo de un bikini y un tanga de un conjunto suyo. El tanga por mas que busqué no lo encontre. La parte de abajo del bikini la encontre cuando desesperado mire en la lavadora. Estaba empapada de semen, sin duda del que había escurrido de las sabanas. Asi que puse en marcha el aparato para no arriesgarnos mas.

De las siguientes horas, poco tengo que contar. Ana y yo nos ibamos antes de comer para no pillar atasco. Ernesto apareció con una bandeja de churros y solo desayunamos él y yo, ya que Ana y Carmen no tenia hambre: "No me extraña, con lo que has tragado, puton", pensé mirando a Carmen.

Ha sido un fin de semana cojonudo – dijo Ernesto.

Me lo he pasado genial- dijo Ana.

Si, ha sido fantastico- dijo Carmen.

Sois geniales – dije yo.

Mirándonos todos, de repente dijimos al mismo tiempo:

Hay que repetirlo – mientras estallamos en carcajadas.

Asi que, comenzamos a despedirnos. Muac, muac (Pellizco furtivo en el pezón de Carmen), tap, tap, hasta la proxima, hasta la proxima....

.............................................................

Mientras me incorporaba a la autopista, Ana me beso inesperadamente en la mejilla.

Cariño...¿Tu te consideras liberal?

La pregunta me dejó un poco descolocado.

¿Cómo...?

Si, hombre...¿Qué si eres liberal en el sentido de celos...ya sabes?

Ah...eso...si, creo que soy un tio liberal.

Ana encendió un cigarrilo con el mechero del coche.

  • Ah, fenomenal... - Y se quedó mirando el paisaje un rato - ...pues verás, cariño, es que el viernes, cuando subiste a deshacer la maleta....

Para cualquier comentario, sugerencia, etc... escribir a: queculotienemichica@hotmail.com