El portero se me folla 4
- hola señor Antonio, mi madre no está en casa, dígame.
Paloma sale del ascensor y nadie sabría viéndola de qué piso procede. Si de la planta baja procediendo de la calle o quien sabe de qué piso. La cruda verdad es que procede del ático, el apartado que pertenece al portero y al cual sólo él tiene acceso ¿pero como habrá obtenido Paloma la llave para subir a ese piso? que es tan sólo poseída por el mismo portero y eventualmente por algún administrador de la comunidad que no es por supuesto esta mozuela.
Nadie lo sabría aventurar con seguridad de saber la certeza de que la muchacha procede de dicho ático y mucho menos aventurar la actividad sexual que ha mantenido la moza precisamente en estas últimas dos horas, en que tras abandonar su madre su domicilio para irse al trabajo, la mozuela se ha dirigido con la llave pertinente al ático para tener un contacto sexual con ese gordo, sucio, viejo y maloliente portero con el cual por cierto ya ha mantenido bastantes más de una docena de encuentros sexuales.
Paloma fue desflorada casi por sorpresa hace unas semanas después de un inevitable encuentro con el portero en un tramo de las escaleras en que él le aplicó un sibilino estímulo sexual en su entrepierna, que rato después la invito a visitar al portero a su propio piso, haciendo por primera vez el amor con el ideológico "padre" del príncipe azul con que siempre había soñado. A menudo había tenido la muchacha sueños sobre cómo sería su primer amor, como un joven guerrero a lomos de un blanco corcel. Heredero de un gran reino y amado y adorado por todas las mozuelas de la villa, y con un padre rey y posesor de todo lo que el horizonte puede abarcar con la mirara y de lo cual una día sería reina.
Y alguna similitud con su sueño ha tenido su muestra real: el príncipe azul no era este en concreto sino su ideológico padre (el rey/el portero de la comunidad) las pertenencias que heredaría con la boda no serían los horizontes que desde la almena pudiese divisar con la mirada, sino absolutamente nada, simplemente saberse amada por quien se ocupa de mantener la escalera limpia, las luces funcionando, en fin, algo diferente a la labor de impartir justicia entre sus súbditos y paz y libertad a su reino.
Y no fue amada Paloma en una blanca y real alcoba sino que fue primeramente sobada a medio tramo de las escaleras y después follada en el sucio y maloliente piso del portero. Pero a quien le importa todo esto, los sueños siempre quedan en sueños y Paloma se ve realmente satisfecha después de haber follado durante dos horas con su pseudo-príncipe.
De nuevo regresa a su casa la muchacha y después de follar tanto rato quizá puede hacer algo de provecho como estudiar u hablar con una amiga por teléfono. Una cosa es segura y es que el portero tiene el resto de la tarde libre quien sabe a qué despreciables y malolientes ocupaciones dedicarla.
Antonio, el portero, se ve satisfecho por supuesto de haber establecido relación amatoria con la chica del tercero. Por lo general tienden a calentarle los cojones las diferentes muchachas de la comunidad y por fin ha podido follarse una. Un deseo utópico sería follárselas todas, una por cada día de la semana, y haber sido de todas ellas su primer amante. El primer amante de Paloma del tercero, el primer de Lucía del cuarto, el primer del Jazmín del quinto, o el primer de Johana del segundo.
Pero Lucía es incluso quizá un poco demasiado pequeña para ser amada; aún no llega ni a los diez años. Para Jazmín, sería una gran aventura pero no sería por supuesto la primera de la bella universitaria que acumula amantes en sus recuerdos como acumula muescas en la empuñadura del revolver un viejo pistolero del lejano oeste. Pero sí quizá podría serlo para Johana, la muchacha del segundo que tendrá aproximadamente la edad de Paloma, quizá uno o dos menos. Y que tiene un similar espíritu explorador de la vida como lo tiene su vecina que por cierto podría mantener durante toda su vida.
Johana vive en el segundo y mantiene cierta amistad con sus vecinas al igual que todas ellas, entre ellas. Pero no sabe por supuesto que su vecina del tercero ha sido follada varias veces por el portero de su misma residencia. No tiene este portero para Johana el carácter repulsivo que lo tenía en su día para Paloma y que fue cambiado, después de haber sido amada por él, a un lado opuesto de su escala de valores personales. De tenerlo como una sucia boñiga de heces que se ocupa del orden de la escalera, a tenerlo como su amante secreto, aquel que la inició en el arte del amor aún de una manera un poco sucia, hubiéndosele meado encima unas cuantas veces ya. Pero hubiendo conocido con ello unos que quizá hubieran permanecido desconocidos placeres para el resto de su vida como hubieran sido estes cuya aplicación, como su inicial seducción, fue aplicada a la fuerza.
A Johana tanto le da, el portero. Es el señor que se encarga de la escalera y apenas se detuvo nunca a valorar su nivel como hombre como de tantos hombres que rodean su vida; padres, profesores, familiares, tenderos. Aún no ha llegado Johana a esa edad en que empiezas a catalogar a cada hombre según su belleza y de momento sólo adora la muchacha a sus ídolos musicales.
Pero para Antonio, el portero, eso es diferente. Johana es una tierna muchacha seguro tan virgen como lo fue en su día Paloma y ve el hombre que realmente habría una posibilidad de poseerla. Amar una muchacha es como domar un caballo; cuando has domado uno ya le tienes pillado el ritmo al proceso y más o menos ya tienes unas señas para domar al siguiente que no se te hace tan difícil. Amar a Johana sería para Antonio como domar a un segundo caballo. Con la experiencia de Paloma ha conocido este con cercanía los sentires de las muchachas, sus maneras de pensar, de moverse, de desear cosas, de obtenerlas. Y Johana es una casi igual de joven moza que por supuesto guarda grandes parecidos internos y externos con su vecina del tercero.
Hay varias posibilidades, piensa Antonio, de seducir a Johana y poder rasgar con ella otra muesca en su revolver.
Después de la follada con Paloma el portero se toma un descanso y con un té ante él empieza a debatir las posibilidades conquistatorias de "la del segundo" Ahora mismo esta se encuentra sola, su madre con la que vive sola, se ha ido a trabajar para volver como es común al tarde a la hora en que llega la mayoría de vecinos también regresando del trabajo. Podría hacerle una visita, una seductora visita a Johana.
Decidido a ello y después de su descanso, Antonio toma un par de cosas de un cajón y resuelto se dirige al piso de Johana. Al poco de llamar al timbre aparece esta ante su puerta.
- hola señor Antonio, mi madre no está en casa, dígame.
< hola guapa, estoy localizando las diferentes goteras que tiene el edificio para arreglarlas. ¿Podría entrar un momento para hacer una revisión?
- no tenemos ninguna gotera, que yo sepa.
< no bueno, no es exactamente localizar las goteras sino localizar la posibilidad de que estas surjan. Déjame echar una ojeada.
- sí claro, pase.
Cede paso la muchacha apartándose a un lado y da paso al portero de su comunidad. Antonio se dirige a donde está situado el balcón con la vecina siguiéndolo. Cuando llega a este, mira al techo como aquel que intenta localizar una inexistente gotera y se saca una correa y una pelota de goma del bolsillo. Johana observa con atención los manejos del portero y por supuesto que no comprende en absoluto el uso a que irán destinados esa correa y esa pelota. Eso serán cosas de grandes, piensa la muchacha, por lo que no le da importancia.
A lo que sí da la pertinente importancia es a cuando el portero salta sobre ella y sin darle ni un segundo a reaccionar le introduce la pelota en la boca e inmediatamente la amordaza con la correa atada alrededor de su cabeza, enmudeciéndola hasta que le crea pertinente. Johana intenta fugarse del asalto pero los fuertes brazos del portero, acostumbrados a barrer la escalera a diario, sujetan fuertemente sus débiles brazos impidiéndole oponer toda resistencia a ese amordazamiento que le dará, como tendrá ocasión de comprobar después, el poder de hacerle lo que quiera durante el resto de la tarde.
La muchacha intenta aún oponer cierta resistencia pero subyugada a una fuerza superior es arrastrada hasta su misma habitación y cerrada la puerta después de introducirse ambos. Johana mueve la cabeza de un lado a otro violentamente e intenta emitir algún sonido, pero la pelota en la boca impide toda emisión de socorro e incluso pedir, preguntar, por qué se le está haciendo eso.
< ¡Mantente quieta!
Clama Antonio con ira.
Tal clamor consigue cierto resultado y Johana abandona todo intento de fuga. Mirándole a los ojos casi llorando la muchacha inquiere al portero qué demonios se supone que está haciendo.
< tranquila, no pasará nada.
Susurra este. Es más que utópico tratar de calmar a nadie en esta situación pero para la joven vecina no queda otra opción que, aceptar la invitación del portero a sentarse en su cama. Una vez sentados Antonio toma a la muchacha de un costado y la mira a los ojos.
< no te preocupes, no va a pasar nada malo.
Ella sin embargo vuelve a mover la cabeza de un lado a otro con violencia y trata sin éxito de emitir algún sonido.
< tranquila... tranquila...
Clama de nuevo el portero ayudando ahora su petición abrazando con pausa a la chica. Este la abraza y le acaricia la cabeza con calma con lo que consigue detener la histeria de esta.
< no pasará nada...
Vuelve a decirle mirándole los ojos. Esta vez Johana no tiene la violenta reacción de antes pero se sigue sintiendo a "saltar y morder" El portero se acerca a su rostro y con pausa empieza a dedicarle varios besos.
-muac- -muac- -muac- -muac-
Johana cierra los ojos no dando crédito a lo que está sucediendo. Está siendo víctima de una violación, de una de esas violaciones que son anunciadas por la televisión. Ahora ella y por quien menos se lo esperaba, el portero de su comunidad, está siendo víctima de un forzamiento sexual porque se supone que de eso se tratará, dentro de un rato terminará siendo follada por el macho terminando con ello su infancia de una forma brutal.
Johana vuelve a ladear la cabeza de un lado a otro pidiendo clemencia, comunicando en gestos: ¡vete, déjame, váyase!
Su provisional amante determina que hará falta un poco más de convencimiento para que la muchacha acepte la situación. Apartándose de nuevo pero sin retirar la mano de su hombro Antonio vuelve a hablar a su vecina con toda la suavidad que puede.
< Johana, cielo, no va a pasar nada, no te follaré ni violaré ni nada de eso. Sólo nos daremos besos, como amigos.
Abogando a lo prometido Antonio se vuelve a acercar al rostro de la muchacha y reinicia su pausado besuqueo.
< no va a pasar nada -muac- nada -muac- nada -muac- sólo nos querremos.
Las irresolubles ansias de huida de la chica parecen haber cesado totalmente. Visto está que no hay ninguna posibilidad y lo único que puede plantearse es vivirlo de la mejor manera. Por lo que haciéndose a la inevitable situación Johana cierra los ojos y siente los besos que se desplazan alrededor de su rostro. Las manos de su pretendiente tampoco han quedado quietas y ahora acarician con ternura su cintura. La muchacha siente unos cálidos besos que se desplazan alrededor de su rostro y unas tiernas manos que le acarician la cintura, por un momento le gustaría tener libre la boca para poder asumir esos besos pero no descubre ninguna forma de decirlo amordazada como está.
El besuqueo de su adorador prosigue con una perturbadora calidez, así como las diferentes caricias que siente alrededor de su cuerpo ninguna de ellas aplicada con rudeza ni vulgaridad sino precisamente como siempre había soñado que se lo haría su verdadero amor. Cuando el rostro del portero desciende a besarle el cuello Johana no puede hacer más que dejar que su cuerpo haga la que le pide la naturaleza y abrazándolo por su ancha espalda da por fin permiso a su secuestrador para darle el cariño como lo considere oportuno.
El rostro del portero va besando el cuello de la muchacha a la vez que desciende, desabotonando varios de ellos de la camisa y dando los primeros signos de que más abajo hay un par de tiernos bultos coronados por unos rosados y primerizos pezones. El portero libera los pechitos de su pequeño sosten y empieza a sorberlos consiguiendo que la muchacha no cierre los ojos por miedo o temor, sino para sentir más intensos esos primeros besos de hombre que están recibiendo sus pechos. La mano derecha de la muchacha peca de revelar la dignidad que toda hembra está acostumbrada a ocultar y tomando la cabeza del varón la acaricia agradeciéndole el gracioso trato que le está dedicando. Sintiendo la caricia de la mano de la muchacha en su cabeza Antonio se da cuenta que la tiene en el bote.
Se incorpora y desamorzadando la moza y lanzando la pelota de goma que a la fuerza le introdujo, al suelo, da por fin un primer beso a la chica con total consentimiento de esta. Johana tiene dificultades para abrazar el ancho tronco de su portero pero aún así lo hace lo mejor que puede con el poco cariño que hasta el momento ha aprendido a dar.
La relación de ambos vecinos toma las habituales etapas que les suele tomar a una pareja de enamorados; primero se desnudan, él le come el sexo, ella hace lo mismo un rato después hasta que en un arrebato de pasión y valentía él le introduce el miembro en el orificio vaginal por muy virgen que sea este.
Cuando al cabo de ese rato de adoraciones y caricias el pene se le introduce, sabe ella que el esperado momento por fin ha llegado, por fin ha conocido de quien se trataba el príncipe azul en que tanto soñó.... y tan cerca que lo tenía........... tan cerca............
La cintura del portero salta encabritada encima de las abiertas piernas de la muchacha.
- aaaaaah aaaaaah aaaaaah aaaaaah aaaaaah aaaaaah.
Es tan grande, y dura, y le ha hecho tanto daño al entrar, pero ahora le gustaría tenerla para siempre más dentro de si. La muchacha espera no tener que compartir a su amante con nadie.. y quien querría coger con este hombre viejo, sucio, gordo y maloliente...