El primer coño que me comi, era de mi prima.
Mi primer relato aquí. Quiero empezar con una de mis primeras experiencias sexuales, y mi primer sexo oral que le hice a una prima.
Habíamos entrado en la adolescencia y estábamos en el punto donde las hormonas están revolucionadas y hay mucha curiosidad. El trato estrecho con mi prima, hacia que hubiéramos tenido experiencias intimas desde hacia mucho tiempo, y hubiéramos crecido explorandonos mutuamente.
Era verano, y nos habían dejado solos en casa de nuestros abuelos. Nadie podía imaginarse que teníamos una relación inocente, pero sexualmente activa, de sospecharlo no nos hubieran dejado a solas tanto tiempo.
Teníamos pensado salir por la tarde, y mi prima se metió en la ducha de aquella casa antigua con nula intimidad. Todos sabíamos que aquel viejo cuarto de baño tenia un gran problema sin solucionar. No tenia luz eléctrica, así que toda la luz que tenia, era la que entraba por una ventana cuadrada que daba al patio interior, y que era completamente visible a la altura de cualquier adulto. Evidentemente, me asomé para ver a mi prima, y nunca llegué a saber si se dejó espiar, o era tan inocente como para pensar que no lo haría.
Pude ver entonces por primera vez como habían crecido sus pechos, y que el vello ahora escondían los labios que tantas veces había acariciado. Su trasero, que nunca me había resultado sexualmente atractivo, de pronto fue como una bomba que infló mi polla hasta limites impensables.
- No seas cerdo y deja de mirar.
No era enfado lo que se escuchaba, era una exclamación dudosa y tímida de quien no sabe que hacer. Sabía que estaba allí, pero había tardado una eternidad en pedir que me fuera, y creo que lo hacia porque pensaba que no estaba bien, no porque realmente le molestara.
Nuestra relación había cambiado mucho desde hacia solo un par de días. Se había vuelto más confusa, y al mismo tiempo intima y cercana. Algo pasó que hizo que nos diéramos cuenta de que habíamos crecido, y que los juegos eran mucho más serios.
En un rincón de la casa, mientras hablábamos, nos peleábamos, o jugábamos, comenzamos a tocarnos de forma inocente como muchas veces habíamos hecho. Ella, acariciaba mi polla, y yo, metiendo la mano entre sus piernas, presionaba su coño intentando realizar una torpe masturbación.
- Es enorme.- Dijo ella con tono tímido.
Normalmente no hablaba, siempre eran si, y nos, cuando se trataba de nuestras exploraciones sexuales. Era raro que dijera que no a algo, y se comportaba como una perfecta sumisa. Casi todas nuestras inocentes investigaciones eran idea mía, ella solo se dejaba hacer. Pero aquel día, estaba diferente, curiosa, sexualmente activa.
- Nunca he visto una polla dura.
Hice gesto como para sacarla, pero me detuvo. Nos habíamos visto desnudos muchas veces, y nos habíamos tocado muchas más, pero hacia algún tiempo que no nos encontrábamos en una situación intima que diera lugar a algo más, y habían cambiado mucho nuestros cuerpos.
Recoloque mi mano y deslizandola por el muslo, la introduje bajo las bragitas, y toqué el coño directamente con mis dedos. Ella separó las piernas un poco para dejarme hacer. Con la otra mano toqué por primera vez sus pechos adultos.
Tus pechos son fantásticos, han crecido mucho.
A ti también te ha crecido.- Dijo apretando mi polla.- Al menos si mis pechos crecen no hay problema, pero dudo que tu polla quepa dentro de nadie.
Me dejó sorprendido. Nunca había pensado en aquellos términos, y nunca había pensado en la posibilidad de que mi prima pensara en que aquella polla mía pudiera estar dentro de ella.
Había una linea roja que parecía que los dos no queríamos pasar. Podíamos jugar mucho, pero era impensable que nuestros órganos se unieran. En aquel momento aquella situación no parecía tan lejana.
- Es cierto que cuando os corréis lo pones todo perdido? - no queria callarse aquel día. - Tiene que ser super asqueroso. Aunque tiene que ser curioso de ver....
Quería decir algo más, algo que nos llevaría por un sendero inexplorado, pero mi mano estaba ansiosa, y toco el botón de pánico, algo que desconocía y que hizo que se estremeciera de placer. Ya había notado que su coño estaba muy húmedo, y eso que no había llegado a meterlo. explorando me encontré con un pliegue y al rozarlo fue como si ella saltara, apretando las piernas, dándole un fuerte espasmo y una especie de risa tonta surco su rostro.
- Mas nos vale parar.- Dijo levantandose bruscamente.
Desde aquel momento, me miraba de forma diferente, y nos buscábamos con la mirada. Habíamos explorado nuestro cuerpo como adultos, y nos gustaba. Teníamos mucho por aprender y muchas dudas que responder.
La esperé fuera del lavabo, esperando que saliera solo con la toalla, como efectivamente hizo. La asalte al salir, y forcejee con ella intentando quitarle la toalla en un juego inocente en el que los dos reíamos. Yo le suplicaba que me dejara ver sus pechos.
Así llegamos hasta el comedor, donde sin decir nada, dejó caer la toalla. Allí tenia sus preciosos pechos delante de mí, duros, tersos, deliciosos bombones que esperaban ser comidos, pero yo aquello aun no lo sabia. Mis fantasía eran otras y ella era mi desahogo que cumplía sin rechistar todo aquello que no fuera excesivo. En aquel momento mi mente pensaba en descubrir que era aquello que había tocado. Le pedí que se sentara en la mesa, y lo hizo sin decir nada, completamente desnuda.
- Me gustaría ver tu chocho de cerca. - Le dije.
Ella, sin inmutarse y sin pensarlo, abrió las piernas, y separo con las manos los labios superiores.
- No metas el dedo, que te conozco.
Había algo que sabia, aunque no me lo había dicho específicamente. Le daba miedo perder la virginidad, era algo que llevaba muy adentro. No quería que le metiera el dedo, jamás. Por eso me sorprendí tanto la vez anterior. No era solo meter el dedo, allí había algo más que tenia que descubrir.
Le aparté la mano, y empecé a jugar con su pelo, y con la superficie de sus labios. Separé en unas cuantas ocasiones sus labios y pude ver la extraña estructura interna. Y allí en medio vi lo que debía haber tocado en la ocasión anterior. Sabía que era, me habían hablado de ello, pero no de lo que pasaba si se tocaba, de su extraño comportamiento. Tenia información suficiente como para saber que podía hacer.
- Se llaman labios, y ciertamente es como si fuera una boca. Las bocas se besan no?
No me lo pensé, le dí un beso en los labios de entre las piernas. Un beso rápido, mientras ella hacia el gesto de querer cerrar las piernas, por la impresión del momento.
Eres un marrano.
Por? Creo que es algo normal.
Aproveche que al acariciarle entre los labios con el dedo, se relajaba y le dí otro beso. Esta vez no retire la cabeza y comencé a besarle una y otra vez.... Que pasaría si... Alargué mi lengua y la metí entre sus labios subiendo hasta localizar su clítoris. No dejé que se escapara, hundí mi cabeza y comencé a chupar y morder los labios metiéndome el clítoris en la boca una y otra vez. El gusto de su coño me era extraño, pero tanto el olor como el sabor hacia que me pusiera a mil, provocando que mi polla se pusiera como un bate de béisbol.
Ella comenzó a retorcerse, cogiéndome la cabeza y apretandosela ella misma contra su coño, gimiendo deforma callada. sentí como se estremecía, con un espasmo en el coño, y una nueva lubricación, con sabor diferente, llenó mi boca.
- Vale, para, antes de que nos arrepintamos.
Observe sus muslos, mis dedos, y los rastos de mi boca.... ¿aquello era un orgasmo femenino? No tenia ni idea, pero era absolutamente extraño, y delicioso. Creo que el mayor orgasmo en solitario de mi vida lo tuve aquella noche.
Curiosa la experiencia, que antes de tener otro tipo de relación, tubiéramos sexo oral.... eso lo recordaremos los dos de por vida.