El proyecto i

Bárbara y rae se encuentran en una constante competencia rayando en el odio. pero algo empieza a cambiar entre ellas

EL PROYECTO

Escrito por: Amcala & Cavibe

Editado por: Aralip

Finales de un caluroso verano en Inglaterra y el comienzo de una nueva jornada de estudios. Me llamo Rachel Barton, tengo veinticinco años, soy estudiante en la universidad de Oxford y sigo la carrera de Arqueología, en un año finalizo mis estudios. Pero esta historia no trata simplemente de mi y lo brillante que he sido, sin sonar pretenciosa, aun cuando para unos cuantos sea catalogada como engreída, petulante, arrogante y no me quiero imaginar cuantas cosas mas, en especial una de ellas y es de esa persona por la cual he decidido narrar lo que ha sucedido desde que ingrese a la universidad.

Llegué a la hermosa ciudad de Oxford por esta misma época hace ya cuatro años, me ubiqué en un apartamento que me asignó la universidad mientras durara mi estadía en Inglaterra. Algo pequeño pero bastante acogedor, tenía un estilo moderno el cual me encantó desde que lo vi. La decoración era simple, pero con el tiempo la cambié a mi gusto y lo mejor del lugar; una enorme cama doble situada justo en frente del balcón que me mostraba todas las luces de la clásica ciudad.

Fue excitante llegar y sentirme como en casa desde el primer momento, conocí a mis mejores amigos y vecinos. Dave y Cassandra que llegaron a mi puerta a los pocos minutos que yo lo había hecho, desde ese día han sido como mi familia. Dave es estudiante de Antropología, coincidimos en algunas clases y al igual que yo, este es su último año. Cassandra estaba haciendo un doctorado en Teología hindú, el cual terminó y ahora ella dicta la cátedra.

Todo iba de mil maravillas en la primera semana, las clases eran interesantes al igual que los maestros y demás compañeros. Para ese fin de semana, con mis dos nuevos amigos y el resto de un agradable grupo, hicimos un recorrido por la ciudad y un pequeño tour por Londres, era perfecto hasta que llegó esa siguiente semana.

Lunes en la mañana, me dirigía a mis clases como los anteriores días, esta vez ni Dave o Cassandra me acompañaban, pensaba en la clase que me correspondía y por un momento de distracción, la pesadilla comenzó.

Tropecé con ella, con esa mujer, la fantástica "Babe" como sus adorados amigotes la llamaban, la odie desde ese preciso instante.

Como era de esperarse, me disculpé pero jamás espere algo así...

  • Lo siento, me distraje.

  • Agh... otra estúpida tonta en la universidad y además rubia.

  • Lamento mucho haberle causado un cont... ¿Cómo me llamo?

  • ¡¡¡¡Estúpida y tonta rubia!!!!

  • Creo que no fue para tanto y le agradecería que se disculpara, no tiene porque ser tan atrevida.

  • Ja, disculparme yo, querida no te imaginas con quien estas tratando, así que esfúmate.

  • Jamás pensé que esta universidad admitiera a gente tan vulgar.

  • ¿Que? vulgar... quien te crees pequeña cosa rubia...

  • Vuelve a referirse de esa forma hacia mí y no respondo.

  • ¿Qué vas hacerme? Eres insignificante, piérdete a lloriquear pequeña cosa rubia.

  • Además de admitir gente vulgar, admiten gente ignorante y con problemas de identidad. Tiene una fijación errónea con la gente rubia. Y tal vez sea usted la que es estupida.

  • Mira pequeña cosa si me sigues...

Un hombre moreno alto con un atlético cuerpo y muy atractivo llegó en ese preciso momento. Para mi fortuna.

  • ¡Babe! ¿Qué haces? Deja de jugar y vamos a clase.

Las cosas se iban poniendo cada vez peor, su mirada se fijó en la mía y sentí como esos intensos ojos azules mostraban las intenciones de querer arrancarme la cabeza.

  • Bárbara, vamos que llegaremos tarde y además no has venido por una semana.

  • Ya voy Gary... Te salvó la campana rubia...

Terminó diciendo y corriendo se tomó de la mano de su amigo para entrar al edificio, pero sin antes voltearse y señalarme con un gesto amenazador, me enfureció tanto su actitud desafiante que quise por un instante alcanzarla y darle su merecido... además que por culpa del incidente llegué tarde a clase.

  • ¡¿Tarde?! Señorita Barton, le recuerdo que en Inglaterra se acostumbra a llegar a la hora exacta, se llama puntualidad.

  • Lo lamento mucho señor Havelock, tuve un contratiempo, no volverá a suceder.

  • Espero que no señorita Barton, por su propio bien.

Tomé la silla que mi amiga Kasey estaba reservando para mí, sentía que era la peor mañana de mi vida, estaba tan molesta, además tuve que pasar por la vergüenza de ser advertida por el señor Havelock en frente de todos. Para completar mi frustración, me encontré con que la famosa "Babe" estaba tomando una de mis cátedras. Sentada en la clase, riendo y mirándome, haciendo mofa de mí con su grupo de tontos, no podía creer mi mala fortuna.

La clase terminó, me dirigí a hablar con el señor Havelock acerca de un tema que no me había quedado claro y antes que pudiera llegar. Se atravesó.

  • No me digas que eres de esas rubias preguntonas.

  • Es algo que a usted no le incumbe y deje el tema con las rubias, supérelo y píntese el pelo.

Y antes de que pudiera decir algo mas, pase por su lado empujándola, solo noté cuando su amigo Gary se le acercó.

  • Babe, ya deja a la pequeña rubia en paz.

  • Voy hacer que esa mocosa engreída, pretenciosa se arrepienta de haberse tropezado conmigo.

  • Uyyyy cuidado Babe, recuerda que del odio al amor hay un solo paso y la estas odiando muy rápido.

  • Gary, por qué no dejas de hablar estupideces. Piensas que todos tenemos que ser maricones como tú...

  • Uffff, eso dolió mi querida amiga, pero en tu caso sería, cachapera, tortillera, lesbiana...

  • Ohhhhhh ya cállate y vámonos, no soporto ver a esa tonta.

El resto del día transcurrió sin muchos contratiempos, uno que otro encuentro con la señorita "Babe" pero no significativos, hacia la media tarde fui a mi departamento a descansar, en la noche tenía una reunión con un grupo de compañeros, debíamos realizar una presentación acerca de las culturas Mayas, para mi fortuna Dave era parte del grupo.

Le conté todo lo ocurrido con esa mujer y el muy sorprendido comentó.

  • Woow, jamás pensé que Bárbara Archer fuera así.

  • ¿La conoces?

  • Bueno no, pero lo primero que escuché cuando llegue acá fue su nombre y reputación.

  • La reputación de la bruja mas bruja de todo ¡¡¡Inglaterra...!!!

  • Ja, Rachel, eres divertida. Lo que sucede es que ella lleva en la universidad un largo tiempo.

  • Lo imagino, no han podido deshacerse de ella... jajajaja.

  • La verdad es que Arqueología es su tercera carrera y solo tiene veinticinco años.

  • ¿Cómo? estas diciendo que va a estudiar Arqueología y voy a tener que verla toda la carrera...

  • Escuchaste lo que te dije, es su tercera carrera.

  • Si, si te escuché, esta es mi segunda carrera Dave, estudié filosofía y letras en Harvard y decidí estudiar arqueología porque siempre me ha apasionado es por eso que poco me impresiona la señorita esa... igual ella es mayor que yo. Cuando termine arqueología puedo estudiar otra y quedaríamos igual.

  • Veo que ahora esto se ha vuelto una batalla de hermosas y sabias guerreras.

  • Gracias por el cumplido. Me enferma pensar en que va a estar conmigo en todas las cátedras, haré cambio de horarios, de materias, algo se podrá hacer.

  • Cálmate Rae, tampoco puede ser tan malo.

  • Oh no, no es malo, ella es la mala.

  • Deja así y volvamos al trabajo.

  • Esta bien, además ya tengo dolor de cabeza por hablar de esa loca.

Terminamos nuestro trabajo y nos dirigimos a casa, Cassandra nos esperaba en la puerta de su apartamento con una taza de un delicioso té ingles. Le conté todo lo que había sucedido y estuvo de acuerdo conmigo, al parecer la señorita "Babe" había tenido algún infortunio con ella.

  • Esa, esa es una "Perra".

  • Ya veo que no es de tu agrado.

  • Rae, ella es capaz de todo, hasta de usar a sus amigos.

  • ¿A qué te refieres?

  • Pues se los voy a contar: El día que llegue, un año antes que ustedes dos, me instalé en el dormitorio para estudiantes y adivinen quien era mi compañera de cuarto.

  • ¡La perra! (Dave y yo lo dijimos al unísono).

  • Sip, pero en ese momento parecía ser muy gentil, es mas me cayó bien.

  • No puedo decir lo mismo, mi primer encuentro con ella fue catastrófico. Lo siento Cass, continua.- advertí recordando lo sucedido el día de hoy.

  • Soy el único que no la ha visto y dicen que es hermosísima.- intervino esta vez nuestro amigo.

Cass y yo nos miramos e hicimos un gesto de repudio poniendo un dedo en nuestra boca en señal de querer vomitar.

  • ¿Puedo continuar Dave?

  • Lo siento Cass, pero dicen que es una mujer supremamente atractiva y que tiene unos ojos azules que te hipnotizan.- finalizó diciendo Dave.

  • Ya cállate y pon atención a la historia- dije enfáticamente.

Cass continuó con la historia.

  • Comenzamos a salir y me presentó sus amigos, en especial uno, que cuando lo vi, guauuuuuuuu parecía estar viendo al dios de la guerra, me encantó y ella lo notó. En ese preciso momento, Barbara habló con Gary y él se acercó a mi.

  • Yo lo conocí, bueno fue él, el que salvó mi vida.- comenté interrumpiendo nuevamente a Cass.

  • Bueno ese mismo, que exagerada eres Rae, tampoco te iba a matar; pero continuando con la historia, empecé a salir con Gary, me sentía en la luna con ese hombre tan hermoso y Barbara me ayudaba con todo. Después de un mes de salir juntos, yo quería que pasara algo mas, pero notaba que Gary me daba pequeños besos y no le gustaba quedarse a solas conmigo, jamás imaginé nada, solo pensé que era muy respetuoso, igual Barbara se empeñaba en que saliéramos y ella era la mas interesada en esa relación.

Dave y yo escuchábamos a Cass sin pestañar, no nos imaginábamos el desenlace de la historia.

  • Una noche preparé todo en la habitación para quedarnos solos, Barbara se fue para donde uno de sus otros amigos. Compré vino, una comida especial y todo estaba listo para la noche de pasión. Gary llegó muy puntual, se sintió sorprendido cuando vio todo, preguntó por "Babe"; odio ese apodo, le dije que se había ido a dormir a otro lado y que tendríamos la habitación solo para nosotros, se evidenciaba el nerviosismo en sus ojos que hasta dudé yo misma en acercármele, pero lo tomé del brazo y decididamente lo llevé a la cama, besándolo salvajemente empecé a quitarle la ropa y en un grito ahogado dijo -"Soy gay"-, no entendí en ese momento y continué hasta que me detuvo levantándose estrepitosamente y gritándome -"Soy marica" me gustan los hombres, no las mujeres, todo esto lo preparó Barbara para hacerte una broma, lo siento pero no puedo continuar.- y sin mas dejó la habitación. Quedé tumbada en la cama sin palabras, sin pensamientos y se me vino a la cabeza esa perra. Fui a buscarla y cuando llegué estaban todos, incluyendo Gary, quien abrió la puerta y su enorme risa desapareció al ver mi cara. Barbara llegó a la entrada, al verme soltó una carcajada y solo se limitó a decirme, -No te pareció divertido Cass.- Lo único que hice fue mirarla con dolor y salir corriendo, al siguiente día me mudé y desde ese entonces jamás volví a dirigirle una palabra. Con Gary a veces hablo, es un hombre dulce, la verdad no comprendo cual fue la razón para que ella hiciera algo así.

  • Porque es una... !Perra! -dijimos nuevamente Dave y yo.

Al decir esto todos nos reímos y terminamos nuestro té con galletas, nos despedimos y nos fuimos a dormir. Sentía que los siguientes días serían peores que este.

No me equivoque, cada día los enfrentamientos con Bárbara se hacían peores, en cada clase que veíamos, el salón se transformaba en un campo de batalla; si yo decía algo, ella lo refutaba con cualquier argumento atacándome y tratándome de ignorante, yo no me quedaba atrás, la atacaba de igual forma hasta tal punto que al final de las clases y lejos del alcance de los maestros nuestros amigos tenían que interferir para que nosotras no termináramos en los golpes, hasta ellos mismos por defendernos y estar de nuestros lados terminaron peor.

  • ¿Quién te crees que eres idiota? -Dave se refirió a Kevin empujándolo cuando intentó callarme poniendo su mano en mi boca.

El fornido rubio se volteó y sin decir nada le propinó un puñetazo a Dave en la cara, éste levantándose como pudo logró tirarse por detrás de este haciéndolo caer. Entre el barullo y los gritos, yo intentaba que mi amigo se detuviera, hasta que esa mujer interfirió nuevamente.

  • No te metas pequeña cosa rubia, déjalos que se golpeen.

  • Me meto porque él es mi amigo y me importa, cosa que no puedo decir de usted que solo se interesa en si misma.

  • Deja el sermón rubita, que ellos son lo bastante grandecitos para saber qué es lo que hacen.

  • Eres una per...

Y antes de que pudiera llegar más cerca de ella, el director de disciplina de la universidad intervino en la pelea. Dave y Kevin fueron suspendidos por una semana, me sentí culpable, él se había peleado con ese pesado por tratar de defenderme y ahora lo habían suspendido.

Ese altercado apaciguó las cosas por un largo tiempo. El resto del año transcurrió sin más contratiempos. Volví a casa para navidad y retorné en enero después de ese merecido descanso. Retomé mis actividades cotidianas, además Oxford me ofrecía cátedras alternas como música, pintura y algunas otras, pero la que yo tomé como opción fue artes marciales. Desde pequeña me inspiraron, así que fui devota de ellas hasta alcanzar el cinturón negro en Kun Fu y Shaoling.

He sido muy disciplinada en mi estudio y en lo que a mi, como ser humano me concierne. Entrené por varias semanas, cada día llegando muy temprano, siendo por lo general la única a esa hora, tal vez por el intenso frío en esa época o porque nadie quería levantarse. Pero las cosas cambiaron aquel día.

Ese Viernes inolvidable, como todos los días era muy temprano y me encontraba sola o así lo imagine; al cabo de diez minutos de calentamiento, sentí que alguien me observaba, al voltear, la vi, otra vez en mi camino, como la peor de las casualidades, se que mi rostro palideció por un instante, la señorita "Babe" me miraba burlonamente y eso hizo arder mi cuerpo, perdí el control, entonces la incité a pelear. Gran error, me cegué por la ira y me dejé llevar por esta.

  • ¿Esta segura pequeña cosa rubia? No quiero romper su fina y delicada nariz.

  • Por qué no se preocupa por la suya.

  • Que rubia mas agresiva!

  • ¡Ya cállese y pelee!

Y sin más palabras le lancé la primera patada, la cual ella esquivó sin si quiera pestañear, yo intentaba hacerle daño como fuera, mi concentración estaba por el piso, hasta que un dolor intenso recorrió toda mi cara.

  • Se lo advertí, no quería romperle la nariz, bueno en realidad si desde hace mucho y usted lo quiso así.

Mencionando esto, la odiosa mujer reía al verme sangrar por nariz y boca, continuamos con la pelea después que me repuse del golpe. Estaba tan molesta que quería romperle cada hueso y así mismo no me percaté que la gente empezó a llegar a entrenar y al notar que éramos nosotras, a los pocos minutos casi toda la universidad estaba alrededor del ring, todos para ese entonces sabían de nuestra rivalidad y mas que rivalidad del odio mutuo que existía.

"Si hubiera cobrado por la entrada, hubiera hecho una fortuna".

Esa pelea se convirtió en una tortura, yo estaba totalmente desconcentrada por la furia que tenía; así que para Barbara fue fácil llegar a conectar varias de sus patadas, unas cuantas en mis costados, una que otra en mi hombro izquierdo el cual quedó dislocado al instante, pero aun así continué, en cada patada que ella lograba conectar en mi, se sentía la descarga de todo su odio, la fuerza de ella era superior a la de muchos chicos con los cuales yo ya había peleado, incluyendo Kevin, a él le había ganado, a pesar de ser de una contextura física tres veces superior a la mía, lo hice y en ese momento sentí ganándole al mismo Hércules.

Y por supuesto el estaba entre los espectadores, Kevin, el eterno enamorado y amigo de Babe, estaba disfrutando de la paliza que me estaban propiciando; ahora era su revancha.

  • Eso es mi guerrera, dale mas duro -gritaba y reía cada vez que su amiga me golpeaba, disfrutando viéndome caer y el esfuerzo que hacia para volver a levantarme.

Era imposible esquivar cada uno de los golpes, es mas, en tres ocasiones sentí que se me iba la vida, jamás había sentido tanto dolor en mi cuerpo, me estaba matando, era increíble la forma en que peleaba, solo logré darle un golpe que rompió su labio superior, pero eso me costo un golpe con su codo en la cara, otro en el estómago y para rematar con su pierna cruzó las mías por detrás y caí al suelo sin poder levantarme otra vez. Ella puso su rodilla sobre mi cuello y levantando su puño lo lanzó hacia mi cara, pero por fortuna alguien la detuvo.

  • Ya déjala Babe, esta vencida tú has ganado.

  • Déjame Gary, ella se lo busco.

  • Lo se, pero con la humillación será suficiente, ganaste limpiamente. No hagas que te odien por golpear al que ya esta vencido.

  • Tienes razón, no le daré la satisfacción de ser la víctima.

Al ponerse de pie, Kevin fue el que intervino esta vez y con gran euforia.

  • ¡¡¡¡Bueno damas y caballeros, para todos ustedes la ganadora de la pelea...!!!!

"¡BABE!". Finalizaba gritando y levantándola en sus hombros.

La gente aplaudía y gritaba su nombre, la glorificaban como si fuera una diosa y ella los saludaba levantando sus brazos, era patético. Otro motivo para que la gran Barbara Archer hiciera una de sus grandes fiestas.

  • Esta noche celebración en mi casa, todos están invitados, incluyéndote pequeña cosa rubia, si es que te puedes levantar -gritaba Barbara, riendo y mofándose de mi que aun permanecía en el suelo.

Todos salieron, quede sola no se por cuanto tiempo, hasta que un fuerte brazo me ayudó a ponerme en pie, nunca imaginé que él me quisiera ayudar.

  • Te llevaré hasta tu apartamento -Dijo Gary sosteniéndome y ayudándome a dar unos cuantos pasos, pero en ese preciso instante mi gran amiga llegó.

  • ¡Rae, por Dios! Gary por qué permitiste que esa mujer le hiciera esto, sabes bien que ella es campeona mundial de Kun Fu.

  • Cass, lo siento pero cuando llegué la pelea estaba terminada y Rae estaba en el suelo, lo único que pude hacer fue detener a Babe de que la rematara.

  • Esa maldita perra, algún día va a pagar todo lo que ha hecho. Ohh Rae lo siento, cuando me enteré de que te ibas a pelear con esa bruja, corrí lo más pronto posible pero no alcancé a llegar.

  • Bueno para serte honesto, Rae ha sido la única que ha durado de pie mas de un minuto en una pelea con Babe.

  • Puedes parar de decir Babe, me enferma.

  • Cass, ella es mi amiga también, sabes que la quiero mucho.

  • Ella no es amiga, ella te manipula, te domina, es que no te das cuenta Gary.

  • Dejemos las cosas así y ven llevemos a Rae a casa, creo que ella no esta en condiciones de escucharnos discutir.

  • Si tienes razón. Vamos Rae, te llevaré a mi casa, yo te cuidaré.

No pude asistir a clase el resto del día, por obvias razones, Cass limpió la sangre de mi rostro y puso hielo en los moretones, que en pocas palabras eran por todo mi cuerpo.

Dave llegó corriendo a verme, había escuchado el rumor de la pelea y de que yo no estaba en muy buenas condiciones.

  • Dios, Cass. ¿Dónde esta Rae?

  • Esta en mi habitación.

  • ¿Esta bien?

  • Bueno, esta bastante moreteada, uno de sus labios esta roto en dos y un hombro dislocado, pero lo que mas herido esta, es su orgullo.

  • Pues debería estar orgullosa, todos dicen que peleó de maravilla y que ha sido la única persona en la vida que ha hecho sangrar a Barbara y que no terminara en el hospital.

  • Lo se, fue Gary el que la salvó de eso.

  • ¿Qué le pasa a esa mujer?

  • Pues la verdad fue Rae la que la insitió a que pelearan.

  • Pero por qué hizo eso, se volvió loca, todos saben que esa perra es campeona de Kun Fu, Taekondo y no se cuantas cosas mas...

  • Déjalo así, ni se lo menciones otra vez.

Mis dos grandes amigos se quedaron todo el fin de semana conmigo cuidándome y ayudándome a reponer.

Llegó el lunes y sin despegarse de mí fueron a casi todas las clases conmigo, faltando a las suyas propias, evitando también que la señorita Archer se acercara. Así pasó el resto del tiempo con los mismos enfrentamientos con ella, pero no físicos, eran verbales, pero yo ya sabía a que atenerme si decidía nuevamente enfrentarme a ella, esta vez no iba a dejar que me venciera tan fácil.

Los meses pasaron volando y el verano llegó con su radiante sol, la verdad este clima me hacía añorar mas mi casa, no deseaba quedarme en Inglaterra, quería ver a mis amigos en California, por cierto soy de Los Ángeles California, ya se podrán imaginar las ganas de volver a mi hogar. Cass y Dave deseaban que me quedara, me prometieron toda la diversión de este mundo, pero ya tenía en mente hacer las reservaciones esa misma mañana y viajar luego de terminadas las clases.

Cuando me dirigía a la agencia de viajes, tropecé de nuevo con ella. Mi gran pesadilla.

  • Otra vez tu pequeña cosa rubia.

  • Mire Barbara, no quiero, ni tengo ganas de discutir con usted, así que déjeme pasar.

  • No y que va hacer, pegarme...

  • Si es necesario lo haré.

  • ¿Está amenazándome?

  • Tómelo como quiera.

  • Si mal no recuerdo, la última vez que peleamos usted terminó en el piso inconsciente.

  • Ese día fue su día de suerte, la próxima vez será diferente.

  • Esta retándome nuevamente.

  • Si y qué.

  • Dígame cuándo y a qué hora.

  • Esta noche a las siete, en el mismo lugar.

  • Hecho.

  • Pero solo usted y yo, nadie más.

No sabía por qué lo había hecho, no se que carajos me pasó, corrí hasta la agencia, compré mi tiquete y volví a mi apartamento. Llegando las cinco de la tarde el timbre de la puerta sonó.

  • Es que te volviste loca Rae, esa mujer va a acabar contigo.

  • Dave cálmate, no se de qué hablas.

  • No te hagas la que no sabes nada. Se están vendiendo boletos para la pelea del año, le tienen nombre... la revancha, el desafió de la "Sexy rubia vs. La exótica guerrera".

  • ¿Qué? se está promocionando la pelea, lo que me imaginaba, esa zorra no se podía quedar callada.

  • Entonces es cierto, ¿qué te pasa Rae? es que se te borro de la mente lo que te pasó la última vez.

  • Esta vez estoy preparada.

  • Rachel, no creo que nadie en esta tierra este preparada para luchar con ella.

Me quedé pensativa por un instante hasta que el timbre de la puerta sonó de nuevo.

  • Que locura se te paso por la mente Rachel Barton, estas aburrida de la vida y por eso quieres cometer suicidio, yo te ayudo, es más fácil si te tiras del puente de Londres, sufrirás menos.

  • Por Dios ustedes dos me van a volver loca, ya me pusieron nerviosa, estaba tranquila y ahora no sé que hacer...

Los dos se miraron y gritaron al unísono...

  • Huye Rachel, corre por tu vida.

  • Jamás voy hacer eso, nunca voy a esconderme y menos de esa mujer, si tengo que enfrentarla esta noche lo haré y lo único que espero es que mis dos amigos me respalden.

Los ojos de los dos expresaban preocupación, pero a la vez se que deseaban que yo le diera su merecido, aun cuando no estaban seguros que podría hacerlo.

  • Rae aun estas a tiempo.

  • Cass, solo quiero que estén ustedes conmigo y todo será más fácil para mí.

  • ¿Quieres que llamemos una ambulancia?

  • Gracias por la confianza Dave.

Los tres reímos y nos abrazamos. Dejamos que el tiempo pasara, Dave jugaba a ser mi entrenador y Cassandra mi médico asistente, esperamos a que fueran las seis treinta para salir al gimnasio.

Cuando íbamos llegando, el lugar estaba más lleno que la primera vez, hasta había cámaras de televisión, parecía que se fuera a presentar Madonna en concierto, era ridículo, la gente en verdad estaba emocionada por vernos pelear. Alcé la mirada y encontré una enorme pancarta con mi fotografía en traje de boxeador, alzando mis puños en contra de Barbara, que también lucia el mismo traje pero de diferente color. No se quien hizo ese montaje, pensé en ese momento, pero en realidad le quedó muy bien, era como estar viendo una película de Combate mortal o de Rocky.

Lo increíble es que todo esto lo habían hecho en unas horas, la conversación con la señorita Archer fue a las once de la mañana y eran casi las siete y todo un espectáculo estaba montado.

Entré con mis dos amigos por la parte de atrás del gimnasio, subí al ring exactamente faltando cinco minutos para las siete. A los pocos segundos todo se oscureció, una luz iluminó una de las entradas y de ella una mujer cubierta por una capa plateada y llevada en hombros por dos fornidos hombres casi desnudos salió. La depositaron en el ring y las luces del escenario se encendieron nuevamente.

No podía creer lo que veía, la gente gritaba y aplaudía, muchos decían mi nombre con excitación, otros gritaban el nombre de Barbara histéricos, vallas, pancartas, de todo alcazaba a ver con mi nombre, mi foto, diciendo "La Sexy rubia a ganar" tenía mi propio club de fans.

Ella se quitó la bata plateada y quedó con un par de pequeños shorts y un top del mismo color, se veía muy hermosa, me costó admitirlo, además que me sentí fuera de orden, yo estaba con mi pantalón de lycra negro y un simple top. Se acercó y dirigiendo su fría mirada hacia mí, apenas sonrió.

  • ¿Cuánto tiempo quieres que te deje en pie?

  • Ni lo piense, esta vez será otra la que se levante del suelo.

  • Ja ja ja, me haces reír pequeña cosa rubia.

  • Comencemos con el show, que bien montado le quedo y demosle al público lo que quieren.

  • Así será.

Se dirigió a su esquina y yo a la mía. Dave y Cassandra masajeaban mis hombros y trataban de darme consejos como los típicos entrenadores. La campana sonó y salí a dar pelea.

A la semana siguiente aun se hablaba de la pelea y mucha gente se acercaba a mí saludándome bastantes entusiastas, me sentía feliz, esta vez no salió una gota de sangre de mis labios o nariz y mi cuerpo no sentía dolor alguno. Los jueces dieron el veredicto y aun cuando no fue a mi favor, se que dejé a la señorita Babe bastante decepcionada e irritada por no haber podido vencerme como ella quería y eso para mi es un triunfo. Vamos uno a uno.

Llegaron las vacaciones y el fin del primer año de mi carrera. Tenía todo preparado para mi viaje al siguiente día, pero como era de esperarse varios amigos y algunos otros organizaron una fiesta para la despedida del año, así que me fui con Cassandra de compras, quería lucir hermosa esa noche, quería ser el centro de atracción de esa fiesta y sí que lo logre.

Llegamos casi a las nueve, Cassandra lucía bellísima, con su hermoso cabello negro ondulado, maquillada suavemente resaltando sus ojos azules, vestía una blusa blanca, que por detrás descubría completamente sus hombros y su hermosa y fina espalda, por el frente discretamente subía hasta el cuello. Sus piernas admirablemente torneadas se cubrían con una corta y bastante reveladora minifalda del mismo color.

Decidí vestirme del color que mejor me sienta, rojo. Al parecer tuve éxito por la forma en que la gente me miraba, aunque ligeramente incómoda por el diminuto tamaño de mi falda, debo confesar que la blusa, era bastante atrevida, mas bien parecía dos tiras de tela cubriendo ligeramente mis senos, que se veían mejores que nunca, mi abdomen y espalda exponían parte de su desnudes a la vista de todos.

Los hombres nos devoraban con la mirada, mientras que las mujeres seguían nuestro camino con sus ojos. Unas eran de envidia y por qué no, otras con innegable deseo.

Dave se quedó perdido en los ojos de Cass, y yo me sentí como una diva cuando descubrí que Barbara no podía evitar quitarme los ojos de encima.

  • Babe, Rachel se ve hermosísima, ¿No crees?

  • No, no creo.

  • Entonces por qué no dejas de mirarla.

  • Gary por qué no te vas a buscar novio y me dejas en paz.

  • ¡Te gusta! Y no me lo puedes negar.

  • Si sigues con tus mariconerias te voy a romper la cara.

  • Si yo fuera tú, me la tiraría, a leguas se ve que es excelente en la cama. Nada mas mira con la pasión con la que pelea y la forma de mover la cadera cada vez que camina.

  • ¿Por qué entonces no te la tiras tú, si es que tan irresistible te parece?

  • No mi amor, a mi no me gustan las mujeres y yo no le hago eso a las amigas, no me meto con las personas que les gustan, ¡¡además a mi me gusta mucho el pe...!!

  • Gary ya me estas fastidiando.

  • El pecho masculino, no iba a decir nada vulgar.

Haciendo una pausa continúo diciendo...

  • Hey Babe, a quien tratas de engañar... si es que la estas desvistiendo con la mirada.

  • Ahora si te rompo la cara.

  • Esta bien ya me callo, pero te acuerdas que una vez te dije que del odio al am...

  • Te lo advertí idiota.

Estaba observando desde mi lugar cuando vi que Gary se sobaba la cara de un golpe que Barbara le había proporcionado, no se que estaban hablando pero se que tenía que ver conmigo.

Pasadas las once me sentía bastante cansada, así que salí a buscar a Dave y Cassandra, quería despedirme puesto que tenía que levantarme muy temprano para ir al aeropuerto. No los pude encontrar, y cuando me disponía a salir...

  • Adonde crees que vas.

  • Oh no, otra vez usted.

  • Ya se aburrió de la fiesta señorita Barton, no hubo quien se la cogiera esta noche, ninguno de esos idiotas pudo seducirla.

  • ¿Quién se cree que es? Eso es algo que a usted no le importa, déjeme en paz.

  • Le apuesto a que no es capaz de tomarse cinco cervezas conmigo.

  • Mire si tiene ganas de perderse en el alcohol, llame a su amigo Kevin.

  • ¿Le da miedo embriagarse conmigo?

  • No, no me da miedo, simplemente yo bebo con gente que quiero, no con alguien a quien desprecio. -Y sin dejarla terminar la empujé y seguí mi camino.

Al siguiente día salí a las tres de la mañana, el vuelo era a las seis treinta, llamé un taxi para que me llevara al aeropuerto de Heathrow, pero antes de que llegara noté que el auto de Barbara estaba estacionado justo en la acera del frente de mi apartamento, me acerqué para ver que hacía y solo noté que estaba dormida. Sonreí silenciosamente y me alejé, a los pocos minutos mi taxi llegó. A medida que se alejaba mis ojos observaban el auto de la insoportable "señorita Archer".

Las vacaciones terminaron y regresé a un otoño no muy frío en Inglaterra, llegué con un nuevo aire, fresca, dispuesta a iniciar mi segundo año, estaba feliz de reencontrarme con mis amigos, con los cuales no deje de hablar por teléfono un solo día durante el tiempo que permanecí en casa, además fue grato saber que estaban juntos desde el día de la fiesta, hacían una hermosa pareja. Me invitaron a cenar para darme la bienvenida, ahora compartían juntos el que una vez fue el apartamento de Cass.

Hablamos toda la noche, me contaron que la bruja de Babe, al día siguiente de mi viaje, tomó sus maletas y sin decir nada a nadie viajó al Caribe, Kevin se quedó como idiota esperando a que su adorada Barbara lo llamara para invitarlo, Gary viajó a Brighton donde conoció un joven muy atractivo, el cual lo llaman "El Cesar", aun no sabemos por qué, pero igual llevan juntos desde el verano y se van a mudar a las afueras de Oxford, solo mientras que Gary termina sus estudios. Todo esto lo supieron por boca de él mismo, es así como empezaba una nueva jornada, un nuevo año.

Lunes por la mañana, la primera clase era con el profesor Havelock, una de las más importantes de la carrera y la que más me gustaba. Llegué temprano, no quería volver a tener ningún contratiempo que me hiciera retrasar en mi primer día.

  • Buenos días señorita Barton.

  • Buenos días señor Havelock.

  • Ya esta aprendiendo a ser puntual.

  • Jamás lo olvidaré.

Él solo sonrió con aprobación. Él era un hombre maduro, en la mitad de los cincuenta, alto, de contextura atlética, con cabello negro que ya teñía de algunas canas, haciendolo ver mas atractivo, varias de las estudiantes sentían perderse en sus ojos azules.

Yo lo respetaba, lo admiraba demasiado, era una eminencia, además una de las figuras más importantes dentro de la universidad. La misma reina lo había nombrado "Sir Havelock".

Esa semana como siempre fue tranquila lo mismo que un año atrás, pero lo peor estaba por pasar. El regreso de Barbara.

Lunes en la mañana, corría para clase, cuando de repente ese alguien...

  • Pensé que no volverías pequeña cosa rubia.

  • Barbara Archer, todo iba de mil maravillas sin usted, por qué no se quedó donde estaba comiendo bananas y haciéndole compañía a sus amigos los gorilas.

  • Ja, ja, ja, muy chistosa y perderme la diversión de hacerle la vida imposible.

  • Bueno, esta bien, empecemos de nuevo, pero primero debo llegar a clase y usted debería hacer lo mismo, ya que no vino la semana pasada.

  • ¿Se preocupa por mi señorita Barton?

  • No, me preocupo por mi, que si sigo hablando con usted voy a llegar tarde a la clase con el profesor Havelock.

  • Mierda es la clase de Havelock.

Salió corriendo sin decir nada mas, supe que con solo mencionar el nombre del profesor, daría fin a sus intenciones de amargarme el día. Todos en la universidad le conocían y sabían que lo mejor era jamás llegar tarde a una de sus clases. Corrí tras de ella y por fortuna llegué a tiempo; solo noté que el profesor la miró y luego a mi, sin decir nada comenzó la clase.

A mitad de la clase el profesor nos habló de un proyecto de final de año, del cual el quería sugerencias de cada uno, así que tomé la iniciativa.

  • Considerando que los primeros arqueólogos, que aplicaron la nueva disciplina a los estudios de los anticuarios, definieron la arqueología como el "estudio sistemático de los restos materiales de la vida humana ya desaparecida". Yo propongo que hagamos un estudio mas profundo de esto y que enfaticemos sobre los aspectos psicológico-conductistas que definieron la arqueología como "La reconstrucción de la vida de los pueblos antiguos".

Terminé diciendo esto y observé el rostro de aprobación de Havelock, hasta que ella tenía que abrir la boca.

  • Eso es algo aburridor y simple, señorita Barton.

  • Bueno señorita Archer, ¿Tiene usted una mejor propuesta?

  • Permítame: Como bien es sabido, en algunos países del mundo, la arqueología ha estado considerada siempre como una disciplina perteneciente a la antropología; mientras que ésta se centra en el estudio de las culturas humanas, la arqueología se dedicaba al estudio de las manifestaciones materiales de éstas. De este modo...

  • Eso es patético. Por supuesto que tenía que meter la antropología, no cabe duda que su intelectualidad no va más allá de su pobre y limitado conocimiento.

  • Me permito informarle que su propuesta se acerca más a la de una simple clase de orfebrería, hablemos algo serio donde cada uno de nosotros pueda adquirir algún conocimiento y hablando de limitación intelectual, es usted la que siendo una mujer de filosofía no es capaz de hacer una investigación basada en la filosofía de los antiguos.

  • Para su información, yo hago mis investigaciones y proyectos en conocimientos adquiridos, para así aplicar y compartir con quien tiene el deseo de aprender, cosa que usted...

  • ¿Que yo qué? Soy mejor que usted, porque si no se ha fijado...

  • ¡Mejor que yo! Ja, no me haga reír Barbara, usted es la mejor en lastimar a la gente, en ser una perra...

  • ¿Perra yo? Yo no soy la que anda ofreciéndose a todos los hombres en cada fiesta, vistiendo casi con nada.

  • Si, pues yo me les ofrezco, pero usted se les entrega...

La clase enmudeció por completo y un frío total recorrió todo mi cuerpo al escuchar la voz del señor Havelock.

- ¡BASTA! La clase se da por terminada ahora mismo... señorita Barton y señorita Archer, las espero en mi despacho a las dos de la tarde.

Traté de hablar con él, de disculparme, pero fue inútil, se alejó sin dirigirme una sola palabra, sin mirarme, llevaba en su rostro una gran decepción.

Me sentía la mujer más miserable de toda la tierra, nuevamente esa había logrado sacarme de quicio. Esto podría ser el final de mi carrera, de mis sueños, todo por no controlarme, la odiaba con todas mis fuerzas.

Eran las once y treinta, hablaba con mis amigos de lo ocurrido y se que por sus miradas lo que me esperaba a las dos de la tarde no era nada bueno, podría ser expulsada. Dios le dije perra enfrente del señor Havelock, quería que me tragara la tierra, no se que me pasó, pero lo que si sabia es que si me sacaban de la universidad, haría lo imposible desde afuera por arruinar la vida de esa zorra.

Llegadas las dos de la tarde, me dirigí al despacho del profesor y tomé asiento frente al escritorio de su secretaria, ella también estaba ahí, de pie recostada contra una pared, con la cabeza mirando hacia abajo, yo ni quise pensar que estaba cerca, debía controlarme, no quería volver a discutir con ella y por eso tomé la decisión, si salía de ésta, de no volver a hablarle, de no seguirle nunca mas el juego.

Una voz ronca me sacó de mis pensamientos.

  • Señoritas el señor Havelock, las vera ahora, sigan por favor.

Mi corazón se aceleró tanto, que pensé que iba a sufrir un ataque. Me adelanté a la puerta dejándola atrás mio.

El profesor, estaba sentado en su escritorio, tomaba algunos apuntes, hasta que sintió que la puerta se cerró. Nos observó de arriba a abajo, nos hizo una seña para que tomáramos asiento y comenzó.

  • El día de hoy, las dos dieron dos excelentes propuestas para el proyecto final; ninguna de estas es aburridora, (miró a Barbara) o es no tener suficiente conocimiento del tema (me miró a mi), es por eso que voy a pedirles que hagan "el proyecto juntas", con los temas que las dos propusieron y lo quiero tan perfecto que lo van a exponer, no solo para mi, sino para toda la universidad, incluyendo al señor rector.

Mi corazón se detuvo, no era posible que esto me estuviera pasando y como era de esperarse, protesté.

  • Con su debido respeto señor, me encantaría trabajar el proyecto con alguien más.

Havelock, se inclinó hacia adelante y mirándome intensamente me respondió.

  • No repito las cosas dos veces señorita Barton. Quiero la primera propuesta en tres semanas. Está claro.

Las dos asentimos con la cabeza, luego nos indicó que saliéramos. No quise hablar con ella en ese momento, mis ojos se llenaban de lágrimas y lo que menos quería era darle la satisfacción de verme llorar. La verdad hubiera sido mejor que me expulsaran.

Salí corriendo sin detenerme hasta llegar a mi apartamento, me tiré en la cama y lloré hasta quedarme dormida. Me levanté asustada como a las nueve, vi que tenía quince llamadas perdidas en mi teléfono celular, eran Dave y Cass, sabía que estarían preocupados por mi, así que lavé mi cara y pasé a su apartamento.

  • Hola Rae, pasa por favor estábamos muy preocupados por ti -mencionó Cass invitándome a pasar.

  • Hola Cass, hola Dave.

  • ¿Qué pasó Rae? ¿Te expulsaron, te suspendieron, que pasó? -habló Dave.

  • Algo peor, lo peor que le puede pasar a cualquier ser humano. El señor Havelock quiere que haga el proyecto con Barbara.

Los dos se miraron y en segundos comenzaron a reírse descontroladamente, no entendía el motivo de su risa y no me causaba ninguna gracia.

  • No sé que es lo chistoso.

  • El que no quiere sopa, se le dan dos tazas. -Pronunciaba Cass señalando mi rostro con su dedo.

  • Entienden lo que les estoy diciendo, eso significa que tengo que compartir horas de mi tiempo con esa zorra.

  • Rae, tómalo por el lado bueno, no te expulsaron y en realidad tal vez llegues hasta ser buena amiga de ella o algo mas... -Decía Dave alejándose para no terminar riéndose en mi cara.

  • Bien, parece que hoy es el día de todos menos el mio, gracias por su apoyo y que pasen buena noche, con permiso.

  • Vamos Rae, no es para tanto.

Salí mas molesta que antes, pero después de unas horas mi genio cambió y supe que estaba siendo exagerada y que como mujer profesional debía afrontar este nuevo reto y salir adelante. Llamé a mis amigos y me disculpé por mi comportamiento. Ellos nunca dejaron de reírse.

Al día siguiente, caminando hacia una de las clases que compartía con Dave, observé a Barbara conversar con su amigo Gary.

  • Entonces, ¿Qué piensas hacer Babe?

  • Haré lo que el señor Havelock ordenó.

  • No te quedara difícil hacerlo, vas a estar con ella mucho tiempo, sé que te agrada la idea.

  • Sabes una cosa Gary, voy a seguir tu consejo y vamos a ver hasta donde llega la señorita Barton.

  • ¡Te gusta! Lo sabía, además es una buena persona.

  • No te niego que tiene grandes atributos los cuales podría disfrutar por un rato.

  • Eres mala Babe, no juegues con fuego porque te puedes quemar.

  • Deja el melodrama y vamos que tenemos una clase a la cual asistir; ¿Sabes dónde esta Kevin? Necesito hablar con él.

  • No tengo idea, pero sí sé donde esta tu futuro amorcito.

  • Ya cállate, te pones tan pesado algunas veces.

Finalizada la clase, me dirigí a hablar con Barbara, teníamos que empezar a trabajar en el proyecto. Nos pusimos cita en la biblioteca a las cinco de la tarde, se portó muy complaciente conmigo durante todo el día, solo esperaba que el trabajar con ella no se convirtiera en una pesadilla.

Llegué a la biblioteca un poco mas temprano de lo acordado y ella estaba sentada muy tranquila. Tenía sujeto el cabello en una cola de caballo y llevaba unos anteojos, lucía totalmente diferente, muy intelectual, interesante, nada comparado con la tradicional Barbara, la sexy, atractiva e insoportable "Babe". Ahora se veía hermosa, claro que si, más que hermosa, maravillosa y tuve el pensamiento de que ya que tenía que trabajar con ella por un largo tiempo, lo mejor sería disfrutar de su compañía y tal vez de algo más.

Me senté junto a ella y comenzamos a investigar y a analizar algunos textos que habíamos encontrado en la biblioteca de la universidad, era increíble lo diferente que se sentía estar trabajando con Barbara, tenía una actitud muy profesional y apasionada, era una persona completamente opuesta a la que solía ser siempre y se que ella notó lo mismo en mi, ya no me veía como su enemiga y rival, ahora éramos colegas.

Después de dos semanas, llevábamos una buena parte del proyecto, pero aun nos hacia falta información y para ello viajaríamos a Londres, debíamos consultar e investigar en algunos museos y hablar con personajes importantes que sabían del tema que tratábamos.

Organizamos nuestro viaje para el sábado muy temprano. Me ofrecí a conducir, así ella podía ver el mapa e indicarme el camino.

Llegamos a la mitad de la mañana como lo habíamos previsto e inmediatamente nos dirigimos al museo de arqueología, cuando Barbara me interrumpió.

  • Gracias por conducir, pero de regreso yo conduzco.

  • ¿Por qué? ¿Acaso maneje muy mal?

  • La verdad, solo cuando ibas por el carril contrario y culpaste al otro conductor de ser él, quien iba mal.

  • Porque no me esperaba que ese idiota se me atravesara.

  • El no se atravesó, quien iba en contra vía eras tú, además cuando te dije que giraras nunca me imaginé que cruzarías de una calle a la otra sin colocar las indicadoras y sin mirar.

  • Pero quien se puede concentrar manejando con alguien gritando en tu oído, "¡Vamos a morir!".

  • Contigo al volante cualquiera puede morir de un ataque.

  • No exageres Barbara.

  • Eres pésima conductora.

  • No lo soy, simplemente no imaginé que fuera tan difícil conducir por el lado contrario, recuerda que en América se conduce por el lado derecho.

  • Excusas, he manejado en América y no me ocurrió lo mismo.

  • Pero por supuesto eres Barbara, súper "Babe".

  • Ya pequeña cosa rubia.

  • Deja de llamarme así.

  • Pero si es la verdad, eres pequeña, eres rubia y además pareces una cosa.

  • Ja, ja, ja, te diviertes amargándome la vida.

  • La verdad... sí. Igual un poco de adrenalina pura en la mañana no hace mal a nadie.

Era la primera vez que reíamos y hacíamos bromas, no existía ese ambiente turbio y tenso entre las dos, parecíamos grandes amigas y eso fue agradable. Hicimos las investigaciones pertinentes, cenamos y volvimos esa misma tarde a Oxford.

La semana pasó rápidamente y la víspera a la fecha de la primera entrega del proyecto llegó. Ese domingo en la tarde, me encontraba imprimiendo las últimas hojas del reporte y montando algunas fotos en la presentación de video. Estaba relajada, vestía mi diminuta pijama, que cubría menos del veinte por ciento de mi cuerpo. No esperaba a nadie, cuando el timbre sonó.

  • Hola Barbara ¿Qué haces acá?

  • Viene a ver si necesitabas alguna ayuda.

  • Pues la verdad no, pero ya que estas acá, pasa.

  • Traje champaña para celebrar.

  • No crees que mejor celebramos mañana, es domingo y...

  • Siempre eres tan problemática para todo. Esta todo terminado, serán solo unas cuantas y ya.

  • Esta bien, voy por unas copas, toma asiento y vuelvo en seguida.

  • ¿Siempre andas desnuda por la casa cuando estas sola?

  • No estoy desnuda, es mi pijama preferida.

  • ¿!Pijama!? Pero de cuando tenías seis meses de nacida.

  • Jajaja que chistosa eres, deberías ser cómica.

  • Lo pensaré.

Eran las seis treinta y la botella de champaña estaba vacía, entonces decidimos abrir una de mis botellas de vino tinto. Hablábamos de todo un poco, de la forma en que nos conocimos y lo mucho que nos odiábamos en ese tiempo.

  • Entonces pequeña cosa rubia, ya no me odias como al principio.

  • No, ya no te odio tanto, pero...

  • ¿Pero qué? Aun no confías en mí.

  • Confiar... es algo difícil de explicar y contigo jamás se sabe que pueda pasar.

  • Podrían pasar muchas cosas, si tú lo quisieras.

Me quedé en silencio y observé como sus ojos recorrían mi cuerpo sin detenerse, poniéndome de pie corte su minucioso recorrido.

  • Bueno, creo que ya es suficiente alcohol, es mejor que te vayas Barbara, mañana es nuestro gran día.

  • Y... esta noche podría ser nuestra noche.

Al decir esto se puso de pie y fue hacia mí tomándome por la cintura y acercándome fuertemente hacia ella. Traté de empujarla pero su agarre era superior y solo sentí cuando sus labios se unieron a los míos.

No opuse mas resistencia y dejé que me besara con toda la pasión que llevaba dentro, correspondiéndole de igual forma. Levantándome hizo que mis piernas abrazaran su cintura, mientras que mis manos trabajaban rápidamente en la tarea de quitar su blusa y todo lo que se interpusiera en el camino, no despegamos por un instante nuestros labios que se devoraban sin control. Sus manos tocaban mi ser, recorriéndome, sintiéndome y con un poco de desesperación la diminuta pijama desapareció de mi cuerpo en segundos.

Mis senos podrían haberse comparado con un exquisito helado en un día de extremo calor, por la forma en que Barbara los tomaba en su boca. Toda ella estaba dentro de mí, entre las piernas que la albergaban, la solicitaban para sentirla moviéndose como las olas del mar llegando a los arrecifes, nuestro sudor se mezclaba con la excitación, con el deseo y la pasión. No puedo describir con mas detalle lo que sucedió esa noche, solo se que besé hasta el último rincón de su cuerpo, al igual que ella no dejó un centímetro de mi piel sin ser explorada por sus manos y lengua.

Un estrepitoso empujón me levantó a la mañana siguiente.

  • Levántate es tarde.

  • ¿Qué hora es?

  • Faltan quince minutos para las siete.

  • Mierda la clase es a las siete.

No hubo tiempo de tomar una ducha o de mirarnos al espejo por lo menos, solo salimos como estábamos y llegamos a la clase faltando dos minutos para que la puerta se cerrara. Todos nos observaban y comentaban entre ellos, tal vez porque yo tenía puesto el top por el lado contrario y el peor pantalón que encontré, Barbara tenía una blusa que no tengo idea de donde la sacó, pero le quedaba como si se le hubiera encogido por la lluvia. Lucíamos de lo peor y el olor a licor y s... Ya se podrán imaginar.

Hicimos la presentación, a pesar de nuestra imagen salió bien, el señor Havelock estaba complacido por ello, así que el esfuerzo valió la pena.

Al final de la clase, Barbara de dirigió a mí para acordar las siguientes reuniones para la entrega de los informes, los cuales serían en la oficina del señor Havelock, hasta la entrega final que sería a final de año y en el auditorio principal de la universidad.

  • El fin de semana nos encontramos en la biblioteca, si te parece bien.

  • Claro Barbara, por mí esta bien.

  • Ehhhhhh... por cierto, lo que pasó anoche, solo fue anoche y no cambia nada entre las dos.

  • Tú lo has dicho, solo fue anoche.

  • Si... solo fue una noche de sexo y licor.

  • Sip... bueno Barbara tengo que irme, nos vemos.

  • Nos vemos.

Sentí como mi estómago se revolvía al escuchar esas palabras "Solo fue una noche de sexo y licor", que estúpida fui al pensar que para ella había significado algo, pero es mi culpa por pensar tanto. Rachel Barton cuando aprenderas a ser mas... ella.

El resto de la semana pasó sin contratiempo, no volvimos a quedarnos solas, ella siempre iba con Gary y yo iba con Dave o Cass, pero jamás dimos oportunidad a la tentación.

Empecé a salir con Kasey, Kasey Powell, la recuerdan, ella guardaba mi silla en algunas de las cátedras, desde el principio fue muy cercana a mi, aun cuando yo no lo notara por estar en mi guerra con Barbara, es muy simpática y apasionada, sobre todo por la mitología nórdica. Estudió por completo acerca de estos dioses y sus leyendas, me encantaba escucharla hablar de esto. Pasaba momentos agradables y me agradaba su compañía. Solíamos salir los cuatro; Dave, Cass, ella y yo, nos llamaban los cuatro fantásticos, pero se que para una persona en especial nada de eso le causaba gracia.

Llegó el verano y con él, el final de otro año. Me reuní por varios días con Barbara, ya no me importaba para nada lo que había sucedido esa noche, "no quería pensarlo" lo tomé como una experiencia, una noche de sexo como cualquier otra "pero que noche". Terminamos todo, hasta nos pusimos de acuerdo en lo que íbamos a vestir, todo estaba preparado para el día siguiente.

  • Listo, ya esta todo impreso, montado y perfecto.

  • Si, muy bien pequeña cosa...

  • Ya Barbara, déjalo así, ya se el resto.

  • Puedo hacerte una pregunta.

  • Claro, desde que no sea de mi vida privada.

  • Pero es que son esas las que son interesantes.

  • Si, pero no se si quiera responderte.

  • ¿Te estas acostando con Kasey?

  • Esa es una pregunta íntima y no la voy a responder, porque es algo que a ti no te importa.

  • Esta bien no te molestes, solo quería saber, ya que toda la universidad anda diciendo por ahí que tú y ella son mas que amigas y la verdad yo creo que...

  • La verdad yo creo que mejor te vas y nos vemos en la presentación, llegaré una hora más temprano. Está claro.

  • Sí, está más que claro.

Nos despedimos y así fue como todo quedó solucionado entre ella y yo o por lo menos así lo pensé.

Todos se encontraban en el auditorio mayor de conferencias de la universidad, esperando por nuestra presentación. Llegamos casi con un poco más de una hora de anticipación, montamos todo lo necesario y ultimamos detalles para la exposición de cada una.

Nuestra imagen hacia acorde con el trabajo; Barbara llevaba un traje ejecutivo blanco, con una camisa azul celeste y yo vestía un traje negro con camisa roja, lucíamos fantásticas y así mismo fue la presentación, la forma en que nos expresábamos y dirigíamos hacia el publico, hizo que todo el trabajo del año fuera un éxito.

La exposición finalizó entre grandes aplausos y hasta el rector se puso en pie para felicitarnos. No cabía de la dicha, quería saltar al ver al señor Havelock estrechar mi mano y dirigirme una sonrisa de satisfacción y admiración, sé que lo habíamos logrado, no cabía duda que éramos excelentes como profesionales.

Barbara llegó hasta mí y me estrechó su mano, yo hice lo mismo y antes de que pudiéramos darnos un abrazo, llegaron nuestros amigos y la primera fue Kasey, quien depositó un gran beso en mi mejilla, el rostro de Barbara palideció y noté cuando levantó su ceja y apretó su mandíbula, conocía ese gesto, era de rabia, lo sabía porque lo había visto hacia mi en varias ocasiones, pero igual continuó como si nada.

  • Bueno esto es de celebrar no les parece. -Dijo, dirigiéndose a todos.

Kevin la abrazó y besó, por primera vez Barbara le correspondió, pero sin dejar de mirarme a los ojos. Arregló todo para que esa noche de viernes se hiciera una de las mejores fiestas en la universidad. Había que celebrar, como ella misma lo dijo.

Estaba más nerviosa que nunca, íbamos a asistir a una de la grandes fiestas de Barbara Archer, yo no sabía que ponerme, quería verme espectacular, Cass me observaba, como queriendo averiguar el motivo de mi nerviosismo y ansiedad.

  • Rae, ¿Por qué estas tan nerviosa?

  • No lo estoy, es solo que quiero verme bien.

  • Es solo una fiesta y es donde la señorita Archer, ¿qué pasa? Es como si quisieras impresionar a Barba... ¿Hay algo que tú no me has contado y que quisieras hacerlo?

  • No... Bueno si, pero tú no lo entenderías, me siento como una perra.

  • ¿Qué pasa Rae, es que tú y ella...? ¿Tuviste algo con esa mujer?

  • Oh Cass. ¡Si!... me acosté con ella, pero fue una noche, la noche anterior a la primera entrega del proyecto.

  • Todo ese tiempo ha pasado y no me lo habías dicho, Rae eso no es justo, eso no se le hace a las amigas. Pero, ¿Qué paso después de eso?

  • Nada, ella lo dejó muy claro al siguiente día, me dijo que simplemente había sido una noche de sexo y licor, solo eso.