El profe de historia (parte dos)
Aquella tarde se repitió en mi mente por muchas noches. Cada gesto, cada sensación, cada poro de aquella piel se quedo como tatuado en mi mente y era inevitable recordarlo y no ponerme a mil
Aquella tarde se repitió en mi mente por muchas noches. Cada gesto, cada sensación, cada poro de aquella piel se quedo como tatuado en mi mente y era inevitable recordarlo y no ponerme a mil. Si cerraba los ojos podía sentir en mi boca el sabor de su miembro taladrándome hasta la garganta, podía sentir sus dedos jugar con los pliegues de mi sexo. Todo se repetía en mi mente una y otra vez, como un cine sin fin.
Ni sé cuantas veces mis dedos jugaron con mi clítoris en la soledad de mi cuarto recordando la inundación de su semen en mi boca.
Joder, como me gustaba este tío. No podía evitarlo. Era superior a mí. Sabía que no era amor, era sexo, puro y duro sexo...Sobre todo duro....
Cada día miraba, casi desesperada, el horario para ver si me tocaba clase con él. Si era así, bien sabia que braguitas ponerme con que falda y con que blusa. Sé que, a veces, parecía una verdadera golfa de cómo me vestía pero...solo buscaba ponerlo a mil. Y lo conseguía...
Mi sexo, debidamente rasurado, se mostraba hambriento bajo las braguitas y no perdía oportunidad de mostrárselo bajo mi falda. Un escote generoso mostraba el inicio de un canalillo en el que él se perdía con la mirada. Sí, ya lo sé, era una salida pero me sentía bien así.
Llegue a clase un poquito antes de que sonara el timbre. Quería asegurarme de ocupar el asiento exacto desde el que podría calentarlo sin que mis compañeros se enterasen de nada. Dejé la mochila junto a la silla y saque mi carpeta y bolis. Todo estaba listo para el espectáculo. Me sentía caliente, aquélla puesta en escena me calentaba. Apreté mis muslos para sentir esa pulsación en lo más profundo de mí. Abrí un poquito más el generoso escote dejando al descubierto la parte superior de mi sujetador rosa.
El timbre sonó y la marabunta de alumnos entró en tropel en clase. Detrás de ellos...él. Sus ojos se pasearon por la clase y se pararon un momento sobre mí para, seguidamente, dirigir sus pasos hacia la mesa.
Dejo sobre ella sus libros y se puso en pie junto a la pizarra. Estaba divino, me lo comía con la mirada. Comenzó su explicación sobre el tema mientras escribía en la pizarra, lo que me dio la ocasión de mirar su culito, prieto bajo los pantalones.
Disimuladamente baje mi boli hasta mi entrepierna y lo apreté contra mi clítoris...mmm...casi tuve que reprimir mi gemido. Cuándo abrí los ojos, los suyos, estaban clavados bajo mi falda, casi absorto, casi perdido de su explicación. Carraspeó la garganta y se sentó en el pico de la mesa tratando de no perder la compostura y seguir su explicación.
Lo estaba calentado y lo sabía. Me sentí muy golfa.
La hora paso rápida, demasiado para mi gusto. El timbre sonó y todos se pusieron en pie mientras escuchaba, por encima del jaleo, sus recomendaciones de estudiar el último tema dado para el próximo día.
Me tome mi tiempo para guardar mis cosas, con calma, sin prisas, esperaba que todos salieran y poder decirle algo.
Su voz sobresalió y me llego clara.
-Minerva, Clara, por favor, quedaros un momento que quiero hablar con vosotras.
Mi corazón casi se paro. Conocía a Clara de años anteriores. No era mala chica, estudiosa. Modosita. Su cara salpicada de señales de viruela era agradable. Simpática.
Ambas nos miramos algo sorprendidas. Nos encogimos de hombros y nos dirigimos junto a la mesa donde nos esperaba él.
-Clara, por favor, cierra la puerta.
Aquello me tenia estupefacta. ¿Qué quería? ¿Que sería tan importante?
Permanecí callada y parada delante del mientras Clara cerraba la puerta y volvía junto a la mesa.
-Bueno, chicas. Creo que tenemos un problema y que tenemos que aclararlo.
Ambas nos miramos sorprendidas y esperamos sus palabras algo nerviosas. De repente todo había cambiado. Ahora era el profesor, no el hombre que me ponía a mil. Allí, de pie, serio, como animal que espera saltar sobre su presa. Por un momento me espere una reprimenda por algo que se me escapaba.
-Vamos a ver como lo explico para que me entendáis. Sabéis que soy sincero y claro siempre y no me gusta, en absoluto, la hipocresía o el juego en según qué cosas. Y esta es una de esas ocasiones en las que tengo que hablar muy seriamente con ambas.
Mis piernas sintieron un ligero hormigueo, como alguien que ha metido la pata y no sabe dónde ha sido el error.
Volvió a sentarse en el pico de la mesa y quedo apenas a unos centímetros de nosotras dos. Parecíamos dos animalillos asustados. No entendíamos de qué iba aquello.
-Veréis. Ninguna de las dos lo sabéis pero entre nosotros tres existe un triangulo de relación sexual que debemos de dejar claro antes de seguir con esto.
Aquello fue un bombazo en mis sentidos. ¿Cómo? ¿Se estaba tirando a la modosita de Clara también? No podía ser, era imposible. Creo que por la cabeza de Clara pasaban las mismas preguntas, porque me miro de arriba abajo como si acabara de descubrirme.
-Tranquilas. No os enfadéis por favor. Prefiero dejar las cosas claras antes de seguir con esto. Ambas me gustáis y con ambas me siento bien en temas sexuales pero creo que debéis de saber esto antes de seguir adelante. Clara me aporta la timidez, la inseguridad y tú, Minerva, la locura, el sexo salvaje.
-¿Quieres decir que te lo estás haciendo con las dos?-Casi le grite llevada por un arrebato de celos.-No me lo puedo creer....
-Tranquila Minerva, no te excites. Sabes desde el otro día que entre tú y yo solo hay sexo y solo sexo, nada de sentimentalismo, por favor. A ti te pongo yo y tú me pones a mí con tus insinuaciones. No hay nada malo en ello.
-¿Y yo, que soy en esta ecuación?-pregunto Clara algo enfadada también-
-Clara, tus eres la dulzura, la parte tierna, la timidez. Me gusta eso en ti. Me gusta mucho. Por eso quiero estar con ambas. Pero sin malos rollos. Si no estáis de acuerdo no pasa nada, lo entiendo, quizás os este pidiendo mucho pero no voy a jugar a esconderme con las dos personas que me están haciendo feliz en estos momentos.
El ambiente se podía cortar con unas tijeras. Todo era tensión y malestar. Nos mirábamos una a otra como queriendo adivinar nuestros pensamientos. Él permanecía callado esperando respuestas.
Lo mire de arriba abajo. Era cierto, solo lo quería para sexo, nada más, ¿Qué podía importarme si de vez en cuando se acostaba con otras si estaba para mí cuando lo necesitaba? Estaba dispuesta a seguir con ese juego aunque fuese compartiendo aquel bombón.
Clara permanecía callada, la mirada baja, dubitativa, como encogida.
Él dio un paso adelante y se aproximo a ella. Puso su mano en la barbilla y tiro de su cara hacia arriba, Sus ojos quedaron frente a frente.
-Me gustas Clara, me gustas mucho.
Y puso sus labios sobre los de ella mientras yo me quedaba mirando como una boba a “mi hombre” meter su lengua en la boca de mi compañera.
Acerco su mano a mi cintura y tiro de mí hacia ellos. Su boca se despego de la de ella y ahora se dirigió a mis labios. Mis sentidos estaban anulados. Aquélla lengua sabia como entrar en mi boca y acariciar los rincones de mi lengua. Empecé a mojarme.
Se separo de mi lo justo como para pedirle a Clara que cerrara la puerta con llave. Mientras ella hacia lo que él le pidió, sus manos se adueñaron de mis caderas y tiraron de mí hasta chocar contra su cuerpo. Mis manos ya acariciaban su espalda y mi muslo se clavaba en su entre pierna buscando el contacto de su polla.
Clara permanecía apoyada en la puerta mirándonos, como estupefacta. Ahora era ella la que veía a su hombre abrazar y besar a otra.
Con una mano libre él le indico que se acercara a nosotros. Lo hizo tímidamente. Se quedo a su lado mientras nos miraba. Pasó su brazo por su cintura y casi la hizo caer contra nosotros. Yo nunca había estado en una situación así, jamás con otra chica había compartido a un hombre. No sabía muy bien qué hacer. A ella creo que le pasaba igual.
Sentí su cadera rozar la mía cuando él paso de mi boca a la suya. No me cerré en banda y pase mi brazo por las caderas de ella para sentirla contra mí también.
Una mano del se paseaba por mi culo y la otra andaba sobando los pequeños pechos de Clara que gemía calladamente. Su boca busco la mía y los tres unimos nuestras lenguas en un beso que me resulto extrañamente excitante.
Ayúdame a desnudarla- Me pido sabiendo que yo era más lanzada que mi compañera de juegos.
Mis manos se dirigieron al cinturón que sujetaba su falda y baje la cremallera, dejando que la falda cayera al suelo mostrando un cuerpo divino, apenas cubierto por unas braguitas blancas.
Su blusa fue a parar al mismo sitio junto al sujetador y sus pequeños melocotones quedaron al alcance de la lengua voraz del profe.
Alce mi mano y palpe aquellos pequeños frutos. Suaves, aterciopelados. Incliné mi cabeza y saboree con mi lengua el sabor de su pezón. Un gemido lleno la clase mientras ella echaba su cabeza hacia atrás dejándonos hacer.
Ya no me importaba nada. Quería sexo y lo quería ya. Yo misma casi arranqué mi ropa y me quede desnuda mientras veía la mano de ella bucear en la bragueta del .La cabeza de una polla dura asomaba entre sus manos.
Me abrace a ellos desde atrás. Apretando aquellos pechos con mis dedos y besando la nunca de Clara, que casi tiritaba.
Él se dejo caer de rodillas y sus manos bajaron las braguitas blancas, dejando al descubierto un coqueto sexo húmedo y tentador. Hundió su lengua en él y Clara se crispo bajo aquella caricia.
Mi mano derecha de había acercado hasta mi sexo y frotaba acelerada un clítoris duro y húmedo. Aquélla situación me estaba enervando. Me notaba más excitada que nunca.
Poda ver por encima del hombro de Clara aquellos pechos que mis manos sobaban, sentir su culo chocar contra mi mano. Sus gemidos de placer me retumbaban en el cerebro. Bajé mis manos hasta alcanzar su vagina y la lengua de mi profe jugó con mis dedos, mojándolos lo justo para poder acariciar un clítoris que no era el mío. Estaba duro, húmedo, latía...me estaba volviendo loca.
Note una mano resbalar por mi muslo hasta llegar hasta mi culo. Se insinuó un poco en mi rajita y se hundió sin misericordia entre mis labios haciéndome gritar de placer. Todo me daba vueltas.
Me agache para poder ver como una lengua sabia se hundía una y otra vez en un coño caliente. Acerque la mía, quería probar un sexo que no fuese el mío .Lo note muy caliente, suave. Podía percibir perfectamente su clítoris duro contra mi lengua.
Él se puso de pie y sentó a Clara sobre la mesa dejando sus piernas abiertas a mis caricias mientras se quitaba la ropa y liberaba aquella polla enorme que pronto la mano de Clara alcanzo para agitarla arriba y abajo.
Yo me afanaba en succionar aquel clítoris delicioso mientras mi mano acariciaba el mío, haciendo llegar a la base del cráneo pequeñas descargas que me nublaban la vista. Todo era rápido, caliente, enfebrecido.
En un momento dado el profe se coloco delante de Clara y apoyo aquel miembro en la entrada de su coño. Yo permanecí mirando como lo taladraba poco a poco. Un fuerte olor a sexo me llegaba y mis manos acariciaban el culo de ambos mientras apoyaba mi cabeza en la cadera de Clara para poder ver mejor.
Clara permanecía con los ojos cerrados y la boca muy abierta. Como si le faltase aire...
Sus piernas se elevaron para abrazarlo bien y que no se escapara. Yo subí mi boca hasta sus pechos y me los metí suavemente en el paladar, saboreando cada convulsión suya. La vi temblar y agitar la cabeza de un lado a otro mientras él la follaba profundamente.
La vi estremecerse y correrse como una quinceañera. Su cuerpo casi se despegaba de la mesa mientras sus manos apretaban las caderas del contra ella. Se dejo caer y su respiración se quedo agitada mientras el sacaba la polla dura de aquel coño invadido y la aproximaba a mi boca. La sentí abrirse paso entre mis labios y un sabor a coño me llego hasta el pensamiento. Me gustaba, saboree aquella cabeza morada y la hundí hasta el paladar. Era deliciosa.
Estuve un rato disfrutando de ella hasta que sus manos tiraron de mi hacia arriba haciéndome tumbar sobre el cuerpo de Clara que aun no se había recuperado del aquel orgasmo. Noté su dedos separar mis cachetes y como su polla buscaba la entrada de mi húmedo coño .Se clavo sin contemplaciones. Un pequeño grito escapo de mi boca, era muy grande aquello y me pillo casi de sorpresa. Aún así, apreté mi culo hacia atrás para que se clavara hasta el estomago.
Me sentía llena. Mi boca busco la boca de Clara y hundí me lengua en la suya mientras notaba en mi pecho clavarse el pecho de ella. Jadeaba, me sentía como perra en celo. Notaba contra mi vientre el pelito del coño de Clara rozarme. Todo aquello era embriagador.
En un momento dado resbale, sin dejar de ser follada por él, sobre el cuerpo de Clara y busque su coño con mi boca. Quería saber cómo se sentía al mismo tiempo una polla en las entrañas y un coño en mi lengua.
Clara abrió sus piernas y enterré mi lengua en su coño caliente, me sabía a gloria. Mi cabeza daba vueltas mientras sentía aquel hierro en mis entrañas y la dulzura de su clítoris estallar en mi lengua.
Sentía en mi caderas las manos del apretar fuerte y como las de Clara se disparaba hacia adelante buscando el contacto de mi lengua. Se estaba viniendo otra vez y esta vez era yo la hacedora del milagro. Estallo en un mar de fluidos que me apresure a lamer mientras en mi interior comenzaba a fermentar el orgasmo de mi vida.
Los constantes empellones del profe contra mí me hacia estrellarme una y otra vez contra aquella piel de seda .Apoye mi mejilla sobre su pubis y me deje ir.
Mis piernas casi no me soportaron cuando estalle por dentro, mis gritos llenaban la clase y Clara acariciaba mi cara como para sentirme más aun .Un destello me cegó mientras sentía que me corría como nunca. Aquella polla inmensa no paraba de clavarse en mi y, cada entrada suya, era un aluvión de fluidos que me mojaban las piernas.
Aun estaba boqueando cuando la saco de mí y la puso contra mi boca. Su semen golpeo mi paladar y salpico el vientre de Clara mientras su mano agitaba aquella polla caliente de arriba abajo. Lamí su glande con decisión y su semen llego hasta mi garganta.
Los tres permanecimos unos momentos callados, disfrutando del placer sentido pero, en mi cabeza, no podía parar de pensar en lo sucedido. ¿Cómo había pasado? ¿Qué había pasado? ¿Que podría pasar ahora?
Nos fuimos vistiendo en silencio. Mirándonos unos a otros. En la cara del se reflejaba una satisfacción inmensa, no todos los hombres consiguen hacer el sueño realidad de estar con dos chicas a la vez y él lo había logrado. Clara casi rehuía la mirada, aparecía como avergonzada.
Una vez vestido y colocadas las cosas en su sitio, él lanzo la pregunta.
-¿Os ha gustado?, ¿Qué pensáis?
La primera en contestar fui yo.
-Bueno, no me ha desagradado. Más bien lo contrario. Todo es muy extraño, nunca había estado con una chica y, menos aun, compartiendo al mismo chico. No ha estado mal. Volvería a repetir.
-Bien, me gusta eso-musito él -¿Y tu Clara?
-No se- Casi dijo en un murmullo- Me siento algo avergonzada. Todo ha sido muy rápido, bueno, pero muy rápido. No sé qué pensar de esto y si lo repetiría.
Me acerque a ella y puse mis labios sobre los suyos. La bese tiernamente y le murmuré al oído.
-A sido una delicia saborearte y sentirte. No sientas vergüenza. Podemos seguir disfrutando de este placer a tres. Solo tenemos que romper algunos tabúes. Eres un amor Clara.
Y volví a besarla, ella me devolvió el pico y me miro a los ojos.
-Vale chicas- Dijo de pronto el profe-Si estáis de acuerdo podemos seguir con estos juegos cuando queráis. Solo una cosa. Nada de celos, nada de malos rollos. Somos libres cada uno de elegir. Y, por supuesto, esto no cambia nuestras condiciones de profesor y alumnas. Os seguiré exigiendo estudiar al igual que a los demás. Una cosa no quita la otra. Estáis aquí para aprender, aunque tendremos que dedicarle algún tiempo a “las otras” enseñanzas y aprendizaje...Ya me entendéis. Si os parece bien podemos vernos en mi casa alguna tarde y” repasar” algún tema...
Dijo esto mientras recogía sus libros y nos lanzaba un guiño acompañado de una caricia a nuestros culos.
Se dirigió hacia la puerta y la abrió, dejándonos a las dos sumidas en nuestros pensamientos y sin haber contestado. Nos miramos, salimos juntas de clase y nos dirigimos al exterior. Casi tire de ella hacia el árbol de mi primer encuentro con él. Teníamos mucho de qué hablar mucho que “estudiar” juntas.