El perro de mi cuñado
Despues de mucho tiempo fantaseando con ello pudimos hacer realidad la fantasia gracias al boxer de mi cuñado.
EL PERRITO.
Hacia tiempo que mi marido y yo teniamos la fantasia de hacer algo con un perro, de entrada nada serio, que me chupara el coño y poco mas, pero no tenemos perro y tampoco era cuestion de ir poniendo anuncios por ahí.
Pero, como casi siempre, cuando menos lo esperabamos surgio la posibilidad. Mi cuñado tiene un boxer, un macho de unos cuatro años, fuerte y grande, pero un bonachon, lo conocemos desde cachorro y nunca lo hemos visto ni siquiera gruñir.
Cuando mi cuñado nos pidio si nos podiamos quedar con el perro un sabado por la tarde, la verdad es que ni siquiera pensamos en hacer algo con él, pero la cosa salio rodada.
Total, que el sabado a media tarde teniamos el perro en casa, despues del momento de alegria tipico de los perros, el chucho se tumbo en un rincon a dormir y era como si no lo tuvieramos en casa. Estabamos viendo la tele y mi marido me dijo, como si se le hubiera acabado de ocurrir:
-¿Quieres que hagamos algo con el perro?, no volveremos a tener otra oportunidad asi.
Al principio me quede sorprendida, no me lo esperaba, pero la duda me duro poco.
De acuerdo, le dije
Mientras yo me desnudaba, mi marido fue a la cocina a buscar un flan, a su vuelta yo ya estaba desnuda y él me hizo tumbar sobre la mesita del comedor, al ser bajita pensamos que le iria mejor al perro, me hizo separar las piernas quedando asi cada una a un lado de la mesita y completamente abierta.
Entonces cogio el flan y empezo a embadurnarme con el el coño, separaba mis labios y los frotaba bien con aquella crema, incluso, metiendo alguna cantidad de flan dentro de mi coño y en mi ano, se entretuvo un buen rato haciendolo, asi que con solo pensar en la situacion y sus caricias estaba en el septimo cielo.
Mi marido llamo al perro que enseguida vino hacia mi, solo hizo falta acercarle al hocico a mi coño para que inmediatamente se pusiera a chupar su postre,
enseguida empezó a lamerlo, primero por fuera, su lengua era increíble, nunca había sentido algo así, lamía con mucha fuerza y rapidez y me estaba empezando a volver loca, cada lengüetazo sobre el clítoris me hacia estremecer, además, había empezado a meterme la lengua dentro del coño para sacar lo que tenia dentro y eso ya era demasiado, me retorcía de placer y mas cuando mi marido empezo a separarme los labios para que el perro pudiera llegar mas dentro de mi coño, sentia su lengua como se metia dentro de mi, como si fuera un gran pene que entraba y salia a toda velocidad, sentia como su lengua se enroscaba dentro de mi coño, relamiendo, buscando hasta el ultimo suspiro de flan y asi, entre suspiros me corri violentamente, gritando como hacia tiempo que no lo hacia.
Mi marido separo al perro y yo quede encima de la mesa, con las piernas bien abiertas, el coño brillante de mis jugos y la saliva del perro, eso si, no quedaba ni rastro del flan.
Y entonces mi marido me pregunto:
-¿Quieres seguir?, es el momento ideal.
Yo sabia a lo que se referia, y aunque por una parte lo deseaba por otra lo temia, pero como si no fuera yo la que contestaba le dije que si, que siguieramos.
Me ayudo a incorporarme y puso un cojin delante la mesa, me hizo arrodillar sobre el y estirar mi tronco sobre la mesa, quedando asi a cuatro patas pero con un apoyo comodo para mi pecho, pero él queria darle todavia mas morbo a la situacion, as que salio un momento y volvio con unas cuerdas, estirando de mis brazos ato cada uno de ellos a una de las patas y separando mis piernas hizo lo mismo con ellas, quedando asi completamente indefensa para sus juegos.
Nuevamente llamo al perro, que esta vez, como si supiera el premio que iba a tener, no se habia separado de nuestro lado, senti su frio morro olisquearme el culo y el coño, cuando se incorporo sobre mi, el perro debía tener una erección considerable, note sus garras en mi espalda y su aliento en mi nuca, pero lo que de verdad sentía era su polla rozarme por el coño, el animal intentaba metérmela, pero el solo no lo conseguía, así que le toco a mi marido ayudarlo, note como se la agarraba y la dirigía a mi coño, en cuanto el perro noto que la tenia dentro empezó a bombear con la fuerza habitual, sentía su larga polla clavada hasta mis intestinos y los rápidos y fuertes golpes hacían que cada vez me la clavara mas adentro, además, su tamaño iba aumentando sintiéndome cada vez mas llena, de polla y de placer, el orgasmo me estaba volviendo con lo que tuve un orgasmo, el segundo, que casi me hace perder el sentido, pero el no había acabado, entonces el perro, sin sacarme la polla del coño se giro, bajándose de mi y quedamos los dos "enganchados" en esa posición que algunas veces habíamos visto en la calle, sentía el rabo del perro pasearse por mi espalda como si fuera un plumero sacándome el polvo de mis riñones, pero lo que mas sentía era su polla dentro de mi, debido al famoso nudo había cogido un tamaño considerable y el miedo que tenia era que el perro me la sacara de golpe desgarrándome, pero lo que hizo fue empezar a correrse, notaba su leche ardiendo dentro de mi, inundándome el coño, parecía que no iba a acabar nunca hasta que me la saco de golpe haciéndome un daño horrible, notaba la leche del perro como salía a borbotones de mi dilatado coño, corriendo, caliente, por mis muslos abajo, el perro se tumbo delante de mi, como si quisiera enseñarme lo que me había metido y realmente el tamaño era considerable, se tumbo delante de mi, lamiéndose la roja polla
.
Mi marido me desato y me levante como pude, al hacerlo la leche del perro me resbalo por los muslos y fui a darme una merecida ducha, cuando volvi al comedor el perro estaba nuevamente durmiendo a los pies de la mesa, como si estuviera descansando de una gran esfuerzo, como los hombres, pense para mi.
Al rato llegaron mis cuñados a buscar al perro y nos preguntaron si se habia portado bien.
-Se ha portado de maravilla, les dije
-Bueno, asi ya os lo dejaremos otro dia, contesto mi cuñado.
Que sea pronto pense yo.