El Proxy (VI)

Llega el sábado, la sesión de fotografías para el trabajo en grupo. ¿Qué tiene preparado Edu?

El Proxy VI

Sábado

En realidad, me levanto a las 7, tras una ducha, comienzo a arreglarme y seleccionar lo que me he de llevar.

Además de la falda y chaqueta de cuero, añado unas botas negras con caña un poco alta. No son gran cosa, pero deberían valer. Mientras me preparo pienso en lo que compramos, ¿De verdad Edu me hará posar con eso?...

Por si acaso, cojo algo de ropa más normal, un par de tops, una falda tejana, y luego, en un último impulso, un camisón bien cortito y sexy que me regaló mi amiga Eva por mi último cumpleaños.

A las 8:30 o así mi padre se levanta. Yo estoy en la cocina tomando un zumo.

  • “¿Ya sales?” Me pregunta.
  • “Si, he quedado.” Mi padre se encoge de hombros y se toma su café.

Ese es mi padre, se interesa, pero lo justo. Me gustaría decir que he salido antes de que mi madre se despierte, pero mentiría.

  • “¿Vas a hacer el trabajo?” Me pregunta tras darme el beso de buenos días. parece que está de mejor humor.

  • “Si, no sé aún si comeremos juntos, no me esperéis, ¿vale?” Aviso, no creo que lo hagamos, pero....

  • “Vale cariño.” Me dice mi madre.

Tras tan agradable charla me retiro a mi cuarto hasta casi la hora.

Edu lleva puntual conduciendo el coche de su padre, y me alegro un montón de verlo.

En cuanto entro, me da un beso en los labios y me pregunta por la noche anterior.

Le digo que muy bien, le comento lo que hicimos, omitiendo el polvo del baño, no por nada, podría decírselo, pero tampoco lo veo necesario.

A medida que nos acercamos me voy poniendo más nerviosa, Edu lo nota, y trata de distraerme con la conversación, funciona, un poco, hasta que llegamos.

Allí ya nos esperan Alex, Marc, y un hombre mayor.

  • “Es el padre de Alex, el del estudio.” Me recuerda Edu en seguida. Le doy las gracias por el recordatorio. Cuando para, antes de bajar, me pone la mano sobre la pierna.
  • “Todo irá bien, solo confía en mí.”
  • “Confío.” Le digo, luego, respiro hondo y bajo del coche.

Me presentan a Ángel, el padre de Alex.

  • “Así que tú eres la modelo, ¿no?” Me pregunta al tiempo que me echa un cuidadoso vistazo.
  • “Si... bueno, no sé... espero hacerlo bien…” Respondo bastante avergonzada.
  • “Seguro que sí.”

Ángel abre el estudio y da las luces.

  • “Alejandro sabe cómo va casi todo, yo estaré en mi estudio trabajando, por si necesitáis algo.” Nos dice, y tras cerrar la entrada de la calle, desparece tras una portezuela.

Estamos en lo que parece una zona de recepción, hay diversas fotografías por las paredes, sobre todo retratos de todo tipo.

Hay una cafetera y una pequeña nevera, además, un par de sofás con una mesa en medio y varias revistas.

Alex nos pide que lo acompañemos, y tras una cortina que hace de puerta, llegamos al estudio.

Es más grande de lo que pensaba, tiene algunas zonas con fondos blancos y negros, luego, lo que parecen escenarios. Uno parece un salón, otro un dormitorio, otro tiene paredes de ladrillo y un suelo más burdo.

  • “¡Es grande!” Se me escapa una vez me he hecho a la idea del tamaño.

  • “Si, cuando él no tiene trabajo suele alquilárselo a otros fotógrafos.” Añade Alex.

Damos una vuelta por el estudio.

  • “Había pensado, que, para empezar, ¿podríamos usar el fondo de ladrillo? queda bien en las fotos y es algo sencillo.” Sugiere Alex.

Edu dice que de acuerdo, yo también, por supuesto Marc tampoco tiene inconveniente.

Alex nos acompaña al camerino, allí Edu deja la bolsa que he preparado yo, y otra que supongo contiene las compras del día anterior.

  • “¿Entonces, con que empezamos?” Dice Alex, a quien se le ve ansioso por comenzar.

Edu abre la bolsa que he preparado yo, y comienza a mirar un poco.

  • “Si quieres, de momento mira lo que hay en estos armarios, son cosas de varias tallas que guarda mi padre como atrezo y tal.” Me ofrece Alex.

Me llama la curiosidad, así que abro el armario y miro.

Hay bastante cosas, disfraces enteros y partes de otros.

  • “Había pensado…” Comienzo tras ver algo que me gusta.
  • “Ayer, hablando con Edu, le hablé de un conjunto de cuero que podría servir para el rollo sumisa.” Comienzo, y al mencionar la palabra las piernas me tiemblan un poco.
  • “Qué os parecería si hacemos dos partes, rollo chica buena e inocente y chica malota?”

Les enseño un vestido blanco, largo, a medias entre comunión y bodas. pienso que también he metido en la bolsa ropa interior básica, tanto blanca como negra.

Edu me sonríe, y los chicos parecen estar de acuerdo.

  • “Genial, cámbiate y nosotros vamos preparándolo todo.”  Dice Alex, y me dejan sola en el camerino.

Me quito la ropa, me cambio la interior y miro el vestido, me enfundo, y veo que mejor sin sujetador. Veo también zapatos, no son mi talla justa, pero hay un par que quedarán genial, y solo los tendré que llevar un rato.

Me habría gustado recogerme el pelo, pero bueno.

Salgo del camerino y voy hacia Edu.

  • “Ayúdame por favor.” Le pido al tiempo que le doy la espalda. Tras un par de tirones, me sube la cremallera del vestido hasta arriba del todo. Entonces veo lo que han estado haciendo.

Frente a las paredes de ladrillos ahora hay luces de esas de fotografía, parece que hacen pruebas ajustando cosas, Alex, veo que en sus manos tiene una cámara enorme que parece muy cara.

  • “Ponte allí quieres?” Me pide, al tiempo que señala un punto en medio de todas las luces.

Dispara algunas fotos, y ajusta cosas en su cámara tras cada una de ellas. Edu también saca un par con su móvil, Marc, se queda un poco al margen, ajustando las luces según le pide Alex.

Pronto, Alex me pide una pose, y luego otra. Edu lo deja, y yo no tengo problemas, las poses son bastante normales, aunque Alex es un poquito quisquilloso e insiste bastante hasta que logra que yo me ponga como él quiere.

Pasado un rato se detiene y se acerca, me enseña algunas fotos, y admito que son bonitas. Quizás no sea mala idea después de todo. También se las enseña a Edu y a Marc, los dos están de acuerdo en seguir.

  • “Puedo sugerir una cosa?” Pregunta Edu pasado un rato.

Todos asienten, yo, por supuesto que también. Edu se acerca.

  • “Gírate un poco, me dice.” Le obedezco, y noto como baja la cremallera del vestido hasta la parte baja de mi espalda.

Me quedo helada, no sé qué decir.

  • “Guay! Vale Cris, cruza los brazos sobre tu pecho, gira la cintura un pelín hacia tu derecha, y mira hacia el suelo.” Comienza Alex. Edu se aparta rápidamente, y Alex comienza a sacar fotos. Me hace variar la pose algunas veces, luego, llama a Edu y a Marc.

Los veo conversar.

  • “Vale, vamos al dormitorio, Cris, descansa un poco.” Me ordena Alex, de pronto me doy cuenta de la naturalidad con la que me da órdenes, de hecho, se las da a todos. Edu y Marc van de un lado al otro moviendo y ajustando luces.

  • “¿Puedo beber agua?” Le pregunto a Alex.

  • “Claro, en la neverita de la entrada, coge lo que quieras.”

Voy hacia afuera, aún con la cremallera hacia abajo. Estoy agachada, cogiendo algo de la neverita.

  • “Te ayudo con la cremallera?” Escucho a mis espaldas. Me giro, y veo a Ángel, quien me mira con curiosidad.

  • “No… gracias, parece que lo quieren así.” Le digo, al tiempo que me ruborizo un poco.

  • “Te queda muy bien. hacía tiempo que nadie se lo ponía, la talla es algo pequeña para la media de clientas que tengo últimamente.” Me dice con una sonrisa.
  • “Si, es bonito, la verdad.”

Abro la botella y le doy un trago.

  • “Entiendo que todo va bien?” Pregunta
  • “Cris, esto ya casi está.” Escucho a Alex llamarme desde el interior.
  • “S.… si, todo genial gracias.” Le respondo al tiempo que entro de nuevo.

Allí me hacen sentar en una especie de banco recubierto de tela que hay delante de un tocador.

  • “Vale, igual que antes, un poco de perfil.” Me indica Alex tras unas fotos de prueba.

Tras algunas fotos más hacen que me siente en la cama y seguimos.

Esta vez es Alex, quien da el siguiente paso.

  • “Cris, descubre un poco el hombro.” me pide como si nada, y yo lo hago, luego me pide que haga lo mismo con el otro, y me saca fotos de espaldas.

  • “Llevamos una hora larga, ¿cambiamos de vestuario?” Sugiere Alex.

  • “Un momento, tengo una más.” Interrumpe Edu, de nuevo, se acerca, lo miro. Sé que estoy ruborizada.

Sus manos empujan la parte superior de mi vestido y la deslizan por mis hombros hacia abajo. Estoy de espalda a ellos, pero Edu me está desnudando allí mismo.

  • “Tapate un poco con los brazos, y dales el perfil de nuevo.” Me ordena, al tiempo que termina de ajustar un poco el vestido a mi cintura.

A Alex le encanta, porque enseguida comienza a tirar fotos y a ajustar mi pose más y más. Hace rato que no veo fotos, no sé si en alguna se verá teta o no, decido no preocuparme, además… lo que llevaré luego será más fuerte aún.

Pasado otro rato, y después de haberme sacado todo el partido posible en esas poses, deciden hacer cambio de ropa.

Antes Alex me enseña algunas de las fotos y cada vez me gusta más lo que veo. Pienso que se le da realmente bien el tema, será por su padre, claro. Lo tengo muy cerca, y ni siquiera me he subido el vestido, sigo cubriéndome con mis brazos hasta que terminamos.

Esta vez Edu me acompaña al camerino, y nadie parece extrañarse.

Al entrar, me aparta los brazos de mi pecho y me mira las tetas con descaro, luego, me besa.

  • “Desnúdate.” Me ordena, la puerta está cerrada, pero solo de golpe, ni pestillo ni nada. De todos modos, obedezco, me quito los zapatos, el vestido y las bragas.

Edu se acerca, mete sus dedos en mi entrepierna y palpa mi sexo, luego, lo acerca a mis labios.

  • “Guarra.” Me susurra al oído en cuanto limpio sus dedos con mi boca. Luego, se aparta. y abre la bolsa que traía de su casa.

Saca la braga y el sujetador que escogió el, luego, mira la falda de cuero y la cazadora que le había comentado, finalmente, las botas. Lo mira todo y luego mi collar.

Todo es negro, menos mi collar. Me mira, pero no dice nada, no se atreve.

Sonrío, y rebusco en mi bolsa, allí, saco unas piezas de tela con velcro. Es invento mío, y sirven para cambiar el color del collar sin cambiarlo. No las uso a menudo, me gusta de blanco, pero a veces, sobre todo por compromisos familiares, las he usado.

Me quito el collar un momento, y le aplico el forro de color negro, tan solo queda a la vista unas casi imperceptibles zonas blancas en el punto en que el collar se une con anilla.

Edu sonríe de nuevo, y se marcha dejando la puerta entreabierta. Que cabrón, seguro que lo ha hecho adrede.

No la cierro, y comienzo a vestirme.

Con la lencería me miro al espejo. Joder… estoy sexy, pero no será mucho… Pienso. A través del sujetador veo mis pezones con bastante claridad, y puedo imaginar que la braguita será igual.

Suspiro, y añado la cazadora y la falda.

La cazadora no está diseñada para cerrar del todo y tampoco cubre el vientre, luego, la falda, es ajustada hasta medio muslo y con una cremallera de arriba abajo a un lado.

Me pongo las botas, y miro el resultado, luego, recuerdo algo que me ha parecido ver en el armario del estudio.

Un cajón lleno de medias. Busco unas elásticas de rejilla, la banda elástica se ve un poco justo bajo la falda, lo que creo que le da un toque aún más malote.

Finalmente, el maquillaje. Sé que estoy tardando más de la cuenta, pero bueno, creo que el resultado valdrá la pena.

Cuando salgo me doy cuenta de que sí que lo ha valido.

Los cuatro se me quedan mirando, si, los cuatro, porque Ángel, el padre de Alex esta allí con ellos.

Lucho mi instinto de volverme atrás, y en vez de ello, avanzo hacia ellos como si nada.

  • “¿Qué tal? ¿Doy el pego?” Les pregunto.
  • “¡Joder, si!” Suelta Alex, Marc es más tímido, y no va más allá de un hu hu, pero sus ojos clavados en mis piernas lo delatan. Luego está Edu, quien sonríe de oreja a oreja.

Ángel, en cambio, parece algo desconcertado.

  • “Entonces... ¿De qué iba este trabajo?” Pregunta a nadie en concreto.

Alex lo envía fuera rápidamente antes de tener que darle más detalles.

Las primeras fotos son sencillas, poses más agresivas, como desafiando a la cámara, luego, Alex me pide que abra más la chaqueta.

Tiene sentido, la chaqueta ya está casi abierta. Lo hago, la sujeto abierta, piernas separadas y miró a la cámara desafiante.

Le encanta, pero yo ´sé lo poco que cubre el sujetador.

De espaldas cara a la pared, también dejo caer mi chaqueta, hasta que al final, se queda allí, en el suelo, y me doy la vuelta.

Alex hace una pausa, unos segundos, pero lo suficiente para que me sea posible evaluar la situación.

De los tres, nadie me pierde Ojos, incluso Ángel, ha vuelto a entrar y está al lado de la puerta.

Alex se acerca con la cámara, noto como apunta a mi pecho, mantengo la compostura, miro a Edu, y el asiente con la mirada. Luego se acerca a Alex y le susurra algo al oído, Miran algunas fotos.

  • “Cris, que tal si hacemos alguna en plan felino, ya sabes, ¿a cuatro patas?” Me dice Edu, lo plantea como pregunta, pero sé lo que es. Me sitúo a cuatro, y Alex, pronto comienza a guiarme.

De nuevo me dejo llevar, confío en Edu, confío en Carlos y, de algún modo, confío en Alex, todo lo que he visto me ha gustado, no sé si quiero que lo vea toda la clase, pero bueno.

  • “Pasamos a la cama?” Sugiere Alex.

  • “Luego, creo que aquí quedarán mejor con el siguiente cambio.” Comenta Edu.

Esta vez no veo fotos, sino que voy al Camerino, de nuevo Edu me acompaña. Esta vez cierra la puerta con pestillo.

  • “De rodillas.” me dice nada más entrar. Antes de que siquiera toque el suelo ya tiene la polla fuera.

  • “Deprisa…no sabes cómo me has puesto.”  Me apresura. Joder… Allí mismo, en aquel camerino, le hago la mamada más rápida de la historia, creo que ni la primera fue tan rápida.

En cuestión de minutos se ha corrido y le he limpiado la polla con mi lengua.

  • “Imagínate cómo estarán ellos.” Me dice al tiempo que rebusca. “Y más cuando te vean con esto.”

Me enseña el arnés.

  • “Me tendrás que ayudar.” Le digo al tiempo que le entrego la prenda.

  • “Sin sujetador.” Me ordena.

  • “Joder Edu…” Creo que es la primera vez que realmente le respondo así. Él me mira.

Lo he visto en películas. Me dice al tiempo que saca un rollo de cinta adhesiva negra de su bolsillo.

  • “Tapará más que el que llevas ahora.”

Me quito el sujetador, y Edu pone dos piezas de cinta adhesiva formando una cruz sobre cada pezón, luego, ajustamos el Arnés.

Me quito las medias y me indica que me quite también las botas.

  • “Eres sumisa. Las sumisas van descalzas.” Me dice, al tiempo que su mano alcanza mi sexo de nuevo.

Me mira, y luego me hace dar la vuelta. cuando me miro yo al espejo, me muero de vergüenza. El cabrón sonríe, y me muestra las muñequeras.

  • “Recuerda, ya veremos si luego utilizaremos alguna foto.” Me dice ajustando primero una y después la otra.
  • “Lo sé…”
  • “Y que te vean ellos dos, tampoco es tan grave, ¿no? ¿Quién los creerá? Quién me creería a mi si fuera diciendo que me has chupado el rabo hace unos minutos.”

En el fondo tiene razón, joder, lo sé, pero… Y yo que sé…

De todos modos, estoy excitada, no creo que durara mucho mas de Edu ante algo de estimulación directa.

Noto la cinta adhesiva tratando de mantener mis pezones bajo control y la braga, tal y como sospechaba, no tapa mucho.  Mis labios se pueden percibir con la suficiente atención.

Me miro la cara.

  • “Me debería refrescar, y suavizar un poco el maquillaje, le digo.”

Él asiente, coge la bolsa que ha traído él y abre la puerta.

  • “Sal cuando estés lista.” Me dice antes de salir, esta vez, cerrando bien la puerta.

Me desmaquillo, y lavo rápidamente la cara, luego, tan solo aplico un poco aquí y allá, no quiero tardar una eternidad.

En la puerta del baño he visto un batín colgado, decido cogerlo y ponérmelo. al menos me será de ayuda para salir.

Respiro hondo, abro la puerta, y salgo.

Ángel está de nuevo con ellos, Alex le muestra las fotos, y escucho que van comentando.

Edu me mira, y les avisa de que ya estoy lista. Luego se acerca a mí, y me acompaña de nuevo a la pared de ladrillos, en el suelo noto algo blandito, una alfombra o manta gruesa, sea como sea es de agradecer.

Todos me miran. De pronto las luces parecen más fuertes. Edu mueve su mano tras de mí, y la noto acariciar mi culo unos segundos.

  • “Dame el albornoz.” Me ordena.

Lo hago. De pronto escucho tos nerviosa, un joder y un Ostia. No sé quién ha dicho que.

De nuevo, mi instinto es cubrirme, pero me resisto. Edu me mira, y da unos pasos atrás hasta Alex. Quién está paralizado.

Edu le enseña algo en su móvil.

  • “Ejem… vale... a ver...” Comienza, Alex, pero se detiene, y vuelve a hablar con Edu, Marc también ha ido hacia Allí. Ángel tan solo observa en silencio.
  • “Uhm, vale, date la vuelta y cruza los brazos a tu espalda.” Me dice al fin.

Agradezco lo de dar la espalda, al menos al principio me facilitará las cosas, pese a saber que me están viendo el culo tapado tan solo por la pieza de gasa negra que es mi braga.

Edu se acerca, y sujeta mis brazos, los dobla de modo que mis antebrazos quedan en paralelo.

  • “Abre las piernas.” Me ordena, y me da un golpecito con su pie.
  • “Mas, mas, así…” Me dice al fin, luego se aleja de mí.

Alex comienza con las fotos, me pide que eche los hombros para atrás, que gire mi cabeza, que la agache un poco, Edu mueve mi pelo hacia adelante de modo que no moleste.

Al cabo de un rato, Edu me dice que me dé la vuelta sin cambiar de pose.

Lo hago, claro, pero esta vez los puedo ver, veo a Alex con su Cámara, a Edu, sonriendo, a Marc, boquiabierto, pero siguiendo las órdenes de Alex, También veo a Ángel, quien observa desde una esquina. ‘Que estará pensando…’

Luego me hacen estirar en el suelo, los brazos por encima de mi cabeza al tiempo que arqueo la espalda tanto como puedo, veo mi pecho alzarse, y veo a Alex sacar una fotografía tras otra.

Algunas sobre mis rodillas, con estas bien abiertas, y Edu, incluso engancha una correa corta de perro a mi collar de modo que cuelgue entre mis pechos.

De nuevo a cuatro, pero esta vez en vez de una gata agresiva, me siento una perrita dócil.

Finalmente vamos a la cama, donde me sacan algunas sobre la misma, boca arriba, boca abajo, acariciándome los pechos, o sacando mi culo hacia arriba.

Parece que no va a acabar nunca, estoy agotada, pero no quiero detenerlo, no hasta que Edu lo diga.

  • “Vale ya chicos, lleváis mucho rato y está agotada.” Escucho a Ángel desde el fondo.
  • “Las últimas.” Pide Alex, i las hacemos.  Las veo, y joder… Me siento sexy y sensual, a Carlos le encantarían, y a mí me encantaría que las pudiera ver.

Pero no sé si para el trabajo…

Pienso en ir a cambiarme, pero Edu me acerca el albornoz.

  • “Vamos a beber algo y las vemos en grande?” Sugiere Alex. Yo miro a Edu, quien asiente.

Salimos a la recepción, y veo la hora. Son casi las tres de la tarde. ¡Joder!

Me dicen que han pedido pizzas para comer, así que descanso un rato en uno de los asientos de recepción mientras Alex prepara las fotos para verlas.

Después, con mi agua en la mano, vamos al despacho, donde en una pantalla de ordenador bien grande, está una de mis primeras fotos.

Alex me ofrece la silla de su lado. Me siento, detrás nuestro está el resto.

Alex va deprisa, parándose y marcando aquellas que uno u otro ve bien.

Justo comenzamos con las del segundo cambio cuando llegan las pizzas.

Comemos mientras vemos más fotos, hay un montón, así que para cuando llegamos al tercer cambio, ya hemos acabado las pizzas.

Joder, allí estoy, rodeada, y viendo fotografías en las que estoy casi totalmente en bolas. Me consuelo pensando que hay tías que llevan menos en la playa, pero joder... la de las fotos soy yo, y no es un bikini.

Con estas, noto que vamos más lentos, Alex amplia algunas, y tal y como sospechaba, en varias se ve la silueta de mi sexo, y es obvio que estoy totalmente depilada.

Acabamos que son más de las cuatro de la tarde, y estoy reventada.

Los chicos quieren debatir ya, sobre las fotos que usaremos en la web, sinceramente, yo no puedo.

  • “Lo podemos hablar otro día?” Pido al fin.
  • “Si, claro, así vemos las buenas ya editadas, ¿vale?” Comenta Alex. Lo miro.
  • “No las verá nadie más, ¿verdad?” Le pregunto. Edu lo mira también.
  • “No, claro que no, mi padre me capa, además, me podría meter un un buen pollo…”
  • “¿Me las pasaras?” Pregunto, ya pensando en seleccionar algunas para Carlos.
  • “Si, claro que sí. Te las pasaré todas, ¿vale?”

  • “Vale, Gracias. Me voy a cambiar.” Digo. Y miro a Edu, quien asiente.

Veo que Ángel me acompaña hacia afuera del despacho.

  • “Cristina... “Me llama una vez en la recepción. Me paro, el coge algo de la mesita del centro y me lo ofrece
  • “Toma mi tarjeta por si algún día necesitas fotos, y… si algún día quieres ganarte algún dinero, a veces hago talleres con otros fotógrafos, y una modelo guapa, aunque no tenga demasiada experiencia, siempre es de agradecer.”

  • “Gracias.” Le digo mientras cojo la tarjeta y me dirijo al camerino.

Una vez dentro, me sale todo el agotamiento, solo quiero llegar a casa, joder… estoy destrozada, pero… ha sido divertido... y excitante… No exactamente morboso, pero… He estado casi desnuda delante de otra gente. Gente que no es Carlos ni David. Y quizás… toda la clase vea algunos de los resultados.

Me refresco de nuevo y me visto, luego, guardo mi ropa en las bolsas, y dejo lo que he usado del estudio sobre la mesa de maquillaje. Después, me reúno con el resto.

Marc y Edu ya están listos, según parece Alex y Ángel tienen que recoger en el estudio antes de irse. Nos despedimos y nos marchamos, yo aún nerviosa por no tener ningún control sobre esas fotos.

Nos subimos al coche, esta vez Marc viene con nosotros, Edu lo dejará en su casa antes de ir a la mía. Así que se sienta detrás.

  • “¿Cómo lo has visto, Marc?” Pregunta Edu, la verdad es que ha estado bastante callado, en clase ya parece tímido, tanto como Alex, pero de algún modo, este último, se ha soltado una vez tenía la cámara en la mano.
  • “Bien, muy bien.”

La conversación no da para mucho, así que, cuando veo que ha terminado, le pido a Edu que ponga la radio, así estamos hasta dejar a Marc. Solo entonces, Edu me mira.

  • “Joder, es muy buen chaval, pero…”  Me dice, yo le sonrío.
  • “¿Tan cansada estás?”
  • “Y más…” Le digo, me sabe mal, quizás tenía algo más planeado, pero estoy sin energías. De todos modos, si quisiera, podría darme la orden, y haría lo que fuera.

Edu me mira, y al final me sonríe.

  • “Lo has hecho muy bien, y no ha estado mal, ¿verdad?”
  • “Si, reconozco que ha estado muy bien, aunque tengo miedo de las fotos.”
  • “Conozco a Alex, no hará nada, además, cuando te cambiabas, Ángel nos ha explicado que, en su negocio, cualquier problema con fotos filtradas, puede destrozar la reputación. No se arriesgará.” Me dice, tratando de tranquilizarme.
  • “Ángel me ha propuesto trabajar de modelo, para talleres o algo así.”
  • “Modelo? ¿de qué tipo?” Pregunta.
  • “De fotografía, digo yo.” Le respondo. Edu suelta una carcajada.
  • “Joder Cris, como estás. Me refiero a qué tipo de fotografías, ¿moda? ¿retrato?”
  • Me encojo de hombros. “No lo sé, me ha dicho que eran talleres con más fotógrafos. ¿Quieres que averigüe más? Le pregunto al fin.”
  • “¿A ti te gustaría?”
  • “No lo sé, supongo…”
  • “Entonces averigua más, no veo porque no…”

El coche se detiene, creo que me he dormido y todo, y eso que el viaje no era muy largo.

  • “Perdón...” Me disculpo.
  • “¿Quieres que te acompañe con las bolsas?”  Me ofrece Edu.

Miro mi casa, hay luces en el salón.

  • “Te importa quedarte la tuya, el próximo día la traigo, ahora no quiero que me pregunten nada.”
  • “Claro, sin problemas.”
  • “Gracias Edu…” Le digo al tiempo que abro la puerta.
  • “Cris.” Me llama. Me giro.
  • “¿Estás bien, ¿verdad? ¿quiero decir, solo cansancio?” Me pregunta, y noto su preocupación.
  • “Si, todo bien Edu, de verdad, solo cansancio, mañana estaré bien.”
  • “Vale. Buenas noches, Cris.”
  • “Buenas noches, Edu.”

Al llegar a casa no puedo evitar preguntas, por suerte no demasiadas, tan solo mi madre, queriendo saber cómo ha ido el trabajo.

Le digo que bien, y más o menos puedo librarme de ella, además, le digo que he comido mucho y no creo que cene nada.

En mi cuarto, me desnudo, me doy una ducha y me tumbo en la cama.

Pensándolo, no entiendo ese cansancio, supongo que no es solo físico, también la excitación de los últimos días, supongo que es normal, al fin y al cabo, solo necesito dormir.

Deduzco que Edu ha hablado con Carlos porque este me envía un mensaje preguntando si estoy bien y si quiero hablar.

Le digo que estoy bien, y le pregunto si nos veremos mañana.

Me dice que sí. Le digo que entonces, no me hace falta hablar, que prefiero descansar. Nos damos las buenas noches, y antes de darme cuenta caigo rendida.