El pescador de sueños (14)
Por la mañana me desperté...
Por la mañana me desperté, me estaba mirando con una sonrisa preciosa, levantó una ceja y me hizo un gesto con la cabeza, para indicarme que me pusiera en marcha, me duché con el gel de la misma olor que el perfume, me perfume bien por varios sitios, entre ellos el pubis y al salir a la habitación ella se estaba levantando.
YO: Hasta ahora, me voy a cumplir con mi primera obligación señora.
MIRIAM: Espera, espera.
Se dirigió a mi lado, me olió haciendo una buena inspiración y me cogió el culo apretando la mano.
MIRIAM: Como está mi niño de guapo, me voy a duchar y bajo.
Me metí en la cocina y preparé huevos revueltos, fruta, zumo de naranja, unas pastitas y café con leche para acabar, estaba la mesa toda llena de comida, cuando bajó Miriam duchada con su camiseta de la lengua grande puesta.
MIRIAM: ¿Pero que es esta mesa?, hay comida para un regimiento, que bruto eres.
YO: Depende del día que me espere mejor coger fuerzas de buena mañana, a ver si luego no te duro todo el día en condiciones.
Dejó ir una carcajada.
MIRIAM: Ven aquí delante de mí.
Me acerqué a ella con una sonrisa.
MIRIAM: Bésame dándome los buenos días mal educado.
Le cogí la carita con las manos y le di un dulce beso, sin apartar los labios le metí un poco la lengua rozándola con la suya.
MIRIAM: Estaría bien que cogieras esta costumbre cada día mamoncete, ahora arrodíllate y dale otro beso con lengua a mi chichi, que también lo está esperando.
Me arrodillé, le levanté la camiseta, se había puesto unas bragas que me pusieron tonto al momento, se las bajé hasta las rodillas, ella abrió las piernas y me metí debajo besándole la rajita, la abrí con la lengua y se la pasé unas cuantas veces desde el inicio hasta donde podía llegar, ella gimió, me cogió la cabeza y la apartó.
MIRIAM: Ya está bien que pierdo el control coño, súbeme las bragas y vamos a desayunar.
Desayunamos bien, recogí toda la mesa dejándolo todo ordenado y salí al salón donde ella me estaba esperando sentada mirándome.
MIRIAM: No sabes como estoy disfrutando de esto, ven, estírate a mi lado, vamos a digerir un poco y te explicaré los siguientes pasos.
Me puse como ella me dijo, estirado en el sofá, con mi cabeza en su regazo, me acariciaba el pelo suavemente.
MIRIAM: Podrías darme unos besitos por los hombros y el cuello.
YO: ¿Quieres que sea cariñoso contigo?
MIRIAM: Eso mismo, que no me sé explicar coño.
Le besé un hombro, subiendo poco a poco con el contacto de la lengua hasta el cuello volviéndole a besar suavemente en diferentes sitios, lamerle un poco con la punta de la lengua y sin despegarla subirle hasta la oreja besándole y metiéndome en la boca el lóbulo chupándoselo pasándole la lengua.
MIRIAM: Para, para que me pones cachonda, joder es que no me puedes tocar sin que me ponga como una moto coño.
Me dio un beso en los labios y volvió a ponerme la cabeza en el regazo jugando con el pelo de nuevo.
MIRIAM: Hoy me vas a hacer un masaje tú a mí, te he hecho muchos, seguro que te acuerdas como hacerlo.
YO: Tengo muy poca memoria cariño, creo que no me acuerdo de nada.
Me pegó una palmada en el culo.
MIRIAM: Venga espabila cabronazo que quiero que me dejes bien relajada.
Se levantó, me cogió de la mano y nos dirigimos al gym, iba a entrar a la habitación de la camilla y yo la paré, le estiré de la mano poniéndola al lado de la sauna.
YO: Una sauna antes te relajaría, si me permites aconsejarte.
MIRIAM: Muy bien, ¿qué tengo que hacer?
Le estiré de la camiseta quitándosela por la cabeza, me arrodillé y muy lentamente le bajé las bragas dándole un beso en el chirri, me levanté cogiendo una toalla enrollándosela por encima de las tetas, abrí la puerta de la sauna.
YO: Por favor pase, en diez minutos la vendré a buscar para su masaje.
Me miró sonriendo y contenta, al entrar le toqué el culo apretándoselo.
MIRIAM: Oiga, no tiene permiso para hacer eso, como vuelva a ocurrir tendré que castigarlo.
Se descojonó de risa y cerró la puerta.
Entré en la habitación, busqué las velas y las coloqué por todos sitios, delante de la camilla hice un pequeño corazón con ellas, puse en marcha la música relajante, la encontré demasiado relajante, fui a buscar mi móvil para enchufarlo y poner la música lenta y romántica que a mí me gustaba. Pasaron los diez minutos y abrí la puerta de la sauna.
YO: Señora, por aquí por favor.
Salió toda sudada guapísima, le quité la toalla mojada, las gotas de sudor le caían por todo el cuerpo, cogí otra toalla seca y me quedé mirándola sin poder apartar la vista.
MIRIAM (riendo): Vas a reaccionar o te vas a quedar como un pasmarote mirándome.
YO: Lo siento señora, es que la vista es tan bonita y está usted tan guapa que me deja sin palabras.
MIRIAM: Eso me gusta, hazme la pelota siempre que quieras.
La acompañé a la ducha, la puse en marcha tocando el agua para dejarla no demasiado fría y la metí dentro, se quedó quieta.
MIRIAM: No pretenderás que hoy haga yo el esfuerzo de ducharme, ven y dúchame tú.
Me metí con ella pasándole el agua por todo el cuerpo, me puse un poco de gel en la mano frotándole todo el cuerpo, le pasé una mano por el culo para lavárselo y otra por el chochete, se estremeció saliéndose de la ducha.
MIRIAM: Ya estoy bien limpita, sécame y acompáñame al masaje, y la próxima vez pide permiso antes de tocarme el coño ostia.
La sequé muy despacio, empezando por la cabeza y bajando, le sequé el culito, las piernas y dejé el chichi para el final.
YO: Señora, ¿puedo?
Le dije mirándole el chocho.
MIRIAM: Ya lo hago yo, que tú me pones nerviosa.
YO: ¿Nerviosa?
MIRIAM (riendo): Sí, nerviosa, me pones nerviosa, ¿pasa algo?
Me giré para acompañarla a la habitación.
YO: Pensaba que eso se llamaba “cachonda” no “nerviosa”
MIRIAM (riendo): ¿Cómo has dicho?
YO: Nada mi señora, que estoy encantado de ayudarle en todo.
Le abrí la puerta de la habitación para que entrara, la cerré detrás para que se notara más el ambiente de las velas.
MIRIAM: ¿Todo esto lo has preparado tú?
YO: No que va, he llamado por teléfono a unos tíos que lo han dejado todo así.
MIRIAM: Que tontito eres nene, ¿y la música?
YO: También la han puesto ellos.
MIRIAM: Y ese corazoncito de velas, que bonito.
Se giró y me dio un beso en los labios de agradecimiento dulce y cariñoso.
Le quité la toalla dejándola desnuda otra vez, volviéndola a repasar de abajo arriba, se estiró en la camilla boca abajo, le miré el culo bien mirado antes de ponerle la toalla por encima, se me estaba poniendo morcillona por momentos, me unté las manos con aceite y empecé por los dedos de los pies, pasé a las plantas apretándole poco a poco más fuerte, ella hizo un gemido flojito que me puso más caliente, le fui masajeando los gemelos, los muslos, levante una mitad de la toalla tocándole con mis manos un glúteo, que al masajearlo se le abría el culo dejándome a la vista el ojete y el chochete, poniéndome cardiaco perdido con una erección tremenda, pasé a la espalda recorriéndosela por todos lados apretando mis manos, después tocaba ponerme en la cabeza de la camilla, para acabarle de masajear la espalda desde arriba a hasta abajo pasándole las manos, sabía que en aquella posición ella me vería la polla totalmente tiesa, le acabé la espalda y empezaba con la cabeza.
MIRIAM: Espera que me pondré mejor para que te sea más cómodo.
La muy cabrona deslizó todo su cuerpo por la camilla dejando la cabeza fuera, le tenía que hacer el masaje con su cabeza a cuatro dedos de mi polla totalmente tiesa delante de ella, le empecé a tocar con las yemas de los dedos las sienes, ella tenía sus ojos fijos en mi polla, me cogió el culo con una mano, acercándome más metiéndosela en la boca, dándole una chupada y una succión que me hizo ponerme de puntillas con los pies, como le pasaba a ella cuando la tocaba, di un gemido tremendo, a ella se le escapó una risilla y siguió chupando despacio, recorriéndola de arriba abajo, le cambié las manos acariciándole la cabeza sin saber qué coño hacía, moviendo mis caderas para meterla y sacarla de su boca con los ojos cerrados, sintiendo como el placer me recorría todo el cuerpo haciéndome temblar, apretó su boca contra mi polla haciéndome gritar, gimió escuchando un ruidito de su boca del contacto húmedo con la polla, poniéndome excitado a más no poder, cada vez que la sacaba me succionaba con fuerza, dejándome cada vez más cerca de un orgasmo, que me subía por el estomago, me pasaba por el pecho, y se me incrustaba en la cabeza, como dando vueltas, hasta poder conmigo y empezar a salir chorros de semen en su boca, moviendo todo mi cuerpo descontrolado del placer, dejándome con las piernas temblando, teniendo que separar mis manos de su cabeza para sujetarme a la camilla para no caerme. Levantó la cabeza con una sonrisa enorme mirándome riendo.
MIRIAM: ¿Qué tal mi amor?, parece que te flaquean las fuerzas.
YO: Eres muy rencorosa y me tienes que no puedo dar un paso cabrona.
MIRIAM: Pues recupérate pronto que me tienes que satisfacer, es tú obligación, no te olvides.
Se descojonó de risa la hija puta, se giró dejándome el chocho mojado delante de mis morros, cogí una silla que había por allí a mano y me senté, la agarré por la cintura trayéndola más hacía mí, dejándole las piernas en el aire y el culo al borde de la camilla, le metí un chupetón directamente al ojete del culo haciéndola gemir de sorpresa, subí la lengua lamiéndole la unión del culo con su chichi, no dejaba de gemir diciendo cosas que no entendía en ese momento, solo entendía “sigue, sigue”, le metí la lengua en la vagina apretando todo lo que podía, dándole vueltas saboreando sus flujos que cada vez tenía más cantidad, fui subiendo la lengua lentamente, dejándolo todo bien lubricado, hasta llegar a su clítoris, le pegué un lametazo dando ella un grito moviendo todo su cuerpo gritando, le di vueltas, se lo chupé y para acabar se lo succioné como si estuviera mamando una polla, hasta hacer que se corriera perdiendo los papeles gritando sin parar, yo seguía chupando y succionando, hasta que ella me quiso apartar la cabeza del gusto que notaba, pero yo estaba tan encegado chupando que no le hacía caso.
MIRIAM (gritando muy fuerte): Para, para por favor, que me matas coño.
Estirándome de los pelos haciéndome reaccionar, sacando mi boca totalmente mojada de su coño que palpitaba nerviosamente.
MIRIAM: Por favor para, no puedo más, me tienes destrozada.
Me levanté de la silla, la cogí en brazos llevándola hasta el jacuzzi metiéndome dentro, me senté dentro del agua caliente alargando la mano para ponerlo en marcha, ella estaba en la misma posición recuperándose con un brazo alrededor de mi espalda, se movió para sentarse encima de mí mirándome a los ojos con mucho amor, besándome y abrazándome, estuvimos un buen rato hasta que ella reaccionó.
MIRIAM: Sal, sécate y ven a secarme a mí.
La miré, le di un beso en los labios haciendo lo que me dijo.
MIRIAM: Ahora vamos a tú habitación, me ducharás y te ducharás tú, me secarás y me pondrás la ropa que quieras para descansar un rato en el sofá.
La duché con todo el cariño que fui capaz de ponerle, me enjaboné yo rápido aclarándome, salí de la ducha y con una toalla la sequé despacio por todos los lados, ella no paraba de sonreir, mirándome con unos ojos que me dejaban deshecho, me estaba volviendo a enamorar como un gilipollas de aquella mujer tan inestable, aunque últimamente me había demostrado que estaba cambiando, me sequé y la acompañé a su habitación, busqué una camiseta cómoda para ponerle que no fuera muy larga, le pedí que me dijera dónde estaban las bragas, señalándome un cajón, lo abrí y había tantas que no sabía por dónde empezar, cogí unas levantándolas, estirándolas para ver cómo eran, las volvía a meter sacando otras, las metía y sacaba otras, ella se tapaba la boca para aguantarse la risa de verme, al final encontré unas del color que me gustaban, me acerqué a ella arrodillándome poniéndolas bien para que metiera los pies, se las subí despacio disfrutando cada momento, antes de ponérselas del todo le di un beso en el chichi, subiéndoselas y asegurándome que las tenía bien puesta, le puse la camiseta y me la miré separándome un poco, para comprobar que tal como la había vestido en poco tiempo estaría otra vez con la polla tiesa, estaba tan sexi que no podía quitarle el ojo de encima.
MIRIAM (riendo): Muy bien, tú no hace falta que te vistas, me gusta verte así, vamos abajo que nos estiraremos un rato en el sofá escuchando música.
Bajamos, puse el equipo en marcha escogiendo una música tranquila y romántica, ella se sentó en un sofá mirándome.
YO: ¿Qué quiere que haga ahora señora?
MIRIAM: Nada quédate dónde estás que te quiero mirar bien.
Sus ojos se movían repasándome de arriba abajo riendo.
MIRIAM: Que guapo eres mamoncete, como no voy a estar enamorada y celosa, ven ponte a mi lado.
Me hizo estirar boca arriba apoyando mi cabeza en sus muslos, me acariciaba la cara sin dejar de mirarme, pasó un rato y sonó una canción que me encantaba.
YO: ¿Puedo preguntarte algo?
MIRIAM: Dime mi vida.
YO: ¿Te importaría bailar conmigo esta canción?
Sonrió y me hizo un gesto para que me levantará, mientras ella llegaba donde estaba yo con el mando puse la canción otra vez desde el principio, le pasé los brazos por la espalda y ella por el cuello enganchándose mucho, le quité la camiseta bailando lentamente, sintiendo su cuerpo pegado al mío, sentía una paz interior total, cambió la canción sonando otra muy romántica, Miriam se separó un momento quitándose las braguitas, volviendo a pegarse dándome un beso, seguimos bailando, ahora además notaba su poco vello púbico en uno de mis muslos, estuvieron pasando canciones una detrás de otra, no encontrábamos el momento de separarnos.
MIRIAM: Bésame, necesito que me beses dulcemente.
Juntamos los labios, jugando suavemente unos con los otros, sacando las lenguas para rozarlas, volviendo a jugar, estuvimos sin parar varias canciones, me cogió una mano bajándola hasta el chichi tocándose dentro, lo tenía totalmente mojado, me miró y supe lo que quería al momento, cogidos de la mano fuimos hasta el sofá estirándome encima de ella, nos volvimos a besar metiéndole la polla muy despacio, separamos los labios, quedándonos mirando muy de cerca mientras follábamos lentamente, empezó a gemir de una manera sensual haciendo que yo susurrara.
YO (susurrando): Como me gusta por favor, me encanta follarte, como me gusta, cariño me vuelves loco.
Ella sonreía gimiendo, yo intentaba seguir con aquel ritmo que nos volvía locos, al poco rato nos estábamos corriendo sin dejar de mirarnos, me dejé caer encima de su cuerpo, ella me acariciaba la cabeza.
MIRIAM (susurrando): Si pudieras saber lo que llego a quererte, que con solo pensar en tenerte lejos se me apaga el sol, se me apaga la vida, no tiene sentido vivir sin ti.
Yo la escuchaba con mi cara escondida en su cuello, me asustó que alguien pudiera sentir de esa manera, que el amor fuera tan fuerte y cruel como para hacerle perder la cabeza de aquella manera, me pidió que saliera de encima de ella, me sonrió al levantarse, tapándose el chichi con una mano para que no cayeran nuestros flujos al suelo, caminó en silencio y triste en dirección a las escaleras.
YO: Si te parece bien voy preparando algo para comer.
MIRIAM (disimulando una sonrisilla): Vale.
Entré en la cocina, pensé que ella no sabía por qué razón no lo estaba pasando bien en esos momentos, salí, recogí su camiseta, sus bragas y subí a la habitación, se sentía el agua de la ducha, dejé la ropa encima de la cama y entré despacio al cuarto de baño, ella estaba en la ducha, dejando caer el agua encima de su cuerpo, con una mano apoyada en la pared de cristal y la otra tapándose los ojos con la cabeza agachada, movía su cuerpo a pequeños espasmos, estaba llorando desconsoladamente sola, sentí una pena tan profunda, que me llegaba tan adentro pensando que aquello lo provocaba yo, y a la vez me producía tanto terror pensar que alguien pudiera llegar a aquel estado por mi culpa que no sabía cómo reaccionar.
Entré y la abracé por detrás, pasándole los brazos por la cintura apoyando mi cabeza contra la suya intentando consolarla, le di un pequeño susto por la sorpresa, levantó la cabeza mirando arriba, estirando sus brazos para atrás poniendo sus manos en mi culo apretándolo, mis labios se posaron en su cuello besándolo, notando el agua salada por sus lágrimas, apreté más su cuerpo al mío fundiéndonos en uno solo, dejando caer el agua por encima nuestro, como purificando y aliviando nuestros pensamientos, levantó una mano de mi culo hasta el cuello girando la cabeza para poder besarnos con ternura, con sinceridad, intentando traspasarle al otro con los labios unidos los sentimientos que corrían por nuestras cabezas, nuestros corazones y nuestras almas, como si fuera un puente por donde pudieran pasar libremente de un lado al otro, no sé que sería, pero nuestros cuerpos temblaron un momento, como si al encontrarse en medio del puente chocaran unos contra otros alegres por encontrarse, sentí una tranquilidad y una paz interior indescriptible, se giró mirándome a los ojos, me transmitió con la mirada que ella había sentido lo mismo, nos besamos de nuevo, se le dibujó una sonrisa y nos acabamos de duchar, salimos a secarnos.
YO: ¿Sabrías explicar que ha sido lo que nos ha pasado ahí dentro?
MIRIAM: Creo que los dos lo sabemos de sobras.
Nos secamos en silencio y bajamos los dos a hacer la comida, ella estaba radiante sin dejar de mirarme.
YO: ¿No tendría de hacerlo yo solo esto, y tú estar tranquila hasta que acabe?
MIRIAM: Yo mando y decido lo que hacer y lo que no, si quiero ayudarte, te ayudo.
Cuando acabamos de comer me cogió de la mano para ir a la cama, nos estiramos desnudos descansando un rato con los ojos cerrados, noté como un dedo de ella se me posaba en los labios, sonreí y lo besé, pasó suavemente por mi nariz, la frente, dibujando los ojos pasando a la cara, el cuello, siguiendo por mi pecho, se movía lentamente sin prisas, pasó por los abdominales dibujándolos, sentí un beso en un hombro, me giré y la miré, ella estaba sonriendo alegre, me volvió a besar un poco más arriba, otra vez en el cuello, subió a mis labios, bajó al pecho siguiendo el camino de su dedo, cuando llegó al pubis apartó el dedo, dejando solo en contacto con mi cuerpo sus labios calientes y sedosos, que bajaban lentamente hasta besar la base de mi polla, se movió bajando el cuerpo, para poder mirarme mientras me la besaba poco a poco bajando por el tronco, llegando al prepucio y acabar besándome la punta con delicadeza, mi polla cobró vida propia, se empezó a mover poco a poco.
Me miró un momento encantada con lo que estaba pasando, volvió a clavar la vista en mi pene observando sus movimientos, bajó un poco más besándome en los huevos varias veces, en ese momento la polla había llegado al punto de darse la vuelta, de apuntar para abajo pasó a hacerlo para arriba moviéndose como un péndulo, me volvió a mirar sonriendo, sacó la lengua para mantenerla fija en uno de mis huevos, moviéndola en círculos lentamente, subió por el tronco hasta la punta poco a poco, me estaba volviendo loco, mi cuerpo lo demostró agitándose, largando un gemido dejando ir el aire de mis pulmones, con la total erección el glande ya sobresalía, llegó a la punta pasándole la lengua en círculos, al frenillo dándole pequeños lametazos, todo esto sin tocarla con las manos para nada.
La polla estaba a punto de estallar, yo no podía parar de gemir con los ojos cerrados, entonces noté que suavemente me la cogía con una mano, levantándola, metiéndose el capullo en la boca, chupando suavemente apretándomela un poco más, podía sentir mis latidos en la polla, fue bajando la boca engulléndola, a la vez que retiraba la mano hasta llegar a la base, apretando sus labios contra ella para asegurarse de que la tenía toda dentro, bajé la vista y ella me miraba a los ojos, excitándome, haciendo que la polla se intentara mover apresada por su boca, la sacó lentamente apareciendo toda mojada, llegó a la punta chupándola con mimo, para volver a metérsela toda un poco más rápido, dejándome jadeando y gimiendo, tensando el cuerpo, puse una mano en su cabeza acariciándola, noté una succión en la base apretando sus labios, que me hizo mover el cuerpo con un calambrazo apretándole la cabeza, la sacó despacio sin dejar de succionar y hacer fuerza con sus labios, yo movía el cuerpo de lado a lado, sin poder aguantar el placer tan intenso, volvió a bajar hasta la base, apretándola, cuando la tuvo toda dentro, hizo una pequeña pausa.
Mirándome, advirtiéndome de lo que vendría a continuación, me pegó dos succiones tan fuertes que levantaron de la cama mí cuerpo de un bote, sacándome unos lechazos de la polla que no se acababan nunca, me sacó hasta el alma, sin parar de chupar y tragar dejándome totalmente derrotado, estirado respirando precipitadamente, se incorporó apoyando una mano en mi pecho, mirándome con la boca entre abierta, cayéndole por un lado un hilillo de semen que goteaba encima de mí, parecía una leona erguida aguantando con una pata a su presa ya desvalida, yo la miraba orgulloso de poder tener a mi lado una mujer como ella, levanté la mano para recogerle el hilillo que le salía de la boca, recogiéndolo con el dedo pulgar, se lo enseñé, ella lo miró y se metió el dedo en la boca chupándomelo, madre mía como me puso.
Le agarré del cuello bajándole la cabeza besándola, le di la vuelta dejándola debajo y me tiré literalmente a su coño, comiéndomelo con una fiereza que pensé que le podía hacer daño, sus gritos de placer me envalentonaban cada vez más, hasta hacer que se corriera levantando medio cuerpo, apoyándose en las manos de los latigazos que le producían mis lengüetazos descontrolados, gritando con todos sus pulmones.
Me recosté a su lado, levantó la cabeza y me besó, lamiéndome sus propio flujo por los labios y la cara, nos quedamos dormidos. Cuando nos despertamos, me sonrió levantándose caminando hacía el cuarto de baño.
MIRIAM: Cariño, ya has cumplido con tu día, no quiero seguir con el juego.
Me levanté rápido para seguirla hasta la ducha otra vez.
YO: ¿Te has enfadado?, ¿he hecho algo que no te ha gustado?
Abría la ducha cayendo el agua, estiró un brazo ofreciéndome una mano para que entrara con ella.
MIRIAM: No tonto, soy muy feliz, pero me sobra el juego, sé que harás lo que te pida para hacerme feliz, ¿o no?
Le cogí la mano entrando con ella a la ducha besándola con pasión, metiéndonos debajo del agua.
YO: Sabes que sí.