El profesor Fitz

Definitivamente tenía que aceptarlo… amaba el sexo tanto como a los libros. Sí, Scarlet Miller, además de ratón de biblioteca, era adicta. Y al sexo. Y obviamente, el profesor Fitz no iba a dejarle con las ganas. Ni a ella ni a su amiga.

Aquí os traigo mi segundo relato ^^ Está basado en hechos reales (fue un día ma-ra-vi-llo-so :P me corro de solo pensarlo), aunque le he puesto un par de adornillos :P supongo que ya veréis cuales son XD

Si queréis cualquier cosa, ya sabéis, mi correo es: blondierosiehp@gmail.com

¡Disfrutad!


Definitivamente no aguantaba más. Llevaba sin verle ¿cuánto? Dos días. Por supuesto, le había visto por los pasillos, en la biblioteca, en las clases… pero lo que quería era verle a solas.

No aguantaba más. Le necesitaba. Últimamente se había convertido en una obsesión para ella. No podía evitar pensar en sus encuentros a todas horas. Y la verdad, no era muy agradable levantarse de la silla después de dos horas de aburridísima Química, durante las cuales había disfrutado de sus recuerdos, para encontrar que la silla estaba algo mojada. Era embarazoso. Sí, ésa era la palabra. De hecho, aunque se esforzaba por ocultarlo, su amigo Patrick una vez lo había notado. Y ella, con cara de vergüenza y de lo que ella consideró de sorpresa e inocencia, le había dicho que debían ser los flujos premenstruales. Por supuesto, Patrick no había entendido ni una palabra, pero intuía que eran cosas de mujeres y, temeroso, no quiso profundizar más.

Flujos premenstruales… ¡Ja! Flujos eran, sí, pero preorgásmicos, causados por recuerdos de los que nadie jamás tendría conocimiento, por recuerdos en los que el deseo y la lujuria eran los principales protagonistas… además del profesor de Historia, el Hugo Fitz y ella, por supuesto.

Definitivamente tenía que aceptarlo… amaba el sexo tanto como a los libros. Sí, Scarlet Miller, además de ratón de biblioteca, era adicta. Y al sexo.


Lo tenía todo planeado. Eran las 6 de la tarde. Sin duda en unos segundos sus dos mejores amigos seguirían el ejemplo de aquellos que habían abandonado la biblioteca para ir saciar el hambre sus estómagos. Y ella por fin podría saciar el hambre de una cavidad situada por debajo de su estómago. Y el fornido y obscenamente atractivo profesor que hojeaba unos documentos unas mesas más allá, por supuesto, la ayudaría con mucho gusto. Lo miró, con la lujuria impresa en sus ojos, y este se pasó la lengua por sus deliciosos labios de forma provocativa. Dios, no podía aguantar más.

Miró a las personas que la acompañaban: sus dos mejores amigos. Se llamaban Patrick y Julie. Patrick era un chico alto y delgaducho, sin mucha gracia, la verdad, y siempre llevaba unas enormes gafas que se le resbalaban por el puente de la nariz. Julie sin embargo, era harina de otro costal. Era pelirroja, esbelta y graciosa, e iba por la vida con una sonrisa pintada en la cara, haciendo botar esos dos enormes pechos que ya se habían convertido en su signo distintivo. Además, a juzgar por los rumores que corrían por la escuela, era una excelete mamadora.

  • Necesito comer, y lo necesito ya- sentenció Patrick, y dirigiéndose a Julie, ya que sabía que Scarlet no iría, añadió:- ¿vienes?

"Sí" pensó, Scarlet. "Por fin se van".

Se agitó con impaciencia mientras observaba la cara pensativa de Julie. La verdad es que no podía más; si no se marchaban iba a estallar ahí mismo, a quitarse ese maldito sujetador que oprimía sus pezones erizados y quitarse el tanguita que debía estar más mojado que las cataratas del Niagara.

  • No, Pat, hoy no tengo hambre, mejor ve tú.

Scarlet levantó la cabeza horrorizada y vio como Patrick, solo y sin acompañamiento, salía por la puerta. "¿Qué? No… no no no no no no no ¡NOOO! No puede ser… no me puede pasar esto… por favor… tiene que haber alguna forma para que a alguien le entre hambre…, piensa Scarlet piensa… ¡malditos libros, cuando los necesitas no sirven para nada!"

  • Scarlet, ¿estás bien?¿Te ocurre algo?- le preguntó Julie, al ver su cara.

  • No Julie es sólo que… acabo de recordar que he obviado un dato muy importante en el trabajo para Historia. Tengo que buscar al señor Fitz y ponerlo, ya sabes, es muy quisquillo. En fin, tardaré bastante, así que...

Y salió disparada detrás de una cabellera dorada que se había internado por el pasillo principal de la sección de literatura, para luego girar a la izquierda y entrar en la especie de salita de la sección de hitoria. En realidad la sala no tenía paredes, pero tenía cuatro grandes estanterías dispuestas a modo de cuadrado, de forma que le daban un aspecto acogedor y un ambiente íntimo. Además, el cuartito contaba con una mesita de estudio en el centro, y un par de sillas.

Entró en la salita y no le vio. Pero un brazo la rodeó por la cintura y sintió como una mano le retiraba el pelo y unos labios comenzaban a rozar la piel de su cuello, de una forma lenta y muy sensual. Sintió el aliento cálido del hombre y ladeó la cabeza para permitirle realizar una prospección de su cuello más detallada. Oh, sí… cuanto tiempo llevaba deseando esto. Quizás por eso se excitó más rápido de lo normal. Por eso y porque la mano del señor Fitz se había colado por debajo de su faldita y estaba realizando unos movimientos deliciosamente excitantes sobre su resbaladizo clítoris.

Pero el hombre iba condenadamente despacio. Parecía no tener ninguna prisa. Y Scarlet se desesperaba.

  • Más rápido…-gimoteó.

  • Tendrás que suplicar…- le contestó un ronroneo en su oído.

Aprovechando, el profesor abandonó definitivamente su cuello y de dedicó con absoluta devoción a la oreja de la chica. Y, todo sea dicho, con absoluta lentitud…

  • Por favor… señor Fitz… te lo suplico…

  • Otra vez, gatita... y llámame "profesor"- demandó. Le encantaba oírla suplicar.

  • Profesor Fitz, por favor, por favor… dame más... lo necesito con locura...

Y Fitz no se hizo de rogar más. Introdujo su lengua con furia en el oído de la chica arrancando de ésta un gemido más fuerte que los anteriores. También le encantaba oírla gemir.

Abandonó su oído y se puso frente a ella. La hizo retroceder hasta chocar con una estantería, al tiempo que la miraba con un deseo abrasador. Y terminó de derretirla de placer cuando la obsequió con unas salvajes mordidas en su cuello. Ella buscó su boca y se besaron posesivamente, el señor Fitz al poder, al mando de la situación. El rubio se sorprendió cuando sintió las manos de la chica desatando su cinturón, y comprendió que ella también quería poder. Pero no iba a dárselo tan fácilmente.

Sin embargo, comenzó a dudar de su reciente afirmación cuando sintió la calidez de la boca de Scarlet en torno a su miembro. Lentos y lujuriosos lenguetazos que repasaban cada parte de su enorme pene erecto. Pero se contuvo. No podía hacérselo tan fácil.

Pero el señor Fitz no contaba con que Scarlet poseía inigualables destrezas para convertir el placer inicial en una tortura. Porque Scarlet había comenzado a introducir la erección del profesor con una lentitud desquiciante, y la sacaba de igual manera. Al hombre le comenzaron a flaquear las rodillas cuando sintió cómo su polla era movida en círculos por la diestra boca de la chica, haciendo que éste recorriera todas sus paredes, y sintiendo la lengua dando vueltas enfermizamente rápidas alrededor del perímetro del glande. Pero consiguió contenerse.

La castaña comenzó a lamer la dureza desde la base hasta la punta, como si fuera un helado. El profesor no aguantaría mucho más. Sin previo aviso, la introdujo de nuevo en la boca y comenzó a succionar vehementemente, haciendo presión con las paredes de la boca. En efecto, Fitz no aguantó. Leve, casi imperceptiblemente, pero gimió. Ella no evitó sonreír, aun con su miembro en la boca; y el hombre lo sintió y se sintió derrotado.

Ya daba igual que Scarlet tuviera el poder. Pero la necesitaba. Desesperadamente. Una mirada bastó para que ambos comprendieran, y, una milésima de segundo más tarde, las ropas dejaron sus cuerpos para caer al suelo, en algún lugar que a ninguno les preocupó, ya que estaban muy ocupados dirigiéndose hacia una de las sillas que se hallaban junto a la mesa.

La joven obligó a su profesor de Historia a sentarse en la silla, y se sentó ella encima de él. Pero aún no la penetraría. Quería hacerlo sufrir un poco más. Así que se dedicó a restregar su sexo contra el de él, al tiempo que su lengua realizaba una expedición a su cuello. A Fitz ya no le importaba, y gemía con cada movimiento de la chica, quien tampoco suprimía sus jadeos. Sentir el miembro, erecto y deliciosamente duro, frotándose contra su clítoris era realmente un placer. Scarlet nunca había estado tan excitada, se sentía completamente mojada… y el hecho de que pudieran pillarles, contribuía notablemente…

  • ¿Sc... Scarlet?¿Qué demonios…?- una chica pelirroja se hallaba entre las dos estanterías que flanqueaban la entrada al cuarto. Veía a una chica de pelo castaño, a la que identificó como Scarlet, desnuda, y encima de lo que a todas luces era un hombre. Pero no vio quien era el afortunado, ya que el cuerpo de la chica le obstaculizaba la visión.

Ocurrió en un abrir y cerrar de ojos: Scarlet se levantó, se dirigió hacia él y comenzó a besarle. Julie, horrorizada, intentó zafarse, pero se quedó paralizada cuando una mano comenzó a acariciar su chochito por debajo de su mini falda.

Apenas comprendía lo que ocurría, pero pronto comenzó a sentirse mojada. Scarlet, sedienta de placer, dirigió sus manos hacia los obscenamente enormes pechos de su amiga, y los apretó hasta que Julie soltó un gemido de puro placer. Aún no podía ver al hombre que las acompañaba, pero en ese momento decidió que no le importaba.

De pronto otro par de labios comenzaron a besarle el cuello desde atrás, y notó que una pelvis chocaba contra la suya. Y esa pelvis tenía algo duro, prieto y grande que le hacía presión en la nalga derecha.

Comenzó a excitarse sobremanera, y agarró a Scarlet de las nalgas, atrayéndola hacia ella lo más posible. Era genial. Notaba la dureza del chico de detrás mientras la ávida lengua de su amiga recorría sus deliciosos pechos.

  • ¿Te gusta, Julie?- le susurró una voz, que arrastraba las palabras, en su oído.

  • ¿Profesor Fitz?- se espantó la chica.

  • Bingo, Julie- contestó , mientras le arrancaba la molesta (y reveladora) falta de un tirón. En unos segundos Julie se hallaba completamente a merced de aquellos dos pervertidos.

Scarlet parecía hambrienta, así que, bajó el excitante tanguita de su amiga con los dientes y comenzó a lamer su intimidad. El señor Fitz, en cambio, frotaba su miembro con las nalgas de la otra chica. Poco a poco, Julie quería más… y el profesor pensaba dárselo. Comenzó a introducir su pene en la estrecha cavidad de su culito prieto, y comenzó a moverse lentamente, haciendo que Julie soltara gemidos de dolor y placer.

En unos minutos, el señor Fitz ya se movía dentro de Julie con total libertad y un ritmo más acelerado. La situación era de lo más morbosa, para los tres. Al profesor le encantaba ver como Scarlet devoraba a la pelirroja mientras él le daba placer por el culo. Scarlet, por su parte, estaba culminando una de sus mejores fantasías: hacer un trío con su profesor de Historia y su deliciosa amiga. Y Julie... bueno, Julie recibía placer por todos los lados.

Pero a Scarlet no le bastaba aquello… no sólo su boca tenía hambre, sino que otra parte de su cuerpo también demandaba ser alimentada con una buena polla… Así que se levantó y se apoyó de espaldas en una estantería. El profesor Fitz, captando al vuelo los deseos de su alumna favorita, sacó su enorme miembro el culo de Julie y lo introdujo en una cavidad más deliciosa, cálida y mojada. Julie se colocó detrás del profesor y comenzó a restregar sus pechos por su espalda, sintiendo sus pezoncitos más duros que nunca.

Scarlet estaba siendo embestida con fuerza mientras el profesor manoseaba sus pechos y la miraba lascivamente y a su vez se sentía excitadísima al ver a Julie frotar sus preciosas tetas por todo el cuerpo del hombre. De pronto el profesor Fitz salió de Scarlet, y dio una sola orden:

-A cuatro patas, gatita…

Y la gatita obedeció. Julie se colocó detrás suya para saborear su precioso coñito. Por su parte, el señor Fitz se puso de rodillas delante de su felina, y le ofreció una suculenta y resbaladiza polla como postre a aquella cena. Y ella lo aceptó, por supuesto. Engulló el pene de con ansia y lujuria, mientras le miraba a los ojos y sentía la lengua de su amiga entrar y salir de su vagina, entretenerse dando lametazos en su clítoris y volviendo a saborear sus fluídos.

Y gimió. Mucho. Y cada vez más. Porque aquello era delicioso. Porque el señor Fitz se movía, le estaba follando la cara y aquello era delicioso. Y ella no aguantaría mucho más. Y explotó en un apoteósico orgasmo, mientras sentía como su profesor favorito se corría en su boca y la llenaba de ese delicioso semen que tanto adoraba, a la vez que Julie se arrastraba por el suelo para chupar los chorros de leche que se escurrían por las tetas de Scarlet. El semen de su profesor, que las miraba con lujuria mientras su miembro soltaba los últimos chorros de aquél delicioso líquido.... Y ellas lo tragaban obedientemente, claro. Al fin y al cabo, no había que desobedecer la voluntad de un profesor.


-¿Al final habéis cenado?- preguntó Patric a sus dos mejores amigas cuando entraron por la puerta de la sala común de alumnos.

  • Sí, quedaba pastel de carne cuando llegamos…- le contestó la castaña pasándose los labios por la lengua de forma libidinosa (cosa que su amigo ignoró).

  • Pero si cuando yo me fui ya estaban los postres…

  • Es que no comimos en el Comedor. El profesor Fitz se apenó de nosotras y nos trajo un buen pedazo de pastel de carne con una salsa riquísima… y lo comimos en la biblioteca…

-Ahh… bueno, en ese caso yo…

  • Me voy a dormir- le interrumpió Scarlet-. Tanto ajetreo me ha dado mucho sueño… Bueno, espero que mañana también haya pastel de carne en la cena- añadió, guiñándole un ojo a Julie cuando Patrick no la miraba. Y se dirigió a su dormitorio. Claro que habría pastel de carne. El banquete sólo acababa de empezar.

Y el diez en Historia ya lo tenían asegurado.


Bueno, ¿os ha gustado? ^^ Espero que sí. ¡Decídmelo, eh! :) Si no queréis dejar un comment me podéis mandar un correo a la dirección de arriba :P