El pescador de sueños (1)
Me levanté como cada día sobre la una y media de la mañana...
Me levanté como cada día sobre la una y media de la mañana, me lavé, comí algo y antes de salir de casa me paré delante de la foto de un hombre mayor haciéndome la cruz sobre el pecho, la foto de un hombre viudo que en su momento se apiadó de mí y me adoptó enseñándome todo lo que sabía de la mar y de la pesca, un hombre que me trató con cariño y respeto, dejándome en herencia aquella pequeña casa y una barca con la que podía ganarme la vida diariamente.
Salí de casa encajando la puerta, delante encima de la arena accioné la palanca para que la barquita se deslizara hasta dentro del agua, solté el cable y me subí poniendo el motor en marcha saliendo del puerto natural con el típico, “tut”, “tut”, “tut”, del sonido del motor, me alejé unas millas de la costa y tiré la red con la barca en marcha, cuando se acabó la red anclé el barco y esperé estirado ver el amanecer como cada día, pensando lo que había sido mi vida hasta entonces.
Nunca supe quienes fueron mis padres biológicos, me pasé la infancia de orfanato en orfanato hasta que llegué al del pueblo, uno muy antiguo que actualmente ya no existe, cuando acababan las clases nos dejaban salir a pasear, en aquel momento era un pueblecito muy pequeño y no teníamos muchos sitios donde ir, a mí siempre me había entusiasmado el mar y podía estar mirándolo durante horas.
Un día paseando por un rinconcito de una playa me encontré con unas personas que trabajaban en sus barcas y sus redes, me senté en una roca a mirarlos un rato y me pasé toda la tarde, la siguiente volví otra vez al mismo sitio, después de una semana sabía que en la primera barca trabajaba un hombre un poco mayor solo, en la segunda una pareja también de cierta edad con un hombre más joven, me conocía a toda la gente de las seis barcas que estaban paradas en la arena de aquella playa, el señor de la primera barca que siempre estaba solo un día se fijo en mí, creo que vio raro que un chico de mi edad estuviera cada tarde mirando el mar y como trabajaban en la arena solo y aburrido.
Me ofreció si quería ayudarle, supongo que le daba pena verme tan solo, a partir de aquel día salía de clase con la ilusión de llegar a la playa y que aquel señor me enseñara cosas de la barca y de la pesca, mientras le ayudaba en cuatro cosas, pasó un tiempo y yo era uno más de la playa, todos me conocían y me llamaban por mi nombre, Yul, nunca supe realmente quien me puso ese nombre y porqué, a mí y a todos siempre nos pareció raro, pero era el que constaba en mi ficha y así me llamaban, la señora mayor de la barca vecina un día le comentó a Juan, el señor a quien ayudaba, que el orfanato lo iban a cerrar y que se quedaría sin ayudante, cuando les oí hablar me puse a llorar pensando que me llevarían a otro sitio y no podría estar más con mis nuevos amigos, entonces empezaron a hablar sobre si él me podría adoptar y cómo hacerlo, el caso es que Juan se molestó en informarse y poco después era oficialmente su hijo.
Creo que sobrábamos niños en el orfanato y no le pusieron muchas pegas, uno menos para alimentar, en la playa todos se alegraron y el día que se hizo oficial que Juan era mi padre hicieron una modesta fiesta, yo era el crio más feliz del mundo y escuché por primera vez algo que me siguió siempre, la vecina mayor se acercó a Juan con un vaso de vino en la mano, me miró y le dijo, “Además de trabajador este chico es muy guapo Juan”.
Fui a la escuela del pueblo haciendo amigos nuevos, a mi padre le encantaba ir conmigo a todos sitios, las señoras me acariciaban el pelo moreno y rizado, me miraban a los ojos verdes claros que tengo acabando con la coletilla, “Juan, que hijo más guapo te has buscado”, yo realmente no fui consciente hasta tener cierta edad, saliendo con mis amigos en verano para ligar con las turistas, ellos siempre me ponían a mí por delante para que me acercara y hablara con ellas, para después juntarnos todos.
Mi padre había muerto no hacía mucho tiempo y yo sobre los veinte años me quedé solo. Comí algo más y sobre las ocho y media recogí las redes sacando unos cuantos peces grandes, algunos pequeños y cuatro langostas, lo suficiente para sacar algún dinero ese día, vendí el pescado en la lonja del pueblo y las langostas a un restaurante que me las pagaba bien dependiendo del peso, compré algunas cosas para comer y paré en la taberna de pescadores a tomar un par de cervezas con algunos compañeros, llegué a casa y dormí un rato más, comí y por la tarde extendí la red en la playa para repasarla y coser algún roto que siempre aparecía.
Estaba sentado en la arena trabajando en ellas, cuando apareció como novedad del día una señora de cierta edad rubia con ojos claros, con un vestido blanco y un cinturón y zapatos a juego, pensé que por la edad que debía tener se mantenía muy guapa y con muy buen tipo, me observó durante un rato desde unos cinco metros disimulando mirando el mar, precisamente en la misma roca que me senté yo muchos años atrás para mirar a la gente trabajar en la playa, yo estaba sin camiseta, me levantaba, estiraba con fuerza de la red para recolocarla y volvía sentarme para seguir cosiendo, estaba concentrado en mi trabajo y se me puso al lado, pudiendo observar que llevaba colgada del hombro una cámara de fotos bastante grande.
SEÑORA: Hola, me llamo Julia, perdona que te moleste, pero cuando acabes con tú trabajo, ¿me dejarías que te hiciera unas cuantas fotos?, si quieres te puedo pagar alguna cosa.
Me levanté mirándole a los ojos extendiendo mi mano para saludarla.
YO: Hola me llamo Yul, me queda muy poco para acabar, si se espera no me importa que me haga algunas fotos, sin cobrar nada por supuesto, solo me gustaría verlas después y que me regalara alguna.
Cogió la cámara y empezó a hacerme algunas fotos mientras trabajaba sentado, más cerca, más lejos, se agachaba enseñándome las bragas blancas un par de veces, haciendo que mi polla se moviera un poco dentro de la ropa, cuando acabé me hizo posar al lado de la barca, encima, haciendo fuerza con la manivela que servía para sacarla del agua, en varias posiciones, estuvo un buen rato, cuando acabó me dijo que había alquilado una casa conocida en el pueblo y que me pasara un poco más tarde para ver las fotos.
Merendé, me duché, me puse unas bermudas y una camiseta limpia con unas chancletas y me fui a ver mis fotos, llegué a la puerta del jardín llamando al timbre, Julia salió alegre saludándome con dos besos, me agarró por el brazo y me acompañó dentro. Tenía un portátil abierto conectado a la tele, donde había una imagen en blanco y negro de mis pectorales para arriba con la cabeza un poco girada, la miré con curiosidad porque no parecía yo, se veía mi pelo rizado moreno, mis ojos claros y la piel bronceada, pero el conjunto de la foto tenía mucho atractivo, ¿cómo pudo hacer aquella foto?, yo no recordaba haber posado de aquella manera, pasó la foto y salió otra estando yo de pie, tensando todo mi cuerpo arrastrando la red, se podía apreciar la musculatura tensa y yo no podía creer que el de la foto fuera yo, fue pasando varias con el mismo efecto sobre mí, llegó una de un primer plano de la cara en color, donde mis ojos verdes claros resaltaban mucho en contraste con la piel bronceada, ella giró la cabeza y me miró bien de arriba abajo.
JULIA: ¿Te gustan?
YO: Estoy intentando asimilarlo, no parece que sea yo el de las fotos.
JULIA (riendo): Te aseguro que eres tú y estás muy guapo, ¿te importa si te hago algunas más aquí en casa, “diferentes”?
YO: ¿Qué quieres decir con “diferentes”?
JULIA: Con poca ropa, pero solo si tú quieres, no te quiero forzar a nada que tú no quieras hacer.
Me quité la ropa y me quedé en pelotas delante de ella con la polla colgando, me miró sonriendo de abajo a arriba.
JULIA: Va a costar un poco fotografiarte sin que se te vea esa polla.
Me acompañó a una zona donde había improvisado una especie de estudio, con varios focos y una tela por el suelo, me hizo posar en varias posiciones, siempre con la polla escondida por alguna pierna o brazo que se ponía por el medio, no paraba de disparar la cámara, me hacía sonreír, estar serio, finalmente me dijo que ya estaba, se dirigió al ordenador sentándose delante enchufando la cámara para descargar las fotos, yo me acerqué y apoyé el culo en la mesa dejándole la polla a muy poca distancia, ella acabó con las fotos.
Apoyó la espalda en el respaldo de la silla mirándome todo el cuerpo sonriendo, se giró y me cogió la polla pajeándomela despacio, esperó que creciera un poco, se agachó y se la metió en la boca chupando la punta, poco a poco se la fue metiendo más adentro hasta casi el final haciéndome gemir un poco, se levantó, me cogió la mano y me acompañó hasta su habitación estirándome en la cama, se quitó el cinturón, los zapatos, el vestido, no llevaba sujetador y sus tetas se aguantaban tersas, pensé que las debía de tener operadas, se bajó las bragas dejándome a la vista un coño con muy poco pelo y muy recortado, me miró excitada y se arrodilló en la cama, volviéndose a meter la polla en la boca cogiéndola con una mano, chupando y succionando de arriba abajo subiéndome un placer intenso, dejándomela totalmente empalmada, separó la cabeza sin dejar de hacerme una paja lenta mirándosela comprobando su tamaño.
La cogí por los hombros estirándola a ella, metí la cabeza en medio de sus muslos chupándolos, subiendo poco a poco hasta contactar con su chumino, dándole un par de lametazos alrededor sacándole los primeros gemidos con su mano en mi cabeza, jugando con mis rizos, con dos dedos se lo abrí metiendo la lengua en medio, recorriéndole todo el chichi lamiéndoselo, empezando a gemir más fuerte, se la metí en el agujero dando vueltas dejándolo bien mojado, me incorporé apoyando las manos en la cama acercándole el pepino para metérselo, ella lo cogió excitada con la mano dirigiéndolo rápidamente a su agujero, la metí poco a poco hasta el fondo, ella cerraba los ojos dejando ir varios gemidos seguidos, me subió las piernas alrededor de mi cintura marcándome el ritmo gritando cada vez más fuerte.
Se giró poniéndome a mí debajo, se subió encima metiéndosela cogiendo un ritmo alto de movimientos de sus caderas adelante atrás arriba abajo, aumentando la excitación por momentos, corriéndose a gritos moviendo todo el cuerpo, me miró a los ojos, me cogió la polla y se la metió en la boca chupando y succionando, de una manera tan bestia que me hizo correr en un momento tragándose todo lo que pudo, sin poder evitar que saliera semen entre sus labios y mi polla cayendo sobre mis huevos gordos, levantó la cabeza con la boca mojada sin dejar de pajear mi polla, le salían las últimas gotas por la punta teniéndome gritando de gusto, volvió a metérsela en la boca limpiándomela de semen tragándoselo.
Julia (riendo): Eres muy bueno cabrón, vístete y vete, nos veremos dentro de un par de días.
Me fui para mí casa contento y relajado, hacía bastante tiempo que estaba sobreviviendo a base de pajas, pensé que si se quedaba unos cuantos días me desfogaría sexualmente. Sobre todo en verano, con el pueblo lleno de turistas me habían salido algunas aventuras folladoras, pero en otoño como estábamos ya no era tan normal, cené algo ligero para levantarme de madrugada y volver a iniciar otra jornada de trabajo.