El Proxeneta (7 de 7) Se Inaugura un Lupanar
Se inaugura el lupanar pero puede sufrir algún inconveniente que hablando se puede solucionar.
El Proxeneta (7 de 7) Se Inaugura un Lupanar
Autor: Ricardo Erecto.
A instancias del cura José, dela Iglesia San Franciscode Catabuena, Luciano comenzó a buscar un lugar adecuado para instalar una casa de putas. Finalmente encontró una casa antigua que contaba con una gran recepción y no menos de diez habitaciones. La compró e hizo las remodelaciones pertinentes para que fuese un lugar no solamente acogedor para los clientes sino también para las putas. Quería un burdel de calidad.
Por otra parte buscó la habilitación del lugar enla “Dirección Generalde Bares, Confiterías y Prostíbulos” dela ciudad. Teniendoel visto bueno del párroco del vecindario, el trámite corrió de inmediato.
Ante la inminencia de la apertura del local, las putas que trabajaban en la calle se intranquilizaron. Veían allí una competencia difícil de vencer y corrieron a consultar al cura José, quién las calmó.
-El burdel que se abrirá estará dirigido por el señorLuciano Martínez, proxeneta al que conozco bien. Justamente yo le he pedido que abriera el local para que ustedes no trabajaran en la calle y así me lo ha prometido. Cuando esté todo listo, ustedes le ofrecerán sus servicios a él con una nota que yo firmaré para que sepa que son las meretrices que yo recomiendo.-
-¿Qué tendremos que hacer para que usted padre, nos firme la nota?-
-Rezar diez padrenuestros y concurrir a misa todas las semanas.-
Listo para ser ocupado el local, Luciano se entrevistó con el padre José.
-Ya está listo para ocupar. ¿Usted recomendará a las putas que trabajen conmigo?-
-Por supuesto y ya he hablado con ellas. Llevarán una nota con el nombre, el número de documento y mi firma, para que usted sepa que son las putas que propongo. Usted verá si alguna no cumple con los requerimientos del lupanar. Lo único que le pido que mi sobrina no sea parte del plantel.-
-No se preocupe por eso. Claudia es una puta que puede trabajar en otro nivel, ganando mucho más que las putas del burdel y la mantendré alejada de este lugar y en total discreción de su parentesco con ella. Este será un burdel de nivel medio para arriba pero ella no trabajará aquí.-
-En cuanto a las muchachas, que comiencen a venir a verme. Yo estaré en el lugar esta semana de diez de la mañana a ocho de la noche para poder evaluarlas, pero si usted las recomienda, seguro que serán buenas meretrices.-
En dos días Luciano entrevistó a 35 putas postulantes. Acordó con ellas que harían turnos rotativos teniendo abierto el prostíbulo las 24 horas. Podrían trabajar un máximo de diez meretrices por turno. Recibirían a los clientes en ropa interior solamente. Solo cogerían con forro y si algún cliente se negaba, no sería aceptado en el burdel. Ante todo la salud de las putas.-
La apertura fue todo un éxito. Asistió a la ceremonia el cura, que bendijo las instalaciones, y muchos comerciantes de la zona enviaron flores y tarjetas agradeciendo a Luciano la apertura del local. El barrio sería un lugar al que podían concurrir los clientes a sus locales sin la necesidad de caminar entre las putas ni escuchar las groserías de los hombres cuando requerían los servicios de las meretrices.
Ese día hubo varias chanzas para con el cura por haber concurrido al lugar, aunque aclaró, enfáticamente, que solamente había ido a bendecir el lugar por pedido especial de Luciano hy de las meretrices.
Por su parte con la nueva tarea de la cual ocuparse, Luciano ya no podía atender su comercio de venta de electrodomésticos, por lo cual lo puso en venta concretando la operación poco después. Así de había convertido en un proxeneta cuya dedicación a su nueva profesión era completa. Sus ingresos también se incrementaron y desplazó a otros chulos dela ciudad. Todaslas putas querían ser regenteadas por Luciano.
El proxeneta era un hombre agradecido. Así fijo una cuota que mensualmente donaba ala Iglesia San Franciscode Catabuena, por haber sugerido la instalación del local y personalmente también le enviaba con frecuencia algunos regalos al padre José, en agradecimiento por haberle confiado su sobrina, que trabajaba incansablemente, produciendo abultados beneficios.
En una oportunidad el cura José le preguntó:
-¿Sigue trabajando como usted quiere mi sobrina Claudia?-
-Si, le he emputecido totalmente y los clientes están muy conformes.-
-Sea estricto con ella. Las putas jóvenes suelen descarriarse fácilmente.-
-La tengo bien vigilada y no le permito ninguna falta. Pero le insisto, es una muy buena puta.-
-¿Y respecto de las rameras del lupanar que le recomendé?-
-También son buenas rameras pero a ellas debo vigilarlas un poco más. Están acostumbradas a hacer lo que quieran pero a mí no me engañan y no les permito la más mínima falta ni que quieran abusar de mi confianza.-
-Eso es bueno. Deben agradecer lo que usted ha hecho por ellas.-
-Y también lo que usted, padre, ha hecho por ellas. Ahora están en un lugar seguro y ganan más que andando callejeando.-
-Le quería comentar Luciano que dentro de un mes me traslado a otra parroquia y vendrá a hacerse cargo el padre Francisco. Creo que deberá hablar con él apenas llegue.-
-¿Me va a molestar por el prostíbulo?-
-No lo sé, pero esté atento.-
-Tengo la habilitación y todos los papeles para funcionar de acuerdo con la ley.-
-No lo dudo que está todo en regla, pero… -
-Entiendo. Hablaré con él.-
Mientras tanto sus sobrinas Lorena y Florencia, su hermana Julieta, Laura, Jazmín y Claudia eran las visitas nocturnas de los lunes, día en que alguna del selecto grupo de rameras de los hoteles recogía los beneficios de la semana y una de ellas daba satisfacción a su chulo. Su hermana Julieta era una de las que más frecuentemente pasaba la noche con Luciano.
Las seis rameras debían mantener sus cuerpos en forma. Por ello, una profesora de gimnasia concurría dos veces por semana a la vivienda de ellas dándoles alguna rutina que asegurara que sus culos se mantenían firmes, al igual que las tetas. Para ver el progreso del entrenamiento, las seis debían desnudarse completamente para ser observadas por Luciano y luego vestirían solamente ropa interior mientras permanecían enla casa. Laseleccionada para quedarse esa noche, permanecía desnuda, para deleite de los ojos de Luciano.
Pasado el tiempo estimado el padre Francisco se hizo cargo de la parroquia y al día siguiente fue a ver a Luciano.
-Señor Luciano, deberá cerrar esta casa de tolerancia de inmediato. No permitiré que en mi comunidad funcione un establecimiento así.-
-Le pido que se calme. No cerraré el lugar y dejar a una treintena de putas en la calle sin trabajo y sin recursos. Esa no es la enseñanza de la Iglesia.-
-¡No me va decir usted cuál es la enseñanza de la Iglesia!-
-¿Usted prefiere que las putas ofrezcan sexo en la puerta de la Iglesia o lo hagan en un lupanar, de manera discreta?-
-¡No lo permitiré!-
-¿Quiere mudar la zona roja?-
-No debe existir la zona roja.-
-No sea ridículo. Putas han existido desde tiempo inmemorial. Además ¿Sabe cuánto aporto a la iglesia todos los meses?-
-¿Usted aporta para caridad?-
-¡Por supuesto! Veo que usted no está informado de nada y encima quiere echarnos del barrio.-
-Bueno… no sabía nada de eso. ¿Cuánto aporta a la parroquia?-
-Aproximadamente otro tanto como recaudan de las limosnas en el mes.-
-Eso es mucho dinero.-
-Como tengo todas las autorizaciones en orden y todas las meretrices están registradas, no me voy a ir y a partir de ahora dejaré de aportar a la parroquia.-
-¡No se lo tome así! Lo que usted me dice, cambia las cosas.-
-Mi estimado Francisco, ¡que poco conoce de la vida! Siempre hay que negociar, no comenzar peleando y dando órdenes. El padre José me pidió especialmente que abriera el lupanar para sacar las putas de la calle, que eran explotadas y perseguidas, expuestas al frío y otras inclemencias y usted me intima a que lo cierre.-
-No sabía nada de esto. El barrio rojo no era un lugar que frecuentara.-
-Las putas ofrecían sexo en la calle, medio en bolas, mostrando su cuerpo. Ahora por lo menos están dentro de un local y aquel que entra, sabe qué se va a encontrar. Los comercios han incrementado las ventas porque pueden concurrir mujeres solas o en familia. Antes, ¿qué mujer iba a pasear por estas calles? Las podían tomar por puta.-
-Es un razonamiento lógico. Quizás sea mejor así.-
-Ya lo creo que es mejor así. Pregúntele a ellas cuando se van a confesar o en las misas de los domingos si prefieren el prostíbulo o la calle.-
-¿Las putas van a misa y se confiesan?-
-¡Claro! Y tenían muy buena relación espiritual con el padre José. Recomiendo que no rompa esa relación. Creo que las ayuda a aceptar mejor su condición.-
-Tiene usted razón señor Luciano. Mejor que estén en el lupanar. ¿Continuará con las donaciones?-
-Sí, porque soy un hombre agradecido. Los negocios me van muy bien y quiero ayudar a los que necesiten, por eso dono dinero. Y puedo ofrecerle algo más. Si quiere puede requerir los servicios de algunas de las niñas que trabajan aquí, de forma gratuita. Estarán agradecidas de servirlo.-
-¡Santo Dios! ¿Qué me ofrece?-
-Una puta para cuando quiera usarla, después de todo primero es hombre y luego cura.-
-Gracias, pero no es mi estilo. Sería inconcebible que acepte tener relaciones con una mujer y mucho menos con una ramera. Buenas tardes y hasta pronto.
FIN