El profesor de matemáticas. 2

Continuación del profesor de matemáticas. Espero que os guste.

Al día siguiente, Zaira se despertó feliz, eran las 12 de la tarde ¡y no tenía clase!, se dirigió al baño y se lavó la cara, se recogió el pelo y desayunó. La mañana se pasó normal, como siempre, hizo los ejercicios que Aitor la mandó y cuando los terminó ya era la hora de comer. Había quedado en dos horas para ir al centro comercial, ya que con el calor, no se podía estar por la calle a las cinco de la tarde. Así que cuando llegó la hora salió en dirección al portal de su amiga, y juntas se dirigieron al centro comercial. Zaira, era espectacular, llamaba bastante la atención, y ese día, estaba alegre, viva, sobretodo cuando la imagen de Aitor se colaba entre sus pensamientos, haciéndola sentir una punzada en el estómago. Iban mirando tiendas, sin percatarse de nada, ni nadie, hasta que un olor familiar hizo darse la vuelta a Zaira, no vio a nadie que conociese. Continuaron andando. Dieron varias vueltas por aquel lugar, había bastante gente, y cuando se dispusieron a marcharse... Pasó él, estaba enfrente de ellas, caminando con sus amigos entre risas, cuando se percató de que allí estaba Zaira, con otra chica a la que no apenas prestó atención, ya que Zaira lp tenía enbobado. Iba con un vestido negro ajustado, la llegaba por los muslos y tenía algo de vuelo, lo que la estilizaba aquellas preciosas piernas, adornadas por unos zapatos veraniegos, de tacón. Cuando ambos cruzaron sus miradas, con sorpresa el gentío desapareció.

  • ¡Pero bueno! - Dijo Aitor modo de saludo, acercandose para dar dos besos a la chica.

  • Hola.. - Respondió, devolviendole los besos.

  • Y ¿ qué haces tú por aquí?

  • Pues dar una vuelta, con este calor, es insoportable estar por la calle, jajaj.

  • Eso está muy bien, ¿ todo bien?

  • Aja - asintió - Y ¿ tú, qué tal?

  • Bien - sonrió, y esto hizo que Zaira volviese a sentir esa punzada en el estómago que tanto la gustaba.

  • Por cierto, ella es Carol, mi amiga - Carol se aproximó a saludarle

  • Hola, encantado

  • Bueno, pues mañana nos vemos, ¿no? - y lo miró con algo de resignación.

  • Jajaja, ¡no me mires así!

  • Jajaja, hasta mañana Aitor... - sonrió, y oír su nombre en los labios de Zaira, hizo que sintiera ganas de abrazarla..

  • Adios enana, por cierto, te la tengo guardada eh - la amenazó con un tono pícaro, y la dio dos besos muy lentamente.

Cada uno siguió su camino.

  • Tía, ¡no me dijistes que tu profe de mates, estaba tan bueno! - dijo riendo Carol

  • Jajajaja, tía, está normal...

  • Si, ya, normal, pues yo no me podría aguantar las ganas de comerme a besos a ese tío, nena

  • Jajajaj ¡Carol!, ya sabes que paso de tíos

  • Que tonta, pues yo que tu me le ligaba- Respondió riendo de su ocurrencia

  • Jajajaj, tía estás loca

Llegó la noche y ambas se fueron a sus respectivas casas. Zaira sentía una presión muy extraña en el estómago... Una sensación que se intensificaba al recordar aquel chico... Aitor...

  • ¿Qué me pasa? - se dijo para sus adentros.

Se despertó por la mañana, a las 1O y 3O, pero hoy, no tenía rabia, al contrario, tenía ganas de ir, de verle. Se arregló y desayunó como siempre y salió disparada hacia la casa de Aitor. Llamó al portero;

  • ¿ Quién ?

  • Zaira, abre.

Subió por el ascensor, mientras notaba un leve tembleque en sus piernas.

Ding Dong...

  • Buenos días, peque

  • Holaa.. - respondió soltando las cosas sobre la mesa del salón.

  • Bueno... ¿Qué tal los ejercicios? ¿Te han salido? - dijo mientras se sentaba al lado de la chica.

  • Pues... bueno, creo que sí...

  • Vale, perfecto. Vamos a pasar al siguiente tema, te explico...

Aitor comenzó a explicarle el tema, mientras Zaira comenzó a evadirse de las matemáticas, para adentrarse en los ojos de aquel chico, esa mirada... Sentía como la miraba y se quedaba fijando sus ojos en ella, mientras Zaira, para corresponder le asentía como sí lo estuviese captando todo. Siguió mirando, mmm.. los labios.. Esos labios tan sexys, tan seductores... Su sonrisa - Que sonrisa tan perfecta - pensó. Y derepente se vio escribiendo el enunciado de un ejercicio, del que no había cogido, ni una pequeña idea de como realizarlo. Empezó a temblar.

  • Mm.. - Zaira miró fijamente la hoja

  • A ver, empieza por el primer paso, tranquila... - él notó su nerviosismo.

  • Ee.. Verás esque yo..

  • ¿Qué es lo que no entiendes? - fijó sus ojos en los de ella.

  • Eh.. - Lo miró, cada vez estaba más nerviosa y comenzaron a sudarle las manos.

  • Zaira, ¿estás bien? - Preguntó el chico, preocupado ante la reacción de ella.

  • Aitor... yo.. - Comenzó a balbucear - No sé, me estoy agobiando - y se levantó bruscamente.

  • Zaira, ven anda, vamos a la terraza, que te de un poco el aire... - cogió su mano y la guió hacia la terraza.

Una vez allí, Zaira se asomó, vio la gente ir de un lado a otro...

  • ¿Estás mejor? - Acarició suavemente el hombro de Zaira.

Ella se quedó de piedra, no respondía, - ¿Qué me está pasando? - se preguntaba.

  • No lo sé... - Respondió mirandolo a los ojos

  • Tranquila, Zaira, no te pongas nerviosa si no lo entiendes no me importa explicartelo muchas veces, las que sea necesario, ¿vale?

  • Va.. Vale.. - sonrió .

  • Venga anda, relájate.

Y Aitor, comenzó a pegarse lentamente a ella, y con sus manos abrazó ese cuerpecito que tanto deseaba tocar, sentir... - ¿Qué me estás haciendo, Zaira? - se dijo para sí mismo. Y los dos se fundieron en ese cálido abrazo, durante varios segundos se paró el tiempo para ellos dos. No existía nada más. De pronto Zaira se apartó bruscamente...

  • Vamos a seguir. - dijo seria.

  • Está bien.

La clase continuó, Aitor estaba cerca de ella... Sentía su respiración, sentía el contacto de sus manos, de sus brazos en algún roce que tenían. Tenía miedo, mucho miedo. La clase terminó y cuando Zaira se dispuso a irse Aitor la agarró del brazo y la acercó hacia él. De tal forma que quedaron muy cerca el uno del otro

  • Zaira, ¿seguro que estás bien?

  • Sí, no te preocupes, esto me pasa mucho, es del calor, me mareo y comienzo a temblar, no te preocupes..

  • Vale, si quieres el próximo día, damos clase en mi habitación, que tengo el aire acondicionado, ¿te parece?

  • ¿En.. en tu ha.. habitación? - tartamudeó

  • Sí, se está mejor.

  • Está bien, me voy ya, xao

  • Adios, Zaira...

Y se fue. Aitor cerró la puerta y se apoyó en ella, cerró los ojos y recordó el cuerpo de la chica, pegado al suyo.. Sus manos rodeando su cintura, y su espalda, su pecho sintiendo la respiración agitada de Zaira... Su Zaira...