El pequeño hostal de carretera

Una avería en el coche me hace disfrutar de la dueña del pequeño hostal.

Era aún un chaval cuando en uno de nuestros viajes familiares, tuvimos que quedarnos en un pequeño hostal  de las afueras de Burgos, se nos había averiado el coche y al ser sábado al mediodía no teníamos más remedio que quedarnos hasta el lunes.

Era verano y en el hostal recomendado por el señor del taller, apenas había clientes. Mis padres y los dueños no tardaron en hacer amistad, ya que la pareja, era de un pueblo cercano al de mi padre, una aldea de la sierra de Huelva.

El hostal lo regentaba un matrimonio mayor, Segundín y Ana María, eran mayores que mis padres, él podía rondar los 70 y ella debía rondar los 60 o más. Yo había discutido con mis padres, por lo que en cuanto nos dieron las habitaciones, me encerré en la mía y no salí hasta bien entrada la noche.

Cuando me entró hambre, fui en busca de mis padres, estaban cenando en la cocina de los dueños, los habían invitado a cenar. El señor estaba en la recepción y fue quien me indicó como llegar. Allí departían los tres entre las risas sonoras de la señora que le reía las gracias a mi padre. Después de saludar y tener que dejarme besuquear por la señora, me senté con ellos.

La señora era de las que cuando te besan te llenan todo de babas, intentaba limpiarme la cara, sin que se me notara mucho, yo nunca he sido un chico que llame la atención, y al ser hijo único, no me podía quejar por lo consentido que estaba, pero tampoco resaltaba. La señora se pasó un buen rato cada vez que pasaba por mi lado removiéndome el pelo y dándome algún que otro achuchón. Cosa que no me hacía gracia, pero ante la mirada inquisidora de mi madre me dejaba hacer, sin ofrecer mucha resistencia.

La señora Ana María, era una señora grande, al ser de un tamaño xxl, todo en ella era grande,  no estaba gorda en demasía, pero era grande y tenía barriga, debajo del vestido de flores que parecía sacado de los años 70, se podía adivinar un sujetador negro tipo faja, que se notaba que apretaba su cuerpo para que las carnes no abultaran, sus tetas eran grandes, no recordaba unas tetas como esas, estaba seguro que mi cabeza se hubiera perdido entre ellas. Se notaba que debajo del vestido llevaba un tipo de faja, apretaba el resto de su barriga y sus caderas y un culo que parecía un pandero. La segunda o tercera vez que se acercó para darme un abrazo entre risas, quedé medio aprisionado entre sus brazos y sus tetazas, y el olor corporal que desprendía casi hace que saliera corriendo, me había dejado en toda la cara el sudor de sus sobacos y sus brazos. Cené todo lo rápido que pude e intenté volver a mi habitación. Sabía que en la despedida habría otro abrazo así que cuando se acercó metí como pude mi mano para intentar pararla y que no se pegará a mí, pero lo que hice fue palpar en toda regla una de sus tetas, incluso llegué a percibir algo duro en ella, lo que parecía su pezón. Ella no dijo nada, solo me miró con una sonrisa de oreja a oreja y no pude más que corresponderla.

Volví a mi habitación con la intención de hacerme una paja rememorando ese contacto. A esa edad, solo pensaba en tetas, culos, y coños, aunque no desde luego en nada parecido a esa señora, pero me iba a servir para mi paja de buenas noches.

Me hice un par de pajas y quedé dormido. Debía ser como las dos de la madrugada cuando desperté, no hacía calor, pero tampoco hacía frío, me coloqué una calzona y una camiseta y salí al pasillo. Mi habitación estaba en la primera planta, la de mis padres estaba en la planta baja y la segunda planta parecía ser la casa de los dueños. Todo estaba en silencio. Tenía algo de hambre, bajé a ver si encontraba algo que llevarme a la boca, no había nadie en la recepción, todo estaba apagado y la puerta de entrada estaba cerrada con llave. Había un cartel que decía que para salir había que tocar un timbre. Supuse que sonaría en la casa de los señores y ellos bajarían. Me aventuré en la cocina donde había cenado, solo encontré un pedazo de pan, y me lo comí, bebí un vaso de agua y me dirigí de nuevo para arriba. Iba descalzo, por lo que no hacía nada de ruido. Me había fijado en los casilleros de la recepción y no había nadie más aparte de nosotros. Cuando llegué a la primera planta y cuando estaba a punto de entrar en mi habitación, escuché ruido que provenía de arriba, me quedé un momento quieto y se encendió una luz arriba, asomé la cabeza por la escalera que subía, era estrecha y de mármol, era recta y arriba se veía una baranda, parecía un pasillo, subí varios peldaños pegado a la pared. De pronto una puerta se abrió y la señora salió al pasillo, al estar más bajo que ella, y mirando hacia arriba el espectáculo que me brindó sin querer, me dejó con la boca abierta.

Seguía llevando el vestido, pero visto desde abajo podía llegar a ver la faja negra que aprisionaban sus muslos e incluso con los movimientos pude ver la parte de debajo de su gran sujetador. Abrió otra puerta y entró sin cerrarla, era un baño. Agazapado en los escalones pude ver como se sacaba por arriba el vestido. Quedó en sujetador, aunque parecía más un corsé, era tan grande que casi ocultaba la totalidad de su cuerpo, la tenía de lado, pude ver como se llevaba las manos a la espalda y comenzaba a desabrochar los corchetes de la prenda, en unos segundos dos inmensas ubres saltaron fuera, eran inmensas, grande y caídas, me dió casi la espalda y comenzó a bajarse la faja, de pronto quedó ante mí un culazo, blanco y caído, de nalgas grandes y llenas de granos, por un momento incluso llegué a ver como entre sus muslos se diseminaban una negra mata de vellos largos y rizados. Pude ver unos labios mayores grandes que se partían por una raja oscura de labios menores prominentes, se irguió y se giró quedando frente a mí, pude contemplar como bailaban sus dos grandes moles, y como tenía un peludo y frondoso monte, que ocupaba casi la totalidad de su bajo vientre.

Sin lugar a dudas eran las tetas más grandes que había visto en mi corta vida y la pelambrera más abundante que había visto en una mujer.  Sin ropa se la veía más gorda, pero en ese momento no me hubiera importado estar bajo esa cantidad de carne. Ni siquiera me había dado cuenta si me podía ver, cogió una prenda de detrás de la puerta y antes de ponérsela, cogió una manopla y se la pasó entre las piernas y por los sobacos, y luego se colocó lo que era un camisón. Esperó unos segundos delante del espejo del baño y luego apagó la luz, bajé varios peldaños para no ser visto y la vi pasar de nuevo dirección a lo que sin duda era su dormitorio, además ya se escuchaban los ronquidos del marido en su interior. Esperé a que apagara la luz en su interior y me aventuré a subir y entrar en el baño, la puerta no estaba cerrada, solo tuve que empujarla un poco para ver en el suelo todas sus prendas. Entre la faja reliada estaba su braga, ni siquiera me había fijado cuando se la bajó con la faja. La cogí y pude notar que estaba muy mojada, me la llevé a la nariz y enseguida me empalmé, nunca había tenido la posibilidad de oler una prenda así, estaba llena de vellos y el olor que desprendía era afrodisíaco, una mezcla de orina, culo y olor a sexo, me saqué la polla extasiado y comencé a hacerme una paja. Me sorprendí porque no aguanté ni un par de minutos, me corrí de una manera sorprendente, una cantidad que no recordaba haber soltado después de dos pajas. La braga quedó completamente llena, ni siquiera pensé en lo que había hecho, ni si podía darse cuenta,  cogí el gran sujetador, olía a ella, ya hasta me gustaba el olor a sudor que desprendía esa mujer. Las copas eran inmensas, me imaginé mamando esas ubres y mi polla comenzó de nuevo a palpitar. Pero ya me dio reparo y decidí que mejor era volver a mi cuarto y acostarme.

El resto de la noche dormí como los angelitos, con la polla dura como una piedra y soñando con esa mujer.

Desperté al sentir ruido en el exterior de la casa. Miré el reloj y eran más de las 11 de la mañana. Me asomé a la ventana de la habitación y vi como mis padres salían con el señor en su coche. Volví a la cama y me imaginé follando con la dueña del hostal. Mi polla estaba dura como una piedra.

De pronto sentí como alguien abría la puerta de mi habitación. Solo me dio tiempo a taparme con la sábana, era la señora.

.-ay perdón!! Pensé que te habías ido con tus padres y mi marido al taller!!

No dije nada, me limité a mirarla, llevaba una especie de bata abotonada delante, parecía una limpiadora. La tela en medio de sus tetas parecía que iba a estallar. En el pelo llevaba un pañuelo recogiéndoselo. Miraba sin disimulo el bulto de mi polla debajo de la sábana. Se acercó y me preguntó.

.-quieres que me vayas o me dejas que limpie un poco por aquí?

No pude decir palabra, solo la miraba y veía como se movían sus tetas debajo de la tela, al ver que no respondía comenzó a limpiar el polvo de la habitación, aunque la verdad había poco polvo que limpiar. Yo desde la cama, con las manos en mi polla, intentando que no se notara demasiado la erección que tenía me limitaba a mirarla. De pronto se paró a mi lado. Se estiró el vestido desde las tetas hacia abajo. Y mirando el bulto entre mis piernas me zampó de sopetón.

.-he visto que has sido un chico malo!! Me has dejado la braga de ayer toda llena de leche!!  ¿Qué diría tu mamá si supiera algo así?

No sabía que decir, me puse rojo como un tomate y la erección que hacía que me doliera hasta los huevos, se me bajó en segundos. Bajé la cabeza sin saber que decir. Si mi madre o mi padre se enteraban de algo así, la que me hubiera caído hubiera sido la mundial.

.-chico!! No pensaba decírselo a tus padres!! Solo es que la curiosidad de saber porque has hecho algo así ha podido más que yo. Levanta la cabeza y dime porque lo has hecho!!

No me atrevía a levantar la cabeza, no me fiaba de esa mujer.

.-¿Nunca has visto a una mujer desnuda?

Sin mirarla negué con la cabeza.

.-pero si soy una mujer vieja y gorda!! Como has podido fijarte en mi?

Me atreví a levantar la cabeza, no sentía enfado en sus palabras, todo lo contrario. Me daba la impresión que se sentía halagada de que un chaval se fijara en ella.

.-si seguro que tienes un montón de novias detrás de ti!!

Se sentó en el filo de la cama, y acercó su mano a mi cabeza acariciándome el pelo.

.-si casi podría ser tu abuela, chiquillo!! No te vayas a poner a llorar que no le pienso decir nada a tus padres!!

Ni por asomo mi intención era llorar, pero tampoco quería dar muestras que no estaba arrepentido, y no era malo que ella pensara que iba a ponerme a llorar de un momento a otro. Tiró de mi cabeza hacía ella, la dejé hacer, con sus manos tiró de mí hasta conseguir que mi cabeza reposara en su pecho. Mi cabeza estaba por encima de sus ubres, las sentía por debajo de mi barbilla, me acariciaba el pelo, y me seguía susurrando como si fuera un niño pequeño. Estaba a punto de colocar mi mano sobre una de sus moles cuando sonó el timbre de un teléfono. Los dos dimos un respingo y ella contrariada me apartó y volvió a decir algo que no entendí mientras salía de mi habitación. Sentí como mi polla volvía a palpitar. Por un momento sentí el olor de esa mujer. Era una mezcla a sudor, sexo y productos de limpieza. La puerta de mi habitación se cerró tras ella. Me tumbé en la cama y me destapé, mi polla había vuelto a crecer y comencé a pajearme despacio intentando que el olor que había dejado en mi habitación se metiera por mi nariz. Estaba a punto de correrme, tenía en mi cabeza la visión de la noche anterior del cuerpo de la señora y eso ayudaba a que mi excitación fuera rápida. Estaba a punto de correrme cuando la puerta se volvió a abrir.

La señora asomó la cabeza, estaba seguro que no esperaba verme en esa guisa. Se quedó con la cabeza asomada y con la boca abierta. Estaba sorprendida. Por un momento no supe que hacer, estaba casi a punto de terminar y ya me daba igual que me estuviera mirando. A esa altura tenía claro que no iba a montar un pollo por verme así. Paré un momento, y le enseñé mí polla tiesa agarrándola por la base. La señora había cerrado la boca y sonreía, entró y cerró la puerta tras ella. No dejaba de mirar mí polla, suspiró profundamente.

.-chiquillo!! Sí podría ser tu abuela!!

Volví a pajearme despacio. La señora no dejaba de mirar mi polla, parecía hipnotizada, dió un paso más y comenzó lentamente a soltarse los botones de la bata, lo hizo sin dejar de mirar, se la abrió y se la sacó de los brazos, soltándola a los pies de la cama, solo llevaba la ropa interior debajo, un gran sujetador igual que el de la noche anterior, pero de color carne y una braga negra que subía incluso por el pliegue que le hacía su barriga. Por los bordes, pegados a sus ingles dejaba asomar algunos pelos rebeldes, y se adivinaba perfectamente la frondosa mata de vellos que había debajo de la prenda. Me miró a los ojos y yo la miré a ella.

.-Sí solo eres un chiquillo y yo podría ser tu abuela!! Pero no te imaginas la de tiempo que hace que nadie me mira como lo haces tú!!

Volví a ponerle la polla tiesa agarrándola con dos dedos por la base y se la moví despacio. Ella volvía a mirarla con la boca abierta. Se llevó las manos a la espalda y sentí como trajinaba con los corchetes del gran sujetador. Fue rápida, en unos segundos se los había soltados todos y se sacaba la prenda de los brazos, ahora sí pude recrearme con esas dos moles, estaba de frente a mí, podía ver como tenía dos grandes pezones casi negros, apenas tenía areolas, solo un pequeño aro rugoso que recorría la circunsferencia de los pezones, aunque esos pezones apuntaban más al suelo que al frente, me daba igual, cuando la tuviera encima estarían apuntando a mi cara, metió los dedos en el filo de la braga y tiró de ella hacia abajo, vi su gorda barriga y la pelambrera de vellos que se perdían debajo de ella, no se veía la piel de la señora solo una mancha negra. Ya no decía nada, solo miraba mi polla. cuando estuvo al lado de la cama, abrió un poco las piernas y se pasó los dedos por la raja, se los llevó a la nariz después de mover los dedos, me fijé en esa mano y tenía los dedos brillantes, olió sus dedos.

.-Llevo desde esta mañana que olí la braga que me quite anoche con el chocho soltando caldo!!

Y soltó una risa estruendosa. Colocó la rodilla en la cama y de un pequeño salto pasó su pierna derecha por encima de mí cuerpo. Esa mujer era el doble de grande que yo, ahora de tan cerca daba hasta miedo, sus grandes muslos me habían aprisionado en medio de su cuerpo, la barriga me impedía ver sus vellos, lo único bueno es que sus tremendas tetazas estaban muy cerca de mí.

.-Chiquillo esto es una locura!!

Colocó su mano izquierda en la cama a mí lado, quedó casi tendida sobre mi, sus duros pezones tocaban mi pecho, llevó su mano derecha entre sus piernas, cogió mi polla y sentí como la pasaba por toda su raja, había pasado mi capullo por sus ásperos vellos, siguió bajando y sentí la dureza de su gordo clítoris, sentí como se estremecía al hacerlo, sentí como hurgaba con mí polla entre sus labios, se los estaba abriendo con mi capullo, sentí como se mojaba toda de caldo y cuando la tuvo donde quería la soltó y se dejó caer metiéndose toda mi polla de una sola vez. Era la primera vez que follaba a pelo, solo había follado con una amiga, con condón y algo rápido, nada que ver con sentir tu polla dentro de un coño a lo vivo. Dentro de un coño maduro como el de la señora. Ella se había puesto roja, respiraba profundamente y abría y cerraba los ojos apretándolos, soltó varios gemidos guturales antes de moverse lo más mínimo.

.-joder con el niño!! La de mi Segundín es más chica!!

Yo no podía esperar más, llevé mis dos manos a esas cántaras apretándolas y soltándolas, eso le hizo gracia y volvió a reír. Y con la risa sentía como su coño apretaba y soltaba mí polla como si se tratara de una boca caliente.

.-¿A que nunca habías visto unas tetorras como las mías?

Negué con la cabeza. En ese momento y con sus manos a cada lado de mi cabeza subió su cuerpo dejando escapar media polla de su interior, sus tetas reposaban sobre mi pecho, sentí frío en mí polla cuando se sacó un trozo de su interior y calor cuando de nuevo se metía en esa cueva. La señora volvió a resoplar.

.-Condenado niño!! que pito tienes!!

Comenzó a subir y bajar despacio, era la primera vez que sentía algo así, no tenía nada que ver con hacerse una paja. Lo sentía todo mojado ahí abajo, Y ese coño era como una boca grande que me succionaba para su interior con vida propia. Me daba igual que me estuviera ahogando con su peso, merecía la pena aguantar, yo ya me había atrevido a tocar sus tetas por los costados, ya que estaba casi echada sobre mí. Ella no dejaba de resoplar, parecía como si se ahogara. sus movimientos de sube y baja se habían incrementado, lo hacía más rápido y sus soplidos iban al ritmo de sus subidas y bajadas. Miré hacia arriba y tenía su cara casi encima de la mía, con la boca abierta comenzó a caerle un hilo de babas que caía directamente en mí cara. Me daba igual, todo merecía la pena. Lo mismo que sentír el aliento a ajo y café de la señora. mis manos recorrían los costados de ese orondo cuerpo. Ya no soplaba, eran gemidos los que salían de esa garganta, y sus subidas y bajadas se habían incrementado en velocidad y fuerza, se la estaba clavando hasta los huevos y tenía la impresión que si apretaba con fuerza hubieran cabido estos dentro de esa cueva de placer. De pronto sentí como su coño me apretaba con mucha más fuerza, y de una forma mucho más rápida, todo su cuerpo temblaba, y su coño parecía tener vida propia y latía como los latidos de un corazón. No pude aguantar y comencé a soltar un mar de leche dentro de la señora. Ella solo dejó escapar un hondo gemido, se había corrido y estaba respirando hondo por la nariz.

.-Así cariño, así!! Dale a la abuela toda tu leche caliente!!

Volvió a erguirse y pude llevarme esos pezones a la boca, se los mordí con ganas, me había vuelto loco con esas tetas, me estaba dejando que chupara una y otra a mi antojo, mi polla seguía dentro de ella, casi no había menguado, esas tetas me estaban poniendo cardíaco. Las apretaba con las manos y chupaba y tiraba de esos gordos pezones, parecía que a ella le gustara.

.-chupa, cariño, chupa!! Hace años que nadie mama de mis tetitas!!

Solté sus tetas de mis manos para tirar de sus muslos hacia arriba para que me dejara moverme debajo de ella, no había dejado de mamar, ni loco me iba a sacar ese pezón de la boca. Pero ella entendió lo que pretendía y subió un poco sus caderas para dejar que yo me moviera, volví a sacar y meter mi polla a la vez que mordía con saña esas tetas, ella me las movía a modo de campana dejando que chupara y mordiera cada una a su tiempo. A la vez que reía la gracia.

Ahora era yo el que podía embestirla, ella volvía a gemir.

.-Condenado niño!! Como sigas vas a hacer que me corra de nuevo!!

Era lo que pretendía, quería volver a correrme de nuevo dentro de esa cueva caliente. Una de las veces se salió y ya no entró de nuevo.

.-Deja que me tienda en la cama, ya estoy muy vieja para tanto trote!!

Se echó en la cama boca abajo, y como un resorte me coloqué entre sus piernas, tenía algo nuevo a mí vista, no me acordaba del culazo de la señora, apreté esas nalgas, estaban igual de blandas que sus tetas, muy blancas y con una honda canal que las partían en dos, una honda canal oscura, desentonaba con el color de esas nalgas como la leche, y lo que desentonaba por completo era el agujero de su trasero, era una raja en medio de la canal, más oscura aún, con algunas estrías y algunos vellos negros y ásperos, la tentación fue mayor que mi cordura, llegaba a esa entrada con mi polla estando de rodillas entre sus piernas, ella sabía perfectamente que estaba extaciado con el agujero de su trasero, sentía como apretaba las nalgas y las aflojaba y como al hacerlo ese agujero parecía latir. Yo estaba con la boca abierta mirando como se abría y cerraba ese aguejro.

.-Vamos chiquillo!! Deja de mirar y mete tu pito en mi culo!!

En cuanto acerqué y mi capullo rozó esa entrada, sabía que eso iba a ser lo que más me iba a gustar en la vida. Estaba tirando de sus nalgas para poder ver, iba a tientas, sin tocarme la polla, sentí el calor de ese agujero, quemaba en la punta de mi polla, apreté y mi capullo se abrió paso sin dificultad, vi como desaparecía en ese interior, lo alucinante era sentir como ese agujero latía, se abría y cerraba apretando todo mi capullo, se sentía mucho mejor que dentro de su coño, además estaba mucho más caliente. Lo bueno es que podía ver como mí polla desaparecía, lo estaba viendo con mis propios ojos. No tardé en tenerla toda dentro de ese culazo, solté sus nalgas para sentir lo blanditas que eran. Ella gemía y ese agujero seguía con vida propia, succionaba con mucha más fuerza, sentía las estrías de su esfínter en la base de mi polla, era tanto el placer que sin poder aguantar comencé a soltar una nueva corrida, incluso dolorosa, era sin duda la corrida más placentera que había tenido en mi vida. No pude saber si ella se había corrido también, cuando la saqué vino acompañada de mi corrida y de un color amarronada, pero como latía ese agujero me tenía extasiado. Me daba igual que mi polla estuviera llena de mierda. Había sido la experiencia más placentera de mi corta vida, y tenía claro que follar tenía que llevar implícito follarme el culo.

La señora se levantó, de pie en el borde de la cama se volvió a colocar bien el pañuelo que aún llevaba en el pelo. Su cara estaba roja de excitación.

.-Voy a seguir con lo mío antes de que llegue Segundín y tus padres!!

Recogió la braga del suelo y se la colocó, tenía los muslos lleno de mí corrida y los vellos con algunas gotas blancas, al darme la espalda y agacharse, pude ver como del agujero de su culazo seguía saliendo mí caldo de color marrón, me daba igual, no sentía asco, es más, estaba loco por meter mi boca y poder sorber ese caldo, se fue colocando el gran sujetador dejando que me recreara con esa vista, sonreía al ver que me había tendido y me pajeaba despacio, estaba flácida, pero me daba igual, me gustaba ver como se vestía. Recogió la bata y se la colocó dejando escapar un hondo suspiro cuando terminó de abrocharse el último botón. Se dirigió a la puerta del cuarto. Se volvió.

.-Dúchate antes de salir!! Después vendré a cambiar las sábanas, cochino, que esto huele a chocho!!

Cerró la puerta tras de sí, soltando una risotada.