El Placer de la Lectura

Cómo un joven fue incitado a la lectura por su tía bibliotecaria. Con bibliotecarias asi, la lectura iría a mejor.

EL PLACER DE LA LECTURA.

Nota: Pido perdón a los lectores si esta lectura les parece aburrida o poco interesante, pero es que es mi primer relato y espero impaciente sus opiniones.

Nunca he sido un chico que se muriera por la lectura, ni que me fascinase leer a todas horas... Pero a raíz de un hecho que sucedió en mi vida, le tome el gusto a la lectura y a todos los placeres que ella me trae.

Yo, soy un chico de 16 años, como todo chico soy alto (175 cms), delgado, pelo castaño como mis ojos. En esa época tenía una tía de unos 37 años que era bibliotecaria, con la que mantenía una perfecta relación tía-sobrino.

Solía pasar los fines de semana en su casa, me quedaba a comer con ella y a veces dormíamos juntos la siesta. Ella no tenía pareja reconocida, aunque yo no le negaba que se echase sus buenos polvos por ahí.

Mi tía era una joven preciosa, teñida de rubio, tetas enormes (sobre un 100) y con unos pezones que solían marcársele en la camisa que llevase. Muchas veces fantaseaba y me la cascaba pensando en llegar a follármela.

Lo bueno de las fantasías es que a veces se hacen realidad.

Uno de los días que estaba en casa de mi tía, me aburría realmente como una ostra y no tenía nada que hacer. Entonces ella cogió un libro y se echo en la cama tumbada de lado. Iba vestida con una camiseta un tanto larga pero que dejaba ver sus hermosas piernas.

Esa visión me excitaba pero no quería cometer ninguna osadía. Ella, viendo mi aburrimiento me instó:

Anda, coge un libro y ponte a leer a mi lado...

Yo, con algo de miedo, no fuese a morderme, cogí un libro y me acosté detrás de ella.

Su cercanía me traía loco, olía su perfume, notaba sus curvas, sentía su calor y claro... tenía que pasar, se me levanto la polla y se me puso durísima. Yo intenté por todas mis fuerzas desviar la mirada a ese culo que se dibujaba y se veía un poco con esa camiseta.

No podía más, era casi cosa de ahora o nunca y creo que decidí en segundos a tomar el toro por los cuernos.

Con algo de miedo, pegué lentamente mi polla a su culo, con lo cual ella pegó un salto y me dijo:

Por favor, alejate que estamos leyendo...

Pero fue mas fuerte mi deseo que mi razón y con la misma empecé a cogerle por las tetas y peñizcar sus pezones, mientras besaba su cuello y su nuca. Note como lentamente su respiración se hizo mas acelerada, con lo que entendí que iba a pasar...

Yo, por supuesto, no era virgen y bajé mi mano a su coño en busca de su monte de venus. Empecé a acariciarla y mis dedos hurgaron entre sus labios en busca de su pepita de placer que cogí entre dos dedos y note como se mojaban.

En ese momento su boca buscó la mía para besarme y yo abriendo la mía le metí mi lengua hasta el fondo sintiendo su boca a tope.

Con fuerza mi polla rozaba en su culo y ella estaba gimiendo en voz baja. Con la misma cogí su camiseta y la saqué para dejar libres sus tetas con esos pezones tiesos que siempre me habían vuelto loco. Como un bebe, me tiré con gula a mamarlas y sentirlas contra mi paladar.

Ella ya estaba gritando de placer y entrecortadamente, me pedía que la clavara en su interior, que quería sentirme dentro... Pero yo estaba en las nubes mamando de su cuerpo.

Mi boca bajaba por su barriga buscando su coño empapado para comérmelo con fuerza y no dejar ningún rincón sin probar. Cuando llegue, mi lengua encontró fácilmente su clítoris y lo succioné con todas mis fuerzas hasta quedarme satisfecho.

Ella ya gritaba de placer y yo saboreaba cada uno de los mil sabores que sus orgasmos me brindaban. Con mis dedos follaba su coño y me satisfacía de su placer.

En ese momento, mi polla gritaba por tener un roce directo con esa mujer y me retiré de ella para bajarme los pantalones. Cuando los tuve quitados sucedió algo que no esperaba.

Ella se tiró como desesperada a por la polla y se la metió entera en la boca para lamerla completa desde el capullo hasta los huevos. Se la metía a una velocidad que yo veía las estrellas del placer que me estaba dando. Como nunca lo había sentido así, no tarde mucho en venirme en su boca, ella al sentirse sorprendida en un principio se atragantó un poco, pero después se lo tragó con cara de lujuria.

Como mi polla no se bajaba, ella se abrió de piernas y señaló su coño para que la clavase hasta los huevos y la hiciera sentir mujer.

Sin pensarlo dos veces, me puse encima suyo y clave mis 16 centímetros en su coño. Ella al sentirse atravesada exclamó con todas sus fuerzas:

Dale, cabrón, follame que soy tuya...

Yo, en las nubes de estar follando a mi tía me movía con todas mis fuerzas clavándola cada vez que entraba. Yo sentía que el orgasmo era inevitable, que ya casi no me quedaban más fuerzas...

Al cabo de dos minutos mas follándola, cuando noté que su cuerpo se contraía y convulsionaba, solté toda mi leche en su interior, reventando de placer en un orgasmo que casi fue simultáneo entre los dos.

Yo todavía no quise bajarme de encima mientras le besaba en los labios. Lentamente mi polla fue perdiendo su grosor en su interior.

Después de follar a gusto nos quedamos dormidos y al cabo de un par de horas nos despertamos y fuimos a darnos un baño donde volvimos a follar como locos.

Antes de irme, mi tía me dio el libro diciendo, mientras guiñaba, que me lo leyera que seguro me iba a gustar. Antes de irme me invitó a su casa el fin de semana que viene para poder leer otro libro nuevo, aunque en sus ojos me informaba que íbamos a follar como locos de nuevo.

Esa noche deboré el libro a gusto, y desde entonces le tengo mucho cariño a la lectura. Aunque, sinceramente las próximas lecturas las contaré en otros relatos.