El profesor de matemáticas. 3

Continúa la historia. Espero que os guste.

Y se fue. Aitor cerró la puerta y se apoyó en ella, cerró los ojos y recordó el cuerpo de la chica, pegado al suyo.. Sus manos rodeando su cintura, y su espalda, su pecho sintiendo la respiración agitada de Zaira... Su Zaira...

Los días transcurrieron, se veían varios días en semana, daban la clase y se entretenían un rato hablando de cualquier cosa sin importancia. No querían separarse, estaban tan a gusto en uno junto al otro... Los sentimientos se intensificaban cada día mas, las miradas eran más profundas. De tal forma, que se vieron enredados, en un cúmulo de sentimientos, de deseo, del que, ya ni controlaban.

Era un día normal, como otro cualquiera. Zaira se levantó, pronto. Se arregló como de costumbre y se dispuso a salor de casa, con su libro de matemáticas y los materiales necesarios. Llamó al portero automático y subió.

Ding Dong...

  • Buenos días, alumna preferida - dijo mientras la invitaba a entrar

  • Jajaja, claro que preferida, no tienes otra - le dio dos besos

Se dirigieron a la habitación de Aitor, y tomaron asiento, como de costumbre.

  • Bueno, ¿qué tal llevas esto?

  • Genial, solo nos queda un tema, creo que hoy lo terminamos y... - paró en seco, pensando en lo que vendría a continuación- Y ya no.. no hará falta que vuelva... - Lo miro  a los ojos.

  • Vale, perfecto. - tragó saliva, aquello de no volver a verla, de tenerla cerca, lo dejó bloqueado, serio. De pronto su sonrisa desapareció con aquella respuesta.

Practicaron lo anterior, no tenían nada más que hacer. Hoy habían terminado antes de lo normal.

  • Bueno... puess... ya está todo... supongo... - Dijo Zaira.

  • Bueno yo creo que tu y yo tenemos algo pendiente... - sorió Aitor.

  • A.. Algo pendiente? ¿tú y yo? - rió, temiendo esa sonrisa que llegaba a punto de excitarla.

  • Sí, creo que sí... - Y se fue acercando lentamente a la chica.

  • Pues yo creo que no... - se levantó y retrocedió unos pasos.

  • Haz memoria, seguro que lo recuerdas... - Se acercó mas.

A medida que Zaira se alejaba el avanzaba hasta que la chica, chocó de pronto contra la pared. Aitor aprovecho para acorralarla poniendo una mano a cada lado de ella. De tal forma que quedaban uno enfrente de otro, a pocos centímetros.

  • No sé... dímelo tú...-respondió tentadora

  • Uff, vaya memoria... Creo que el único viejo de aquí no soy yo... - Se acercó un poco mas hacia su cara. Hacia sus labios.

  • Jajajaja - rió de forma coqueta - Y que me vas a hacer, ¿profe? - sonrió sin dejar de mirarlo a los ojos, con una mirada tan provocadora, que estaba comenzando a hacer perder el control a Aitor.

  • A las niñas malas, hay que castigarlas - respondió provocando  aumento de la respiración en ambos.

  • Y.. como vas a castigarme, profe? - Acerco sus labios de tal forma que estaba casi pegados, él, correspondió entreabriendo la boca sensualmente, para el siguiente paso. Zaira subió una mano lentamente por la cintura de Aitor recorriendo su pecho y llegando a su barbilla. Posó el dedo índice en sus labios en forma de caricia y continuó subiendo la mano hacia la nuca, acariciándole el pelo.

  • Oh, Zaira- Aitor no aguantaba mas, pegó todo su cuerpo a ella cerró los ojos e i clinó la cabeza con intención de besar esos labios carnosos por los que había perdido la cabeza. Pero Zaira giró la cabeza, le sonrió con descaro y colocó el cuello de tal forma que los labios de Aitor quedaron pegados en ese hermoso cuello. Cosa que le volvió loco.

Aitor no aguantaba más sentía que iba a estallar de pasión, estaba excitado se moría por aquella niña juguetona, que sabía como provocarlo, y jugaba con él de forma tan sensual...

  • Mi nena, no seas tan mala, que el castigo será peor. -Dijo mientras besaba cuello lentamente.

De pronto, Zaira se apartó, se dirigió al pasillo y mirando a Aitor de forma tentadora, se mordió un labio y se subió el tirante de esa camiseta estrecha, que marcaba esos preciosos pechos, duros y colocados.

  • Me acompañas a la puerta, profe?

Aitor se quedó descolocado, se veía aún en aquella pared apoyado, y con ese gran  miembro a punto de estallar. Cerró los ojos y cuando se vio más calmado, salió hacía donde se encontraba, la chica.

  • Mira, lo que me has hecho, Zaira - Dijo señalando el notable bulto- Eres muy mala.

  • Adios nene, eres un graan profesor. En todos los sentidos - rió acercándose al bulto y rozándolo con su tripa y acontinuación, besó su mejilla.

  • Zaira, te quiero. - la miró a los ojos.

La chica salió del portal riendo mientras recordaba aquel juego. Y sabía que aquello continuaría.

Aitor cerró la puerta y como de costumbre se apoyó en ella con la frente pegada al marco de la puerta, comenzó a reír por ese momento tan... Excitante. ¿ Cómo una niña de 16 años podía hacerle perder la cabeza de esa forma ? ¡Es una cría! - pensaba. Una cría que lo hacía enloquecer de pasión, de amor, de excitación. Estaba loco.  Regresó a su cuarto, donde vio algo... Algo que le alegró, que provocó en él gran excitación. Encima de la mesa se encontraba el bolso con las cosas de Zaira. Esa niña, no se le iba a escapar, ahora el que iba a jugar duro iba a ser él. Pensó.