El placer del morbo V
Madre e hijo llevan el morbo al límite
Un par de semanas más tarde, tanto Álvaro como Sara seguían follando casi diariamente, sin dejar sus pajas y mamadas o cubanas. Sara consentía a su retoño encantada, con el beneplácito de su amado marido. Álvaro, cuando le apetecía y no estaba su padre, cogía a su madre y se la follaba en cualquier lado, en la cocina, en la terraza, en el salón, en las habitaciones, en el pasillo, pero dónde más le gustaba follarse a su madre era en el baño. Durante la comida, cuando llegó Álvaro estuvieron hablando, como siempre, la relación entre padres e hijo se había vuelto aún más cercana y cariñosa.
Sara: ¿Cómo llevas los estudios, cielo? – dijo curiosa.
Álvaro: Bien, demasiado bien. La verdad que desde que iniciaste mi “tratamiento” he mejorado mucho en los estudios – dijo sincero.
Sara: Me alegro. Me gusta saber que el tratamiento de mami da resultados. Tu padre se va a poner muy contento – dijo orgullosa.
Álvaro: ¿Puedo pedirte algo? – dijo algo cohibido.
Sara: Claro – dijo curiosa.
Álvaro: ¿Puedo, aunque sea una sola vez, correrme dentro de tu coño? – dijo nervioso.
Sara: ¿Eso quieres? – dijo divertida – Bueno, la verdad me da mucho morbo que te corras en mi coño, pero si te dejo correrte dentro, quiero que tú me cumplas una fantasía.
Álvaro: ¿Cuál? – dijo curioso.
Sara: Quiero hacer un trio con tu padre y contigo – dijo morbosa.
Álvaro: ¿Un trio? ¡Vaya vicio tienes! – dijo divertido – La verdad, cuando has dicho trio, creía que me propondrías tener sexo con alguien de la calle.
Sara: Tú y tu padre me habéis enviciado – reconoció – pero nunca tendría sexo con alguien de la calle, solo con tu padre y contigo, ¿entendido?
Álvaro: Entendido, mamá – dijo abrazándola – Y, ¿cómo lo haremos?
Sara: Bueno, yo había pensado que tú y yo estemos follando en cualquier lado de la casa y cuando llegue tu padre que nos pille, que sé que está ansioso por ver cómo me follas – dijo divertida – y que se una a nosotros. Y una vez que estemos haciendo el trio te podrás correr dentro de mi coño.
Álvaro: Por mi vale, mamá. Va a ser excitante – reconoció – Pero, tomarás precauciones, ¿no?
Sara: Cariño, no tomo precauciones desde hace años – dijo divertida – Tú padre tiene la vasectomía hecha – explicó.
Álvaro: Entonces, ¿podrías quedar embarazada? – dijo sorprendido.
Sara: Posiblemente, cariño – dijo pícara – No me importa, tener un hijo tuyo, creo que sería más morboso – confesó guiñándole un ojo - Bueno, deja de preocuparte y vete a estudiar y un rato antes de que venga tu padre empezamos a follar – le dio un morreo.
Álvaro: Vale mamá. ¡Te quiero! – dijo feliz y morboso, devolviéndole el morreo a su madre.
Sara pensaba en ser madre otra vez. Al principio, cuando nació Álvaro, tanto ella como su marido pensaron que era mejor solo tenerlo a él por los apuros económicos que tenían en ese entonces, pero desde que Álvaro creció y ante la posibilidad de quedarse sola en casa, Sara deseaba tener más hijos ahora que su economía era más desahogada, pero ya no había marcha atrás. Salvo la opción de su hijo. Álvaro se fue a estudiar y a hacer los deberes mientras Sara seguía con los quehaceres de la casa. Cómo dijo su madre, un rato antes de que llegara su padre a casa, Álvaro salió de la habitación y fue al encuentro de su madre. La encontró en el salón, completamente desnuda, cómo siempre desde que habían comenzado a follar.
Álvaro: Ya estoy aquí, mamá – dijo abrazándola y besándola en la boca, suavemente.
Sara: Ya lo veo – dijo devolviéndole el beso y el abrazo y notando la polla erecta de su hijo en su vientre.
Álvaro: Llevo un rato cachondo, mami – reconoció – Tengo ganas de follarte.
Sara: Bueno, en ese caso, dejaremos libre a tu “amigo” – dijo divertida mientras le quitaba el pantalón a su hijo y salía la polla como un resorte – y mami se ocupará de él – dijo mientras le daba un morreo lascivo.
Era ya casi la hora de llegada de su amado marido del trabajo y ella lo sabía. Sara se colocó de rodillas en el suelo con las piernas abiertas. Álvaro se colocó delante de ella, con la polla tiesa enfrente de su cara. Sara que sonrió, agarró la polla de su desesperado hijo y sin dejar de mirarle comenzó a masturbarle agarrando su polla con las dos manos. Luego de unas sacudidas, mientras le masturbaba la fue lamiendo de arriba abajo. Álvaro gemía disfrutando de la mamada. Sara comenzó a meterse en la boca la polla de su hijo, entera, sin dejar de mirarle a los ojos.
Sara: ¿Te gusta lo que te hace mami, cielo? – dijo sacándose la polla de su hijo de la boca sin dejar de pajearle.
Álvaro: Eres genial, mamá – dijo sonriendo lascivo - ¡Me encanta! No pares de comérmela.
Sara: Me alegro de que te guste – dijo sonriendo lujuriosa, volviendo a engullir su polla.
Sara comenzó a imprimir a la mamada una velocidad más rápida, viendo la cara de placer de su hijo. Sara siguió con la mamada mientras le acariciaba los testículos. Álvaro le agarraba la cabeza para hacer más profunda la mamada, cosa que a Sara le encantaba. Sara lo miraba con cara de puta que sabía que le pondría más cachondo a su hijo, mientras no dejaba de chuparle la polla ahora a una velocidad de vértigo. Álvaro estaba en el cielo y pronto comenzó a mover su cadera buscando más. Cuando llevaba unos minutos follando la boca a su madre, Álvaro la levantó y la colocó encima de la mesa del salón, con las piernas bien abiertas. Álvaro empezó a meter sus dedos despacio en el coño de su madre, mientras acariciaba a su madre en las piernas.
Sara: Está mi hijo juguetón, ¿eh? - decía mientras se abría más de piernas para facilitar las maniobras de su hijo - ¿Te ha calentado mucho tu mami? – le provocó.
Álvaro aprovechó para tocarle el coño a su madre. Luego de unos minutos así y de comprobar que su madre estaba chorreando, Álvaro la empezó a lamer el coño. Sara gemía. Álvaro le siguió lamiendo y tocando el coño, pero esta vez aprovechó para meterle un dedo dentro y agarrar un pezón.
Sara: ¡Oh si cielo! ¡Sigue, no pares! ¡Oh sí! ¡Méteme más dedos, no pares de frotarme el coño! ¡Sí! – berreaba.
Álvaro con una sonrisa pícara comenzó a lamerlo de arriba abajo hasta el culo disfrutando de los gemidos de su madre. Sara gemía de placer, estaba muy caliente. Álvaro le comía el coño con gula, con ímpetu, sin dejar de meterle un dedo en su coño chorreante, llevando a su madre al límite una y otra vez. Sara disfrutaba de la comida de coño que le daba su hijo. Álvaro se volvió más descarado y le metió un dedo en el culo a su madre mientras con la otra mano le torturaba el clítoris como a ella le gustaba.
Sara: ¡Sí! ¡No pares, sí, más más! ¡Sí! ¡Qué bien usas la lengua, cielo! ¡Vamos, sí, no pares, sí, más, más! ¡Me corro! ¡Me encanta! – berreaba - ¡Oh sí!
Luego de unos minutos de comida de coño intensa, Álvaro cogió a su madre y la colocó con las piernas en sus hombros, para, después de mirarla de manera lujuriosa, agarrarse su polla dura, enseñársela, darle varios pollazos en el coño y meterle la polla de una sola estocada en el encharcado coño de su madre, haciéndola gemir de placer.
Sara: ¡Oh sí, cariño, fóllate a tu madre, a tu puta! ¡No pares cielo! ¡Oh sí! – gemía - ¡Oh sí, no pares! ¡Cómeme las tetas! ¡Oh sí, dame más, más duro, más! ¡Oh sí! ¡Eres todo un semental, cielo! – berreaba.
Álvaro la follaba de manera salvaje, penetrando en el coño de su madre de manera dura y fuerte con penetraciones profundas, mientras le comía las tetas y le pellizcaba los pezones. Luego de unos instantes, Álvaro, sin sacarle la polla a su madre del coño, la levantó y la llevó hasta el sofá, se sentó y la puso esta vez con ambas piernas a ambos lados de él. Álvaro al principio la follaba lento para hacer sufrir un poco a su madre que no paraba de correrse y de pedir más. Sara no aguantaba más y tiró a Álvaro al sofá y sin sacar su polla de su coño comenzó a cabalgarlo a una velocidad endiablada. Álvaro le comía las tetas y tocaba y azotaba su culo, como ella le pedía.
Sara: ¡Oh sí, azótame! ¡Azota a mami! – berreaba - ¡Cómete mis tetas, pervertido!
Álvaro empezó a volver a follarla de manera salvaje. Empezó a comerle las tetas y la boca mientras no paraba de follarla. En ese momento, ambos oyeron la puerta de casa, y Álvaro, muy hábilmente colocó de nuevo a su madre encima de la mesa sin sacar su polla de su coño. Emilio al entrar, oyó los gemidos y gritos de su mujer y se imaginó que estarían follando. Fue al salón y se los encontró follando como locos, encima de la mesa. Vio que su hijo follaba el coño de su madre con ganas y eso le puso muy cachondo, le daba mucho morbo ver a su mujer follada como una puta por su propio hijo y disfrutándolo. Álvaro lo vio en la puerta y le guiñó un ojo sonriendo. Emilio entró en el salón.
Emilio: Veo que lo estáis pasando bien – dijo desnudándose.
Sara: ¡Oh sí, no pares! ¡Tu hijo es todo un semental! ¡Cómeme las tetas! ¡Oh sí, dame más, más duro, más! ¡Oh sí! ¡Quiero polla! – berreaba viendo el empalme de su amado marido.
Emilio, tras guiñarle un ojo a su hijo, se desnudó y le incrustó la polla a su mujer en la boca, que empezó a chupársela con ansia. Emilio comenzó a follarle la boca a su mujer al mismo tiempo que Álvaro, sin previo aviso, sacó la polla del coño de su madre y se la ensartó en el culo, despacio, pero hasta el fondo, sacando gritos de placer a Sara.
Sara: ¡Mmmmmmhhhggggggggg! – berreaba.
Padre e hijo seguían follando la boca, el culo y el coño de Sara sin descanso. Álvaro comenzó a alternar el coño y el culo de su madre. Luego de unos minutos y tras mirarse cómplices, padre e hijo intercambiaron puestos y Emilio comenzó a follar salvajemente a su mujer por el coño y el culo mientras Álvaro le follaba la boca a su madre, que estaba en el cielo. Padre e hijo seguían follando a Sara sin descanso. Emilio comenzó a alternar el coño y el culo de su mujer, a follarlos como nunca, salvaje, duro, azotando el culo de su mujer marcando el ritmo de la follada mientras Álvaro le follaba la boca a su madre y le pellizcaba los pezones y azotaba sus tetas. Luego de unos minutos, padre e hijo intercambiaron puestos de nuevo y Álvaro comenzó a follar salvajemente a su madre por el coño mientras Emilio le follaba la boca a su mujer.
Emilio: ¡Toma polla, puta! ¡Qué boca tienes, putón! ¡Oh sí, toma polla! ¡Cómete mis huevos, perra! – gemía sacando la polla de la boca de su mujer y volviéndose la a meter hasta la garganta.
Álvaro: ¡Toma polla, puta! ¡Qué coño tienes zorra! ¡Oh sí, toma polla! ¡Qué apretadito tienes el coño y que gustazo follarlo puta! ¡Oh sí! ¡Me encanta! ¡No voy a tardar en correrme, perra! – gemía.
Sara: ¡Sí, follarme bien follada, sí! ¡Follad a vuestra puta sin descanso! ¡Sí, así, no paréis, sí! Qué buenos sementales sois ¡Sí, más, más, no pares, más duro, más! ¡Me corro, sí! ¡Córrete en el coño de mami, echa tu leche en el fondo de mi coño, cariño! – le dijo a su hijo - ¡Me corro, sí! ¡No hagas sufrir a mami! ¡Sí, más, más, no paréis, más duro, más! ¡Me corro, sí! Vamos mi amor, ¡dame tu leche en boca, en mi cara de puta, dámela toda! ¡Lléname con tu deliciosa leche, mi amor! – le dijo a su marido - ¡Oh sí! ¡Me corro! – berreaba loca de placer.
Emilio: ¡Sí puta, sí! ¡Te vas a llevar mi leche en tus tetazas, en tu boca! ¡Oh sí! ¡Toma leche, puta, tómala toda! ¡Oh sí, me vacío en tu boca de puta! ¡Sí, toma leche! – gemía.
Álvaro: ¡Toma polla, puta! ¡Oh sí, toma polla! ¡Te voy a llenar el coño de leche, puta! ¡Me voy a correr en el fondo de tu coño, mamá, eres un putón! ¡Oh sí, me corro! – gemía.
Emilio se corrió en la boca y tetas de su mujer y Álvaro en el coño de su madre. Sara sintió la abundante corrida de su hijo en el coño y su marido en su cara, boca y tetas y colapsó en un orgasmo brutal, como nunca. Cuando terminó de correrse Sara se desmayó por tanto placer. Padre e hijo se sentaron en el sofá. Luego de unos segundos, Sara reaccionó, y los tres se sentaron en el sofá a hablar.
Sara: ¿Os ha gustado? – dijo curiosa y seria.
Emilio: Mucho – dijo sonriendo – me ha dado mucho morbo follarte junto con nuestro hijo – le confesó - ¿Por qué le has dejado que se corra en tu coño?
Álvaro: A mí también me ha dado mucho morbo y me he corrido en el coño de mamá porque era una fantasía que tenía y mamá me la ha cumplido - confesó.
Sara: Se la he cumplido delante de ti, porque quiero que estés al tanto de todo, mi amor – dijo besándolo – me ha encantado que me folléis juntos, mis dos hombres – dijo sonriendo y besando a ambos – era una de mis fantasías – le confesó a su marido – y me la ha cumplido tu hijo, así que como premio yo le cumplo la suya – dijo sonriente – Por cierto, menuda corrida hijo, me has llenado entera – le alabó – no dudo que me embaraces.
Emilio: Normal, es mi hijo – dijo orgulloso – Y a mí no me importa que quedes embarazada – dijo serio.
Sara: ¿Qué? – dijo sorprendida.
Emilio: Sé que quieres más hijos, te amo y quiero que cumplas tus deseos – dijo serio agarrando sus manos – Sé que fui egoísta al tomar la decisión de la vasectomía, pero en esa época era esencial – explicó – Ahora que podemos y quieres tener más hijos no podemos y lo he pensado mucho, no me importa que tus hijos sean de Álvaro, serían míos de alguna forma – dijo serio – Tienes mi permiso, si quieres, embarazarte de nuestro hijo.
Sara: Por eso te amo – dijo emocionada, besándolo con amor - Bueno, espero que se repita – dijo sincera.
Álvaro: Gracias, papá – dijo dándole un abrazo contento – gracias, mamá – dijo morreándola.
Sara: Y ahora, voy a hacer la cena, ir a lavaros un poco – dijo levantándose y yendo hacía el baño.
Emilio: Después de ti, mi amor – dijo divertido – al fin y al cabo, tú eres la que más necesitas lavarte.
Álvaro: Es verdad – dijo riendo – estás llena de leche por todas partes.
Sara: Y lo que me gusta – dijo traviesa.
Esa noche, Sara le hizo el amor a su marido, entregándose con todo el amor y deseo que sentía por él, para demostrarle su amor. A partir de ese día, padre e hijo se follaban a Sara, a veces por separado, a veces juntos. Se volvieron más unidos. Álvaro empezó a salir con chicas y a ser más social, pero nunca dejó de follar a su madre y, por supuesto, dejo de hacerse pajas. Por casa siempre iban desnudos, nunca se sabía cuándo se pondrían a tener sexo salvaje en familia.