El primero en... (Epilogo)

Supongo que era necesario por las peticiones, pero me cuesta tanto ponerle fin a una historia que espero haber estado a la altura... Muchas gracias a todos y nos vemos en la proxima historia que salga de mi aburrida cabeza, jaja...

José no sabía donde meterse de los nervios; caminaba por el salón de casa como si quisiera hacer un surco de tanto ir y venir… Su ex mujer, la madre de Nat, se acercó a él con una sonrisa; es lo ideal que tiene haber mantenido una excelente relación tras la separación. Iba vestida con un vestido corto de tonos verdes y pastel y un tocado de color marrón. Además hoy no era un día para rencillas: hoy se casaba su hija mayor y los dos estaban orgullosos.

-                          Relájate un poco, ¿vale? Se supone que tu hija debe de verte tranquilo para que ella controle los nervios.- dijo mientras le arreglaba el nudo de la corbata.- Pase el tiempo que pase, nunca sabrás anudarte una corbata.

-                          Bueno, siempre estabas tú para hacerlo; y creo que me pone más nervioso lo que está tardando tu hija que el hecho que se vaya a casar.

-                          No seas cascarrabias, José… El novio siempre tiene que esperar un poco.

-                          Eso es otra cosa que no hemos hablado… ¿Qué te pareció Pedro?- dijo el padre de Nat.

-                          Bueno, parecía buen chico; demasiado hace aguantando a tu hija como para juzgarlo.

-                          ¡No seas así!

-                          ¿Qué quieres que diga? Ya conoces a Natalia; es muy infantil a veces, y el chico tendrá que ser paciente para eso… Ese carácter que tiene.

-                          Te recuerdo que lo sacó a ti…

-                          Bueno, ya discutiremos eso más tarde.- dijo tras haber oído el timbre de la casa sonar.

El padre de Nat se apresuró a abrir la puerta, como un modo de distraer un poco su atención. Al abrir la puerta se encontró frente a ella a Gonzalo, el mejor amigo de su hija y que sería el encargado de conducir el coche que los llevaría a la iglesia.

-                          Vaya, José, está usted muy guapo con corbata.- bromeó Gonzo con una sonrisa de oreja a oreja.

-                          No te cachondees si quieres salir sano en las fotos.- dijo José cada vez más incómodo de tener que llevar ese sofisticado traje.

José se fijó en la chica que venía con el muchacho; una espectacular mujer de la edad de su hija con un traje color pastel palabra de honor y una falta por encima de la rodilla que mostraba sus bien torneadas piernas.

-                          José, quiero presentarte a mi novia…- dijo Gonzalo cogiendo de la mano a la chica.- Miriam, éste es José, el padre de Natalia.

-                          Encantado guapa… No sabes lo que haces saliendo con este energúmeno.- bromeó José, que conocía a Gonzo desde que era un crío.

-                          Sí, yo tampoco lo sé - dijo Miriam esbozando una sonrisa y provocando la mirada de su recién estrenado novio.

-                          Es amiga de Natalia de la universidad… A propósito, está ya preparada.

-                          Pues no… Y me tiene muy nervioso; su madre ha ido a su habitación a ver que le queda.

-                          Bueno, si me permitís voy a verla, ¿vale? Estoy deseando…- dijo Miriam pasando por al lado de José y entrando en la casa.

-                          La segunda puerta al fondo del pasillo…- le indicó José mientras cerraba la puerta cuando Gonzalo pasó.

Los dos hombres se quedaron en silencio en el salón, mientras el padre de la novia volvía a sus paseos de una punta  a la otra del salón.

-                          Tranquilízate, José… Ya está suficientemente nervioso Pedro.

-                          ¿Lo has visto?- preguntó José.

-                          Sí, claro… Fuimos juntos esta mañana al barbero y a tomar café, juntos- dijo muy tranquilo Gonzalo.- El desayuno de despedida, jaja.

-                          Gonzalo, ¿conoces bien a Pedro?

-                          Sí, José… ¿Me estás pidiendo mi opinión sobre él?

-                          Quiero saber la opinión de un hombre; por supuesto, que Natalia y Maya me hablan maravillas del chico, pero…

-                          Pues no te preocupes, hombre…- dijo el chico con su mano en el hombro del padre de la novia en un gesto de confianza.- Pongo la mano en el fuego por Pedro, y estoy seguro que no me quemaré. Me conoces bien y sabes no dejaría que ningún gilipollas se acercara a tu hija.

El hombre asintió palmeando la mejilla del muchacho mientras respiraba hondo; la emoción contenida se hacía cada vez más insoportable.

-                          Además, ha pasado la criba de Maya y de su madre; eso ya lo cataloga como una buena persona, jaja.

-                          Sí, la verdad que en eso llevas razón- rió José con la broma del muchacho.

En ese momento, se abrió la puerta de la habitación de Natalia y salió, en primer lugar Miriam con una sonrisa; detrás suya la madre de la novia con la peluquera y la ayudante colocando el vestido y, por fin, la protagonista: Natalia Canales.

-                          ¡Vaya! Eres la novia más guapa del mundo, Nat.- dijo Gonzo, para inmediatamente recibir una colleja que casi le hace caer de cara al suelo por parte de José.

-                          ¡Se llama Natalia!- dijo con gesto serio y con las lagrimas asomando en sus ojos, mientras todos sonreían.- Y, sí, es la novia más guapa del mundo…


Pedro estaba ya en la puerta dela Iglesia, acompañado de Dani, el amigo de Gonzalo y el resto del equipo de baloncesto… Trataba de controlar sus nervios, porque no era muy dado a toda esta parafernalia y mucho menos a ser el centro de atención de un acto como este. Muchos de los profesores de la universidad asistirían a la ceremonia, incluido D. Ramiro, el padre de Maribel.

-                          Deja de resoplar, es normal que se retrase un poco…- trató de tranquilizarlo Maya, agarrándole la mano.

-                          Muchas gracias por ser mi madrina…- dijo Pedro con un gesto mezcla de agradecimiento y de pánico escénico a lo que se venía encima.

-                          Bueno, me gustó que me lo pidieras… Ya que tus padres no están.- dijo señalando al cielo.- No podía dejar que te llevara al altar cualquiera. Al final me vas a caer bien; pero hubiera preferido que me lo hubieras pedido tú y no Nat…

-                          Lo sé, pero a esas alturas aún no sabía lo que pensabas de mí.

-                          Pedro, mi hermana es feliz contigo y eso me hace quererte y adorarte…- dijo Maya sonriente.- Además el hecho de ser tu madrina me da más derecho a matarte si haces algo malo.

-                          ¿Aún crees que voy a hacer algo malo?- dijo con gesto serio Pedro.

-                          No creo, en el fondo ya te tenemos domesticado….

-                          Más o menos…- sonrió el novio, guiñándole un ojo a su futura cuñada oficial.

D. Ramiro se acercó a Pedro y le estrechó la mano, mientras Maya se alejaba para dejarlos a solas y estar un rato con Fernando, su novio. Al estar alejada de Pedro, llamó con el movil de su novio a Gonzalo.

  • ¿Gonzo?- preguntó Maya nada más escuchar el teléfono.

  • No, soy Miriam… Dime Maya.- contestó la novia del chico.

  • ¿Ya venís de camino? Pedro está que se sube por las paredes…

  • Sí, sí… Id entrando ya que estamos llegando…

  • Perfecto…- dijo Maya con una sonrisa en la cara.- Ahora mismo… Un besito Miriam.

  • Hasta ahora…

Maya fue, de nuevo, hacia Pedro que hablaba amigablemente con D.Ramiro y otro profesor de universidad.

-                          Pedro, ya es hora de entrar… Nat está llegando.

El chico tragó saliva y miró a Maya; estaba a punto de dar el primer paso para el resto de su vida y no se arrepentía, solo tenía miedo de no estar a la altura de las circunstancias. Todo lo de la boda era más una cuestión de agradar a la familia que algo necesario para él… De hecho, estaba seguro que no se hubiera casado nunca con nadie, pero Nat tenía la virtud de desbaratar sus planes, sus ideas y hacerle cumplir sus sueños.

-                          Está bien, vamos…- dijo el chico cogiendo el brazo de Maya.

-                          Aún puedes echar a correr…- bromeó Dani acercándose a él.

-                          En mi vida he estado más seguro de algo.- dijo Pedro

Y entró en la iglesia…


Cuando el Ave María de Schubert comenzó a sonar enla Iglesia, todos los invitados se pusieron de pie y miraron hacia la puerta de entrada; Pedro, con Maya al lado, sufría de impaciencia por ver entre la muchedumbre a la que sería su mujer.

Ahí entraba Gonzalo, cogido de la mano de Miriam, hacía uno de los bancos guiñándole un ojo… Y entonces apareció ella.

Con un vestido color champagne,  con escote palabra de honor sin tirantes y los hombros descubiertos; una falda de organza con volantes y un cinta de raso en la cintura con borlas decoradas… En el pelo un recogido en el cabello con un velo catedral que ocultaba su rostro y solo descubría esos labios que volvían loco a Pedro…

Nat, con una simpática sonrisa al llegar al altar, tranquilizó a su futuro esposo que comprendió en ese instante que estaba destinado a pasar el resto de su vida con esa mujer que un día le recriminó que le mirara las piernas medio desnudas.

Por la cabeza de Pedro pasaron imágenes de los últimos meses… Esa chica escondida tras su padre que lo saludó con caras de pocos amigos en el portal; la misma que le hizo comprender hasta donde podía llegar el significado de la palabra “provocación” al masturbarse delante de su ventana… La misma preciosa muchacha que casi le estrella el teléfono móvil en la cabeza cuando partió la llave o que se contoneaba delante suya celebrando un gol del Barça… Esa chica, su Rei , su diosa, su Nat o, simplemente, Natalia…

Natalia miró a Luisa, a Carla, a Almudena y, sobre todo, a Miriam con la que había compartido tantas confidencias; estaba tan contenta de que, por fin, Gonzalo y ella hubieran superado sus miedos hace un mes que su felicidad era mayor aún.

Cuando llegó al altar al lado de su prometido, su padre estrechó la mano del chico y se acercó al oído para decirle:

-                          Cuídala, Pedro… Te entregó una de mis hijas más…- dijo José emocionado.

-                          No te preocupes José; la quiero con toda mi alma.- dijo el chico.

-                          Lo sé, hijo, lo sé…- dijo al hombre abrazando a su futuro yerno y entregando la mano de su hija.

La chica que seguía mirando a Pedro con una sonrisa de total felicidad se situó enfrente del oficiante sin ser capaz de concentrarse en sus indicaciones.

-                          Sabía que no te atreverías o te dejarían hacerlo.- le susurró Pedro acercándose a su oído.

-                          ¿Tu crees?- dijo Nat con una sonrisa y arqueando sus cejas.

Con un gesto gracioso, levantó unos centímetros la falda de su vestido hasta dejar al descubierto unas zapatillas all stars converse de color blanco… Pedro tuvo que aguantar la risa y volvió a susurrar:

-                          Estás loca…

-                          Por ti, idiota.- sonrió la chica cogiendo de la mano a su chico.

-                          Queridos amigos, estamos aquí reunidos para oficializar el matrimonio entre Natalia y Pedro…- comenzó el sacerdote.


Sé que a muchos de vosotros os gustaría saber que pasó con esta pareja, con sus amigos, con sus familias e, incluso, si llegó un hijo a sus vidas… Pero todo eso os lo dejo a vosotros, porque lo bueno de los relatos es que fomentan la imaginación; que, como dice mi amiga Misa, nos transportan a un universo paralelo donde todo aquello que no es posible se puede hacer realidad…

En este tiempo nos hemos emocionado, hemos reído y puede que hayamos llorado con las vivencias de esa chica de pueblo que viajó a la ciudad para encontrar la independencia y se encontró más dependiente que nunca del hombre con el que compartiría su vida.

También sé que a muchas personas no le gustaran mis relatos, por el hecho de que tienen poco sexo y mucho romanticismo… Pero creo que en los tiempos que corren, con tanta desgracia y tantos rencores debemos confiar un poquito en el género humano y su capacidad para superar las adversidades.

Especialmente y por ultimo, quiero agradecer a Misa haberme enseñado otra forma de escribir relatos, porque ella me hace mejor escritor con sus ideas y sus correcciones; toda persona puede mejorar con la ayuda de otra… Yo encontré esa ayuda en una chica que adora las converse , a la que le gusta Evangelion y que nunca le habría cortado el pelo a Nat… Muchas gracias, maldita editora…