El presidente y la vecina

Como un presidente de comunidad cae en las garras de una vecina madurita.

LA VECINA Y EL PRESIDENTE.

Supongo que este relato os sonará al típico relato entre vecinos que habéis leído miles de veces….y de hecho, es así.

Tengo 28 años y hace unos meses me fui a vivir con mi novia a un piso que logramos comprar tras años de esfuerzo. Era en un bloque de 9 vecinos y hasta tenía una zona residencial con una pequeña piscina, la cual cosa nos daba mucha alegría, pues preveíamos que podríamos ser muy felices allí.

Fuimos de los primeros en irnos a vivir conjuntamente con un par de parejas mayores y algún solterón con dinero y sin pareja….

El hecho es que en la primera junta se me nombró presidente, lo que acarreó miles de problemas burocráticos y me permitió conocer, poco a poco, al resto de vecinos que se fueron incorporando.

Un par de parejas de enamorados….un recién divorciado…nada en que pudiera distraer la vista ante un descuido de mi pareja..las horas en la piscina se harían largas; la única esperanza era el último piso que quedaba vacío.

Habíamos oído que era de una pareja, él cartero y ella ama de casa, que habían tenido problemas de financiación para acabar de comprarla así que creía que tardaríamos en conocer a los "nuevos".

Una tarde en que estaba acabando de limpiar el suelo del piso (me tocaba ya que mi chica estaba trabajando), llamaron a la puerta. Eran los nuevos.

Pensaréis ahora que os describiré a la mujer como una diosa a adorar…pero no. Eran un matrimonio normal, de unos 40 años, él, bastante castigado por el paso de la vida…y ella, bastante normal: 1,70, con gafas, delgada, sin mucho pecho, ni ningún rasgo que de un principio pudiera parecer muy atractivo.

Se presentaron cordialmente y me preguntaron sobre las cuotas que habíamos establecido a pagar mensualmente a lo que respondí todo lo amablemente que pude.

Mientras hablamos, recordaba el comentario que me había hecho no sé quién acerca de esa pareja…Al parecer, hacía un par o tres de años el marido le había sido infiel, vaya, le había puesto los cuernos. El rumor había corrido como la pólvora y había llegado a oídos de ella, que acabó perdonándole y empezando una nueva etapa.

No sé porque aquello hizo que me fijara más en ella, aunque su aparente poco atractivo físico no provoco ninguna reacción a tener en cuenta.

Nos despedimos con la típica frase del "si necesitáis algo…." Y seguí en mis cosas

Pasaron los días y las semanas…y salvo un par de encontronazos en el ascensor, ya no me acordaba de aquella pareja..mi "vida familiar" era satisfactoria y en consecuencia mi vida sexual, también, ya que mi pareja me proporcionaba todas las satisfacciones que un tío como yo necesitaba.

Un sábado por la noche en la que era el encargado de bajar la basura, me encontré otra vez la pareja en el ascensor. Y esta vez la visión fue distinta. Salían de fiesta, y todo que mi vecino conservaba el aspecto desmejorado de otras veces, ella presentaba una versión muy mejorada. Lucía un vestido negro, ajustado y corto que dejaba ver unas piernas bien moldeadas. Mi vista no pudo evitar fijarse en ella, y aunque no se había convertido en una top-model, la visión era muy satisfactoria. Además, ella me dedicó una gran sonrisa picarona. A decir verdad, aquella sonrisa me dejo algo inquieto.

Quedé desorientado. Esa sonrisa llevaba un rastro de picardía y atrevimiento que había llegado dentro de mí. Con mi pareja era feliz, y nunca me había planteado nada más allá con otra mujer, sin embargo, esa sonrisa…tenía algo atrayente, misterioso. Sin duda, aquel encuentro había sido el detonante de algo mayor.

Volví a casa con la idea de que el mucho trabajo que había tenido últimamente me había afectado, haciéndome ver cosas que no eran reales, sin duda una noche tranquila de sueño y sin la obligación de madrugar al día siguiente me quitaría todas la paranoias.

El día siguiente transcurrió con normalidad. Desayuno tardío, visitas familiares, sesión de tele….hasta que mi mujer salió del letargo en el que había entrado últimamente y vino a hacerme una visita mientras me daba una ducha. La muy traviesa se presentó por sorpresa….desnuda…y se metió en la ducha sin tiempo de reacción, apoderándose de mi polla, que creció entre sus manos a ritmo vertiginoso. Sin duda, sabía de mis puntos débiles. No pude más que cerrar los ojos y disfrutar…y ahí fue cuando supe que mis pensamientos tras el encontronazo del ascensor no eran ilusiones. Al cerrar los ojos, quién apareció debajo de mi….relamiendo mi miembro era mi vecina, que succionaba ansiosamente mientras conservaba esa sonrisa picarona que me había mostrado en el ascensor.

No sé si fue por esa visión o por el buen trabajo de mi mujer, que no tardé demasiado tiempo en correrme con una potencia muy superior a la habitual, tanto que la cara de mi esposa quedó repleta de mi leche caliente. Definitivamente, esa mujer había entrado en mi vida y no sabía cuanto tiempo se quedaría y como podría hacer que se fuera de ella. Lo que sí sabía, por la corrida que me había provocado, es que esa presencia me excitaba como un perro.

Pasaron las semanas y esa imagen no se fue de mi cabeza. Buscaba con desesperación el momento de cruzarme con ella, ya fuera en el ascensor, como aquella primera vez o en cualquier otro sitio, aunque a decir verdad, siempre con pobres resultados.

Parecía que aquella primera vez en que apareció aquella mirada maldita que me había perturbado había pasado sólo en mi cabeza…ella siempre era correcta, siempre al lado de su decrépito marido, nunca daba un paso más allá. Mis esperanzas, que ya eran pocas, iban decreciendo a cada encuentro con ella. Sólo aparecía en casi cada acto sexual que tenía con mi mujer, que no sospechaba lo que estaba pasando dentro de mí.

Así llegó el verano y la zona de la piscina empezó a tener sentido. Eran frecuentes mis visitas los viernes por la tarde, cuando me olvidaba del trabajo y me relajaba dándome un bañito y estirándome un rato al sol. Normalmente estaba sólo ya que a esa hora todos tenían obligaciones…y mi mujer no podía acompañarme porque trabajaba hasta bien entrada la noche.

Aquel viernes en concreto estuve a punto de no ir. Unos amigos me habían llamado para ir a tomar unas cañitas por ahí, y su insistencia fue tal que casi me convencieron. Sin embargo, al final, algo hizo que prefiriera ir a mi cita con la piscina.

El sol apretaba mucho aquel día y por eso no tardé en quedarme dormido tumbado al sol durante un buen rato. Estaba sólo y la tranquilidad era absoluta. Al rato, unos ruidos me despertaron. Alguien dispuesto a fastidiarme la tarde.

Se abrió la puerta y sí, lo podéis imaginar, era ella. Llevaba un vestido corto que le caía por encima de la rodilla, con lo cuál volvía a lucir aquellas piernas que tanto me habían gustado hace meses. Además era de tirantes y bastante ancho, ya que llevaba el bikini debajo. Por lo demás, iba acompañada de su hijo, lo que destrozaba cualquier posibilidad remota de que se cumpliera el mejor de mis pensamientos.

Vino hacía mi, y me saludó correctamente, al igual que hice con ella y con el niño, al que le gasté las típicas bromas de rigor para romper el hielo, todo y que por dentro deseaba que esa maldita criatura desapareciera de mi vista. No me quedó más remedio que seguir tumbado medio soñoliento, imaginando situaciones que a buen seguro sólo podían suceder en mi cabeza. Ella se apartó unos metros y puso las dos toallas, la crema al niño y se quitó el vestido. Mis ojos se fueron sin remedio hacía ella. Vestía un bikini blanco, que realzaba su cuerpo moreno, sus piernas moldeadas y dejaba ver, por primera vez para mi, un escote muy digno. No tenía grandes pechos, pero si bien colocados, cosa que el bikini favorecía. Ella se agachó de espaldas a mí para dejar el vestido en la bolsa, ofreciéndome una gloriosa vista posterior de su cuerpo. Si ya sabía de la bondad de sus piernas, en ese momento descubrí la generosidad de su culo, aquel pequeño bikini blanco no podía ocultar la perfección de sus nalgas.

Aquella visión provocó una reacción en mí, que mi bóxer no pudo ocultar. Mi polla estaba dando por hecho que todos aquellos pensamientos que había pasado por mi cabeza durante meses eran ciertos: esa mujer me volvía loco. Y algo acabó por desbordarme: al girarse para tumbarse en la toalla, me miró y volvió a aparecer aquella sonrisa de la noche del ascensor, relamiéndose los labios, me observó como quién observa la víctima que no tiene posibilidad de escapar.

La siguiente media hora fue difícil de llevar. Mi máxima preocupación era que ella no adivinara mi tremenda erección que tenía desde que había llegado, y ella dividía su tiempo entre miradas cada vez más atrevidas, masajes sugerentes a su cuerpo extendiendo crema y atenciones a su hijo cada vez que este la requería por cualquier asunto. Esto sólo se vio interrumpido por una llamada de móvil. Por sus gestos y alguna otra palabra que pillé descubrí que se trataba de su marido, que la llamaba para pedirle cualquier cosa….pensé que con esa llamada el espectáculo llegaba a su fin…pero el destino me tenía preparada una sorpresa.

A los 5 minutos llegó él. Por un momento, al verle, pensé que todo se acababa, sin embargo, ella se levantó, y paseándose por delante de mí, recogió y vistió al niño y lo llevó con su padre. Se dieron un beso casto y padre e hijo se fueron…ella se quedaba!!.

Su sonrisa al pasar otra vez delante de mí era definitoria, sabía de mi excitación y parecía jugar con ella. No tardo más que un par de minutos en dar un paso más allá: se quitó la parte de arriba del bikini, contradiciendo así las normas que yo mismo había fijado como presidente….pero yo estaba paralizado y no podía sino admirar aquellos pechos que sin ser espectaculares eran de lo más atractivos. Se notaba que lo había hecho más de una vez porque estaban morenos, y a pesar de su edad, no habían cedido al paso del tiempo, y se mostraban amenazadores ante mí. Lo que más llamó mi atención eran sus pezones: eran poderosamente grandes, negros y estaban empitonados, duros, y preparados para la acción, se perdían entre los dedos de sus manos, que los masajeaban poniendo crema y provocaba un baile en sus pechos estremecedor.

Al rato se levantó, cogió su toalla y acercándose a mí dijo:

Perdona vecino, te importa que me ponga a tu lado?? Se ha ido mi hijo y me aburro un poco…. Otra vez aparecía aquella sonrisa….

Si, sí, no hay problema…fue lo único que conseguí balbucear.

Empezaba la operación final de acoso…y yo no iba a resistir mucho más….

Efectivamente se tumbó a mi lado…con sus dos pechos deseando ser amasados, su culo perfecto insinuándose y todo su cuerpo receptivo a mi. Empezó a hablar de cosas intrascendentes; la familia, el trabajo, mi relación con mi mujer….pero todos sus gestos eran indicativos del paso final al que quería llegar: se había propuesto hacerme caer en la perversión.

No tendrías que ponerte algo de crema? Trae, déjame que te unta con la mía, que es de protección alta. Me dijo.

Antes de que pudiera objetar nada, tenía sus dos manos arriba y debajo de mi espalda….era demasiado…sabía mover esas manos haciéndome estremecer…de vez en cuando, balaceaba su cuerpo hacía adelante, llevando los pechos casi a la altura de mi cuello..aquello era celestial y los primeros gimoteos de satisfacción salieron de mi boca….parecía una profesional.

Recuerdas aquella noche en el ascensor? – Soltó susurrando en mi oído.- Me miraste con deseo, te gustó mi vestido?

Me gustaste tu – acerté a decir – y me gusta lo que estas haciendo ahora

Lo sé. Llevas con la polla dura durante todo este tiempo, crees que no me he dado cuenta? Seguro que te gustaría que bajara mi mano, verdad cachorrito?

Si, y recorrer tu cuerpo….follarte…darte placer.

Mmmmm…hace un tiempo que esperaba hacerme un tío como tú…tengo una deuda pendiente que saldar, sabes?

Sin duda, se refería a la infidelidad de su marido. Me lancé a sus pezones. Los succionaba con fuerza yendo de uno a otro de manera desesperada. Ella no perdía el tiempo, con una mano agarraba fuerte mi cabeza entre sus tetas, con la otra había empezado a recorrer mi polla por dentro del bóxer.

Que polla gastas cabrón!! Me la meterás entera? Mmmmmm cómo te estoy deseando….sigue….sigue comiéndome las tetas.

Me traes loco desde aquel día del ascensor, quiero follarte de todas las maneras posibles…. Mis manos se habían posado en sus nalgas y jugaban con el bikini entre su coño.

Mmmmmm, si cachorrito, follame en mi cama…..que mi marido sepa que me han dado como si fuera una puta….tu puta

No sé como pudimos recoger y enfilar hacia su piso…éramos dos poseídos, nos besábamos, nos lamíamos, nos tocábamos sin tapujos, ahí, a luz de todo el mundo….

Traspasada la puerta de su casa, todo acabó por descontrolarse. Nos desnudamos de manera salvaje, pude ver su coño rasurado casi en su totalidad, mis manos agarraban sus nalgas fuertemente, mientras ella mordía y lamía mi oreja, pidiendome más y más…agarrándome de la polla….. estirando de ella, me llevó hasta su cama, donde se estiró abriendo sus piernas al máximo….la vista de su coño y su culo, sólo me dejó una opción….tirarme hacia él….comiéndomelo como un poseso….nunca un coño me había sentado tan bien….

Mmmmmmm, mmmmmm sigue……sigue comiendo cabrón que te follaré bien follado. – gemía mientras arqueaba el cuerpo para que mi lengua entrase mejor tenía el coño más mojado que he visto en toda mi vida y por como reaccionaba, hacía tiempo que no le habían dedicado una comida como la que le estaba haciendo.

Mmmmm que placer……estoy deseando que me des tu polla, sentirla dentro….mmmmmm….vamos hazlo ya,,,,métela de golpe…..quiero sentirla de una vez…quiero que hagas cornudo a mi marido…se lo merece….y quiero esa pollaza dentro de mí…no resisto más…me estas deshaciendo cabrón.

Estaba fuera de sí y me estaba poniendo cardíaco a mí, así que decidí que no debía retardar por más tiempos sus peticiones y levantándole las piernas le clavé mi polla, que nunca había estado tan dura, en su coño caliente…Al ritmo de mi mete-saca aullaba de manera espectacular, a la vez que se le escapaba alguna que otra expresión grosera hacia su marido, del que sin duda no había olvidado la infidelidad que había cometido algún tiempo

Tras unos minutos intensos, donde nuestras miradas reflejaban la excitación que teníamos los dos…con ella agarrándome las nalgas de manera firme, empujándome hacía ella…mi polla no aguantó más…propinándole la eyaculación más fuerte de mi vida…pensé que aquella mujer, con su cuerpo, me iba a dejar seco de leche….

Una vez me corrí…me desparramé sobre ella, vencido por la excitación, con la seguridad que había sido el polvo de mi vida….y sin importarme el lugar, la hora, el sitio…nada!!....era el paraíso.

Pasados cinco minutos…sentí algo en el capullo de mi polla. Un leve movimiento de cabeza me permitió ver como la muy zorra había bajado hasta mi miembro y con mis huevos en mano, relamía mi capullo cada vez con más fuerza e intensidad.

Sin duda, a ella no se le acababan las fuerzas….tardó poco en volver a ponerla en su apogeo…pero esta vez, una vez más, me sorprendió cuando dejó de chuparla….se puso a cuatro patas sobre la cama y me dijo: Entra donde nunca ha entrado el cornudo de mi marido….follame el culo!!!.

Era una invitación demasiado apetitosa para dejarla pasar por alto, y no sin cierta dificultad, conseguí hacerme camino en ese culo respingón que conservaba mi madurita vecina. Otra vez volví a entrar en el oasis del placer…sitio donde ella hacia rato que ya estaba, a tenor de los chillidos que emitía mientras soltaba el cojín que mordía para aguantar tanta excitación

Tras quince minutos de vaivén ligero sobre su culo, agarrado a sus tetas….mi polla dijo que tenía bastante por ese día y ante mi sorpresa por la cantidad de leche que solté, le pringué culo, espalda, cuello….y por extensión, sábanas y cojín….

Esta vez derrumbado en el suelo….con ella tumbada en la cama, supe que por ese día ya había llegado a mi límite….pero que aquello no era más que el comienzo de muchos más polvos…cuando con un hilo de voz la oí decir:

Me gusta que hayas manchado la cama donde duermo con mi marido…a partir de ahora debe aprender a compartirme contigo cielo….sabes, tengo todos los viernes tarde libres…aunque creo que no aguantaré otra semana sin probar tu polla, cachorrito….tendré que bajar de planta para que me ayudes no?

Lo que sigue, sin duda merece otro capítulo.

Espero que os haya gustado esta historia, con ciertos toques verídicos. Cuáles??? Adivinarlo vosotros….