El primer suspiro de amor es el último de la razón

Cuarta parte...

… Al día siguiente amanecí con un dulce sabor, una nueva razón para ser feliz.

Pero a la vez tenía muchos pensamientos… como el que, nunca amé a Israel, sólo fue compañerismo, cariño de hermano, ¡COSTUMBRE!... Y dolía la idea de que se me fueron 4 años de mi vida. Aun me pesaba su muerte, eran 9 meses desde aquella fatalidad, pero solo me quedaba agradecer tantos bellos detalles. Y ahora, tenía más que claro que siento una atracción fuerte hacía Karla, que en verdad me gusta, que con solo verla 2 veces, horas de plática y sentimientos que desconocía, me doy cuenta que no es común, pero no imposible amar a alguien del mismo sexo.  Que para la gente, la religión, las leyes de la vida está mal, pero no deja de ser amor, y estoy segura que es más puro que un amor “normal”, porque es verdadero, es sincero e incluso más sano. Y si hablamos de Dios, el perdón se gana, Dios es amor, y amor es lo que se siente entre esas dos personas. Esto es lo que quiero y amo. Estoy enamorándome de una mujer, y nada lo podrá cambiar, amo lo que soy, y lo que quiero es estar con ella, disfrutar de un amor libre.

En fin, es sábado tengo que trabajar, y todavía recuperar en domingo el descanso del viernes. Llegue a la oficina y comencé a ganar tiempo para empacar mis cosas, en eso suena mi contestadora.

- Señorita Hernández, la espero dentro – Era mi jefe, la verdad era todo un rabo verde.

- Bien, ya estoy aquí, ¿en qué le puedo ayudar?

- Ya se me informó que será ascendida, necesito que me haga una lista de las personas que están pretendiendo el puesto que va a dejar.

- Claro, en seguida lo haré.

- Gracias. – Se acerca a mí . – Aunque dudo que sean igual de eficientes que usted…. Si algún día se le antoja, puede venir a visitarme.

- Le voy a pedir me de distancia por favor.

- ¿Porqué? Sé que te gusta esto….

Un miedo horrible pasó por todo mi cuerpo en forma de escalofrío, y entonces me aprisionó contra el escritorio y empezó a forzarme para besarlo, mientras sus sucias manos me tocaban, sentía asco, no soportaba su tacto, su aliento. Y empecé a gritar.

- ¡Ayuda!... ¡Ayuda!

- ¡Calla! ¡Calla tonta!....

- ¡Ayuda!....

En eso como un ángel del cielo alguien entró a la oficina.

-  Señor Ortiz, le diré una sola vez…. Suelte a esa joven. – Era ella, era Liliana.

- Señorita, no es lo que usted cree. Estábamos jugando.

Liliana no le dirigió más que una mirada de enojo, me sacó de ese lugar, mi cabello algo despeinado, mi falda algo arriba y mi blusa un botón desabrochado. Lucía demasiado enojada, y me llevó al baño cerrando con candado la puerta, prohibiendo la entrada a cualquier mujer del edificio.

- ¿Estás bien? ¿No te hizo daño? – De una imagen fuerte hacía mi ex jefe, ahora lucía demasiado preocupada, desesperada, angustiada, era una faceta que desconocía de una mujer fuerte.

- Estoy bien, me asustó mucho lo que pasó. Gracias por todo. – Me abracé a ella.

Liliana me abrazo también protegiéndome totalmente en sus brazos. Y empecé a llorar.

- Tranquila… tranquila pequeña. – Su voz suave empezó a tranquilizarme, se paró a tomar un vaso con agua y me hizo beber de sus manos, luego acarició mi cabello . – Todo estará bien, él jamás se atreverá a acercarse a ti, de eso me encargo yo.

- Gracias.

- Está bien, vamos a llevarte a tu casa.

- No… tengo que trabajar…

- Te estoy diciendo que te voy a llevar y así será.

Al salir del baño todos volteaban a vernos, secretarias, mensajeras, y en un rincón jugando como siempre Eduardo y Rafael, se acercaron, pero de ninguno de los dos salió una palabra. Liliana, me abrazaba.

- ¡Todos a trabajar! ¡No hay nada que ver aquí! – De inmediato, todo curioso se puso a hacer lo suyo. Liliana es alguien temible e imponente. Pero ahora sentía que conocía su lado frágil. Y lo curioso es que su lado frágil fluía conmigo.

Liliana pidió a Rafael y Eduardo nos acompañasen, todo era silencio camino a mi departamento, Eduardo y yo íbamos en la parte trasera del auto de Liliana, y me protegía mientras temblaba. Y Rafael aparte en su auto dirigía a Liliana que seguía la dirección que él tomaba.

Llegamos a mi habitación, y de inmediato Liliana llamó a su médico personal. Que la verdad no creí necesario, pero no pude convencerla de lo contrario. El médico llegó, me revisó, y solo recetó unos tranquilizantes y somníferos. Liliana pagó al doctor y mando a Rafael a surtir la receta.

Cuando Rafa regresó con el medicamento, Lily rápido me dio a tomar el medicamento, le dijo a Eduardo que se quedara conmigo, ya que ella tenía que regresar a la oficina y Rafael regresó con ella. A decir verdad no entendía porque se había comportado así, pero estaba agradecida desde el fondo del corazón con ella por tanta preocupación. Es una gran persona.

Eddy me dijo que en su tiempo de conocer a Liliana, jamás se había comportado así, pero que no me preocupara, que era buena señal de que me apreciaba.

- Anda Lucy, ya duerme y haz que esas pastillas tomen efecto en ti.

- Gracias, ese somnífero ya me está haciendo caer.

- De acuerdo, te tomaré el teléfono.

- Si claro, si quieres vete.

- No, por supuesto que no te dejo sola. Aparte Liliana me mata si te dejo.

- Ok, ok… hay películas, música, comida… Lo que gustes (bostezo) tómalo….

- Gracias… anda, ya te dejo dormir. Hasta al ratito, descansa.

Perdí conocimiento de mí, abrí los ojos y ya era de noche, el clima estaba prendido, y mi abanico de techo andando, trataba de sentarme, pero me sentía débil, y luego una linda voz que reconocería en donde sea me llamó.

- ¡Buenas noches dormilona!...

- ¡Karla! ¿Qué haces aquí?

- ¡¡Oooh!! ¡¡Pues si quieres me voy!! Jaja… Eduardo me llamó, me dijo lo que pasó. ¿Estás bien?

- Si, estaba muy asustada, pero ya me siento mucho mejor que estás aquí.

- Entonces vendré todos los días a verte y cuidarte – Me tomó la mano.

- Sería el cielo si haces eso. – Le besé la mano.

- Linda, me gustaría que lo intentaras conmigo, ayer que te vi fue mágico, cuando hoy me llamó Eduardo me asusté mucho.

Sin darnos cuenta Eduardo vio toda la escena. Y entró a la habitación.

- ¡Woow! Es la cosa más tierna que he visto… ¡Felicidades a ambas novias!...

- Espera, espera…. – Le dije … - No somos novias. Estamos viendo si funcionará.

- Pues se ven muy lindas juntas… Y pues, conozco a Karla, es de más tierna.

- Ya Eduardo. – Intervino Karla. – Ya verás que pronto se deja…

- Eso espero chiquita. Se ven muy bien juntas. Y tu Lucy, después hablamos ¿va?

- Ok, va…

Eduardo se fue y me dijo que Liliana llamó diciendo que me tomara los días que quisiera, y que ni se me ocurriera presentarme en domingo, que me lo tomara… La verdad me parecía patético, le dije a Eduardo que informara que el Lunes a primera hora estaría ahí.

- Y bien… – Dijo Karla al instante en que se fue Eddy . – ¿Qué va a querer mi princesa de cenar?

- No te molestes Karlita…

- Anda, no es ninguna molestia…

- Ok, ok… sólo prepárame un cereal, no tengo nada de hambre.

Karla, salió a la cocina y me preparó lo que le pedí y me lo trajo en una bandeja que encontró entre mis cosas. Me puso el cereal con un poco de plátano, un jugo de naranja a lado, y sólo oí que salió y a los pocos minutos volvió…. Me llevé una linda sorpresa cuando entro a la habitación con la bandeja y una rosa que cargaba en su boca. Puso lo que le pedí en un mueble a lado de la cama y con la rosa decoró la bandeja.

- Listo Lucy. Disculpa la demora.

- No te preocupes, me has dejado más que encantada.

- Me alegra mucho, sabes bien mis intenciones.

Guardé silencio unos segundos, y me dispuse a tomar mi cereal y a darle a ella en la boca. Karla ponía una cara muy simpática cada que le daba. Pero me fascinaba.

Estuvimos con arrumacos un rato, pero por la hora le pedí que se fuera, no quería que le pasara nada en el camino y así fue.

- Bueno mi niña, me voy ya. Cuídate mucho, mañana vengo a darte la vuelta.

- Gracias Karla. Te veo mañana.

Pensaba en que era tonto eso de “ver si funciona”… es obvio lo que hay entre las dos, pero, quería hacerlo especial, pedirle que fuera mi novia de la mejor manera… Mientras tanto tendría una semana dura de trabajo, pero concluiría bien, porque por fin sería mi entrega a ella.

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Disculpen la demora, ya saben, la escuela... pero pues, aquí tienen la cuarta parte...