El Placer de la Lectura (2)

Ahora nuestro amigo empezará a ver los diferentes estilos literarios con su tía bibliotecaria. VIVA LA LITERATURA¡¡¡¡

EL PLACER DE LA LECTURA (II).

NOTA: Encantado con las críticas de la primera parte, continuamos con las aventuras de la lectura.

Ha pasado una semana desde nuestra primera aventura, me muero de ganas de volver a discutir el libro de la semana pasada con mi tía. También le he tomado cariño a la lectura y en el tiempo de espera tuve que leerme mas de un libro. Parece que mi tía hizo un buen trabajo en mi, jejeje....

Cuando llegué el fin de semana a su casa, ella me comentó que íbamos a trabajar cada semana un tipo de literatura diferente.

Yo no entendía lo que quería decir, pero me sentía como su perrito faldero. Estaba a su disposición en todo lo que quisiera.

Cuando regresó de su biblioteca, traía consigo el libro: "La Isla del Tesoro" de R. L. Stevenson.

  • Es un libro de piratas, espero que te guste- me dijo con una sonrisa maliciosa.

A mi me vinieron muchos chistes sobre piratas, como el típico de "así perdió el ojo el pirata" o muchos por un estilo. Pero nunca me había puesto a explicarlos, pero después de esta aventura los expliqué por fin todos.

Al rato noté como me llamó desde su habitación, y al abrir la puerta vi el espectáculo mas maravilloso de mi vida.

La vi con una falda larga y holgada, como las mujeres en la época de la piratería, y vi como se le subía dejando entrever sus hermosos muslos e, imaginando un poco, más arriba se veían sus nalgas que ya había tenido.

Sin pensármelo dos veces, me subí en la cama agarrándola por detrás y pegándome a ella con intención de excitarme. Entonces vino a mi cabeza el chiste del ojo y lo comprendí, mis risas afloraron de por si y me vi obligado a tumbarme, con mi erección media, en la cama.

Mi tía, cariñosa, se me puso encima y con besitos me preguntó que me pasaba. Lentamente fue pasando una pierna encima mío y se colocó encima de mi sobre el pantalón.

Mi risa, poco a poco disminuía y me controlaba, pero notaba como ella hacía leves círculos sobre mi pene y lograba ponerme muy caliente.

Cuando notó que ya estaba totalmente excitado, me bajo rápidamente los pantalones dejándomela libre y consiguiendo que estuviera totalmente dura.

Se sacó las bragas de seguida y se volvió a montar encima y se la metió toda de una vez. Torpemente, debido a mi excitación, le saqué la camisa y dejé sus tetas al aire, las cuales cogí con mis manos y empecé a sopesarlas.

Mi placer era exquisito y disfrutaba como nunca. Era la primera vez que me cabalgaban, ya que las chicas con poca experiencia no saben tanto en la cama.

Mis suspiros de placer iban en aumento y mejoraban mi excitación.

Cuando no pude más, estallé en un orgasmo maravilloso, pero mis hormonas pedían más.

Sin pensarlo dos veces, la empuje a un lado y me coloqué encima, volviendo a meterla de nuevo en su interior con toda mi fuerza. Esta vez mi velocidad, haciendo el amor, fue mucho más lenta disfrutando de cada segundo en su interior.

Ella, estaba temblando de tanto placer y disfrutaba con cada embate mío. Yo estaba en las nubes y notaba mi segundo orgasmo cada vez más cercano.

Ya iba a terminar nuestra aventura de piratas. Y esta vez, me sentía un corsario robándole todo ese placer a otro hombre. Pero me sentía satisfecho de hacer feliz a mi tía, mi mujer.

Casi, no me quedaban fuerzas y notaba como la lefa empezaba a subir por mi pene. Cuando orgasmé, noté que todo mi ser salía de mi interior.

Después del orgasmo me tumbé al lado de mi tía, que pasó a besar mi cuerpo mientras yo no podía más.

Cada beso suyo me hacía sentir escalofríos de placer y sentirme muy bien.

Después, yo me recosté el la cama empujándola para que se acostase, matí mi cabeza entre sus piernas y empecé a comer su coño con gula. Notaba la mezcla de los sabores (mi semen y sus flujos) y ese sabor me hacía tocar el cielo con las dos manos para caer buceando en su interior femenino.

En ese momento llegué a ser el hombre más feliz del planeta.

Cuando terminamos nos quedamos dormidos y despertamos al día siguiente con mucha felicidad. Nos dimos una ducha rápida y yo me fui a mi casa a leer el libro que me había prestado. Creo que ya entiendo las aventuras de piratas.

Pero como siempre, deberé regresar a devolverle el libro y a ver qué géneros literarios más voy a conocer a manos de mi amada tía.

Pero, claro, todo eso forma parte de otros relatos que ya les contaré si me tienen paciencia. Espero sus comentarios y opiniones.