El pirata

Descubre como la vida de una dama de sociedad puede cambiar totalmente por el inesperado encuentro con: El Pirata

Era de noche, el viento soplaba fuertemente, el frió se apoderaba de mi. Mi cuerpo estaba totalmente mojado y flotaba a la deriva en el mar, el barco en el que había viajado naufragó, así que era solo yo, una mujer sola e indefensa dispuesta a morir en la inmensidad del océano.

Mi cuerpo ya no resistía más, sentía que la hora de mi muerte había llegado cuando a lo lejos distinguí de entre la inmensa oscuridad una luz, después de eso caí en un profundo sueño.

Cuando desperté me encontraba rodeada de hombres mal olientes con harapos como vestimentas, estaba tendida en el suelo de un barco con mi ropa aun mojada, ¡Dios mió, caí en la cuenta de que me encontraba en un barco de piratas!!

Uno de aquellos hombres me jaló del vientre y me puso de pie, yo debilitada me encontraba parada en medio de un círculo de piratas malditos dispuestos a hacerme daño. Uno de ellos habló:

-Miren lo que el mar nos regala muchachos, un hermoso juguete para complacernos! jajaja

Todos comenzaron a mirarme con lujuria, aquello me despertó un sentimiento de asco, lo único que pude hacer fue gritar y agarrar un palo de madera que encontré cercano a mí, tratando de parecer con aire amenazador. Uno de los más viejos y sucios de aquella tripulación se me acerco, intente pegarle, pero no pude lograrlo, mi debilidad era demasiada, así que el hombre me agarró y me estrechó contra el mástil del barco, empezó a subir mi vestido mojado y a manosear mis piernas, su boca trataba de besarme, yo lo impedía así que me golpeo, su boca bajó por mi cuello, una de sus manos empezó a manosear mis senos encima de mi corsé, esto era la muerte para mi, el solo pensar en las vejaciones que aquellos criminales me harían hizo que me resignara, dejé de luchar y aquel hombre asqueroso empezó a desabrochar el vestido dejándome desnuda, mientras todos sus compañeros observaban.

  • jajajaja, perra estùpida, me gusta que dejes de luchar, será mas fácil, no se preocupen les dejare un poco a ustedes

De pronto oí un disparo que fue a dar sin duda a la cabeza de aquel hombre que me tenia presa, caímos los dos al suelo, todos los demás se apartaron, miré hacia el frente y vi a un hombre mejor vestido que la mayoría, supuse que era el capitán, se acercó a mi y me levantó, antes de desmayarme solo pude escuchar que decía:

  • Esta es mi invitada, cualquiera que se atreva a tocarla antes que yo, tendrá el mismo destino que ese desgraciado.

Cuando desperté, me encontraba en una cómoda habitación cubierta con sabanas calidas en una cama. Me percate de que no estaba sola, él salió de entre la oscuridad y me dijo:

  • No te preocupes, no te he hecho daño, te encontré en el mar y mis hombres y yo decidimos rescatarte.

Note que a pesar de lo que era, parecía ser muy amable, también note que se había sonrojado y tenia un bulto en su entrepierna, pensé que era un depravado que me decía mentiras pero me percate que estaba totalmente desnuda ante sus ojos, mis senos estaban libres lo que explicaba la excitación que le había provocado a aquel pirata.

Tome rápidamente la sábana y me cubrí, de pronto se me acercó y me tomó de un brazo, me jaló fuertemente poniéndome de espaldas hacia él, me apretó y pude sentir en mi trasero su erecto miembro que me provocó sin duda excitación. Sentí el calor de su cuerpo cuando susurró a mi oído:

  • Ya vez lo que me provocas, hacía mucho que no veía a una mujer tan deliciosa como tu, la verdad es que sino fuera un caballero te cojerìa en este instante, tu cuerpo es tan hermoso y apetitoso que tendría sexo contigo hasta reventarte.

Aquellas palabras me ofendieron y al mismo tiempo me halagaron, su excitación era tal que parecía que su miembro saldría disparado de su pantalón, yo podía sentir como se estaba dando gusto con mi trasero, la fricción hizo que mi entrepierna se humedeciera, podía sentir que sus manos estaban masajeando mis senos muy suavemente, aquel era un hombre muy fuerte, sentía su brazos rodeando mi cuerpo y al mismo tiempo su paquete aumentaba más. De repente reaccione, me aparté de él y le di una cachetada.

  • Como te atreves pirata inmundo y arrogante, a una dama de sociedad no puedes tratarla así!!!

Se acercó y me agarró muy fuerte gritando: - a una perra como tu la trato como yo quiera, y si no me complaces, entonces lo harás con mi tripulación.

Después de eso me aventó a la cama y me encerró en el cuarto. Yo me quede sumamente ofendida pero al mismo tiempo deseaba que estuviera ahí y me hiciera suya.

Paso mucho tiempo después de que viniera a visitarme de nuevo, pero esta vez estaba mucho más agresivo y traía consigo una pistola, la desenfundó y me apuntó diciéndome:

  • Ya te he dicho que tienes que complacerme, así que si no haces lo que yo diga te mataré.

Me quede totalmente horrorizada al ver el arma enfrente de mi, así que solo me pude resignar y atine a decirle que haría todo lo que el quisiera.

Lo primero que hizo fue tratarme como una sirvienta, yo no lo había notado pero en la habitación había una tina llena de agua, así que me dijo que tenía que ayudarle a tomar un baño como los señores de sociedad acostumbraban hacer con sus sirvientas.

Se desnudó completamente y mi mirada se clavó inmediatamente en su miembro, era de gran tamaño y eso me sonrojó, el se dio cuenta que lo miraba, así que dijo:

  • Una sirvienta debe de complacer en todos los sentidos a su amo, así que te ordeno que te quites la ropa, no vayas a mojarla, además podrás lavarme mejor.

Seguí sus ordenes y cuando vio mi cuerpo desnudo note que su falo se iba poniendo erecto, para que no lo siguiera viendo en la forma que lo hacia, decidió entrar a la bañera. Me ordeno que trajera una esponja y empezara a tallar su espalda.

Era un tipo muy bien formado, sus músculos eran muy acentuados y que decir de la maravillosa polla que había visto tiempo atrás; con todo esto mi calor estaba aumentando, ya no sentía miedo por ese hombre, sentía un ardiente deseo de que me poseyera, deje la esponja a un lado y comencé a frotar su espalda con mis manos, rápidamente pegue mi cuerpo al suyo para deslizar mis manos hacia su frente y comenzar a frotar su pecho, estoy segura de que pudo sentir mis senos en su espalda.

Empecé a masajear mientras el se relajaba, y sin aviso alguno mis manos comenzaron a bajar a su entrepierna y encontré aquel objeto sexual de mi deseo. Lo tome en mis manos y comencé a frotarlo lentamente, el se sorprendió un poco pero aquello le provocaba una sensación muy placentera, así que dejó que yo siguiera jugando, sus gemidos comenzaron a salir de su garganta, deje de frotar su falo y me incorpore para meterme en la bañera con él. Para entonces el ya estaba muy excitado, después le di un gran beso que me estremeció completamente, empezó a besar con ternura mi cuello y luego descendió hasta llegar a mis senos, los lambía con ternura y conforme mis gemidos aun callados aumentaban, empezó a lamer aun mas rápido, casi desesperadamente. Yo quería que en verdad me hiciera gozar, aunque primero tenía que hacerlo gozar a él, así que lo detuve y le dije:

  • Creo que he terminado de bañarte mi señor, pero dijiste que debía complacerte en todo y eso es lo que pienso hacer.

Le pedí que se saliera de la tina y lo dirigí hacia la cama, mi actitud lo asombró pero al mismo tiempo lo complació, después ahí parado me puse de rodillas enfrente de él, voltee hacia arriba cruzando mi mirada lujuriosa con la de él y empecé a frotar su pene de nuevo, solo que ahora tenia otro plan, empecé a besar la punta de su pene y de un solo instante introduje su falo en mi boca, mmmm… !!! Aquel miembro era una delicia.

Empezó a moverse de modo que su pene entrara y saliera de mi boca, seguí su cadencia mientras acariciaba suavemente con una mano sus enormes testículos, notaba como sus gemidos eran cada vez más fuertes y de vez en cuando agarraba mi cabeza y hundía mi boca aun mas en su pene. De repente deje de hacer ese placentero trabajo, me incorpore y le dije:

-Ahora mi señor soy toda tuya, haz conmigo lo que quieras.

Parecía toda una experta en lo que había hecho, pero debo confesar que debido a mi anterior estado de dama de sociedad jamás había estado con un hombre, aun conservaba mi virginidad. Se lo dije tímidamente y esto al parecer le complació aun más.

De pronto me dio un profundo beso y me estrecho contra él, sentí su pene muy cerca de mi vagina lo cual hizo que me humedeciera aun más, me tomó y me recostó en la cama, el se puso sobre mi y puso la punta de su falo en la entrada de mi vagina aun sin penetrarme, aquella sensación me produjo escalofríos.

Después empezó a lamer mis senos, los succionaba suavemente y estos se endurecieron por el placentero contacto con su lengua, bajó aun más y empezó a lamer mi entrepierna, OH Dios mío, estaba en la gloria!!! Mi excitación era tan grande que ya no pude más y le dije:

  • Necesito tenerte dentro de mi, hazme tuya por favor, aaahh!! Cojeme ya!!

No necesite decirle nada más para que lo hiciera. Acomodó su pene en la entrada de mi vagina y lentamente lo fue introduciendo. Al principio sentí dolor, pero estaba tan excitada que no me importó, ese dolor se fue convirtiendo en un placer inigualable; él empezó a entrar y salir lentamente, sus gemidos y los míos cada vez eran más fuertes conforme él aumentaba su ritmo.

  • MMmm, aaahhh, así oooh mm mas por favor mas!! mmm… aaah, aaah, aah.

De repente sentí que mi cuerpo se contraía y caí en el mas grande de los placeres, esto provocó que él soltara un profundo gemido y terminó al mismo tiempo que yo, arrojando dentro de mi todo el chorro de su semen, lo que provocó que mi orgasmo se prolongara aun más tiempo. Esa noche caímos los dos rendidos en la cama satisfechos totalmente de lo que había sucedido, yo no podía creer lo que había hecho, solo sabia que aquel pirata que me había salvado de la muerte me había hecho suya, y yo había gozado como nunca en mi vida.