El primero que te folla
Quedo con un casado que solo quiere chupar... Pero termino reompiéndole el culo a pelo.
Hay días en que no soy pasivo y me convierto en un activo... Y bastante cabrón. Me gusta buscar tíos en los chats de contactos, que se note que son casados, sin salir del armario, con poca experiencia, buscando comerse un rabo. Y me gustan porque, normalmente, son muy sumisos, es fácil liarlos y hacer con ellos cosas que otros que ya saben más no quieren.
Así lo encontré. 40 años, casado, quería comer rabo. Lo primero que le preguntñe, para saber su grado de vicio, era si me dejaba acabar en la boca.
- Bueno -me contestó -, si hay confianza, sí, pero eso lo vemos sobre la marcha.
Por experiencia, sé que eso es un sí. Sé cómo hay que tratar a estos bisexuales que a diario llevan una vida de heteros pero que, de vez en cuando, sacan a la zorra viciosa que llevan dentro. Y lo sé porque yo soy igual.
Apareció en casa un poco más tarde de lo acordado. Con los casados siempre se corre el riesgo de que en el último momento se echen atrás y no vengan. A algunos les basta con el calentón de estar a punto de hacerlo. Pero este no, al final vino. Cuarentón, no muy alto, con algún kilito de más, pelo ya canoso... Me da igual, solo quiero su boca.
Le invito al salón y según pasa, delante mío, le agarro el culo. Está nervioso, se lo noto... Ya se le pasará. Se da la vuelta, quiere morbo. Se acerca a mí y nos besamos. Le meto la lengua bien metida mientras agarro su culo. Noto como me pincha con su barba y me pongo a cien. Magreo su culo y su mano baja hasta mi paquete. Visto vaqueros, pero ya está dura y la manosea.
Le hago presión en los hombros, para que baje. Obedece sumiso y se pone de rodillas, con su cara frente a mi bulto. Le acerco la cara y le paso el paquete, sin desabrochar, por la cara. Gime... Va a ser una buena puta.
- Sácamela -le ordeno. Obedece sin rechistar, le cuesta abrir la creamllera y bajarme el pantalón, peor lo consigue. Mi polla asoma por el borde del calzoncillo. Va a sacarla pero le detengo. Vuelvo a acercarle el paquete a la cara y le froto con él. Por fin me la saco. La tengo larga, no muy gruesa, pero con un buen capullo.
La mira con deseo, pero sostengo su cabeza con la mano.
Espera, puta, espera... Que aquí mando yo.
Vale, vale, úsame, lo que tú quieras.
Y tanto que voy a usarte, zorrita... Le ordeno que saque la lengua todo lo que pueda. Me excita verlo ahí, con ella fuera, esperando, deseando comer rabo. Le paso la punta de mi polla por ella, haciendo círculos.
Abre bien la boca, que te la voy a meter entera de golpe -le aviso. Y así hago. En un momento dado, agarro fuerte su nuca para que no retroceda la cabeza y adelanto el pubis.
Toma polla, cabrón- le digo mientras se la meto entera, hasta que noto su nariz pegada en mi vientre. Tiene alguna náusea, cuando la punta de mi polla toca con su garganta, pero sigo haciendo fuerza y no permito que retroceda. Le tengo ahí el tiempo que creo que puede aguantar. Veo como se pone colorado, tose, pero no se aparta. Siento un enorme placer al notar toda mi polla en su boca, entera, hasta los huevos.
Bien, puta bien... Así me gusta. Ya sabes como tienes que seguir comiendo.
Le dejo a él. Aflojo la presión sobre su nuca, mientras una lágrima sale de su ojo. La saco de su boca y espero. No tarda en volvérsela a meter. Le dejo descansar un poco, que sea él el que controle la profundidad de la mamada. No llega tan al fondo como cuando le he obligado, así que después de un minuto mamando, vuelvo a agarrarle la cabeza y vuelvo a follarle la boca. Esta vez meto y saco, agarrando con una mano su nuca y con otra su garganta.
- Mírame a los ojos mientras mamas, puta -le pido. Me encanta ver su cara de zorra, como tiene naúseas de tragar polla, pero cómo suplica más con la mirada.
Le pido que saque otra vez la lengua. Voy a probar lo cerda que es y hasta dónde va a llegar. Con mi mano abro bien su boca, no le dejo meter la lengua dentro. Reúno saliva ruidosamente, bien espesa... Me inclino y escupo en su boca. Parte de ello va a su cara, pero casi toda cae en su lengua. Se la traga mientras me mira con cara de vicio. Es buena... Le doy las gracias con una bofetada en la cara mientras le insulto, vuelvo a abrir su boca y me la follo otra vez.
Estamos un rato así, unas veces dejando que mame libre, que lo hace muy bien, otras follando su boca. Pero quiero más y lo voy a tener.
- Ven, vamos a la habitación, que vamos a estar mejor- le digo mientras lo llevo dentro. Le ordeno que se desnude. Lo hace, veo su barriga, sus calcetines negros, su cuerpo normal y corriente. Me excita, es un tío normal, con su mujer, probablemente sus hijos... Y aquí está, de puta, de MÍ puta.
Nos tumbamos y volvemos a morrearnos, frotando nuestros cuerpos desnudos. Nuestros rabos tiesos coinciden y se rozan. Me pongo encima, mientras le beso metiéndole la lengua hasta el fondo, Agarro su culo y lo aprieto hacia a mí. Cómo gime, la muy puta.
- Ponte de espaldas, que te vea el culo -no se lo pido, se lo ordeno. Y ahí está, su culo, gordo, blanco, peludo. Ahí está y va a ser mío.
Separo las nalgas para ver bien su peludo ojete, acerco mi nariz. Huele lo justo para excitarme, está limpio. Con las nalgas separadas, acerco mi boca a él y hago un círculo con mi boca. Gime y levanta el culo pidiendo más. Y se lo doy. Le meto la lengua bien dentro, haciendo fuerza para que entre. Se muere de gusto. Intenta masturbarse, pero le aparto la mano y no se lo permito. Sé que está cachondo, y necesito que siga así, que no se le pase y le entre el arrepentimiento.
Sigo chupando su ano y deslizo un dedo dentro.
¡Ay! ¡Dios...! -vaya si le gusta. Se estremece de gusto. Su ano se cierra alrededor de mi dedo. Qué apretadito lo tiene... Me excita todavía más el notar lo cerrado que lo tiene.
¿Te lo han follado alguna vez? -le pregunto, aunque sé la respuesta.
No... Lo he intentado alguna vez, pero me duele mucho y no puedo.
Hoy vas a poder...
Pone pegas, pero son con la boca pequeña. Está deseando que me lo folle. Saco el lubricante del cajón, me echo unas gotas en el dedo y lo vuelvo a meter en su culo. Gime y se mueve, pidiendo más. Echo un poco más de lubricante y meto otro dedo más. Está como loco.
- Joder, qué gusto, por favor.
Sigue tumbado y le pongo a cuatro patas, le separo un poco las piernas. Lo contemplo un instante. Es un tío normal, con su culo em pompa, esperando que me lo folle. ¡Dios, qué gusto!
Me acerco a él y paso mi polla dura por su ano, echando otra gota de lubricante mientras hago círculos. Le escucho gemir y veo como retrocede su culo pidiendo que se la meta.
Espera, espera... ¿Te has puesto condón? -. Acaba de caer en que no lo llevo puesto. Es el momento que estoy esperando, el que más me gusta...
No, no voy a ponérmelo... Te voy a follar a pelo, que es lo que quieres - sé que este es el momento clave. Si me pidiera goma, me la pondría, pero interiormente sé que no lo va a hacer y me va a dejar follármelo sin condón.
No, no, en serio... Me da miedo - me dice. Pero yo no he dejado de pasar mi polla por su ano, haciendo un poco de fuerza para que la note. Hay que insistir un poco...
Joder, venga, solo al principio, luego me lo pongo. Déjame que note tu culo un poco primero.
Ay, joder, pero solo un poco, por favor...
Ya está, ya eres todo mío. Te tengo, puta.
Aumento la presión en su ano, mientras controlo que no le duela demasiado. Va cediendo y noto como mi polla entra en su culito. Se le escapan suspiros y gemidos de dolor y gusto. Voy metiendo poco a poco, a veces sacando un poquito, para volver a meterla otro poquito más. Agarrado de sus caderas, pronto la tiene enterita dentro, y ahí la dejo un segundo.
La tienes entera dentro, maricón de mierda... Te están follando, como tú querías -le digo mientras le sostengo y se la clavo aún más.
Sí, sí... Sigue, sigue, fóllame, dame polla - me dice mientras mueve su culo adelante y atrás.
Ya está listo para que empiece a bombear. Primero lo hago despacio, dejando que su ano termine de dilatarse. Cuando le noto gemir y veo que es él el que se mueve junto conmigo pidiendo más, empiezo a embestirle más fuerte. No tardo en darle bien fuerte, cuando veo que se masturba, y pronto estoy dándole por el culo de tal manera que mi vientre hace ruido al chocar con él.
- Así, así, por favor, rómpeme el culo.
Le tengo unos minutos así, hasta que decido que hay que cambiar. Le pido que se dé la vuelta, boca arriba. Levanto sus piernas y coloco sus pies en mis hombros. Acerco mi polla a su agujero y la meto del tirón, entera, si esperar. Gime, pero le ha gustado. Me encanta ver su cara de gusto mientras le bombeo el culo sin piedad, bien fuerte.
¿Eres mi puta? -le pregunto aunque ya sé la respuesta.
Sí, sí, úsame, hazme lo que quieras.
Quiero llenarte el culo de leche... ¿Me vas a dejar, putita? -le pregunto con tono de vicio, mientras no dejo de darle bien fuerte en el culo.
¡Ay!... Sí, sí, préñame, por favor -me suplica. Lo sabía, sabía que me iba a pedirlo. Lo sabía, lo esperaba... Y me encanta. Me encanta hacerle que pierda los papeles.
Le escupo a la cara mientras sigo follando. Él abre la boca para recibirlos, pero ya le he puesto la cara perdida. Se está pajeando y gime como una tía mientras me lo follo.
- Me corro, me corro... Córrete, por favor, dame la leche -me grita con cara de morirse de gusto. No aguanto más y yo también me corro. Me lo follo con tanta fuerza que le va a doler el culo una semana. Saco la polla hasta el borde y se la clavo todo lo fuerte que puedo. Ahí dentro la dejo y suelto mis chorros de leche. Noto los suyos manchándome la tripa y me muero de gusto. Le estoy llenando el culo entero, porque noto soltar unos chorros tremendos.
Gemimos y resoplamos. No sé el tiempo que dura la corrida, pero es una gozada. Finalmente, caigo encima de él sin aliento.
Dios, qué polvazo, macho -le digo. Y es la verdad, me ha puesto a mil.
Joder, contigo cada vez es mejor -me contesta.
Sí, vamos mejorando, pero hay que seguir practicando -le digo guiñando un ojo.
La próxima vez, si quieres, hago que soy un técnico de reparación de algo y me follas en el suelo -me dice riéndose.
La idea me seduce y ya me lo estoy imaginando con unos pantalones de trabajo, agachado, dejando que se le vea la raja del culo.
Bueno, vamos a la ducha, que viene la segunda parte -le digo, mientras le doy una palmada en la polla.
¿Segunda parte? Joder, no tengo el culo para echar otro -me dice con cara extrañada.
No.. hoy vas a recibir una meada... -dejo caer la frase observando su reacción. Sé que va a aceptar, porque le conozco y sé que lo quiere.
Por algo es mi puta de los jueves...