El próximo encuentro
Luego de ese primer y ardiente encuentro con Pupi, seguí con mis tareas cotidianas de ir a la facultad y hacer uno que otro mandado a mi tía. Pupi trabajaba en una peluquería de un amigo que compartían los mismos gustos y solían reunirse los fines de semana en su casa en las afueras de la ciudad.
El próximo encuentro
Luego de ese primer y ardiente encuentro con Pupi, seguí con mis tareas cotidianas de ir a la facultad y hacer uno que otro mandado a mi tía. Pupi trabajaba en una peluquería de un amigo que compartían los mismos gustos y solían reunirse los fines de semana en su casa en las afueras de la ciudad.
Esta charla la tuve con Pupi en el siguiente encuentro que tuvimos en la semana, que fue un miércoles y ambos teníamos una flor de calentura después de lo experimentado pero debíamos tener cuidado con mi tía que no se entere de nada.
Ese miércoles espere que la tía se fuese a dormir y me dirigí al departamento de Pupi, allí ella me esperaba vestida y me había conseguido un bikini rojo con medias y sandalias para vestirme como ella que lucia un conjunto blanco.
De la calentura que nos brotaba de todos los poros no podíamos guardar nuestras pijas en las pequeñas tangas que lucíamos, nos gustaba caminar haciendo contoneos de caderas, yo hacia todo lo que me decía Pupi que era mi maestra, prodigándonos besos y caricias por doquier.
Luego de mucha franela y caricias de pija, huevos y culo nos fuimos despojando del bikini y quedar tan solo con el liguero que sostenía las medias de seda, nos recostamos sobre la cama del dormitorio en forma invertida para chuparnos la verga.
Era realmente una delicia sentir su boca en mi sexo y mi lengua lamiendo una y otra vez su hermosa pija, a la vez que ella acariciaba mi agujero del culo preparándolo para la penetración que pronto se vendría.
Su enorme pija apenas me cabía en la boca hasta la mitad del tronco, humedeciendo toda su extensión para favorecer el deslizamiento en mi culo, porque a esa altura de la relación ya conocíamos lo que nos gustaba a cada una.
El placer que nos prodigamos fue creciendo a medida que nos seguíamos mamando, ella fue la primera en detener la caricia y retiro su verga de mi hambrienta boca. No seas golosa que también tenemos que darle de comer a este dijo tocando mi culo.
Se acostó boca arriba con su poronga apuntando al techo y me ordeno colocarme a horcajadas sobre ella con mis rodillas a los costados de sus caderas, abrí mis nalgas con las dos manos y apoye el ojete sobre la cabeza de la pija, al estar húmedos ambos se facilito la introducción de la punta.
Solté mis nalgas y apoye las manos sobre el respaldo de la cama, lentamente fui descendiendo sobre la gruesa verga hasta hacerla desaparecer por completo y topar con sus huevos.
Pupi levantaba su pelvis introduciendo todo su pedazo dentro de mi culo, a la vez que yo descendía u subía por ese mástil de carne hasta la cabeza para que no se saliera de su encierro y confieso que allí me sentí como una perra en celo que le encantaba lo que estaba haciendo.
Pupi con sus manos acariciaba mi verga y mis tetillas prodigándome hermosas sensaciones que hacían incrementar mis movimientos cabalgando esa pija que llenaba mis entrañas y que no quería dejar huir por nada del mundo.
Luego de varios minutos nos acomodamos de costado ella detrás de mí, incrustándome su verga nuevamente y a la vez que nos prodigamos besos y chupones por doquier, avanzando sin freno al placer final al cual llegamos en forma simultanea, derramando mi liquido sobre mi vientre entretanto Pupi terminaba en las profundidades de mi culo.
Tardamos en despegarnos me tuve que poner la mano en mi orificio abierto para recibir la leche que se escurría y mojaba el interior de mis muslos. Nos introdujimos en la bañera y nos dimos una ducha para limpiar nuestros cuerpos.
Al salir del baño creí concluiría nuestro encuentro de esa noche, Pupi estaba muy arrecha y con ganas de continuar, se le notaba en su pija que se volvió a endurecer, me acomode entre sus piernas y se la comencé a chupar.
Le lamí la cabeza con lentitud y el frenillo con la punta de la lengua logrando su estremecimiento poco a poco a medida que aumentaba mi presión sobre su cabeza y tronco se endurecía cada vez mas, me dejo seguir chupando acompasadamente su poronga, mientras acariciaba sus huevos.
Se fue tensando su cuerpo cada vez mas y entre gemidos y caricias sobre mi cabeza eyaculo en mi boca su jugo espeso que baño mi paladar y lengua, trague despacio para no ahogarme y exprimi su tronco para extraer sus últimas gotas.
Nos besamos cálidamente y nos despedimos hasta nuestra próxima cita que sería en la peluquería donde trabajaba con su amigo que se hacía llamar Maruca y quería conocerme.
Espero sus comentarios y les seguiré relatando mis vivencias con Pupi mi tierna amante.