El primer trío de mi chica

Un primer encuentro con un chico sevillano con el que quedamos a charlar y morbosear

  • Jota, estás nervioso?

  • Yo? Naah!

Esperábamos en la barra del casino a que la camarera nos despachase un par de cervezas.

Jota, miraba alrrededor buscando la cara conocida:

  • No lo veo...

  • Es él!- le indique a Jota mientras señalaba con mi mirada el muchacho.

Cogimos nuestras cervezas y nos dirigimos a la mesa donde estaba sentado.

Habíamos estado meses mensajeándonos con Sergio, un chico sevillano atractivo y por lo que deducía un ya experto en tríos.

Cada vez que Jota y yo pensábamos en algo, él lo transmitía. Parecía que nos leyese el pensamiento y nos calentaba tal cual lo hablábamos entre nosotros.

Intercambiábamos fotos, fantasías...

Jota se ponía a mil describiéndole escenas en las que disfrutábamos a su salud y le mandaba fotos de su miembro penetrándome.

Hoy habíamos quedado para vernos en persona, tomar algo y ver el feeling que llevábamos. Yo me había puesto un vestido corto con medias de liga para dejar entrever al sentarme, aunque le había advertido a Jota que no tenía intención de llegar a más que a vernos y ponernos a tono.

Atento, discreto, educado, atractivo... Nos gustaba en general por esas cualidades.

Yo me sentía nerviosa a cada paso que nos acercábamos. Nunca había ido en busca de otro hombre acompañada por mi pareja! Era una sensación excitante y a la vez inquietante. Mis anteriores parejas no hubiesen visto bien ni un flirteo, así que una de avena así, hasta hoy, era impensable.

Si lo pensaba demasiado me parecía absurdo, pero la idea de tener a los dos queriendo complacerme sexualmente me excitaba muchísimo! A Jota se le ocurrían mil formas de hacerlo y con todas disfrutaba él casi más que yo! Jajaja! No podía pedir más!

Mi chico se desvivía por hacerme sentir placer en todos los sentidos. Eso me hacía sentirme amada de una manera totalmente distinta a lo que conocía.

  • Sergio! Cómo te va?- le dije llegando a la mesa.Se levantó de un respingo y se adelantó para saludarnos.

Unos minutos de conversación y unas risas después con un poco de información sobre cada uno, Jota sacaba "el mando" y con una mirada viciosa, apretaba el botón.

La vibración del huevo que me había colocado en lo más profundo de mi se activaba y todo mi interior comenzaba a reaccionar. En pocos segundos sentía mis bragas mojadas...

Sergio miraba sin saber bien que pasaba...

  • Así mando yo siempre - le aclaró Jota - lleva un vibrador y yo le doy placer, pero cuando quiero. Te lo paro?

Negué con la cabeza, pero Jota volvió a presionar el botón para darle otra marcha y acto seguido lo apagó.

  • yaaaaa... Que quiero que luego pidas polla casi de rodillas!

  • Jajajajajaj! Eres malo conmigo...

Sergio reía junto a nosotros pero se notaba que eso le había puesto y debía tener una buena erección entre sus piernas.

Seguimos hablando tranquilamente un rato más y decidimos despedirnos para quedar con más intención otro día.

Llegando al aparcamiento, su coche estaba junto a nuestra furgo y al llegar allí se interesó por el camperizado que le habíamos dado.

Jota le enseñó lo que había construido y habíamos entrado en la parte de atrás para que viese la cocina.

A mí se me había subido la cerveza y decidí sentarme en el borde de la mesa. Ellos hablaban delante de mi de las cosas de la furgo y yo me había hecho invisible en una conversación de hombres, así que decidí jugar un poco... Me recliné hacia atrás apoyándo mis manos en la mesa y abrí las piernas dejando ver por completo la lencería que llevaba. Se hizo el silencio y las miradas se tornaron lascivas. Había obtenido lo que quería.

Jota cerró la puerta y se adelantó poniéndose frente a mi:

  • Que quieres bicho?

  • Que me lo comas - le susurré.

Sergio miraba con una sonrisa.

Yo permanecía sentada en la mesa.

Jota me subió el vestido para quitarme el tanga pero acabó quitándomelo todo y le decía a Sergio:

  • Has visto que mujer tengo? Mira que pecho? Mira que coño tiene!- mientras se abalanzaba a lamer mi clítoris hinchado por la excitación.

Entre tanto, volvió a activar la vibración del huevo que llevaba puesto.

Mis gemidos comenzaban a escapar y Sergio musitaba:

  • Madre mía! Que bonita es! - agarrándose la entrepierna con una buena erección ya visible.

Sergio se acercó a tocar y lamer mis pechos después de pedirme permiso y yo comenzaba a caer en un éxtasis de morbo y placer. Jota conocía cada milímetro de mi sexo y sabía a la perfección como llevarme a la locura, al mismo tiempo Sergio tocaba con una delicadeza absoluta mis pezones mientras mordía suavemente mi cuello.

Yo jadeaba cada vez más.

  • jota, fóllame!- le pedí mientras estiraba del hilo de aquel aparato para sacarlo ya y dejarle su sitio.

Jota bajó la altura de la mesa en un gesto rápido, se sentó con la polla dura y dispuesta y me pidió que me sentases encima.

Me senté, pero de espaldas y Sergio entendió enseguida que quería. Se agachó delante de mí y mientras Jota me penetraba lenta y profundamente, Sergio lamía mi coño.

No tardé en alcanzar el primer clímax con aquella escena. La enorme polla de Jota que se hundía una y otra vez en mi humedad, la lengua caliente de Sergio que recorría mi clítoris moviéndose hábilmente y las cuatro manos que acariciaban mi cuerpo.

Después de mi orgasmo, comencé a cabalgar más salvajemente en la polla de Jota y Sergio acompañaba mis movimientos con sus manos en mi coño.

Poco después jota me inundaba con su esencia caliente. Mientras yo seguía moviéndome nuestras corridas mojaban la mesa donde vivíamos nuestra fantasía.

Jota se levantó y se arrodilló en unos asientos que había un poco más atrás, yo me postré a cuatro patas en la mesa dejándome a disposición de que Sergio me penetrase desde atrás. Jota sostenía mis nalgas abriendolas mientras se las ofrecía a Sergio:

  • Mira que culo, tío! Métesela por el coño! Que se corra otra vez!

  • Vamos a hacerla disfrutar como nunca!- contestaba Sergio mientras se bajaba los pantalones apresuradamente.

Me agaché hacia la polla de Jota cuando Sergio me hundió la suya desde atrás y en la embestida, la de Jota entró tanto en mi garganta que me produjo arcadas.

Entre las embestidas de Sergio y el morbo de comerme a Jota volví a entrar en éxtasis y solo sentía un tremendo placer. No podía parar de jadear como podía con la boca llena Me encantaba el miembro de jota, me encantaba jugar con mi lengua en su frenillo y a él le volvía loco eso. Él miraba como Sergio me follaba y aún ponía más cara de disfrutar, gemía conmigo, me manuseaba y su cara animaba a Sergio a darme más fuerte, quien respondía como si se lo ordenasen.

Pasaba de su polla a su boca y nos fundiamos en tremendos besos húmedos cargados de pasión, excitación y volvía a centrarme en su ahora enorme glande. Le había crecido tanto por la excitación que parecía que iba a explotar.

Volví a sentir que el calor recorría mi cuerpo de nuevo.

Jota se arrodilló y me empujaba hacia Sergio desde mis hombros, me besaba, me lamía el cuello, se incorporaba y metía de nuevo su polla en mi boca empujándome contra Sergio, quien parecía estar preso de su inminente orgasmo y embestía fuerte y rápido mientras acariciaba y presionaba hábilmente mi ano con sus dedos. Se había convertido en algo salvaje, tanto que tuve otro orgasmo en el que una cascada de mi flujo resbalaba por mis piernas.

Sergio gemía fuerte por su orgasmo justo después mientras se agarraba a mí culo con fuerza.

Jota y yo seguimos en lo que Sergio salía de mí. Su polla seguía dura entre mis manos y mi lengua la acompañaba. No le faltaba mucho para correrse, así que decidí que lo iba a conseguir. Mi mano se movía rápido por su tronco, mi boca aprazaba su glande y mi lengua jugaba en el interior de mi boca a rozar los puntos que le hacían temblar.

De repente noté algo caliente y humedo recorrer mis labios y mi clitoris. Era Sergio que se había colocado entre mis piernas y se había dispuesto a no darme tregua de nuevo.

Mire a Jota con expresión de máximo placer y él me miraba apretando los dientes por la excitación.

Seguí en mi tarea de llevarlo a su disfrute, pero Sergio era bueno en el arte del cunnilingus y el placer me obligaba a gemir fuerte teniendo que sacarme la polla de Jota de tanto en tanto. Noté como le palpitaba y su cuerpo se endurecia.

Mi orgasmo estaba cerca...

-córrete conmigo cariño! - le dije a Jota mientras masturbaba más fuerte y rápido su miembro sacando mi lengua y ofreciendola como colchón a su fin.

Jota gemía más fuerte y sus gemidos se fundían con los míos. Nuestros orgasmos llegaban a la par que el liquido blanco y caliente brotaba de su glande. Salpicó mi cara cayendo gran parte en mi lengua, lo que tragué mientras miraba a los ojos a Jota y le sonreía.

Sergio relamía cada gota de flujo que salía de mis entrañas y así comenzamos a entrar en calma.

Nos pusimos en pié.

Jota busco las toallitas ofreciéndomelas con una sonrisa y un guiño gracioso. Me limpie la cara y nos vestimos retornandonos nos las prendas que encontrabamos a nuestros pies.

  • Que tal os sentís? - preguntó Sergio.

  • Genial!- respondimos al unísono Jota y yo.

Abrimos la puerta de la furgo y un aire frío nos sorprendió. Se había hecho de noche y el aparcamiento comenzaba a tener gente yendo y viniendo.

  • Seguimos hablando, no?-dijo Jota.

  • Claro!

Dos besos a mi y un apretón de manos a Jota después, volvíamos a casa con mil sensaciones nuevas, una manera de amarnos diferente y muuuucho morbo para seguir fantaseando y probando.