El primer fin con mi sobrino I. (completo)
En este relato (re subido y corregido) les platico cómo comenzaron mis infidelidades con mi sobrino; luego de la primera, mi esposo me da una repasada al llegar borracho (para variar).
Para quienes no han leído mis otros relatos, me presento: me llamo Paty, tengo 42 años, soy divorciada y hace poco comencé a relatar algunas de mis experiencias pasadas y recientes. Mis experiencias comenzaron cuando estaba casada, porque mi esposo no me hacía caso, prefería irse de borracho los fines de semana, en lugar de atenderme como se debe. Eso me llevó a buscar lo que no tenía con él, así empecé mis infidelidades con un sobrino que vivía con nosotros, poco después algunos compañeros de trabajo y amigos o profesores de la universidad en la que estudié. Esas aventuras sexuales con mi sobrino, hicieron que cuando me divorciara, se me quedara el deseo de tener sexo con jóvenes, lo que además alimentaba mi ego al sentirme deseada por hombres mucho más jóvenes que yo. Pero, evidentemente, no me limito a tener sexo con jóvenes, sino también con amigos del trabajo, viejos conocidos e incluso con algunos jefes o ex jefes; me refiero a clientes que tengo, ya que soy asesorías en materia legal a algunas empresas.
Antes de comenzar a contarles mis travesuritas, me presentaré y describiré brevemente, después les platicaré por qué y cómo comenzaron mis infidelidades de casada, y algunas travesuras ya divorciada. Me llamo Patricia (Paty), vivo en la Ciudad de México, tengo 42 años, abogada, divorciada como ya dije y tengo un hijo de 21 años y una hija de 18. Como ya se imaginarán me casé muy joven, a los 20 años; dejé la universidad un año y luego retomé mis estudios, gracias al apoyo de mis padres y de mi hermana mayor y la menor. Bueno, físicamente soy morena clara, muy clara, bajita, mido 1.65, no soy delgada, pero tengo muy buenas caderas, nalgas y sobre todo, al parecer, tetas, pues es lo que más me chulean los hombres.
Siempre me gustó mucho el sexo, en secundaria ya me daba mis buenos fajes en fiestas o las típicas tardes de hacer trabajos en equipos. Perdí mi virginidad, en prepa cogí con varios, pero me hice novia de un chavo (Raúl) nos enamoramos, íbamos mucho de fiesta, cogíamos mucho y en una de esas (ya en la universidad) salí embarazada. Él estaba acabando la carrera y decidimos casarnos. Pero él quería seguir con la vida de universitario soltero, fiesta cada fin de semana, y borrachera cada fin de semana, desde el jueves y hasta el domingo. De hecho en varias ocasiones o no volvía en todo el fin de semana o hacía la fiesta en la casa. En cuanto empezó a crecer mi panza de embarazada, él perdió todo interés en mi, no me tocaba. Pensé que con el nacimiento de nuestro hijo dejaría la fiesta, sería papá y también esposo, creí que volvería a fijarse en mi, a tocarme, desearme, a cogerme…pero no fue así. De hecho mi segundo embarazo fue casi un milagro. Prefería irse de fiesta cada fin de semana, en lugar de estar con su familia, conmigo; prefería emborracharse en lugar de cogerme. Cinco meses después del nacimiento de mi hija, Raúl no me había cogido ni una sola vez –y obvio, tampoco desde el tercer mes de embarazo- y yo ya andaba muy necesitada de una buena cogida. Por supuesto que tenía mis juguetitos, así que me hacía cargo de mis orgasmos, pero quería que me tocaran, que me fajaran, que me agarraran las tetas, que me desvistieran, que me penetrara; necesitaba una verga qué lamer, qué mamar…que me cogiera. Como me quedaba sola en casa todo el fin de semana, los viernes saliendo del trabajo me iba a casa de mis papás o de mi hermana mayor, y ahí me quedaba hasta el domingo con mis hijos. A mi esposo comenzó a molestarle, no sé por qué, él ni estaba en casa…entonces Raúl aprovechó que un sobrino suyo quería venir a estudiar al norte de la Ciudad, para ofrecerle alojamiento. Siempre me dio la impresión que lo hizo para que yo me quedara en casa y en algún sentido tenerme vigilada; ja, quién lo iba a pensar!
El sobrino se llamaba Fernando, es hijo del hermano mayor de Raúl de un matrimonio anterior de su papá; estuvo año y medio con nosotros, de hecho se fue poco antes de que me separar. En aquel entonces tenía 18 años, recién iba a entrar a la universidad; era alto y fornido, jugaba futbol americano desde pequeño, así que tenía un cuerpazo! Era guapetón, no mucho, pero pasable, su cuerpo era su principal atractivo. Su recámara, que era el cuarto de tele, estaba a ladito de la nuestra y frente al estudio; la recámara de los niños estaba frente a nuestro cuarto. La verdad es que desde que llegó me lo comía con la mirada, le veía el paquete y las nalgas, se me antojaba muchísimo!! Buscaba el momento en que saliera de bañarse para verlo envuelto en su toalla, como acostumbraba; empezaba a provocarlo vistiéndome provocativa, incluso dejaba ropa interior mía muy a la vista en el cuarto de lavado o en la regadera. Imaginaba que las olería o se la jalaba con ellas y me mojaba delicioso. Él estudiaba en las mañanas y yo trabajaba medio tiempo, así que en la tarde estábamos toda la tarde juntos, con mis hijos por supuesto, pero nada más. Al cabo de un mes, noté que no le era indiferente, sentía cada vez más sus miradas, notaba que mi ropa interior –sucia o limpia- estaba movida y me hacía cumplidos cada vez más subidos de tono. Finalmente un día me estaba acompañando a la lavar los trastos, él estaba detrás de mi, viéndome las nalgas y me dijo: “No sé cómo mi tío no la atiende, tía”; “Perdón??”, le respondí sorprendida; “En el mes que llevó aquí, no he escuchado nada proveniente de su cuarto”; “Pues es que no hacemos escándalo, hay visitas”; “Jajaja…no, tengo muy buen oído; seguido voy al baño en la noche y nomás lo oigo roncar. Además se ve que anda con muchas ganas, tía. Desde que llegué me echó el ojo”, se me acercó y paró detrás de mi, “y yo también a usted, tía…”, me agarró de la cadera, “y me encanta que me ande dejando sus calzones…huelen delicioso y se moja bastante…”, me estaba calentando un chingo, “No, cómo crees, Fer…eres mi sobrino”, la verdad me estaba haciendo pendeja, sabía qué iba a pasar y lo deseaba, pero sólo quería calentarlo más y calentarme más, también; “No somos nada…soy sobrino de mi tío, usted es su esposa, además mi tío no la atiende y está muy atendible”, me embarró su paquete en mis nalgas, estaba dura su verga y se sentía de muy buen tamaño; “No, Fer…”, estaba empapada y quería que ahí me cogiera, pero aunque mi hija estaba dormida, mi hijo estaba viendo la tele en la sala, “muero por ver estas ricas nalgas y tetas”, subió las manos por mi abdomen hasta mis tetas y las apretó, después bajó su mano derecha hasta mi conchita y la acarició sobre mi vestido, “estás igual de caliente que yo, tía”; “sí…pero Pato está en la sala”; “al rato te subes…”. Entonces me soltó y se subió a la recámaras. Cuando acabé de lavar los trastos, le dije a mi hijo (Pato) que iría arriba a trabajar, mi hija (Paulina) estaba dormida, así que puse el baby monitor y me subí. Estaba muy nerviosa; aún me deseaba Fernando o fue sólo el momento? Se habría arrepentido por ser su tía? Se quería burlar de mi? Pero también estaba muy caliente, quería que me cogiera, necesitaba que me cogieran, necesitaba una buena verga.
Cuando subí escuché la tele en el cuarto de Fer, entré pero él no estaba, me llegó por detrás, “estás riquísima, tía”, me abrazó y me embarró su paquete en las nalgas, “me encantas, no sabes cómo me la he jalado pensando en ti”; “Mmmmmm…qué rico, es bueno pensar que todavía alguien me desea, que a alguien le gusto”; “Cómo no?! Estás riquísima!! Lo mismo piensan algunos amigos míos”; “Y cómo me han visto?”; “Te he sacado fotos, tía…y te ves riquísma”; “Qué cabrón!”, me volteó y me besó toqueteándome todo el cuerpo, me levantó el vestido y me agarró las nalgas, me abrió el vestido por la parte de arriba para agarrarme las tetas; “Estás buenísima, tía, qué ganas de cogerte”, “Y qué esperas…cógeme, métemela, Fer…antes de que me llamen los niños”, entonces me dio la vuelta, me recargó en el escritorio, me levantó el vestido sobre mis nalgas, “no mames qué nalgas tienes, tía”, se abrió y bajó el pantalón y el bóxer, me acarició la conchita sobre mi panty, estaba empapada, “métemela, Fer…cógeme, por favor, ya no aguanto”, hizo a un lado mi panty, acomodó su verga en la entrada de mi panochita, “ya?”, “Sí, métemela, métemela, por favor…”, me la metió de un empujón, “Ay, qué rico!!! Cógeme, cógeme, Fer”; “Qué rica concha, tía!”, me estuvo bombeando; “Me hacía falta esto…Dios, qué rica la tienes…mmmmm…cógeme, cógeme, sobrino”; “Estás bien buena, Paty”, me agarró las tetas; “En serio te gusto?”; “Un chingo, no mames qué nalgas y qué tetas”; “Tu tío ni me toca hace meses y yo necesito sexo”, “Te voy a coger diario, Paty…estás bien rica”, empecé a apretarle la verga con mi conchita, “ay, no mames qué rico…cómo le haces…nunca me la habían apretado así”, “Te gusta, papi?”, no podía creer que me estuviera cogiendo mi sobrino de apenas 18 años, pero ya me urgía y él se me antojaba muchísimo; me dio una nalgada, “Shhh, nos van a oir”; “Perdón pero moría por hacer eso, no sabes cómo me la jalé imaginando esto, tía”, “Jálame el cabello…ay, así, así…”; “Quiero cogerte diario”; “Desde mañana tu tío agarra el pedo…ay, me voy a venir, papi…síguele, cógeme, cógeme…mmmmmmmmm…aaaaaahhhhh…”, segundo después mi sobrino se salió y se vino en mis nalgas; acabó de embarrarme todo su semen con su rica verga; “No te limpies”, me dijo”, “quiero que te quedes con mi lechita embarrada en tus ricas nalgas”. Así lo hice. Ese fue el inicio de mis infidelidades, y con mi sobrino, el mismo que llegó para mantenerme vigilada en casa.
Ya en la noche, estando acostada y a punto de dormir, me llegó un mensaje de mi sobrino –por suerte Raúl estaba en el baño- era una foto de mi mientras él me la metía y decía: “Ahora tengo con qué jalármela más rico…pero te seguiré cogiendo, tía”, y minutos después otra foto, ahora su verga y el mensaje: “Si en la madrugada te levantas y me extrañas, ésta te espera”. Me calentó ver ambas fotos, y me sentía muy bien de que un chavito se hubiera fijado en mi.
Ya quería que fuera jueves para que Raúl se fuera de fiesta y me dejara sola con mi sobrino, sin embargo, para mi sorpresa Raúl no salió, así que nos aguantamos las ganas. Pero el viernes me mandó un mensaje avisando que al salir de la oficina se iría con unos amigos y que llegaría muy tarde, así que preparé una ropa interior muy sexy para que en cuanto mis hijos se durmieran, mi sobrino hiciera lo que quisiera conmigo y yo con él.
Desde la hora de la comida, cuando recibí el mensaje de mi esposo (Raúl) avisándome que no vendría a la casa a comer y que se iría con sus amigo –como cada fin de semana- , empecé a imaginar en lo rico que cogería con mi sobrino, qué me pondría? En dónde cogeríamos? Que ojalá mis hijos se durmieran temprano, y sobre todo, se le habrán quitado las ganas a mi sobrino? No había ido a comer, pasaba la tarde y no llegaba; me dejaría con las ganas? A las 8 estaba en el cuarto de mis hijos para que se durmieran y como no llegaba mi sobrino empezaba a creer que con la cogida del miércoles ya se le habían quitado las ganas de “la tía” y que seguro se estaría tirando a alguna chavita de su universidad, pero a los pocos minutos de estar ahí lo oí llegar y enseguida me palpitó mi conchita. Cerca de las 9 ya estaban bien dormidos los dos, así que salí de su habitación y había una nota en la puerta de mi cuarto, decía: “Póntelo, te espero abajo”; no sabía de qué hablaba, pero entré a la recámara y en la cama había una bolsa, dentro un juego de ropa interior muy sexy con una batita transparente. Me calenté aún más!! Me lo puse y me veía muy bien, la verdad, me levantaba un poco las tetas; me veía súper cachonda! Bajé y ahí estaba mi sobrino en la sala tomándose una copa;
Yo - “Hola”, le dije
Fer - “Guau, te ves increíble, tía”;
Yo - “Te gusta cómo me queda?”;
Fer - “Mejor de lo que pensaba” -caminé hacia él despacio para que se deleitara viendo a su tía en lencería y echando a volar la imaginación, él se puso de pie para saludarme, pero al llegar a él me hinqué viéndolo con cara de puti-traviesa, le acaricié el paquete, abrí el pantalón, lo bajé un poco, se la saqué, la olí y enseguida se la mamé- “Ya andas bien caliente, verdad, tía?”;
Yo - “M-hm…mmmmmm”, qué rica la tienes;
Fer - “Ay, qué boquita tienes, Paty…uy, no mames”;
Yo - “Llevo pensando en esto desde el miércoles…mmmmmmm”, me incliné para que viera mejor mis nalgas mientras se la mamaba; después de unos minutos se hizo hacia atrás y se fue hacia otro sillón que estaba un poco más lejos, se bajó los pantalones, se sentó y me dijo que fuera hacia él;
Fer – “Pero no te levantes, ven gateando, despacio…quiero ver cómo se bambolean tus tetas, tía” -le obedecía y cuando llegué hasta él se la volví a mamar, después lo monté dejándome caer suavemente en su verga, metiendo primero su cabeza haciendo un mete y saca cortito- “Ay, qué rico se siente, Paty, no mames”.
Yo - “Te gusta, Fer?”.
Fer - “Me encanta” -me dejé caer suavemente sobre su verga metiéndola toda.
Yo - “Te gusta cogerme? Te gusta cogerte a tu tía Paty?”.
Fer - “Un chingo, estás re buena y coges delicioso…no sé qué pedo con mi tío, pero yo sí te voy a dar cada que pueda”.
Yo - “De verdad, sobrino? Te vas a coger a tu tía mucho”, -yo estaba súper caliente, hacía mucho tiempo que no cogía con tanta pasión, con tanto morbo. Desde la carrera fui muy cogelona, pero desde que me comprometí con mi esposo prometí que ya sólo lo haría con él, pero él no me tocaba y ya me urgía coger, sentirme deseada y mi sobrino lo estaba haciendo muy bien; simplemente me dejé llevar por el deseo. Me arqueé y le acerqué más las tetas a su cara, me las lamió y mordisqueó bien rico, así estuvimos unos minutos; hasta me dejó un pequeño chupetón- “Agárrame fuerte las nalgas, Fer…ay, así, papi, así” -yo estaba ardiendo y sabía que no tardaría en venirme.
Fer - “Estás bien buena, Paty”.
Yo - “Sí? Ay, me voy a venir, Fer…te gusto?”.
Fer - “Estás bien rica”.
Yo - “Dime qué te gusta? Ay, Dios…qué rico…”.
Fer - “Me encantan tus nalgas, tienes un culo delicioso, tía…”
Yo - “Sí…Sí…mmmmmm…dame, dame”.
Fer - “Y tus tetotas…para comerlas todo el día, tía”.
Yo - “Dame, papi…dame…síguele…”.
Fer - “Eres una puta, tía”, me dio una nalgada, todo junto me excitó muchísimo, hacía años que no me decían groserías mientras tenía sexo o que me daban nalgadas, todo junto hizo que me viniera en ese momento y fue un orgasmo increíble!!
Yo - “Aaaaaaaahhhhhhh…”.
Fer - “Vente, vente, Paty…vente, putita”.
Yo - “Ay, no mames, qué rico!!!”, yo vibraba, temblaba de lo delicioso del orgasmo. Lo abracé después de mi orgasmo, él me quitó la bata, se volvió a mover poco a poco bombeándome y me dijo que me pusiera de perrito, así lo hice, él se quitó toda la ropa, se me acercó.
Fer - “Qué rica te ves así, tía, con tu culo esperándome” -me incliné un poco más para que viera mejor mis nalgas- “y que bien te queda la ropita que te compré” -me acarició las nalgas, hizo a un lado la tanga.
Yo - “Te gusta cómo me veo, Fer” -y en ese momento me la metió- “aaahhh…ay, qué rico…mmmmm…qué rica la tienes”.
Fer - “Te gusta, Paty?”.
Yo - “Me encanta, Fer, me vuelve loca tu verga, papi” -me dio una nalgada…otra- “mm”.
Fer - “Eres mi tía putita, verdad?”.
Yo - “Sí, soy tu putita, papi” -no podía creer lo que estaba pasando, lo que estaba haciendo, pero era delicioso!!!!-
Fer - “Me voy a venir, tía…me voy a venir”.
Yo - “Vente en donde quieras, papi, no te preocupes no hay peligro…échame tu lechita”.
Fer – “Me voy a venir adentro, Paty”.
Yo - “Vente, papi…dame tu lechita hasta adentro…”.
Fer - “La quieres adentro, putita?”.
Yo - “Sí, papi…échamela adentro, quiero sentirla adentro…dame tu lechita, papi…vente adentro de tu putita”.
Fer - “Ahí va, ahí va, tía…aaaaaahhhhh”.
Yo - “Ay, qué rico, papi…” -sentí delicioso cómo su semen me llenaba, me mojo de recordarlo, era mucha lechita…Cuando acabó volvió a moverse lentamente hasta que fue perdiendo la erección. Nos quedamos platicando un rato ahí en el sillón, prácticamente desnudos (yo traía mi conjunto de lencería), pero me había quedado con un antojo, así que me recosté en sus piernas y empecé a juguetear con su verga; Fer - “Quieres más?”.
Yo - “Me quedé con antojo de algo y como eres mi sobrino, me obedeces”, cuando fue recuperando su erección se la empecé a mamar.
Fer - “Antojo de qué” -me agarró las nalgas y me dio un par de nalgadas suaves; no le respondí, simplemente seguí mamándosela, después de unos minutos, su mano derecha buscó mi conchita para dedearla.
Yo - “Mmmmmmmm, qué rica verga tienes, sobrino…mmmmmm”.
Fer - “Y tú la mamas delicioso, tía” -sentía bien rico cómo sus dedos hurgaban dentro de mi, de repente me rozaba el culito y lo majaba, yo seguía saboreando esa rica verga. Mi sobrino y yo en mi sala, mi esposo con sus amigos tomando y yo mamándosela a su sobrino. Se la jalaba y se la mamaba, le lamía toda la verga desde la base hasta la punta y se la mamaba otra vez. Después de unos minutos me dijo- “Mtma, vas a hacer que me venga otra vez, Paty…”.
Yo - “M-hm, eso quiero”.
Fer - “No quieres que te la meta otra vez?” -negué con la cabeza-“Me la quieres seguir mamando?” –asentí- “Quieres mi lechita?” -lo ignoré y sólo seguí mamándosela y masturbándolo.
Yo - “Mmmmmm…mmmmmm…mmmmm”, pocos minutos después me advirtió que se iba a venir, lo volví a ignorar, quería que se viniera, pero en mi boca, quería saborearla.
Fer - “Me voy a venir, Paty…ay, güey…mta madre…me voy a venir, tía”, -seguía sin hacerle caso, sólo quería su semen en mi boca; dejó mis nalgas y me agarró la cabeza, sentía su verga palpitar en mi boca, en mi lengua, sabía que no tardaría en llenarme la boca de semen-“Ya no aguanto, tía…me voy a venir”, aceleré un poquito mi ritmo y en pocos segundos me inundó la boca con su semen calientito…mmmmm…fue delicioso, jugué con su semen y su verga en mi boquita, luego me los tomé.
Yo - “Qué rico…ese era mi antojo, sobrinito…gracias, estuvo delicioso; te gustó?”.
Fer - “Ay, no mames, qué pinche delicia!! Qué pedo con mi tío, de veras”; le dije al oído: Yo - “Si te recuperas antes de que llegue tu tío…dejo que me la metas otra vez…en tu cama” y le lamí la oreja.
Me fui a mi recámara para ir al baño, lavarme y recostarme; como hora y media después, estaba dormida, cuando sentí que alguien se acostaba atrás de mi de cucharita y me arrimaba una verga dura en las nalgas, me di la vuelta y vi a mi sobrino –fingí estar sorprendida:
Yo – Fer!! Qué haces aquí??!!
Fer – Me dijiste que si me recuperaba, podíamos hacerlo otra vez –su verga estaba bien dura otra vez y me la restregaba en las nalgas-.
Yo – Pero ya no tarda en llegar tu tío, además te dije en tu cama, aquí no, cómo crees? –él me agarraba las tetas, me pellizcaba los pezones-.
Fer – No, siempre llega después de las 3…tenemos tiempo, tía –empezó a bajarme el calzón-.
Yo – Vamos a tu cuarto.
Fer – No, te la quiero meter aquí, tía, en la cama de mi tío –me quitó el calzón y acomodó su verga en la entrada de mi conchita-.
Yo – No, espérate…-me la metió- ay…espérate, Fer…vamos a tu cuarto.
Fer – A poco no te calienta ponerle los cuernos en tu cama, tía? Yo te veo muy caliente.
Yo – Eres un cabrón, Fer…no mames, si llega tu tío nos mata.
Fer – Se oye cuando abre la cochera…me voy en chinga a mi cuarto.
Yo – Cómo necesitaba un día de estos! Coger y coger…sentirme deseada.
Fer – Mañana le seguimos, tía…ya que se vaya de pedo mi tío, le seguimos dando.
Yo – Sí, Fer…cógeme…métemela…soy tuya…-él me levantaba la pierna y seguía dándome bien rico-.
Fer – Me calientas un chingo, tía –me volteó, se hincó frente a mi, me abrió las piernas, las cargó en sus brazos y me la metió; me estuvo bombeando y mis tetas se bamboleaban- estás bien buena y eres bien cachonda, Paty.
Yo – De veras te gusto?
Fer – Estás súper buena, tía.
Yo – Sí? En serio?
Fer – Estás súper cogible, tía.
Yo – Soy tuya, Fer…cógeme…dame duro…así, así…ay, qué rico, no mames!
Después de unos minutos me la sacó y se masturbó.
Yo – No te quieres venir adentro?
Fer – No…quiero bañarte con mis mecos, tía…aaahhh…ya casi.
Yo – Sí…échamelos, Fer…échamelos…
Fer – Ah…aaaahhhh…mmmm…aaaaaaaaahhhhhhhhhh…
Se vino y me echó su semen en mi conchita y hasta las tetas; me embarró por todas partes. Después con su verga fue embarrándome aún más, subiendo desde mi conchita hasta mis tetas, después me la puso en la boca y se la mamé un poquito.
Fer – Nunca creí estar sí contigo, tía.
Yo – Ni yo…pero estuvo rico, no?
Fer – Estuvo poca madre!! Ya quiero que sea mañana para seguirle.
Yo – Jajajajaja…vamos a tener mucho tiempo para divertirnos y hacer travesuras.
Después de unos minutos se fue a su cuarto. Como ya era muy tarde no me bañé, sólo me limpié el semen y me acosté, total Raúl iba a llegar borracho y ni cuenta se iba a dar del olor, o eso creí. Cuando llegó yo estaba dormida, me desperté cuando se acostó en la cama, como es alto y algo pesado, pues movió mucho la cama; me abrazó –idiota- aunque se había lavado los dientes, apestaba a alcohol, estaba borracho para variar.
Raúl – Qué sexy batita.
Yo – Mm…
Raúl – Y qué rico calzoncito, Paty.
Yo – Déjame dormir, Raúl –empezó a manosearme y notó un olor particular-.
Raúl – Huele a sexo…huele a sexo, pinche Paty, anduviste de puta? Quién vino, cabrona? –estaba muy enojado y borracho-.
Yo – Nadie…me vestí así para ti, a ver si llegabas temprano y te seducía.
Raúl – Y por qué huele así, pendeja?
Yo – Porque me masturbé…estaba muy caliente y como no llegabas usé mis dildos…
Raúl – Ah, estás caliente, puta? Pues a coger, perra.
Yo – No, Raúl, espérate!
Raúl – “Espérate”, ni madres! –me abrió las piernas y empezó a comerme la conchita; al principio yo no tenía ganas, pero después me calentó pensar en que mi esposo se iba a coger a su recién cogida esposa, se iba a coger una concha que se acababan de coger y que había llenado de leche, y nada menos que su sobrino, eso me calentó mucho- Te voy a dar verga como te gusta, puta.
Yo – No, Raúl, espérate…estás borracho.
Raúl – Jajaja, eso qué pendeja? La peda se me quita mañana y tú siempre serás una puta…prepárate, cabrona –me la metió de una embestida y me abrió la bata de dormir para verme las tetas-.
Me estuvo cogiendo en la misma posición que su sobrino me acababa de coger, perpendicular a mi, bombeándome y viendo cómo bamboleaban mis tetas por sus violentas embestidas.
Raúl – Esto querías, pendeja? Que te cogiera como puta? –seguía bombeándome duro-.
Yo – Nunca me coges!
Raúl – Deberías irte de peda conmigo y la pasaríamos chingón, Paty…ni te imaginas.
Yo – Tú sólo quieres chupar.
Raúl – Y tú sólo quieres coger y estar aquí, puta…qué hueva! –me volteó y me puso de perrito-. Si no fuera porque traje al Fernando, aquí estarías coge y coge, verdad? Andarías de golfa ofrecida, verdad, puta?
Yo – Siempre te vas y ni me pelas…quiero que me cojas así!
Raúl – Vente conmigo al desmadre…te va a gustar…y si lo que quieres es putear, hasta intercambiamos viejas a veces…-me agarró fuerte del cabello- tengo que llevar amiguitas para que me aflojen una vieja.
Yo – Quieres que otro me coja???
Raúl – Eres mía, Paty…vas a coger con quien yo quiera.
Yo – Estás borracho, Raúl!
Raúl – Ya me cansaste, pendeja…-yo estaba cansada, me la sacó, agarró algo de mi buró, me presionaba hacia abajo con su peso, sentí algo frío en mi ano, era lubricante- ahora sí, puta, ahí te va –entonces me la metió por el culito; me dolió-.
Yo – Ay!!!
Raúl – Cállate, pendeja, que eso querías, una buena cogida, no?
Yo – Me duele, Raúl!!
Raúl – Me vale madres! Te voy a llenar el culo de leche…ahí va, ahí va, puta.
Yo – No, Raúl, sácala…me duele!
Raúl – Eres mi puta, Paty….aguanta, cabrona…mmmmmm…aaaaaaahhhhhhh….
Yo – Ay, cabrón!! –me echó todo su semen en mi culito-.
Raúl - Qué rica cogida, no? Satisfecha?
Yo estaba exhausta, me dormí enseguida, pero Raúl en su borrachera me dijo cosas que fueron determinantes para mi. Sabía que se iba con sus cuates de borracho, pero no sabía que se iban a coger también; ahí decidí que tarde o temprano me divorciaría. Pero no sin antes hacerle pagar algunas cuentas; sé que estuvo mal, pero en ese momento yo estaba muy joven y no pude contener mis ganas de desquitarme.