El pescador de sueños (13)

Fueron llegando trabajos y cogimos el ritmo de levantarnos...

Fueron llegando trabajos y cogimos el ritmo de levantarnos, desayunar, un rato de gimnasio, ir a la agencia para reunirnos con su madre y tomar decisiones, trabajar en las nuevas propuestas que llegaban, ayudar a los más nuevos que se incorporaban, en definitiva implicarnos más con nuestra empresa, cuando viajábamos cada uno hacía su trabajo y a partir de la cena y la noche volvíamos a ser nosotros dos, ella intentando enamorarme y yo haciéndome el remolón, porque no me fiaba y porque me encantaba aquella Miriam que era tan atenta conmigo.

Unos tres meses más tarde, un día al llegar a casa.

MIRIAM: ¿Te gustaría que te diera un masaje?, hace días que no te hago ninguno.

Me hizo uno de puta madre y al llegar a la cabeza.

MIRIAM (seria): ¿No volverás a confiar en mí por mucho que haga verdad?

Me pareció que se estaba cansando de aquella situación, pero yo no estaba en condiciones de decirle que me estaba volviendo a enamorar.

YO: Cada día confío más, pero no me metas prisas por favor, dame mi tiempo.

MIRIAM: Es que no noto ningún cambio en tanto tiempo, es verdad que follamos de maravilla, pero no tienes una palabra cariñosa para mí, me gustaría sentir alguna de vez en cuando por lo menos.

YO: ¿No has notado más sentimientos cuando follamos o cuando nos besamos?

MIRIAM: Sí, sí que lo he notado pero te estaba pidiendo algo más y lo sabes, no te hagas el tonto por favor.

YO: Vale “cariño”, no me haré más el tonto.

MIRIAM: Ves que fácil es tenerme contenta, con un simple “cariño” me haces feliz.

Me dio un beso en la cabeza siguiendo con el masaje, yo le miré las piernas y le cogí con fuerza el interior del muslo como la primera vez, dando ella otro saltito de sorpresa riendo.

YO: ¿Y de esto te acuerdas?

MIRIAM (excitada): ¿Cómo me voy a olvidar mi amor?

La cabrona incorporó lo de “mi amor”, que hasta ese momento no se había atrevido a decirlo nunca, subí la mano de golpe, cogiéndole el chumino por encima de las bragas apretándoselo, volvió a levantar los talones apoyándose sobre las puntas de los pies dejando ir un gemido.

YO: ¿Y de esto te acuerdas?

Le dije mientras movía la mano frotándoselo, moviendo un dedo rascándole y apretándole en el agujero.

MIRIAM (entre gemidos): Me estás poniendo como una moto cabroncete, ¿vas a tardar mucho en follarme y hacerme correr, o vas a esperar que te lo suplique?

Me levanté de golpe, la besé metiéndole la mano por dentro de las bragas acariciándoselo con dos dedos, dio un grito dentro de mi boca, la giré apoyándole el cuerpo encima de la camilla, le bajé las bragas con una mano hasta el muslo, me cogí la polla pajeándola para acabar de ponerla bien tiesa y se la metí de golpe, pegando los dos un buen grito, la follé lo más fuerte que pude, aumentando en cada embestida el volumen de los gritos hasta corrernos escandalosamente.

YO: ¿Te ha gustado “cariño”?

Se subió las bragas y me besó con locura, me miró a los ojos dulcemente sin decir nada, por primera vez vi una mirada limpia, que me hizo tener esperanzas de poder en un futuro volver a creer en ella.

Pasaron unas semanas, íbamos con Miriam en el coche para la agencia y recibí una llamada de la gente para la que había trabajado en EEUU, para saber que disposición tenía, no quise negociar por mi cuenta estando tan integrado en la agencia y le di el contacto de Julia, para que hablaran con ella, Miriam me preguntó y al decírselo no puso muy buena cara, estuvimos toda la mañana y nadie llamó a Julia, pensé que igual no les interesaba hablar con nadie que no fuera yo y que se olvidaban, por la tarde fui al gym un rato, sauna y masaje estupendo de Miriam, a la hora de cenar como siempre esperamos a Julia, nos sentamos en la mesa y sin tiempo a más…

JULIA (contenta): Esta tarde por fin me han llamado los americanos.

MIRIAM: Espero que no sea lo que me imagino.

La miré pensando qué coño sería lo que se imaginaba, Julia siguió…

JULIA: Quieren contratar a Yul para trabajar y nos van a pagar muy bien.

MIRIAM (mala cara): ¿Cuánto tiempo?

JULIA: Solo un mes, pero vale la pena…

No la dejó ni acabar la frase.

MIRIAM (enfadada): Y una mierda.

JULIA: Es una muy buena oportunidad para meternos en el mercado americano, si la agencia hace un buen trabajo, que no lo dudo, nos van a llamar más veces, y estos pagan muy bien.

MIRIAM: Yul no puede estar fuera tanto tiempo.

JULIA y YO (a la vez): ¿Por qué?

MIRIAM: Por qué lo digo yo coño.

Nos la quedamos mirando los dos, ella se relajó un poco bajando la cabeza avergonzada por la salida impulsiva.

MIRIAM: Esta noche lo hablaremos con Yul, mañana desayunamos juntos los tres y te damos una respuesta mamá.

Acabamos de cenar, nos preparamos un zumo de naranja con vodka y salimos a la terraza a hablar, mientras Julia miraba un rato la tele antes de irse a dormir.

YO: ¿Qué te pasa Miriam?

MIRIAM: Que si te vas un mes seguido yo no puedo ir contigo, mi madre no me va a dejar, tenemos demasiado trabajo en la agencia y no va a querer quedarse sola con nosotros tan lejos.

YO: ¿Y?

MIRIAM: Que no creo que sea una buena idea el trabajo este, salen cosas más cercanas con las que podemos ir tirando, ¿no te parece?

YO: Venga, ¿con la visión de negocio que tienes me vas a decir que poder meternos en el mercado americano no es buena idea?

MIRIAM: Que no quiero dejarte solo tanto tiempo coño.

YO: Ya no soy un crio y sé cuidarme solo, no pasa nada, además, alguien vendrá conmigo para ayudarme ¿no?

MIRIAM (triste): Soy yo la que no sé si podré aguantar tanto tiempo sin verte, sin que me toques, sin dormir contigo.

YO: Es una oportunidad que no podemos desaprovechar, te llamaré cada día si así estarás más tranquila.

MIRIAM: Pero tengo miedo que te enamores de alguna chica si no estoy cerca.

YO: Eso puede pasar también aquí y tú no podrías hacer nada.

MIRIAM (llorando): Es que yo lo que quiero es que te enamores de mi joder.

YO: Y para eso me tendrás que dar un poco de confianza, como me voy a enamorar perdidamente de alguien que por celos no quiere que me mueva de su lado.

Dejó de llorar, se quedó pensando un momento, me miró a los ojos y subió y bajó la cabeza, asumiendo que lo teníamos que hacer, y que yo estaba dispuesto a hacerlo con su permiso o no.

Nos fuimos a dormir y por la mañana noté movimiento en la cama, me desperté, las sabanas estaban muy altas, miré por debajo y Miriam me estaba cogiendo la polla en aquel momento metiéndosela en la boca, mirándome a los ojos, le pegó dos succionadas fuertes que me tembló el cuerpo poniéndomela tiesa de golpe, se la metía toda en la boca succionando apretando los labios contra la base, me estaba poniendo a mil, pensaba que me iba a correr de un momento a otro.

Me salí de la cama, la cogí por la cintura levantándola, ella cruzó sus piernas alrededor de mis caderas y sus brazos por mi cuello, mirándome totalmente excitada, la apoyé contra la pared, me cogí la polla con una mano apuntándosela y metiéndosela de golpe en el chichi, dando un grito los dos, puse las dos manos aguantándola por el culo subiéndola y bajándola con fuerza, en cada bajada gritábamos como locos escuchándose el sonido de nuestros cuerpos chocando, acelerábamos cada vez más nuestros movimientos totalmente enloquecidos hasta corrernos mirándonos, fue un orgasmo largo que nos esforzábamos para no acabarlo moviéndonos hasta que las piernas y los brazos no pudieron más, nos dejamos caer en la cama. Dieron dos toquecitos en la puerta.

JULIA (riendo): No os hagáis daño criaturas.

Bajamos a desayunar, Julia estaba esperándonos tomándose un café con leche, nos miró mientras bebía, bajó la taza dejándola en la mesa, se limpió la boca con una servilleta.

JULIA: Si vais a follar así por las mañanas antes de que me marche avisarme para ponerme unos tapones, me habéis puesto cachonda para todo el día cabrones.

Nosotros reímos un poco avergonzados sentándonos con ella.

JULIA: Muy bien, ¿qué habéis decidido?

MIRIAM: Que es lo suficientemente importante para joderme un tiempo y esta sin verle.

JULIA: Tendremos que pensar quien lo va a acompañar.

YO: Yo he pensado en algo.

Julia me miraba preguntándome con la mirada y Miriam me miraba amenazadora.

YO: He pensado en que venga conmigo alguno de los chicos jóvenes que han empezado hace poco, entre los dos lo llevaremos y él puede coger una experiencia importante para otras ocasiones.

JULIA: Me parece una gran idea.

MIRIAM: Estoy de acuerdo.

Julia se marchó, nosotros nos quedamos en el gym.

YO: ¿Te parece bien mi idea?, ya ves que no he escogida a ninguna chica para que estés más tranquila.

MIRIAM: ¿Lo has hecho por mí?

YO: ¿Te piensas que soy tonto?, ya sé que para ti es un esfuerzo ceder en esto y te lo agradezco, quiero que estés tranquila y sigas tan feliz como hasta ahora.

MIRIAM: ¿Estás enamorado de mí, o mejor me olvido de ti?

La cabrona ya me estaba presionando otra vez.

YO: Te lo diré antes de irme, ¿qué te parece?

MIRIAM: Que eres un cabrón.

Me iba a acercar a ella, me miró sonriendo y salió corriendo, la seguí y la alcance en medio de la piscina, la estiré en una hamaca y me estiré encima de ella, abrazándola, me pasó los brazos por la espalda abriendo las piernas para acomodarme, nos besamos dulcemente durante un buen rato, cuando separamos los labios ella me acarició el pelo mirándome a los ojos.

MIRIAM: Dímelo cuando quieras, pero sabes que yo te quiero, ¿verdad?

Se lo confirmé con la cabeza riendo, la cogí en brazos y nos fuimos a duchar y salir para trabajar, fuimos a comer con Julia a un restaurante para decidir cuatro cosas, decidimos quien sería mi asistente en el viaje, fue un chico que parecía con ganas de trabajar y cara de espabilado, no se lo dijimos todavía porque faltaba tiempo para marchar, después de comer nos despedimos de Julia, ella volvía a la agencia y nosotros nos íbamos a casa, sí, ya sé que el trabajo no nos iba a matar, pero las cosas estaban así, nosotros decidíamos y Julia ejecutaba, teniéndola a ella delante de todo nosotros podíamos vivir de puta madre, solo teníamos que estar alguno de los dos cerca para decidir las cosas importantes.

Llegamos a casa y nos fuimos a la habitación a descansar un rato, dormimos un poco, ella abrazada con su cabeza en mi hombro, cuando se despertó me dio un beso en el cuello, sin decir nada se quitó la camiseta y las bragas, me desnudó a mí, me cogió la polla acariciándola muy despacio sin dejar de besarme suavemente el cuello, los hombros, algunos en la cara y cuando ya la tenía bien tiesa en los labios varias veces, se puso encima de mí metiéndosela moviendo las caderas para hacerle sitio, se movió muy despacio, al poco rato me recorría un cosquilleo por todo el cuerpo de placer, ella estaba concentrada en no acelerarse y seguía lentamente levantando la cabeza para mirar al techo de vez en cuando, respirando poco a poco dejando ir algunos gemidos suaves, me follaba con tanta ternura que me recordó algunos de los polvos con Bea, consiguió hacerme sentir placer por todos los poros de mi cuerpo, yo le acariciaba lentamente el cuerpo, las caderas, las tetas, el culo, llegó un momento que empezaron a temblar los cuerpos mirándonos a los ojos sabiendo que estábamos a punto de estallar, nos llegó un orgasmo al mismo tiempo, muy placentero, largo y tierno que me hizo no poder aguantar más y cuando ella se dejó caer con lágrimas en los ojos encima de mí…

YO: Estoy enamorado de esta Miriam.

Me miró a los ojos con los suyos bañados en lágrimas, me abrazó muy fuerte.

MIRIAM: Ya lo sé.

YO: ¿Cómo que ya lo sabes, y esas lágrimas?

MIRIAM: Lloro de felicidad por estar contigo, claro que sé que estas enamorado tonto, después de tanto tiempo juntos te crees que no lo noto, también sé que eres un cabezón y si te digo yo algo más todavía, así que esperaba a ver cuando ibas a tener los cojones de decírmelo.

Me besó en los labios delicadamente y me sonrió volviendo a apoyar su cabeza en mi pecho besándolo antes.

MIRIAM: Me gustaría pedirte algo antes de que te marches.

YO: Ha ver por dónde me sales ahora.

MIRIAM: Tú me pediste que fuera tu esclava un día, me gustaría que tú lo fueras de mí.

YO: ¿Todo un día?

MIRIAM: Sí, todo un día para que haga contigo lo que quiera.

YO: De acuerdo.

Pasaron unos días, era un jueves y Julia en el desayuno nos dijo que después del trabajo se iba de fin de semana, el viernes no estaría pero lo había dejado todo preparado, normalmente el viernes se cerraba la agencia al medio día y no se volvía hasta el lunes, Miriam me miró sonriendo levantando una ceja, ya sabía que el día siguiente me tocaría pringar con ella. Por la noche después de cenar tomando una copa en la terraza.

MIRIAM: Mañana es el día.

YO: Muy bien, espero tus normas.

MIRIAM: De entrada cuando te despiertes, te duchas, te pones el perfume que me gusta tanto y desnudo preparas un buen desayuno para los dos, cuando baje te quiero ver en pelotas, lo más probable es que estés desnudo todo el día alegrándome la vista, lo demás ya te lo iré diciendo sobre la marcha.

La miré con una sonrisa asintiendo con la cabeza, brindamos y nos tomamos las copas cogidos de la mano.