El postre y después.
Cuando quedas para cenar y sabes que vas a follar.
Nerviosa, me miraba en el espejo del ascensor para revisar que todo estuviese bien.
Ahuecarme un poco los rizos, colocarme bien el flequillo, poner morritos y ver que mi. Nuevo pintalabios me sentaba genial y poco más.
Era la segunda cita después de habernos acostado, así que me había preparado bien. Había elegido un tanga de color azul marino y no llevaba sujetador, como él había comentado que le gustaba. Llevaba un vestido negro de tirantes no muy ajustado con unos buenos tacones. Y aún así tenía mucho calor...
Se abrió la puerta del ascensor y ahí estaba él. Esperando con una sonrisa de oreja a oreja y las gafas de medio lado.
Había fantaseado con él muchas veces viéndolo pasar entre los stands del centro comercial, incluso al cruzarnos en la puerta de vestuarios... No me había imaginado que podía ser tan loco en el sexo, estaba sorprendida y encantada.
- Bienvenida preety! Adelante!-
Me cogió el bolso para colgarlo y seguidamente me dio un abrazo. De esos de verdad, con cariño y alegría.
- Te voy a poner un habla 7 que maridará genial con el risotto.
Yo no tenía idea de vinos, pero me venía bien para templar los nervios.
Me invitó a sentarme en la mesa y picar algo de lo que allí había y se fue a la cocina después de decirme que volvía en 2 minutos.
Cenamos una ensalada templada y un risotto casero de trufa que le había quedado espectacular.
Quedaban sólo un par de copas en la botella de vino, así que hablábamos y reíamos sin vergüenza alguna.
Faltaba el postre...
Vino de la cocina con el delantal puesto, imaginé que habría hecho algo con salsa y no quería salpicarse.
Llego a la mesa con un bote de nata que dejó en la mesa y sin decir más, se dio media vuelta para volver a la cocina, pero antes de que diese el segundo paso, se me escapó un - heeeeey!- Mientras veía sus nalgas desnudas.
No llevaba puesto nada más que el delantal!
En décimas de segundo logré entender que el postre era él literalmente!
Se dio la vuelta, se quitó el delantal relajadamente y me puso su polla dura delante.
Me miraba con su sonrisa y se miró la polla...
- La quieres con nata o sirope?
Solté una carcajada mientras mi cara enrojecía...
Me giré en la silla y abría las piernas para tener una postura más cómoda.
Cogí el bote de nata y lo removí con ritmo mordiéndome el labio para darle más morbo.
Su polla seguía delante de mi cara. Más dura, más grande y palpitante.
Le puse nata desde los huevos hasta la punta, dejé caer el bote y me dispuse a disfrutar de mi postre.
Mientras le lamía los huevos mi mano se movía repartiendo la nata al ritmo de una paja.
Mi lengua y mis labios recorrían toda su polla sorbiendo y lamiendo la nata y hasta que no acabé de lamerla toda no me la metí en la boca.
Estaba tan cachondo que había empezado a soltar preseminal a chorro y a mí me parecía oro líquido, así que lamía todo lo que podía, porque me encantaba.
Seguía comiéndosela despacio, pero fuerte.
Él gemía y se le entrecortaba la respiración. Me tocaba el pelo despacio y de repente con el puño cerrado y mi pelo allí enmarañado apartó mi cabeza de su polla y me besó. Lamía mis labios en busca del sabor
Me miró con cara de locura, se quitó las gafas dejándolas en la mesa con sumo cuidado y se agachó rápidamente delante de mi coño.
-un tanga precioso- susurró.
Apartó el tanga mojado a un lado y empezó a lamerme con desesperación.
Me puso tan cachonda que solté un alarido y debió calentarse tanto que empezó a comérmelo como loco mientras me metía dos dedos. Luego tres...
Llegue al orgasmo al instante y cuando acabé me puse de pie, dejé caer el vestido y el tanga al suelo, apoye una pierna encima de la silla y le miré mientras ponía mi culo en dirección a su polla para que me penetrase.
No le hicieron falta más palabras, se agarró a mis caderas y me la metió hasta el fondo.
La saco y volvió a meterla entera
Así un par de veces más.
- más! Dame más! - le pedí.
Me dió unos cuantos empujones con más ritmo...
Me dió la vuelta, me abrazó apretándome con sus manos el culo, y cogiéndome de las piernas me subió en brazos para metérmela mientras me sostenía en el aire.
Caminó unos pasos hasta el sofá y nos dejó caer allí.
Yo había quedado debajo de él con el culo en alto, en el apoyabrazos y en cada empujón gemía casi gritando de tan hondo que me la metía.
Estaba como loco...
-no pares, me voy a correr!
Justo antes de mi orgasmo posó la palma de su mano en mi clítoris y apretó. Eso hizo que fuese el doble de intenso. Seguía penetrandome fuerte y mi orgasmo se alargó en el tiempo mientras yo me retorcía y gemía.
- Joder como aprietas! -dijo - me vas a hacer correrme ya!- mientras sus manos apretaban mis caderas y su ritmo se aceleraba aún más.
Un par de empujones y un grito sordo después sentía los espasmos de su polla dentro de mí mientras aquel calor inundaba mi coño.
Él seguía moviéndose y su semen empezó a derramarse resbalando por mi culo.
Entonces, cayó sobre mi pecho, nos reímos mientras nos abrazabamos y nos quedamos dormidos al son de los latidos acelerados que habíamos conseguido.
Comer, amar y dormir. Tres grandes placeres unidos.