El príncipe y El cazador- El nuevo mundo-Parte.II

Magnus Sebastian y Ojos de Gacela, empezaran a desarrollar una relación; mientras los hombres blancos recién llegados iniciaran el propósito de su llegada al clan del Lobo Blanco. Garra de Oso intentara recobrar el corazón de su amado, y Magnus nos contara la trágica historia de su vida.

“La lucha de los  valientes”

El cantico agradable de los pájaros de la arboleda; despertó  con un nuevo amanecer a los dos lobos amantes; quienes cubiertos en una manta tejida, yacen sus cuerpos reposando desnudos, tras la danza carnal que juntos anoche ejecutaron;  las miradas y el no saber qué hacer o decir, los vuelve tímidos al  contemplarse, mientras permanecen en la cama; Magnus Sebastián, toma la iniciativa, le sonríe cariñoso e intenta hablarle, sin meditar que el otro no habla ni entiende su lenguaje. Le dice interesado:

-¿Wieh ist deim namen ? (!Muchacho! ¿Cómo te llamas? )- afirma, en la forma de hablar el idioma alemán de aquella época.

Ojos de Gacela lo mira confundido, no sabe que es lo que le dice, su expresión, avergüenza ligeramente el fallido intento de comunicación del alemán; pero este no se da por vencido, quiere conocer a ese Joven Iowa, que le ha provisto la más satisfactoria noche de su existencia, como también ha generado en él, emergentes sentimientos hacia su persona. Se sienta, apenas cubierto por la manta tejida; allí, en la cama, y con ambas manos, se señala a sí mismo, mientras pronuncia su nombre.

-¡Magnus… Sebastián! ¡Magnus… Sebastián!- repite lentamente el europeo.

El adolescente descifra lo que él quiere hacerle entender, y sus labios pronuncian las palabras que él, pausadamente repite. El ser alegre y cándido de Ojos de Gacela, recupera la confianza ante el individuo que poco a poco deja de ser un desconocido; así que le sonríe y ríe alegremente mientras repite el nombre del alemán; la reacción del Iowa, embelesa a Magnus Sebastián, quien lo mira risueño y sereno.

-¡Menidush! ¡Menidush!- repite efusivamente su nombre en Iowa, Ojos de Gacela mientras dirige sus manos hacia sí.

El joven blanco, repite el nombre del Iowa, mientras esboza una sonrisa de satisfacción, siente un impulso que lo domina, y se acerca imprevistamente a Ojos de Gacela, y le planta un ligero beso en los labios; el adolescente se queda sorprendido; el atrevimiento de aquel muchacho lo descoloca; se da cuenta que su alma se conmueve cada vez que el alemán rosa su cuerpo; descubre en ese momento, que tal vez, él sea el complemento ansiado que le hacía falta en su breve vida. Su juventud, en toda su vitalidad, lo guía a corresponder al cariño que su lobo le profesa; se acerca presurosamente a Magnus Sebastián, y unen sus bocas en un beso que se torna romántico, mientras nuevamente una ola de energía recorre los cuerpos de ambos muchachos.

El inicio de aquel arrebato, pronto sucumbiría a producir la unión de ambos, tal como  en la noche de hace unas horas; pero una voz en el exterior del refugio, los distrae de su dedicación; este, es el llamado de uno de los sacerdotes chamanes, quien les dice que salgan a su encuentro, pues les va a llevar hacia un lugar, para que se purifiquen y culminen totalmente la celebración.

Ojos de gacela es el único que comprende, y trata con gestos, de que su compañero entienda el mensaje; sale presuroso de la rupestre cama, y hace ademanes de que le siga; cubre su desnudes con el taparrabos que cargaba puesto; encima, se coloca el largo vestido tejido, recoge y toma,  para luego mantener entre sus manos, el ornamento de plumas y la máscara que cubría su cabellera y rostro; Magnus Sebastián, repite los movimientos de su compañero.

Ambos emergen de la pequeña casa, y se encuentran con la figura de uno de los sacerdotes principales de Chirwoats, quien acompañado de dos jóvenes de menor rango en la orden, les llevan por el camino de regreso, para luego desviarse hacia la ubicación de unas aguas termales, que emiten su calidez en un pedregal; allí, algunas de las parejas que participaron en el ritual, la noche anterior, se bañan juntos y desnudos; el agua destila el vapor del calor tibio al que está sometido el estanque natural; resulta atractivo la idea de zambullirse en él, pues el frio del ambiente es tortuoso.

Ambos muchachos, se miran y sus pensamientos coinciden; se desprenden de sus ropas, y con sus pieles a flor de la intemperie, se dirigen a su cobijo termal,  presurosamente juntos; se unen a los demás en las aguas; ahí sus cuerpos se desprenden de todas las sustancias adheridas y  de otras, que brotaron de la dedicación de su entrega;  empiezan a quedar limpios de toda impureza; Ojos de Gacela, nota la dificultad del alemán, para quitarse el tinte  de su rostro, así que disminuye la distancia, y con esmero y suavidad, acomodan sus alturas, y el adolescente empieza a frotar con sus manos, la piel del rostro del europeo; Magnus Sebastián le mira con devoción; la atención del adolescente es como un bálsamo sobre su piel; en ese instante, no importan los demás, ni lo que hay a su alrededor, ellos están soñando en su propio mundo, un lugar en donde los dos bastan.

El alemán es rubio, su barba empieza a mostrar el color original de su vello; sus ojos claros y verdosos, centellean al admirar la dulzura del joven Iowa, al tratarle este con aquel esmero. Así permanecen, hasta que culmina  su baño, y se direccionan hasta la orilla intercalando el paso por las rocas; algunas de las parejas que estaban al principio se han ido, mientras otras recién arriban al sitio; son recibidos por los mozos que acompañan al sacerdote chaman que los condujo; llevan en las manos, trajes de cuero y tejido, así que proceden a entregárselos.

Ojos de Gacela y Magnus Sebastián, toman las vestiduras, y se las colocan; sus ropas e implementos usados para el ritual, prudentemente son recogidas por los asistentes,  y luego estos dan  indicio de  retirarse; así están, terminando de colocarse el recubrimiento de piel para sus pies, cuando la emisión del nombre del adolescente, los hace girar hacia el origen del sonido; es Garra de Oso, en pareja con  uno de los 8 iniciados en el culto a Chirwoats.

El adolescente saluda alegremente a su conocido pretendiente y  a su compañero de chamanismo; este primero le devuelve la cortesía, se nota tenso; le pregunta  si todo había sucedido de la manera esperada.

-sí, Garra de Oso, he cumplido con mi  voto a Chirwoats- le responde tranquilamente.

  • ¿de verdad? ¿No te ha hecho daño este gigante demonio blanco? ¿te trato bien?- dijo un dolido Garra de oso, mientras lo señalaba con el dedo y miraba al alemán con abierto desprecio.

El europeo capto la expresión de reproche y odio que le confería aquel Iowa,  que gracias a la característica de su altura sobresaliente, comprendió, que él había sido, a quien sustituyo por orden del sacerdote chaman principal; se puso en alerta, y frunció el ceño.

-¡Basta, Garra de Oso! el hombre blanco es bueno, él es como nosotros, no es ningún demonio, ¡no lo trates así!- le dijo molesto Ojos de Gacela.

Garra de Oso trataba de controlar sus celos; pensaba que él era, el que debió poseer por primera vez al objeto de su deseo; veía al alto alemán, como un enemigo, pues desde que los descubrió en las aguas; los observaba mientras se bañaban juntos, noto la cercanía y cariño que se profesaban, a pesar de que no tenían siquiera un día de haberse conocido; esto lo enfurecía demasiado, él y Ojos de Gacela jamás habían tenido tan estrecha compenetración.

Impotente, y temeroso de decir algo peor, y  dañar así la relación con su anhelado; se dignó a acercarse bruscamente hacia el  atento Magnus Sebastián; y al estar cercano a él, le escupió groseramente sobre el cuerpo; el  joven europeo, no se dejó  amedrentar, y le propino un sonoro puñetazo en el rostro, que mal situó por un momento al  exaltado guerrero Iowa; pero este, rápidamente recupero su compostura y le devolvió la acometida.

Una vergonzosa pelea de puños  se suscitó entre los dos fuertes hombres; todos los presentes en los alrededores, se comenzaron a  acercar  para observar la repentina violencia; sangre brotaba de los labios de un agitado Magnus Sebastián, mientras se envolvía en la lucha por el respeto; Ojos de Gacela, trato de separar a ambos hombres con ayuda de los demás muchachos que estaban cerca; y menos mal que lo lograron, pues Garra de Oso, estaba empuñando su arma de clavado para atacar al desarmado alemán.

Un grupo de Sacerdotes Chamanes de Chirwoats se presentó con elevadas voces de amonestación, no se permitía la agresividad mientras se llevaba a cabo actos sagrados; ambos contrincantes se veían mutuamente con furia, los contenían de retomar la riña, las muchas manos de otros; la preocupada pareja  del alemán, buscó un trozo de tela, y con ella, cuidadosamente limpio las heridas superficiales del rostro de aquel hombre de quien él  sentía progresiva simpatía. Al fin, se dispersaron todos, y fueron conducidos rápidamente de regreso Ojos de Gacela y Magnus Sebastián; antes, Garra de oso, no se fue, sin decirle al adolescente que le quería, y que lo que hizo, fue porque perdió el control; Ojos de Gacela no le contesto y solo siguió su camino, molesto por la forma en que actuó aquel muchacho; el  tosco arrepentido se sentía abrumado por dentro al recibir su rechazo, era como un golpe hacia sus sinceros sentimientos.

Llegaron hasta el entrecruce que dividía el camino en tres direcciones distintas; el sacerdote que les acompañaba junto a  los dos muchachos de la orden, habló a Ojos de Gacela, y le indicó, que él se iría con él, de retorno a la casa del bosque de los altos Ocres, mientras los jóvenes, llevarían al europeo hacia el poblado de la tribu del Lobo Blanco; el corazón del joven Iowa se llenó pronto de tristeza, no deseaba separarse tan apresuradamente del muchacho;  desvió su  cuerpo,  se acercó a Magnus Sebastián y le abrazo cálidamente; este se sorprendió por el gesto, pero después su alma se rindió ante aquella muestra de cariño y  lo envolvió con sus grandes manos; los demás veían la escena, y les parecía curiosa.

Las  miradas, no se apartaban cada doblo hacia atrás de los rostros, mientras ambos amantes eran separados por dos distintas direcciones; el hechizo de la noche de Chirwoats  había cesado; ahora iniciaba el comienzo del florecimiento de las causas y efectos que se  produjeron a través del primer contacto de las dos neófitas almas.

“La convivencia de dos civilizaciones”

Algunos días lunares transcurrieron después de la celebración, y la tribu retomo a su habitual vida social; un aumento  en las  hostiles relaciones con otros pobladores de  la región, debido a la  incursión reiterada de estas, en las tierras del clan, han provocado los planes de un próximo combate; Cara de Lobo junto a los demás líderes; se halla ocupado, preparando las tácticas, entrenando a los guerreros experimentados  y adiestrando a los principiantes; sus hijos mayores; comandan varios grupos de aguerridos Iowas, dentro de toda la población combatiente; su espíritu de competencia, les estimula a prepararse  de la manera más estricta, para sobresalir en la lucha; desean demostrar a su padre que son dignos herederos del liderazgo mayor; sin embargo, su padre, que en carne propia, ha experimentado la violencia que genera la competencia a muerte entre hermanos de linaje, ha ideado un innovador plan, que hará que su estirpe no ceda a la vieja costumbre de fuerza salvaje;  pretende que no  se derrame más sangre, es el momento de construir nuevos ideales.

Uno de sus hijos mayores, Colmillo Filoso , con el permiso de su padre, ha cabalgado y se ha internado en el  exterior junto a su esposo llamado Zorro Rojo ; un hombre con el que se casó hace unos años, y que también guerrea junto a él en las batallas; ambos están acompañados por un grupo de 19 compañeros, que incluye a Garra de Oso y su hermano; y  que Colmillo Filoso comanda; se están asentando desde  hace unos 5 días, en una llanura, a unas cuantas leguas de distancia de la comunidad principal; con sus tipis ya instalados, y los ejercicios de combate en pleno desarrollo, se propone perfeccionar el nivel y eficacia de su cuadrilla; él es uno de los hijos de Cara de Lobo más destacados  en la guerra, la tribu le tiene en buena estima; tiene dos hijos pequeños que procreo con una concubina, por mutuo consentimiento de la pareja.

Su relación de esposos, ha sido alabada por su virtuosidad, no es extraño que parejas de un mismo género, como lo son ellos, convivan juntos y participen de la sociedad Iowa como cualquier otro matrimonio tradicional; algunos de los jóvenes guerreros que aman a otros como ellos, ven  influyente su ejemplo, y lo añoran imitar, cuando hallen al indicado que los espíritus le concedan. Algunos de los comandados por Colmillo Filoso, le han dicho a su líder  que antes de marchar a la lucha, desean visitar el bosque de los altos Ocres, lugar donde habitan los sacerdotes de Chirwoats.

Es costumbre entre los hombres guerreros, que antes de  enfrentar la guerra, visiten el lecho de sus mujeres  o sus hombres; si es el caso de solteros, se pueden dirigir a las muchachas consagradas a Mekhan, diosa de la fecundidad femenina, los partos, protectora de la tierra, y emanadora de la atracción, a quienes algunas de ellas se entregan a servirle enteramente; y entre sus deberes están el de atender a los guerreros solícitos de unión libidinosa. Lo mismo sucede con los consagrados a Chirwoats; una de sus obligaciones es recibir y proporcionar guía y vinculo corpóreo, a todo aquel Iowa varón que venga a invocar y pedir el favor del dios, para luego en ofrenda, entregarse a la lujuria ritual; a este servicio se le llama Khateywas Maatik o Prostitución sagrada.

Mientras se suscitan estos hechos por estos lindes; en otro lugar, los 5 hombres blancos han hallado un poco más de integración a la comunidad amerindia; Georg, Friedrich, y Jacques, los dos alemanes adultos y el joven francés; han salido de caza, guiados y escoltados por un grupo de hombres Iowas escogidos por Cara de Lobo; Magnus Sebastián ha querido permanecer en el poblado acompañando a Agustino el jesuita, mientras establece los primeros contactos para intentar catolizar a los habitantes; ya ha hecho intercambio de palabras, con un grupo de ancianos respetados; el estudio por años del idioma autóctono, al convivir en otras comunidades Iowas ya contactadas por los europeos, lo ha llevado a tener cierta fluidez al expresarse; esto atrae el interés de los locales, quienes se sorprenden de que un hombre tan distinto a ellos, pueda hablar en su idioma.

Magnus Sebastián, no está allí por gusto; el religioso español le ha prometido que después de realizar su labor ameritada, se pondrá enseñarle las primeras nociones de la lengua Iowa, tal como se lo pidió el joven alemán, en su deseo interno de poder comunicarse con el que ahora le interesa. Hace días que no ha visto a Menidush u Ojos de Gacela; aquel Muchacho Iowa que ahora no abandona sus pensamientos; le tiene angustiado, desea verlo nuevamente; mirar su sonriente y agradable rostro, besar sus labios, y entregarse al idilio espontaneo, él ha removido su ser inesperadamente desde que se conocieron hace unas cuantas noches;  y crece aún más su anhelo, cada vez que al mirar el collar de colmillos y símbolos de madera de Chirwoats  que ambos usaron por orden del sacerdote, mentalmente rememora  la pasión desbordada de sus cuerpos y almas ahora ya no desconocidas, que por primera vez, se entregaban mutuamente en un encuentro inesperado.

El día que le trajeron de regreso los jóvenes sacerdotes, de las aguas termales, esa fecha en que miro por última vez a Menidush, procuro saber cuándo podría volver a ver al adolescente; apenas arribaron al sitio donde se encontraban los otros hombres blancos; hizo señales a los muchachos para que no se retiraran todavía, y se dirigió presuroso en busca de Agustino, a quien pidió que hiciera de interprete; se cuidó de decir palabras que revelaran el motivo de sus intenciones, sabía que el religioso español era un ferviente enemigo de las formas de vida que el nombraba como infames y dignas de castigo.

Así que  pregunto a los jóvenes cuando podría visitar a su “amigo”, mientras los miraba buscando  apoyo; el español reprodujo la interrogante a los autóctonos, y estos le dijeron que podría volver a ver a Ojos de Gacela en Mu Pahj  o luna llena, eso significaba esperar unos 15 días más, según el ciclo de la lumbrera; les dio las gracias y le pidió  a Agustino que lo tradujera, para luego cortar la comunicación rápidamente, no deseaba exponer el diálogo al prejuicio del jesuita; los dos jóvenes sacerdotes de Chirwoats se fueron esbozando leves sonrisas y comprendiendo el objeto de tal interés.

Desde allí, una sucesión de preguntas, no cesaron por parte de todos sus compañeros de grupo; Jacques, quien en la noche de la celebración no fue elegido  por el espíritu, estaba sumamente interesado acerca de los acontecimientos que le sobrevinieron  a Magnus Sebastián después de desaparecer tomado de la mano de Menidush; con sonrojes y haciéndole jurar que no le contaría sus palabras a los demás, mucho menos a Agustino; el joven alemán le relato la libertina y onírica noche que vivió, en compañía de aquel adolescente Iowa, en donde por primera vez experimento, el yacer con otro individuo de su propio género.

El rostro de Jacques dejaba entrever el escaso asombro discernido que la historia le originó; para él, las costumbres que descubría de estos pueblos primitivos del nuevo mundo, le parecían atrasadas y de poca importancia; así que esta revelación no le sorprendía, pues en la clandestinidad de las normas de la sociedad europea dominada por la religión, se movía un ambiente propio de “Sodomía” que a él, le parecía poco interesante, pues gustaba solo de las mujeres, por lo que tranquilizó y confirmó su silencio prudente, a su buen compañero alemán, Magnus Sebastián.

Lo único que dominaba su mente, era un fuerte anhelo de que llegara pronto el momento de reunir una inversión suficiente, para emprender el regreso a Des Moines, un  reciente poblado fundado por franceses en aquel territorio; así que  retornando allí, haría negocios, con los que iniciaría su sueño de progreso en este continente, era el verdadero motivo que lo impulsaba a introducirse en estas indómitas llanuras y bosques.

Por otra parte, Garra de Oso cabalgaba presuroso junto a 5 compañeros, mientras atravesaban el camino que empezaba a mostrar los altos ocres, que en su base, albergaban los hogares de los adeptos al culto del dios de la fertilidad; su objetivo era el de tomar por medio del derecho religioso, a un muchacho sacerdote, luego de haber invocado el favor del espíritu; sabía muy bien a dónde acudir; solo tendría que mencionar el nombre de Ojos de Gacela al sacerdote que le cuidaba y dirigía, y este con gusto le entregaría su ambicionado joven; tal seguridad se debía a que el fiero de Garra de oso, provenía del linaje de una prominente familia guerrera de la tribu, por lo tanto, se le otorgaba privilegios.

Ahora por fin podía tenerlo, nada se lo impedía; el hecho de que ahora el hijo menor de Cara de Lobo fuera un sacerdote chaman, lo ponía en disposición de la voluntad del dios; y uno de sus mandatos divinos, era de que los consagrados ofrecieran sus cuerpos a disposición de todos los que veneraren a la divinidad, y era precisamente  indispensable, cuando se trataba de un servicio a ofrecer, para un guerrero cercano a ingresar al combate; aunque precisamente esto era un ventaja, también era una molestia para el rudo joven obsesionado; el solo pensar que otros hombres podían colocar sus manos encima de Menidush, le hacía hervir la sangre.

Y le causaba mayor ira, cuando venía a su imaginación, la imagen de aquel detestable hombre blanco, pretendiendo disfrutar y quedarse con el objeto que el mas apreciaba; sin embargo pronto eso se iría a solucionar dentro de  unos meses, dado a que tomaría como esposo a Ojos de Gacela, como ya lo ha acordado con su cacique Cara de Lobo; dado que el jefe tribal se mostró de acuerdo con la pretensión, nada podía haberse  construido mejor que este plan, al final el saldría victorioso.

Un atento Ojos de Gacela, se encontraba sentado escuchando las palabras finales del sacerdote principal, que habla acerca de temas de cosmogonía  y medicina chamánica; está rodeado de todos sus  8 compañeros, más los otros jóvenes de la orden; eran reguardados del frio invernal por una enorme estructura redonda de madera, recubierta de pieles, que se ubica en un claro despejado del bosque de los ocres; allí desde días atrás, están continuando su adiestramiento como servidores de Chirwoats; es todo un poblado de más de 27 personas, que conviven en medio de la naturaleza; lo ha sido por generaciones; los de mayor antigüedad, por su sabiduría y honor, han sido elevados a la alta jerarquía de la orden; estos, se distribuyen a los muchachos aprendices, y les enseñan todas las artes místicas y curativas, referentes a este culto ancestral.

Algunos de los jóvenes con largo tiempo en la orden, y otros adultos, no permanecen junto con ellos en ese poblado aislado; sino que han sido dados en matrimonio con  hombres de la tribu del Lobo Blanco, e incluso fuera de ella, en otros clanes Iowas; esto se debe, a que la ley del culto de Chirwoats, permite una dimisión parcial del voto, si el consagrado es pedido para contraer matrimonio, por un hombre que sea de respeto y valor heroico. Concedida la mano, con la aprobación de los padres de ambos, y la dada por Chirwoats, que es fundamental, y que da su veredicto a través de un médium.

Por lo cual, si son aprobados y  casados, pasan a vivir en un hogar dentro de la tribu, y los únic0s deberes del consagrado para con la orden religiosa, serán, servir como sacerdote dentro de su familia, participar en las reuniones y festividades de mayor importancia, y realizar alguna labor social dentro de la comunidad; ya no pueden ejercer la prostitución sagrada, ni cometer acto de infidelidad conyugal, ya que lo último, es considerado una gran infamia, y se paga con la pena capital, pues se trata de un sacerdote chaman consagrado.

La reunión finaliza; y toda la juventud del culto, se despide ceremonialmente de su maestro, para después proseguir su rumbo hacia la salida, acompañados de sus distintos guías  y cuidadores mayores; afuera, en otra estructura circundante; esperan un grupo de hombres  de la compañía de  combatientes de la tribu; se encuentran allí, para recibir el servicio de la prostitución sagrada, luego de haber venerado y pedido la ayuda del dios, que junto a  Chaklus, dios de la guerra, según la creencia, aseguran una victoriosa lucha y gran potencia de fuerza  masculina contra el enemigo, además de la protección que ofrecen.

Aunque todo esto es ritualístico, un vasto caudal de emociones embargan a todos estos adolescentes, jóvenes y adultos; muchos de ellos, son amantes o se pretenden; otros guerreros solo van por el favor divino y el placer; pero lo cierto, es que los rostros y miradas de muchos de los presentes, son conmovidos por el ambiente de deseo  que se está acrecentando, a medida que la llama pasional eleva su intensidad.

Los más privilegiados caudillos, pronto exigen a los protectores de los muchachos, la compañía de los que ya han elegido; estos se los buscan, y en poco tiempo; cabalgan con sus amantes tras sus espaldas, en dirección al refugio personal del Consagrado a Chirwoats, en alguna raíz de los inmensos  y frondosos Ocres, que con sus sombras contribuyen a darle la bienvenida a la noche entrante. Ojos de Gacela se encuentra inquieto sobre este deber de su oficio religioso; siente contradicción con el hecho de tener que entregarse carnalmente a hombres,  con los cuales no posee ningún tipo de relación o signifiquen algo importante para él;  el adolescente comprendió desde el primer momento, de que si tomaba este camino, tendría que ceder a sus convicciones personales; era difícil para él, ofrecer su cuerpo de aquella manera tan libertina, aunque se tratara de un acto con significancia sagrada para el espíritu que adoraba; sin embargo, sabía que sería un paso de fe, que creaba cierta culpa interna a lo que él era, a sus ideales propios.

-¡hermano Menidush ¡- Grito de pronto, el sacerdote encargado de él.

El hijo de Cara de Lobo, fue interrumpido de sus reflexiones, y se dirige hacia el  mayor, que le solicita; este último le dice  que le siga, pues ha sido pedido por un noble guerrero, para  que se le otorgue el servicio sagrado; es guiado por su protector,  en medio de los grupos de consagrados, que se reúnen en torno a sus guías protectores, esperando que sean pronunciados su nombres y destinos; vislumbran al grupo de hombres combatientes, y se acercan hasta la figura de un alto guerrero que sostiene con una de sus manos a su caballo, y atento, observa la llegada de los  dos.

Al mirar con la claridad de las lámparas que el sacerdote  y el adolescente llevan, se da cuenta que el hombre, es nada menos que Garra de Oso, que al verle, forma una tenue sonrisa en el rostro; esta abrigado con una cálida piel de animal, y ciñe su arma de combate en el cinturón de cuero que lleva puesto; se nota sereno, aunque algo desconfiado tras la pelea en la aguas termales, en donde hizo molestar a Ojos de Gacela con su descontrol.

El sacerdote los presenta, aunque ambos ya se conocen;  mantienen silencio mutuo. El protector del adolescente, prosigue rápidamente a pronunciar unas oraciones, pidiendo la bendición del espíritu para ambos y luego se despide cortésmente; el  guerrero se monta en su bestia, y no hace falta que él, le pida al hijo de Cara de Lobo, que se monte en el caballo, pues este voluntariamente  se  eleva a él; así que comprendiendo Garra de Oso, que esta noche será una velada dirigida a lograr la reconciliación; emprende  la cabalgata rumbo al pequeño lugar donde habita el joven que le ofrecerá satisfacción y consuelo, antes de emprender la guerra; en su mente se repite  una y otra vez la frase:

  • ¡Esta noche vas a conocer a un verdadero hombre, mi Ojos de Gacela, ¡No pensaras en ningún otro más que en mí!

El hijo del jefe tribal, se dirige a él, con palabras mínimas y secas, mientras lo dirige a su hogar, hasta que por fin, se detienen en la pequeña casa bajo el ocre, donde se alberga el joven; bajan  del caballo, y Ojos de Gacela, se dirige a la entrada para abrirla; al hacerlo, baja su mirada hacia el suelo, en señal de escasa afabilidad, le llama y señala que entre sin mostrarle el rostro. El que le ama, siente disgusto ante su antipatía, pero se contiene, esperando poder resolver dentro de la cabaña, su indiferencia. Estando dentro, se genera la tensión que se ha venido resintiendo desde el suceso de la pelea; están ambos de pie, sin poder dar el siguiente paso. Garra de Oso, empieza:

-Menidush; te vuelvo a pedir perdón por lo que hice, me comporte como salvaje oso, reconozco, que le falte el respeto al hombre blanco y a ti; me consumió los celos, eso  quiero que lo sepas; perdí la razón, cuando te vi al lado de él, bañándote en las aguas; bien sabes cuánto me gustas desde hace años; me he esforzado bastante  para demostrártelo; así que por favor, bellos ojos, permíteme amarte; te prometo que me dedicare a  hacerte lo más afortunado que mi fuerzas y espíritu permitan; me haz conocido por años, más que ningún otro Iowa, sabes que no te quiero hacer daño, ¡te deseo más que nadie, dame una oportunidad!

Ojos de Gacela, que se mantenía de pie dándole la espalda, se giró lentamente; porque más que convencido por  la súplica y la declaración de amor de Garra de oso, estaba conmovido de sí mismo; se estaba comportando injustamente; con aquel muchacho, que por años, le había demostrado una dedicación casi idolátrica; era cierto, que Garra de Oso jamás había ocultado sus sentimientos hacia él; siempre estaba allí, atento de todos los detalles, preocupado por su bienestar; otorgándole regalos e involucrándose en su vida personal; él era como un amigo; y de esa forma lo percibía el hijo de Cara de Lobo; no lo amaba tal como el  si se lo declaraba, pero si le quería  como el cómplice cercano que estaba ahí, junto a él, sin exigirle  más allá de lo que él podía darle, hasta ahora; su mirada esperanzadora le hacía responder sinceramente a sus palabras:

-Garra de oso, mi fiel compañero, perdóname también a mí, me he comportado como un mal amigo; se cuánto me quieres, y nunca has ocultado tus sentimientos  hacia mí, y eso es bueno, nunca ha sido malo; pero, solo quiero que sepas, como siempre te he contestado, que  lo único que puedo ofrecerte, es mi cariño de cercanos, de amigos, eso siempre lo tendrás; lo lamento mucho, hasta lo profundo de mi espíritu, por no poder sentir lo mismo; han pasado los años, pero nada ha cambiado, sigo viéndote como el muchacho con quien me une una verdadera amistad; no lo sé explicar, tal vez los grandes espíritus no nos destinen a estar juntos, eso depende también de ellos; sino soy yo, será otro aún más maravilloso, yo seré el primero en felicitarte ¡no lo dudes amigo! te mereces gran honra, pero por favor, comprende mi verdad.

Garra de Oso, entendió que el enojo había dejado el semblante de Ojos de Gacela, pero la respuesta había sido siempre la misma que en el pasado; sintió total inclinación hacia la decepción, pero lo refreno lanzándose hacia el único consuelo que podría apagar la tristeza de su alma, los labios de quien amaba. Menidush, opuso ligera resistencia inicial al agarre de su afectuoso y alto amigo, pero por primera vez, en toda su relación, permitió a Garra de Oso, vivir la ilusión negada por tantos años; en ese momento le devolvería todos los favores y cariños que por años le debía, esa noche lo haría feliz, al menos por un  determinado tiempo, simplemente por sus méritos,  lo merecía.

El frio gélido del invierno dentro de aquel refugio, fue sometido por la cálida sudoración de dos muchachos que se cedían recíprocamente bajo la tenue luz de la lámpara de resina; el entusiasmo del guerrero Iowa, era tal, que el adolescente, experimentaba la  puro bravío del instinto masculino; una enorme alegría inspiraba la pasión de Garra de Oso; el hecho de poder poseer al muchacho que deseaba por años, constituía un monumental logro propio, que embargaba todo en él.

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En otro lugar, dentro de la comunidad del Lobo Blanco, los hombres blancos estaban reunidos:

-¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti? ¿Qué me has hecho?- pensaba distraído Magnus Sebastián, mientras estaba recostado bajo la luz de una lámpara,  repasando las palabras en Iowa, que Agustino le había enseñado ese día; sus otros compañeros, ya estaban en preparación para acostarse a dormir y terminaban de relatar las hazañas del día, en la entrada del lugar donde estaban hospedados.

  • ¡Eh Muchacho!, ¡Magnus¡……. ¡Eh Magnus! ¿Estás aquí?- le decía Friedrich mientras  ingresaba dentro  y trataba de llamar su atención.

  • ¡Ah disculpa mi buen Friedrich!  ¡Estaba distraído en mis pensamientos! – dice Magnus Sebastián.

  • Si Muchacho Bratislavo, puedo ver  que algo te distrae en todos estos últimos días,   ¿qué tanto piensas compatriota?

Magnus Sebastián titubea brevemente, no quiere revelar lo que en verdad piensa, a pesar que es un buen amigo,  él no lo comprendería, así que le habla de otro de sus pensamientos:

  • Estoy pensado en la tierra, en Germania, en lo que deje atrás, Friedrich.

-Sí, comprendo Magnus, yo también recuerdo a Hildebrend, mi comarca a las orillas del rio Rin; las arboledas de panbrels, sauces, robles y hambers, bordeando las orillas, mientras la recorro cazando venados junto a mi hermano, nada más oírte, mi mente se inunda de imágenes de mi familia, el rostro de Muriel, de mis 4 hijos, de…

Friedrich, interrumpe su añoranza al notar el rostro nostálgico y triste de Magnus Sebastián, se da cuenta, que su honestidad, ha recordado el  desgraciado pasado del joven, que él conoce, gracias a lo que el muchacho le ha confesado parte de su vida con el pasar del tiempo. Se encamina, hacia el joven; se sienta cerca de él; y le palmea el hombro derecho mientras le pide disculpas por su imprudencia. Magnus Sebastián le contesta:

-¡No Friedrich!, no debes disculparte, es natural que extrañes a tu familia y lo expreses, es solo que, siento tristeza al no tener a nadie a quien extrañar allá, salvo la vida que alguna vez tuve y perdí  por culpa de mi tío a quien detesto con todas mis fuerzas, espero que un día todo lo que me hizo se le devuelva.

-¡Sé que se lo merece muchacho!,  estoy contigo, pero es mejor que dejes atras lo que paso; te vas a levantar tu solo, y saldrás adelante Magnus Sebastián; aquí, donde hemos venido tu y yo. En este nuevo continente, reconstruiremos el futuro de nuestros nombres; prosperaremos, y tu podrás tener lo que perdiste, y yo traeré a mi familia junto a mí; ya están resultando los negocios; Mañana Saldremos a nuestra primera jornada de caza, El jefe Iowa dio el visto bueno; se hará un intercambio, Pieles y madera por artefactos europeos, es el comienzo de nuestra prosperidad compañero, ya no estés más triste - Le responde Friedrich.

El joven alemán miró a su compatriota y asintió; a eso había venido a esta tierra, a empezar de nuevo; ya nada le quedaba más que solo su coraje y  el deseo de surgir de su ruina; demostraría a los que le repudian, que él tenía el mismo ingenio y audacia que su padre. Magnus Sebastián, provenía de un poblado del Sacro Imperio Germano, llamado Bratislava, fue hijo de padres acomodados, que eran conocidos entre los habitantes;  hijo único, pues su madre no pudo gestar otro embarazo después de concebirle.

Sin embargo amaba y cuidaba de su hijo con gran esmero; así fue hasta que una terrible y repentina enfermedad, la postró en cama y acabó con su vida en pocos meses; el, perdió a su madre a los 14 años, por lo que su padre se dedicó aún más a él, pese al desvanecimiento sentimental que la muerte de la mujer de su vida provoco en él. Tenía un tío, hermano de su padre, que trabajaba junto a su progenitor, dirigiendo una empresa maderera familiar, que les había provisto grandes ganancias, gracias a la inteligencia y el buen juicio de su padre que se encontraba a la cabeza; a tal punto, de llegar a disfrutar de lujos que sobrepasaban los estándares que habían alcanzado en antaño sus antepasados.

Pero conforme fue progresando el auge de la fortuna de esta familia, también surgió el mal, que es capaz de destruir el sueño de felicidad y mejores tiempos; su tío, pronto se dejó ofuscar por la riqueza, el  sentimiento de envidia y la avaricia, que cegaron su consciencia y razonamiento. Un día su padre, salió de viaje de negocios junto a su hermano, pero al regresar semanas después; se debatía entre la vida y la muerte, producto de un envenenamiento intencional. Fue internado en su hogar, y los mejores médicos se debatían perplejos, de que pese al tratamiento, el paciente empeorara día tras día; en medio de todo esto, el tío  de Magnus Sebastián llamado Herbert, siempre estaba presente; y en varias de esas ocasiones, una siniestra mirada invadía su rostro mientras se hallaba de pie observando el sufrir de su exitoso hermano; solo el muchacho, de entre todas las personas y familiares que los acompañaban, podía  notar la maldad oculta del alma tenebrosa de su avaro tío.

Su trato hacia su sobrino, había sido siempre distante desde que tenía memoria, solo pocas palabras de cortesía bastaban en una fugaz conversación entre ambos; no sucedía así con algunos de sus primos, hijos de su tío y de otros hermanos y hermanas de su padres que no vivían en el poblado; esta actitud tan apartada, hizo que el joven Magnus sospechara de él; procuro permanecer los más cerca posible al lado de su padre; en el fondo de su ser, el miedo a perder también a su progenitor, le impulsaba a defenderlo de cualquier amenaza contra su vida, y su tío, representaba precisamente eso.

Esto último pronto lo notó, pues también era astuto en percibir las circunstancias a su alrededor; ya no pudo darle a beber disimuladamente el líquido envenado que ocultaba diluido con el vino, pues el hijo de su hermano, se ensañaba en permanecer en la habitación e impedir el consumo del veneno que solo él sabía que iría a acabar con la vida de la persona que para él, era un obstáculo, para obtener el mando del rentable negocio familiar, y la fortuna acumulada que en pocos años había trabajado su hermano.

Preso de la ira, tramo una funesta estrategia para apartar al hijo del padre, y así poder terminar el traicionero propósito al que se había entregado en cuerpo y alma. Un día apareció con un escrito, que tenía el propósito de concederle a él, poderes temporales sobre el mando del negocio maderero; entro a la habitación donde se encontraba su convaleciente hermano, y con suspicacia, trató de convencerlo para que le cediera momentáneamente la dirección de la empresa; el padre de Magnus  Sebastián, con lo poco que tenía de fuerza y confiado,  firmó tal papel, sin indagar minuciosamente en el contenido de las resoluciones de tal escritura; esto fue la victoria del malvado hermano; el contenido del escrito, transfería el poder principal, a las manos de su hermano, así como la capacidad de modificar los documentos de herencia, y concesión de la tutela de su sobrino.

Magnus Sebastián, vio por última vez a su padre, la noche anterior, antes de ser llevado contra su voluntad muy temprano en la siguiente mañana, por un grupo de trabajadores de un internado para adolescentes, que se encontraba en otra región del país, muy lejos de Bratislava; su tío había decidido apartarlo lo más lejos posible de su padre; luego le informaría a su enfermo hermano, que su hijo estaba de reposo por unos días, pues estaba contagiado de una afección común, pero que pronto se recuperaría; así solo, y desprotegido de su guardián, daría el golpe final.

-¡Hijo, tu madre y yo, siempre te hemos amado, nunca lo olvides!; todo el esfuerzo que hemos hecho para surgir, ha sido para darte felicidad y bienestar; eres la luz de mis ojos. Tu rostro, y en especial, tus ojos, me recuerdan a tu madre, a la cual sigo amando, aunque ya no este físicamente junto a nosotros; sea lo que pase, recuerda, que no eres cualquier muchacho; superaras lo que tenga que ocurrir y saldrás adelante; eres capaz de muchas cosas y conozco bien, que posees  gran inteligencia, no dudo que llegaras más lejos que yo- dijo su padre cariñosamente, la última noche que estuvieron juntos.

Y esta fue precisamente la última imagen y palabras que obtuvo de su amado padre; pues confinado en ese lejano internado por obra malvada de su tío Herbert , se enteró de su premeditada muerte, meses después de haber sido trasladado a ese terrible lugar. La devastación que desde el principio, le causó la  muerte del único progenitor hasta ese momento vivo,  y el hecho de no haber podido salvarle de las manos de su criminal tío, casi le hizo perder la cordura en aquel lugar. Por más que protestó, y trato de acusar a su tío; no le creyó ninguna autoridad, pues  Herbert tenía contactos en dicha institución; gente a quienes estrictamente había encargado mantener vigilado  a su sobrino.

Viendo toda esta injusticia, Magnus Sebastián, se colmó de ira y deseos de venganza; por lo que se volvió un muchacho malhumorado, de carácter tosco y violento; su buen corazón y  correctos ideales, se atrofiaron por el dolor, gestado por la maldad del hermano de su padre; pronto, se rodeó de otros muchachos de  comportamiento semejante, y formo un grupo rebelde, que le hicieron la vida insoportable a los enemigos de Magnus Sebastián. Pero todo esto cambió, cuando  casi perdió la vida, a manos de su tío Herbert; pues aconteció, que en la sed de venganza del joven alemán; este término escapando del internado un año después, junto con su grupo de compañeros; para luego emprender un largo viaje, de regreso a casa, atravesando medio país; muchas veces, teniendo que recurrir al robo de alimentos, para poder sobrevivir.

En el trayecto, el grupo se fue separando y tomando caminos distintos, hasta quedar el huérfano completamente solo, ya muy cerca de arribar en la localidad de Bratislava. Al llegar allí, se dirigió directo a la casa de sus padres,  y hallo al llegar, que el lugar, estaba ocupado por otras personas, una familia  que le era desconocida; al que el muy prudentemente, interrogo, hasta enterarse, que su hogar, donde alguna vez, vivió gratos momentos junto a sus padres, ahora le pertenecía a esta familia, pues se les había vendido desde hace ya un año, por el hermano del antiguo dueño.

Esto lleno su corazón de mayor desprecio contra Herbert; así que planeo hacer algo contra él, aunque no estaba seguro de que acción podría tomar para vengar a su padre. Por lo que se dirigió al cementerio en búsqueda del sitio apartado, donde reposaba todo el linaje familiar; probablemente allí reposaría su padre, junto a su madre y sus abuelos. Y así fue; pues al acercarse a aquel lugar, y al mirar la gélida lapida con el nombre incito de su padre, todo el dolor contenido, surgió violentamente; Magnus, cayo de rodillas al borde de la blanca losa de la lápida, y lloro a gritos, mientras  surgían recuerdos en su memoria, pues tenía  profesado afecto, a quien fue para él, un gran apoyo y amigo en esa difícil etapa de su vida.

-¡Te prometo padre!, ¡y  toda la familia que aquí te rodea es testigo!, que voy a vengar tu injusta muerte… Tu maldito hermano… ¡las va a pagar!, sino es por manos de Dios, será por manos de un hombre, pero se hará justicia padre mío, ¡te lo juro!

Y por un largo momento, se mantuvo aferrado al recubrimiento de aquella sepultura, hasta que al fin, decidido; emprendió el  regreso al poblado, con un oscuro plan en la mente. La noche oscureció las calles frías de Bratislava, pueblo del tumultuoso Imperio Germano, y propició el perfecto escenario, para el suceso, que el odio puede ocasionar en el alma del ser humano. Magnus Sebastián, ocultando su rostro, con el velo de la noche y preparada astucia, se adentró en el recinto donde funcionaba la empresa maderera familiar, con el propósito de iniciar un incendio, que arrasara todo el lugar, y provocara una posible ruina al asesino de su misma sangre; unos cuantos encendidos de tenues llamas fuego, en lugares estratégicos, bastaron para iniciar unas llamaradas que continuamente tomaba mayor fuerza, entre más tenía contacto con la madera que revestía las paredes.

El pretendía morir en aquel lugar, pero por los momentos, subiría a la oficina, donde su padre en vida, dirigió la empresa, y allí esperaría  el fin de su vida. Una gran sorpresa abatió todo su cuerpo, cuando al abrir la puerta de aquel espacio; se encontró cara a cara, con el culpable de toda su desgracia; Su tío Herbert, esa noche había decidido quedarse por un poco más de tiempo en aquel lugar, debido a que deseaba adelantar el trámite de algunos documentos sobre negociaciones en proceso. Ambos se miraron, y el terror inicial, que provoco el rostro de Magnus Sebastián en el malvado familiar, fue tal, que quedo por unos momentos sin poder mover su cuerpo  de aquel asiento donde se hallaba acomodado.

-¡Asesino! ¡Mataste a mi padre! ¡Tu propio hermano!... ¡eres un maldito!- le grito el enfurecido joven.

El muchacho corrió hacia su tío y se abalanzo para golpearle; el cruel hombre, se defendió, y ambos se introdujeron en una violenta lucha; Magnus Sebastián, le golpeo el rostro repetidas veces hasta hacerlo sangrar, pero su tío, también se defendió, y le propino varios golpes en distintos lugares vulnerables de su cuerpo; hasta que un certero puño en el estómago, dejo desconcertado de dolor a su descontrolado sobrino, y fue cuando  aprovechó esta ventaja, para buscar una navaja que tenía guardada en un cajón cercano. Al tener el arma en sus manos, se abalanzó sobre el hijo de su hermano, para apuñalarle y acabar con él, pero afortunadamente, Magnus Sebastián, había observado sus intenciones, y rechazo la primera envestida del criminal familiar.

Unos audaces movimientos, impidieron que fuera herido por la mortal arma; hasta que viéndose más acorralado por el asesino, Lanzo contra él, varios objetos que encontró para defenderse, hasta que uno de ellos, hizo caer a su tío; y esto hizo que el filoso instrumento se desprendiera de las manos de su enemigo, para caer fuera de su alcance ; de nuevo se abalanzó sobre el vil Herbert lleno de furia; cuando la puerta se abrió bruscamente, y un grupo de 8 trabajadores que todavía se hallaban en el recinto, entraron en el lugar, con la intención de avisar del terrible incendio que estaba empezando a arrasar todo el sitio.

Cuando miraron la escena, y escucharon la voz desesperada de su jefe, que les ordenaba apresar al muchacho; estos se apresuraron a rodear a Magnus Sebastián con la intención de someterlo violentamente; sin embargo una enorme explosión pronto los hizo terminar de bruces en el suelo; la habitación se sacudió estrepitosamente por tal estallido y pronto el espacio se inundó de espeso humo; Magnus Sebastián, se recuperó del suceso rápidamente, y emprendió la huida, mientras las demás hombres, apenas se levantaban;  comenzó a alejarse del sitio por el corredor, mientras la voz aireada de su tío, les ordenaba a los hombres, que capturaran a su sobrino:

-¡Te voy a matar Magnus! ¡Te matare!- decía en la lejanía su asesino familiar.

El audaz joven, corrió rodeado de las llamas y el humo,  que  comenzaban a arrasar todo a su alrededor, hasta que al fin, llego a la salida,  y escapo entre  la multitud de personas curiosas que se aglomeraban a una distancia prudente del edificio en llamas que construyó su enriquecida familia  hace una generación atrás. Se dirigió a la casa de un amigo, y después de explicarle brevemente su situación, le suplicó que le prestara dinero,  una muda de ropa y unas ligeras provisiones de alimentos.

Este a pesar de que no comprendía completamente lo que le estaba pasando, le ayudó. Al tener en sus manos todo lo  que le solicito, Magnus se despidió de él, y le prometió que algún día, le pagaría todo lo que ahora le debía; así que dándole la gratitud final, se apresuró a huir de Bratislava; solo en ese momento, y bajo esas circunstancias, comprendió que aun debía vivir y no era la ocasión de reunirse con sus padres; la justicia tardaría en dictarse, pero tarde o temprano, Herbert pagaría por todas sus maldades.

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-¡Friedrich Espera!-Le dijo Magnus Sebastián antes de que el solicitado, dejara la habitación.

-¡Sí!  ¿Qué ocurre Magnus?

-Friedrich, solo te quería dar las gracias por brindarme tu amistad, nunca olvido aquella tarde que llegue a  Hildebrend, y que desesperado recorrí  la comarca, en busca de algo que comer; el dinero se me había acabado y llevaba semanas, vagando sin rumbo alguno, y con temor de las represalias de mi asesino tío…

  • ¡Magnus! Espera… no es necesario que me des las gracias, somos amigos; ya no recuerdes esos malos momentos, es tiempo…

-¡Por favor Friedrich!, déjame decirte todo lo que pienso, ¡te lo pido!

-¡Esta bien muchacho! ¡Habla!

  • Compañero, tú fuiste el único que me brindo ayuda en aquel lugar, me había quedado sentado en una esquina, desfallecido del hambre y el cansancio, y fue cuando tú me encontraste, y tuviste de mi compasión; te acercaste a mí, hablaste conmigo; y al final, me llevaste confiado a tu casa, sin contar que partiste a la mitad tu pan, y lo compartiste confiadamente conmigo* ¡eso me marco! Supe, que aún existe personas de buen corazón en este mundo; gracias por todo lo que has hecho por mí, ¡espero  que pronto pueda devolverte todos los favores amigo mío!

  • ¡Magnus! eso no necesario, el solo hecho de que  estés conmigo en el nuevo mundo, me   basta; solo he venido aquí, por la necesidad, y no por voluntad propia; cuando logre todo lo que he venido a hacer; veré nuevamente a  mi familia, y los traeré aquí; me desespero, de solo pensar que la guerra, toque la puerta de mi casa en Hildebrend, ¡Dios ten piedad de mi esposa y mis hijos!

-Sin embargo amigo, aunque me digas que no te devuelva nada, te recompensaré; ahora mantén la calma Friedrich, Dios contestara tus oraciones  y tendrás pronto en tus brazos a tu familia.

  • ¡Amen! ¡Que así sea hermano mío! Descansa, mañana nos toca una larga jornada, ¡buen descanso¡- dice Friedrich y luego se dirige a descansar.

Magnus Sebastián, termina de desvestirse, mientras sus compañeros se acomodan en sus lugares para descansar; en su mente; tras recordar su trágico pasado, piensa en lo difícil que ha sido vivir de la manera como ahora lo ha experimentado, ya sin los privilegios que tenía cuando sus padres vivían, y  dependiente de su propia voluntad de superación. En su corazón vuelve a sentir esperanza; esa que en el pasado reciente no sentía, pero que ahora renacía, por el  sentimiento del amor que estaba surgiendo desde fondo de su alma; Ojos de Gacela, era el motivo de tan maravilloso suceso en su vida; el, despertaba, al niño lleno de ilusiones, que amaba con pasión, y que soñaba construir su propio futuro con esfuerzo y valentía; así que pronto, cuando la luna alcanzara su mayor posición, envolvería en sus fuertes brazos al joven que sanaba su herido ser. Descanso tranquilo, complacido en la dicha de volver a sentir el poder del amor.


En la epoca de este relato historico, Europa era dominada por el poder de la religion en muchas areas de la sociedad; asi que culturalmente el hecho de una persona compartiera su pan con otro, significaba una muestra de amistad, pues tenia relacion con la escena de la ultima cena, antes de la crucificcion de Cristo.

Gracias por sus opiniones y valoraciones. Este relato historico lo escribi en homenaje a la antigua America y a la riqueza de su cultura.