El Precio De La Ley

La historia de como fui sorprendida en conductas sexuales con mi novio, y el precio que tuve que pagar para no ser denunciada. (Historia Real).

EL PRECIO DE LA LEY

Esta historia es 100% real ... me ocurrió hace hace un par de meses y no he tenido el valor de contársela a nadie; absolutamente a nadie. Decidí escribirla y ponerla en este website como una forma de desahogarme. Espero que sea publicada y tal vez después cuando yo misma la lea, podré imaginarme que es la historia de otra persona que no soy yo.

Todo sucedió una noche de viernes, después de haber asistido a una fantástica fiesta de la escuela. Estaba con mi novio y un grupo de amigos celebrando el último día de clases; habíamos bebido un poco (lo suficiente para no ser detectados por los padres) y bailado toda la noche. Eran ya las 2:00 de la mañana cuando mi novio me dijo que nos fuéramos a casa para que mis padres no me regañaran por llegar tan tarde. Como es obvio, todas las parejitas de novios aprovechamos los pocos momentos de privacidad para dar espacio a nuestros sentimientos y sensaciones; ese día estábamos mi novio y yo celebrando también nuestro 5° mes de noviazgo. Aun no habíamos tenido relaciones sexuales 100%; es decir, no me había penetrado pero ya habíamos tenido varias sesiones de sexo oral en su casa y 2 veces en cine. Con dos novios anteriores yo había practicado el sexo oral, y el segundo de ellos se había llevado mi virginidad a mis 16 años.

Esa noche estábamos bastante románticos así que camino a casa yo me recosté en su hombro mientras él dirigía. Él comenzó a acariciarme la pierna con su mano derecha y poco a poco fue subiendo por mis muslos; yo me dejé y disimuladamente abrí un poco las piernas para permitirle llegar hasta mi vulva y que la acariciara sobre la tanga. Él pasaba sus dedos y yo me fui excitando mas y mas, mientras me acomodé para facilitarle su tarea. Me pidió entonces que me quitara la tanga y yo sencillamente levanté mis caderas, metí las manos debajo de mi falda y deslicé mi tanga hasta quitármelo todo, me acomodé un poco de medio lado, de frente a él con una pierna sobre la silla del auto y subiendo mi falda hasta la cintura separé las piernas mostrándole mi vulva abultadita y con unos vellos púbicos tupiditos pero cortitos y bien arreglados. Él hábilmente me agarró la vulva y la acarició un rato, mientras metía y sacaba su dedo. Todo esto sucedía mientas él manejaba camino a casa y yo estaba tan caliente que llegué a sentir la necesidad imperiosa de sentir su pene. Le pedí que se lo sacara y él con mucha rapidez abrió el zipper de su pantalón y a través de él se sacó ese pene que me parecía divino y que ya estaba considerablemente rígido.

Me abalancé como una loba y agarrándolo con mis dos manos comencé a masturbarlo mientras pasaba la lengua por la oreja de mi amado. Sentí el pene crecer aun mas en mis manos y ponerse durísimo como yo quería, y en ese momento sentí que necesitaba más.

  • Mi amor, quiero chupártelo – Le dije.

  • Es peligroso mientras conduzco, nena. Espera y buscamos un buen lugar.

Comenzó a mirar para todos lados buscando un lugar donde estacionar, mientras yo seguía masturbándolo suavemente y con mi boca hecha aguas. Finalmente vimos un lugar adecuado; al lado de un edificio que estaba en construcción pero que por lo visto habían dejado las obras medio abandonadas. Era una calle solitaria y bastante oscura, que calculamos que sería propicio para desahogarnos antes de ir a dormir. Estábamos seguros que no necesitaríamos mas de 5 minutos pues los dos estábamos muy calientes y en esa situación una buena sesión de sexo oral no nos tomaría mucho tiempo.

Estacionó el auto, apagó las luces para no llamar la atención y se acomodó estirando las piernas hacia adelante y recostándose cómodamente en el asiento. Yo casi inmediatamente me incliné sobre sus piernas y sin ninguna contemplación me metí el pene de golpe hasta el fondo mismo de mi boca; sin soltarlo con la mano, comencé a bajar y subir mi cabeza a toda velocidad dejando el pene entrar y salir de mi boca, abrazándolo con mis labios y lubricándolo con mi saliva, mientras al mismo tiempo y ritmo lo seguía masturbando con la mano. Yo estaba muy excitada y sé que le estaba haciendo una chupada fantástica; lo sentía gemir y el pene había alcanzado un tamaño y una rigidez espectaculares, mientras mi novio había colocado una mano detrás de mi cabeza y con fuerza me la movía arriba y abajo indicándome el ritmo al que quería que se la chupara.

Yo estaba esperando su orgasmo, cuando de repente lo sentí a él brincar y enderezarse en el asiento, mientras con sus manos trataba de separarme de su pene. Yo creí que él no quería correrse en mi boca así que me resistí y quise seguir chupando para hacerlo acabar, pero de nuevo sentí sus manos intentando levantar mi cabeza e inmediatamente percibí un rayo de luz que apuntaba directamente a mi cara. De un sobresalto me incorporé asustada mientras él torpemente intentaba guardarse el pene dentro del pantalón a través del zipper, lo cual le costaba trabajo debido a la erección.

  • A ver, a ver...¿qué están haciendo ustedes aquí? – Sonó fuerte la voz de uno de los 2 hombres que estaban afuera, uno asomado por cada una de las ventanas del auto. El que estaba del lado de mi novio era el que había apuntado la linterna a mi cara.

  • Tranquilo oficial, no estamos haciendo nada malo – Respondió mi novio a los hombres que en ese momento noté con uniformes de policía.

  • ¿Nada malo?

  • No señor, nada malo – Respondió mi novio mientras finalmente se acomodaba el pene dentro del pantalón.

Mientras tanto yo también intentaba acomodarme la falda que tenía enrollada en la cintura, ante la mirada directa de los 2 policías, clavadas una por mi frente y otra por detrás de mí. Obviamente yo estaba súper aturdida y no conseguía arreglarme, con lo cual los hombres tuvieron suficiente tiempo para apreciar mis nalgas y principalmente mi vulva aun hinchadita y abiertita por el trabajo que mi novio había hecho con sus dedos, mientras mi tanga seguía en el piso del auto. Incluso el policía del lado de mi novio, descaradamente me apuntaba con la luz de la linterna entre mis piernas.

  • Entonces no están haciendo nada malo ¿eh?. Solo una chupadita...

Ante ese comentario y la sonrisa malévola de ambos policías me sentí como una vagabunda, pero obviamente no estábamos en posición de exigir un trato más moral.

  • Tranquilo oficial...usted sabe como son las cosas...mi novia y yo paramos un momento antes de ir a casa, pero ya nos íbamos. Tranquilo.

  • ¿Y te parece que este es lugar para que te saques la verga y la pongas a chupar?. ¡Para eso hay otro sitios!. ¡Linda novia que te gastas!

Nuevamente me sentí humillada, pero obligada a permanecer callada, con el rostro hacia abajo y mis largos cabellos cayendo a ambos lados de mi cara para que no pudieran verme.

  • Por favor señor oficial, no nos agitemos. Le pido mil disculpas; ya nos vamos.

  • Nada de eso muchacho. Por si no lo sabes, esto que están haciendo es una infracción a la moral pública.

  • De nuevo disculpas señor, le prometo que no sucederá de nuevo. Ya nos vamos.

  • No tan rápido mi amigo. Por favor salgan del carro que debemos proceder con una requisa.

  • ¿Una requisa?...pero...¿porqué?

  • Tenemos que verificar si no están cometiendo otro acto ilegal. Hay que estar muy "trabado" para ponerse a chupar verga en una calle pública. Tengo que verificar si no tiene drogas en este auto.

  • ¿Drogas?, por supuesto que no oficial...

  • Pues seré yo quien verifique eso muchacho. Salgan los 2 del auto si no quieren que les levante cargo por resistirse a la autoridad.

Estábamos temblando. Mi novio me indicó suavemente que obedeciéramos para ver si por las buenas lográbamos salir lo más rápido posible de esa situación tan incómoda. Yo me moría de la vergüenza, y rápidamente me incliné, recogí mi tanga del suelo y la guardé en mi bolso. Los dos nos bajamos del auto y los 2 policías iniciaron una requisa indicándonos que nos quedáramos uno a cada lado del auto. Uno de ellos puso a mi novio contra el auto y lo requisó de arriba a abajo, mientras el otro comenzó a revisar dentro del auto; en la guantera, debajo de los asientos, en los parasoles, etc. El que requisó a mi novio rodeó entonces el carro y fue a donde mi; me indicó que igual levantara mis manos y las pusiera sobre el techo del auto. Se colocó a mis espaldas y lo sentí recostarse ligeramente contra mi cuerpo; comenzó a requisarme pasando las manos alrededor de mi cintura y luego pasándolas de arriba a abajo. Las pasó por mi vientre y subió hasta rozar mis senos por debajo, pero sin tocármelos directamente. Luego bajó a mis piernas hasta mis rodillas, lo que me pareció absurdo porque mi falda llegaba mucho mas arriba, pero luego comenzó a subir por fuera de mis muslos y descaradamente metió ambas manos por debajo de mi falda pasando por mis caderas desnudas; las deslizó por detrás sobre mis nalgas y luego rápidamente hacia delante, llegando por ambos lados al pliegue de mis piernas con mi vulva y rozando fugazmente mis vellos púbicos. En este movimiento se me recostó también muy fugazmente y pude sentir el tremendo bulto en el centro de mis nalgas, pero inmediatamente me soltó y se retiró, así que preferí no reclamar.

  • Están limpios los dos – Le comentó a su compañero.

  • En el auto tampoco hay nada – Contestó el otro.

  • ¿Entonces? – Interfirió mi novio - ¿Podemos irnos?

  • Nada de eso mi amigo, tenemos que revisar tus antecedentes. Por favor me muestras tu documento de identificación y los documentos del vehículo. La "señorita" también – Dijo mirándome y subrayando maliciosamente la palabra.

Mi novio comenzó a esculcar en su cartera los papeles y yo saqué mi documento de identidad. Los entregamos a cada policía y comenzaron a revisarlos, pero inmediatamente el que tenía los míos dio la voz de alerta.

  • Un momento; ¡esta chica es menor de edad!

  • Cumplo los 18 en 2 meses – Intenté defenderme

  • Exactamente cariño, osea que eres menor de edad.

  • Yo tengo 21 – Exclamo mi novio

  • Peor para ti mi amigo; cada vez peor. ¿Sabes que podemos procesarte por estar en actitudes sexuales públicas, y peor aun con una menor de edad?

  • Pero sus padres me conocen...saben que ella está conmigo; ella es mi novia

  • ¿Oh si?, ¡que romántico! – Dijo el policía burlón – ¿Y también saben que la pones a chupar verga en tu auto después de las fiestas?

Ambos nos quedamos callados. Sabíamos que el hecho de yo ser menor de edad estaba complicando todo, porque en mi ciudad los menores de 18 no pueden estar en la calle después de las 2:00 de la mañana y eran las 2:15.

  • Yo no tengo intención de complicarte la vida ni de perjudicarte hijo – Dijo el policía – Pero tampoco puedo dejar de cumplir con mis obligaciones. Vamos a tener que llevar a tu novia hasta su casa en nuestro auto y explicar la situación para sus padres. Es lo mejor que podemos hacer por ti, caso contrario sería llevarte a la estación de policía.

  • Pero señor, si lo que quiere es ayudarme no puede hacerme eso...tiene que haber otra forma de hacer las cosas.

Los policías se miraron y se hicieron un gesto. Entonces el que estaba al lado mío (que era el mas grosero) le dijo al otro:

  • Hagamos lo siguiente; llévatelo a nuestro auto y que se quede allí mientras tu verificas sus antecedentes con la central. Yo me quedo acá con la chica. Si no tiene antecedentes, les haremos el favor y los dejaremos ir tranquilos, pero tendrán que esperar a que verifiquemos...serán unos 10 minutos.

  • No hay problema – Dijo mi novio nervioso – Esperaremos.

El otro sonrió malicioso y tomando a mi novio por un brazo se dirigió a la patrulla que estaba estacionada unos metros enfrente de nuestro auto, con los documentos. Abrió la puerta trasera e hizo entrar a mi novio, luego se subió él en el asiento de adelante y comenzó a hablar por el radio; imagino que pasando los datos de mi novio a la central. Mientras tanto, el otro que se había quedado conmigo me indicó que esperáramos ahí. Yo estaba nerviosa, y el tipo comenzó a hablar conmigo:

  • Estás metida en un lío cariño.

  • Por favor señor, no nos haga esto. ¡Si mis padres se enteran me matan!

  • Entonces...arreglemos todo por las buenas... – Dijo sonriendo

  • Es lo que yo quiero; dígame que quiere que hagamos y lo haremos

El tipo se me acercó lentamente, y comenzó a acariciar mi cabello. Yo me aparté un poco y él me dijo:

  • ¿Qué pasa cariño? Pensé que querías arreglar por las buenas.

  • ¿Qué quiere decir con eso? ¡Yo no soy una cualquiera!

Entonces la actitud del tipo cambió. Me di cuenta que había perdido la paciencia y se había enojado. Cambió el tono de voz y me habló enérgicamente;

  • Escúchame bien puta; no estoy de humor, y si me da la gana encierro a tu noviecito en una celda y a ti te llevo donde tus padres y les cuento lo zorra que eres!!. Mas te vale que no te creas que tienes mucho a tu favor y colabores.

  • ¿Que quiere decir con eso? – Pregunté casi llorando

  • Chupas la verga como toda una maestra. ¿Crees que no te vimos un minuto antes de interrumpirte?. ¡Se ve que eres toda una chupadora!. Estoy seguro que no es la primera verga que chupas y que mucho menos será la última

  • ¿Cómo se atreve a hablarme así? ¡Atrevido!

  • ¡Cállate la boca!. Deja de hacerte la estrecha con nosotros. ¡Es tan fácil como que me des una buena chupada y nos olvidamos de todo este asunto! ¿Qué mas da para ti chupar otro par de vergas?, ¡se ve que te encantan!

¡Malditos policías!. Lo que siguió después de esto no quiero contarlo para no extenderme en detalles innecesarios. Por supuesto que inicialmente me negué, pero el policía se puso cada vez mas irritado y amenazante. Me hizo entender que me tenía en sus manos y que podría amargarme completamente la vida si me negaba a complacer sus deseos y también complacer a su compañero para que los dos pudieran irse tranquilos. Evalué la situación y le dije que lo haría, con la condición de que nos dejara ir a los 2 y que mi novio no se diera cuenta.

  • Toma el tiempo para averiguación completa – Le dijo a su compañero por el radio – Voy a hacer una fiscalización aquí, después nos relevamos.

Como dije, no quiero dar mas detalles. Se recostó a un lado del carro, en una posición en que mi novio no nos vería en caso de que mirara para atrás. Se abrió el zipper del pantalón y se sacó un tremendo pene mas grande y grueso que el de mi novio. Yo me arrodillé frente a él y comencé con mi castigo. Tomé el pene con una mano y me lo metí a la boca mientras sentía al policía suspirar. Comencé a mover la cabeza adelante y atrás mientras con la mano lo masturbaba, pensando que mientras mejor y mas rápido se la chupara, más rápido acabaría toda esta pesadilla. Sentí el pene crecer y endurecerse en mi boca y el tipo me agarró por los cabellos y comenzó a moverme la cabeza con fuerza. Yo estaba casi con arcadas, ya que el pene me llegaba hasta el fondo de la garganta y aun así el hombre quería que me lo tragara mas, pero aguanté y seguí chupando sin parar. Sabía que estaba haciendo un buen trabajo porque lo sentía gemir, mientras me llamaba de "zorra", "así putita", "sigue comiéndotela perra" y otras linduras por el estilo.

En un instante me empujó la cabeza hacia atrás obligándome a soltar el pene; se lo agarró él mismo mientras a mi me mantuvo agarrada por los cabellos; yo pensé que iba a correrse en mi cara, pero lo que hizo entonces fue soltar una descarga de saliva desde su boca que cayó directamente en la cabeza de su pene, y de nuevo empujándome la cabeza hacia adelante me lo clavó en la boca y me obligó a seguir chupando. Sentí un poco de asco pues nunca ningún hombre me había hecho eso, pero de nuevo pensé que lo único importante era complacerlo bien y hacerlo correr rápido. Seguí chupando a ritmo parejo, sabía que le estaba causando un tremendo placer cuando lo sentí que se inclinó y con su mano apretó uno de mis senos mientras con la otra me seguía empujando la cabeza. Yo lo dejé hacer, concentrada solo en terminar rápido con el infeliz, hasta que soltándome el pecho lo sentí erguirse de nuevo, con ambas manos me agarró la cabeza moviéndomela adelante y atrás un par de veces, y después empujándomela con fuerza hasta meterme el pene hasta la garganta misma, donde me obligó a que me quedara quieta. Sendas descargas de un semen caliente y salado comenzaron a llenar mi boca, y yo sin poder tragarlos por tener el pene clavado en la garganta, sentí como me inundaban y comenzaban a escurrir por las comisuras de mis labios. Me mantuvo así, retirándose luego un poco pero aun sin sacármelo de la boca mientras soltaba las últimas descargas, lo que aproveché para tragarme un poco de semen y evitar atorarme.

Terminó de descargar y me soltó la cabeza; yo inmediatamente giré a un lado y escupí en el suelo todo el resto de semen que tenía en la boca. El hombre me dejó escupir, pero luego me volvió a agarrar la cabeza y me hizo chupárselo suavemente y pasarle la lengua de arriba a abajo, hasta que se lo limpié completamente mientras sentía que se iba ablandando.

  • Buen trabajo puta. Ha sido una chupada espectacular. Ya tienes ganado el 50% de tu pasaje a casa; ahora le toca a mi amigo.

Yo me levanté y me recosté al carro, con la mente nublada mientras el tipo después de guardarse el pene y arreglarse un poco el pantalón, se dirigió al carro de enfrente donde el otro seguía simulando una comunicación complicada con la central. Lo llamó fuera del carro, donde lejos de mi novio conversaron un rato. Vi a mi pobre novio mirando hacia fuera donde los hombres conversaban, y luego hacia a tras intentando buscarme, pero el lugar donde yo estaba era tan oscuro que estoy segura que no me logró ver. Luego, el hombre al que yo se la había chupado se metió al carro y continuó con la farsa de comunicación con la central, mientras que al otro lo vi caminar hacia donde yo estaba esperando. Llegó hasta mi:

  • Me dice mi compañero que has pasado con honores la primera parte de tu prueba, cariño. Vamos a ver si te ganas tu libertad...ya podrás decir después que a tus 17 añitos ya le has sacado beneficio a ser una buena chupadora de verga.

Yo me quedé en silencio y el hombre fue y se recostó en la puerta trasera del carro, exactamente en la misma posición que se había puesto el otro. También se bajó solamente el zipper del pantalón y a través de él se sacó el pene.

  • Ven, acércate preciosa que no te va a morder...eres tu la que te lo vas a comer a él – Me dijo malicioso.

Yo me acerqué al hombre hasta quedar frente a él, y ya me iba a agachar para comenzar con mi tarea, cuando él me agarró por los hombros y me detuvo. Yo me quedé quieta, y entonces él bajó lentamente las dos manos y comenzó a agarrarme los senos. Me estremecí un poco, pero él me aseguró firme mientras me dijo:

  • Tranquila cariño, no te asustes que no te voy a hacer nada que no te guste. Solo voy a acariciarte ese bello cuerpo que tienes; y mientras te toco esas tetas, quiero que uses tu manita y me vayas pajeando.

Yo era una completa robot. Estiré la mano y agarré el pene; comencé a mover su piel arriba y abajo mientras el representante de la ley morreaba mis pechos de lo lindo. Luego me hizo girar hasta quedar de espaldas a él, me pegó a su cuerpo y siguió agarrándome y masajeándome los pechos desde atrás. Comenzó a pasar sus manos por todo mi cuerpo, bajándolas a mi entrepierna y metiéndolas por debajo de mi falda mientras yo sentía su tremendo bulto desnudo recostado en la división de mis nalgas. Llegó incluso a pasar un dedo por toda la rajita de mi vagina para arriba y abajo, pero sin meterlo.

De repente me volvió a girar bruscamente hasta dejarme de frente a él, y presionando con sus dos manos sobre mi cabeza me hizo agacharme, quedándome el pene frente a mi cara. Se lo agarró con una mano y con la otra me empujó la cabeza y me lo clavó de golpe en la boca, e inmediatamente agarrándome la cabeza con las dos manos comenzó a movérmela adelante y atrás a un ritmo que me costaba trabajo mantener sin su ayuda. Fue el tercer pene de mi noche, y fue una chupada salvaje; sentía el pene entrando y saliendo y el mismo policía ayudaba a la chupada moviendo sus caderas adelante y atrás en sentido contrario al de mi cabeza. Lo chupé mas de 3 minutos sin detenerme ni un solo instante, llegando a sentir incluso mareo, pero no paraba pues creía estar segura que su fin estaba cerca.

De repente, cuando yo menos lo esperaba, me separó de su pene. Metió una mano debajo de cada uno de mis brazos y de un jalón me puso de pié, Me agarró por la cabeza, se acercó a mi boca y me dio un tremendo beso, metiendo su lengua y explorando mi boca por dentro. Yo correspondí, creyendo que él solo quería darse una pausa para demorar el orgasmo; entendiendo que hacia parte de la penitencia y preparándome para seguir chupando cuando él lo decidiera. Pero entonces me sorprendió. Separándose del carro se giró y abrió la puerta trasera; me agarró por un brazo y me llevó hasta la puerta abierta, me giró quedando yo de frente al carro y de espaldas a él, y poniéndome una mano en la cabeza y otra en la espalda, comenzó e empujarme con cuidado pero fuertemente. Yo desconcertada perdí el equilibrio y me fui hacia delante, quedando con medio cuerpo dentro del carro apoyada en mis codos sobre la silla trasera, y medio cuerpo fuera. El resto lo entendí al instante, cuando lo sentí agarrarme las caderas y subirme la falda de un manotazo rápido, mientras con la punta de sus botas me dio un ligero golpecito en el interior de cada uno de mis pies apoyados en el piso, y me hizo separar las piernas. Caí en cuenta que yo estaba en posición de "en cuatro" perfecta, con el policía de pie detrás mio y con su pene en la mano, listo para penetrarme.

Confieso que no supe reaccionar, pensando en lo que pasaría conmigo y con mi novio si después de haber llegado tan lejos, ahora me resistía. Fue todo tan rápido que no hice nada diferente a quedarme quieta y sentir la punta del pene intentando abrirse paso en la hendidura de mi vagina. Se separó unos centímetros y lo sentí echarse saliva en su mano, luego se la regó en la cabeza del pene para facilitar la lubricación y comenzó a darme unos brochazos en mi rajita con la cabeza de su pene pasándomela de arriba a abajo. Cuando sintió que la situación estaba adecuada, embistió fuerte y de un solo golpe me lo ensartó hasta el pegue mismo. Yo sentí el pene entrar completo y el dolor me invadió por dentro; fue tan fuerte la clavada que sentí que en el momento del empujón, mis pies se levantaron unos centímetros del suelo y él tuvo que agarrarme para no perder el equilibrio. También se que grité fuerte, y tal vez eso fue lo que lo hizo detenerse inmediatamente, dejando tal vez que yo me acostumbrara al miembro que me llenaba toda. Luego comenzó a moverse lentamente adelante y atrás, en un mete y saca suave con el cual consiguió que mi cuerpo se adaptara al intruso dentro de mi e incluso lubricara un poco mas, facilitando la penetración. Siguió agarrado a mis caderas dándome con su pene, y yo me incliné mas hacia delante hasta que apoyé totalmente mi cara sobre la silla del auto, hundiéndola en él para intentar ahogar los gritos ahogados que me sacaba el policía cada vez que me clavaba fuerte. Incluso separé un poco mas las piernas, para facilitar el trabajo.

Ahora no sabría como describir ese acto, pues aunque yo estaba participando por obligación, colaboré absolutamente en todo y de una forma casi voluntaria, así que no creo que pueda llamarlo como "violación". Yo sabía lo que estaba haciendo, no fui forzada físicamente a hacerlo y además tuve la alternativa de decir "NO", pero en lugar de eso participé activamente en todo momento.

El oficial siguió follándome un buen rato. A diferencia de su compañero, este no dijo ni una sola palabra en ningún momento, así que se concentró solo en hacerme suya en silencio, un silencio que solo era roto por mis ahogados gemidos. No paró ni un solo instante desde que comenzó a moverse, simplemente fue aumentando el ritmo gradualmente, de forma que después de unos minutos, las arremetidas eran tan fuertes que sentía mis nalgas brincar con cada nueva embestida. Nunca me habían dado así, como lo hizo el policía. Tal vez bajo otras condiciones, podría decir que ha sido el mejor sexo que he recibido.

Finalmente, aumentó la velocidad de sus penetraciones a un ritmo feroz. Sentí que si la situación se prolongaba yo iba a experimentar un orgasmo, pero antes de que eso sucediera lo sentí a él rugir como un toro, me lo metió todo hasta el pegue y enseguida sentí el liquido caliente que me llenaba toda por dentro. Tuvo que derramarse abundantemente, pues sentí mi vagina inundada y muy caliente, mientras él seguía con pequeños espasmos hasta que poco a poco se fue relajando. Se salió de mi y yo inmediatamente me di vuelta y me arrodillé frente a él, y ante su asombro, me metí el pene a la boca y comencé a limpiárselo. Lo chupé suave y por todos lados hasta dejárselo limpiecito. Finalmente me senté en la silla del auto mientras él con una sonrisa se guardaba el pene, se arreglaba el pantalón y con un pañuelo se quitaba algunas gotas de sudor de su frente. Luego me extendió el pañuelo y simplemente me dijo:

  • Úsalo y después puedes quedarte con él. Te lo mereces.

  • Por favor, dígale a su compañero que ya nos dejen ir.

  • Tranquila chiquita. Te has portado de maravilla; los dejaremos ir.

  • Gracias. Denme unos minutos para arreglarme antes que llegue mi novio.

  • Lo haré cariño, y gracias a ti.

Se alejó hacia la patrulla mientras yo me limpié un poco con su pañuelo y me arreglé lo mejor que pude. Incluso me metí a la boca unos chiclets que tenía en mi bolso, para tratar de disipar el característico olor y sabor a semen que tenía, con la esperanza que mi novio no lo percibiera. Guardé el pañuelo.

Mi novio llegó y sin conversar mucho me llevó a mi casa. Lo poco que le dije fue que me había asustado mucho y no quería hablar mas de eso. Incluso antes de llegar a casa él quiso que se la terminara de chupar dizque "para no quedarse así", pero le dije que por esa noche ya habíamos tenido suficiente para escarmentar, que tal vez mañana podríamos ir al cine. Actualmente se la chupo casi a diario y también follamos bastante, pero nunca en lugares públicos. No quiero problemas con la ley.