El primo de obil
Obil siempe nos hablaba de su primo, como si fuera un dios de sexo, fue tanta la insistencia que mi querida esposa quiso probar si era tan bueno. Parece que ......
EL PRIMO DE OBIL. 1ª parte
Hace tiempo que conté lo acontecido entre mi esposa y un africano llamado Obil, tuvieron dos encuentros, uno en Santiago de
Compostela y otro en Ferrol. En ambo Obil hablaba siempre de un primo que tenía, en varias ocasiones le elevaba a la categoría de dios
del sexo.
El caso es que una noche, hablando mi esposa y yo, salió a tema los dos encuentros que ella había tenido con Obil, y claro está, no podía
faltar en la conversación “el primo”, el afamado primo, el que debía tener una polla de oro. El caso es que según avanzaba la
conversación, sí noté en Pili que la hacía tilín el tema, más que nada el morbo de saber como era. En un determinado momento le planteé
si le apetecería quedar con él para conocerlo y como no, para llevarlo a la cama. Pili me dijo que tenía un cierto deseo de hacerlo, le
había presumido tanto Obil de su primo, de lo bueno que era con las mujeres, de lo bueno que era haciendo el amor, que a ella le había
entrado un poco de curiosidad por saber como era en la cama el famoso primo, del que no sabía, o al menos no se acordaba del nombre.
Le parecía recordar que en un momento dado Obil se lo había dicho, pero tampoco lo tenía claro.
Yo le propuse que si de verdad quería quedar con él, yo podía hacer la gestión y concretar un encuentro, en Santiago o en Ferrol, en
donde a ella le pareciera mejor. Si era en Santiago yo la llevaba y la esperaba, si era en nuestra ciudad, que viniera él y ya quedaban para
ir a un motel. No concretamos nada, no estaba del todo decidida, por un lado le apetecía quedar con el famoso primo, pero por otro, le
daba pereza, además, sería necesario de todas todas, contactar con Obil para que nos diera el número de teléfono de su pariente o que
este llamara. Desde luego, lo que no le apetecía a mi esposa era quedar con los dos juntos. No, uno de cada vez, pero quería pensarlo un
poco más y si se decidía, ya me lo haría saber. Morbo si le daba, pero miedo también.
El hecho de que en la conversación que tuvimos, Pili no se negara a un nuevo encuentro con amante de color, me dio alas para de vez en
cuando sacar el tema, sobre todo en los momentos más álgidos de nuestras relaciones. El caso es que un día, después de una noche casi
plena de sexo, digo casi, porque plena es mucho pedir, me dijo que lo había pensado y si el famoso primo venía hasta nuestra ciudad,
casi casi le apetecía pasar un rato con él, pero siempre que se aceptara algunas condiciones. La propuesta me pareció interesante y le dije
si quería me pondría manos a la obra para concertar ese encuentro. Me dijo que sí, que le parecía bien, pero que la mantuviera al día de
todos los avances o las conversaciones que tuviera con Obil y el famoso primo.
Al día siguiente, por la mañana llamé a Santiago, me puse manos a la obra lo antes posible, no quería que un tema como ese se enfriara
por dilatarlo demasiado en el tiempo. Obil se alegró mucho de mi llamada, dijo que la esperaba, no sabía si Pili iba a repetir otra vez con
él o si por el contrario quería un nuevo amante. Le aclaré que solo quería el teléfono de su pariente para llamarlo y tener una
conversación, claro que el fin de la conversación estaba claro, tanto para él como para mi.
Omar, que así se llama el primo de Obil, estaba esperando la llamada, ya su primo le había puesto en antecedentes de lo que iba a pasar.
La conversación fue corta y concreta, quedamos en vernos en dos días en Santiago, para conocernos y hablar de lo que cada cual
esperaba del encuentro. Él ya conocía a Pili por lo que le había contado su primo, por lo que no había necesidad de hacer una
descripción ni una presentación, ese trabajo estaba hecho, solo íbamos hablar del encuentro entre él y mi esposa.
Pili cuando supo que había contactado con Omar, se sorprendió un poco de la rapidez con la que había actuado, dijo que casi se lo quería
pensar un poco más, pero ya que había contactado con tanta premura con el invitado, pues mejor seguir y quedar para dos fines de
semana más adelante, ya que en este o el próximo contaba con estar de regla. Le dije que ya había fijado fecha para nuestro encuentro en
Santiago y que de esa reunión saldría el donde y como de su noche loca. Mi esposa me dijo que mejor quedar ya en Ferrol, que se
desplazara él, una noche de viernes o sábado, mejor la primera, así tenía dos días para recuperarse, por si quedaba muy cansada. Mejor si
estaba yo presente o al menos cerca, por si acaso. Le dije que si quería en vez de motel podíamos ir a un hotel y coger dos habitaciones
contiguas, de esa forma, estaba más cerca, pero si iba con esos temores, mejor dejarlo. No se podía sentir cómoda si estaba con miedo a
lo que pudiera pasar. Aceptó mi razonamiento y nos decidimos por proponerle a Omar el motel, donde se había visto con Obil hacía
unos meses. Por supuesto iría ella sola, yo la acercaría y haría las presentaciones y o bien la esperaba en el coche o me iba para casa,
después de todo, para salir hacia Santiago, Omar tenía que hacer poco rodeo para dejarla en casa. Acordamos que la esperaría en casa.
El día de la cita llegó, yo había estado un par de horas con él en Santiago donde habíamos dejado claros cuales eran lo límites hasta
donde se podía llegar. Por supuesto, al estar Omar solo, los límites eran muy amplios. Había pocos tabúes, ya que Pili tampoco le gusta
condicionar ni que la condicionen cuando de sexo se trata y de disfrutar a tope. Omar hizo algunas preguntas concretas a las que
respondí de forma muy explícita para que no hubiera engaños. No estaba en el catálogo ataduras, inmovilizar, venda en los ojos,
violencia de ningún tipo y si había sexo anal, siempre previo acuerdo entre ellos y paciencia para que no hubiera dolor. A Omar todo eso
le pareció correcto y dijo que a él le gustaba que las mujeres se acordaran de él toda la semana siguiente, pero nunca con violencia, sino
con placer.
Esa tarde mi mujer se repasó el depilado de piernas y brazos, el afeitado de su coño, dejando como casi siempre un triangulo encima.
Seleccionó la ropa interior que si iba a poner, si llevar vestido o falda, si ir muy provocativa o como casi siempre discreta en el exterior e
íntimamente más sugerente. Optó por esto último, como casi siempre que fuera sola a un encuentro.
A las 9,50 de la noche salimos de casa hacia el punto de encuentro, habíamos quedado en una cafetería a la salida de la autopista para
que se conocieran y desde allí, saldríamos cada uno para su lado. Quería que se vieran estando yo delante y hablaran un rato, quería
darle esa seguridad a mi esposa de que si no era de su agrado, si notaba algo extraño, media vuelta y se acababa la historia, Omar estaba
avisado de que el encuentro sería de esa forma, para que Pili pudiera estar segura, ir tranquila para el motel.
A la hora en punto llegamos a la cervecería y no estaba Omar, pero en al poco tiempo recibí un mensaje pidiendo disculpas por el
retraso, estaba en el peaje y tardaría como 10 minutos. Nos sentamos en una mesa, pedimos unas consumiciones y no dio tiempo a
mucho más, por la puerta apareció un chico alto, vestido con vaqueros, camiseta amarilla, cazadora marrón y deportivas negras. Se
acercó, saludó a Pili con dos besos en las mejillas y a mí con un abrazo. Tomó una silla y se unió a nosotros. Pidió en café solo y
estuvimos charlando una media hora. Me preguntó si yo me quedaba, a lo que le dije que no, los dejaría solos, considerábamos que
siendo primo de Obil, ya este le contaría como éramos y a nosotros nos había halando muy bien de él, por lo que estando los dos solos,
siempre hay más libertad por parte de ambos.
Omar dijo que desde luego, podíamos estar seguros, lo acordado se cumpliría a raja table, si quería la acercaba a casa cuando terminaran,
a lo que mi esposa le dijo que contábamos con eso y así no tenía que estar esperando despierto y pendiente de salir, al mismo tiempo
ellos también estarían más libres sin pensar en mi como taxista.
Salimos y como al ser viernes noche, la concurrencia a la cafetería era mucha, decidimos que lo mejor era que nosotros nos fuéramos en
nuestro coche hasta el polígono que había al lado, detrás de una nave de prefabricados y allí la recogería Omar para irse los dos al motel.
Quedamos en que me enviaría alguna foto, pero sobre todo lo que me pidió mi esposa es que me acostara, ya hablaríamos cuando llegara
o mañana, si es que al llegar yo estaba dormido. Nos dimos un beso y se fue al coche de Omar, se dieron un largo beso, abrazados y con
la luz apagada no pude distinguir mucho, solo que Pili le tenía las manos en la nuca y las de su amante debían andar más abajo, no se si
en los pechos o en la entrepierna, se separaron, vi una sonrisa en la cara de mi esposa y un gesto de aprobación con su mano hacia mí, al
mismo tiempo que me decía un adiós con la mano, enviándome un beso de despedida. El coche se puso en marcha y salieron en
dirección al motel.
Me dirigí a casa, llegué, me puse una camiseta, un pantalón corto y me serví un licor de café con hielo, no tenía sueño, claro está. Me fui
al ordenador y me puse a hojear páginas sin mucho entusiasmo, con el teléfono al lado por si enviaban una foto o algún mensaje. Sabía
que si se habían ido para el motel sobre las once, como mucho la primera de las fotos no llegaría como mínimo hasta las doce o la una de
a madrugada. Había tiempo, incluso para dormir un sueñecito, pero claro, quién podía dormir sabiendo lo que estaba pasando y el estado
en que se encontraba mi polla.
Las primeras tres fotos llegaron a las 12,15, tremenda la herramienta, que calzaba Omar, me pareció un poco más gruesa que la de Obil,
pero sobre todo, lo impresionante era la punta, debía tener un diámetro, al menos un centímetro más que el tronco. En una de las fotos, la
cabeza de la polla estaba entrando en la boca de Pili, ufffff, era impresionantemene hermosa, la otra estaba media polla dentro de la boca
y en la tercera, mi esposa lamía los testículos y la polla estaba a lo largo de su cara, pero era monstruosa, era más larga que la cabeza de
mi esposa. Tremenda.
A las 2,30 me fui a cama, estaba un poco cansado, sabía que como muy temprano, no terminarían antes de las 4 de la madrugada, si
enviaban más fotos, ya las vería cuando llegara ella o al día siguiente, no había prisa. Lo importante era que disfrutara y por la pinta que
tenía en las fotos enviada, no tenía cara de pasarlo mal. Me equivoqué en la hora, cuando la sentí acostarse, miré el reloj, eran las 5,30,
había sido una larga noche.
Pili me dio un beso, un abrazo y me dijo si podíamos dejarlo hasta la mañana siguiente, había sido una noche muy larga, muy hermosa,
muy plena en todos los sentidos, pero estaba muy, muy cansada y solo le apetecía descansar y dormir un rato, luego hablábamos y me
contaba con todo detalle. Le devolví el beso y le dije que por supuesto, a dormir y ya tendríamos tiempo de que me contara cómo había
sido la noche. Me guiñó un ojo y solo dijo, mejor, mucho mejor de lo que pensaba. Media vuelta y al momento dormida como un tronco.