El planton
Habia quedado con unos amigos en un bar de Chueca, pero se me hizo tarde y cuando llegue ya se habian marchado, entonces paso algo inesperado.
Comprendí que al atrasarme en reunirme con ellos, se habrían marchado de juerga a otro sitio
Al entrar de nuevo al local de un grupito de cuatro o cinco tíos, me llamo la atención la mirada descarada de uno de ellos.
Era de mediana estatura, metro setenta y cinco más o menos, alrededor de 80 kilos de peso, pelo corto, y barba de una semana recortada, el color de su pelo y de piel, era moreno, y tenía unos negros, que en la oscuridad de local, brillaban como si fueran dos estrellas.
Me comía con la mirada y yo no era capaz de retirar la mía de el.
Azorado por el descarado que tenia, fui al baño. Al volver unos minutos después ya se habían marchado.
Termine mi copa y tras comprobar que no tenia ninguna llamada en el móvil, ni tan si quiera me habían mandado un mensaje como respuesta al mío, me marche al hotel.
Al cruzar la calle desde Hortaleza y cruzar Gran Vía, gire en Montera para entrar en mi hotel.
Allí en la puerta del hotel, estaba el, se estaba despidiendo de otro de los tíos del corrillo del bar.
Entre en la recepción y me entretuve unos instantes mirando unos folletos.
Al pasar detrás de mi entre el ruido de la ropa al andar, me pareció oírle, 506.
Me volví a mirarle, el clavo sus ojos en mi, y con liguero movimiento de cabeza mientras se dirigía al ascensor me invito a seguirlo.
Entro en la habitación, y dejo la puerta encajada, cuando llegue segundos después solo tuve que empujar. Una mano me agarro y tiro de mí hacia el anterior, nada mas cerrar la puerta, me empujo contra la pared y sin dejarme tan siquiera de tomar resuello me beso apasionadamente.
A penas tuvimos tiempo de recuperar la respiración, cuando ya habíamos arrancado las ropas de nuestros cuerpos.
Tenia un cuerpo sorprendentemente perfecto, una belleza griega, peludo, bronceado, no estaba musculazo, pero el contorno de su cuerpo era perfecto, una raspa de pelo como si fuera un perfecta línea descendía desde su ombligo hasta su sexo.
Baje la mirada y a punto estuve de salir corriendo, me agarro, me volvió a besar y rodamos por la cama enzarzados en un nuevo y calido beso.
Se puso encima de mi, extendió mis brazos por encima de mi cabeza y dándome pequeños mordisquitos bajo por mi cuello, llego a mis pezones, y los lamió, después mordió mis piercing y tiraba de ellos, para volver a lamerlos y humedecerlos, siguió lamiendo mi pecho con su lengua húmeda y caliente llego a mis axilas, metió su nariz en ellas deleitándose con su olor fuerte y ácido, y las lamió, fue de una a otra, para volver a la primera, su ritmo de juego cambio, había entrado en un estado frenético, y parecía enloquecido, ya no tenia interés por mi boca, los besos eran un juego menor, bajo a mi polla y se la metió hasta los huevos, la lamió con frenesí, lamió mis huevos y me los dejo bien ensalivados, después me levanto las piernas.
Mi cuerpo temblaba del placer que esa lengua me estaba produciendo, pero al levantarme las piernas, mi cuerpo que parecía muerte se revelo.
Me miro a los ojos, y me dijo, no temas, de momento solo te quiero dar placer.
Me hizo cogerme las piernas con mis propios brazos, abrió mis nalgas con sus manos y volvió a deleitarse metiendo su nariz lo mas dentro que pudo de mi culo.
Permaneció unos segundos que se me hicieron eternos, después se separo unos centímetros, pude contemplar su cara, sus ojos en blancos y una gran serenidad en su rostro, era como si alguien con mono de cualquier droga se acabara de meter el mejor chute de su vida.
Después volvió a realizar la misma operación pero mas brevemente y empezó a lamérmelo tímidamente.
Mi cuerpo temblaba, estaba súper excitado, mi piel disfrutaba con cada caricia, mi polla pegaba saltos a cada lametazo en mi culo, yo me relajaba, disfrutaba y me dejaba hacer.
Jamás había disfrutado de esta forma tan desinhibida, nunca me había dejado llevar de esto modo y como recompensa, a cada lametazo, mi cuerpo se convulsionaba, mi columnas se ponía rígida una y otra vez para después a punto de caer en el abismo del orgasmo, volver a relajarme t comenzar de nuevo.
Me sentía como en una montaña rusa que me llevaba a la cumbre del placer, para desfallecer en la parte baja y volver a subir a la cumbre.
Mis ojos pestañeaban inconscientemente, los tenia vueltos y ya era incapaz ni tan siquiera de poder mantenerlos cerrados.
Soltó mis piernas de mis brazos, se tumbo encima de mi acomodo su sexo sobre mi, y dulcemente me dijo.
Soy todo tuyo, hasta ahora he llevado cabo mi fantasía contigo, ahora te toca a ti.
A partir de ahora tu eres el guionista y el protagonista de cómo quieras que continuemos.
Salimos de la cama, y nos volvimos a unir en un apasionado beso, después le susurre al oído, sigue.
Me puse a cuatro patas al borde la cama, le empuje del hombro hacia mi culo ofrecido, y espere el suave tacto de su lengua húmeda y caliente. Sus masajes alrededor de mi oscuro ano, notaba como ensaliva en la parte superior de mi raja, y con la lengua lo recogía para deleitarse en lubricar una y otra vez mi cada vez mas dilatado y deseoso agujero.
Por primera sentir posar sus grandes manos en mis redondas y turgentes nalgas. Las poso sin violencia, pero con brusquedad , escupió nuevamente sobre mi caliente agujero y tras llamar la atención de mi mirada, lamió generosamente el dedo índice de su mano derecha y sin grandes esfuerzos la metió sin prisas, pero con decisión , lo volvió a sacar totalmente de mi interior, sentí como lo volvía a lamer y a lubricar para instantes después hundirse de un solo golpe, fuerte, potente, hasta lo mas profundo de mi, hasta que el resto de sus dedos, hicieron una potente presión sobre mis entregadas nalgas.
Repitió la misma operación, volvió a lamer su dedo, deleitándose en saborearlo, después se metió dos dedos en la boca y con algo mas de calma, me abrió y se fue introduciendo lentamente dentro de mi, yo cerraba los ojos, me relajaba y disfrutaba , sus dedos, eran alternados en mi esfínter por su lengua, cuando quise darme cuenta, eran tres de sus potentes dedos los que me habrían en canal, los jugaban con mi culo y entraban y salían, recalentándome hasta el alma.
Puso de nuevo su boca, contra mi dilatado agujero, como si de un beso se tratara, fue inyectándome suavemente grandes cantidades de aire, después cuando mi interior lo sentía como un globo hinchándose , lo lleno con grandes cantidades de saliva, un reguero de babas, me recorría por mis huevos y el interior de mis muslos, cuando se incorporó, aproximo su sexo tremendamente duro a mi calido y jugoso agujero y note como mis esfínteres internos se iban abriendo, como me iba abriendo de modo relajado a pesar de notar la fuerte presión de su rabo llenándome por dentro, al final sus huevos chocaron contra los míos, note como me abrazaba fuertemente, acoplándose perfectamente su abdomen a mis nalgas y mi espalda.
Solté mi polla, baje a sus huevos y los abrace junto a los míos, obligándole a permanecer por unos segundos incrustado en mi interior, después, le masaje los huevos, jugué con su culo que se contraía y gritándole y entregándome totalmente echando mi cuerpo hacia adelante y mi culo hacia tras AHORA FÓLLAME, REVIÉNTAME EL CULO.
Mis palabras surgieron el efecto adecuado, y tras acomodarse a mi, primero a ritmo lento y después aforrándose a mis caderas fue aumentándolo hasta llegar a un ritmo endiablado.
Mi espalda se relajo, me agarre a la almohada, mordí las sabanas y me prepare para recibir aquel ultraje, aquella condenada violación, brusca, placentera, que me estaba llevando a la gloria o al infierno de Papamaxo.
Cuando percibió que estaba a punto de explotar en un potente orgasmo, me saco de golpe su gran pedazo de carne.
Se arrodillo y devoró, nuevamente mi abierto agujero, lo lamia, lo relamía, lo saboreaba y metía su lengua hasta que no daba mas de si en el interior de mi dilatada gruta.
Saco la lengua, me beso nuevamente el agujero y empezó a morder suavemente mis nalgas ,las beso se incorporo, me soltó dos fuertes palmetazos, enrojeciéndolas y sin previo aviso, me atravesó nuevamente con sus ventidos centímetros de dura y gruesa verga. Su presión me reventaba, al mismo tiempo que me deshacía.
Me deje caer, sobre la cama, mi cuerpo nuevamente abandonado y entregado a este macho que sabía moverse, que me sabía tratar, y que me daba un placer hasta casi perder el sentido.
Me acostumbre a este pedazo de carne en mi interior, a sus embestidas salvajes, a sus huevos chocar una y otra vez contra mis propios huevos y mis nalgas emputecidas.
Jadeaba salvajemente, su tórrido aliento en mi nuca me hacia sentirme mas envilecido por momentos, ahora solo quería sentir, mientras el me follaba y me follaba.
De pronto sentí como aun aumentaba mas el ritmo, sus jadeos eran mas fuertes, en el interior de mi culo ese pedazo de carne, ya no solo me follaba, si no que ahora adema parecía vibrar.
De golpe, saco todo el instrumento de mi interior, y mi espalda y sobre todos las nalgas recibieron fuertes y espesas descargas de leche.
Sentir esos goterones calidos abrasar mi piel, después su calida y húmeda lengua recogiéndolos y bebiéndoselos, al mismo tiempo que relamió nuevamente mi dolorido y abierto culo, hicieron que desde lo mas profundo de mi ser, explotara un geiser salvaje, bestial que inundó de leche las sabanas, creando un pequeño charco en mi entrepierna.
Descansamos unos minutos, nuestras agitadas respiraciones retornaron a un ritmo normal, nos tomamos un copazo, fuimos a la ducha y mientras restregábamos nuestras pieles me dijo.
No pensaras salir corriendo, mi culo pide guerra, y yo le he dado al tuyo todo.
No me cabía la menor duda, ahora me tocaba cumplir a mi, pero mi polla necesitaba algo mas de reposo, necesitaba un estimulo extra, y claro esta, no contaba con muchas cosas a mi alcancen, para conseguir excitarme y poder seguir el combate para salir airoso.
Bien, le dije, levantado la voz
!Sal de la ducha y coge la toalla para secarme, después de que acabes conmigo, te podrás secar tu¡
Me miro con cara un tanto extrañado, pero su deseo de seguir jugando estaba por encima de sus temores.
Me secó suavemente, mientras me secaba la espalda, sentía su calido aliento en mi cogote, metió la toalla por la raja del culo y me lo seco suavemente, después se dio la vuelta, seco mis axilas, bajo a mi sexo, lo descapullo y lo seco con mucho cuidado, después bajo a los pies, los seco, separo los dedos, metiendo un pico de la toalla, y cuando hubo acabado, le ordene,
Ahora besa mis pies y la punta de mi polla,
Sin rechistar lo hizo, cuando o elevo su mirada para besarme el capullo, una mirada turbia se apreciaba en sus ojos, esto me dio pie a seguir, con los planes que se me estaban viniendo a la cabeza.
Me fui a la cama y me tumbe boca arriba y espere que el terminara de secarse.
Cuando volvió a la cama a mi lado, me senté apoyando la espalda al cabecero de la cama, y mirándole a los ojos le dije.
AHORA QUIERO QUE ME LAMAS LOS PIES, COMO SI DE LA POLLA MAS DELICIOSA SE TRATASE.
Me miro con glotonería, saco su lengua y empezó a trabajarme el dedo gordo del derecho, después trato de meterse todo el pie, el muy cabrón consiguió metérselo casi hasta el empeine, no me lo podía creer, mi polla empezaba a resurgir, pero me estaba dando mucho placer y al parecer, el también estaba disfrutando.
Jugaba con su lengua, ahora separaba el interior de los dedos, y su lengua recorría cada milímetro de mi piel y una delgada capa de saliva me iba cubriendo todo el pie.
Lo lamia sin prisas, disfrutándolo, después se encamino al otro y realizo la misma operación, mi polla saltaba orgullosa, pero había sido relegada a segundo termino, el placer provenía de otro apéndice, y esta experiencia era totalmente nueva para mi .
Mis pies eran mi órgano sexual por primera vez en mi vida y cada vello de mi cuerpo estaba erizado.
Mis pezones a pesar de no tener ningún protagonismo, se había puesto duros y tiesos, y mi culo solo de recordar las atenciones efectuadas minutos antes lubricaba jugos sin parar.
Entonces le cogí del pelo, le puse su cara enfrente de la mía, y mirándole sin titubeos a los ojos, le dije.
COGE UN CONDÓN, PÓNMELO EN EL PIE, LUBRÍCALO BIEN, PONTE TU TAMBIÉN EN EL CULO Y FOLLATE CON MI PIE.
Me sonrío, y sin dejarme de mirar, observando cualquier reacción , empezó a ejecutar la orden .
Lo llevo a cabo de una manera ceremoniosa, sin prisa, cuando estuvo bien enfundado mi pie derecho, una generosa capa de gel lubricante fue extendida por todo el, después se puso buena cantidad entre los dedos y se la aplico en el culo, metiéndose una buena cantidad en el interior.
Se puso de rodillas me miro fijamente y avanzo lentamente hacia mi pie, lo sitúo entre sus piernas y sin dejar de mirarme empezó a jugar note presión sobre mis dedos, después poco a poco, esta presión se estaba desplazando hacia el empeine,
Deje de mirarle a los ojos y baje la mirada a mi pie, me parecía increíble, pero mas de la mitad se perdía en su interior.
Entonces a modo de afrenta me dijo.
¿Pensabas que no seria capaz de hacerlo?
Al mismo tiempo comenzaba un trote sobre mi pie cada vez más potente.
Minutos después un grito salio de su garganta, lo mire, preocupado, entonces sentí su nueva descarga de leche sobre mis piernas.
En ese momento lo comprendí, el muy cabrón se había corrido fallándose con mi pie, y ahora mi polla, estaba a tope.
Se dejo caer sobre la cama, aproveche para quitarme el condón, le puse bocabajo, con una corbata que tenia sobre la silla le ate las manos a la espalda, y sin ningún miramiento lo folle hasta corredme sobre su espalda.
En su cara al girarse solo pudo ver un rictus de felicidad, lo mas animal salio en ese momento de dentro de mi, y haciendo un máximo esfuerzo, empecé a soltar unas ligueras gotas de meo , después un pequeño chorro, hasta cubrir totalmente su anchas espaldas.
Mi papel de macho lo había cubierto hasta el final.
Afloje el nudo de la corbata sobre sus manos, si terminar de soltarlo.
Le bese en el cuello, y casi en un susurro, le dije, si quieres dormir sin ataduras, deberás de hacerlo tu solito, yo ahora me voy a mi habitación, que descanses.
Al cerrar la puerta de su habitación, aun pude oír.
Gracias por todo, prefiero dormir así toda la noche, al despertar mañana será el momento de soltarme.
Cerré la puerta sonriendo para mis adentros y pensando, jamás podremos entender, los mecanismos del placer
Eran mas de las cuatro de la madrugada cuando cerraba la puerta de mi habitación, olía a sexo, a tabaco, a alcohol y sobre todo mi piel estaba recubierta de sudor, me metí en la cama y apenas me dio tiempo a extender la sabanas encima de mi cuerpo.
A la mañana siguiente antes de abandonar el hotel, pregunte si había salido el cliente de la 506.
Si hará como una hora que salio, pero tiene reservada también esta noche.
Escribí una nota, y metiéndola en un sobre, le roge que se la entregara, cuando volviera.