¿El principio de un relato erótico?
!Sorpréndeme, San Valentín!
El abánico de posibilidades, ligado a conexiones de idiomas indescifrables y la verdad la ocultamos.
Muchas veces, necesitamos un abrazo que nos haga de casa calmándonos los nervios castigadores.
Si te dijera que si no hubiera soñado con ello, quizá no me apetecería probarlo y también el dolor podría ser una excusa perfecta.
\"Locuras de extinciones\".
Sin embargo, esa parte intocable ahnela el empuje:
Miradas desnudando valles...
Palabras mágicas sacando sonrisas...
\"Validez navegadora\".
¿Algo más romántico?
Un apretón inocente, pasos sin preguntas y en plena calle:
\"Contemos intimidades\".
A través de vértices, se hace honor al aprecio de valentías porque no es una vergüenza:
!Tocar suavidades!
Otra ojeada para prepararnos mediante una inclinación donde nos fundimos.
Tímido a penas un roce suspendido guiado e interrumpido por el mensaje de radio:
¿ MIKE...ALFA...SIERRA?
!Sorpréndeme, San Valentín!
Prisión en un recreo de vanidades, llamando al pulso de las pasadas porque queremos utilizarlas de una vez.
" Osadas y empapadas".
¿Qué pasará abajo?
Apuntamos el uno contra el otro pero es gracioso que no corramos.
La sugerencia alzando las cejas:
¿Repetimos?
!El día tiene veinticuatro horas!