El Poeta Maldito (Capiítulo 6)

Luego de acumular tantas emociones dentro de su frágil coraza, Midas termina roto entre los brazos de Moisés. Quedando encerrado en su peor alucinación, su pasado... volviendo en sí como víctima de su mayor miedo "la vulnerabilidad".

CAPITULO 6

Oscuridad Blanca

La noche se aleja

y aquella inmensa luna

se esconde su propia soledad.

El cielo poco a poco

oculta las estrellas

dentro de su propia inmensidad. Amanece.

Yo espero los rayos de sol

que pronto acariciarán mi cara,

Pero me envuelve la niebla

Y de nuevo estoy sumido en la oscuridad,

Oscuridad blanca.


Cuando esas lágrimas silenciosas que discretamente descendían por mis mejillas dejaron de ser suficientes, un alarido se disparó de mi garganta provocando que los dedos de Moisés se clavaran en mi espalda; el me pregunta qué pasa y lo noto tratando de buscar mi nombre entre sus titubeos…

No, él no sabe mi nombre…

De pronto siento como todos mis miedos comienzan a materializarse…

Lentamente voy dejando de escuchar, lentamente voy dejando de sentir, y frente a mí, una espesa luz blanca comienza a aparecer hasta que se apaga mi mundo.

Perdóname por esto… Carajito…

-Midas…-

Podía escuchar un susurro en esa voz tan perfectamente conocida para mí… No quería creerlo…

-No quería hacerte daño…-

Pues lo hiciste maldito idiota (pensé). No quería responder. Permitir que las palabras salieran de mi boca, responderle, reconocer que le oía era firmar mi propia acta de locura, o admitirle que seguía presente en mi cabeza aún después de tanto tiempo.

-No quise arruinar tu vida…-

Se oía su voz más clara mientras lo sentía respirarme en la nuca y acariciarme suavemente detrás de  mi oreja…

Me rodea lentamente mientras yo bajo la mirada, está parado frente a mí y con tan sólo ver ese pantalón que tanto me gustaba que llevara no puedo contener las lágrimas

-Midas, mírame…-

Con sus dejos toca mi mentón y suavemente eleva mi cabeza… Y yo veo su belleza, la misma belleza de sus veinte años… De esa última vez que lo vi…

-Ojalá pudieras recordar cuanto te amo, así como recuerdas todo de mí con tanto odio…-

Con esa hermosa sonrisa que me enamoró cuando apenas era un niño, se acerca y me besa en los labios, susurrando al mismo tiempo sobre mi boca

–No te detengas-…

… Ya no sé cuánto tiempo llevo así. No sé si quiera si sigo vivo. Sólo sé que no hay sensaciones en mí, sólo estoy rodeado de oscuridad. No hay sonidos… No hay nada. Si estoy muerto entonces me siento decepcionado porque suponía que encontraría paz, pero más bien me siento desesperado, atrapado, solo; como si más bien estuviera encerrado dentro de mi propia mente… Si estoy vivo, entonces estoy molesto, porque me permití que ocurriera nuevamente…

A mis dieciocho años, luego de aquél accidente, luego de todo lo que pasó, recuerdo haber sentido que el mundo se derrumbaba a mis pies un día, y entonces todo se apagó…

Cuando desperté habían pasado meses, y estaba solo en una habitación a la que entraba una tenue luz amarillenta a través de las cortinas terracota, unas flores a un lado, y un sillón al otro lado, sentada en él, Helena, que al verme girar la cabeza se desparramó en llanto y en abrazos…

Así que si sigo vivo y debiese despertar, el odio que sintiera por mí mismo crecería por haberme dejado dominar otra vez…

Mi último recuerdo, es algo confuso… Minos me habla… Me toca, me besa… Pero yo no puedo parar de llorar mientras lo abrazo… Allí todo se detuvo…

Es como si hubiese tenido una vida imaginaria todo este tiempo, como si jamás hubiese despertado esa primera vez…

NO! Nada pudo haber sido falso, Sé que el tiempo transcurrió, sé perfectamente que es imposible que Minos me haya besado, pero sé que ese abrazo existió… Ese abrazo es lo más real que puedo tener en este momento… Ese abrazo de… de… MOISÉS!!!

Midas tienes que despertar, hazlo pronto! Hazlo para que abras los ojos aún entre los brazos de ese carajito, no lo sueltes, no dejes que te suelte…

De pronto en ese intento desesperado por volver a la realidad, todo se mueve rápidamente y puedo ver a Minos, hermoso, con su torso descubierto y el cabello largo enmarcando su rostro, me tiende la mano con una leve sonrisa y tímidas lágrimas en los ojos ofreciéndome la eternidad junto a él…

Me pongo de pie y seco mi rostro, inexpresivo, y de mi garganta insegura brotan esas palabras temblorosas

-Te perdono amor mío… Pero debes terminar de partir…-

Fijando su mirada en mí pude ver como el brillo volvía a sus ojos y esas lágrimas terminaban de caer mientras su sonrisa crecía…

-Gracias… niñito…-

Poniendo un beso en sus dedos y entregándoselo al aire  para hacerlo llegar a mí, noté como toda la luz blanca que envolvía el lugar se apoderaba del fantasma de Minos, llenándolo, y haciéndolo desaparecer como si tratara de una diminuta luciérnaga viajera…

Todo lo que antes era blanco, ahora era sólo negro, espeso… pero podía oír un hilo de voz, que poco a poco comenzaba a dibujar líneas rojas a mí alrededor. …

-Hola… ¿cómo está todo ahí dentro?… espero quieras despertar pronto. Te traje una flor, jeje… No sabía, no lo creí apropiado, pero quería traerte algo… vaya, aún no puedo creer que estés así, me diste un buen susto ese día en tu apartamento cuando te desvaneciste. No sabía qué hacer, grité hasta que un camarero llegó a ayudarme, te recostó sobre sus piernas tratando de reanimarte pero no funcionó… parecía conocerte, me sentí muy celoso… me sentí incluso estúpido…  Luego sin poder hacer nada terminaste aquí… Sigo sorprendido por quien eres, finalmente supe tu nombre y tuvo que ser de esta manera. Me has hecho mentirle a todo el mundo para poder verte, pero es que tenía que hacerlo… supongo que será una absurda fantasía haberme enamorado de ti. Pero ocurrió… -

MOISÉS! Aquí estoy, puedo escucharte! Probablemente yo también estoy…

-Estas semanas no me he sentido bien… te he traído en mi mente todo el día, todos los días…-

¿¿¿SEMANAS??? ¿Cuánto tiempo llevo así?

-He perdido la cuenta de cuantos suspiros me has arrancado… ya debo irme, debo ir a cambiarme para ir a clases…-

Siento su rápido beso en la mejilla y su mano cálida sobre la mía fría.

-Mañana volveré…-

Y en señal de respuesta trato de apretar su mano… Por un momento creo haberlo conseguido, pero siento como me deja y escucho la puerta cerrarse. No puedo creer que lleve varías semanas en estas condiciones.

Tengo que salir de esta cama. Tengo que mirar fijamente a Moisés y decírselo.

Escucho la puerta abrirse nuevamente y pisadas firmes… Oigo el ruido de cortinas correrse y siento la luz del sol acariciarme… puedo imaginar todo con claridad…

Entonces siento como mi cuerpo queda descubierto y una mano firme comienza a acariciarme desde mi tobillo, sube con firmeza por toda mi pierna y se abre paso a través de mi abdomen y pecho hasta llegar a mi cuello…

Me siento indefenso, acorralado, impotente, y me congelo cuando escucho esa voz

-varios dias ya querido jefe… y puedo decirle que su belleza sigue intacta… cómo disfruto ser el único capaz y dispuesto a levantar su cuerpo… así puedo desvestirlo…-

Siento como me quita la única prenda que vestía mi cuerpo

-Acariciarte…-

Me toca como si quisiera arrancarme la piel…

-Limpiarte…-

Y siento una toalla húmeda y fría deslizarse por todo mi cuerpo una y otra vez…

-Lástima que no te pongas duro…-

Lo dice mientras me toca el pene tratando de masturbarme.

-Y que no estés consiente para que disfrutes conmigo…-

En otra situación esto me tendría excitado, pero en este momento siento miedo…

-Nunca pensé que pudiera tenerte para mí solo en el momento en que me contrastaste como tu guardaespaldas… Tenía que verte ir y venir con mil hombres diferentes y no te atrevía a responder mis miradas hasta ese día en el centro comercial… Por cierto, eso me trajo muchos problemas con Rubén; me puse muy nervioso cuando por primera vez me diste la mano… Y ahora que no puedes poner resistencia… Puedo tomar de ti, lo que yo quiera…-

Es Darío…


Atrapado en mi mente

merodeando como león enjaulado buscando la salida

atrapado en mi cuerpo

blandiendo banderas blancas

que piden auxilio y profesan paz...

despierto...

y sigo atrapado

en la maldita realidad.

Un abrazo Venezolano

Chriss