El pringao

Siempre me gustaron los tíos muchos mayores que yo. pero no era mas que un pardillo que no supo aprovecharse de ello a tiempo. Espero que os guste esta historia en la que logro tener sexo con alguien de mi familia. Lo acabé disfrutando y mucho. Espero que vosotros también

★  ★  ★  [Los vigilantes de la playa]

Aquel verano del 92 fue mágico. No solo porque este país celebraba la Exposición Universal en Sevilla y unos Juegos Olímpicos en Barcelona.

La mayor celebración llegaba cuando en televisión se emitía la serie de televisión del momento “Los Vigilantes de la playa”.

El argumento de la serie era de bañistas imprudentes que se metían a unas aguas llenas de tiburones y tenían que ser rescatados por unos vigilantes de la playa más pendientes de lucir su cuerpo que de salvar vidas. Pero lo curioso es que la serie tenía un gran éxito. En mi caso, como en el de muchos chicos de mi edad, la cosa consistía en memorizar mentalmente esos esculturales cuerpos para luego recrearlos durante nuestras reiteradas y muy placenteras pajas.

Los chicos literalmente babeaban al ver a esas chicas en bañador mientras que las chicas fantaseaban con Mitch Buchanan y la colección de maromos que también lo acompañaban.

Y a los maricones, como es mi caso se nos hacía la cabeza un lío por empeñarnos en mirar hacia donde no debíamos hacerlo.

Lo normal es que al ver cuerpos de personas en bañador miraras si eres hombre a la tía y si eres mujer al tío. ¿Pero qué ocurre cuando pasa al revés?

Súmenle además que estábamos en una época en la que los maricones no existían de forma pública.

La homosexualidad no aparecía en televisión. Salvo en algunos sonoros casos famosos: escritores de prestigio, ciertas actrices reconocidas o no tanto, presentadoras de radio, folclóricas que vivían juntas y supuestamente no revueltas; incluso en esos años se llevó a cabo uno de los cambios de sexo más famosos de la historia de España.

Retomando de nuevo la serie en cuestión y por supuesto mis temores, supé que algo estaba fallando cuando durante mis pajas no podía quitarme de la cabeza el cuerpo de ese vigilante de bigotito y con un cuerpazo de escándalo. Por si lo queréis “Googlear” se llamaba Michael Newman y os aseguro que cuando deis con él sabréis de sobra a lo que me refiero.

Una cosa es que me gustaran los chicos, algo que desde hace tiempo sospechaba, pero peor era sin duda el que me gustaran los tíos de ese calado y encima mucho mayores que yo.

El cóctel podía empeorar todavía más, ya que vivía en un pequeño pueblo de la provincia de León, de unos cinco mil y algo habitantes y en los que no abundaban los lugares ni tipos dispuestos con los que experimentar.

Sin embargo, no sé si por el calor que produjo en mis hormonas la visión de dicha serie, o si simplemente estaba predestinado a que sucediera. He de decir que tuve mucho más éxito del que se pudiera esperar.

Si amigos, me llamo Carlos, desde aquel lejano verano sé que soy maricón y he podido vivirlo y experimentarlo con mucho gusto desde entonces.

★  ★  ★  [Haciendo lo incorrecto]

En mi familia siempre hemos estado muy unidos, tanto que normalmente solemos hacer muchas reuniones familiares casi por cualquier cosa, pero solo con la familia de mi madre ya que con la de mi padre no tenemos la misma relación.

Aclarar que por parte de mi padre tengo una tía que es una víbora, hermana de mi padre y mala, muy mala. Ni su marido fue capaz de aguantarla.  Tiene dos hijos, el mayor, me folló en una de las escasas reuniones con mi familia paterna y lo gocé muchísimo, pero eso es otro tema que, si me pongo a contarlo ahora, me voy a acabar yendo por las ramas.

A lo que iba, que un día en casa de este tío del que te hablo estábamos jugando mi prima, un primo suyo y yo.

Mas que mi prima la considero mi mejor amiga, y por tener una edad muy próxima a la mía me he pasado desde que recuerdo las horas muertas en su casa.

El resto de la familia estaban en la parte de abajo haciendo la comida y mi tío hablando con su hermano y unos amigos que también habían venido para comer.

Yo aproveché el momento en el que a mi prima la habían literalmente secuestrado para que ayudara a poner la mesa, para ponerme a hablar con su otro primo.

Llevábamos toda la mañana hablando de todo, pero volvió a salir el tema de esa serie, los vigilantes de la playa.

Que si esta tarde no podemos perdernos el capítulo. Que si tengo ganas de ver las tetas de la Pamela Anderson. ¿y la otra? ¿Cómo se llama la otra? - me preguntaba

  • No tengo ni idea -  le contesté a medida que perdía interés por ese chico. El hecho de que se confirmara como heterosexual hacía que su conversación se hiciera más que insoportable para mí

  • Tiene muy buenas tetas también. Pero esta mucho mejor la Pamela Anderson. ¡Dónde va a parar! - sentenció al ver que no le decía nada

Mi mente ya no pensaba en otra cosa. En esa serie sí. Pero en lugar de en las socorristas mis pensamientos se centraban en los cuerpos de los socorristas. Sobre todo, en el cuerpazo del vigilante con bigote. Por lo visto antes de dedicarse a ser actor había sido bombero.

“¡Joder bombero!”- pensé

Aquello era una puta ensoñación. Nunca en mi vida iba a tener la oportunidad de estar con un señor maduro.

Abrí los ojos y el capullo del primo de mi prima había desaparecido.

“Posiblemente al verse víctima de mi más absoluta indiferencia”

Todavía quedaba tiempo hasta que la comida estuviera lista y abajo se oían las voces de todos intentando ganar protagonismo en esas conversaciones que se sucedían en uno y otro lado. También estaba allí abajo, ese capullo que se acababa de largar de esa especie de sala deshabitada que era donde nos encontrábamos.

Antes de que ambos se bajaran para abajo estábamos los tres jugando y charlando en un colchón viejo que había tirado en el suelo de la parte superior de la casa. Se utilizaba a modo de trastero, allí se iban subiendo los muebles que en la parte de abajo ya no servían. Había armarios con alguna puerta rota, herramientas y aperos de labranza, colchones, somieres, cacharros de cocina a medio oxidar…

Para mi prima, y para mí aquello era el puto paraíso, y cuando me quedaba solo porque ella tenía que bajarse para ayudar en no se que cosa, aprovechaba para pajearme en algún rincón de esa amplia estancia.

Sin embargo, cuando estaba justo en lo mejor, una voz vino a interrumpirme.

  • Anda deja de jugar con eso, y lávate bien las manos. Abajo te esperan para comer.

Si amigos fui pillado infraganti en plena paja. Y por quien peor cabría esperar

“Joder todo aquello era una puta locura”- una cosa era con lo que mi mente de pervertido fantaseaba y otra bien distinta lo que podía ocurrir en realidad”

“¿Mi tío? ¿cómo podía llegar a pensar en que podría llegar a tener algo con él?”

“Me había pillado pajeándome. Cierto”

“No me había delatado. También cierto”

Y justo antes de decirme que me esperaban todos abajo para comer había podido notar como llegó a recolocarse la polla bajo ese pantalón de hilo de color azul ultramar que llevaba puesto”

“Pero de ahí a pensar que podría llegar a chuparle la polla, la cosa se complicaba y mucho”

Era mi tío, joder. Y pese a que me miró con una sonrisa algo cómplice cuando bajé las escaleras y me unía a la comida familiar en la que estábamos ese fin de semana; no dejaba de rondarme esa estúpida idea por la cabeza.

  • ¿Dónde estabas? - preguntó mi tía mientras me servía dos cucharones de esa paella que por haberse pasado el arroz iba a resultar más que incomible.

  • Arriba, es que…- le contesté yo. Haciendo que mi voz sonara de lo más ronca

Miraron todos esperando que continuara la frase. El único que sonreía era mi tío, los demás quizás buscando algún motivo que me hubiera entretenido para no bajar a comerme un arroz como ese.

  • Estaría tocándosela- acabó por decir mi tío mientras me guiñaba un ojo

Rieron todos, mientras mi tía comenzaba a decir.

  • Si hombre tocándosela. ¡Pero si no tiene edad ni para saber lo que es eso!

Bebí agua, para ayudar a engullir ese arroz que se me atragantaba

“Tía si tu supieras la de cosas que he hecho ya con la edad que tengo te ibas a quedar muerta”- pensé de nuevo para mí.

Sin embargo, el que si en esos momentos estaba pensando en que hacer conmigo. Era mi tío. Y estoy seguro que todos en esa mesa se hubieran quedado sin habla de haberse enterado alguna vez de todo lo que me terminó pasando con él.

★  ★  ★  [El “pringado”]

Pasó algo de tiempo, y casi llegué a olvidarme de aquella pillada.

Seguía pasando por casa de mi prima, jugábamos, charlábamos, reíamos, nos contábamos cosas, …

Aquella tarde cuando bajé a la carrera para beber agua no esperaba escuchar a mi tío conversando con ese amigo por el teléfono.

  • Como, la parienta siga en este plan conmigo, me voy a tener que ir contigo de putas. Seis meses sin follar llevamos y tengo los huevos hinchados como dos pelotas de tenis.

Rieron ambos.

  • ¡Claro que me la cortaría si se entera! ¡y con el cacho polla que tengo sería una lástima! - fantasmeó mi tío aprovechando que no era escuchado mas que por su amigo, y ahora también por mí

Es normal que los hombres presuman de polla. En el instituto pasaba mucho, pero cuando alguno de la clase te hablaba de que tenía un pollón no se diferenciaba del tuyo mas que unos ridículos milímetros

En este caso el supuesto fanfarrón no era otro que mi tío. Que estaba diciéndole a su amigo lo bien que calzaba.

Lo que yo aun no sabía es que mi tío era completamente sincero y es que por parte de mi familia materna todos los tíos de la casa siempre han tenido una polla de toma pan y moja.

La conversación telefónica acabo de forma repentina al notar mi tío esos pasos entrando en la cocina. Ahí acababa de llegar el maricón de su sobrino Carlos, ósea yo, entrando para interrumpir su charla.

Ni siquiera se despidieron. Lo vi colgar el teléfono sin dejar de mirarme. Al final fui yo quien rompí el silencio que empezó a reinar en ese recinto con un tímido:

  • ¡Hola! Solo he bajado para beber agua

Sin poder evitarlo, mis ojos se fueron al paquete de mi tío.

“¿Por qué diablos hacia algo así? ¿Qué pensaría mi tío de mí si se daba cuenta?”- me estaba maldiciendo a mí mismo cuando va él y me dice.

  • Anda siéntate que quiero hablar contigo de lo del otro día.

Rojo como un tomate le confesé que no era la primera vez que me masturbaba en su casa y que además en mi propia casa me pajeaba mucho.

Lo hacía siempre que mi prima era requerida para hacer algo, porque tenía que ayudar a su madre con alguna tarea o cuando esta se distraía.

Le confirmé para dejarlo mas tranquilo que ella y yo nunca habíamos hecho nada impropio

  • Lleva toda la vida tu madre diciendo que eres maricón, pero la verdad es que nunca se sabe- dijo mi tío algo más tranquilo al oír mi confirmación

Mi familia materna siempre lo ha sabido. Lo de mi homosexualidad y la verdad es que hasta esa tarde no parecía haberle importado a nadie.

  • ¿Y con chicos has estado? - me preguntó sin mostrar apenas interés.

  • Alguno- le contesté mas tímidamente

Me negué a revelar nada mas que eso. Pero sus ojos llenos de curiosidad me interrogaban.

  • ¿Qué has llegado a hacer? ¿sabes de los riesgos que corres? Puedes coger enfermedades y eso…- “Su interés no parecía ser más que académico”

  • Tranquilo tío. Ha sido solo alguna paja, tocarnos el uno al otro, besarnos, …

  • ¿Pollas has chupado? - me interrumpió

Lo miré

En este momento, sus ojos de académico interesado en saber sobre el sexo gay que practicaba su sobrino, se habían tornado en unos ojos de deseo. Era como si lo consumiera el pensar en que tenía cerca a un agujero dispuesto para consolar su recién revelada carencia de sexo.

  • Un par. – Le dije la mar de dubitativo. Esta vez le mentí descaradamente.

Cierto es que os dije al principio que en un pueblo tan pequeño resultaba difícil encontrar ligues. Pero cuando te revelas como homosexual no te faltan los acercamientos de chicos a los que les apetece probar.

Al final te acabas dando cuenta que solo te querían para eso. Para probar. Que tu necesitas algo mas duradero y estable. Y te das cuenta que ellos no piensan arriesgar nada contigo. Por eso y aunque hayas salido del armario, cada vez ligas menos. La consecuencia es que al final te quedas cada vez mas aislado de todos. En esos tiempos ya solo me quedaba mi prima como única amiga.

Mi tío rompió ese tenso silencio para hablarme de su infancia.

“¿Qué pretendía?”

Me habló de sus veranos y lo bien que lo pasaba jugando de sol a sol con un montón de colegas.

Explicó como jugaban a cazar pájaros, ir con las bicis, bañarse en alguna alberca, y a tener que salir corriendo medio desnudos cuando el dueño de esta los perseguía a grito pelado

Realmente mi infancia no estaba resultando ser muy diferente a la suya propia. A pesar de la amplia distancia temporal que existía entre ambas.

Lo que, si resultó ser diferente, fue el hecho de que yo nunca había jugado a ese juego del que me habló

  • Lo llamábamos “el pringao”- comenzó diciendo- y la cosa mas o menos consistía en despelotarnos y pajearnos en grupo, los cinco o seis chavales que estábamos ese día.

  • Lo empezamos a hacer en una bodega abandonada, a la que solo íbamos muy de vez en cuando, pero con el tiempo la cosa se desmadró y nos pasábamos todo el rato allí

Lo miré alarmado. Y el me sonrió de forma cómplice.

Hacerte pajas en grupo con los amigos rozaba los límites de la masculinidad. Si empezaban los tocamientos entre unos y otros, ya entraban en juego ciertos pensamientos homosexuales.

No tardó en confirmarlo:

  • Al final terminabas mirando los pitos de otros. Comparabas tamaños y alababas esas pollas que se habían desarrollado más que las otras- me acabó revelando

Afirmé con la cabeza y le sonreí.

Con una sonrisa cómplice continuó

  • El caso es que la gracia del jueguecito consistía en ver cuál sería el último en correrse.

Reí y él sonrió también. Al ver que mi expresión no mostraba gesto de rechazo alguno ante la revelación de sus vivencias, se acabó sintiendo un poco más cómodo.

  • Inventamos una especie de reto o castigo para el que menos aguantara de todos al hacernos la paja. A ese le tocaba ser el “pringao”

Lo miré.

“¿Realmente mi tío, con la pinta de macho que tenía, estaba a punto de revelarme alguna experiencia homosexual vivida durante su ya lejana adolescencia?”

Llegó la confirmación con la continuación de su historia:

  • Cada vez que uno terminaba o estaba a punto de correrse debía colocarse sobre el pito de otro que aun no lo hubiera hecho y soltar toda la descarga sobre la polla del colega.

  • Si no te daba tiempo, pues a veces pasaba, recogías toda tu corrida como podías, y con la mano toda pringosa la restregabas por los pitos de los otros para embadurnarlos bien con tu semen

“Buff, mi cabeza no podía más. Con semejante relato. Mi propia polla estaba a reventar de dura. Con solo imaginarme a mi tío rodeado de otros chicos mientras se sobaban las pollas los unos a los otros”

Bebí agua con los ojos abiertos como platos. Sentado como estaba justo enfrente de él, no podía verle el paquete, pero estaba seguro de que en ese momento lo tendría igual de abultado que yo.

  • El caso es que te acababas pringando entero con la lefa de todos los otros. Pero ese semen caliente y espeso hacía de lubricante y daba muchísimo más gusto al cascártela.

La expresión de mi cara era de asombro absoluto.

“¡Vaya puto y vicioso juego! ¿cómo es que nadie me había hablado de algo así?”- pensé

Pero lo mejor aún estaba por llegar:

  • Al final solo quedaba uno que, al no haberse corrido, tenía toda su polla llena con el semen de los demás. El vello púbico, si es que le había crecido ya, también estaba lleno de churretones de lefa, y sus manos todo pringosas. Tenía restos de semen de los demás en las piernas, el ombligo, la barriga…

Yo alucinaba. Mi propia polla en esos momentos estaba dura a reventar y retorciéndose dentro de mi pantalón.

  • Al “pringao”, que resultaba ser el primero de todos en haberse corrido, le tocaba entonces hacer su parte- continuó mi tío.

Lo miré escandalizado. Imaginaba cual iba a ser el papel, pero estaba deseando oírlo de boca de mi vicioso tío

Mi tío sonrió mientras decía:

  • Si ese día te había tocado ser “el pringao”. Tenías que arrodillarte y empezar a lamer y chupar ese rabo hasta dejarlo bien limpio y reluciente.

  • En esa polla había restos de tu propia leche, pero también de la de todos los demás. Lo mejor era no pensar en el asco que pudiera llegar a darte, cerrar los ojos e ir lamiendo y chupando. Cuando antes acabaras con todo aquello mejor, pues las risas de los demás y sus burlas mientras cumplías con tu cometido no solían ayudar mucho.

  • A veces era solo cuestión de chupar y lamer unos escasos segundos ya que sin poder aguantarlo más debido al tremendo gustazo que daba. El que estaba siendo limpiado por “el pringao” empezaba a correrse y el pobre “pringaillo” tenía que volver a empezar de nuevo

  • Pero otras, la cosa se alargaba y por mucho que chuparas y ayudaras con las manos, pajeando ese rabo pringoso para acelerar la corrida, el tío no se iba. Te llegaban a doler las mandíbulas del rato que te pasabas comiéndole la polla y la cosa podía emporar aun más ya que si los otros se empalmaban, empezaban a llegar rabos duros a tu boca que también tenías que mamar.

Sin preguntárselo me lo confirmó:

  • A veces pringábamos unos, otras veces los otros, y la mayoría de las veces pringaba siempre el mismo.

No me atreví a preguntárselo, supuse que el se encontraba, entre los que se corrían de los últimos, no imaginaba que pudiera ser el que le tocara perder siempre. Pero en cualquier caso aquel vicioso juego me había encendido

  • Lo mejor del juego era ver quien íbamos quedando y en como nos esmerábamos para acabar corriéndote de los últimos

★  ★  ★  [Limpieza general]

Que mi tío me revelara que él también de joven había tenido relaciones homosexuales no hizo mas que encender en mi una mecha imposible de apagar.

Aquella tarde no pasó nada entre nosotros, pues mi prima estaba en la casa. Pero si me pajeé bien a gusto con su historia.

También de forma inconsciente o no desde ese día me empecé a mostrar ante el mas cariñoso. Aprovechaba cualquier ocasión para que me viera con el culo en pompa. Miraba también de forma insistente hacía su paquete y en la mayoría de los casos lo encontraba abultado y listo para dar guerra.

Después de estar casi un mes provocándolo acabé logrando lo que me proponía.

¡Por fin logré verle el rabo empalmado!

Esa tarde estábamos todos por la casa limpiando, se acercaban las fiestas del pueblo y días antes se solía hacer en las casas una especie de limpieza general donde te dejabas los cuernos limpiando hasta que se quedaba todo reluciente. Vamos que se podía comer en el suelo y tu cara se reflejaba en cada azulejo

Como se suda bastante durante esos zafarranchos de limpieza, llevaba puesta ropa cómoda, es decir una camiseta de tirantes medio desgastada y un pantalón mini, que hacía que mi culo pareciera mucho más grande y apetitoso.

Me describo un poco antes de seguir: Mi estatura, 1´77 cm, 64 kg de peso y 17 cm de polla, que está muy bien en cuanto a tamaños se refiere, pero claro si se compara con las pollas de los miembros de mi familia materna, te acomplejas algo.

Tengo el pelo medio rubio, medio castaño, y los ojos claros de un color entre verde y azul. La gente suele decirme que son muy bonitos.

Mi tío que ese día también estaba por la casa es el típico cuarentón al que le encanta hacer deporte. Tiene el pelo castaño oscuro y los ojos como los de mi madre, que son también verdes. 1´93 cm de estatura, 90 kg, y un pollón que pronto podría ver en todo su esplendor. Gordo, venoso, largo: 22 cm

Estaba limpiando el baño y tenía los auriculares del walkman puestos, así que cuando entró en el aseo para cambiar el agua del cubo de la fregona, me pilló agachado en la bañera y moviendo el culete al ritmo de la música. El caso es que sin dudarlo me pegó una nalgada que hizo que casi me diera de bruces con el grifo de la bañera.

Alarmado me giré mientras me quitaba los auriculares y al ver que era él le sonreí.

  • ¿Qué haces? - le pregunté maliciosamente. La casa estaba llena de mujeres moviéndose de un lado a otro, pero en ese instante solo estábamos los dos en el baño

  • Nada que te he visto ahí trajinando y moviendo el culo y solo quería ver si lo tenías duro o blando.

Ni corto ni perezoso agarré su inmensa manaza mientras le decía:

  • Para hacer eso lo mejor es que coloques tu mano así- y dejándola apoyada sobre mi culo dejé que empezara a manosearlo bien mientras yo me daba la vuelta para seguir limpiando la bañera.

Continuó palpando y tocando hasta el punto de que al final eran ya las dos manos las que jugaban con mi culo.

Había gente por toda la casa, pero no pareció importarnos a ninguno de los dos.

Cuando me giré para sonreírle vi que su polla estaba a punto de reventar bajo el short deportivo que se había puesto para trabajar más cómodo.

No llevaba camiseta y su pecho lleno de vello oscuro y mullido me llamaba para que me acercara hasta él. Debía lamerlo, acariciarlo y recoger el sudor acumulado en ese lugar por el intenso calor que hacía.

Éramos unos inconscientes. Él por agarrarme de los cachetes del culo y apretarme contra su cuerpo semidesnudo. Yo por dejarme llevar por mi deseo y empezar a lamer ese cuerpo sudoroso.

Echamos el pestillo y rápidamente me arrodillé ante su abultado pantalón.

Pese a lo peligroso del momento y lugar mi vicioso tío me sonreía. Razón de más por la que me armé de valor.

Iba a comerle la polla. Allí

Y mi tío deseaba que empezara cuanto antes a hacerlo.

Su pollón saltó como si se moviera accionado por un resorte. Agarré ese más que duro cipote para pajearlo. Tenía ante mis ojos llenos de vicio veintidós centímetros de una descomunal polla que chorreaba jugos en su punta. Mis labios se depositaron en esa cabeza y sorbí con gusto.

No se si era por el deseo, que sentía. O si realmente era porque era la polla mas rica que me comía en mi vida que mamé con tantas ganas que empecé a arrancar placenteros gemidos de los labios de mi tío.

Sensualmente besé su rabo hasta llegar a sus bolas. Gordas, peludas, como dos enormes pelotas de tenis a punto de ser lanzadas en un saque magistral. Me tomé mi tiempo para disfrutar chupando cada una por separado, luego atrapé su saco entero en mi boca y sorbí con fuerza.

No tenía ni idea de como podría saber ese pollón todo embadurnado de semen, pero secretamente envidiaba a aquellos amigos de su adolescencia que tuvieron el placer de comprobarlo

Volví a meterme su durísima polla en la boca y mamé con fuerza. Esta vez el sabor estaba más concentrado.

  • ¡Joder Carlos! ¡Hay que ver lo bien que la chupas! ¡Tú no te has comido solo dos pollas! ¡Ni mucho menos! - exhaló mi tío mientras se dejaba caer totalmente rendido por el gusto que le daba sobre la pared de ese baño.

Por mi parte repetía la operación una y otra vez y alternaba las lamidas a sus pelotas con las mamadas a esa enorme y descomunal polla.

  • Te encanta comer pollas, ¿verdad? - Oí que me decía en un susurro

De mis labios llenos de polla solo se escapó un ligero gemido para confirmarle que tenía razón.

  • Como sigas así voy a durar poco- intentó advertirme.

Estaba colmando de besos su nabo desde la base hasta el capullo, por lo que presagiando lo que se avecinaba me apresure a introducir el grueso y enorme capullo dentro de mi boca. No podía dejar que en su corrida acabara lanzando trallazos y trallazos de esperma que mancharan irremediablemente el impoluto baño de la casa.

“Con lo que me ha costado limpiarlo, no puedo dejar que lo manches”- pensaba para mí mientras sorbía con fuerza su cipote.

  • ¡No hagas eso Diosssss! ¡No sigasssss!

Me agarré con fuerza a sus muslos para evitar que se apartara, y alzando la vista hacia el cielo, como para pedir clemencia, crucé mis ojos con los suyos. Afirmé ligeramente mientras sostenía su grueso y enorme cipote lo más dentro posible de mi boca

Debía reprimir cualquier arcada que diera al traste con mis planes, ambos sabíamos que era imposible meterme toda su polla hasta el final

Pero con esa mirada cómplice le daba vía libre para lefarme. Quería que su semen me llenara la boca con su corrida y por primera vez en mi vida estaba decidido a tragármelo todo

Comencé a succionar su polla rítmicamente. Su clímax se aproximaba y sus gruñidos apagados aumentaban. Su mano se posó sobre mi cabeza y sentí un enorme pollazo al accionar su pelvis convulsionándose. Me hubiera atravesado la garganta de no haberlo previsto a tiempo.

Retiré mis labios hacia atrás hasta dejar solo el capullo atrapado. Sellé mis labios de forma hermética alrededor de esa endurecida polla.

Reprimí una sonrisa de satisfacción a medida que mi boca recibía el primer trallazo de semen. No podía dejar que se escapara nada.

Cerré los ojos y sorbí con ganas. La espesura de su semen me impedía tragar con facilidad. Sin embargo, un primer tragantón de su lefa bajo por mi esófago en dirección a mi estómago. Luego a modo de cascada fui percibiendo como un torrente de esperma iba llenado mi boca.

La presión con el que la polla de mi tío escupía lefa, era tal que temí que pudiera llegar a sobresalir por mis mejillas. Así que entornando los ojos me dediqué a sorber con más ganas.

Fui notando mientras lo hacía como un tercer y un cuarto chorro golpeaban en mi paladar.

Parte del semen expulsado al no poder ser engullido con la rapidez que debiera subía por la parte posterior de mi conducto nasal, haciéndolo arder. Reprimí la tos y volví a tragar lefa.

Mis ojos estaban completamente cerrados. Mi concentración era máxima. Debía engullir toda esa leche mientras reprimía la falta de aire en mis pulmones. A pesar de las dudas iniciales que me asaltaron, lo estaba logrando, pues poco a poco todo su semen iba descendiendo camino de mi estómago.

Me encantaba ver como su gruesa polla estaba cubierta por una fina capa de esperma. Los movimientos de mi cabeza hacia adelante y atrás lo iban recogiendo y engullendo con glotonería.

Cuando sus sacudidas acabaron, llegó el tiempo de seguir lamiendo las gotas atrapadas en el capullo que poco a poco se desinflaba facilitando la tarea de extracción. Apreté su polla con fuerza mientras tiraba de ella hacía mi y mi recompensa fue una baba blanquinosa que también tragué mientras seguía lamiendo.

Al final su rabo quedó limpio y reluciente.

La expresión de su cara era un poema.

La mía no podía irradiar más felicidad.

Sin decir nada mi tío abandonó el baño mientras yo me quedaba allí arrodillado intentando encontrar en mi saliva los últimos restos de su espesa y abundante corrida

★  ★  ★  [Quédate a dormir]

Los siguientes días pasaron para mí de forma interminable. La enorme polla de mi tío venía una y otra vez a mi mente.

Esas visiones no hacían más que lograr que mi polla se endureciera sin remedio. Se sucedían las pajas y no podía apartar de mi cabeza los momentos vividos en ese baño.

Sin embargo, mi tío parecía ignorar por completo lo sucedido. Era como si todo aquello no fuera mas que una ensoñación mía.

Me pasaba ya tanto tiempo en su casa que mi tía llego a decirme:

  • Te pasas aquí mas tiempo que mi propia hija.

Era verdad, esa tarde ni siquiera mi prima estaba en la casa y yo había acudido allí con una excusa tan tonta que ni la recuerdo.

La desesperación comenzó a crecer en mí.

Los motivos para que pasara lo que pasó entre ambos los recordaba de esa conversación telefónica y no hacían más que martillear mi cabeza.

“Habían tenido que pasar siete meses sin tener sexo con mi tía, para que mi tío saciara sus ansias de tener sexo dejándose mamar la polla”

No podía esperar tanto, quería chupársela otra vez y que me follara.

  • Quiero repetir más veces lo del otro día- le acabé diciendo a mi tío después de haberlo asaltado literalmente en la cocina.

Se había levantado para traer el melón que tomaríamos de postre y yo lo había seguido con una pila de platos llenos de restos de comida.

Tanto mi prima como mi tía agradecieron el que de vez en cuando los hombres de la casa ayudáramos a recoger la mesa y se quedaron viendo la tele tranquilamente en el comedor.

  • También quiero que me folles- le susurré al ver como me miraba en silencio. Parecía estar sopesando todo aquello y ver la forma en la que podría llegar a cumplir con lo que le proponía

  • Esta noche te quedas a dormir, ¿verdad? – me preguntó mientras extraía el melón del frigorífico y buscaba un cuchillo en el primer cajón de la encimera.

Me hablaba sin mirar como avergonzado por lo que estaba a punto de proponerme.

  • Bájate cuando todos duerman. Y pobre de ti si gimes, gritas o dices algo que pueda llegar a despertar a alguna de esas dos

"Hacía frío"

Pero mis pies descalzos y mi cuerpo semidesnudo no parecían percibir semejante molestia.

Caminaba sin encender luz alguna aprovechando que mis ojos se habían acostumbrado a la luz de la luna que entraba por las ventanas.

Descubrí que el enorme bulto que se abalanzó sobre mi cuerpo para abrazarme, manosearme y meterme la lengua en la boca era el de mi tío. Lo besé con pasión y me abandoné a sus caricias. El contacto bucal no hizo mas que endurecer todavía mas mi polla. (Si es que eso era posible)

Mi tío por su parte estaba también en calzoncillos. Sobé su pecho cubierto de vello y agarré su enorme y palpitante bulto.

No hablábamos, pues debíamos controlar con nuestros oídos los sonidos que nos alertaran de que alguien mas en la casa estuviera despierto

Mi tío se retorcía de placer cuando mi mano se metió dentro del calzoncillo para agarrar su durísimo cipote con fuerza. Introdujo con más pasión su lengua dentro de mi boca.

Me arrodillé para mamar su rabo con devoción. Sabía igual de bien. ¿Qué digo? ¡Sabía de puta madre su polla!

Pero mi tío no quería una mamada hasta el final como la vez anterior. Esta vez había decidido arriesgar tanto para poder follarme el culo.

  • Acuérdate, que no puedes gritar- me alertó mi tío en un susurro justo en el momento en el que tiraba de mi para incorporarme y me giraba para ponerme de espaldas a él.

Hubiera preferido chuparle la polla algo más, seguir besándolo, pues encontré de lo mas excitante aquel contacto bucal. Pero no teníamos mucho tiempo y debíamos proceder de esa forma.

Noté como sus dos enormes manos sobaban mi culo. También como me bajaba ligeramente el calzoncillo para apretarme cada uno de los cachetes.

Mis manos descansaban sobre la encimera y mis piernas ligeramente abiertas no hacían mas que facilitar el acceso de sus gruesos dedos a mi ojete.

Jugó con ellos mientras me lo masajeaba, intento introducirlos incluso, pero mi culo no se abría.

Sin dudarlo acercó un dedo a mi boca y lo introdujo con brusquedad.

  • Chúpalo- me susurró

Era bien gordo y mientras lo mamaba como si de una polla se tratara me empecé a alarmar sabiendo que ese calibre iba a horadar mi ano.

No tarde en sentir esa sensación. Con la ayuda de mi propia saliva mi ojete terminó cediendo

De vez en cuando retiraban el dedo invasor de mi culo para dármelo a chupar de nuevo.

Mi excitación y mi propia saliva ayudaban a que cada vez con mas facilidad mi ano fuera penetrado con más facilidad.

Miré hacía la ventana y vi a través de ella la enorme luna llena que iluminaba la estancia en la que estaban a punto de empotrarme.

Un segundo dedo y poco después un tercero, se acabaron clavando también en mi ojete.

  • Fóllame- dije ya por sexta o séptima vez. Casi llegué a rogarle para que lo hiciera.

  • Schhssssssssss- me reprochó el mientras dejaba los tres dedos ahí bien clavados y presionando sobre mi abierto culo.

Lo noté aproximarse y ver como apartaba mis dos cachetes del culo para posicionar su durísimo y empinado nabo justo en la entrada.

Bastó una ligera presión de su pelvis para que me tragara por completo todo ese capullo

Un escalofrío recorrió mi espalda y mis manos se agarraron con fuerza a la encimera.

Con tres de sus dedos había notado mi culo abierto, sí, pero no era nada comparable a sentir como esa polla se había alojado dentro de él.

Mi tío empujaba mientras yo me agarraba con fuerza a esa encimera.

  • Yo también tenía muchas ganas de volver a estar contigo- me susurro mi tío al oído mientras iba lanzando pequeñas sacudidas hacía adelante y atrás. Con ello lograba clavarme cada vez un poco más de su enorme polla

En esos momentos de mi rabo todo endurecido brotaba un fino hilillo de precum.

"Era tal el gustazo de ser follado por ese rabazo que mi propio cuerpo reaccionaba de esa inesperada forma"

Mordía mis labios para reprimir las ganas de gritar del gustazo que sentía en esos momentos.

Mi tío ignorando mis ganas de que aquella follada no terminara nunca se abandono en busca de su propio placer.

Las sacudidas de su polla venían seguidas por unos escalofríos de placer que recorrían mi cuerpo. Acabé corriéndome de gusto sin ni siquiera rozar mi polla.

Al hacerlo mi culo empezó a retorcerse en espasmos que ordeñaban el pollón de mi tío. Era como si mi ojete cansado de resistirse a la penetración hubiera optado por tragarse para siempre esa polla. Pretendía quedársela dentro, para rememorar una y otra vez ese tremendo gustazo. De ahí que en cada espasmo mi tío notara como su polla era succionada hacia adentro por mi hambriento y prieto culo

  • ¡Mierda! ¡me estas matando de gusto mariconazo! -  gruñó mi tío quizás algo sorprendido de que mi corrida hubiera llegado tan pronto.

Aceleró el ritmo haciendo que sus pollazos me llegaran cada vez mas rápidamente, mas adentro de mi culo si cabe.

Noté que me agarraba de la cintura para tirar con fuerza hacía él. Con este brusco gesto me dejaba todo su pollón clavado hasta los huevos y al notar como su rabo se retorcía dentro de mí supe que se estaba vaciando dentro.

Me sujetaba de las caderas para evitar que me saliera mientras sentía como me iba quemando el interior de mi culo con cada sacudida.

La corrida de mi tío estaba siendo brutal, y ambos luchábamos por reprimir los gemidos que nuestros labios intentaban soltar.

De nuevo se hizo el silencio.

Su enorme polla, aunque eso si algo mas desinflada, seguía aun dentro.

Toda su lefa, estaba depositada aún más dentro todavía.

Me habían follado el culo otras veces, sí. Pero aquella era mi primera preñada en condiciones. Nunca antes había sentido un placer semejante, y alcé la vista al cielo como para pedirle a la luna.

Rogaba por que aquella follada se repitiera, muchos días, muchas noches, cada vez que el quisiera.

Molesto por si la maldita luna se negaba a cumplir con mis deseos, decidí pedírselo yo mismo.

  • Quiero que me dejes chupártela y que me des por el culo todas las veces que quieras- le rogué mientras mi culo era liberado de ese tremendo trabuco que lo había profanado hasta dejarlo abierto y lleno con todos sus jugos.

Noté como me subían los calzoncillos, hasta cubrir la desnudez de mi culete, y agradecí el gesto.

Seguía sin responderme, lo cual no hacía más que aumentar mi desesperación.

Espatarrado como estaba y apoyado en ese fregadero no podría dar ni un paso. Ni fuerzas tenía para volverme a la habitación donde dormía con mi prima.

Mi tío hacia tiempo que se había esfumado dejándome sumido en la oscuridad y con la cabeza llena de miedos, por si alguien nos pudiera haber oído.

Con gran dificultad logré llegar a la cama. Con cada paso dado había ido notando como la lefa de mi tío intentaba salir de mi aun abierto agujero

Me tumbé en la cama y mientras mis dedos temblorosos jugaban con mi dolorida y húmeda puerta trasera me acabé quedando dormido como un lirón, fantaseando en cómo podría ser mi vida a partir de ese día.

★  ★  ★  [Abierto hasta el amanecer]

Han pasado cinco años desde entonces.

Mis deseos se han cumplido con creces, pues su enorme polla visita mis orificios casi a diario.

A veces lo hacemos de correprisa, en un rincón apartado. Con los pantalones medio bajados mientras me culea

Otras cuando tenemos la suerte de estar solos en casa nos denudamos por completo y me pega unas folladas que suelen durar cerca de una hora.

No para el cabronazo, es como las pilas esas de Duracell que duran y duran y duran, …

Suele decirme que soy su mariconcete, que he crecido y me he hecho un hombretón con cada pollazo que me ha ido dando.

Lo adoro, y desde que estoy con él no he pensado en estar con chicos de mi edad. Ahora lo se al cien por cien.

Me excita que me de por el culo un tío salido y maduro.

Me encanta mirarlo a los ojos mientras me folla. Por eso la postura que mas repetimos es esa en la que sentado él, con los pantalones bajados hasta los tobillos, en el sofá, me dejo caer sobre su empinado cipote hasta clavármelo hasta los huevos.

Lo cabalgo así, y mientras lo hago le digo toda clase de cerdadas para ponerlo a tope de cachondo.

Esta vez ha sido él quien ha decidido darme una sorpresa.

Llevo tanto tiempo diciéndolo que quizás ha pensado que me merecía un regalo como ese.

Vamos en su coche, ambos en silencio. Camino de la capital.

En casa de mi tío hemos dicho que me tiene que acompañar durante unos días mientras me instalo en la capital. Mi madre ha declinado la oferta que le hice para que nos acompañara.

No se ve ayudándome a colocar en las estanterías las cajas y cajas de libros que he acumulado durante todos estos años.

En septiembre comenzaré una nueva vida. Me independizo de casa y como tengo un trabajo estable, puedo permitirme pagar ese alquiler.

  • ¿nervioso? - me pregunta mi tío mientras sigue con los ojos puestos en la carretera

  • Un poco – le contesto yo. Quizás no soy del todo consciente de lo que se me viene encima.

Ha logrado localizar a unos cuatro o cinco amigos de su infancia. De esos con los que se iba a la bodega abandonada para jugar al “pringado”.

Les ha hablado tan bien de mí que están deseando conocerme.

  • En ese piso recién alquilado, esos antiguos colegas quieren montar conmigo una orgía grupal. Si me gusta la experiencia, la repetiremos las veces que me apetezca. Si no, siempre podré seguir viéndome a solas con él. Eso si mucho mas tranquilos que cuando follamos en su casa.

Todo esto me lo dice sin apartar los ojos de la carretera

La pregunta que le hago a continuación no le sorprende en absoluto.

  • ¿Conozco a alguno de ellos?

Aparta los ojos de la carretera para mirarme de forma pícara.

  • Sí. Pero estate tranquilo. Porque nunca van a contar nada. Perderían mas ellos que tú. ¡Te lo aseguro!

Cierro los ojos y me recuesto sobre el asiento. Aun no he empezado a comer pollas de maduros y ya estoy empalmado a mas no poder.

  • Cuando llegues al piso, ya sabes lo que tienes que hacer.

Afirmó mientras miro hacía el asiento trasero que va lleno a reventar con muchísimas cajas.

Localizo con la mirada la única que me interesa, esa en la que va el pañuelo que me pondré en los ojos para vendármelos y un bote de vaselina que dejare justo al lado de mi cuerpo desnudo. (Por si se necesita, aunque según dice mi tío tengo el culo tan abierto que no me hará falta)

Esa es la única caja con la que me voy a bajar del coche en cuanto llegue.

El esperará a que lleguen los demás, y subirá con ellos el resto de las cajas. No les llevara mas que un viaje o dos si se organizan bien entre todos.

Los siete u ocho minutos de espera se me han hecho eternos.

Estoy completamente desnudo. A cuatro patas. En medio de ese salón cuando escucho la llave de la cerradura.

  • Míralo, aquí lo tenéis por fin.

Escucho a mi tío hablar y las risas de varias personas que lo acompañan.

Mis ojos completamente vendados impiden que vea de quien se trata. El juego debía comenzar así y acepté sin poner pegas.

Empiezo a arrepentirme cuando noto todas esas rudas manos sobando mi cuerpo.

Tironean de mi durísima polla hacia abajo.

  • El mariconazo esta empalmado y todo- dice entre risas una voz a la que no logro ponerle el rostro.

Oigo como el resto van dejando las cajas en el suelo. También cinturones del pantalón desabrochándose y ropa saliendo de los cuerpos a la carrera.

Descubro pronto el porque de esas prisas, pues pronto una polla dura y chorreando jugos roza mis carnosos labios

Apenas ha entrado en mi boca cuando otra polla se coloca sobre mi ojete y de una sola punzonada se me clava hasta la mitad.

Doy gracias al cielo por llevar esa venda en los ojos. Gracias a ella acabo abandonándome al placer que siento en esos momentos.

Escucho risas y voces muy conocidas mientras sigo mamando pollas y siendo follado sin descanso por todos ellos.

Han pasado unas cuantas horas y estoy seguro de que la noche ha caído ya, pero ellos parecen no haberse dados por saciados.

Mi culo está dolorido, mi mandíbula igual. Pero sigo cumpliendo como un campeón.

He llamado a casa para decir que habíamos llegado bien. Y he tenido que reprimir mis gemidos de gusto mientras me follaban. Mi madre al otro lado del teléfono no podía saber lo que estaba haciendo el mariconazo de su hijo en ese mismo instante

Han pedido unas pizzas para cenar y al llevar la venda todavía puesta he tenido que ser ayudado para poder engullir el par de trozos que me correspondían.

Al escuchar como se reían he sabido que además de extra de queso habían aliñado mi pizza con un líquido aún más consistente.

Pero me la como igual, al fin y al cabo, tengo ya dos o tres descargas de esa misma sustancia dentro de mi estómago.

Volvemos al lío.

Estoy cansado, no pudo más, pero me niego a pronunciar la palabra en clave que hará que todo termine.

Vuelven las pollas a entrar en mi boca, mi culo es penetrado esta vez por un cipote bien gordo.

Cada vez que este rabo me entra por atrás me hace ver las estrellas.

Sí, no os he hablado de las pollas de estos maduros salidos. Hay de todo, la verdad. Pollones como el de mi tío y pollas mas bien normalitas. En realidad, con el vicio que les están poniendo todos no creo que el tamaño importe en absoluto.

Finalmente es al día siguiente después de comer cuando la casa comienza a quedarse vacía.

Mi tío me había hablado de cuatro o cinco colegas, pero dudo mucho que esto haya sido así.

Creo que la cosa ha estado mas cerca de la decena, sino la puede haber superado con creces.

La puerta se cierra por ultima vez y entonces escucho como mi tío me lo dice:

  • ¡Ya puedes quitarte la venda, campeón!

La luz del día me quema los ojos, pero no tardo en empezar a mirar a un lado y otro buscando algún rastro de las personas que han estado follándome durante horas

Hay botellas vacías, cajas de pizza, papeles, toallitas húmedas usadas y servilletas. También muchas colillas.

He notado como fumaban, mientras tenía lugar la orgía, pero no llegué a pensar que pudieran haberlo hecho en tal cantidad.

El suelo esta pegajoso y medio encharcado.

Son restos de semen, alcohol y orina.

Sí, también me han hecho lluvia dorada. Pero como no llegué a pronunciar esa palabra supongo que también será culpa mía por permitir semejante cerdada.

Mi tío está con una toalla anudada a la cintura. Ha aprovechado para ducharse mientras los últimos cuatro o cinco tíos que quedaban en la casa me follaban antes de largarse.

  • Vaya nochecita ¿no?

Me pregunta mientras tira de su toalla y aprovecha para secarse con ella el pelo mojado.

Mis ojos se dirigen hacia su polla.

“No tengo remedio”- pienso

Al final acabo mirando hacia un caballete sobre el que hay colocada una videocámara.

Escandalizado pienso en que todo aquello ha sido grabado durante todo el rato.

Mi tío con sus siguientes palabras termina sacándome de dudas.

  • Pensaba que te gustaría al menos ver lo que ha pasado aquí durante todo este tiempo. Para serte sincero imaginé que en algún momento ibas a quitarte la venda o pronunciar esa palabra que haría que todo terminara rápidamente, pero no lo has hecho.

  • Me ha gustado mucho tío.

La sinceridad de sus palabras le hizo sonreír.

  • Creo que todos lo hemos pasado de puta madre hoy. Hacía tiempo que no gozábamos y nos reíamos tanto.

Esta vez se refería a sus amigos. Aquellos que lo habían acompañado en esta brutal orgía

Me incorporé con cierta dificultad. Estaba roto, dolido, cubierto de semen pegajoso. Acerqué mis labios a los suyos y nos fundimos en un cálido y placentero beso.

  • Tengo que acostarme, y creo que lo voy a hacer así. Ni siquiera tengo fuerzas para ducharme- le dije mientras me desprendía de sus cálidos labios.

Esos hombres me habrían follado, pero solo con el me besaba. ¡Solo él era mi macho!

  • Muy bien yo tengo que irme. Esta tarde si te apetece me pasaré con las ultimas cajas que dejaste en la habitación de casa de tus padres.

  • Perfecto, porque me encantaría ver esas cintas de video contigo. Creo que hay muchas cosas que tienes que contarme mientras las veamos

Mientras le decía eso me agarró para besarme de nuevo con mas ganas aún. No tenía porque tener miedo de lo que pasaría después de esa noche. ¡Siempre lo querría a él!

FIN

Nota del autor:

A los incondicionales de la página agradecerles, que se hayan tomado la molestia de llegar hasta aquí. Espero que el relato os haya gustado.

También espero que te haya gustado a ti, Carlos, que me contaste tu historia hace años y he tardado más tiempo del razonable en concluirlo. Espero sepas perdonar las licencias literarias que me he tomado, con tu historia y que las hayas disfrutando tanto como yo al escribirlas.

A los demás, también agradeceros la paciente espera. Y vuestros numerosos correos animándome para volver a publicar en la página.

No tengo claro si volveré a hacerlo más. Como os he dicho a muchos ya, cada vez cuesta mas hacerlo, quizás porque me exijo demasiado.

En cualquier caso, debo agradeceros casi el millón de lecturas que han logrado atesorar mis relatos. La cosa resulta un poco abrumante.

Gracias de todo corazón y hasta pronto.

(Espero)