El portero y el vecino del octavo

Ese día le busqué en la portería y no le pude encontrar. Así que recorrí todo el edificio buscándole desesperadamente. Al fin di con él barriendo en el garaje del sótano. Hombre tu otra vez. ¿Que pasa? ¿Estas otra vez caliente, putilla? - me dijo con una sonrisa despectiva. Me acerqué a él y sin mas le empecé a frotar el paquete mientras le miraba lascivo.

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Desde el día que Sandalio me violó en el cuarto de los enseres de la portería mi vida cambió radicalmente. En todo momento andaba caliente y con gana de polla así que a la menor oportunidad le buscaba ansioso de que me diese por el culo. Estaba continuamente salido como una gata en celo y necesitaba que me montase casi a diario.

Ese día le busqué en la portería y no le pude encontrar. Así que recorrí todo el edificio buscándole desesperadamente. Al fin di con él barriendo en el garaje del sótano.

  • Hombre tu otra vez. ¿Que pasa? ¿Estas otra vez caliente, putilla? - me dijo con una sonrisa despectiva.

Me acerqué a él y sin mas le empecé a frotar el paquete mientras le miraba lascivo.

  • ¿Pero qué haces? - me dijo apartándome bruscamente - No ves que nos pueden ver.
  • Anda ,uno rápido Sandalio - le supliqué mientras le volvía a agarrar el paquete.
  • Pero qué puta eres.
  • Venga vamos, no me dejes así- le rogué poniendo su mano en mi culo.

Tras dudarlo unos segundos al fin claudicó.

  • Bueno esta bien zorrita. Ven vamos a lo oscuro.

Me condujo a una zona del aparcamiento que estaba vacía y en la que apenas había luz. Sin dilación me bajé los pantalones y apoyándome en la pared puse el culo recachado anhelante por que me follara.

  • Espera, espera. Chúpamela antes un poco para ponerme a tono. No ves que me tienes seco. Ese culo parece una ordeñadora mecánica. No se si tendré ya leche en los huevos - me dijo burlón

Como una exhalación me arrojé a sus pies, en un plis-plas le saqué la polla y la engullí hambriento.Ese día no se debía de haber lavado porque tenía un fuerte sabor pero eso me calentó aun mas . Lo devoré con gula.

Sandalio empezó a gemir fuertemente.

Cuando estaba en plena operación, por el rabillo del ojo me pareció que algo se movía. Me saqué la polla de la boca y miré para asegurarme si alguien nos había visto.

  • ¿Que pasa? - me pregunto extrañado cuando dejé de mamársela
  • No. Nada - le tranquilicé.

Unos instantes más tarde se oyó el sonido de una puerta al cerrarse, un motor se puso en marcha y un automóvil abandonó el garaje.

  • ¡JODER QUE HA SIDO ESO! - dijo sacándome la polla de la boca.

Me empujó contra la pared y tras indicarme con un dedo en la boca que guardase silencio, se encaminó hacia la luz abrochando la bragueta. A los pocos minutos regresó a mi lado.

  • Era el del 8b. Espero que no nos haya visto - me dijo nervioso
  • No te preocupes aquí es imposible - le calmé
  • Será mejor que nos vayamos

El que nos hubiesen descubierto me puso a un más caliente. Y con los pantalones en los tobillos me acerque a él y la agarré el paquete frotando vigorosamente.

  • Anda, fóllame un poco - le dije meloso
  • Pero es que….

Aproveché su indecisión para raudo desabrochar su pantalón y sacandole la polla empecé a cascársela frenético. En seguida el pollón se puso duro como una piedra.

Cuando consideré que ya lo tenía a punto de caramelo me di la vuelta y abriéndome las cachas con las manos le ofrecí el culo.

  • Venga, rápido, métemela - le dije ansioso
  • Esta bien pero rápido.

Escupió la mano, me embadurnó con prisas el ojete y de un puntazo me la clavó sin más hasta la empuñadura.

  • Ayyyyyyyyyyyyyyy - me quejé sin poder reprimirme del dolor que me causó tan brutal acometida.

Me tapó la boca con la mano y me susurró al oído

  • Chsss . Calla la boca, so puta. No te hagas la estrecha

Me empezó entonces a taladrar con furia. En unos instantes mi culo se puso al rojo y mi rabo comenzó a babear. En el silencio del garaje se oían nuestros quedos bufidos. Me montó con tal saña que a los pocos minutos noté como su polla se hinchaba y empezó a descargar su leche en mi interior. Los espasmos de su rabo en mi ojete causaron que me comenzase a correr sin siquiera haberme tocado.

Todavía me encontraba en pleno orgasmo cuando me sacó la polla de culo y sin más me espetó

  • Bueno ya tienes lo que querías . Yo me largo.

Y allí me dejó con todo mi cuerpo temblando en los estertores del clímax y su leche resbalándome por los muslos.

En los días siguientes Sandalio comenzó a rehuirme. A pesar que lo buscaba continuamente, cuando le encontraba me echaba de su lado a cajas destempladas.

Aquel día me había vestido con un pantaloncito, muy corto y ajustado, y una camiseta de tirantes dejando al descubierto la mayor parte de mi anatomía. Pero no hubo manera. Tras abroncarme enojado me echó sin contemplaciones de su lado. Me dirigí hacia mi casa. Mi culo boqueaba sin cesar ansioso de polla y mi rabo babeaba de forma continua empapándome el calzoncillo.

Ya en el ascensor pulsé el botón de mi planta. Cuando las puertas estaba a punto de cerrarse una mano las detuvo y se abrieron de forma automática.

  • .¿Subes?

Delante de mí estaba el del octavo

  • Sí - le contesté con un hilillo de voz.

Ya en el interior marcó el piso y el elevador comenzó a ascender.

Se me quedó mirando de arriba abajo desnudándome con los ojos. Su sonrisa de medio lado me hacía temer que nos había visto aquel día en el sótano. Azorado, incapaz de aguantar la mirada, dirigí los ojos al suelo. Pero fue peor porque entonces pude ver como mi rabo empinado se marcaba en la tela y la mancha de humedad que lucía en su punta. El ascensor se detuvo.

  • Por cierto….. - le oí decir

Alcé la cabeza y le miré azorado

  • Creo que te has mojado los pantalones - prosiguió guiñandome pícaro un ojo.

Me puse como la grana.

  • Joder que bueno está - dije cuando las puertas se cerraron

El vecino del octavo era un hombre de unos cuarenta años casado y con cinco hijos . Era un bello ejemplar de macho, de considerable estatura y complexión atlética, unos ojos de infarto y una barba cuidada que le daba un aspecto muy varonil.

Cada vez que me cruzaba con él en los días posteriores no lo podía evitar y me quedaba embobado mirándole, especialmente allí entre las piernas. ¡Tenía un bulto más que considerable!. El me sonreía divertido y me guiñaba un ojo. Cada vez que eso sucedía mi culo palpitaba y mi rabo se empinaba sin remedio.

Una tarde me dirigía al centro a dar una vuelta para intentar apartar mi cabeza de los lúbricos pensamientos que me asaltaban continuamente, y para dejar descansar mi rabo, que lo tenía machacado de tanta paja. Pero por mucho que me la cascase la calentura no me bajaba, necesitaba tener una polla bien clavada en el culo y de forma perentoria.

El ascensor se detuvo en el octavo.

  • Buenas tardes ¿Que tal chaval?

Era el buenorro del octavo.

  • Bien ¿Y Vd?
  • Bien, bien . Pero no me trates de usted . Me llamo Julio - me dijo tendiéndome la mano
  • Yo Javi. Bueno Javier.- le contesté mientras se la estrechaba
  • ¿Que a dar una vuelta?  - me preguntó
  • Voy al centro a pasear un rato -
  • Yo también me dirijo al centro. Si quieres te acerco - me propuso con amplia sonrisa.
  • Bueno, vale. Si no es molestia - le dije tras dudarlo unos segundos

Bajamos entonces al garaje y nos dirigimos hacia su coche. Miré hacia el rincón donde me había montado Sandalio y pude comprobar que se veía perfectamente desde su plaza. Me sonrió divertido al percatarse en lo que estaba pensando.

  • Venga sube - me dijo sacándome de mi ensimismamiento.

Era una amplia furgoneta familiar con un montón de asientos. Sobre el salpicadero había una foto en la que se le veía rodeado por su mujer y sus hijos pequeños. Cuando estaba poniéndome el cinturón  me espetó de repente

  • Así que eres gay
  • ¿Nos viste? - le dije mientras la sangre pintaba de carmín mis mejillas
  • Si.
  • Ya…..
  • Pero ¿De verdad te gusta el Sandalio? - me preguntó extrañado
  • Es que me violó - intente disculparme
  • ¿Te violó?
  • Bueno ese día no. La primera vez. - aclaré

Julio estalló en carcajadas.

  • ¿ Y no te apetecería mas estar con alguien más joven?  Y menos asqueroso. Alguien de tu edad. - me preguntó curioso.
  • Solo lo he hecho con él - le informé
  • Y no te gustaría probar con otros.
  • Si. Pero no conozco a nadie que...  Y los que conozco me da vergüenza que se enteren de lo mio
  • Yo ya estoy enterado. ¿ Te gustaría lo hiciéramos tu y yo? - me dijo mientras su mano acariciaba mi muslo desnudo
  • ¿Pero tu……….? - le contesté sorprendido mientra miraba la foto de salpicadero
  • ¿Que si soy Gay? Bueno digamos que si me encuentro con un muchacho guapo,y tu lo eres mucho…. - me dijo mientras su mano me acariciaba el paquete- Y el quiere…. ¿Tu querrías que tu y yo...?
  • Si lo estaba deseando desde que te conocí - le dije sin dudarlo ni un segundo

Se  acercó a mí y me besó sin dejar de magrearme la entrepierna. Sus labios tiernos besaron los mios con dulzura y luego su lengua entró con suavidad en mi boca. Era la primera vez que disfrutaba con un beso con tanta intensidad. Durante minutos lo hizo con maestría sin igual.

Tras minutos que parecieron eternos al fin nos separamos intentando recuperar la respiración. La luz del garaje se había apagado y estaba únicamente iluminado por la pobre iluminación de las luces de seguridad

  • Mejor pasamos a la parte de atrás. Estaremos más cómodos - dijo mientras salía del coche

Abrió la puerta trasera y entró de nuevo en el vehículo. Cuando me disponía a seguirle me detuvo.

  • Aguarda un momento

Encendió una luz en el techo y se puso a manipular los asientos. Una vez hubo acabado me mandó entrar

  • ¡Coño qué grande es esto! - exclamé al ver cómo había dejado el habitáculo.

Los asientos habían desaparecido y ahora solo se veía despejado como un furgón de carga.

Apagó la luz del techo y se arrodilló.

  • Ven - me ordenó

Presuroso gateé a su encuentro. Quedamos arrodillados uno frente al otro. Sin demora me despojó de la camiseta y empezó a acariciar todo mi cuerpo. Luego su boca y su lengua chuparon, lamieron y mordieron por doquier.

  • Hum que carnes tan muelles tienes mi niño
  • Mmmmmmmmmmmmmm - suspiré cuando sus dientes mordieron mi pezón apuntado.

Bajó mientras tanto su mano y me acarició el trasero . Sentía su polla contra mi estómago y la mía se frotaba contra sus muslos. Intenté meter mi mano por la cinturilla de su pantalón pero me resultó imposible.

  • Espera que me desnude - me dijo

Se incorporó y comenzó a quitarse chaqueta y camisa arrojandolas en el suelo de la furgoneta. Yo me abalancé sobre su hebilla y procedí a desabrochar el cinturón, luego raudo le desabotoné el pantalón, le bajé la cremallera y ansioso tire de sus ropas que cayeron hasta sus tobillos.

Al fin pude ver su cuerpo desnudo bajo la tenue luz que entraba por las ventanillas. Comparándolo con Sandalio era la otra cara de la moneda. Joven, musculado, atlético, hermoso. En su cara refulgían en la oscuridad su nívea sonrisa y el blanco de sus ojos. Luego mi vista se recreó en su sexo inhiesto que apuntaba al cielo. Una verga simétrica y  larga que se coronaba en un enorme glande donde se veía brillar sus primeros jugos. Una mata de pelos cubría su pubis y ascendía como una enredadera para desplegar la fronda sobre su pecho.

Sin poder aguantarme más le agarré la polla y tras acabar de descapullarla engullí el glande. Que gusto daba sorber aquel bálano limpio y oloroso en el cual se podía paladear el leve sabor del jabón. Cuanta diferencia con el apestoso rabo del portero.

Me deleite mamando y lamiendo todo su sexo. Bajaba hasta sus testículos que besaba y lambeteaba. Después mi lengua golosa se deslizaba acariciando la suave piel de su verga para acabar en su frenillo que mordía con suavidad. Luego me tragaba el rabo entero y continuaba con una profunda mamada.

  • Que bien lo haces chiquillo- me dijo entre suspiros.

Miré hacia arriba y pude ver aquel tiarrón doblado, con la cabeza pegada al techo y con sus brazos extendidos apoyándose a los laterales del vehículo.

  • ¿Te gusta? - le dije sacándome la polla de la boca y buscando su aprobación.
  • Me encanta mamoncete - me dijo mientras me acariciaba la cara.

Me disponía a proseguir chupándosela cuando me detuvo

  • Espera  un momento - me dijo

Se quitó el pantalón y los zapatos y luego me tendió una mano obligándome a incorporarme. Con rapidez me despojó del pantaloncillo y los calzoncillos y al fin su cálida mano se puso sobre mi sexo desnudo.

  • ¡Pero qué chiquitita! Y apenas tienes pelillos
  • ¿ Te importa? - le pregunté avergonzado
  • Al contrario me encanta. Me excita más si cabe - me dijo tranquilizandome

Se echó de espaldas en el suelo y con las manos me indicó que me tumbara. Yo me situé entre sus piernas dispuesto a seguir comiéndole el rabo.

  • Date la vuelta dame el culo

Me situé a horcajadas sobre su pecho y me tragué sin demora el rabo rezumante. De repente sentí como comenzaba a mordisquearme y besarme las nalgas. Luego con sus manos apartó las cachas y su lengua se colocó en mis testiculos y sentí su humedad recorriendome el perineo continuando lentamente por mi raja. Cuando pasó sobre mi ojete una descarga eléctrica me recorrió el espinazo y deje de chuparle el rabo por la sorpresa. El también se detuvo.

  • ¿Nunca te han comido el culo? - me pregunto extrañado
  • Noooo - le mentí entre jadeos anhelante de que lo hiciera.
  • Pues veras que rico.

Y prosiguió lamiendo goloso. Era una delicia lo que me estaba haciendo pero cuando sus labios se detuvieron en mi agujero y empezó a besarlo y lamerlo, fue el apoteosis. Que deleite sentir su lengua y su boca jugando con los pliegues de mi piel. Que placer su barba cosquilleando mi culo lampiño.

Durante minutos nos dimos placer con la boca.

Cuando su lengua se introdujo por la cancela me puso tan caliente, tan ansioso de polla que sin poder aguantarme más le rogué exaltado.

  • Montame Julio. Necesito tu polla en mi culo

Gateando me coloqué a cuatro patas tornando la cabeza y mirándole expectante.

Se situó tras de mí y tras ensalivarse los dedos comenzó a dilatarme con ellos. Lo hacía con tanta suavidad con tanta ternura que a punto estuve de correrme.

  • Metemela ya. No puedo aguantar más - le supliqué

Paró de dedearme y sentí la punta de su polla restregándose entre mis cachas. Mi esfinter boqueaba como pez fuera del agua. Y entonces se detuvo en la entrada y empezó a empujar. ¡Dios aquello no entraba e iba a costar que entrara! Aunque ya tenía el culo bien estrenado y la polla de Sandalio no era precisamente chica, aquel glande si que era enorme. Sentía como la puerta se abría mientras mi piel se estiraba y se estiraba. De un puntazo me clavó todo el bálano. Fue tan intenso que mi ano lo aprisionó como un cepo tras su paso.

  • Ayyyyyyyyyyy - Exclame quedamente.
  • ¿Te he hecho daño? - me pregunto solicito.
  • Si. Es que es muy grande Julio. - le contesté entre lamentos.
  • Tranquilo, tranquilo

Se detuvo y me acarició la espalda. Mi carne palpitaba y estrujaba aquel inmenso glande y este respondía latiendo e hinchándose en mi interior. Su mano agarró mi pequeña verga y empezó a masturbarme lentamente. Esta que se había encogido con tan tremenda lanceolada empezó de nuevo a empinarse a la vez que mi trasero se relajaba.

Comenzó entonces a follarme con un suave vaivén. Una vez que lo más gordo ya estaba dentro el tronco no tuvo dificultad para entrar sin mayor quebranto. Pero sentía aquella inmensa bola de carne que lo coronaba cada vez más dentro de mi. Con el roce mi ojete se calentó como una fragua y mil estallidos de placer lo recorrían sin cesar . Al fin sus huevos acariciaron la piel de mi trasero.

  • Mmmmmmmmmmmmmmm - exclame al saber que tenia toda su polla clavada en las entrañas.
  • Ya la tienes toda dentro - me dijo triunfante
  • Si, si - le confirmé entre jadeos

Inició entonces una vigorosa cabalgadura. Me montaba con furor mientras yo culebreaba gozoso como yegua en celo.

  • Chof chof chof - se oía en el coche entre nuestros gemidos.
  • ¿Te da gusto?
  • Si si. Fóllame así . No pares

El automóvil se balanceaba con sus acometidas y los amortiguadores rechinaban mientras me culeaba frenético. Julio agarrado a mis caderas me taladraba enloquecido y yo gemía como una perra salida sintiendo aquel badajo entrar y salir sin tregua.  En una de estas reculó con tal energía que su cipote se salió por completo. Presuroso intentó volver a clavármela pero le detuve con una mano.

  • Espera, espera por favor.

Me palpé el ojete que ardía como el averno. Abierto como nunca lo había tenido y escocido de la refriega. Me mojé los dedos y me acaricié la carne lacerada. Julio me apartó la mano y con su lengua calmó mi desazón. Una vez repuesto le cogí el rabo y yo mismo lo puse en la entrada.

  • Mas, quiero mas - le dije embravecido

De un golpe me enterró el abultado glande. Dolió pero no tanto como la primera vez. Después de aquel cipote mi culo ya podría engullir lo que le metiesen en un futuro, pensé. De una estocada me clavó el resto hasta la empuñadura y sin detenerse si un segundo me folló con amplios movimientos.

Cuando más enardecidos estábamos en una monta sin igual, de repente, se encendió la luz.

Julio me empujo tirándome en el suelo y cayendo sobre mi espalda.

  • Shhhhhhhh - me susurro al oído

Miré a las ventanillas empañadas a causa del tórrido interior.  Oímos unos pasos sobre el asfalto y luego una puerta que se abría y se cerraba. El sonido de un motor alejándose hasta que se acalló reinando de nuevo el silencio.

El cuerpo del hombretón me aplastaba y se me había encogido la polla del susto. Pero el cipotón que tenía clavado en mis entrañas seguía poderoso latiendo pletórico.

  • Pesas mucho - protesté

Se incorporó saliéndose de mi.

  • Date la vuelta. Quiero ver tu cara mientras te follo - me ordenó

Me tumbé sobre la espalda y extasiado vi como aquel macho poderoso se acercaba a mi. Me beso en los labios mientras yo le agarraba el nabo y lo colocaba en mi coño. Si mi coño, porque en aquello se había convertido mi entrada. El coño ardiente de una zorra ninfómana. Anhelante de ser montada. Ansiosa de hombre.

Fue tal la estocada y tan profundo el goce que todo mi cuerpo se arqueó y mis ojos se pusieron en blanco. Era la primera vez que tenía un macho encima mio y cuando al fin abrí los ojos y le mire a la cara descubrí al fin el placer que les daba reflejado en su cara. Ni a Sandalio ni a él pude verles  antes la gozosa expresión  de su rostro mientras me follaban.

  • Ahora voy a montarte como te mereces
  • Si Julio, si
  • ¿Quieres que te preñe?
  • Hazlo te lo ruego - jadeaba arrebolado

Y me folló y me folló y me folló.

Yo ya había alcanzado tal paroxismo que entré en un continuo estado orgásmico. Oí como su respiración se alteraba y presentí que el fin estaba próximo . Cuando me agarró la polla y empezó a masturbarme enloquecido lo confirmé. Mas no pude aguardarle y empecé a derramarme en su mano. En el clímax todo mi cuerpo trepidó como en un seísmo y mi culo empezó a estrujar, espasmódico, su rabo. Entonces sentí como su cipote se hinchaba y tras un poderoso pollazo se empezó a correr dentro de mi.

  • Hiaaaaaaaaaa. - gritó en pleno orgasmo.

Y ese momento supe lo que era un semental. Descarga tras descarga su semen inundó de tal forma mis entrañas que su caliente esencia se desbordó. Sentí como la corrida se deslizaba de mi interior.

Al fin exhausto se desplomó sobre mi. Abrace el cuerpo sudoroso del macho  que al fin me había dado un placer gozoso, sin pecado. Ardiente de pasión, amoroso, le abracé estrechándole contra mi cuerpo.

  • Gracias - le susurré al oído

Tener aquel hombre entre mis brazos, aquel padre de familia descansando sobre mi pecho, me hizo envidiar a su mujer. Hubiese querido que aquella simiente creciera dentro de mi y darle un hijo. No obstante algo suyo quedaría en mis entrañas, atesorado en mi corazón.  Sería mi macho y yo su hembra para siempre.

Nuestras carnes siguieron crepitando durante un buen rato hasta que su verga desfallecida se salió lentamente.

  • Ha sido maravilloso Javi - me dijo acariciándome la cara.
  • Si, lo ha sido - le dije gozoso.

Luego nos vestimos mientras nos mirábamos tiernamente.

  • Tengo que irme -  dijo abriendo la puerta- Quieres que te lleva a algún sitio
  • No gracias. No creo que pueda caminar mucho - le dije con una sonrisa torcida mientras me palpaba el destrozado agujero.
  • Nos volveremos a ver - me dijo palmeándome la mejilla
  • Eso espero - le sonreí

Arrancó el coche y se fue. Me quedé de pie, en medio del garaje, mirando como se alejaba de mi. Mi culo palpitaba  y su leche empapaba mis calzoncillos. Pude observar mientras se distanciaba que los cristales del auto seguían empañados.

Cuando desapareció de mi vista me dirigí a la salida para coger el ascensor.  Apenas podía caminar y me ardía el trasero con un fuego abrasador. Cual no sería mi sorpresa cuando al abrir la puerta del cuarto del elevador me encontré a Sandalio en medio de la sala.

  • ¿De donde vienes putita? - me dijo con cara de pocos amigos
  • A ti que te importa - le espeté rabioso
  • Así que te has follado al del octavo -  me increpó
  • ¿De donde sacas tu eso? - le respondí.

Cuando estaba a punto de marcharme me agarró por una muñeca y me atrajo hacia él. La mano que tenía libre se metió en mis pantalones y me sobó la raja del culo. La sacó y me mostró la humedad en sus dedos.

  • ¡NO MIENTAS PUTA!.¡ TODAVÍA LLEVAS SU LECHE ENTRE LAS PATAS!
  • Eso no es asunto tuyo. El culo es mio y se lo pongo a quien me dé la gana - le espeté retador

Me dio tal bofetada que trastabillè y a punto estuve de caerme al suelo.

  • Eso ni lo sueñes. Ese culo lo estrené yo y es mío. Follaras cuando yo quiera y con quien yo quiera.

Impotente noté las lágrimas deslizarse por mis mejillas mientras acariciaba la que había sido abofeteada.

Sonó el sonido del ascensor y las puertas se abrieron. Sandalio se metió dentro y pulsó el botón. Antes de que las puertas se cerrasen. Me dijo con odio en la mirada.

  • Eres mio. Ya lo sabes

Las puertas se cerraron y yo rompí a llorar desconsoladamente en la soledad del cuartucho.