El perdón
Después de varios días llamándote por teléfono accediste a quedar conmigo para charlar de lo que nos había sucedido e intentar arreglar lo nuestro, yo estaba muy nerviosa pues sabía que era una oportunidad única, pues tú estabas muy enfadada y disgustada conmigo.
EL PERDÓN
Después de varios días llamándote por teléfono accediste a quedar conmigo
para charlar de lo que nos había sucedido e intentar arreglar lo nuestro, yo estaba muy nerviosa pues sabía que era una oportunidad única, pues tú estabas muy enfadada y disgustada conmigo.
Quedamos en una cafetería del centro a las cuatro de la tarde, yo me había puesto unos pantalones ajustados negros y una camiseta muy ajustada, de color blanco me había dejado la melena suelta y había procurado no ducharme para oler a cerda guarrona, como a ti te gusta.
Me presenté a la hora indicada y tú estabas sentada en una mesa, llevabas un vestido muy suelto y cuando te vi el corazón se me aceleró, sentí ganas de besarte con pasión allí mismo en la cafetería pero me aguanté para no estropearlo. Empezamos a charlar, tu tono era muy distante, pero a medida que la conversación profundizaba tu tono se fue distendiendo, en un momento me acerqué a ti e inspiré tu olor y los flujos de mi coño empezaron a surgir, te comenté que tu olor me excitaba a lo que
tu me dijiste que mi aroma no era nada malo que olía a cerda putona y que tu también te estabas excitando, te propuse ir a casa, pues mi marido estaba de viaje y tus ojos empezaron a brillar de excitación; pagamos las consumiciones y nos dirigimos a mi casa.
Al entrar en el ascensor te acaricié tus tetas y te di un beso al cual me correspondiste con pasión, llegamos al piso y salimos del ascensor entramos y la lujuria de nuestros cuerpos surgió como un volcán
nos abrazamos y empezamos a desnudarnos dejando por el pasillo un reguero de ropa en dirección hacia la habitación, ya en ella y totalmente desnudas nos besamos y magreamos todo nuestros cuerpos, inspirando el olor de tus sobacos peludos los empecé a chupar y saborear pues te olían como a mi me encantan tu gemías de gusto y me empezaste a llamar
“Guarra, eres la más puta que conozco, chupa cabrona que me haces sentir en la gloria”
Mientras yo te chupaba los sobacos tu me empezaste a meter los dedos por mi coño, yo gemía de gusto y así nos dejamos caer en la cama, nos pusimos en un 69 para comernos los coños y culos, yo te introduje mi lengua hasta el fondo de tu asquerosos coño que olía a gloria hacía mucho tiempo que no te lo lavabas y me encantaba ese olor a rancio, pegajoso y lleno de mierda, el cual lo chupé y rechupe, pues me volvía loca de placer, mientras te chupaba el coño te metía los dedos por tu culo lleno de mierda, tu gemías de placer y no dejabas de chuparme mi coño el cual lo había preparado para ti, pues no me lavaba desde hace mucho tiempo, olía asquerosamente bien, y tu me chupabas y chupabas saboreando ese sabor agridulce que me salía por el, mientras también me follabas por el culo. Los gritos de placer fueron subiendo de tono hasta que el orgasmo nos llegó a las dos a la vez, nos quedamos tumbadas en la cama descansando un rato abrazadas y besándonos oliéndonos el sudor que nos encantaba. Te comenté que tenia ganas de mear y me acompañaste al baño, me senté en la baza y tu encima mío me metiste la mano en el coño y empecé a mear en tu mano, tu lo recogías y nos lo restregabas por las tetas tu empezaste a mear y nuestras meadas se juntaron mientras nos besábamos y acariciábamos las tetas, yo empecé a chuparte los sobacos y las tetas y tu empezaste a gemir de nuevo; en ese momento empezó a salir una gran cagada de mierda por tu culo restregándose por mis piernas y por tu coño pues estabas sentada en encima mío, nos levantamos y nos metimos en la bañera, te tumbaste y yo me coloque encima de ti con las piernas abiertas y empecé a cagarte en tus tetas así estuvimos un buen rato hasta que quedamos rebozadas en nuestras mierdas, nos besábamos y acariciábamos hasta que el segundo orgasmos llego mucho mas intenso que el primero. Abrimos el grifo y nos quitamos la mierda de nuestros cuerpos y nos volvimos a la cama, ya en ella saque el consolador de cintura y me lo coloqué, tu te pusiste a cuatro patas y empecé a follarte con fuerza, tu gritabas como una perra en celo “Follame cerda, destrózame el coño, quiero que me folles como una puta guarra que eres” , yo te follaba como una loca pues el consolador tenía otro en dirección a mi coño y a cada embestida que te daba yo también me follaba, el tercer orgasmo llego y nos quedamos tumbadas rotas por el placer y nos besamos, tu te recuperaste muy pronto y quitándome el consolador te lo colocaste y empezaste a follarme por el culo, yo gritaba de placer pues me rompías el culo con el consolador te llamaba “Cerda putona destrózame el culo Guarra Puerca FFOLLAMEEEEEEEEEE” el Cuarto Orgasmo nos llego y terminamos destrozadas, las piernas nos temblaban y no podíamos ni articular palabra, Nos prometimos amor para toda la vida .