El profe me enseñó
Cuando te quieren enseñar siempre hay que hacer caso al profesor.
EL PROFE ME ENSEÑÓ
De vez en cuando voy a tomar unas cervezas a casa de Eugenio. Nos conocemos desde hace tiempo, estudiábamos juntos en el instituto. Vive con Pepi y yo tengo novia, Sandra. A él le divierte hablar de nuestra época de estudiantes: amigos, los profes, las campanas, etc.
Me enteré que echaron al profe de gimnasia, me dijo, lo engancharon metiéndole mano al hijo del director en las duchas.
Me acuerdo bien del profe de gimnasia y del último año que acabábamos bachillerato. Uno de los últimos días, antes de acabar el curso, me toco a mí encargarme de recoger el material en una clase de educación física.
Toma las llaves del almacén, me dijo el profe. Guarda las colchonetas y que queden bien apiladas.
Menudo coñazo, a última hora del día, antes de irse para casa, tenía que recoger y apilar 25 colchonetas. Tardé más de 10 minutos.
Cuando acabé, cerré el almacén y me fui a los vestuarios, pero ya estaban cerrados. Suerte que tenía las llaves.
A esta hora, pensé, ya no queda nadie. Me tocará volver solo en metro.
Me desnudé para darme una ducha rápida y volver a casa. Oí una ducha y me acerqué a ver quien era.
Me quedé de piedra cuando vi al profe de gimnasia en la ducha. Estaba de espaldas. El chorro le caía por la cabeza y le bajaba por la espalda, le recorría el culo y las piernas. Tenía el cuerpo trabajado de ejercicio físico. Musculado. El profe permanecía quieto, agarrando algo frente a él. Me di cuenta que alguien estaba frente a él, arrodillado, con la cabeza entre las piernas haciéndole una mamada. Al estar detrás del profe, no alcanzaba a reconocer quien era. Oí al profe decir:
Hummm..., sigue, que bien has aprendido.
El profe empezó a mover la pelvis hacia delante y hacia atrás. Estaba follando a su mamador por la boca. Su culo se contraía en cada embestida. Pude ver que estaba depilado completamente.
Ohhh, pero qué bien va esto después del ejercicio.
Estaba atontado con semejante escena y no me di cuenta que se me caía el bote de jabón.
Clonc. En el silencio del vestuario se amplificó el ruido del bote al caer.
El profe se giró y el otro apartó la cabeza de la entrepierna del profesor.
Era Eugenio!!! Su mamador era mi amigo Eugenio. No sabía que le iban los tíos, y creía que a mi tampoco. Nos habíamos hecho mutuamente algunas pajas, pero nunca habíamos llegado a nada más.
Yo no sabía que hacer, Eugenio se levantó y se acercó a mí:
No te preocupes. Ven conmigo. Lo estás deseando.
Me cogió de la mano y me guió unos metros hasta la ducha. Las gotas de agua tibia me empezaron a salpicar la piel. El profesor no se movió. Guió mi mano hasta el miembro del profesor. Estaba depilado y se estaba amorcillando. Yo la encontré grande y sin pelos aún parecía mucho mayor que las nuestras.
Cógela. Luego me lo agradecerás.
Aquello fue mano de santo. La agarré con una mano. Palpitaba. Parecía que tenía un corazón en la punta.
Hazle una paja, no ves que se le está bajando.
Empecé a darle como lo hacía con Eugenio. Rápido, sin contemplaciones.
Paraaa!! Me dijo el profe. Que me la vas a arrancar!!. Tan rápido no.
Acaríciala primero.
Pasé la mano de punta a punta. Debía medir unos 20 centímetro. La acaricie bien. Era suave y agradable. Se estaba hinchando y adquiría cada vez más tamaño. La cabezota se estaba poniendo colorada.
El profesor me agarró cabeza con una mano y me obligó a bajar, doblé el cuerpo, como mi profesor me indicaba, y tuve aquel pollón a pocos centímetros de mi boca. La mano del profesor seguía guiándome hacia delante, así que instintivamente abrí la boca.
Trágatela toda. Chúpamela como si fuera un caramelo.
Hice lo que me dijo pero no podía tragármela toda. Pase la lengua por el glande. Estaba caliente, perecía que tenia un corazón en la punta del nabo. Con una mano le empecé a acariciar los cojones. Eran mucho más grandes que los míos. Suaves y pesados a la vez. El profesor se empezó a mover hacia atrás hasta casi sacarme la polla de la boca y luego hacia delante. Instintivamente me retiré, pero el me agarró con las dos manos por la cabeza y empezó a follarme por la boca. Su polla seguía aumentando de tamaño.
Prepáralo Eugenio, como yo te he enseñado.
Eugenio se colocó detrás de mí. Me agarró la polla desde atrás y empezó a masturbarme. Bajó la mano y me acarició los glúteos. Me acariciaba el culo. Mientras, yo seguía mamando el pollón. Se agachó detrás mío y note como pasaba la lengua por la raja del culo, se detuvo en mi ano y dibujo círculos con la lengua alrededor de los pliegues del esfínter. Notaba un cosquilleo, mil cosquillas en mi virgen culito.
Ves abriéndoselo.
El profesor cogió los cachetes de culo y los abrió con sus poderosos brazos. Mi culito quedó mucho más expuesto. Eugenio aprovechó para hundirme la lengua en el agujero trasero. Daba vueltas con su lengua queriendo lubricarlo.
Con semejante polla en la boca no podía decir nada pero estaba en la gloria. Nunca había alcanzado tal nivel de excitación. Eugenio metió un dedo, el agua y la lubricación de Eugenio facilitaron su entrada. Entró hasta el fondo, parecía que me iba a salir por la boca. Empezó a mover el dedo hacia delante y atrás, follándome el culo. Yo dejé de mamar polla.
Uaaahhh pero que gusto me estás dando.
Esto no ha hecho más que empezar, yo creo que puedes dar el siguiente paso.
Eugenio retiró el dedo poco a poco, se acomodó detrás de mí y restregó su pene por la raja del culo. Lo detuvo en mi agujero y se preparo. Empezó a empujar. Notaba como mi esfínter se iba abriendo, iba cediendo a su empuje. No la tiene muy grande así que costó poco entrar la cabeza. Era la primera polla que recibía mi culo y ese día no iba a ser la última.
Aunque la entrada fue poco doloroso no pude evitar quejarme.
Cuidado, me haces daño.
Eugenio se detuvo.
Concéntrate en chupar mi polla, no pienses en tu sodomización. Así te dolerá menos.
Yo le hice caso y volví a coger el pollón del profe. Estaba brillante y quería comérmelo. Pude notar como la polla de Eugenio entraba del todo en mi culo. Paró unos segundos para acomodarse y empezó a bombear.
Sigue dándole, que a esta zorra le encanta.
Al cabo de unos minutos el profe se retiró.
Buena enchulada, yo creo que ya está listo. Retírate chico y déjame continuar a mí.
Eugenio salió poco a poco, pude notar como entraba el aire en mi ano. El profe se puso detrás y restregó su pollón contra mi raja, buscaba mi agujero ya dilatado.
Yo creo que la dilación es suficiente. Ahora vas a saber lo que es que te folle un hombre.
Empezó a empujar con su barra de carne, notaba como me rompía el anillo del esfínter, parecía que no cabía pero el seguía empujando. Me dolía. Al final consiguió entrar la cabezota. Me estaba entrando un autobús entero, notaba que ocupaba todo mi orificio trasero. Creía que había entrado toda, pero cuando alcancé a tocarla. Sólo había entrado la mitad.
El profe ordenó a Eugenio que me ayudara, este se puso delante y me dio su polla, yo le correspondí, me concentre en su polla para no pensar en mi pobre culo.
El profe se quedo quieto. Sus huevos chocaron contra mi culo. Había entrado toda. Empezó un mete y saca poco a poco, luego más vigoroso. Su barra de carne recorría todo mi recto para sacarla toda menos el glande y luego la volvía a hundir hasta que notaba el choque de sus huevos, una y otra vez. A cada embate mi espalda se arqueaba para recibir semejante embiste.
Ya me viene!!!
Noté como su pene se hinchaba un poco más y empezaba a escupir trallazos de semen en el interior de mi culito. Lo inundó todo. Estuvo un minuto dentro y se retiro. Algo se escurría por mis piernas. Era semen que salía de mi agujero.
Muy bien campeón, me dijo Eugenio. Ya estas estrenado.
Eugenio me ayudó a limpiarme con una esponja. Frotó cariñosa y delicadamente mi enrojecido y escocido culito. Me cuidó y me secó con una toalla.
Ahora me toca corresponder a mí. Ven.
Puso la toalla en un banco del vestuario y me dijo me que tumbara. El se puso haciendo un 69. Empezó a comerme mi polla. Nadie se había acordado de ella. Mamaba con ganas, con ansia. Eugenio todavía no se había corrido así que yo también me la tragué. Pase la lengua por sus cojones y, avanzando un poco más, llegué hasta el agujero de su culito. Era rosadito.
El profe estaba sentado en otro banco, disfrutando de dos muchachos haciendo un 69.
El esfínter de Eugenio se contrajo con los primeros lengüetazos.
Qué rápido has aprendido!, dijo el profe, métele un dedito.
Le hice caso, el dedo entró sin ninguna dificultad hasta el final. Me dio la impresión que Eugenio había recibido bastantes veces por ahí.
Métele otro.
Le metí un segundo dedo mientras me seguía mamando la polla. Tampoco tuve que hacer mucho esfuerzo. El profe se había recuperado y se estaba masturbando.
Este chico ha nacido para que lo cojan. Aparta un poco la cabeza, me dijo.
El profe se puso detrás del culo de Eugenio, y apuntó su polla hacia el abierto esfínter. Yo estaba en primera línea, a escasos 20 centímetros de la enculada. Mejor que en el Bagdag. El profesor empezó la follada, entró sin mucha dificultad.
El tuyo es mucho más estrechito me dijo, pero este tampoco esta nada mal. Te gusta, eh? Te gusta mi pija? Dime, te gusta?
Siiiiii, sigue no pares.
El espectáculo era impresionando, veía como los cojones del profe chocaban contra el culo del pobre Eugenio, este se contraía a cada embestida sin parar de mamármela.
El profe empezó a sudar, cada vez embestía más rápido y el culo de Eugenio se tragaba todo el cipote. De repente se quedo quieto y lanzo un estertor.
Ohhhhhh!!. Me viene otra vez.
Noté las sacudidas de la polla del profe. Sacó el cipote y el agujero quedó abierto, exhibido.
Anda, dale un alivio a este chico y haz que se corra.
Retorné a mi 69 con Eugenio, ya libre de la enculada. No tardamos en corrernos en la boca del otro. Su semen era caliente y espeso. Nunca lo había probado.
Nos quedamos derrengados. Descansamos y nos fuimos a casa a comer. El culo me escocía. En el metro Eugenio me dijo que todo había sido una encerrona. Quería que el profe me enseñara como le enseñó a él y yo siempre hago lo que me dice el profesor.