El primer orgasmo lésbico de julieta

Una hora más tarde, Julieta, aparcó el libro, humedeció dos dedos en la boca, los llevó a su coño y mirando para su hermana, desnuda y dormida, comenzó a masturbarse.

Era el primer año de universidad de Julieta. Marisol, su hermana de leche, que ya iba en el tercer año de Biología, la había pedido como compañera de cuarto. Julieta medía 1.74. Era delgadita y tenía las tetas pequeñas, de esas que caben en la boca. Su hermana Marisol era rubia. Medía 1.76 y tenía un cuerpo de escándalo, con estas medidas: 95. 62. 94.

La primera noche, al ir a dormir, ya tuvieron sus diferencias. Y es que Marisol dormía desnuda y destapada. Julieta, le preguntó:

-¡¿Vas a dormir así?!

Marisol, la vaciló.

-No, estoy desnuda para masturbarme.

Julieta, que sabía que su hermana era lesbiana, pensó que quería seducirla.

-¡Ni se te ocurra!

-¿Es que tú no te masturbas?

-Sí, pero sin espectadores.

-Estaba de broma, pero vete acostumbrando. Yo duermo siempre así, con una teta cayendo hacia un lado y con la otra teta cayendo hacia el otro lado. Y ahora déjame dormir.

-Tápate por lo menos.

-¡¡A qué me masturbo!!

-Vale, vale. Duerme como quieras.

A medida que pasaban el tiempo, a Julieta, estudiando con la ayuda de la luz del flexo, en su rinconcito de la habitación, cada noche la vista se le iba más hacia el cuerpo divino de su hermana, que durmiendo aún estaba más atractiva que despierta. Ella no era lesbiana, pero más de una vez había empezado a hacer un dedo mirando para su hermana desnuda, aunque nunca acabara por miedo a que la descubriera.

Aquella noche, Marisol, desnuda sobre la cama, le dijo a Julieta:

-Hay una chica en esta universidad que me trae loca. ¡Se lo comería todo!

A Julieta, que estaba en su rinconcito, sentada a su pequeña mesa, le picó la curiosidad.

-¿Cómo es?

-De mi estatura, morena, de tetas pequeñas y estoy mirando para ella.

-¡Qué cabrona!

-Lo soy. ¿Aún eres virgen, Julieta?

-No. ¿Y tú? Siendo lesbiana...

Marisol volvió a vacilar a su hermana.

-Yo lo perdí con una chica coñón.

-Dirás cañón.

-También, también.

-¿Cómo que también, también?

-Era un coñazo.

-¿De tía o de coño?

-De coño.

-¿Y lo del cañon a que venia?

-A que tenía el coño como el cañón del colorado.

-¡Qué exagerada!

-Era otra broma. Tú lo debes tener pequeñito. ¿A qué sí?

-Nunca lo sabrás.

-Pues yo creo que algún día caerás en mis brazos, bonita.

-Sueña.

-A ver si tengo suerte y tengo un sueño húmedo contigo.

Una hora más tarde, Julieta, aparcó el libro, humedeció dos dedos en la boca, los llevó a su coño y mirando para su hermana, desnuda y dormida, comenzó a masturbarse. El corazón le dio un vuelco al ver como Marisol llevaba la mano derecha al coño y metía un dedo dentro. Julieta, al principio se quedó pasmada viendo como su hermana de leche se masturbaba en sueños. Luego pensó que esa noche sí, esa noche iba a acabar... Al rato se frotaba mirando para sus tetas, para su mano... Vio como Marisol aceleraba los movimientos de su mano y sintió sus gemidos. Se levantó para verla mejor. Se frotó el clítoris con rapidez. Estaba tan excitada y tan mojada que no tardaría en correrse. Marisol abrió los ojos, y le dijo:

-¡Te pillé!

Julieta, balbuceó:

-Yo, yo...

-Tú te estabas masturbando mirándome.

Marisol fue junto a su hermana y le tocó el coño por debajo de la falda y por encima de las bragas. Julieta le apartó la mano con la suya. Marisol le volvió a tocar el coño y le puso la lengua en los labios. Julieta ya estaba tan caliente que se la lamió con la suya. Pasaron a espadear con las lenguas y después se fundieron en un beso largo y apasionado. Marisol empujó a Julieta contra la pared. La besó en el cuello. Le mordió los lóbulos de las orejas. Le cogió las pequeñas tetas con las manos. Le levantó la camiseta y le lamió y le chupó las oscuras areolas y los pezones. Metió las tetas enteras en la boca. Volvió a besar su cuello y a morder los lóbulos de las orejas. La besó largamente mientras le metía dos dedos dentro del coño. Julieta ya no paraba de gemir. Marisol sacó sus dedos mojados del coño y se los llevó a la boca, Julieta los chupó, luego la cogió de la mano  y la llevó hasta su cama, allí la empujó, Julieta cayó sentada. Cuando Marisol se le acercó ya fue ella la que la besó. Le echó las manos a sus grandes tetas y estrujándolas chupó sus rosadas areolas y lamió los erectos pezones. Después, Marisol, le quitó la blusa a su hermana. Cogieron las tetas y rozaron pezón con pezón, luego Julieta se echó sobre la cama. Marisol le quitíó las zapatillas y las bragas. Julieta abrió las piernas, su hermana humedeció tres dedos con el flujo del coño y los movió con rapidez encima del clítoris de forma horizontal y vertical. Los gemidos de Julieta ya fueron un sin parar. Luego, Marisol, lamió su clítoris con la punta de la lengua de abajo arriba. Fue cada vez más aprisa, y Julieta, a punto de correrse, dijo:

-¡Oh, Dios mío! ¡Sí, sí, sí! ¡¡Me voy a correr!!

Julieta le puso un pie en la espalda a su hermana, que ahora le mamaba la perla. Le agarró la cabeza con las dos manos

y movió la pelvis buscando el orgasmo. Al rato, decía:

-¡Ya, ya, ya me viene!

Marisol le sacó la lengua del coño.

Julieta, desesperada, le dijo:

-¡Nooooo! ¿Por qué paraste?

-Quiero que te corras como nunca antes te corriste.

Marisol le cogió el pie derecho y le hizo cosquillas en la planta. Julieta, reía sin parar.

-Jaaaaajajajajaja, jaaaaajajajaaaaaaaaaaaaaaaa, jajaaaaaaajajajaja...

Dejó de reír cuando le pasó la lengua por la planta del pie. Se relajó mientras masajeaba su pie y chupaba y lamía el dedo gordo, el pequeño, dos, tres, cuatro, los cinco dedos. Comenzó a gemir cuando chupó y lamió sus talones, al lamer las juntas de los dedos, y siguió gimiendo cuando le hizo lo mismo en el pie izquierdo... Al acabar de hacerla gozar con el masaje de pies, subió besando y lamiendo sus muslos hasta llegar al coño. Allí,  le pasó de nuevo la punta de la lengua de abajo arriba por el clítoris, muy lentamente, clítoris que ahora ya estaba erecto y fuera del capuchón. Julieta sintió que le iba a venir, y dijo:

-¡Aaaaaaaaa! ¡Me vas a llevar al cielo, cariño! ¡Sí, sí, si!

Marisol, le retiró la lengua y la volvió a dejar con la miel e los labios.

-¡Nooooo! ¡¡Necesito correrme!!

-Tienes que ganarte el orgasmo.

Se sentaron en la cama. Se besaron y le dijo Julieta a Marisol:

-Sabes bien que yo nunca hice esto.

-Empieza por mis tetas.

Julieta cogió las dos tetas, las apretó y lamió, chupó y mamó como si tuviera hambre... Después metió su cabeza entre las piernas de su hermana y torpemente lamió su coño. Metió un dedo en el coño chorreando. Marisol, le dijo:

-¡Tres, méteme tres dedos!

Julieta sacó del coño el dedo mojado y se lo metió en el ojete. En el coño le metió lo tres que quería, y la mastubó... Unos minutos más tarde, Marisol ya echaba por fuera.

-¡Me tienes, bonita, me tienes! ¡¡Me voy a correr!!

Julieta, se vengó. Le quitó los dedos. Marisol, exclamó:

-¡Noooooooooooo!

Julieta, sonriendo, le dijo.

-Siiiiiiiiii.

Marisol empujó a su hermana. Se dio la vuelta y le puso el coño chorreando en la boca. Se metieron tres dedos en el coño la una a la otra. Se follaron los coños con los dedos y se comieron las almejas. Comiendo almeja estaba Julieta cuando un líquido mucoso, blanquecino y calentito salió del coño de Marisol y mojó su cara, Marisol, exclamó:

-¡¡¡Me coooooooooooooorro!!!

Fue decirlo y ver como salía un chorro de flujo del coño de su hermana, que dijo:

-¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!

Deshaciéndose en gemidos y derritiéndose de gusto echaron dos corridas enormes, fabulosas... ¡Qué quién las pillara!  Me relamo de pensar que hubiera hecho si hubiese estado allí.

Al terminar de correrse, estaban boca arriba, sonrientes y felices, y le dijo Julieta a su hermana de leche:

-¡Lo qué me estaba perdiendo, Marisol!

-Tenemos todo el curso para recuperar el tiempo perdido, Julieta.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.