El premio merecido

Él desataba en mí el deseo, y nuestra vida sexual era tan intensa que creo que nunca más volveré a sentir aquello. Tú eres tan dulce, tan meticuloso, tan cuidadoso conmigo, que cuando me tienes entre tus brazos me siento porcelana; crees que me romperé con solo tocarme. Más yo quiero que me rompas, que me saques de mis casillas y que inundes mi cuerpo de deseo y que cada día que pase, te me seas tan necesario como respirar.

__El premio merecido__

Sin duda la lucha, la constancia, el trabajo, el tesón, la fuerza del empeño. Todo eso me llevo a quererte, a sentir que tú me amabas, que cada vez más y más por mí luchabas. Entre detalles de flores que llenaban mi casa, y que halagaba mi vanidad de mujer. Venias a visitarme como cada tarde, yo era consciente que te merecías todo mi cariño, los padres contentos, la familia, y hasta mis niños.

Eres el prototipo perfecto para la unión, el hombre que toda mujer espera atento y respetuoso, romántico y cariñoso.

Todo eso me lo repito cada día, cuando vienes a visitarme, me miras y te sonríes. Tus ojos se iluminan y te acercas a besar mi mejilla. Te observo mientras te vas acercando, voy notando tu aroma y te examino cautelosamente. Saludas a mis hijos, los cuales te quieren ya como un padre.

Tú jugueteas con ellos, y yo los veo sonreír. Después de tanto tiempo, se sientan en tus rodillas y te cuentan, las cosas que les pasa en el colegio. Los acuestas en sus camitas y le das las buenas noches.

Entonces nos quedamos a solas, y te acercas cautelosamente a mí. Sabes que soy muy arisca que no soy dada a acaramelamientos. Cuando eso pasa, noto como te alteras y te enojas, en ese momento creo que no estamos hechos el uno para el otro. Pero a veces consigues que me de a ti. Como amante eres dulce y cariñoso y consigues que mi carne y mi carácter se ablanden a tus atenciones.

En esos momentos de intimidad noto como te alegras, y te llega una fuerza increíblemente firme de felicidad y dicha. Y caes sobre mis brazos como un bebe dichoso y feliz que acaba de mamar. Te miro, y tu rostro esta relajado sin tensiones, más yo no lo estoy tanto. No dejo de compararte con mi marido, él era fuerte y dominante me atrapaba sumiéndome en su cuerpo. Hacia que mi vida estuviera motivada en un impulso incotenido de pasión y lujuria. Desde mi mente llegaba hasta lo mas hondo de mi ser.

Él desataba en mí el deseo, y nuestra vida sexual era tan intensa que creo que nunca más volveré a sentir aquello. Tú eres tan dulce, tan meticuloso, tan cuidadoso conmigo, que cuando me tienes entre tus brazos me siento porcelana; crees que me romperé con solo tocarme. Más yo quiero que me rompas, que me saques de mis casillas y que inundes mi cuerpo de deseo y que cada día que pase, te me seas tan necesario como respirar.

Eso crea en mi una lucha constante de rabia contenida, ¿porque no puedes ser como el?, ¿porque no desatas en mi esa pasión incontrolada que me hace entregarme?, desapareciendo de todo lo que me rodea para que solo existamos tu y yo, y que el sexo sea la fuente que sacude el pozo de mis deseos. Eres tan sencillamente tierno, que bajo esa ternura solo me siento algodón dulce del cual lames hasta empalagarte pero que puede empachar.

Yo quisiera que mi cuerpo reaccionara, que mi piel se aterciopelara cuando tus suaves manos me acarician, pero en esos momentos me acuerdo de las sacudidas que mi vientre entre otras manos tenia, como mis pechos de duros dolían, y de cómo me sucedían los orgasmos uno tras otro, bajo su mano y su boca; y sin embargo siento que te quiero, pero sin esa pasión que me vuelve loca y que enrarece mis sentidos llevándome a la locura.

Hoy has llegado como cada día, los niños ya se durmieron y te acercas a mi con la dulzura acostumbrada, correcto como siempre, me saludas y piropeas. Siento tu olor al acercarte, y siento tu aliento en mi mejilla; notas como en un gesto me separo, y observo que te enojas. Llevas varias semanas queriendo hacer el amor y yo te rechazo. Me disculpo con que estoy cansada, con que los niños no han parado en todo el día, y así te voy dando largas.

Pero hoy te noto distinto, tu mirada no es misma de otros días. Diviso en tus gestos un poco de rabia, se que me deseas mucho y vienes con ganas. Te controlas un momento y lo vuelves a intentar, apoyas tu mano en el respaldo del sofá, por detrás de mi cabeza y comienzas a acariciar mi pelo, yo noto tu intención, y como si tuviera un resorte me inclino hacia delante, y tu lleno de coraje me agarras del pelo y me tiras hacia atrás. Eso ha provocado en mi un vuelco en mi corazón, por un momento he sentido la fuerza de tu hombría, y me he quedado quieta sobre el asiento esperando que te abalances sobre mi y me tomes. Tú te acercas y con una intensidad que nunca te vi, me besas en la boca dejándome sorprendida, tus ojos te brillan más que nunca y noto lo excitado que estas.

Jadeas con fuerza mientras yo lucho por soltarme, pero me agarras de las manos y me cubres de besos mi cuello, mi cara, aprietas el rostro sobre mi pecho, y muerdes mi blusa tirando de ella con tus dientes, hasta dejar mi pecho al descubierto, lucho por quitarte de encima y en esa lucha noto lo caliente que me estas poniendo. Me estas venciendo en esta lucha y tu lo notas, dejas una de mis manos suelta mientras me miras, y sientes como jadeo y como mi mirada te pide mas, bajas mi sujetador dejando mis pechos sobre el y te abalanzas sobre mi, con una rabia contenida. Me devoras el pezón y muerdes mi pecho, mientras tu mano lucha con la mía y en una desesperada reyerta. Consigues vencerme y me aquieto a tus deseos que me han llenado de una pasión desgarradora.

Tú notas mi mirada, llena de lujuria y te quedas parado un momento, me observas como jadeo y sonríes, sabiendo que has descubierto una parte de mí que desconocías. Sueltas mi otra mano, la cual sin demora se posa en tu nuca atrayéndome hacia mí y te beso con una pasión desmedida. Tú bajas tus manos hacia mis caderas y metes dos dedos dentro de mi braguita, notas como mi vientre late, tiras de mi braga y de un jirón las partes y la dejas colgando sobre una pierna. Aprietas mis cachas y me acercas hasta tu sexo el cual noto erecto sobre mi pelvis. Deslizas tu mano por detrás, penetras mi canalillo y desplazas tu dedo hasta mi vagina, la notas mojada y vuelves a sonreír.

Llevas tus dedos húmedos de mi flujo hasta mi boca, haces que los lama y llenos de mi saliva, los vuelves a bajar y los metes en mi coño. Cierro mis ojos sintiendo como entra dentro de mi, con fuerza, queriendo llegar lo mas hondo de mis entrañas. Notas como mi vientre se levanta hacia tu cuerpo, como mi pelvis se gira hacia los lados, y como me debato en este singular placer que me lleva a la locura. Sacas tus dedos de mi interior, te incorporas y te quedas delante de mí. Quitas tu cinturón y lo haces pasar alrededor de mi pecho lo aprietas sobre mis pezones y siento la presión en ellos, te sacas el pantalón y dejas ver tu pene que esta a reventar.

Me vuelves a coger por el pelo y me pones de rodilla ante ti, la metes en mi boca y la siento llenándome todo mi paladar. Empiezo a mover mi cabeza lentamente, pero tú la empujas hacia ti y haces que me mueva más ligera. Te agachas un poco y pasas tus manos sobre mi culo y empiezas a castigarme dándome cachetadas. No puedo remediarlo, eso me ha puesto tan caliente, que sin más, meto dos dedos dentro de mi coño, a la vez que sigo chupando tu tronco. El ambiente se llena de nuestros gemidos, y de pronto un grito de placer hace que me retire de tu pene, llego a un orgasmo bestial y caigo al suelo temblando de placer.

Te abalanzas sobre mí, y me penetras besando mis labios brutalmente, los muerdes y empujas dentro de mí tu polla, no das tiempo mas que a seguir gimiendo y de pronto un grito sale de tu garganta. Siento como vas bañando mi interior con tu semen, rebozándome y saliendo por mi sexo mojando mi entrepierna, y caes a mi lado extasiado.

Me miras, me sonríes y me preguntas… ¿porque no me dijiste que necesitabas esto?, hemos perdido un tiempo maravilloso para disfrutar, pensé que no te gustaba el sexo, y lo que no te gustaba era la forma en que lo hacia.

Desde entonces todo es maravilloso, ahora si es el "hombre perfecto" para mi, ahora comprendo que lo que únicamente nos separaba, no era el sexo si no la falta de confianza para decir lo que realmente nos gusta.

Si porque cuando hay cariño debe haber confianza y dialogo. Nos casamos dentro de una semana, y estoy deseando que llegue la noche de bodas dice que me tiene sorpresas, me hace feliz se que nada será como yo creo, pues desde ese día todo es inesperado. No hay una caricia igual a otra. A veces no hay ni penetración pero os puedo asegurar que si hay goce ¡y de que manera!

Evelyn45