El primer trio de Sucki

Hay quien piensa que no son relatos reales lo que cuento, pero por que iba a inventar algo... pudiendo contar lo que viví. Relato de mi primer trio

Os voy a relatar la historia del primer trio de Sucki… Con 19 años  no buscaba nada serio con nadie, prefería disfrutar de la vida y de lo que esta le trajera. Empezaré hablando un poco sobre cómo era ella, 1,75, una talla 95 de pecho bien terso como correspondía a su edad, melena rizada rubia y larga, un cuerpo con curvas, no voy a mentir, no era una chica de gimnasios pero sí que le gustaba cuidarse, y estoy seguro que sin esas curvas no sería lo mismo, pero no era su cuerpo lo que atraía a los hombres, sino su cara, esa cara de muñeca, de niña buena, esos ojos verdes de mirada penetrante. Llevaba un tiempo acostándose con un amigo, Mike, era unos años mayor que ella, pero no le importaba, sobre todo por lo mucho que la atraía, con sus dos metros de altura, moreno de espaldas anchas, y ese cuerpo bien trabajado en el gym, la volvía loca.

Mike sabía que a ella le gustaban las mujeres también, así que un día decidió probar suerte, quizá fuese el momento de cumplir su fantasía. Después de una increíble follada, como cada vez que las tenían, charlaron un poco, y como el que no quiere la cosa, y con total normalidad, Mike le preguntó si le gustaría hacer un trio con otra tía. Ella no tuvo que pensárselo dos veces, y dijo que sí, con la única condición que fuera el quien la buscara, ya que había sido de él la idea, confiaba en su buen criterio de selección.

Tras varias semanas paseando por chat de sexo sin obtener ningún resultado, Sucki se presentó en su casa diciendo que ya que él no había sido capaz de cumplir su parte del trato, la había buscado ella, pero claro, tendría unas consecuencias, en ese momento no sabía cuales, pero ya se le ocurriría algo, de ello Mike estaba seguro, otra cosa no, pero malas y perversas ideas a Sucki nunca le faltaban.

Le contó, que un día hablando con su amiga Marta, la conversación derivó a terrenos sexuales, que le habló de él, de su relación y el trato que recientemente habían hecho. Para sorpresa de Sucki, su amiga le dijo que no le importaría acostarse con ella, y por lo que había visto y oído de Mike tampoco con él, acaba de salir de una relación y quería desmelenarse. Os hablaré de Marta, tenía 18 añitos, el pelo castaño claro, ojos marrones, y aunque estaba algo gordita, a Sucki eso le gustaba más aún, si la analizabas detenidamente  y punto por punto podrías perder el interés por ella, pero si la veías en conjunto, tenía algo como un halo de morbo y sexualidad que daban ganas de follarla estuviera donde fuese.  Mike pidió ver alguna foto de la chica para hacerse una idea de cómo era. Le gustó desde el primer momento, la única pega es que no vivían cerca.  Como era verano, se pusieron de acuerdo en las vacaciones para organizar una semana en casa de Mike. Como faltaban unos días para que llegase el momento, empezaron a fantasear y a jugar por teléfono sobre cómo lo harían, qué haría… Los tres estaban muy excitados; Mike iba a cumplir su fantasía de estar con dos tías, y no estaban nada mal, Marta, secretamente siempre había querido follarse a Sucki y esta… bueno… ella simplemente era una pervertida sexual que tenía ganas de volver a follar con una chica.

Cuando llegó el día, Mike y Sucki fueron a recoger a Marta a la estación de tren.  En lugar de coger el coche, prefirió coger una pequeña furgoneta para poder ir sentados los tres delante, estaba demasiado ansioso por empezar aquella semana de sexo y no podría esperar a llegar a casa. Tras el correspondiente saludo entre Mike y Marta, esta fue a Sucki y le plantó un beso en la boca que dejó a todos los que estaban a su alrededor un poco patidifusos, ya que unos minutos antes Sucki y Mike habían estado dándose cariños allí mismo. Pero los tres ignoraron todo a su alrededor y siguieron a lo suyo. Para la ocasión, a petición de Mike, las dos chicas llevaban una falda corta y con bastante vuelvo, una camiseta que fuese ceñida y nada de ropa interior. Se montaron en la furgoneta, y Mike empezó a conducir. Sucki y Marta seguían a lo suyo, besándose y empezaban a meterse mano por debajo de la ropa, y Mike empezó a notar como el bulto de su pantalón estaba a punto de estallar la cremallera. En el primer semáforo en rojo que tuvo que parar le dijo a Sucki que sacara del bolso las bolas que había hecho que guardara antes de salir de casa y se las pusiera a Marta. Sucki obediente hizo lo que le dijeron, y Marta se dejó hacer, aunque no creo que hubiera sido tan dócil si supiera lo que se le venía encima. Mike se desvió en otra calle que no era la que llevaba a casa, pero no dijo nada. Llegaron a un supermercado, aparcó, y las chicas se le quedaron mirando extrañadas.

-Bajad, tenemos que hacer unas compras antes de ir a casa. Y Marta no te quites las bolas.

La cara de esta era un poema, estaba empapada, estaba segura que las bolas se caerían si empezaba a andar. Decidió que lo mejor era defenderse alegando la injusticia.

-¿Por qué yo tengo que ir así, y Sucki no lleva nada?- Dijo con cara de pena, mientras Mike se quedaba pensando, pensaba que había ganado la batalla, pero estaba muy equivocada.

-Llevas toda la razón Marta.- Dijo mientras rebuscaba en la guantera y sacaba otro juego de bolas chinas y se las daba a Sucki. Sus ojos se abrieron como platos no podía creer lo que le estaba haciendo. Luego miró a Marta enfadada. – Ya sabes que hacer… vamos…

Sucki se puso las bolas, y se encontraba en la misma posición que Marta, estaba excitada, tendría que hacer un gran esfuerzo porque las bolas no cayeran al suelo y quedar muerta de vergüenza en mitad del súper. Mientras, el bulto de Mike tampoco es que pasara muy desapercibido. Bajaron del coche, y se dirigieron dentro para comprar, las bolas y el esfuerzo que hacían para que no saliesen estaba sobreexcitando a las chicas, mientras esperaban en la cola de la carne, Mike las mandó a por un par de cosas más, y cuando volvieron las encontró cuchicheando.

-¿Qué pasa ahora?

Marta se acercó a él lo más que pudo y al oído con voz melosa y muy sensual le dijo que estaban demasiado excitadas y necesitaban correrse. Mike las miró, sonrió y les dijo que lo siguieran.

Las metió en la parte interna del supermercado, en una pequeña sala, resulta que un buen amigo trabajaba allí y solían charlar cuando iban en esa sala, si alguien les pillaba dirían que lo estaban esperando y listo. En la sala había una mesa justo en el centro, hizo que las dos chicas se inclinaran sobre ella, y de golpe sacó las bolas de su interior, lo cual provocó que ambas gimieran a la vez, les advirtió que no podían hacer ruido, las cogió por el pelo, las hizo darse la vuelta y agacharse.

-Quiero que me comáis la polla hasta que me corra, y entonces lo haréis vosotras.

Marta y Sucki se miraron y sonrieron, una polla para ellas dos, que delicia. Desabrocharon el pantalón y bajaron la cremallera para luego bajar también el bóxer y dejar libre esa polla grande y deliciosa que a Sucki volvía loca. Mientras Marta chupaba toda la polla como si de una piruleta se tratara, Sucki se entretenía en lamerle los huevos, se iban turnando, y luego juntaban sus bocas alrededor de la polla, la imagen era deliciosa, y Mike estaba tan excitado que no tardó mucho en correrse, cogió de nuevo a las dos chicas por el pelo y las puso justo delante, les dijo que abrieran la boca, y echó toda la leche en la boca de Marta, quien esperó a que Sucki terminara de limpiar todos los restos de la punta de Mike para besarla.

Estaban deseosas de correrse, estaban muy excitadas, se besaban, se acariciaban, Marta bajaba a los pechos de Sucki y los devoraba con fervor, mientras Sucki se entretenía en acariciar el coño de su amiga para que se corriese, Mike se había vuelto a excitar, así que hizo que Marta se tumbara en la mesa, mientras inclinaba a Sucki para que pudiera comerla entera, sabía que le encantaba devorar el coño a una chica, y así poder follarla también. Estaban las dos a punto de correrse cuando llamaron a la puerta.

-Mike, soy yo…

Era el amigo de Mike, había ido a verle… justo en el momento más oportuno pensó Sucki… Se recompusieron rápido, cogieron las bolas, las guardaron en el bolso y abrieron la puerta como si simplemente estuvieran esperándole a él, como si unos segundos antes no hubieran estado follando… A Sucki y Marta les tocaría esperar a llegar a casa para poder terminar.

Continuará…

Espero que la historia sea de vuestro agrado, es una historia real, en la que se cambiaron los nombres de los personajes para que no fueran reconocidos, para cualquier crítica o sugerencia, podéis poneros en contacto mediante el correo.