El Psicoanalista 1 (Teresa)
Relato a petición de una amiga lectora que quiere leer una gran fantasía que tiene con sus pechos.
Esta será una serie de relatos cortos basados en las peticiones que lectores me hacen llegar y quieren que plasme sus morboso o fetiches en un relato. Espero no defraudar a nadie y poder estar a la altura que esas personas esperan de mí. Los relatos están basados en un argumento general, pero cada historia contemplará la petición de una persona.
Mi nombre es Juan. Tengo 27 años y tras varios años de estudiar psicología y como no encontraba trabajo decidí seguir estudiando para llegar a ser psicoanalista. La idea fue buena pero al terminar tampoco encontré trabajo. Tras una desgracia en la familia heredé un poco de dinero y decidí abrir mi propia consulta. La inversión no fue muy fuerte...era un despachito en el piso que había heredado en Madrid. Durante unas semanas no vino nadie pero un día llamó una chica y le di cita.
Eran las 5 de la tarde cuando la vi entrar y me quedé alucinado.
-Buenas tardes...usted es Teresa verdad???
-Si que tal...Juan ¿verdad?
Así es. Muy bien Teresa y cuente que le hace pedir cita en un psicoanalista.- dije mirando su generoso escote. Tenía un pecho precioso y un escote bastante generoso que dejaba ver gran parte de su canalillo. Según me dijo tenía 37 años y estaba casada. No era una mujer alta rondaría el metro sesenta. No era ni gordita ni delgada. Era una mujer normal con un pecho hipnotizador.
Verá...es que tengo...tenia...bueno tengo un problema con mi marido. Desde hace algunos años la pasión se ha ido perdiendo.
-Eso ocurre en muchas parejas, supongo que ha venido por alguna cosa más seria que eso para venir a verme ¿verdad?
-Si claro. El caso es que hace poco me propuso hacer un intercambio de parejas. Yo al principio me negué pero viendo que todo iba a peor decidí decirle que si.
Mientras yo desde mi sillón la observaba sin poder quitar mi vista de sus enormes y generosos pechos. Poco importaba lo que decía aunque no fuera nada profesional, pero aquel escote me tenía atrapado.
-Muy bien,- le dije. Muchas parejas les sirve como una terapia el conocer mas gente y muchos hacen de eso una forma de vida.
-Déjeme que le siga contando, no es ese mi problema. El caso es que mi marido se metió en varios chats y empezó a hablar con parejas hasta que pasado un mes decidimos quedar con ellos. La verdad que durante ese tiempo el estaba mas animado, el sexo entre nosotros iba mucho mejor y fantaseaba con que estuviéramos con otras personas juntos.
El caso, que me estoy enrollando perdóneme.
-No se preocupe tranquila, estoy aquí para escucharla.- le dije notando un ligero cosquilleo en mi entrepierna provocado por el movimiento de aquellos pechos al respirar.
Quedamos con ellos. -continuo Teresa. Era una pareja algo más joven que nosotros, ella tenía 30 y el 32 según nos dijeron. No le digo los nombres porque no es algo importante para la historia, pero la verdad que no me atrajeron nada. Ella era una chica rubia y con un cuerpazo de gimnasio aunque a pecho no me ganaba.- dijo mientras sonreía levemente.
En realidad -continuo- apenas tenia pecho, y él era también el típico chico chulito de gimnasio y muy guapo la verdad, pero a mi no me van nada los chulitos.
Y a su marido? le gusto ella?- pregunte ya prestando más atención a la historia.
Si que le gusto, pero el encuentro fue un fracaso. Quedamos a cenar en un restaurante del centro comercial este que hay aquí al lado. La cena fue muy bien, aunque el tema estaba algo centrado en el deporte y la verdad no teníamos nada que ver ninguna de las dos parejas, pero aun así se fue animando a lo largo de la cena.
Después de la cena tomamos una copa en el pub de la esquina. Durante la copa la verdad que mi marido ya estaba agarrando a la chica y tonteando con ella mientras que el chico no hacia nada mas que prestar atención a mi escote, así como está haciendo usted.- me dijo de repente.
- ¿Que? no...yo... siga por favor, céntrese en la historia. -dije avergonzado al oirle recriminarme las miradas.
El caso que mi marido se fue animando y una cosa llevo a otra y acabamos los cuatro en nuestra casa para tomar la última. Mientras subíamos a casa mi marido y yo pudimos hablar y me preguntó si quería seguir adelante o echarme para atrás.
Yo quiero mucho a mi marido y haría lo que fuera por nuestro matrimonio y le dije que quería seguir.
Entramos en casa y mientras él preparaba las copas el chico me empezó a meter mano y a besarme. Su mujer o novia no se que serían se levantó y se puso a sobar a mi marido desde la espalda mientras le daba ligeros besos en su cuello.
Cuando mi marido terminó de preparar las copas las dejé en la mesita de centro y se sentó a nuestro lado en el sofa. La chica se sentó encima de él y empezaron a besarse.
Fue una situación extraña- me dijo Teresa mientras seguía relatándome su historia mirando fijamente al infinito. Mi marido con una mujer encima de él besándose y sobándose mutuamente y yo con el otro chico a mi lado que no paraba de amarme las tetas y besarme metiéndome la lengua en mi boca y moviendo sin parar.
-Pero fue algo pactado, usted Teresa sabía que eso pasaría.- dije a modo de afirmación y para darle a entender que estaba escuchando atentamente.
-Si, si, lo sé. Pero aun así era una situación nueva y muy extraña. ¿ Usted ha hecho alguna vez algo así?, Quizás para usted sea algo de lo más normal compartir una pareja pero para mi no lo es. - me dijo a modo de recriminación.
-No, yo nunca he....- y me interrumpió sin dejarme acabar la frase.
-De todas formas no es por eso por lo que he venido, esto es solo para que sepa a que viene mi problema y pueda entender si es que se puede entender porque me pasa lo que me pasa.
-Si, Teresa, tiene razón, perdóneme. Continue por favor. -dije de modo serio e intentando disimular la gran erección que tenía en mis pantalones por la historia y por aquel escote que no podía parar de mirar.
-Bien, -continuo volviendo a fijar la mirada en el infinito.- Estábamos los cuatro en el sofa y la chica mientras mi marido la sobaba y la mordisqueaba el cuello nos preguntó si nos importaba si se iba con mi marido a la habitación. Yo me quedé algo nerviosa al oír aquello y mas nerviosa aun cuando escuche a su marido o novio lo que fuera decirles...."claro que no cariño, pasadlo bien", para después meterme su cabeza entre mi escote y empezar a lamer mis tetas.
Se levantaron y se fueron. Mi marido ni me miró. En cuanto salieron de la habitación el chico me pidió que se las mostrara. Yo me levante y despacio me quite la parte de arriba. Como ha podido observar tengo un gran pecho y el se quedo boquiabierto al verlo sin sujetador.
Me senté de nuevo algo avergonzada pero cada vez más cachonda. No por la situación, si no por como aquel hombre miraba mis tetas. Mi marido hacía tiempo que no las hacía mucho caso y ver como alguien las trataba y las sobaba como si fuera lo más bonito que ha visto en su vida me hacia ponerme mas y mas cachonda.
Tras un tiempo de sobeteos y magreos acabamos los dos desnudos en el sofá. Tenía un buen pene, mucho mejor que el de mi marido y deseaba no se porque darle placer, pero no queria follar.
-¿ Ha dicho que no quería follar?- interrumpí al escucharla. Su voz se volvió algo temblorosa.
- No, claro que no. Ya le dije que yo quiero a mi marido. No deseaba que otra persona me hiciera el amor y tampoco me gustaba saber que él estaba haciendo el amor a otra chica, pero no quería perderlo y haría lo que fuera por él.
-¿Entonces?- pregunté yo queriendo saber cómo acabaría la historia y con una erección tremenda bajo el pantalón.
-Entonces -continuó Teresa- empecé a masturbarlo mientras el me besaba y pasaba su dedo índice por mi mojada rajita. Cada vez estaba más cachonda, la verdad, pero no deseaba follar, solo dar placer. Cuando vi que el hombre estaba cogiendo posición con la intención de follarme me arrodille ante él y mirándolo le dije: " voy a hacer que te corras como tu mujer nunca hizo". y empecé a chupársela mientras llevaba mis tetas a su polla. Las puse a los lados y le hice una cubana. Yo movía mis tetas arriba y abajo y él me miraba con cara de placer. A veces inclinaba mi cabeza para chupar la punta cuando aparecía de entre mis pechos, pero la mayor parte del tiempo lo miraba. Tenía una expresión de placer que nunca antes había visto, ni siquiera a mi marido. Cuanto estaba a punto de correrse aminoraba el movimiento de mis tetas, llegando incluso a parar. Jugaba con mi lengua en su capullo y luego volvía a moverlas apretando su dura polla. Después de un rato así y sin dejar de mover mis tetas en su polla empezó a correrse. El primer chorro me dio de lleno en la barbilla, y los siguientes en mi boca, mientras que los demás ya sin tanta fuerza cayeron en mi pecho llenándome mis tetas de semen.
Al terminar me levante y sonriendo me fui a lavar con el sabor de su semen en mi boca. Al volver del baño vi que ya estaba su mujer allí y él estaba vestido. Se disculparon y se fueron. Fue cuando los despedí cuando fui a ver a mi marido al cuarto.
-Muy bien, pero no entiendo dónde quiere llegar.- dije con un gran calentón y deseando que se fuera para poder entrar al baño a hacerme una gran paja recordando la historia y esa visión de sus pechos.
- Pues cuando entre vi a mi marido en la cama, apesadumbrado. No había podido hacer nada con la chica. Al final dice que solo le hizo sexo oral a ella pero que él no pudo hacer nada. Que me quería mucho y no necesitaba hacer nada con ninguna otra mujer. Me dio mucha pena pero también mucho alivio y me tumbe con el abrazados y nos quedamos dormidos. No hemos vuelto a hablar del tema y la verdad que nuestra vida sexual ha mejorado mucho.- terminó diciendo con una expresión de pena en la mirada.
-Pues estoy perdido Teresa, -le dije. Si teníais un problema que intentasteis solucionar y ahora después de un intento fallido de intercambio ya no lo tenéis, pues no se cual es el problema que vienes a tratar.
-Como le dije antes, esto es solo para explicarle de dónde puede venir mi problema.- dijo con la mirada perdida pero esta vez mirándome a mí fijamente. Después de aquello me calentaba mucho con la mirada que tenía aquel hombre mientras mis tetas y yo le dábamos placer. Un día en la compra me encontré con un vecino y le ayude a subir la compra a su casa ya que estaba escayolado. Debo decirle que no fue lo único que hice. Me arrodille y le hice una buena paja con mis tetas hasta que se corrió en ellas.
-Pero Teresa, ¿ así de repente? . Nunca antes lo había pensado con él o alguna insinuación anterior.-dije sorprendido y pensando en la suerte que tenía aquel vecino suyo por haber disfrutado de unas tetas así.
- Así de repente. -contestó con cara de vergüenza. Otro día,-siguió contando- Estaba en casa y llamó el cartero para una carta certificada y también le hice correrse en mis tetas mientras lo pajeaba con ellas. Y al portero también hace unos días en la portería. El siempre me miraba mucho los pechos al verme pasar sola y me decidí y él estaba encantado de que se lo hiciera. Me llenó todas las tetas de semen, tenía gran cantidad guardada. Menos mal que no estaba mi marido y pude limpiarme antes que me viera. Antes de ayer fui al medico, es un médico de unos 35 años muy guapo y tímido. No me hizo falta ni decirle nada. Se dejó hacer hasta que se corrió también entre mis tetas. Solo dijo que le volvían loco. Y ayer con el frutero. le hice una paja con mis tetas en la trastienda. Después entraron los dos transportistas que le hacen los transportes y también dejé que se corrieran en mis tetas. Ayer llegué a casa con tres corridas en mis pechos.
-Entonces Teresa, usted le...le gusta hacer...-dije sin saber ni siquiera como tratar aquel tema.
-Me gusta hacer que los hombres disfruten de mis pechos. Desde el día del intercambio no se que me pasa pero noto cuando un hombre desea mis pechos, se que piensa en correrse en ellos, que los quiere tocar, los quiere chupar y quiere disfrutar con su polla entre ellos, lo sé.- dijo mientras se ponía de pie.
-Bueno Teresa, pero este problema...-y sin dejarme acabar se acercó a mi destapándose las tetas y arrodillándose ante mí me dijo:
- ¿ Quién ha dicho que sea un problema? yo disfruto con esto. Deseo complacer a los hombres que les gustan mis tetas.- hizo una pausa mientras se colocaba entre mis piernas y me dijo: sacatela y colócala aquí.- mientras movía sus pechos arriba y abajo.
Yo no podía reaccionar. No estaba acostumbrado a aquel tipo de situaciones y sin pensarlo dos veces y por muy poco profesional que aquello pareciera me la saque y la coloqué entre sus tetas. Ella me sonrió y empezó a moverlas aplastando mi polla que llevaba dura desde casi el principio de la sesión. Agachaba la cabeza, chupaba la punta y dejaba caer saliva para lubricar el movimiento de mi polla entre sus pechos. Aquel canalillo me estaba volviendo loco. Yo suspiraba, la miraba como sonreía a la vez que subía sus pechos con sus manos. Mi polla desaparecía entre ellos en su canalillo para aparecer casi de inmediato mas dura aun si cabe. Ella me miraba. Ella sabía que estaba disfrutando. Y yo sabía que ella disfrutaba al hacerme disfrutar con sus pechos.
No pude más....suspiré un "...Teresa...ohhhh" y empecé a correrme entre sus enormes tetas. Ella levantó la mirada para ver como disfrutaba de aquello y luego la bajó viendo como mi polla palpitaba en medio de su canalillo. Sus pechos empezaron a llenarse de mi semen hasta que mi polla paró de palpitar. No podía creer lo que había pasado.
-Espero que con esto se pague la consulta de hoy.- me dijo sonriendome. Y por cierto, vivo con mi marido en el 5c de este edificio. Me pasare a verlo alguna vez.
Y diciendo esto se levantó, se puso su parte superior encima de mi semen y se fue. Yo no había sido profesional, pero no había podido evitarlo. ¿5B? ya estaba deseando que volviera a pasar a verme ella y sus tetas.
Espero sus comentarios tanto buenos como críticos para así poder rectificar en futuras publicaciones. Esta historia es fruto de experiencias vividas por la persona que me lo encargó o es una gran fantasía que esa persona tiene aún por realizar.
Espero que este relato guste tanto a la persona que me lo encargó como al resto de lectores y disfruten leyéndolo como yo disfruté escribiéndolo.
Muchas gracias.