El Presentador de las Noticias

Todos esos presentadores tenían dos cosas en común, todos habían sido contratados recientemente por sus cadenas y lo más curioso de todo era que todos eran mujeres

Paul había estudiado periodismo en una prestigiosa universidad de los Estados Unidos y después de 5 años como presentador de noticias de una de las más grandes cadenas de televisión de los Estados Unidos fue despedido sin ninguna justificación clara. Alguien le dijo que fue por reducción de personal y más tarde se entero que únicamente le habían despedido a él y a otros dos presentadores, uno también de noticias y el otro era de deportes.

Mary era la esposa de Paul y se dedicaba a dar clases de patinaje sobre hielo durante 4 horas al día. Ella había sido patinadora profesional pero una lesión la retiró de las pistas profesionales. Por las tardes trabajaba además en una peluquería que tenía una amiga suya en el barrio en el que residían.

Paul mandó su currículo a varias cadenas de televisión pero todas se las rechazaron y ya no sabía ni que hacer, Mary era la que cada día sufría más viendo a su marido como poco a poco bajaba los brazos y cada vez estaba más cerca de terminar cediendo ante las masivas respuestas negativas que recibía. Ya no se molestaba tanto en buscar trabajo y empezaba a pasarse todo el día arrojado en su sofá viendo televisión con la escusa de que estaba aprendiendo los nuevos métodos de presentación. Mary ya no soportaba ver a su marido todo el día arrojado en el sofá sin ningún espíritu de lucha.

Un día estaban comiendo y Mary sacó el tema del trabajo, a ver si conseguía animar a su marido a que siguiese buscando. Pero Paul le enseño algo que había descubierto después de estar horas y horas frente al televisor. Le dijo que su puesto lo ocupaba una tal Susan que acababa de contratar la cadena que le despidió con la escusa de reducción de personal y resulta que estaba contratando a más gente, pero no acaba todo ahí, le comentó también que el puesto de Peter, uno de los que despidieron junto a él lo ocupaba una tal Anne y el de Terry una tal Johanna, o sea todo gente nueva que la cadena estaba contratando. Pero su descubrimiento no terminaba ahí, le preguntó a Mary el nombre de todos los presentadores de noticias de las cadenas más importantes del país y el nombre de varios presentadores de otras cadenas más pequeñas, también le preguntó por el nombre de varios presentadores nuevos en programas de entretenimiento hasta que al final le mostró su descubrimiento, todos esos presentadores tenían dos cosas en común, todos habían sido contratados recientemente por sus cadenas y lo más curioso de todo era que todos eran mujeres. Paul le dijo a Mary que todas las cadenas estaban apostando por presentadoras en vez de por presentadores por que una mujer transmite al telespectador algo que un hombre no puede y está relacionado con la maternidad de éstas según había leído en algún sitio. Mary lo miró con cara de sorpresa y aceptó sus explicaciones preguntándole que tenía pensado hacer. Mary le recomendó buscar otro tipo de empleo también relacionado con la televisor como regidor o algo parecido pero Paul quería ser presentador. Siguió mandando currículos a varias cadenas más pero todos le contestaban lo mismo y mientras él pasaba horas y horas frente a su gran pasión no correspondida.

Mary estaba ya muy asustada, Paul llevaba 2 meses sin moverse del sillón y su mente se estaba nublando. Un día de otoño le dijo a Mary que había tenido una grandísima idea pero que iba a necesitar su ayuda para llevarla a cabo. El fin era denunciar esta desigualdad que sufrían los presentadores masculinos. Y Paul le explicó su plan a Mary. Consistía en travestirse de mujer antes de que llegase el verano y aprovechando las vacaciones de todos los presentadores seguro que alguna cadena lo contrataba y durante un noticiero descubrir su verdadera identidad denunciando que esa era la única manera de que un hombre presentase un programa en televisión. Mary no podía creer lo que estaba oyendo pero a Paul se le notaba bastante entusiasmado con la idea. Mary le dijo que intentar cambiar de personalidad de repente le podía ocasionar enormes problemas psicológicos entre otros trastornos, Paul le respondió que tenía una enorme personalidad y las ideas muy claras y nada le podía trastornar, ante semejante alegación Mary decidió apoyarle en todo lo que necesitara y así empezó Paul a prepararse para el verano desde aquel mismo día pese a que Mary le dijo que no hacía falta empezar tan pronto que con un mes de preparación entes de verano sobraba para dar el pego pero Paul quería empezar ya.

Lo primero que Paul hizo fue comprar varis revista del corazón, de moda, dietéticas, etc. Se las empezó a empollar todas y cada día se compraba más. Como él era quien hacía las comidas y las labores del hogar decidió empezar una dieta para empezar a perder kilos y la siguió a rajatabla. Aquella semana le tocaba ir a la peluquería pero no fue pues había decidido dejarse el pelo largo. El fin de semana llevó a Mary de tiendas para que le comprase ropa de su talla porque a él le daba vergüenza. Compraron de todo lo que puede llegar a necesitar una mujer para estar guapa. Cuando llegaron a casa Paul lo guardó todo en una habitación que tenían parada.

Pasaron unos cuantos días y Paul no dejaba de leer revistas para mujeres y Mary se volvió a preocupar porque Paul había cambiado el televisor por las revistas y el sillón seguía siendo el mismo. Al tiempo decidió empezar a hacer deporte pero eran ejercicios específicos para mujeres con el fin de tener un cuerpo bien contorneado y rígido. Su siguiente paso fue depilarse todo el cuerpo tal y como lo explicaba una revista y salió un día al supermercado a comprar la crema depilatoria que la revista aconsejaba. El cuerpo le quedó suave y sin un solo pelo. También le pidió a Mary que trajera de la peluquería el aparato que usaban para perforarse las orejas y empezar a usar pendientes y al siguiente día ya tenía unos pendientes colgando de sus orejas.

Mary le dijo que iba demasiado deprisa porque todavía faltaban 7 meses para el verano y eran muchos meses los que debía a estar viviendo entre los dos mundos y cada vez más tiempo en el lado opuesto. Paul decía que tenía las cosas clarísimas y sabía en todo momento quien era. Mary no las tenía todas consigo y veía que Paul estaba cada vez más obsesionado con su cuerpo y no dejaba de llenar su mente de artículos que leía en revistas femeninas.

Era Diciembre y decidió aprender a usar la ropa de mujer que guardaba y a caminar sobre tacones. Todos los días se solía vestir de mujer durante un ratito para ir sintonizando con aquella ropa. Aprendió a cerrarse el sostén por la espalda, a abrocharse los botones de las prendas femeninas que van al lado contrario que los de los hombres, a ponerse unas medias sin romperlas después de varios intentos fallidos y para él lo más importante, aprendió a caminar con tacones de hasta 12 cm de una manera muy natural. Mary se asustaba cuando lo pillaba practicando con la ropa femenina o caminando con zapatos de tacón por todo el piso y le repetía una y otra vez que todo eso lo podía aprender en un solo mes y no necesitaba pasar tanto tiempo viviendo como mujer. Él siempre le contestaba lo mismo.

Una noche Mary se asustó cuando vio en la cama a su marido llevando bragas negras de puntillas y él le dijo que se las había probado aquel mismo día y le había encantado el roce con su piel completamente depilada pero que al día siguiente volvería a ponerse sus slips. Ella no dejó de recriminarle aquel acto en toda la noche hasta que se quedó dormida y se negó a tener sexo con él mientras llevase braguitas. Paul al día siguiente volvió a por sus slips pero mientras Mary no estaba en casa se ponía aquellas delicadas braguitas.

Un día le echó valor y salió el solo de compras. No compró gran cosa pero si varios pendientes ya que eso no podía dejar de usarlos para que no se cerrasen los agujeros y quería tener variado. También se compró perfume femenino, el que a él más le gusto, algún zapato más e incluso unas botas altas y unas zapatillas de señora para andar por casa, también se compró un par de camisones y mucho maquillaje, su siguiente paso era aprender a maquillarse él solito.

Al día siguiente empezó sus clases de auto maquillaje leyendo varias revistas y después de una semana era capaz de maquillarse de infinidad de maneras. También se compró tinte para cabello de color rubio platino como lo llevaba la presentadora que le había sustituido en su puesto de trabajo y se tiñó el pelo. Cuando lo vio Mary de rubio platino empezó a reírse y le pregunto cómo pensaba salir a la compra diaria con ese pelo y Paul le dijo que muchos tíos se tiñen y un hombre de rubio era más normal de lo que ella se imaginaba pero ella le respondió diciéndole que con ese cabello tan largo no me quedaba muy masculino. Paul dejó de escucharla. Cuando al día siguiente salió a comprar todo el mundo le miraba como a un bicho raro pese a que se había recogido el pelo con una coleta. Desde aquel día salía con sombrero. Un día vio por internet en un sex shop que vendían pechos postizos muy reales y se compró por correo los más caros y según el anuncio, los más reales del mundo. Cuando el cartero se los trajo a casa no tardo ni un minuto en probárselos con un vestido que tenía muy escotado y la verdad es que eran tan reales que no parecían postizos y decidió darle un susto a su mujer a ver si pensaba que eran reales y Mary cayó en la trampa y se le cambió hasta el color de su cara. Paul ya lo sabía todo o casi todo de las mujeres y le pidió a Mary que por las noches le enseñara a comportarse y a moverse como una mujer, en especial a gesticular la cara y a mover las manos, pues era la parte que más iba a salir de él en televisión. A finales de Enero Paul ya se movía como una autentica mujer y perfeccionaba sus movimientos viéndolas en televisión así que de tanto a prender y perfeccionar, sus ademanes eran completamente amanerados para tratarse de un hombre y eso ponía muy furiosa a Mary pues veía a su marido moverse como una mujer y no lo aceptaba. Por último y lo más importante para salir en televisión era conseguir un tono de voz lo más agudo posible para que nadie sospechara. Paul encontró en internet a transexuales que enseñaban a cambiar el tono de voz y se vio muchísimos videos sobre éste tema mientras que practicaba y al final consiguió alcanzar un tono tan agudo que si le oías hablar de espaldas pensarías que es una mujer la que habla, ahora podía hablar con su tono de siempre y con el más agudo pero decidió utilizar únicamente el agudo para no olvidar como debía entonarlo y asimilarlo de tal modo que lo aceptase como propio para no tener ningún cambio de tono mientras trabajase en televisión y empezó a hablar solamente como una mujer y Mary ya no lo soportaba más, faltaban cuatro meses y medio para verano y su marido hablaba y se movía como una mujer y así durante todo ese tiempo.

Paul había perdido más de 15 kilos a base de dietas y de pasar hambre y ahora pesaba 58 kilos. En una revista leyó que el llevar puesto un corsé durante varios días sin quitártelo reducía la cintura varios centímetros y salió a comprarse uno en una lencería que había cerca de su casa, se compro el más rígido que tenían y muy estrecho, tanto que al principio le dolían hasta las costillas pero después de dos días ya no le dolía nada. La primera noche que Mary vio a Paul con el corsé puesto le recordó la norma de que si llevaba ropa de mujer en la cama no había sexo y él le explico que lo debía llevar durante 15 días sin quitárselo para moldear su cuerpo pero Mary no aceptó la excusa y se negó a tener ni tan siquiera un simple roce entonces él salió de la habitación y volvió con un camisón negro transparente y zapatillas rosas de andar por casa y Mary empezó a llorar ante el cada vez más evidente distanciamiento entre ambos. Paul la abrazó tranquilizándola y se excusó de usar camisón porque ya solamente necesitaba sentir y ser como una mujer y llegar a introducirse en las mentes femeninas para terminar de comprenderlas así el día de la entrevista de trabajo sería una mujer total y no levantaría ninguna sospecha pero le aseguró a Mary que después de denunciar la discriminación que sufren los hombres en televisión todo iba a volver a ser igual que antes o quizás mejor porque ahora empezaba a comprenderla más. Mary no se quedó convencida porque lo que Paul quería experimentar ahora era un terreno muy peligroso del que es muy difícil dar marcha atrás y le dijo que ella no estaba dispuesta a compartir cama con otra mujer y que si necesitaba empezar a vestir como una mujer y a su cama no venía a dormir un hombre sino una mujer con polla lo mejor era que durmiesen en camas separadas y lo mandó a dormir a la habitación donde guardaba toda su ropa, Paul salió de la habitación cabizbajo y preparó la cama en la que debía dormir a partir de ahora por su cabezonería.

Al día siguiente Paul se levantó tarde para no encontrarse con su mujer después de la bronca que tuvieron la noche anterior y se metió en la ducha, fueron los únicos 5 minutos que se quitó el corsé, se ducho rápido y se depiló todo el cuerpo pese a no tener ningún pelo. Se puso el corsé y volvió a su nueva habitación, a partir de ahora todo lo que le haría falta estaba en aquella habitación. Fue su primer día enteramente como mujer y aunque quedaban más de 3 meses para verano quería pasarlos como mujer para no fallar en las posibles entrevistas de trabajo. Por la noche le pidió a Mary que le depilase las cejas y ahora que le llegaba el pelo hasta más abajo de la mitad de la espalda le dijo que le hiciera un corte y un peinado femenino pero Mary no estaba para juegos y le dijo que si quiere conocer más en profundidad a las mujeres la invitó al día siguiente a que se pasase por la peluquería, el lugar más seguro y en el que más a gusto se siente una mujer, ella se encargaba de cogerle la vez y Paul aceptó la oferta. Al día siguiente Paul fue a la peluquería transformado en una auténtica mujer y salió de allí más mujer todavía con un pelo rubio y un peinado súper femenino, unas cejas estrechísimas y finísimas y las uñas arregladas y bien pintadas.

Paul empezaba a ver natural su vida como mujer y se convencía a si mismo pensando que era su reto para no tener dudas en las posibles entrevistas de trabajo. Los días pasaban y Paul era más y más mujer hasta llegar al punto de pedirle a Mary que empezase a llamarlo Rachel y Mary comprendió que lo había perdido para siempre porque no necesitaba empezar a usar un nombre de mujer, con decidir cuál iba a ser el día de empezar a mandar currículos sobraba pero Paul se sentía ya completamente mujer a falta de dos meses y medio de empezar el verano y necesitaba ser llamado como mujer para perder toda relación con su pasado masculino. Mary ya se había dado cuenta mientras que Paul seguía creyendo en el después. Mary decidió complacerle y lo empezó a llamar Rachel y no solo eso sino que empezó a también a tratarle en femenino y notó que no le puso ningún inconveniente, al revés, también él empezó a aplicarse el femenino y definitivamente Mary aceptó que compartía piso con otra mujer. Las dos salían de compras y Rachel ya no necesitaba la ayuda de Mary, ella elegía lo que le gustaba y se lo probaba en los cambiadores de señoras. Rachel pesaba 53 kilos, 4 menos que Mary y el corsé había moldeado su cuerpo así que toda la ropa se le había quedado grande y necesitaba volver a comprarse de todo. Mary no se podía creer que su marido pesase menos que ella y cuando veía a Rachel eligiéndose vestidos o faldas o probándose unos zapatos de tacón sentía como si alguien muy cercano a ella se le hubiese muerto. Rachel ahora se pasaba el día entero fuera de casa, le encantaba que los hombres la siguiesen con la mirada o las mujeres la mirasen con envidia porque su físico era realmente espectacular para no haber tomado ningún tipo de hormonas. Rachel era cada día que pasaba más Rachel y menos Paul y Mary lo notaba porque ya nunca le hablaba del después de la denuncia. Rachel se cuidaba muchísimo, más incluso que Mary y por su mente solo circulaban dos cosas, ser cada día más mujer y conseguir el empleo que buscaba en verano.

Por fin empezaron las pruebas para buscar suplentes para las presentadoras que ahora se marchaban de vacaciones. Rachel era una mujer completa y ya no quedaba ningún vestigio de Paul, éste había desaparecido por completo y Rachel era una mujer la cogieses por donde la cogieses, bueno, menos por un pequeño apéndice que tenía en la entrepierna. Se presentó a dos casting y la contrataron en uno para presentar las noticias y por su mente volvió a planear la verdadera causa por la que estaba allí, ya no se acordaba, se había metido tanto en el papel de mujer y su única obsesión era completar la transformación lo mejor posible que había olvidado el fin de esa transformación. Ahora le invadían las dudas. No sabía qué hacer, si denunciar la desigualdad o seguir con su nueva vida, estaba tan sumergida en ella que la iba a echar mucho de menos, es más, no sabía si iba a poder retomar su antigua vida donde la dejó pero pronto se despejaron sus dudas, después de una semana presentando las noticias no había sido capaz de hacer la denuncia y cada mañana se debatía entre hacerla ese día o posponerla y siempre decidía posponerla. Mary sabía que nunca iba a hacer esa denuncia, iba a ser muy difícil para Rachel dejar su actual vida en la que tan sumergida está y retomar un pasado que ni recuerda ni le apetece retomar. Paul había descubierto una nueva forma de vida, como Rachel, y en el fondo le gustaba más esta que aquella. Pero sus dudas se despejaron el décimo día de trabajo cuando el presidente de la cadena la llamó a su despacho y le ofreció un contrato indefinido prometiéndole que si después de verano no seguía en informativos estudiarían la idea de concederle un programa para presentarlo ella. Rachel empezó a llorar de alegría, después de mucho tiempo había conseguido empleo y por fin desaparecieron sus dudas. Ya no tenía que denunciar nada y lo mejor de todo, seguiría siendo Rachel y por primera vez lo tuvo claro, para siempre.

Rachel volvió a casa y estaba Mary preparando la cena para las dos, Rachel se acercó sigilosamente por detrás y la rodeo con sus brazos por su cintura, Mary se asustó y Rachel rio a carcajadas, sacó dos vasos y puso vino en ellos y le ofreció uno a Mary diciendo que tenían que brindar porque Rachel había conseguido trabajo para muchos años. Mary se alegró mucho por ella pero empezó a llorar porque se cumplían sus pronósticos y definitivamente había perdido a su marido. Rachel abrazó a Mary para consolarla y para que no se hiciese falsas hipótesis nunca más le dijo que pase lo que pase con este empleo una cosa si tenía muy clara, había decidido ser Rachel para siempre.