El polvo de hoy
Una cita que termina de forma inesperada.
El polvo de hoy
Miércoles 26 de septiembre 2001. 20:30 horas.
Acabo de terminar una jornada muy dura en el trabajo. Muchos problemas, reuniones, no he podido ni ir a comer.
Había quedado con Marcos a las 19 horas y tuve que mandarle varios mensajes al móvil diciéndole que no sabía si al fin podríamos quedar.
Hace unos minutos al terminar la reunión le he manado uno citándonos en la plaza de Castilla a las 20:50.
20:55. Tras un paseo en Metro he llegado a mi destino. Hay mucha gente pues había futbol creo y el metro venia abarrotado, pero por fin he llegado. Le he visto esperándome en su BMW rojo. Me ha saludado con la mano y me ha invitado a subir. Le he dado un beso en la mejilla y hemos charlado de como estaba, etc. Me ha dicho lo bonita y bien que estaba y hemos pensado en ir a una cafetería próxima a su oficina a pocos pasos de aquí.
21:00. Al llegar a la cafetería no había sitio donde aparcar, pues sigue estando en Castellana y con el futbol. Entonces me ha sugerido salir de Madrid. Hemos cogido la carretera de Burgos y tras unos kilómetros hemos salido por la vía de servicio no sé bien hacia donde. El caso es que poco después estábamos casi en pleno campo. Parece mentira que en Madrid aún queden sitios así. Ha aparcado cerca de unos árboles y hemos estado charlando. Le he contado que estoy indecisa con su relación, sin comentarle que contando a mi marido, en cuatro días he estado con tres hombres. El me ha dicho que le sigo gustando y que le apetece mucho estar conmigo y acariciarme y sentirme y que desde hace un mes que estuvimos juntos en la cama por última vez, estaba deseando volver a verme. Ha estado fuera por temas de trabajo y de ahí que no hayamos podido vernos antes.
Me ha cogido las manos y ha querido besarme, pero yo estaba muy nerviosa y confundida, a veces me siento una autentica puta, devoradora de hombres y pienso si tal vez he llegado a un nivel en que cualquier hombre que se acerque a mí y me proponga una relación física lo aceptaré sin más. Le he rechazado un poco y le he notado sorprendido y triste. Me ha dicho que qué me pasaba pero no podía contárselo con detalle. Ha insistido un poco más y... he sucumbido. Nuestras bocas se han devorado mientras su manos han desabrochado mi chaqueta y mi blusa apoderándose de mis tetas en un abrir y cerrar de ojos, ha echado mi asiento para atrás y una mano a levantado mi corta falda dejando mis piernas y sexo al aire tras apartar el diminuto tanga que me había puesto hoy, entonces su cabeza ha bajado hasta my sexo y ha empezado a comérmelo mientras mis gemidos agarrada al asiento llenaban todo el coche. Cuando me he corrido le he empujado hacia atrás y he sacado su polla del pantalón y sin pensarlo me la he metido en la boca mientras él seguía magreando mis tetas y mi culo que dice que le encantan.
Tras una larga mamada se ha corrido sobre mi cara aunque algo he tragado pues no me dio tiempo de sacármela de la boca cuando llegaba.
Después hemos seguido besándonos, yo casi desnuda dentro del coche por lo que mi sensación de puta ha aumentado, y de pronto el me ha dicho que no podía aguantarse más y que me iba a follar. Le he dicho que no, al menos en el coche que buscáramos otro sitio. Se ha recompuesto mientras yo me vestía y hemos vuelto a Madrid. Había poco tráfico de entrada y hemos llegado a su oficina cerca de la plaza de Castilla, ha dejado el coche en el parking y hemos subido. Ya en el ascensor ha vuelto a meterme mano y besarme como un loco. Nada más entrar en la oficina, me ha llevado a la sala de reuniones y me ha tumbado sobre la mesa con las piernas colgando. Me ha subido la falda y quitado las bragas. Luego me ha abierto la chaqueta y la blusa y ha empezado a comerme las tetas. Yo estaba súper caliente y deseando que me la metiera ya. Entonces se ha puesto un preservativo y de un solo golpe me la ha metido hasta los cojones haciéndome dar un grito de dolor. Estaba realmente frenético y en cada empujón yo pensaba que me la sacaría por la boca, mientras me agarraba de las tetas para que con sus envites no saliera disparada de la mesa y me decía lo puta que era y lo bien que se lo estaba pasando conmigo. Yo le decía qué me diera más duro, me apetecía sentirle así de salvaje. Ha sido de escándalo mientras yo me ayudaba con la mano, pues tenía ya el clítoris muy irritado. Nos hemos corrido casi al tiempo y se ha derrumbado sobre mí. Le he notado como muy dominante, pues tras unos segundos se ha levantado y sin decirme nada se ha ido al baño. Yo me he quedado tumbada sobre la mesa mientras me entraban unos escalofríos de excitación y pensaba que en 6 días, contando a mí marido me habían follado 4 hombres y había tenido al menos dos por día el de turno y/o mi marido. Nunca había tenido una semana igual y me sentía muy puta.
Cuando ha vuelto le he dicho que, me sentía extraña, como una puta ninfómana y se ha sonreído. Me ha dado un beso y me ha dicho que mañana hablaríamos, que era tarde, cerca de las once, y debíamos volver cada uno a nuestra casa. Me ha llevado y en el coche casi no hemos hablado, le he notado serio y pensativo. Al despedirnos nos hemos dado un fugaz beso en los labios y al subir a casa me sentía como flotando.
Mi marido sabía que había quedado con él así que al llegar me ha peguntado que qué tal. Le he dicho que muy bien pero que me sentía extraña. Hemos cenado casi en silencio y luego nos hemos sentado en el salón. Le he dicho que estoy un poco desorientada, 4 hombres en seis días, y que además cada vez me gusta más el sexo y los plazos desde que conozco a un hombre y las ganas de acostarme con él, son más cortos, que me siento como una puta ninfómana, una devoradora de hombres y no estoy segura de no aceptar al primero que llegue y me proponga irme con él a la cama. En las reuniones con frecuencia miro a los hombres presentes y me imagino con ellos en la cama. Mi marido me ha dicho que no me preocupara y que debía quizá tomarme un respiro estos días y lo vería todo de otra manera en unos días. Luego con mucho cariño y sensibilidad me ha desnudado me ha tumbado sobre la mesa del salón y tras comerme el coño y hacerme llegar un par de veces, me ha follado con mucha ternura provocándome algún orgasmo más. Luego nos hemos duchado y nos hemos ido a dormir. Mañana será otro día. Y el viernes he quedado a comer con Mathews. No sé si me propondrá reanudar nuestra relación, pero no estoy segura de poder resistir si decide atacar de nuevo.