El Poeta Maldito... (Tercera parte)

Hicimos silencio, yo sentía que mi cara se encendía en llamas, y cuando sentía que el suelo finalmente se abría para tragarme atendiendo a mis suplicas. El me besó. Mi primer beso. El más tierno que podré recordar. (Contenido Sexual limitado, es necesario para que conozcan a Midas)

Sr. Berman, Rubén, Moisés, va para Ustedes.

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Abandonado en un rincón sin luz

sólo nada le rodeaba,

alimentando su inquietud,

una imagen en lo alto iluminando sin luz,

y él, príncipe y rey,

le veía entre su llanto, alejándose, culpándose, sin derecho a ser perdonado.

Condenado a estar a solas por no amar a nadie más,

sólo a amar al violinista y a su extraña soledad.

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¿Qué es el miedo? ¿Una emoción desperdiciada? ¿Un pensamiento cobarde? ¿Una sensación imaginaria? O acaso el miedo es simplemente la representación de aquello desconocido que nos persigue dondequiera que vayamos para terminar metiéndose debajo de nuestra propia cama… O en nuestra propia cama…

En mi caso el miedo aparece hacia el compromiso, hacia las personas. Le temo al afecto, a la lluvia, a las carreteras rodeadas de árboles, al pasado y al olvido… Sobre todo al olvido ya que no termino de entender si es algo que poseemos y siempre será nuestro o es algo que se nos va y nunca termina de irse… Hoy mi miedo tiene nombre, y esa palabra “Hoy” tiene dos vertientes. En este momento el miedo se llama Moisés; este jovencito que irresponsablemente vino a dar entre mis brazos, entregándome su tesoro más preciado sin saber que mientras lo tomaba, yo le hacía el amor a otro hombre… En este momento, siento un miedo sin nombre al que llamo maldito poeta; el que no sé si me tiene embrujado o estoy volviendo a ser el mismo que Minos ayudó a crear…

Si, me estoy jodiendo otra vez… Hace años que no revivía ese nombre en mi cabeza. Minos, mi primer amigo, mi primer confidente, mi primer amante e desafortunadamente mi primer amor… Aquellas largas horas de soledad, en las que mis padres me dejaban a un lado en una casa abarrotada de cosas, Minos fue lo único humano con lo que pude contar. Yo tenía catorce años cuando lo vi por primera y ya estaba siendo todo un cabroncete, pero inocente, sin duda… Con ganas de crecer para ser “diferente”… Con talento para la pintura y para el Violín… Minos llegó de repente con sus dieciséis años, su cabello negro bien peinado, ojos azules como enormes estrellas y su soberbia por todos lados, con su cuerpo puberto que comenzaba a hincharse y sus hormonas aceleradas; quizá estaba tan abandonado como yo. Su padre (luego me enteré que su madre se había ido con un hombre más joven y más rico) lo llevó por primera vez esa navidad. Era el único amigo de mi padre que nos frecuentaba. Y con la alegría de una navidad en compañía, en familia; me quede mirando por la ventana como los tres (Mi padre, mi madre, y el padre de Minos) se iban quien sabe a dónde, y al voltear ahí estaba ese jovencito malhumorado con cara de corazón roto… Traté con mucho empeño hacerlo sonreír, porque lo entendía, pero él ya estaba muy jodido… La semana que convivimos, sólo me hablo un par de veces, gritándome

-Ya déjame en paz, niño marica!-

Las siguientes vacaciones lo volví a ver, con el cabello más largo y los ojos aún más sombríos. Yo no le dirigí la palabra y me encerré en mi habitación a tocar mi violín, Tsuki no kakera era mi elección ese día ( http://www.youtube.com/watch ? v=wFU9nE1Ozkw ) y en ese sonido me olvide de aquél desagradable invitado. Tras varias horas de práctica mi estómago me ordenó ir a buscar a Helena para pedirle algo de comida, pero al abrir la puerta allí estaba Minos, con los ojos sumamente abiertos y lágrimas asomando a través de ellos, yo quedé pasmado al casi chocar contra él y verlo así… pero el al notarme allí se secó los ojos y se retiró rápidamente…

Los días siguientes practiqué en el gran salón de la casa, con Helena (nuestra ama de llaves), el Sr. Harold (nuestro jardinero) y por supuesto Minos como mis espectadores… Supongo que ver a un niño de 14 años interpretando cualquier cosa en un Violín era sumamente asombroso, ya que los dejaba siempre pasmados… Pronto Minos comenzó a acercarse a mí. Parecía con pena, cuando me pedía que lo enseñara a tocar. Y mucho más asombrado lo notaba luego cuando le mostraba algunos de los cuadros por toda la casa señalando aquellos que yo había pintado… Me sentía grande e importante junto a él, toda la atención que siempre había tratado de conseguir de mis padres, la estaba teniendo de ese no mucho mayor que yo y que apenas conocía.

Con el tiempo Minos se fue abriendo un poco más y fue ahí donde por fin nos dijimos nuestros nombres al caer en cuenta de que nunca nos habíamos presentado formalmente. Midas y Minos, el rey que todo lo convertía en oro, y el rey que aprisionaba sus demonios en laberintos sin salida…

El destino estaba jugando de manera pretenciosa y ninguno de los dos lo sabía… Él me contó que su madre era una mujer muy joven y muy bella, que no resistió llegar a los 30 junto a un hombre de casi el doble… Me contó que su padre vivía para el trabajo, y para descansar, mientras él un día se cansó de tratar de demostrarle a su padre que él seguía ahí, y se acostumbró a guardar silencio, a dar órdenes y a estar solo… Los años pasaban y yo aprendí también a tocar el Piano, pero la música se convertía en mi segundo o tercer placer favorito,  pues también estaba la pintura, lo que quería estudiar y el primero, sin duda, era la compañía y las conversaciones con mi amigo Minos…

El comenzó a frecuentar los lugares de alcurnia, los clubes, las canchas de tenis y las piscinas de natación; conoció a Lorena Aranguren, y extrañamente mi corazón se rompió… tenía yo dieciséis en ese entonces, el cabello algo largo y el cuerpo delgado, cuando le grité lleno de furia bajo la lluvia después de correrlo de casa, que no volviera, que no quería verlo jamás y le arrojaba la bufanda que me entregaba no sé por qué motivo… Cuando me preguntó qué me pasaba inexplicablemente le dije que lo amaba. Ambos hicimos silencio. Yo entré en pánico y corrí hacia adentro dejándolo a él petrificado bajo la lluvia… Me acababa de asumir homosexual sin habérmelo planteado nunca antes. No salí de mi habitación en semanas. Y cuando lo hice, la primera imagen que vi fue la de Minos abalanzándose sobre mí con un abrazo enorme, aquella bufanda y perfume caro…

- No vuelvas a dejarme así, no lo vuelvas a hacer -

-¿Qué te pasa? Suéltame… - Decía zafándome de sus brazos - Respecto a lo que te dije la otra noche… Te pido que no me hagas caso -

- No puedo -

-¿Cómo que no puedes? Estaba en un error, sólo sentía celos porque ya no pasabas tiempo conmigo… Eso era todo…

- Qué lástima… -

-¿Por qué dices eso?-

- Porque después de esa noche, yo entendí que también te amo…. -

Hicimos silencio, yo sentía que mi cara se encendía en llamas, y cuando sentía que el suelo finalmente se abría para tragarme atendiendo a mis suplicas… El me besó. Mi primer beso… El más tierno que podré recordar…

Hora de parar los recuerdos. Moisés está despertando. Me aterra no saber qué hacer. Así que salgo de la cama rápidamente y me meto a la ducha. Me veo en el espejo sobre el lavabo y me siento mal, con un profundo vacío por dentro; al abrir la llave y tratar de tomar agua entre las manos veo ese maldito temblor y sujeto los bordes del lavabo… Siento como la respiración se me vuelve un desafío, mi corazón se estruja, la vista se me empieza a nublar y mis ojos se humedecen… Midas, alto, hace 10 años prometiste no volver a llorar; esto te pasa por pensar en Minos. Cierro los ojos, trato de respirar lenta y profundamente. Así me meto a la ducha y logro salir renovado. Al abrir la puerta veo al pequeñín frente a mí, haciendo amago de darme un abrazo, lo detengo con mis manos en sus hombros, le doy los buenos días de manera automática y sigo mi camino en busca de ropa. Trato de ignorar su expresión, no quiero más sentimientos por el momento y de ser posible, nunca más quiero sentimientos…

Al terminar de vestirme llamo a Darío y Rubén, les pido que se vayan a casa, les doy el fin de semana libre; pienso un momento y ni siquiera sé por qué los contraté. Por mucho título que tenga, por mucho lujo que posea, dudo que alguien sepa quién soy…

Necesito un estímulo lo más pronto posible, mi cabeza colapsará si no me detengo pronto. Soy bombardeado por mi subconsciente que lanza imágenes de Minos, de Moisés, del poeta… Esto es nuevo, sólo Minos tenía ese poder… ¿Acaso siento lo mismo? No es posible. Hace diez años renuncié a mi corazón. Música, algo de música. No, mejor debo salir de aquí y así obligo a Moisés a retirarse sin inventarme alguna rara excusa. ¿Qué me pasa? Siento que no tengo el control, estoy ansioso… Y lo estoy llamando por su nombre ¡maldita sea! ¿Para qué escuché su nombre? ¿Por qué me lo traje a casa? Sin darme cuenta he encendido el reproductor y suena Tartini “Il trillo de diavolo”, maldición, arrojo el reproductor al suelo en un ataque de ira. Detrás de mí Moisés con una expresión de miedo… Lo veo a los ojos y trato de excusarme. Poniendo una mano en mi cintura, otra en mi frente tapando mis ojos. En ese momento reparo e que sigo apenas envuelto en mi toalla.

- Disculpa… Cosas de trabajo… Hay un problema -

Me doy cuenta de que no me entiende y sigo elaborando mi mentira.

- Gracias por acompañarme anoche, pero ya debo irme y tú también. Por favor vístete y márchate .-

Lo veo bajar su mirada y decido darle la espalda una vez más. Me visto rápidamente y espero junto a la puerta sin zapatos a que el termine de atar sus zapatos. Se acerca a mí y con la mirada gacha me dice:

- Mi primera vez… No debió der así .-

Me siento un poco desencajado y  procedo a defenderme como estoy acostumbrado cada vez que alguien trata de colocar culpa sobre mí.

- Tú decidiste venir conmigo, piensa en lo que te llevó a hacerlo. Tú decidiste meterte en mi cama. Tú decidiste todo. Ya eres un chico grande. Lamento no ser lo que esperabas. Además, las primeras veces nunca son como “debieran” -

El me mira con incomodidad y trata de abrazarme, yo le tiendo la mano y él comprende. Finalmente sale de mi habitación y cuando estoy por cerrar la puerta, lo oigo gritar - Espera -

Con resignación, algo conmovido y bastante irritado lo escucho decir avergonzado

- No traigo dinero conmigo, podrías… -

Pongo los ojos en blanco y de mi billetera saco 300Bs y se los entrego. Se sorprende un poco y replica

- Es demasiado, sólo necesito para un bus -

- Descuida. Además, deberías caminar, no vives tan lejos - y cierro la puerta.

Que bien que ya se ha acabado la pesadilla del niño… Me siento en el sofá frente a la ventana y cierro los ojos recordando su rostro, su cuerpo aniñado y lampiño, sus nalgas redondas y pequeñas y al empezar a empalmarme me reprocho no haberlo cogido una vez más. Pienso pedir algo de comer, pues no lo hago desde el almuerzo de ayer, la cena que pedí ni siquiera fue tocada. Además quizá me la traiga el mismo camarero y pueda ayudarme a liberar estas tensiones. Lo hago, pero me lo trae una señora gorda, con un moño  bien recogido y nada apetecible en toda su imagen. Agradezco con una sonrisa y desayuno sin prisa leyendo el periódico. Más muertes, más fanatismo político, más escándalos y más basura…

Finalmente me he calmado, Mis manos ya no tiemblan, mi cabeza se alivia un poco, mis recuerdos cesaron y me siento más “yo”. El que decidí ser. Pienso buscar algo de sexo virtual, para variar, pero al mismo tiempo noto que el día es largo y puedo conseguir algo real que me saque la culpa de follarme a un niño virgen.

Un reflejo azul eléctrico llama mi atención y mi ánimo vuelve a caer. Tomo el folleto de Aguamala y encuentro una dirección de correo. Como un adolescente entro a dicha dirección leyendo la programación de la semana. El Poeta maldito se presentara nuevamente el sábado. Clickeo la entrada a la descripción de su show y bingo, Twitter, Facebook y un blog del artista… Redirecciono y comienzo a ver sus fotos. El muy imbécil esta como él quiere. Varias colecciones de fotos de tipo profesional, exhibe su espalda ancha, sus brazos gruesos, su abdomen marcado, todo su cuerpo fibroso. Allí puedo apreciar finalmente todos sus tatuajes. El en hombro derecho veo un símbolo del cristianismo, un sello redondo con una cruz al centro y con varias letras alrededor, en el hombreo izquierdo otro circulo con varias estrellas de seis puntas superpuestas recordándome a un libro sobre angelología que leí hace muchos años, sobre sus costillas, el perfil de una mujer con alas en estilo tribal, en el centro de su espalda varias figuras con características celta unifican los círculos de sus hombros con uno en el centro de su espalda en el que se encuentra Ygdrassil, En el pecho la frase Ton âme m'appartient en letra cursiva me aterra, reviviendo el eco de su voz repitiendo aquella frase. Y por último en sus antebrazos veo frases del principito… Finalmente un cliché en el hombre misterioso.

Antes de reaccionar, noto mi mano recorriendo mi verga dentro por sobre mi ropa, y algún tipo de morbo me invade al saberme vestido, excitado y espiando el perfil de un desconocido. Saco mi pene, tan duro como siempre y sin embargo, creo que un poco más rígido de lo acostumbrado por mi cremallera y me siento imponente, como si mi falo fuese un cetro. Abriendo una a una las imágenes de aquél poeta doy con una que me paraliza el corazón. Sentado de medio perfil, sobre el suelo, una pierna tendida y la otra flexionada, está desnudo tapando su miembro con la ubicación de su brazo, mirando a la cámara, mirándome a mí, con desinterés, con ternura, seductoramente… Tiene el cabello negro, algo largo y me recuerda mucho a Minos.

Con la sorpresa, sólo pude terminar mi paja de manera frenética, casi con dolor. Sacudiendo mi verga una y otra vez apuntando hacia su fotografía; recorriendo mi pecho con mi mano libre y pellizcando mis pezones como un castigo placentero. Mi cuerpo convulsiona, y yo me quedo sin respirar, el mundo se vuelve blanco y negro… Un disparo y aparece el color blanco llenando todo el mundo, dos disparos y el rojo y el verde comienzan a llenar las cosas, tres, cuatro, cinco disparos, y a full color, brillante y tembloroso, observo la pantalla del portátil llena de semen, bastante espeso, aunque haya eyaculado sin parar las últimas 24 horas… Cobro el aliento y observo una entrada reciente en su perfil

“Nos vemos esta noche en el teatro Nueva era, llevo mis versos y lo queda de mi alma para ustedes”

-Ahí te veré…-

Se escapa de los labios, y sonrío…

Me dirijo hacia mi cama para tomarla toalla y limpiar lo que he ensuciado y entonces observo el bajo rojo “prostituta” la funda gris con negro y en mi mente aparece la cara de Moisés…

-Mierda-

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Su figura se hizo otra por el alma enamorada

que circundaba su sangre

es sus ojos una estrella

que cubrían los mechones de pelo negro brillante

y la mirada perdida del ángel entristecido

se volvió más penetrante, más profunda y hechizante.

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Lamento la tardanza en subir mis relatos, y esta manía por continuar dos historias a la vez. A aquellos que siguen la historia de Tom&Joseph, este fin de semana subo la siguiente parte. Miranda va cobrando un poco más de espacio en la historia, y como se deja ver en la parte anterior, Tom y Joseph van poniendo los pies un poco más dentro de la realidad.

Y a aquellos que me regalan sus minutos para leer la historia de Midas, mi gratitud una vez más, sé, estoy consciente de que no es ni lo suficientemente morbosa ni lo suficientemente sencilla para dedicarse a ella, sin embargo, esta historia lleva mucho tiempo armada en mi cabeza y finalmente me decido a compartirla, pues, me gusta mucho el imbécil de Midas y todo lo que guarda dentro de sí.

Un abrazo venezolano a todos los que me leen! No olviden comentarme y escribirme, de verdad lo valoro y siempre es de mucha ayuda para mejorar los relatos.