El precio de White Rhino (2ª parte)

Continua el relato de Javier. Espero que os guste.

Todo avanzaba de manera incontrolable para Javier, la situación se había ido totalmente de sus manos. ¿Qué coño estaba haciendo? Tenía en su casa a tres tipos, que acababa de conocer, y  allí estaba él, dejándose llevar, permitiendo que fueran ellos los que tomaran las riendas de la situación.

Mientras meneaba aquella polla, Ahmed miraba a sus colegas y les invitaba a que se acercaran.  Comportándose como el macho alfa que era, y dirigiendo el cotarro. Rachid no perdía el tiempo, ahora estaba junto a Javier, tomando su mano libre y llevándola hacia su paquete.

Al poner su mano sobre aquella inmensa polla, ya trempada, y de unos 26 cm, Javi comprendió que ya no había marcha atrás.

-          Así que te gustan las pollas eh maricona?

Javier no contestó, solo movía sus manos de forma acompasada. De repente, recibió una fuerte bofetada por parte de Ahmed:

-          Puta, responde cuando te hablen tus nuevos amos.

-          Te gustan las pollas?

Javier con temor respondió con una afirmación.

-          Pues si te gustan las pollas empieza a mamar.

Las manos de Rachid y Ahmed se pusieron sobre los hombros de un Javier, acojonado. Obligándole a que se pusiera de rodillas. Con ambos miembros, apuntando hacia su cara.

-          Te he dicho que mames, maricona. - Decía Ahmed, mientras acercaba la cara de la nueva puta blanca al rabo de su colega.

Javi, sólo podía obedecer, sentía una mezcla entre impotencia, por no poder resistirse y excitación.  Su sumisión ante aquella orden era tal, que sin miramientos abrió su boca y comenzó a tragar la verga que tenía ante él. Primero engulló el capullo, notando un sabor tremendamente fuerte, y sintiendo su boca pastosa. A medida que avanzaba su mamada, el prepucio de aquel miembro iba cediendo, dejando tras de sí, restos de semen acumulados y secos de días anteriores. Su saliva cada vez era más y más densa, y no pudo evitar tener dos arcadas, que le revolvieron el estómago por completo. Rachid, sonreía, le encantaba la sensación de tener a aquel machito en chándal de rodillas a su disposición, y se excitaba por momentos, al notar las arcadas que ocasionaba el requesón almacenado durante más de tres días. Aprovechando una tercera arcada, Rachid abrió con su mano la boca de Javier, y acercando su cara, escupió con fuerza al fondo de la garganta de este.

El objetivo era claro, con fuerza sujetó la cabeza de Javier y empezó a follarle con rudeza. Lo que en un principio era una mamada de polla, pasó a ser una follada de garganta en toda regla. No era la primera vez que Javier, se dejaba follar la garganta, pero si era la primera vez que una polla de 26 cm se abría paso por su traquea. Los ojos de Javier se salían de las orbitas, no podía cordinar la respiración con tremenda follada y se ahogaba.  En un momento en el que reunió fuerzas consiguió apartarse para tomar aire.

-          Buff tio, no sabes lo que traga esta zorra.

-          Te gusta tragar eh puta? Pues no te preocupes, que te vas a hartar.

Ahora era Ahmed, quien con su mano empujaba la cabeza hacia su polla, y con su mano libre apuntaba hasta la boca del drogado Javier.

Esta vez, y a pesar del grosor, Javier empezó a engullir el tronco del negro. La tarea era algo más sencilla, porque a pesar de sus 22cm, una gran cantidad de precum se acumulaba en el glande de Ahmed. Su boca iba cediendo, y no sólo mamaba con avidez, sino que al contrario que con Rachid, lo hacía presa del deseo. Su calentura aumentaba por momentos, su garganta se dilataba dejando que aquel taladro le fuera abriendo. Mezclas de saliva y precum dulce, escapaban por la comisura de sus labios. Javier era presa del deseo, y Ahmed disfrutaba ante semejante espectáculo.  Ni tan siquiera debía guiar sus movimientos, aquella puta blanquita, estaba tragando como si le fuera la vida en ello.

-          Para puta zorra, no querrás que me corra tan pronto. Esto no ha hecho más que empezar, la noche va a ser muy larga.

En la habitación contigua, una música empezó a sonar. Brahim acababa de conectar el equipo de música, no quería que ningún vecino pudiera joder aquella noche. Y más aún, bajo ningún concepto aceptaría que nadie pudiera estropear, la follada que tenía en mente, después de estar más de dos años sin meterla en caliente.

Sus experiencias sexuales hasta la fecha, habían resultado poco placenteras. Tenía un PROBLEMA, que le impedía poder practicar la penetración sin que la chica a la que se follaba, llorara y suplicara que no le metiera más de la mitad de su polla. Eso, en el mejor de los casos, puesto que lo normal era que al descubrir su arma, algunas, se negaran en rotundo a practicar la penetración. En muchos casos, se conformaba con que simplemente lamieran su capullo, mientras se masturbaba hasta terminar.

La fustración se había acumulado, a lo largo de los años.  La última vez que consiguió follar, fue gracias a un amigo, que le pagó una puta callejera, de las de 50 euros.  Y aún así,  la puta sólo accedió a follar, poniendo una bufanda alrededor de su polla haciendo de tope. Desde entonces su autoestima había caído por los suelos. Alguno de sus colegas, le habían aconsejado que probara con un gay. Muchos de ellos acudían a un  parque a descargar su tensión y le comentaban que los culos de los blanquitos a los que se follaban dilataban con mayor facilidad que el chochito de una tía. Brahim, no se atrevía, era contrario a sus creencias, y se conformaba masturbándose, imaginando en cómo descargaba su rabia con furia en algún blanquito, de los que hablaban sus colegas. Imaginaba que  violaba una y otra vez un culito de cavidad estrecha, sintiendo placer al imaginarse descargando su ira con violencia, introduciendo la totalidad de su polla hasta que sus cojones golpearan bien a fondo.

Esta vez estaba decidido, todo sería distinto, y gracias a Ahmed había conseguido, una marihuana mezclada con hongos, que según le había contado su amigo, dilataba “el coño de cualquier presa”. Aumentaba el apetito sexual, y anulaba la voluntad de cualquiera que la tomara.  Sólo que esta vez el coño al que follaría, no sería tal, y si el culo de un garrulo de barrio de 36 tacos.

La víctima había salido de la nada, mientras estaban fumando, comentando en cómo se iban a follar al primer maricón que vieran. Fue entonces cuando Javi, cometió el error de mirar a Ahmed y este al detectar su mirada, supo que sería la víctima perfecta y les avisó que estuvieran atentos pues iba a atacar…..

Así habían llegado a esa situación, Ahmed y Rachid llevaron a Javi hacía la habitación donde se encontraba Brahim. Los negratas se regodeaban con comentarios que no hacían más que calentar al pobre y “pasado” Javier.

-          Vamos putita camina, que hoy te vamos a estrenar.

-          Va a ser como tu primera vez, pero con machos de verdad.

-          Venga que si te portas bien, te vamos a dar otro porrito y te follaremos con amor…jajaja.

-          Desnúdate zorra, y ven a desnudarnos a nosotros.

Javi obedeció de inmediato, no tenía poder de decisión, sólo acataba lo que aquellos maromos le pedían. Se desnudó, y comenzó a desnudar a Ahmed, una vez acabó llegó el turno de Rachid, que disfrutaba viendo la total sumisión de la fulana. Al quitar sus zapas, un olor a pies inundó la habitación. Rachid paso su pie derecho por su cara. Javi instintivamente, apartó su cara y recibió otro bofetón.

-          Puta, ¿Quién te ha dicho que puedes apartarte? – Rachid se desprendió de su calceto apetoso, y pasó esta vez su 47 de pie desnudo por su cara.

-          Abre bien la boca y déjalo bien limpio.

La lengua de Javi, lamía todo el pie. Con los ojos cerrados,  repasaba los dedos, bajaba hasta el talón y volvía a subir. Había dejado de ser desagradable, simplemente lo hacía y disfrutaba al sentirse utilizado….

CONTINUARÁ…

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