El pescador de sueños (4)

Clara acabó de ponerse bien las bragas y se bajó la falda...

Clara acabó de ponerse bien las bragas y se bajó la falda, me dio un beso rápido en los labios y se fue pasando por el lado de Miriam con la cabeza baja sin decir nada, cerrando la puerta detrás de ella, Miriam me miraba con cara de mala leche, como siempre.

MIRIAM: Que cojones tienes tío y que guarro eres, no pienso sentarme en ese sillón en mi puta vida, y con Clara, ¿tenéis algo o solo te la has tirado aprovechándote de ella?

YO: Te prometo que ha sido ella la que me ha tirado a mí.

Dio media vuelta caminando.

MIRIAM: Sí, pobrecito que es una víctima, gilipollas, dúchate que hueles a sexo cabrón.

YO: Miriam.

MIRIAM: ¿Qué?

YO: Que mañana tengo que estar en el gimnasio a las diez, ¿podrías acompañarme y hacer algo también tú?

MIRIAM: Ya lo sé capullo, la agenda te la llevo yo, a ver si espabilas que tengo muy poco trabajo contigo.

Cenando los tres juntos, Julia me dijo que me iba a salir más trabajo y tenía que regularizar mi situación, firmé algunos documentos de la seguridad social y cosas así, nos fuimos a dormir.

Estaba esperando a Miriam para ir al gimnasio y bajó con una bolsa colgada al hombro, la miré y sonreí de ver que me había hecho caso y haría algo en el gimnasio conmigo.

MIRIAM: No me mires así o vas solo al gym.

Empecé con mis rutinas de pesas, entró Miriam, con unas mallas y una camiseta de licra ajustada al cuerpo, escuchando música por los cascos del móvil, marcaba un tipazo con unas tetas de infarto, con lo guapa que era, aquella media melena rubia con los ojos azules, me dejaron con la boca abierta y cara de idiota, ella se dio cuenta, se le escapó una sonrisilla queriéndola disimular, al llegar a la cinta de correr se agachó a tocarse una zapatilla, se le notaba el tanga debajo de las mallas, se me salieron los ojos de las orbitas, se puso encima de la cinta comenzando a caminar, me miró, y me levantó una ceja la cabrona cachondeándose de mí.

No le pude quitar la vista de encima en toda la sesión, corriendo y sudando con el movimiento del pelo  estaba preciosa, en aquel momento me di cuenta que me estaba enamorando de aquella chica, me puse nervioso de pensarlo, ella acabó de correr y se puso a estirar, mirándola casi tienen que llamar a una ambulancia para darme oxigeno. Se acercó para decirme que se iba a duchar y que me esperaría en la cafetería, yo le miraba a los ojos, ella sonrió y apartó la vista bajando la cabeza, cuando se marchó pude concentrarme un poco en mis ejercicios.

En la cafetería me tomé más tranquilo un zumo con ella y me explicó los próximos pasos.

MIRIAM: Vamos a ir a abrirte una cuenta corriente en un banco, luego tendrías que comprarte más ropa, vas siempre vestido igual y a partir de ahora tendrás que dar una mejor imagen, después iremos a comer y volveremos a casa.

Dijo muy profesional, sin mirarme a la cara.

YO: Ya tengo una cuenta en un banco del pueblo, ¿no sirve esa?

MIRIAM: La abrirás en un banco que tenemos contactos, cuando ganes más dinero tendrás que invertirlo bien, ellos saben lo que hacen.

YO: ¿Cuándo gane más dinero?

MIRIAM: Sí, la semana que viene nos vamos unos días de viaje, empiezas otra campaña y espero que no la cagues porque esta es importante.

A mí cuando me hablaban de trabajo y campañas se me escapaba la risa, aquello era un juego, no podía entender que me pudiera ganar la vida de esa manera. Abrimos la cuenta, después me llevó a una tienda a comprarme ropa, yo me la miraba, pero no veía nada que fuera conmigo, estaba acostumbrado a vestir muy normal, un vaquero con una camisa normalita y listo, allí toda la ropa me parecía muy rara, fui al lado de Miriam que hablaba con una chica de la tienda.

YO: Por favor, me podéis ayudar a escoger algo, es que estoy muy perdido.

LA CHICA (mirando a Miriam): Que guapo que es por favor.

MIRIAM: Tiene tanto de guapo como de poca cabeza nena.

Me fueron pasando prendas al probador, yo me las ponía enseñándoselas a Miriam que daba el veredicto final, salí de allí con unas cuantas bolsas y menos dinero en el bolsillo.

YO: ¿Era necesario gastarse tanto dinero en ropa y zapatos?

Me miró a la cara mientras estábamos parados con el coche en un semáforo.

MIRIAM: ¿Tú, realmente no eres consciente de donde te vas a meter, verdad?

YO: ¿Qué quieres decir?, solo me hacéis algunas fotos y me pagáis por eso.

MIRIAM: Lo ves como no llegas y eres muy tonto, te voy a llevar a comer a un sitio a ver si te das cuenta, pero luego no te vengas arriba y te creas más de lo que eres.

Me llevó a un centro comercial muy grande, en el parking había un panel publicitario enorme con una foto mía, caminábamos y la gente me miraba con curiosidad, me metió en un bufet que antes de entrar había un palafón de publicidad con otra foto mía. Nos sentamos a comer, no tardó mucho en llegar un grupito de chicas para pedirme si podían hacerse una foto conmigo, yo miraba alucinado a Miriam y ella reía, a partir de aquel momento fue como dar el pistoletazo de salida, casi no me dejaron comer, gente que quería que le firmara algo, hacerse una foto o darme un beso, yo alucinaba pepinillos, nos fuimos de allí con un grupo de chicas que nos iba siguiendo, cuando subimos al coche y nos fuimos para casa respiré profundo.

YO: ¿Qué ha sido eso Miriam?

MIRIAM: Qué dentro de poco tiempo no podrás ir donde te dé la gana, las tías se te van a bajar las bragas delante de ti.

YO: A, si es así tampoco está tan mal.

Me lanzó una mirada de mala leche y siguió conduciendo seria, no dije nada porque ya me di cuenta que algo no le había gustado. Llegamos a casa, me dijo que tomara el sol, que estaba perdiendo el bronceado desde que no pescaba, me lo dijo con cierto recochineo, yo me fui a la piscina, puse una hamaca orientada al sol y me quedé en pelotas estirándome, ella salió, se sentó a mi lado mirándome por “todas” partes.

MIRIAM: ¿Tienes que tomarlo desnudo?

YO: Es como lo he hecho siempre en la barca, si quieres algún día te puedo dar una vuelta por algunas calas muy bonitas, ¿por qué no te estiras y tomas el sol conmigo?

MIRIAM: Ya, en pelotas también, ¿no?

YO: ¿Si quieres?

MIRIAM: Por cierto, el gimnasio te está sentando bien, estás más fuerte.

Se fue, cuando estaba a punto de entrar al salón.

YO: Y tú cada día más buena cabrona.

MIRIAM: ¿Qué has dicho?

Giré la cabeza y la miré.

YO: Que estás muy guapa.

Se sonrojó y se  metió para adentro con prisas.

La semana siguiente viajamos en avión a una ciudad muy grande, para hacer algunas fotos y rodar un anuncio, de un perfume junto a una modelo conocida, se tuvieron que repetir un montón de veces las tomas del anuncio, era muy diferente a ponerme para que me hicieran unas fotos y no daba ni una. Miriam no se separaba de mí en ningún momento, un día cuando acabamos el trabajo estábamos comiendo, se acercó la modelo con la que había hecho las fotos.

MODELO: Estoy en este mismo hotel, si quieres nos vemos más tarde.

Se fue, Miriam me miró con cara de mala ostia sonrojada, le pregunté que le pasaba y disimuló, nos fuimos a las habitaciones y me estiré un rato a descansar, llamaron a la puerta, la abrí y era Miriam, entró, dio una vuelta nerviosa por la habitación, se giró, me miró enfadada.

MIRIAM: ¿Te la vas a follar?

Me levanté de la cama de un salto.

YO: ¿A quién, de que me hablas?

MIRIAM (cabreada): No disimules, a la modelo de los cojon…

Le puse la mano en la nuca y acerqué sus labios a los míos besándola, se apartó rápido.

MIRIAM: ¿Qué coño haces?, que tengo novio imbécil, te puedes ir con esa si quieres, ¿qué te has creído?

Yo la miraba levantando las cejas sonriendo, ella acabó de hablar, me miró a los ojos y se tiró encima de mí, cayendo los dos en la cama, ella encima, besándome con una pasión que no lo había hecho antes ninguna chica, se quitaba precipitadamente su camisa y mi camiseta, volviéndome a besar muy excitada.

Le di la vuelta, me puse yo encima, le miré los ojos y nos volvimos a besar más tranquilamente, saboreándonos los labios, le desabroché el sujetador bajando mi lengua a sus tetas, lamiéndolas por todos lados, acabando con el pezón dejándoselo duro y sensible, ella empezó a gemir, le desabroché el pantalón quitándoselo con los calcetines y los zapatos, la dejé en tanga, estaba para comérsela, me quité toda la ropa de la parte de abajo y nos volvimos a besar, le acariciaba las caderas, pasando a su cintura siguiendo la línea del tanga.

Me cogió la polla dando un suspiro, le metí la mano dentro del tanga, notando su vello púbico bien recortado, ella empezaba a hacerme una paja lentamente, que hizo que me creciera la polla al instante, bajé el cuerpo soltándome la polla de su mano, le puse la lengua encima del tanga, bajando al chichi recorriéndolo despacio por encima presionando, gemía tímidamente, le quité el tanga, viéndole un coño rubio precioso, al que le metí la lengua por arriba y se lo fui lamiendo, hasta llegar al agujero del culo, volviendo a subir y bajar varias veces, ahora ya gemía sin timidez, con su mano en mi cabeza abriendo las piernas todo lo que podía.

Me dio la vuelta apoyando mi espalda en la cama, se incorporó cogiéndome la polla, se la metió en la boca empezando a chupar, cada vez más profundamente hasta casi el final, no entendía como se podía meter tanta polla en aquella boquita, estaba encantado, subió su boca poco a poco succionando, lo repitió varias veces, yo pensaba que me moría del placer moviendo todo mi cuerpo gimiendo sin parar, se subió encima de mí, besándome con sabor a mi polla, a la vez que me la agarraba y se la dirigía al agujero del chichi metiéndosela despacio, se sentó y se la acabó de meter hasta el fondo soltando un suspiro.

Me miraba muy excitada, empezando a moverse suavemente, le acariciaba las tetas pasándole un dedo por encima del pezón, notando lo duro que los tenía, echó el cuerpo un poco hacía delante, aumentando el ritmo dejándome las tetas delante de la cara, me metí el pezón en la boca chupándolo y succionándolo con suavidad, empezó a gritar moviéndose cada vez más rápido, llegando a un orgasmo tremendo.

Le di la vuelta sin sacársela y seguí follando lentamente, ella mantenía la excitación volviendo a gritar suavemente, mirándome a los ojos, acariciándome el pelo jugando con mis rizos, fui aumentando el ritmo, ella gritaba más fuerte, aceleré más y se volvió a correr abrazándome muy fuerte por el cuello, sin dejarla descansar le di la vuelta dejándola a cuatro patas, volví a metérsela despacio, sin parar de meter y sacar lentamente, pasó la mano por abajo cogiéndome los huevos amasándolos suavemente, me fue subiendo un calor por el cuerpo, aumentando la fuerza en cada penetración que me hacía gritar, cada vez más, siguiendo los gritos de ella, llegando a la máxima velocidad que podía mover mis caderas, el calor me quemó el cerebro, corriéndonos los dos a la vez gritando como locos, nos dejamos caer, pasándome ella un brazo por encima apoyando su cabeza en mi pecho, que subía y bajaba con la respiración recuperándome.

MIRIAM (voz cansada): Madre mía que polvo, que polvo.

Estuvimos un rato en aquella posición.

MIRIAM: Esto ha sido un error, no debió de pasar, yo estoy comprometida, será mejor que vuelva a mi habitación.

YO: Puede que sea un error, pero por favor, quédate conmigo un poco más.

Me miró a los ojos y volvió poner su cabeza en mi pecho, le pasé un brazo por la espalda y estuvimos abrazados un buen rato más, se levantó de la cama seria.

MIRIAM: Sera mejor que me marche.

YO: ¿Me dejarás las bragas?, para hacerme pajas oliéndolas cuando este solo.

MIRIAM: Que cerdo eres tío.

YO: Es broma, me gusta tomarte el pelo, quédate esta noche conmigo por favor.

Giró la cabeza de lado a lado seria, se puso la camisa, cogió su ropa y salió, entrando en su habitación que estaba al lado, me duché y me estiré en la cama con la toalla enrollada en la cintura, pensando en lo enamorado que estaba, si me lo hubiera pedido habría hecho cualquier cosa por ella, al rato llamaron a la puerta.

La abrí, me encontré con ella en camisón y bragas, me miró a los ojos, entró y me abrazó muy fuerte pasando sus brazos por mi cuello, yo pasé mis brazos por su espalda apretándola, la cogí en brazos llevándola a la cama, metiéndola dentro tapándola, di la vuelta, me quité la toalla de la cintura y me metí en la cama con ella, nos miramos de lado, pasando cada uno el brazo por encima del otro, le iba a decir lo enamorado que estaba y me puso un dedo en la boca besándome, no me dejó hablar, nos besamos durante mucho tiempo, jugando con nuestros labios, rozándonos las lenguas, volviendo a jugar con los labios, nos fuimos excitando poco a poco, girando nuestros cuerpos, estando cada vez más encima de ella, subí una mano lentamente y le empecé a acariciar una teta, gimió muy flojito mirándome a los ojos.

MIRIAM: ¿Me vas a follar otra vez?

YO: ¿Tú quieres que te folle?

Levantó y bajó la cabeza sin dejar de mirarme los ojos, le metí la mano por dentro de las bragas comprobando que estaba muy mojada, se las bajé y me estiré en medio de sus piernas, nos besábamos de nuevo, lentamente, sintiendo el contacto de su cuerpo, levantó las pierna flexionándolas, apoyando sus talones en la cama, poco a poco fui acercando la punta de mi polla ya tiesa desde hacía rato a su coño, metiéndole la punta, dejó ir un suspiro dentro de mi boca mientras la besaba, bajé hasta una teta chupándole el pezón, subiéndole el camisón a la vez que la penetraba, poco a poco más profundamente llegando al final, volvía a gemir, nos besábamos de nuevo follando muy lentamente, cambiaba a besarle el cuello, el lóbulo de la oreja, volvía al cuello, a los labios, nos mirábamos a los ojos con intensidad, y acabamos corriéndonos a la vez en otro orgasmo intenso, seguí encima sin sacársela mirándola, pude ver por primera vez que me miraba con cariño acariciándome la cara. Dormimos juntos aquella noche sin acordarnos de cenar, por la mañana nos despertamos abrazados, ella salió de la cama.

MIRIAM: Nos vemos abajo desayunando.

Se fue, me levanté y vi en el suelo sus bragas que se las había dejado, las cogí poniéndomelas en la nariz oliendo su coño, me empezaba a poner cachondo otra vez, las guardé en la maleta y me preparé para encontrarme con ella en el desayuno.

MIRIAM: Supongo que no hace falta que te diga que de lo que ha pasado no le digas nada a nadie, o te mato. Hoy es el último día de trabajo, esta tarde cogemos un vuelo  de vuelta.

Llegamos a casa y me fui a duchar sentándome en mi sillón a escuchar música, ella bajó, cogió la manzana de rigor y se sentó lejos como siempre, comiéndosela mirándome de tanto en tanto de reojo, llamaron a la puerta, era su novio, se dieron un piquito de bienvenida y se sentaron a hablar, yo me levanté y me fui para mi habitación pasando por su lado despidiéndome, me miró seria, llegué a mi habitación, me estiré en la cama apoyando la espalda en el cabecero, pensando en el lio que me estaba metiendo, me dolía verla con su novio, y eso que por suerte no se tocaban ni se besaban como lo haría una pareja normal, al rato llamaron a la puerta, le dije que “adelante”, la abrió ella mirándome con una sonrisa guasona.

MIRIAM: ¿Estás bien?, me ha parecido que no te gustaba verme con mi novio.

YO: ¿Puedes sentarte un momento aquí conmigo?

MIRIAM: Y una mierda, no pienso entrar a tú habitación.

YO: Por favor, es solo para hablar contigo.

Me miró desconfiando, pero dio un pasito, se paró, después otro, y acabó llegando al lado de la cama.

MIRIAM: ¿Qué quieres?

YO: Que te sientes aquí conmigo.

Dándole unos golpecitos a la cama a mi lado.

MIRIAM: No.

YO: Por favor, te juro que no te voy a hacer nada.

Se sentó, primero mirándome sin fiarse, acabó subiendo las piernas y apoyando la espalda junto a mí.

Giré el cuerpo y la mire.

YO: ¿Te lo pasas bien haciéndome sufrir?, viéndome triste.

MIRIAM (sonriendo): No se dé que me hablas.

YO (enfadándome): Lo sabes perfectamente, después de lo que pasó estos días, tienes los cojones de sentarte con tú novio y refregármelo por la cara.

MIRIAM: Ya sabías cuando me obligaste a hacer aquello que tenía novio, ahora no se dé que te quejas.

YO: ¿Qué te obligué?, tú estás mal de la cabeza criatura, no me extraña que salgas con ese novio que tienes.

MIRIAM: ¿Qué tienes en contra de él?, es mucho mejor que tú en muchas cosas.

Nos íbamos acelerando con la conversación y cada vez estábamos hablando más cerca.

YO: Que es un pescado, un pescado hervido de lo soso que es, si fuera yo tú novio te estaría follando todo el día, y ese ni te toca.

MIRIAM: Ya te gustaría a ti ser mi novio capullo.

YO: Para que me trates como una mierda, no gracias.

No había acabado la última frase que se enganchó en mis labios con los suyos, poniéndome la mano en la cara besándome con pasión, le miré los ojos y los tenía encendidos, no sé si de rabia o de pasión, nos volvimos a besar colocándome encima suyo, ella abrió las piernas para que pudiera colocarme mejor, le puse mi paquete encima del chichi apretándolo, nos besamos de nuevo con pasión desenfrenada, gimió dentro de mi boca, nos desnudamos lo más rápidos que pudimos, volví a estírame encima de ella, con otro beso largo, mientras me cogía la polla y se la colocaba en el agujero del coño, se la metí poco a poco llegando al fondo dando un grito, me miró fijamente a los ojos.

MIRIAM: Fóllame cabrón, fóllame de una puta vez.

Me apoyé con una mano en la cama, con la otra la cogí de la nuca besándola, mientras se la metía de nuevo un poco más fuerte, soltó un grito, la volví a meter duro, otro grito más fuerte, aumentaba el ritmo sacándola y metiéndola cada vez con más fuerza gritando más ella, hasta acabar totalmente desenfrenado, dando unos fuertes golpes con mi cuerpo contra el suyo corriéndonos como locos, nos quedamos quietos, ella se levantó recogiendo su ropa.

MIRIAM: Estarás contento, te has vuelto a aprovechar de mí.

YO: Dentro de aquel cajón hay una cosa tuya.

Me miró, abrió el cajón y sacó las bragas que se dejó en mi habitación en el hotel.

MIRIAM: ¿Esto qué coño es?

YO: Te las dejaste en mi habitación del hotel.

MIRIAM: Y seguro que te has hecho unas cuantas pajas oliéndolas pedazo de guarro.

YO: Sí, pero ya han perdido tu olor y no me interesa tenerlas, ¿las puedes cambiar por las que llevabas ahora?

MIRIAM: Vete a la mierda cerdo.

Se fue enfadada, si yo tenía un lio en la cabeza, me parece que ella lo tenía peor todavía.

Nos encontramos en la cena con Julia con las caras digamos un poco raras.

JULIA: Ya te hemos ingresado tu beneficio del último trabajo.

MIRIAM: No entiendo cómo le pagáis al mierda este.

JULIA (riendo): ¿Se puede saber qué coño os pasa a vosotros dos?

YO: Que está enfadada porque le he dicho que su novio es un soso, es como un pescado hervido.

JULIA: Cariño, en eso le doy la razón a Yul.

MIRIAM: Pero qué coño os pasa con mi novio, es cosa mía, ¿o no podré decidir con quién quiero estar?

JULIA: Es verdad lo que dice Yul es un, un…

YO: Pescado hervido.

JULIA: Eso, pescado hervido, seguro que ni te toca el chocho, por eso vas con la cara de mala ostia todo el día nena, a ti lo que te hace falta es una buena polla y un tío que sepa usarla coño.

Miriam se levantó de golpe de la mesa mirándonos enfadada de cojones.

MIRIAM: Os podéis ir los dos a la mierda un rato, machistas, que sois unos machistas, me voy a dormir, que os den por culo.

JULIA: Cariño, no te enfades porque te digamos la verdad.

Me miró y yo le daba la razón moviendo la cabeza.