El placer de dar placer
Ella, es el objeto de mis caricias, el objeto a quien quiero dar todo el placer del mundo.
El placer de dar placer
Mi primer relato en esta web, os contaré una experiencia vivida en una playa de la ciudad donde vivo.
Todo empieza cuando nos encontramos en al paseo al lado de la playa, ella llevaba un peinado recogido con una goma, haciendo resaltar su bonito rostro, con esos ojos, con esa mirada pícara, y esa sonrisa deslumbrante a cada gesto de su cara. Vestía con una camiseta de tirantes blanca, dejando un escote por donde se podía apreciar la curva de sus pechos ajustados. De pantalones usaba unos piratas sin ajustar que dejaban ver parte de sus braguitas azules. Su hermosa figura se intuía entre su camiseta y sus pantalones, una figura muy diferente a la de las modelos profesionales y a las exuberantes chicas de Playboy, más bien era un cuerpo sencillo, pero a la vez bello.
Nos saludamos y nos dimos un calido beso en la boca, seguido de una sonrisa. Eran las ocho de la tarde y empezaba a ponerse el sol aunque se podía ver perfectamente aun. Estuvimos hablando y paseando mucho, nos parábamos a ver el mar, a ver la gente que pasaba, a tomar algo para beber, para comer y a disfrutar de la cálida temperatura que flotaba en el aire.
El cielo ya estaba oscuro, eran las once de la noche, se veían las estrellas en el cielo, pero lo que más brillaban eran las estrellas de sus ojos. Nos miramos fijamente mientras nos acercábamos lentamente saboreando cada segundo cada respiración nuestra acercándose a la boca de uno y del otro. Sus caricias pasaban por mi espalda, llegando a mi cuello, mientras que mis manos paseaban por su espalda, su cintura, sus brazos. Nuestros labios se juntaron, se saborearon, cada caricia de nuestros labios se hacía una eternidad. Nos miramos a los ojos de nuevo y sonreímos, juntando nuestras naricillas mientras le decía cuanto la quiero, seguido de un ardiente beso de ella dejando paso a que su lengua trepase por la mía sin dejarle respiro alguno.
Mis manos se iban deslizando hacia abajo, a su culo amarrándolo fuerte, pegándola a mi cuerpo que notase mi entrepierna empezando a subir. Nuestras respiraciones se aceleraban a cada caricia, a cada beso la piel se erizaba, y a cada suspiro el cuerpo pedía más y más.
Teníamos la orilla del mar a un lado, y decidimos buscar un lugar con poca luz para estar tranquilos, y tener un ambiente más romántico. Nos sentamos en la arena, y empecé a besarle el cuello, a lamerlo, subiendo a su boca de vez en cuando, sus manos se pegaban cada vez más a mi espalda, deseando más. Una de mis manos se deslizó por su cintura, metiéndose por dentro de la camiseta acariciando su tripita, su ombligo, mientras mis labios saboreaban su cuello locamente.
Empecé a subir mi mano hasta rozar el sujetador, y acariciando el canalillo hice que su respiración se acelerase y sus manos me cogieran con más fuerza, una de sus manos se deslizo sobre la mano que tenia en su pecho, indicándome que la agarraba y le acariciara mucho más. Debajo de la ropa interior se notaban sus pezones duros, y por encima del sujetador le acariciaba estos, cosa que le producía mucho más placer.
Me susurró al oído que le desabrochase el sujetador por detrás, y así lo hice, y eso me permitió quitárselo, para acariciar mejor sus pezones duros, entonces mis labios decidieron bajar hasta encontrarse con sus pechos, la caricia de mi lengua húmeda con el pezón le produjo una excitación sin igual. Y con una de sus manos empezó a acariciarse uno de sus pechos, duros, firmes y totalmente sensuales a la vista. Entonces dejé que me pasara sus manos por el cuello mientras yo jugaba con mi boca y sus pechos, o le agarraba estos manoseándolos, buscando cada rincón oculto de ellos.
En uno de esos momentos ella empezó a bajar sus manos por encima de mi pecho tapados por una camiseta de manga corta, y al llegar a mi cintura empezó a quitármela. Levanté los brazos para que me la quitara ella misma. Entonces sus manos se pasearon por encima de mi tórax desnudo al aire, y eso me excitó más de lo que estaba. Mi paquete estaba muy caliente. Luego me separé un poco de ella y la eché boca arriba sobre la arena, empecé a besarle de nuevo, y le quité la camiseta junto al sujetador para explorar mejor su tierno cuerpo con mus labios y mi lengua. A cada paso que daba sobre su piel, su boca sacaba un jadeo pidiendo más aun.
Llegué por debajo de su cintura, y habilidosamente le desabroché el botón, y la cremallera del pantalón. Me levanté de rodillas y le quité muy lentamente los pantalones, dejando ver sus braguitas azules entre esas piernas tan sensuales, mientras me miraba con una cara de impaciencia, deseando que siguiera con lo que había pausado un momento.
Una vez sus pantalones estaban fuera decidí besar la parte interna de sus caderas, y subiendo, pero cuando llegaba a su entrepierna pasaba a la otra cadera, y ella de locura pasaba su mano por encima de sus braguitas deseando que mis labios pasasen por allí. Viendo su impaciencia pasé una mano por una de sus caderas, subiendo poco a poco, hasta llegar a la entrepierna, donde acariciaba suavemente por encima de la ropa interior, su cara rebosaba de placer, pero su cuerpo pedía más de lo que le estaba dando, sus cadera no paraba de moverse, y sus manos acariciaban sus pechos, su cintura, y pasaban por su sosito. Entonces, después de una mirada de aceptación, decidí quitarle las braguitas, para dejar ver su sosito húmedo.
Puse mi cabeza entre sus piernas, pasando mis labios por el monte Venus, y dejar caer pinceladas de mi húmeda lengua sobre su clítoris, y su rajita. Ella no podía parar de jadear a cada caricia que recibía, Los suspiros se transformaban en pequeños grititos, hasta que mi mano estuvo acariciando su rajita hasta que estalló en un orgasmo que nunca imaginó en su vida. Me acerqué a su cara, una cara de placer y eso hizo que me excitara mucho, la besé apasionadamente, y me dijo "Te quiero" con un suspiro que nunca olvidaré.
Ahora le toca a ella pero.... esto es otra historia que más adelante contaré.