El perro de la familia Brown
Fragmento incompleto de un pequeño cuento que he empezado a escribir por hobby. Narra el día a día del esclavo de la ama Carlota y sus hijas adolescentes, Emma de 17 años y Amelia de solo 15; las humillaciones de este hombre por parte de las mujeres, incluyendo fetichismo de pies.
El perro de la familia Brown
Maldición. Ya son las 6:00 am, me he despertado mas tarde de lo previsto, que dira mi diosa Carlota. Si no hago la comida para mis amas Amelia y Emma se enoja demasiado conmigo, la vez pasada me azotaron tanto que necesitaron ventarme los gluteos, tanto me dolio que batalle toda una semana en gatear por la casa. Aparte, a Amelia le encanta la comida que cocino, ella es la única que de vez en cuando me da las gracias, eso es porque aun tiene 15 años y es muy pequeña y tierna para saber como tratarme; ama Carlota le enseña con el paso de los años, como hizo con Emma, recuerdo cuando se reia tontamente cuando le lamia los pies porque se los había ensuciado jugando en el patio, igual que su hermana menor hace ahora.
Gateo hacia la cocina y empiezo a preparar un huevo con tocino y tostadas, generalmente mis amas siempre desayunan eso. Carlota me obliga a siempre gatear por la casa, aun aunque no este en su presencia, yo siempre la obedezco. Logro terminar el desayuno a tiempo, es hora de despertar a mis diosas. Primero subo al cuarto de Carlota, tiene prendida la televisión en un canal de preguntas, parece que se quedo dormida otra vez con la tele prendida. Me arrodillo frente a la cama, agarro sus pies y los apunto las plantas hacia mi, empiezo a lamer todo su plantas poniendo especial atención en los dedos, mientras digo en voz alta:
—Diosa Carlota, por favor despierte, es hora de que vaya a trabajar— después de repetirlo varias veces ella despierta, se sienta en la cama e inlina sus pies .
—Buenos días, ama— digo mientras le beso sus empeines en señal de adoración. Ella me patea la cara para señalarme que se va a levantar. Mi ama es una mujer de carácter fuerte, ella pronto cumplirá 42 años, aunque para mi sigue siendo la más bella y buena mujer.
Prosigo a despertar a Amelia y a Emma de la misma forma. El cuarto de Emma siempre esta desordenado, lleno de blusas tiradas por la cama y el suelo, y tennis, zapatos, sandalias y tacones, generalmente la ama Carlota no la deja salir con ellos, pero Emma es una adolescente bastante rebelde y sale con tacones a fiestas sin que Carlota se entere, la he visto varias veces y siempre me amenaza con castigarme muy fuerte, yo nunca digo nada aparte porque siempre me premia con dejarme lamer tacones cuando vuelva, es delicioso el sabor del sudor de sus pies en el cuero después de una noche de baile.
Lamo sus plantas, veo sus pies y los noto cansados, pareciese que Emma se fue otra vez con sus amigas a comer anoche. De pronto, se levanta y como siempre malhumorada. Me eleja con sus piernas y cuando intento darle mis señales de respeto ella tan solo me aparta y baja, ignorándome completamente.
Por ultimo debo despertar a Amelia. Su cuarto es entre rosado y blanco, los juguetes que hay en los estantes son ordenados por mi todas las tardes, antes de que ella llegue de la escuela. Para despertar a mi pequeña ama chupo sus pies de forma juguetona, dando de vez en cuando besos largos y con mucha saliva para que le den cosquillas. Ella se despierta y me sonríe.
—Buenos días, perrito. ¿Qué hay para desayunar? — me dice mientras se sienta en la cama.
—Lo de siempre: huevos revueltos con tostadas, mi ama—
Bajamos a la cocina donde Carlota y Emma nos esperan comiendo.
Nota de la escritora:
Soy nueva en esto del mundo de la literatura erotica, por lo que agradeceria cualquier consejo o apoyo para motivarme a seguir escribiendo. Gracias.
Es muy posible que siga escribiendo más fragmentos de esta historia.